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Y ahí estaba yo. Nervioso sentado en la cama pensando en millones de cosas malas y ofensas que me podría decir Jimin. Aunque él no sería capaz de decirme cosas que me afectaran emocionalment, pero uno jamás termina de conocer a la persona con la que está.
Lo escuché carraspear a mi lado y mi corazón dio un vuelco. Separé un poco las piernas y crucé los dedos de mi mano para parar el nerviosismo. No lo miré.
—Yoongi, yo... —me puso una mano en el hombro.
Me va a terminar por darle la culpa a él de Soobin. Aquí termino este bello amor, la culpa fue mía. Nunca lo supe valorar. Ya puedo sentir las lágrimas arder en mis ojos.
—Lo que quiero decir es que... —de reojo lo vi tragar duro y ponerse incómodo. Se rascó la nuca y movió la cabeza negando. Se lamió los labios y soltó un suspiro. —Contigo, ya no seré el activo... —dijo.
¡¿Qué estaba diciendo?! ¿En serio escuché bien?
—¿Qué? —lo miré con el ceño arrugado. Hace un momento estábamos en algo... ¿Por qué decidió cortarlo después de que mamá llamara? ¿A qué venía tanto drama?
—Como escuchaste. —hizo una mueca. —No lo seré.
¿Qué era esto? ¿Mi regalo de navidad? ¿Santa? ¿Eres tú?
—Pero... hace un momento estábamos en eso... ¿Por qué quisiste parar? —me lamí los labios.
—¡JIMIN! —¿Ya les dije que tengo una madre fastidiosa?
Jimin me miró y me regaló una sonrisa.
—Debemos bajar. Es tu lío. —se levantó de la cama y caminó hacia puerta, la abrió y salió dejándome totalmente confundido.
Después de verlo salir, también bajé las escaleras y me dirigí a la sala de estar encontrándome con el pequeño niño comiendo una naranja y a su lado un vaso con jugo de quien sabe que, mientras veía las caricaturas. Tragué saliva y sentí la mano liviana de mi madre posarse en mi hombro.
—¿Cómo dormirán? —preguntó ella, sin apartar la mirada del niño. —Soobin me recuerda cuando tu estabas pequeño, Yoongi. —la escuché sollozar y yo hice una mueca de asco.
—Por lindo, ¿Cierto?
—No. Por lo raro, egocéntrico y travieso que eras. —apartó su mano de mi hombro y se llevó las manos a la cadera. —Todavía es el tiempo y me pregunto de dónde carajos sacaste el egocentrismo. Debió ser de tu inútil padre.
—¿Por qué lo insultas? —sonreí. —Él simplemente quiso irse. Aquí estoy. No te dejaré.
—Ah no, hijo. Ya deberías pensar en trabajo y apartamento. Estás muy grande. —rodé los ojos y ella río. —Necesito un gran favor. —dijo. —Necesito que acompañes a Jimin. ¿Ya te dijo?
Me quedé helado. ¿Qué debió decirme?
—No sé de qué hablas.
Ella abrió los ojos y se pegó en la boca.
—Que él te lo diga, hijo. —me acarició el hombro. —Debo irme. Tengo una reunión con la madre de Taehyung.
Arrugué el ceño.
—Pero... Taehyung tiene padre...
Ella me sonrió y me guiñó el ojo.
—Exacto. —abrió la puerta y tomó su bolso.
—¡Mamá! NO QUIERO SER HERMANASTRO DE NADIE.
—¡No prometo nada! —dijo fuertemente y cerró la puerta con fuerza haciendo temblar los cuadros que estaban cerca de la puerta colgados en la pared.
Solté un suspiro y me rasqué la frente. Miré a Soobin quien terminaba ya había terminado su naranja y ahora tragaba el jugo como si nunca hubiese tomado algo. Me mordí el labio inferior pensando. ¿Qué era lo que debía decirme? Creo que el momento en el que estábamos en la intimidad, prefiero decirme lo otro que lo que en realidad quería decir.
—¡Jimin! —llamé. —¡¿Dónde carajos estás?!
—¡DÁNDOME UNA DUCHA! —lo escuché gritar escaleras abajo.
Levanté una ceja y una sonrisa lacsiva se formó en mi labios.
—¡Psss! Soobin. —llamé al niño y este apartó la mirada de las caricaturas. —No te muevas de ahí, si no lo haces te daré 4 premios.
—¿De qué? —ladeó la cabeza. —No soy fácil de convencer.
Este niño traía más problemas que el propio Trump.
—Lo que tu quieras te doy.
Soobin sonrió abiertamente.
—¿Lo qué yo quiera?
—Sí, sí. Pero tampoco te excedas.—quejé desesperado por subir.
—Bien. —sonrió. —¡No hagan tanto ruido! Estoy viendo la televisión.
Abrí los ojos desconcertado.
—¿Qué piensas que voy a hacer, niño?
—Jugar a los carritos chocones con Jimin. ¿No? —se encogió de hombros con una drástica sonrisa. —No lo lastimes, idiota.
Arrugué el ceño. Fingiré que jamás escuché a un niño decir esas cosas con una sonrisa y malvada, y también fingiré que no me llamó idiota.
—Ya vuelvo, niño. —él asintió y volvió la mirada a la televisión.
Subí corriendo las escaleras y me dirigí al cuarto de baño. Abrí la puerta y la empujé un poco entrando sigilosamente al cuarto de baño. Escuché la regadera abierta y los leves tarareos de canción que Jimin cantaba. Cerré la puerta con cuidado y me desnudé más rápido que flash.
Cuidado la cagas idiota. Deberías preguntarle más bien que es lo qué te quería decir en serio.
¿Vas a dejar que desaproveche esta oportunidad, conciencia?
No, pero yo solo digo que es una buena opción. Además ya te dijo que contigo no quería ser el activo. Todo suyo, mi don.
Corrí la cortina de la ducha haciendo exaltar a Jimin. Sonreí al verlo como Dios lo trajo al mundo y me mordí el labio inferior al ver su trasero.
—¿Comida para el baño? Sí, ya te la traje. —entré a la ducha junto a él y cerré la cortina.
Lo empujé contra la pared de la ducha y pegué mi frente con la de él. Pude sentirlo temblar, algo nervioso y buscaba las palabras en el aire para que yo me detuviera.
—Yoongi... —dijo en voz baja.
—Ya dijiste que no serías nada de activo conmigo. Déjame aprovechar unos minutos de tu belleza pura. —dije yo. —Por favor...
Bajé mis manos a su torso y lo giré contra a la pared, dejando que ahora todo el agua cayera encima de mí. Madre mía, el recibo del agua llegará caro, pero hoy corono.
Lo escuché jadear y lo vi subir las manos por la pared humedad. Apretó los puños un poco y yo busqué encima de nosotros algo que me sirviera para empezar la acción.
—Lamento decirte que el lubricante está en mi habitación... —susurré. —Déjame decirte que...
—Deja de hablar y usa el maldito acondicionador, Min. —me reí.
—¿Y por qué no saliva?
Me miró de reojo de manera intimidante.
—Ya, como ordene. —levanté una mano y agarre el tarro de acondicionador.
No es por nada, pero... ¿Esto no le arderá y a mi igual? Digo, era mejor la saliva y además hay agua.
Abrí el envase de acondicionador y con mi otra mano libre acerqué la boquilla un poco al trasero de Jimin. Dejé caer un poco en mis dedos y cerré el envace dejándolo caer en el suelo. Acerqué mis labios a su cuello mientras introducía un dedo en su entrada, haciéndolo gemir. El segundo entró desliandandose tan rápido que me causó tanta curiosidad al sentirlo jadear más fuerte cuando empecé a moverlos dentro.
Tragué duro, un poco nervioso. No era la primera vez que lo manoseaba o algo, pero estaba nervioso.
—Yoon... —jadeó. —...gi... Hazlo... —saqué mis dedos dentro de él y cogí mi miembro erecto, lo masturbé un poco y lo alinié con su entrada. Empujé un poco para ir entrado y le ayudé a separar sus piernas. Me mordí el labio inferior sintiendo el estrecho y satisfactoria sensación.
Cerré los ojos moviendo mis caderas hacia adelante y gemía entrando aún más en él. Agarré su cadera con una mano, mientras pasaba la otra adelante a tomar su miembro erecto. Lo masturbé mientras lo embestía cada vez más rápido y escuchaba sus ahogados gemidos.
Valió la pena rogarle. La sensacion era totalmente diferente y Jimin si era la persona que valía la pena rogarle meses para que al fin al tomara esa desicion.
El agua nos bañó a los dos y luego de unos minutos, mis embestidas se hicieron más fuertes y duras. Rápidas y precisas. Mordía su espalda ahogando mis ruidos, mientras que él agarra mis manos con fuerza para ocultar los suyos. La sincronía era perfecta. Él quería que fuera más allá de él y yo se lo cumpliría.
Llegando al máximo orgasmo, mi ultima embestida fue fuerte haciendo que el levantara la voz. Se corrió en segundos antes que yo y dirigí mi mano limpia a su boca para callarlo, mientras yo aumentaba más mis movimientos para correrme. Agarré sus caderas de a momento moviendolas hacia atrás y me corrí, sacando mi miembro dentro de él y dejando caer a mis hijos en todo su húmedo trasero.
Mi frente cayó en su hombro cansado y él se giró para besarme. Me di un pequeño abrazo y los dos terminamos bajo el agua.
Minutos más tarde, estábamos en mi habitación con toallas en ma cadera. Jimin se encontraba con la espalda apoyada en la pared de la habitación, mientra yo buscaba algo de ropa en el armario. Había un gran silencio incómodo entre los dos desde que habíamos salido de la ducha.
—¿Puedo saber por qué no has dicho nada? —dije de espaldas sin mirarlo. —No pareció que lo haya hecho mal. Te escuchaba muy agusto.
—No es eso...
—¿Te lastimé entonces? —pregunté y me giré. —Al menos yo fui delicado. No como tú..., terminé en el hospital. —me reí, pero él seguía serio.
Arrugué el ceño. ¿Qué carajos estaba pasando?
—Jimin, ¿Qué pasa?
Él se rascó la nuca.
—Uhmm, no sé cómo decirte esto, Yoongi... —me lamí los labios nervioso. Tenía un mal presentimiento.
¿A caso....? ¿Iba a terminar conmigo?
—Solo dímelo...
Levantó la mirada y nuestros ojos se encontraron. Él reprimió una sonrisa y luego enseñó los dientes. Estaba perdido.
—Conoces a mis padres... ¿Cierto?
—Por foto, sí. ¿Qué pasa con eso?
—Pues... —cerró los ojos con fuerza y suspiro para hablar. —Estaba enojado porque mi padre llamó a decirme que él y mi señora madre renovarán votos. Harán una gran fiesta y quiere que yo vaya, le dije que no porque no es justo que me abandonen me den regalos caros y se larguen. Se supone que debía decir eso... —río y abrió los ojos tímido. —Ellos saben que soy gay así que le dije que tenía novio y algo parecido a un hijo... y que vivía en una casa llena de chicos. —me regaló una gran sonrisa. —Tenemos... —se acercó a la mesita de noche y tomó su teléfono para ver la hora. —Una hora treinta para que vengan los autos por nosotros.
Estaba más que perdido. ¿Iba a conocer a sus padres en una hora treinta? ¿Yo? ¿Hoy? ¿En una hora?
Sí, imbécil. Busca tu mejor traje.
—¿Puedes decir algo? Por favor....
Ni sabía que decirle. ¿Miau vale como respuesta?
—No sé que decir... —me llevé las manos a la cadera. —¿Por qué no me dijiste antes?
Lo vi sonrojarse.
—Quería darte algo. Como si fuera un intercambio. —arrugué el ceño. Cogí engañado. —Igual, no puedes decir que no, porque ya está todo resuelto.
—¿En qué momento pasó todo?
—Mientras hablaba con tu madre en la cocina. Recibí la segunda llamada de mi padre. —me dijo. —Antes de que Soobin llegara, no contesté, pero tú madre insistió. Así que lo hice y tuve que mentir.
Me pasé una mano por la frente.
—¿Y qué chicos? ¿De dónde los sacamos? Es una farsa, Jimin.
—En realidad no es una farsa. —me dijo. —Solo hay que hacer que los chicos acepten. —sonrió. —Crea la supuesta reunión hace meses atrás de "¡Hay un gay entre nosotros!" —se burló de mí.
Estamos contra el tiempo. No tenemos nada de tiempo, si quería convencer a los inútiles de mis amigos, debería hacerlo de una buena manera. Necesito un plan de engaño y otra recompensa de mi Jimin.
Carraspeé para hablar.
—Jimin, no lo haremos a tu manera. —una sonrisa lacsiva se formó en mis labios. —Lo haremos mi manera... —caminé hacía él y lo acorralé contra la pared. —Todo con una recompensa.
—Pero ya la... —le tape la boca.
—¿Crees que me conformaré con eso? Tu fuiste dos intentos de hacerlo y coronaste uno. —sonreí. —Además dijiste que no serías el activo conmigo, Minnie... —me acerqué a su rostro. —Debes cumplir tu palabra si quieres que todo salga bien.
Me ven todo dominante, pero me estoy aguantando el grito más niña del mundo. Estaba asustado. Iba a conocer a los padre de Jimin, no como amigo, sino como novio y precisamente con algo llamado "hijo".
¿Diosito? Soy yo otra vez. Tragame tierra y escupeme en otro lado.
SE VIENE!
Espero y les haya gustado ♡
[Smap]
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