Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17• Idea descabellada.

       
—Nunca imaginé que verdaderamente tu vida fuera tan mierda, con razón siempre andabas de un humor especial —se burló Zhuo Cheng, carcajeándose a su lado. No se mostró ofendido, ¿porqué debía hacerlo? Él solo decía la triste y vergonzosa verdad—. Vaya lío amoroso en el que te metiste, Bo-di, yo realmente no sé ni que aconsejarte esta vez.

Su espalda se puso rígida como una tabla, a su vez, sus sentidos se encendieron, reconociendo en medio de un burlesco comentario la forma en que fue llamado.

Una tan...  íntima y muy especial.

Al menos, para él.

—Gēge, puedo pedirte algo —dijo con los ojos fijos sobre el sonriente y divertido rostro del hombre.

Zhuo Cheng asintió, codeándole como si fueran amigos cercanos, o algo más.

Yibo agitó la cabeza, espantado, disipando aquella loca idea que surcó su turbada mente por un efímero instante. Comenzaba a perder la cordura, eludiendo que la proximidad del mayor se debía a un interés amoroso cuando Zhuo Cheng no le había dado una sola razón para pensarlo. O bueno, tal vez un poco, aunque éste no se pasaba de la raya jamás.

Hasta la fecha, llevaba ya un mes encontrándose con él a las orillas del mar; las primeras semanas estaba renuente a hablar sobre su vida privada con un perfecto extraño, que aunque no se mostraba agresivo o peligroso, nunca confió del todo en cualquier persona que se le acercara sin más.

Fue todo lo contrario con Zhuo Cheng, el hombre parecía no tener pelos en las lengua y hablaba hasta por los codos.

De alguna u otra forma, encontró esas reuniones agradables y reconfortables, mas aún cuando Xiao Zhan tenía una nueva compañera de cama que no lo dejaba ni asomar las narices fuera de la casa; ambos los suficientemente enfrascados en en el sexo como para salir a disfrutar del hermoso entorno que los rodeaba.

Aquel horroroso espectáculo de ellos frotándose en cada esquina de la casa como animales en celo, perturbó no solo su razón, si no también, hundió las ilusiones titilando esperanzadas en su pecho.

Él deseaba tanto conocer a fondo a Xiao Zhan, lo intentó perseverante, pero acabó topándose con una dura y metálica pared de hielo. Una semana después de que Zi Yi se marchara, y que su plan para acercarse a Xiao Zhan fracasara, éste llegó una noche con una chica menuda, bajita y algo escuálida, ebrio.

Quizás fue una advertencia.

Quizás Xiao Zhan no le quería cerca de nuevo y se propuso alejarle, nunca lo entendería.

Llegó un punto en donde no deseó mas estar bajo el mismo techo, al menos, durante todo el día y parte de la noche si le era posible. Y encontró en aquel Gēge una vía de escape que, aunque no era correcta —porque su conciencia le dictaba que lo estaba usando—, su presencia le hacía sentir menos solo y, hasta cierto punto, también lo alejaba de tener que convivir con Xiao Zhan y su “amiga”.

—Adelante —concedió Zhuo Cheng, trayéndolo de vuelta de entre el lío de pensamientos que comenzaban a comerlo vivo.

Suspiró hondo, ofreciéndole de antemano una sonrisa avergonzada y tímida.

Zhuo Cheng enarcó una ceja.

—Tú... —se aclaró la garganta, sabiendo que lo ofendería de algún modo u otro—. Puedes solo llamarme Yibo.

—¿Porqué? —preguntó Zhuo Cheng, intrigado. Una pizca de irritación alcanzó percibirse en su timbre.

Inhaló una larga calada de aire fresco.

Las olas rompían agresivamente contra sus desnudos y arenosos pies, elevándose a kilómetros como si se estuviese formando un sunami.

Llevaban horas allí, en la misma posición, charlando como si de dos viejos amigos sin verse se tratase. Aunque ciertamente, Zhuo Cheng era quien hablaba, él solo se limitaba a asentir o agregar un par de comentarios cortos cada lapso de tiempo.

Nunca fue de muchas palabras.

—Es complicado. —Fue lo único que pudo decir como excusa.

No quería entrar en detalles.

—Wang Yibo, habla.

Una socarrona sonrisa tiró de sus gruesos labios, Zhuo Cheng no le pedía nada del otro mundo.

—Estoy hablando —dijo rompiendo en sonoras carcajadas.

Se dejó caer sobre la húmeda arena y cruzó los brazos detrás de su cabeza; sus ojos café claro fijos en la silueta de la luna, admirándola en silencio como si esta pudiese, de algún modo, arreglar sus problemas o, mejor, desaparecerlos de raíz.

—Ha, ha. Que gracioso, Wang —rodó los ojos.

—Sí, lo que digas —dijo alcanzando a cubrir un bostezo—. Oye ¿De qué lío amoroso me estás hablando?

Zhuo Cheng le dio una mirada exasperada e irritada, acto seguido, se soltó a reír como si hubiese dicho algo realmente estúpido.

Yibo frunció las cejas.

—¿En serio me estás preguntando eso? —resopló— ¡Wang Yibo! ¿Es qué acaso no lo has captado? —De echo, Yibo no tenía una remota idea de lo que su Gēge estaba tratando de decir. Y al parecer, Zhuo Cheng notó a la primera la confusión dibujada en todo su rostro—. ¡Joder! Estás casado con su hijo, maldicion. Tuviste una aventura con su padre hace muños años, ¡pero la tuviste! Y para acabar, él no lo sabe, ¿me equivoco?

Yibo negó, pareciendo asustado y abrumado con lo que aquello significaba. El terror de que un día no muy lejano Fan Xing supiese esa verdad no le dejaba dormir.

—No tuve el valor de confiarle algo que sucedió antes de él —repuso con una mueca atormentada y unos ojos cansados estremeciéndose.

Zhuo Cheng silbó.

—Créeme, Yibo. Esa fue... Esa fue la peor de todas las ideas.

—Ya lo sé. Y lo que menos necesitó ahora es que me lo eches en cara —refunfuñó con un adorable puchero en los labios.

—No te lo estoy echando en cara, Yibo. Y eso no funciona conmigo, y lo sabes —le hizo saber con una mirada represiva, conciente de las intenciones del chico más joven.

Éste únicamente quería desviar el tema y ser salvado de responder con la verdad, y no haciendo uso de tontas mentiras que ni él mismo se tragaba.

—Está bien, Cheng-Ge. Sé que cometí un error —expresó con voz atormentada. Callar ese secreto durante mucho tiempo y esconderlo no solo de su esposo, si no también, de él mismo al reusarse hablar de aquello, enterrándolo en vez de superarlo únicamente le dañaba el alma.

La culpa pesaba tanto que Yibo sintió que conforme los días seguían su curso, él se ahogaba en sus propias mentiras, miedos y emociones.

—¿Un error? No, Yibo. La cagaste hasta el fondo —le crucificó Zhuo Cheng con exagerado dramatismo.

Yibo resopló como niño pequeño, abultando todavía mas su labio inferior y lanzándole una mirada de arrepentimiento total, sin embargo. Ternura era lo único que causaba, ¿y cómo no?, distracción para su Gēge, quien tragó duro, desviando la mirada de pronto muy nervioso.

Wang Yibo continuaba afectándole aunque se negara a aceptar esa verdad. 

—Sé. Pero yo no puedo cambiar el pasado.

—Yibo, no soy estúpido. Y tú, aunque lo parezcas, tampoco eres ningún idiota.

—¡Oye! —reclamó completamente ofendido por el insulto verval.

—Nadie puede cambiar el pasado, Wang Yibo. Pero eso no significa que los errores no puedan ser enmendados —manifestó con sabiduría, posando sus ojos en el despejado cielo.

Yibo rió quedito. Agitando la cabeza con claro espanto.

—Fan Xing me va a matar si se entera que su padre y yo nos entendimos alguna vez —se estremeció, tirando de sus cabellos tintados en un arranque de impotencia—. No es un hombre celoso, pero a nadie le agradaría saber que su esposo se metió en la cama con el padre mucho antes que él.

—Cierto —apoyó ese punto—. Sin embargo, ese tipo no tiene la mínima intensión de quitarte las garras de encima, hasta ya me huelo sus cochinas intenciones —chasqueó la lengua, fúrico por saber que el hombre no le era del todo indiferente a su amigo.

Yibo volvió tan pronto su cabeza hacia él.

—¿De qué rayos estás hablando?

Pero Zhuo Cheng no escuchó, y continúo con su parloteo, sus ojos encendidos y su cuerpo rígido de enojo lo asombraron.

Nunca le vio de ese modo  

—Ese hijo de puta te quiere devuelta en su cama sin importar nada. Que egoísta resulto ser ¿Es que no le importa una mierda su hijo?
 
—Yo que se. —Se alzó de hombros, cohibido—. Y todavía no recibo señales de mi esposo —le comentó angustiado.

Zhuo Cheng le dio un pequeño golpe en la cabeza por seguir siendo tan ingenuo y esperar por alguien que lo abandonó.

—Ese perro resultó ser otro malnacido. Igual que su padre. —Yibo no le reprochó nada—. Te dejó aquí solo y ni siquiera una llamada te ha hecho. Para mi que te engaña, y lo siento por ti.
 
—Lo he estado pensando también —soltó vagamente y con un nudo apretándole la garganta.
 
No vale la pena seguir negando lo obvio, pensó amargamente.

—¿Y?

—Me convenzo cada día mas de que existe una alta, muy alta posibilidad de que aquella loca teoría sea cierta. —soltó una risa rota—. Me precipité demasiado al casarme con él. Tan solo quería borrar su fantasma, sin saber que me llevaría directo hasta Xiao Zhan, y no en pesadillas.

Durante lo que garantizaron ser unos minutos nadie mas habló. Yibo se hundió en sus preocupaciones maritales de nuevo, mientras que Zhuo Cheng le observaba de soslayo, sintiéndose mal por su situación.

—Deberías aprobechar la oportunidad para darle donde mas le duele. Si estás indeciso simplemente ve por él y seducelo —soltó de la nada Zhuo Cheng.

—¿A quién? ¿A FanFan?
 
—¡No seas idiota! Ese chiquillo que te cargas como esposo no viene ni al caso —golpeó con su puño la arena, imaginando que eran las malditas caras de Xiao Zhan y su hijo.

Yibo asintió, ya aburrido de la misma conversación durante horas.

—Aja ¿Entonces? —Se cruzó de brazos, y se perdió en el oscuro horizonte.

—A Xiao Zhan. Si su hijo te dejó abandonado en esta playa en un país que no es el tuyo para irse a revolcar con su amante, no veo impedimento para que tú hagas lo mismo y le des una probada de su propia medicina.

Yibo giró la cabeza tan deprisa hacia Zhuo Cheng que el cuello le dolió. La boca se le secó y sus pupilas temblaron, atonicas con lo que éste dijo.
 
—Wang Zhuo Cheng ¿Qué demonios dices? ¡Estas demente! —bramó, mostrándose ofendido.

Él no era ningún fácil, mucho menos, alguien con tan poco autoestima para irse a meter a la cama de otro solo porque su esposo no estaba mostrando el interés que se esperaba.

Indignado, e hirviendo de rabia pura, se levantó de golpe mas que decidido a marcharse de allí. Lejos de Zhuo Cheng, y haciendo oídos sordos a la sarta de estupideces que rondaban por su retrazada y loca mente.
 
—Vamos, ni que fuera tan difícil —rió burlón, mas que confiado en que Yibo no iba a atreverse.

—Eso ya lo se. Pero me niego, no lo haré, ni lo pienses. —afirmó, importándole poco la sonrisa de autosuficiencia del contrario.
 
—Lo harás, y sé muy bien que lo disfrutarás. Porque desde hace mucho dejaste de pensar en tu esposito, ahora piensas en su padre —dijo poniéndose en pie y palmeándole la cabeza como si él supiera todo los pensamientos sucios que Yibo albergaba por Xiao Zhan.

Su rostro no tardó en ponerse rojo como un tomate maduro y sus ojos ardieron de vergüenza.
 
—¡Idiota! Ve a otro lado con tus glipolleces —espetó con las orejas ardiendo, alejándose tanto como pudo de Zhuo Cheng.

Porque Zhuo Cheng se tornó de un instante a otro en una mala compañía.

Besos.

Y recuerda «No a la lectura fantasma».

🌙Yessie.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro