Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16• El último consejo.


Yibo luchó contra el ferviente impulso que lo asechó en arrastrarse hasta la habitación de Xiao Zhan y tomar de los cabellos a su amante con indulgente agresividad. Preso de la furia y la incredulidad, ilusamente creyó, por un efímero instante, que alguien como Xiao Zhan podría cambiar. Saberse equivocado de nuevo, y con un pensamiento ingenuo rondando su cabeza le escoció los ojos.

Alguna vez llegó a pensar que la corta relación que mantuvo con el mayor años atrás le había dejado como lección a no sacar decisiones precipitadas, y a no pensar las cosas antes de darlas por echo.

Lastimosamente, Xiao Zhan tuvo la astucia de engañarlo, confundirlo y hasta de nublarle el juicio.

Otra vez.

No obstante, le fue inevitable expresar instintivamente un atisbo de celos en sus ojos café claro, su gesto entero se endureció el triple y su mirada pareció llamear auténtico fuego. Un fuego que solo significaba una cosa; amaba a Xiao Zhan y no estaba ni un poco dispuesto a entregárselo a nadie.

Si.

Porque Xiao Zhan fue su primer amor y su primer amante, por lo tanto, seguía amándolo como un estúpido adolescente, lo cierto era que dejó de serlo hace tiempo, y ahora, unos rasgos juveniles y algo maduros se encontraban dibujados por todo su rostro, sin embargo. Esta vez, las circunstancias eran un poco —completamente— complejas, después de todo, ya no gozaba de esa libertad que por alrededor de siete años disfrutó al máximo, sin prestar la mínima atención de las habladurías de la gente o tener que rendir cuentas a una pareja sentimental. 

El mundo pareció sonreírle un día en que finalmente pudo ver a través de alguien, y ese alguien hoy es su esposo.

Fan Xing no tenía posibilidades con él, ni siquiera con un revolcón de una noche, pero conforme se fue dando cuenta que con su conducta morbosa y lanzada no lograría nada, cambio su táctica de conquista, y como por arte de magia, ya le tenía a sus pies. Con la alta posibilidad de rescribir su historia, Yibo no pudo más que aceptar lo que el destino le colocaba en el camino ¿Quién sospecharía que aquel matrimonio apresurado le lanzaría directamente a los brazos de aquel al que dijo odiar con todas sus fuerzas?

Yibo suspiró aturdido, incapaz de saber que decisiones tomar a continuación con lo que respecta a su matrimonio y Xiao Zhan.

Volvió su atención al compungido y destruido rostro de Meng Zi Yi, absorto en sus propios dilemas mientras ella le miraba de vuelta con los ojos lagrimosos y rojos de un llanto reprimido; ambos inmersos en sus propios problemas emocionales como para alcanzar a apreciar la verdadera razón detrás de.

Graciosamente, los dos estamos pensando en él, casi se rió.

—Xiao Zhan nunca va a cambiar, Zi Yi —expresó con una dureza y determinación que le sorprendieron—. Es y siempre será el mismo hijo de perra que de bueno solo tiene la maldita cara.

Rió entre dientes, a sabiendas que sus palabras no le ayudaban en nada a él, todo lo contrario, su terco y tonto corazón latía emocionado bajo su pecho, anhelando encajar y descubrir todos los misterios de un hombre que rompía corazones sin inmutarse.

Una parte suya, la mas crédula, quizas, le instaba a permanecer a flote y no derrumbarse por las acciones de Xiao Zhan. No cuando debía acercarse primero y ganar su confianza, solo así, Xiao Zhan se abriría con él y la incógnita de su comportamiento libertino fuese finalmente comprendido. 

Después de todo, Xiao Zhan era un hombre que disfrutaba de su libertad al pie de la letra, embarcándose en una relación poco estable para, seguidamente, ir en busca de su próxima víctima sin el menor descaro o dificultad posible.

Una historia se escondía detrás de toda esa fachada de hombre duro e insensible.

Lo intuía.

Y no anhelaba más nada que ser el afortunado de descubrirla.

—Lo sé, Yibo. Créeme que soy consciente de sus defectos, pero Zhan también posee grandes virtudes. Solo es cuestión de... —Zi Yi hablaba como si necesitase mas tiempo para tranformar complemetame a un hombre que no quería —ni permitía— ser auxialiado.

Hace tan solo unos minutos, la encontró al borde de una crisis emocional, y estaba claro que las infidelidades de su novio la colocaban en una situación de gravedad, por lo mismo, era estrictamente aceptable imponer distancia y cortar de lleno con aquello que la destruía tanto fisica como psicológicamente.

Yibo solo podía aconsejarla, el resto quedaba en manos de ella.

Cada quien debe elegir el curso de su propia vida, así sea para bien o para mal, se dijo con amargura. 

—¡No! —dictó claro y fuerte. La mujer parpadeó impresionada porque le alzó la voz cuando prácticamente eran dos extraños. Yibo carraspeó, avergonzado ante un arranque de frustración—. Lo siento. Pero es que no pareces comprenderlo, Zi Yi.

—No necesito hacerlo —dijo ella de un momento a otro, limpiando toscamente su cara como si las lágrimas que derramó no significaran nada ahora.

Sus ojos se ampliaron y su mandíbula se desencajó.

Nunca en su corta vida tuvo el gusto de conocer a una persona tan terca como Meng Zi Yi ¡Y vaya que conoció a muchas!

—Meng Zi Yi. Escuchame con atención, por favor —le pidió, tratando de sonar lo más sereno y sutil posible, pero ser amable y dulce nunca se le dio bien—. Tienes que alejarte de aquí y, esta vez, encargate que sea para siempre.

Zi Yi retrocedió, completamente muda, parecía estar presa un limbo que la retenía enfurecidamente, cortándole toda posibilidad de escape.

—Tú.. —La voz le tembló, al igual que el delgado dedo que mantenía suspendido en el aire, señalándole, enfurecida— ¿¡Qué buscas, Yibo!?

Yibo ladeó la cabeza, no sabiendo a lo que ella se refería con ese señalamiento.

—No comprendo.

Él quizás no, o tan solo no quizo reconocerlo, pero Zi Yi, tan astuta como un zorro si lo hizo, y en medio de un dolor que la corroía de pies a cabeza. La venda en sus ojos cayó, pero no para reconocer que su relación codependiente y tóxica con Xiao Zhan, todo lo contrario.

Ella fue muy capaz de ver al verdadero enemigo frente a ella, y el mismo que le estaba insitando a abandonar al amor de su vida para que le abriese el camino a él.

Zi Yi comenzó a reír con verdadera histería, carcajadas quebradizas y gangosas por los sollozos que se vieron sueltos una vez pudo ver con claridad, retumbaron como eco en su pecho.

Limitandose a mirarla en silencio, Yibo se mordió la lengua y sus uñas se incrustaron en sus desnudas, mojadas y frías piernas, se contuvo a zarandearla por los hombros para que despertara y dejara esa absurda idea que él quería quitarle a Xiao Zhan.

Nada lejos de la realidad, por supuesto, pero él solo trataba de ayudarla a salir de ese abismo a tiempo.

En ese justo momento, las risas rotas de Zi Yi se detuvieron, Yibo sintió una punzada de dolor en el corazón, inhaló y exhaló en un intento de no perder el juicio e irse a los golpes con quien quiera que Xiao Zhan estuviese revolcándose en la cama.

¡Cielo, que ruidosos! Sin duda alguna, debe estar con alguna puta, sopesó entre dientes y con la cólera burbujeando en la boca del estómago, instándolo a tomar las riendas él mismo pese a que no le correspondía.

Jamás llego a pensar en la persona tan podrida y desvergonzada que podía ser Xiao Zhan. Si bien, en el pasado fue un patán que le enamoró ciegamente con una pasión desbocada y un trato cariñoso, no creyó se volvería alguien sin escrúpulos, y que rompiera todas la reglas importándole un carajo el mundo a su alrededor, y por ende, las personas que lo rodeaban.

—Lo amo tanto. —La voz del Zi Yi le hizo salir de sus pensamientos—. Pero no me veo capaz de dejarle para siempre, no seré nada sin él. Se ha convertido en la persona mas cercana en mi vida, le di mi corazon sin medir razones, me entregué en cuerpo y alma a él cuando no lo hize por nadie, y simplemente no puedo ¡Me niego! No le dejaré ir de mi lado aun que tenga que seguir soportando sus andanzas, muy en el fondo se que él también me ama, ¡debe hacerlo! Si no lo hiciera nunca me hubiese pedido ser su novia.

Yibo estaba en shok, profundamente conmocionado con aquellas palabras dichas por alguien dependiente y aferrada hasta los huesos a un hombre que no la respetaba, valoraba o la amaba, si lo hiciera, otra cosa sería.

Tristemente, reconoció que Meng Zi Yi era el espejo en el cual podía ver su reflejo, intacto. Las ganas de soltarse a llorar amargamente le asaltaron, pero se contuvo a derramar una lágrima mas, los ojos le escocían de tanto hacerlo. 

Y Xiao Zhan no lo valía, al menos, todavía no.

—Zi Yi. No deberías aferrarte a algo que solo te daña —aconsejó en un débil y casi inaudible susurro.

Giró sobre sus talones, con los párpados presionandos contra sus ojos, conteniéndose a escuchar la sarta de sonidos obsenos que, de a poco, se tornaban mas escandalosos y audibles en la casa.

Se dejó caer sobre el sillón de tres plazas, hirviendo por dentro ante los celos que se lo comían vivo.

Presintió de antemano que Zi Yi no le escharía, y que indudablemente continuaría aferrada a lo que ella creía estaba bien.

—¿Y qué no es eso acaso de lo que se trata el verdadero amor? —Yibo negó, ella comenzaba a decir estupideces—. Yibo, cuando se ama con el corazón evidentemente se sufre, se llora y se lamenta. Algunas veces, uno cree estar haciendo mal, tal vez cometió un error y falló en la relación, y no necesariamente se tiene que huir y dejar el problema atrás con todo lo que significa, porque a la larga, este va a darte caza y es allí donde compenderas que huyendo no ganaste nada, todo lo contrario. Perdiste.

Yibo se sintió tan identificado con esas palabras que no tuvo motivos para contraatacar, todavía.

Zi Yi, ante su silencio, continuó—: La felicidad no se alcanza así, sin más, se necesita luchar con todas tus fuerzas y hacer uso de la paciencia, solo entonces, cosecharás lo que sembraste. Porque de eso se trata la vida y el amor mismo, persistir para alcanzar la cima del triunfo. Siempre hay subidas y bajadas, por lo que es completamente normal esta situación, si es que quiero que un día no muy lejado Zhan pueda entrar en razón y aceptar sus errores.

Quizo tirar de sus platinados cabellos, tan absurdo —y algo cierto— pensamiento, ocasionaban que su deseperacion fuera en aumento.

Se aclaró la garganta y tomó la palabra después de lo que garantizó ser un largo tiempo en silencio—: Si bien en algo tienes razón. —Zi Yi se sentó a su lado, mirándole de solayo, desdeñosa y atenta—. Pero mayoritariamente todo lo que me acabas de decir son meramente boberías que solo un loco cegado por el amor diría.

Zi Yi arrugó la nariz, sus labios torciéndose y su gesto oscurecido por lo que Yibo no se arrepentía de haberle soltado así, sin tacto.

—No entiendes nada —sacuidió la cabeza, desilucionada— ¿Es qué acaso todo lo que me dijiste fue mentira? Por que si fuera lo contrario me apoyarías. Y cierto o no eso de que alguna vez ocupaste su cama, me alentarías para cambiarle, porque sé que puedo lograrlo, sin embargo. Tú lo único me estás dando son negativas, tachándome de masoquista cuando no sabes nada. Hasta pareciera que solo tratas de quitarme de tu camino —escupió inundada por la desconfianza y la furia.

Zi Yi se cruzó de brazos y se dedicó a ignorarle, dándole a entender que ya no estaba dispuesta a oír sus malos consejos.

Contó hasta diez para no explotar y agarrarla en contra de ella, y cuando la serenidad y calma le inundaron llamó—: Zi Yi —pero ésta no se inmutó ni se volvió a él—. Ciertamente lo que te dije es verdad, no invento nada como lo crees, y olajá lo fuera. Tan solo trato de sacarte de esta mierda, no mereces ser parte de ella. Nadie. No voy a negar que Xiao Zhan es guapo y atento, pero ese defecto suyo es lo que estropea todo lo bueno en él.

—Puede cambiar —manifestó una esperanzada Zi Yi.

Sacudió la cabeza.

—No seas tan crédula. Él no cambiará nunca, o quizás, si lo haga.

—¿Cómo? —inquirió desesperada.

—Cuando la persona correcta llegue a su caótica y desordenada vida. Y tristemente, no somos ni tú ni yo.

Sonrió apagado.

—Sabes, tengo curiosidad por saber. —Yibo asintió con la cabeza, dándole a entender que continuara— ¿Cómo fue tu relación con Zhan?

Zi Yi soltó una pequeña risa, y se la devolvió a duras penas.

—Cuando era yo quien estaba en tu posición nadie me aconsejó, ni siquiera mi madre. —Mordió sus labios, las emociones estaban a flor de piel—. Ella jamás desconfió de mi, porque sabía que no iba a defraudarla, salvó por una vez que me reprendió por tener una boca sucia. A mi padre no le tuve la confianza suficiente para acudir en su ayuda y pedirle un consejo, ¿qué le diría?: “Papá, me estoy revolcando con un hombre de tu edad”, ¡por supuesto que eso no estaba a discusión! Me enfrasqué en Xiao Zhan a una edad en la que aún mis alas comenzaban a abrirse, y fui tan ingenuo y tonto en aceptar sus migajas cuando lo único que debí hacer fue negarme y correr a los brazos de mamá.

—¿Zhan alguna vez, te prohibió algo?

Asintió, secando con el dorso de su mano una fina lágrima.

—Lo hizo. No me estaba permitido acercarme a nadie, mucho menos, a los hombres. Se volvía loco si alguien se me acercaba, soporté tanto por el amor ciego que le profesé. Tenía dieciocho años, mi mundo era perfecto y no existía más sol que él; acabé por abandonar la escuela y a mi familia, les traje decepción y preocupación al desconocer lo que pasaba conmigo. Ignoré las mentiras, los celos, insultos, e incluso, su posesividad.

Tomó una larga bocanada de aire, y continuó—: No existió un hermano, un amigo, conocido e incluso un familiar que fuera capaz de notar mis problemas, todos hicieron como si en verdad fuera feliz. Quizás no lo desmostré, tal vez lo hice y no me tomaron importancia. Desde un principio Xiao Zhan me puso las cosas en claro, o eramos amantes o no eramos nada. Acepté, y fue lo peor que pude hacer.

—Yo… lo siento. Debiste ser muy pequeño en ese entonces, lamento haberte juzgado sin conocer tu historia. —Le observó con un deje de pena, por lo que no se atrevió a darle la cara.

—Tenía dieciocho años y era un idiota. Pero no te preocupes, es pasado. Además, no tienes culpa alguna, fui yo quien quizo hacerte ver lo que una vez viví, y exactamente con la misma persona —dijo—. Si yo pude salir de ese infierno de relación no veo motivos por el que tú no puedas. Eres mayor, me tienes apoyándote, cosa que yo nunca tuve.

Zi Yi esbozó una sonrisa agradecida, y sin ponerse a pensar en los formalismos, se lanzó a los brazos de ese chico que se rompía en pedazos a causa de un amargo pasado que le hizo recordar.

—Gracias, muchísimas gracias, Yibo. Y lo siento mucho, de verdad.

Al día siguiente, Meng Zi Yi volvió a irse, y esta vez, se encargaría ella misma de no volver.

Hola, les traigo un nuevo capítulo, espero les haya gustado.

Pd: No se si lo notaron, pero cambié la portada ¿Qué les parece?

Besos.

Y recuerden «No a la lectura fantasma».

🌙Yessie.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro