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Capítulo 05• La ilusión se rompe.

Una vez se vio en el interior de la vivienda se encontró con un panorama desconcertante y —muy— extraño. Sus ojos café claro observaron a su esposo discutiendo con quién parecía ser un hombre alto y de contextura delgada, el brillante cabello azabache del desconocido se balanceaba frenéticamente debido a la acalorada discusión.

—¡Maldita sea, no entiendes que no te quiero aquí! ¡Joder! —Fan Xing bramó con los ojos destellando criapas.

Era raro, demasiado raro. Fan Xing nunca alzaba la voz, comúnmente se dedicaba a hablar serenamente, nunca insultaba o soltaba groserías, como él, por ejemplo.

Suspiró apesadumbrado y percibiendo el cansancio circular con mayor potencia en su cuerpo.

Xiao Fan Xing era un verdadero caso... un caso que creyó haber resuelto desde un inició, pero grande es su sorpresa al obtener lo contrario. 

—Mira mocoso, tú no eres nadie para hablarme así ¡Me entiendes! —Una advertencia que imponía respeto absoluto.

No comprendía que sucedía, ¿porqué pelear de ese modo? ¿Quién era ese sujeto?

Muy seguro no estaba, pero una diminuta lecesilla filtrándose en su cabeza y alumbrando los lugares oscurecidos donde los recuerdos no gratos y olvidados se hayan le dise lo contrario.

Comenzó a sudar frío, esa voz era... Él la escuchó en algún lugar, en algún tiempo perteneciente a su etapa de adolescente, algo se lo dictaba. 

—¡No me importa! Yo no te debo respeto, por que el respeto se gana y tú nunca lo intentaste siquiera ¡Así que más te vale que tomes tus putas cosas y te largues de aquí ahora mismo con alguna de tus comúnmente ‘amiguitas’! —dijo Fan Xing con el rostro sofocado por el calor hirviente de la pelea mas que por la alta temperatura del lugar.

Indeciso si interrumpir o no, permaneció algún tiempo escondido detrás de la pared, observando.

No alcanzaba a ver el rostro del hombre mayor, puesto que se encontraba de espaldas a él.

—¡El que se larga de aquí ahora mismo eres tú, mocoso irrespetuoso! —demandó con sus ojos brillantes de furia incontenible.

—¡No sabes cuanto te odio, ojalá y hubieses muerto aquel día en lugar de mi madre! —gritó completamente fuera de si. De sus ojos marrón oscuro comenzaron a brotar lágrimas de tristeza, impotencia y negación.

Había pasado mucho tiempo ya desde aquel suceso trágico, pero la huella que Wu Xuan Yi dejó implantada en su único hijo vivo todavía está abierta. La cicatriz tras su perdida se vuelve inexistente, por que su muerte no ha sido siquiera aceptada, y mucho menos, superada. Padre e hijo se reusan a aceptar que aquella mujer no volverá, enfrascándose en sus propios mundos e interponiendo una distancia gélida que únicamente acrecienta el rencor en sus corazones.

Fan Xing culpa a su padre por la muerte de su madre, mientras que éste solo puede culparse también así mismo y desquitar su rabia contra su vástago.

Yibo se pone pálido como un papel, sus manos van a parar directo a su boca, incapaz de parpadear o gritar. Ahora comprende porque Fan Xing siempre evadió el tema familiar, debió haber insistido un poco más, porque a juzgar por el torbellino de aficción y dolor que ve en sus ojos es capaz de comprender cuán mal debió haber estado pasándola, solo.

Ninguno dijo nada después de aquellas palabras filosas.

Y la sala quedó sumida en un profundo e inquietante silencio en el que Yibo fue el alma desafortunada destinada a romperlo.

—FanFan ¿Está todo bien? —La preocupada y nerviosa voz de Yibo saliendo de alguna parte del sitio atrajo la completa atención de los dos hombres.

Y cuando el hombre de rostro desconocido se volvió hacia él enmudececió, su garganta se sintió apretada y los ojos se le escocieron. Intentó no flaquear y mantener esa postura serena, pero era tan complicado.

¿Por qué él está aquí? ¿Quién diablos es él en la vida de mi esposo?, se preguntó.  Infinidad de incógnitas sin respuestas nadaron en su mente turbulenta, se límitó a a mirar exclusivamente a Fan Xing con el pecho apretujado y la bilis subiendo por su garganta.

La vista se le empañó, pero sacudió la cabeza alejando esa desagradable sensación de su sistema.

No lo logró, así que solo le quedó enfrentarse al problema.

—¡¿Desde cuando estás de chismoso tras las puertas?! —El regaño de su pareja le cayó como hielo, parpadeó en su dirección, yendo a su encuentro e ignorando al otro individuo.

Guió su mano instintivamente a la mejilla derecha del menor, acarició la zona con una ternura que produjo estupefacción en éste, para seguidamente, ser empujado atrás.

Casi tropezó debido al empujón inesperado. 

—Perdón. No era mi intención escuchar, tan solo yo... yo solo... —Silencio.

Bajó la mirada, sintiéndose apenado por no encontrar escusa alguna, todavía estaba impresionado con la presencia de esa persona, aunado a ello, se sentía culpable por no mostrar antes un poco mas interés en la vida de Fan Xing.

—¡Cállate! Que no ves que me irrita tu maldita y chillona voz —dijo Fan Xing ya sin importarle el miedo de perderlo algún día tras conocer esa faceta suya.

Misma faceta que salió a la luz ni bien se casaron.

—FanFan —susurró en un hilo de voz.

No, esto no podía estar pasando.

Su mundo casi perfecto no podía desmoronarse justo ahora, no cuando había depositado tantas esperanzas en ese matrimonio. Pero lo estaba haciendo, y era una pena.

—¡Te dije que te callaras! —Contunuó alzándole la voz, dando un paso hasta él y cogiéndole bruscamente de los cabellos teñidos de rubio cenizo.

—Ah... Me duele. —Se quejó de inmediato al sentir la fuerte presión con que sus cabellos eran tomados.

No obstante, pese a que podía defenderse al poseer mucha mas fuerza y altura que Fan Xing, no quería verdaderamente hacerlo. Con el paso de los años dejó de ser un busca problemas, un maleducado y crédulo chico que se creía con el derecho de arreglar las cosas a golpes, como también, de tener esa loca idea que con un comportamiento descarado y una boca sucia obtendría la atención de alguien.

¡Patético!

—Eres una nena —jaloneó con mucha más brusquedad las hebras tintadas, sacándole un gemido doloroso a Yibo.

—No lo soy.

La presión incrementó.

Se mordió la lengua y los ojos se le cristalizaron de miedo y furia por saberse incapaz de defenderse. Perdió su valentía hace tanto que ya es tarde para recuperarla.

—Suéltalo ya, Xiao Fan Xing —intervinó Xiao Zhan dándole alcance y apresándole del brazo.

Fan Xing sonrió con malicia.

—¿Qué? No me digas que me tienes envidia —dijo burlonamente.

—Claro que no, pero no eres nadie para tratar así a Bo... digo, a éste muchacho —soltó mirando con tristeza a un débil e impotente Yibo.

—¡¿Y tú de dónde mierda lo conoces?! —Fan Xing no tenía ni un pelo de tonto, no por algo era su hijo.

—No lo conozco.

Zhan trató de remediar su error, pero era inútil, conocía muy bien a ese mocoso y no quitaba el dedo del renglón hasta obtener respuesta.

—¡Ja! ¿Tú crees que me trago eso? —Miró a Yibo con la sangre hirviendo— ¿De dónde se conocen? —le preguntó con dureza.

—N-no yo... No lo conozco —habló con la voz trémula.

¿Dónde estaban sus fuerzas? ¿Porqué estaba paralizado nuevamente? Le sucedió en el hotel cuando Fan Xing intentó hacerle suyo a la fuerza. No le gustaba esa sensación, porque pese a todo, se sentía una león siendo devorado por un cuervo.

—Mira —suspiró —. ¡Acaso me crees estúpido! —Yibo cerró los ojos, dolido, las lágrimas contenidas comenzaron a salir—. Aparte de mudo me resultaste llorón —le liberó y encaró a su padre— ¿De dónde jodidos lo conoces? —Volvió a preguntar.

—Fue hace muchos años.

—Te escucho.

Xiao Zhan negó para si mismo, no creyéndose en el problema en que estaba metido. De algún modo u otro debía engañarlo.

Suspiró hondo, caminando hacia la comodidad del sillón de tres plazas, no sin antes coger la copa de vino sobre la mesita de centro y dar un corto trago.

—Cuando tenías dos años, tu madre y yo te llevamos al parque, al principio yo no quería ir, pero insistió tanto que me rendí. En esa época apenas y eramos unos irresponsables adolescentes que no sabían cuidar a un niño de tu edad —pausó, tomó aire y continuó el relato imaginario—. En un descuido, te alejaste de nosotros. Tu madre estaba histérica y yo no sabía que hacer para encontrarte. Fue entonces que te vimos de la mano de un niño cataño que llevaba una vieja patineta bajo el brazo, quizás como de siete u ocho, realmente nunca le pregunté su edad. No obstante, luego de darle las gracias y prácticamente asfixiarlo y embarrarlo de mocos tu madre quiso saber su nombre.

—¿Y?

Enarcó una ceja, queriendo saber aquella información.

—Dijo que se llamaba Yibo. Wang Yibo. Pero que ella podía simplemente llamarlo BoBo.

Sonrió, ocultando su sonrisa.

El punto sensible de su hijo era su madre. Podía engañarle.

Si, por supuesto que puedo, pensó.


Hola queridos lectores, espero les haya gustado este pequeño maratón. Como leyeron, ya apareció Xiao Zhan 😍 Y no se preocupen a las que no les agrada ver a Fan Xing con Yibo, muy pronto el se irá (ups, pequeño spoiler 😅)

Besos.

Recuerda «No a la lectura fantasma».

3/3

🌙Yessie.

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