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Capítulo 10

Los ojos marrones estaban perdidos en la vista de las luces de la ciudad y el titileo de las estrellas. Desde aquel ventanal; observaba cómo las personas caminaban apresuradas, algunas destacaban por su vestimenta en esa noche.

Sus dedos fueron humedecidos ante la succión de sus labios, y el inminente jadeo de satisfacción escapó de sus labios.

— ¿Cuánto tiempo llevo aquí? — Introdujo la mano en el paquete, y sacó otra rodaja de papa. — Mejor voy a ver una película... — Dio otro vistazo al cielo. — No. Mala idea. Me voy a volver a asustar por esas películas... ¿Por qué les gusta ver esas cosas que te espantan el sueño? — Puchereó al recordar el susto que se llevó hace unas horas al intentar ver una de esas famosas películas de terror.

— Bogito, ¿qué te asustó?

TaeHyung pegó un salto al no reconocer la voz.

— ¡Ah! ¡Un fantasma! — Giró rápidamente en su eje, y cuando vio la silueta en medio de la sala; le arrojó el paquete de papas. — ¡La sangre de cristo tiene el poder! — Lanzó un segundo paquete.

— Bogito, migame, soy yo.

— ¿Quién...? Vete presencia maligna. — Dibujaba cruces en el aire.

— ¿Creges que soy magigno? — Se retiró los colmillos falsos. — Bonito, ¿Por qué me atacas?

— ¿JungKook...? — Sus ojos escanearon la silueta en la oscuridad del lugar. — No eres JungKook... Él dijo que no llegaría temprano a casa. — Entrecerró los ojos, incrédulo. — Vete espectro maligno, no me vas a engañar.

— Soy yo, cariño, mírame. — Se agachó esquivando un tercer paquete. — No me lances más papas... Por favor... — Se cubrió con la larga capa. — Gracias a Drácula no te gustan las de sabor a ajo; porque ya sería polvo vampírico. ¿Quién eres? ¿Van Helsing? — Bromeó.

— ¡¿JungKook?! — El perfume del alfa llegó a sus fosas nasales. — ¡Galleto! — Se lanzó a abrazarlo. — Sí eres tú. — Olfateó el cuello. — Perdóname, es que pensé que estaría solito toda la noche, además me asusté con una película y mi mente me traicionó.

JungKook sonrió ante el contacto, llevaba días sin poder abrazarlo. Verlo hacer pucheros y escucharlo dulcificar la voz, le derretía el corazón.

— Perdóname por asustarte. — Sus brazos aprisionaron un poco más el cuerpo. — Extrañé abrazarte, ¿me dirás por qué estabas alejado?

TaeHyung se tensionó, los flashback de los días anteriores llegaron a su mente. Quiso alejarse del tacto ajeno; pero su lobo lo detuvo.

Ante la sugerencia de su lobo; olfateó la curvatura del cuello. Ronroneó bajito ante el exquisito aroma.

— Este si es tu aroma. — Susurró gustoso ante la fragancia. — No es ese desagradable olor a miel. — Gruñó internamente.

— ¿Mi aroma qué?

Los carnosos labios se entreabrieron para responder, hasta que llegó esa voz a su mente.

La tortuosa voz de ese carcelero que por más que ya no estés en su presencia; aún sigue encarcelándote en tus recuerdos. Un verdugo que se niega a dejar de torturarte, y aparece en tu memoria para alterar de nuevo la poca confianza que habías ganado para tu lastimado corazón.

Deja de hacerte películas, no huelo a otra omega. Ya te estás desquiciando.

Un reclamo más sobre el supuesto aroma de otro omega, y te juro TaeHyung que te voy a abofetear hasta tumbarte todos los dientes.

La mente del rubio divisó como se acercaba aquella mano que tantas veces lo golpeó. MinJoon de nuevo lo atacaba en sus dolorosos recuerdos.

— Bonito, ¿Qué sucedía con mi aroma?

TaeHyung se separó abruptamente, jugó con sus dedos en notable nerviosismo, bajó su cabeza en sumisión y se sentó en el sofá.

— Extrañaba poder percibir tu aroma, así de cerquita. — Respondió intentando distraer al alfa de la verdadera respuesta.

— ¿Por qué bajas la cabeza? — Se acercó, pero las negaciones del omega con su cabeza lo hicieron detener cualquier movimiento. — Por favor, dime, ¿Qué te sucede?

No quiero decirte que me desagrada ese aroma empalagoso con el que has llegado estos días. ¿Con que derecho te lo digo? Además, claramente estás acostumbrado a tenerlo sobre tu cuerpo, seguramente es de tu omega. No puedo decirte que no me gusta ese aroma, no soy nadie en tu vida. Por eso es mejor que mantengamos la distancia. No quiero seguir siendo atacado por este sentimiento que parece celos.

Ya te he dicho que el dulce alfita no tiene omega.

Y ya te he dicho que entiendo que él nos dijo que no tenía, pero quizás después de traernos aquí; conoció a alguien. Y no quiere incomodarlo con nuestra invasora presencia.

Él no tiene otros omegas, no conoció a alguien más.

¿Quién lo asegura? ¿No aprendimos con MinJoon o qué? Igual, no voy a decirle nada, porque sé que estamos aquí porque nos vio vulnerables.

No lo compares con el animal.

Ya no hablaré contigo.

Bonito... Deja de hablar con tu lobo, y respóndeme por favor.

— No pasa nada. Es solo que ya estaba pensando en irme a dormir. — JungKook lo miró sin creerle. — ¿Hoy no estarás afuera hasta tarde...?

No. — Cruzó sus pies, tomando asiento en el suelo; frente al omega. — ¿Puedo tocar tus manos? — Pidió con ojos suplicantes.

Las pocas noches en las que JungKook alcanzó a llegar a tiempo para darle las buenas noches a TaeHyung, se percató de que trataba de huir de su tacto. Le preguntaba qué sucedía; pero la repuesta nunca llegó.

TaeHyung simplemente le deseaba dulces sueños, y se acomodaba en la orilla de la cama, alejándose de cualquier roce de piel.

En medio de la madrugada, el alfa se levantaba, y acomodaba en el centro de la cama al omega. Le susurraba lo mucho que deseaba poder escuchar cada pensamiento que lo tenía actuando de esa manera. Después de regalarle unos cuantos besos en la frente, se retiraba a dormir en el sillón.

Mira esos ojos, él no tiene omega, ni omegas, ni nada, solo nos tiene a nosotros. Deberías de decirle lo que sentimos.

No sentimos nada.

Bueno, no tocaré tus manos. — Posó sus extensiones sobre sus rodillas al ver lo pensativo del omega. — Bonito, estas noches llegaba tarde porque tenía que adelantar trabajo para poder ausentarme.

— ¿Ausentarte para asistir a una cita? — Inquirió sintiendo ardor en la boca del estómago.

— Sí. — Respondió sonriente.

Viste lobo.

Es una cita que me acelera el corazón. Y necesita toda mi atención.

— Espera... — Se levantó de golpe. — ¡Me mentiste al decir que no tenías omega!

— ¿Qué?

— No te me acerques Jeon JungKook. — Advirtió al ver como el alfa se levantaba y estiraba los brazos para abrazarlo.

— ¿Por qué estás diciendo esto?

— Por tu cita... y tus noches llegando tan tarde... además de ese...

— A ver, más despacio. — Interrumpió. — Mis llegadas tarde son porque tenía que adelantar el trabajo de hoy. — Aclaró. — La cita que tengo es algo que empecé a hacer con IU.

— ¿Sales con IU? ¡Por Dios! Soy tan...

JungKook lo tomó de las mejillas, acarició la acanelada piel, unió sus frentes y rozó sus narices.

— ¿Qué clase de película te estás formando? — TaeHyung apretó los labios y desvió la mirada. — Mírame, por favor.

— Lo siento, no debo meterme en tu vida, yo solo soy el omega que acogiste por lastima.

— Oye, no. — Con delicadeza lo guío para conectar miradas. — Estás aquí porque eres importante para mí.

— No tienes que explicarme nada...

— Cariño, mírame, ¿crees que esta es vestimenta para una cita de esas que te estás imaginando?

El omega lo observó de pies a cabeza.

— Estás vestido de vampiro. — Puchereó. — Sus citas son raras.

JungKook negó divertido.

— Bonito, estoy vestido de esta manera porque en este día siempre visito orfanatos para llevarles bolsitas con dulces a esos cachorros que tuvieron la desgracia de quedarse solos en este mundo.

— ¿IU qué hace?

— Ella se encarga de conseguir la autorización para mi visita. Me acompaña a regalarles felicidad a esos niños. Pero este año no pudo porque le tocó doblar turno a causa de algunas renuncias en su especialidad.

TaeHyung se regañó por haber actuado como si tuviera algún derecho sobre la vida del alfa. Se sentó en el piso, y cubrió su rostro en vergüenza.

— Cariño, vine hasta aquí, aprovechando que tenía un poco de tiempo, para ver cómo estabas. Pero me atacaste como cazador de vampiros... ¿Sabes? Esas papas pegan duro.

— Yo... no sé qué decirte...

— No digas nada que no desees expresar, me alegra escuchar algunos de tus pensamientos. Algo locos, pero al menos los escuché. — Sonrió.

— No me molestes...

— Es que... ¿Cómo se te ocurre que voy a salir de manera romántica con la loca de mi amiga? — Hizo caras. — Nooo, mira, mi piel vampírica se eriza ante esa idea. Me da ñañaras. — Tembló como si tuviera escalofríos.

TaeHyung inició a reír, y esas risas fueron melodía angelical para los oídos de JungKook.

— Bonito, ¿podrías acompañarme a la última visita de hoy?

— ¿Yo? — El alfa asintió. — ¿Me puedo disfrazar? — Inquirió entusiasmado ante la idea.

No vas a salir a la calle vestido como ridículo, mejor te quedas para atender a tu alfa.

Te he dicho infinidad de veces que no pienso pasar vergüenzas al salir con un omega que se cree un mocoso, y quiere disfrazarse. No saldrás TaeHyung. Y límpiate esas putas lágrimas que aún no te he dado razones para llorar.

Cállate MinJoon, no me dañes el momento con el vampiro. — Ahogó aquella voz que se empeñaba en hacerlo sufrir.

— ¿Por qué no podrías disfrazarte? — Guiñó un ojo. — Eres libre, y sé que serías muy feliz dejando salir tu niño interior.

— Pero no me quiero disfrazar de vampiro. — Comunicó abultando los labios.

— ¿Qué tiene? — Giró en su eje, mostrando su vestimenta. — ¿No crees que soy un vampiro al cual no quisieran enterrarle una estaca en su corazón?

TaeHyung posó sus ojos en el cuerpo del alfa. Detallando minuciosamente la vestimenta y maquillaje. Lentamente sus orbes iniciaron a recorrer el cuerpo cubierto por aquella blanca camisa retro; abierta en "V", con un delgado cordón que realizaba un recorrido en zigzag sobre el descubierto pecho del azabache. La capa negra que reposaba sobre los fuertes hombros, pantalón negro pegado a aquellos trabajados muslos, y zapatos a juego.

— Miga, soy inofensivo. — Expresó colocándose los colmillos y acercándose al cuello del omega. — Me alimentagé de tus songisas.

— ¡Espera, espera! — Pidió perdido en las cosquillas que le generaba la respiración del alfa. — No hagas eso... ga-galleto.

Retiró el accesorio de su boca. Con lentitud, deslizó su nariz desde el cuello; pasando por la quijada, acariciando la mejilla.

— Tengo el disfraz perfecto para ti.

— ¿Sí? ¿Cuál? — Inquirió totalmente feliz ante la idea de salir sin límites.

— Es de ángel. — Susurró justo después de besar la mejilla.

— ¿Yo, un ángel? No lo creo...

— Para mí siempre has sido un hermoso ángel. En la universidad te vi disfrazado de ángel oscuro, diablito y brujito... Pero ante mis ojos eres; un inalcanzable ángel blanco, radiante, precioso, lleno de luz, de corazón puro.

— ¿Si recuerdas que mis alas fueron cortadas?

— ¿Y tú si recuerdas que esas alas pueden volver a extenderse cuando estén totalmente recuperadas?

Los labios del alfa acariciaban la piel de la mejilla, provocando tantas sensaciones que el omega se negaba a sentir.

— ¿Cuánto tiempo tengo para alistarme?

— No mucho. — Se separaron renegando en su interior por la distancia que se obligaban a tomar. — Pero como tú eres todo un ángel, y lo que te compré es solo un accesorio; estoy seguro que no tardaras nada en estar aún más radiante.

TaeHyung sintió sus mejillas arder, las brillantes estrellas del alfa lo miraban con adoración. Y aquello provocaba que su cuerpo se sintiera cohibido, su corazón inició a brincar como si acabara de correr una maratón.

Inhaló profundo, mordiendo su labio inferior con timidez, y abrió sus labios rogando a la luna para no tartamudear ante la profunda mirada del alfa.

— ¿Dónde está el disfraz?

— Voy corriendo como flash, y te lo traigo.

— ¿No sería mejor que uses tus poderes de vampiro?

— Sí. Pero con tanto ataque de papas quedé agotado, y no puedo usarlos. — Bromeó. — Ya vuelvo, mi bonito, no tardo nada en ir al auto.

TaeHyung se quedó mirando la puerta del apartamento, con una gran sonrisa que jamás pensó volver a dibujar en su rostro.

En el baño, caminando en círculos; el omega mordía su pulgar sin poder creer cómo se veía. Una y otra vez, analizó detalladamente su reflejo en el espejo. Acarició las prendas que cubría su cuerpo. Giró su rostro intentando ver las alas que se extendían por su espalda.

JungKook por su parte estaba ansioso por ver a su bonito. Podía escuchar los pasos del omega dentro de aquel recinto. Percibió como el aroma inició a cambiar, y sonrió cerrando los ojos al notar aquella nota de alegría y euforia que tintaba la fragancia del rubio.

La puerta fue abierta, y el alfa sintió que se le escurrió la saliva por la comisura de sus labios.

Juró ver una radiante luz cubrir el cuerpo del omega, sus ojos brillaron ante la perfecta imagen.

— Creo que me veo lindo. — Expresó tímido, jugando con sus dedos y huyendo de la mirada del azabache.

— ¿Lindo? — Se acercó a pasos lentos. — Esa palabra te queda corta...

TaeHyung vestía un pantalón blanco entallado a su perfecta cintura, camisa vintage manga larga con abertura en el torso, zapatos a juego, unas grandes alas, y sobre su cabeza una balaca con la aureola.

— ¿En verdad puedo salir así?

— Uy mi bonito, estás como caído del cielo. — Sonrió con ternura. — Puedes salir como lo desees. ¿No te sientes cómodo? Si lo deseas podemos ir a buscar algo a tu gusto.

— Es de mi gusto. — Lo abrazó por el cuello. — Gracias por esto... — Besó en repetidas veces las mejillas. — Me siento... ¿Cómo lo digo?

— Precioso, radiante, lindo, sexy, brillante, poderoso... Angelical.

El lobo y corazón de TaeHyung brincaron ante cada palabra, sus ojos destellaron en alegría. Se sentían tan bien, tan respetados, queridos y libres.

— ¿Nos podemos ir?

JungKook asintió, entrelazó sus manos, e inició a caminar; jalando con delicadeza al omega.

— ¿Qué sucede? — Inquirió al llevar su mirada al fuerte agarre en su mano.

— ¿Po-podrías cubrirme con...?

No hubo necesidad de terminar la pregunta, el alfa entendió perfectamente lo que deseaba el rubio.

Pocas veces habían salido juntos del apartamento, y en esas ocasiones; el omega siempre fue cubierto por el aroma del azabache. Sabía que ese acto le generaba seguridad.

— Encantado de poner mi barrera protectora para bonitos omegas, no, corrección... Esto es el manto de amor para mi bonito, mi único bonito.

Juntaron sus cuerpos, apresándose mutuamente con sus brazos. El mentón del alfa reposó en el hombro del omega, y este último escondió su nariz en la curvatura del cuello. Suaves caricias recorrieron la espalda del rubio. Cerraron los ojos, y la fragancia del alfa lo cubrió por completo.

TaeHyung por instinto; esparció su aroma sobre el azabache. Logrando que una gran sonrisa se dibujara en el rostro del alfa.

— Bonito... — Se tensionó al percatarse de lo que había hecho. Apretó los ojos esperando ser reprendido por su atrevimiento. — Creo que necesito otro poquito de tu dulce aroma. — Lo alzó sosteniéndolo por la cintura. — ¿Podrías intensificar tu exquisita fragancia? Por favor, ojitos de chocolate.

TaeHyung afianzó el agarre en los fuertes hombros, sonrió asombrado ante la reacción del alfa, y asintió.

Los árboles y luces de la gran casa les daban la bienvenida. Desde el interior del auto; el rubio observaba la gran reja que los encerraba junto a los niños.

Pudo escuchar los gritos y risas de los infantes. Su corazón saltó con tanta fuerza que pensó que se le saldría del pecho. Su lobo se movió en círculos; demostrando su impaciencia.

— ¿Podemos entrar ya? Por favor, quiero conocer a los cachorros. — Posó su vista en el alfa; para luego mirar hacia la parte trasera del auto, buscando sus alas.

— Bogito, priguero ayugame en algo.

— Esos colmillos no te dejan hablar bien. — Se carcajeó ante lo chistoso que se escuchaba. — Te recomiendo ser un vampiro chimuelo.

JungKook entrecerró los ojos divertido, y desabrochó los cinturones de seguridad.

— A veg...

— Ya, enserio, ven te quito esos colmillos. — Acercó sus dedos a los labios ajenos.

— Cuigago te muegdo. — Bromeó sonriente.

TaeHyung detuvo sus movimientos.

¿Puedo tocar los labios del alfa? ¿No es un atrevimiento? ¿Qué estás pensando Kim? No pases los límites...

Oye, el dulce alfita no se ve como si le disgustara tener ese contacto...

¿Qué pasa, bogito? — Ladeó su cabeza. — No te voy a mogdeg.

— Es que... tocaría tus labios y...

JungKook en un movimiento ágil, tomó posesión de la cintura y con cuidado de no lastimar el cuerpo del omega; lo subió en su regazo.

TaeHyung se agarró de los hombros del alfa, bajó su mirada divisando el espacio que los separaba.

El alfa muy hábilmente se había encargado de sentarlo sobre los muslos, sin llegar a rozar otras partes.

— JungKook, yo...

— Oye... — Se retiró los colmillos. — Tranquilo, solo necesito verte a los ojos, así bien cerquita. — TaeHyung asintió humedeciendo sus labios. — Cariño, ¿podrías ayudarme a retocar mi maquillaje? Y no te preocupes por tocar mis labios, son todos tuyos...

— ¿Qué?

— Son tuyos, para llamarte. — Acarició la mejilla. — Para besarte... — Sus belfos rozaron la suave piel del pómulo. — Para que le apliques labial porque ya me lo comí.

Ya lo estabas poniendo nervioso.

Lo siento, me emocioné, pero ya lo arreglé. Es que sabes que con él no puedo controlar mi lengua.

Con sus ojos cerrados, tranquilizó su acelerado motor de vida. Seguía sin entender la razón por la cual sentía que el alma se le salía del cuerpo; cuando el alfa lo miraba de esa manera tan profunda. Y sus palabras le provocaban un cosquilleo intenso que lograban hacer aullar a su lobo de una manera tan eufórica.

— Bonito, ¿me vas a ayudar? — Abultó sus labios. — Porfis...

— ¿Y de dónde voy a sacar maquillaje para...?

— Por eso no te preocupes. — Señaló la parte trasera del auto. — Ese maletín contiene lo necesario para ponerme vampírico, y a ti más angelical...

— ¿Yo qué...?

— Es que traje unos labiales para ti.

— No. JungKook, no quiero. — Se removió al recordar lo sucedido en aquella tienda.

— Cariño, no te preocupes, aquí estamos solos. — Acunó el rostro.

TaeHyung observó el maletín con duda, pero con un toque de ilusión. Mordió sus labios intentando callar todos los recuerdos de la voz de MinJoon que en ese momento lo estaban atacando.

— Te recuerdo que no soy bueno maquillando.

— ¿Cómo vas a decir eso? — Lo abrazó por la cintura. — Cariño, dentro de esa casa; tienes muchos cachorros que esperan que los dejemos bien bonitos con su maquillaje de Halloween.

— ¡¿Qué?!

— No hagas esos ojotes de susto. — Peinó unos cabellos rebeldes del omega. — Mira, solo vamos a pintarles sus pequeñas caritas de conejos y ositos.

— ¿Por qué no me cuentas todo lo que planeas de una sola vez?

— Es que me gusta sorprenderte pasito a pasito.

— Si tú, galleto dulce. — Se cruzó de brazos. — Pensé que tendría que hacer esos maquillajes todos terroríficos que les gustan ahora.

— No. — Negó divertido, alcanzando el maletín. — A nuestros cachorros les gusta ser gatitos, perritos, leones, leopardos, y animalitos así.

— ¿Nuestros cachorros? — Sus ojos brillaron.

— Sí, nuestros. Porque si es posible, quiero que de ahora en adelante me acompañes a visitarlos hasta que consigan un hogar. Y eso los hace nuestros, porque yo los he adoptado dentro de mi corazoncito. Si mi bonito me acompaña, serían nuestros. ¿Te parece?

Los adoptó de manera simbólica, le gustan los niños y los quiere aunque no sean de él. — Una lágrima se deslizó por la mejilla.

— ¿Qué pasa? — Limpió la gotita de agua con delicadeza. — ¿No deseas una adopción simbólica?

— No es eso, es que no te imaginas el regalo que acabas de darme. — Lo abrazó con fuerza. — Espero los cachorros me acepten. Y no se den cuenta de lo roto y marchito que estoy.

— Yo te regalaría mi vida, si así te veo sonreír. — Le acarició la espalda. — Te van a adorar. No estás roto, ni marchito, por favor trata de eliminar esas palabras de tu linda boca.

Lo dices porque no te imaginas mi realidad. Marchito, seco, desértico, así estoy.

Luchando un poco con la incomodidad del espacio, TaeHyung abrió aquel maletín. Observó la gran variedad de paletas de colores, brochas para maquillaje, labiales, sombras... Sus dedos jugaron un poco con cada elemento.

Su mente se perdió en los recuerdos de su pasado. Ese en donde tenía gran variedad de maquillaje. Esos tiempos en donde no tenía prohibiciones.

— Bonito... — Interrumpió los profundos pensamientos al percibir el cambio de aroma. — En nuestro apartamento dejé un kit para ti. Podrás maquillarte a tu gusto, tintar tus labios de esos colores que tanto te gustan, y perfumarlos las veces que desees.

El omega no pronunció palabra alguna, no sabía cómo agradecer tantos detalles. Su lobo rasguñaba pidiendo poder comunicarse con el alfa, y agradecerle dándole un beso lobuno en las mejillas o el cuello.

El rubio intentaba controlar los temblores de sus manos. Cada vez que el suave y caliente aliento acariciaba la piel de sus dígitos. Su cuerpo lo traicionaba con el ataque de sensaciones, cada centímetro de piel se erizaba, sintiendo la necesidad de no dejar de tocar los delgados labios.

— Creo que terminé. — Dejó el labial en su respectivo lugar.

JungKook miró su reflejo en el retrovisor, sonrió complacido ante el resultado.

— Perfecto. — Tomó uno de los labiales que iban destinados para el omega. — Ahora es mi turno.

— Pero si yo no...

— Quiero ponerte un poco de color en esos pomposos y perfectos labios. —Interrumpió acariciando la zona. — Para mi pensar, el dulce ángel necesita poner un poquito de dulce y atrayente aroma a tan bonitos pétalos. ¿Puedo?

TaeHyung cesó cualquier protesta; cuando el alfa le acercó el labial olor a frambuesa. Sus sentidos vibraron, no solo por la fragancia, sino por la suave caricia de la cual estaba siendo objetivo sus labios.

JungKook abultó sus labios; pidiendo en un susurro que el omega imitara la acción. Ambos con sus labios parados, se miraron a los ojos. Sus lobos aullaron, sintieron un tirón en su corazón.

El labial inició a tintar la pomposa piel, el tacto fue suave, casi como si lo estuviesen aplicando con el pétalo de una rosa. Sus respiraciones se entrelazaron ante la cercanía de sus rostros. Podían sentir la fuerza magnética que los llamaba a unir sus bocas.

Lamieron sus labios, gimieron bajito ante el dulce aroma que les despertó el hambre de probar sus bocas.

— JungKook... — Cerró los ojos rozando sus narices.

— Mi bonito... — Apretó la cintura.

— ¡Señor Jeon! — El golpe en la ventana los hizo separarse. TaeHyung no supo en qué momento se sentó de nuevo en el lado del copiloto, y JungKook gruñó ante la interrupción. — ¿Se encuentran bien?

— Jung-JungKook... — Sus manos apretaban la tela sobre su pecho. Intentando regular los acelerados latidos. — Casi lo beso, me besa, nos besamos, ¡¿Qué estaba pensando?!

Estamos bien, señora Yuna.

— ¿Seguro? Llevan demasiado tiempo aquí afuera.

— Ya vamos a entrar, estábamos retocando el maquillaje...

— Los esperamos, los cachorros ya están en el patio.

— No tardamos. — Bajó la ventana.

— ¿Nos vio en esa posición...? — Sus mejillas se tintaron de rojo.

— No. Los vidrios son polarizados... Bonito, con respecto al...

— Bueno, entonces no hagamos esperar a nuestros cachorros. — Tomó sus alas y se bajó del auto. — Vamos, JungKook. — Se dirigió al maletero y empezó a bajar los detalles para los niños. — Voy a fingir demencia... no hubo casi beso, no.... Aunque, ¿Por qué me querría besar? Nah, no pensaré en eso. No es nada, me lo imaginé. Sí, puras películas mías.

¿Qué hiciste JungKook? — Jaló sus cabellos. — ¿No puedes controlar tus ganas de quererlo besar? — Se bajó cabizbajo ante su apresurado movimiento. — Está claro que no, pero es que se ve tan bonito, y esa boquita... Diosa, siento que me muero estando tan cerca de él. — Llegó al maletero. — Se iba a dejar besar, ¿verdad? — Humedeció sus labios. — Quiero besarlo, necesito probar su boquita... — Las imágenes de aquellos belfos cerca de los suyos lo hicieron estremecer. — Será después, quizás más adelante.

— ¿Adelante qué?

— Que sigamos adelante. — Trató de no sonar nervioso. — Cuidado con las piedras del camino.

— Yo también quiero saludar al lindo ángel.

El pequeño niño brincaba alrededor de TaeHyung.

— Niños, por favor, denle espacio a mi bonito.

— ¡¿Su bonito?! — Exclamaron varios infantes.

— Señor Jeon, ¿se casó con el bonito ángel?

— Si dice que es su bonito, es obvio que sí, ¡están casados!

¿Yo? ¿Casado con el dulce alfita? — Sonrió al ver como JungKook trataba de que los niños formaran una fila. — No creo que eso sea posible...

Niños, control por favor. — La señora Yuna intentaba poner orden. — Hagan dos filas, niñas y niños.

— A ver, cachorros, los que quieran besar al dulce ángel tendrán que hacer caso a las instrucciones. — JungKook se acercó, abrazando por la espalda al rubio. — Son un poquito inquietos, pero es porque es la primera vez que ven un bonito ser de luz como lo eres tú.

— Niños, por favor, no los vayan a atacar con preguntas. — Pidió la señora Yuna.

Los infantes dieron unas cuentas vueltas más alrededor del omega, sonriéndole y arrojándole besitos para obtener su atención.

TaeHyung no sabía hacia dónde mirar. Sentía como sus manos eran tocadas por pequeños dedos.

Angelito, bonito ángel, ¿quieres ver a la pequeña cachorra que llegó hace unas noches? — La pequeña de cabellos rizados le apretó uno de los dedos. — Es bonita, y rosadita, pero aun así sus papis la dejaron solita en la puerta.

— ¿Puedo...? — Miró a la encargada del lugar.

— Claro, ya es hora de darle su biberón, si gustas...

— ¡Sí! — Aplaudió chiquito. — Digo, con gusto le ayudaré con su biberón.

El rubio fue guiado por una de las cuidadoras de los infantes. Dejó al alfa preparando el lugar para la sesión de maquillaje artístico.

Cuando divisó a la pequeña bebé, sus ojos se opacaron por las lágrimas. Era realmente hermosa. Sus pocos cabellos eran dorados como rayos de sol, su boquita rosada y abultadita, cachetes regordetes, y ojos azules como el mar.

— ¿Cómo pudieron abandonarte? — La arrulló en sus brazos. — Lo que daría por poder...

— Señor ángel, el vampiro lo solicita.

— Ya voy cachorra, dile por favor que solo me falta dormir a la bebé.

La pequeña asintió en silencio y salió dando brinquitos.

El omega antes de salir de la habitación; dejó infinidad de besos en las mejillas regordetas. Su corazón se negaba a separarse de aquel pequeño ser, pero debía hacerlo.

Cuando llegó al patio, se sorprendió al ver la gran fila de niños que lo esperaban.

— Bonito, los terremotos quieren darte una bienvenida más organizada. — Entrelazó sus manos y lo llevó al inició de la fila, sentándolo en una pequeña silla. — Vas a ser atacado por besitos fugaces. — Le informó.

— ¿Por qué yo?

— Porque los enamoraste, y llegaron a un acuerdo para tener tu amor.

— Sí, mira dulce ángel del vampiro. — Expresó el cachorro de labios de corazón.

— ¿Sabes? Ese cachorro me recuerda a unos de mis amigos. — Confesó Jeon.

— No distraigas al ángel, vampiro sin dientes.

TaeHyung no pudo contener la fuerte carcajada ante lo dicho por el niño.

— Cachorro. — Entrecerró los ojos. — No te busques que me lleve al ángel, y no los deje ni ver su aureola.

— ¡No! — Gritaron todos los niños.

— JungKook, no los hagas gritar, yo no me voy a ir hasta recibir sus besitos.

Los niños celebraron, y el azabache sintió paz en su corazón al ver esa radiante luz en la mirada del omega.

— Bueno, bonito... — Besó la cabellera. — Estos pequeños te van a atacar con sus besos, de a dos en dos, uno en la izquierda y otro en la derecha. — TaeHyung asintió sonriente y emocionado. — Prepárate porque vas a quedar babeado.

— ¡Señor vampiro!

— Alguien traiga una estaca para el vampiro. — Expresó el infante con labios de corazón.

— Yo quiero mis besos. — Movió su cuerpo de lado a lado, danzando en su tronco y logrando el movimiento de sus alas.

— No me lo vayan a babear mucho, es mi bonito. — Puchereó.

Sin más que decir, los pequeños iniciaron con su ataque de besitos; en perfecto orden, besaron a la par las mejillas del omega. En cada contacto, el rubio sonría en grande, suspiraba enamorado de cada palabra que le regalaban los cachorros.

La sesión de besos llegó a su fin. Y por último TaeHyung sintió unos labios que su piel reconocía a ojos cerrados.

— JungKook, dijiste que era...

— No podía quedarme fuera del ataque. — Acunó el rostro. — Sabes que me gusta besar tus mejillas.

— Y así dice que no es esposo del ángel.

— Niños, dejen lo del esposo del señor Jeon.

— No pasa nada. — Agregó el omega. — Pero niños, no soy su esposo.

— Pero te mira como si fuera tu esposo, así con ojos de...

— ¡Hora de pintar caritas! — Interrumpió el alfa.

Los niños corrieron emocionados a sus lugares. Se sentaron en silencio y esperaron a que alfa y omega se sentaran frente a ellos.

— Bueno, vamos a ver si el bonito ángel puede vencer al rápido vampiro. — Retó.

— Te voy a ganar.

— Ya lo veremos, bonito.

Con una sonrisa cómplice y un guiño de ojos, iniciaron a pintar los rostros de los infantes. TaeHyung se encargó del maquillaje de conejo, recordando las arruguitas que se le hacen al alfa cuando sonríe; pintó cada uno de los bigotes en los rostros.

JungKook por su parte; se encargó de los osos. Perdiendo la concentración cada vez que escuchaba una carcajada del omega.

— Muy vampiro, y te ganamos. — Los conejos y TaeHyung brincaban celebrando su victoria.

— En mi defensa, utilizaste tu poder angelical y me distraje.

— ¿Poder angelical? — TaeHyung lo miró curioso.

— Bonito, tu risa, que poder tan fuerte. — TaeHyung apretó sus labios, juntó sus manos y movió su rostro de lado; para después sonreír en grande. — Y luego, ¡zas! me atacas con tu sonrisa. Bien desconcentrado quedo.

— Deberían casarse.

— ¡Niños! La comida está lista.

— Ya vamos, señora Yuna. — Expresaron justo después de salir hacia el comedor.

— ¿Por qué insisten en que nos casemos?

JungKook lo abrazó por la espalda, posó su mentón en el hombro y caminaron en sincronía.

— Ellos ven cosas que nosotros no.

— ¿Qué cosas? — Detuvo sus pasos.

Mi amor hacia toda tu existencia. — Su lobo aulló ante el pensamiento compartido.

— Dime... — Su mirada se posó en los oscuros orbes. — Uy, espera, me contestas después. La bebé está llorando. — Se alejó del alfa. — Ya vuelvo.

Le gustan mucho los niños, y esa bebé. — Habló con su lobo.

¿Si te percataste de...?

Sí, su aroma hoy es más dulce. Desde que vio a los niños, algo floreció en él.

La fuerte algarabía a muchos les podría generar dolor de cabeza. Pero para el rubio y el azabache; las risas, carcajadas, y gritos de aquellos niños, eran un acto de amor puro. Jamás les disgustaría el escuchar tanta alegría en esos pequeños seres.

— Señor ángel dulce. — Se acercó la niña de rizada cabellera. — Le hicimos pulseras y collares de dulce.

— Gracias linda. — Arrulló a la pequeña bebé.

— Y para usted señor Jeon vampiro. — El niño con labios de corazón llegó a ellos. — Le hicimos muchos anillos para que le proponga matrimonio al ángel.

— Niños, hora de dormir. — Avisó la señora Yuna. — Despídanse de las agradables visitas.

Cada infante les deseo dulces sueños, agradecieron por compartir tiempo con ellos, y los abrazaron.

— Si se llegan a casar, por favor adóptenme. — Pidió el pequeño cachorrito. — Seré un buen hermanito mayor para el bebé que ustedes lleguen a esperar... — Besó la mejilla de TaeHyung. — Piénselo.

— ¿Bebé? — TaeHyung entregó la pequeña cachorra a una de las encargadas. — Un cachorro, eso, eso... Un cachorro de mi vientre...

— ¿Bonito? — JungKook arrugó la nariz al percibir el cambió en el aroma.

— Te espero en el auto, lo siento JungKook, pero por favor discúlpame con la señora Yuna.

— Tae, espera, no te vayas...

El corazón del alfa sintió una punzada al ver las lágrimas acumularse en los marrones ojos.

Con rapidez recogió las bolsas con los detalles que les regalaron los niños, se despidió de las mujeres a cargo, y salió apresurado al encuentro con el omega.

En el auto; el rubio se había retirado la aureola y las alas, dejándolas en la silla del copiloto. Tomó el abrigo del alfa y se envolvió de pies a cabeza. Sollozando en silencio.

— Bonito... — Llamó intentando descubrir el cuerpo. — Háblame, déjame verte. — El bulto se removió dando a entender que no mostraría su rostro. — ¿Te llevo a casa?

— Sí... — Intentó no revelar su voz quebrada, pero fue imposible.

— Aquí te traje los regalos de nuestros cachorros... — El fuerte sollozo lo interrumpió. — Perdóname...

— Cachorros, cachorros...

— Cariño, ¿qué hago? No sé cómo parar tu llanto.

— Llévame a casa, y por favor esta noche no duermas conmigo, quiero estar solo.

— Como lo desees... — Su corazón se apretujó, causándole un dolor en el alma. Limpió la lágrima que escapó ante La punzada que sintió al escuchar al omega llamarse "desierto inservible". — Aun en el desierto, con la inmensidad de la arena, la falta del agua; podemos ver que se puede florecer.

— Estoy seco, no sirvo para florecer. — Susurró.

La mayor parte del recorrido de vuelta a su apartamento, el alfa sintió como su corazón se agrietaba con cada sollozo del rubio.

Quería meterse en aquella cabecita y borrar cada palabra o acción que detonara su tristeza. Pero no podía. Se tenía que conformar con sus débiles intentos de regalarle paz y cariño.

Los sollozos cesaron, el omega había caído dormido.

Se retiró la capa del disfraz, inhaló profundo al ver la bolita inconsciente a sus espaldas, abrió la puerta trasera del auto y cubrió el cuerpo. Con cuidado e intentando no despertarlo, lo acogió en sus brazos; se dirigió al ascensor.

Su lobo rasguñó en el interior, suplicándole que lo dejara salir, para cuidar el sueño del omega. Pero el alfa se negó. El rubio pidió dormir solo, y eso haría. Por más que deseara abrazarlo toda la noche, besarle las mejillas ante cualquier indicio de la fuga de una lágrima; respetaría el pedido.

— Mi bonito, si me necesitas, llámame aunque sea en sueños. — Lo acobijó con las mantas. — Te amo... Te amo tanto que sería capaz de fragmentar mi corazón en partes equivalentes a cada una de tus lágrimas, y buscaría sellar esas fugas de tristeza.

Hola mis Kokoros darks 🤟 🖤 💋

Bueno como estamos Halloweenescos, 😅 aquí una actualización que nos asusta a tod@s 🤣
Ustedes leen con miedo a llorar, y yo actualizo con miedo a que me peguen o se me ahoguen en lágrimas 😅

Nos asustamos parejo 🤣

Capítulo dedicado a BaphyBaphy
Gracias por esperar no muy pacientemente, y ayudarme a ser feliz con mi lectura de Manhwas que desaparecen del lado oscuro de las lectoras. 😅

Se les quiere un montón.

Besitos púrpuras 💋 💜

Feliz Halloween 🎃

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