Futuro 2/3
NOTA: Estoy actualizando varios capítulos, por favor si lee esto revise que este leyendo en orden.
Himawari intercepto a Inojin antes de que fuera a trabajar.
–¿Qué paso princesa? - preguntó él mientras arreglaba su corbata.
–¿Puedo acompañarte? - preguntó ella dudando.
Tenía muchas inseguridades por el embarazo.
Sus hormonas estaban alborotadas, realmente quería confiar en Inojin... Pero últimamente sus pensamientos no la dejaban tranquila.
–Ya viniste conmigo todo este mes cariño.- respondió él lo más tranquilo posible.- ¿Hay algo que está pasando? Puedes decirme lo que sea.
Y si, ella llevaba siguiéndolo ese mes, su sexto mes de embarazo.
No podía decirle que temía que él viera a otras chicas y la engañara, eso sería muy directo... Y quizás no sería bien recibido.
–Si, solo que... Quiero estar cerca a ti.- mintió ella.
–Esta bien princesa. - dijo él con un beso.- Solo me tenías preocupado, no es un comportamiento común en ti. Bueno, vamos a la oficina.
Pasaron horas en los que él iba de un lado a otro y Himawari solo le seguía.
Las horas parecían interminables cuando él se sentaba a ver algunos papeles y hacer informes.
Estaba planeando en irse pero ingreso una secretaria, una que no había visto antes.
–Oh, Arid eres tú.- dijo Inojin.- Ya volviste de tus vacaciones.
Una despampanante secretaria, alta, de buena figura, peliverde y sonriente.
–Si Inojin-sama.- dijo ella acercándose con un meneo de caderas.- ¿Cómo ha estado? ¿Todo bien sin mi aquí?
–Pues la verdad con un poco más de trabajo, pero todo bien.- respondió él.
La peliazul se sintió ignorada, ni siquiera le había saludado.
–Te presento a mi esposa.- dijo él señalando a Himawari.
Ella solo atinó a sonreír algo incomoda.
–Si claro. Medio mundo la conoce.- respondió con desagrado.- Buenas, Himawari, ¿no?
–Si.- susurro ella desviando la mirada
Himawari reaccionó ¿Qué hacia ahí? ¿Realmente así sería su vida?
¿De verdad viviría preocupada por su esposo?
Veía como esa secretaria coqueteaba descaradamente con Inojin, aunque él trataba de mantenerse lo más serio y cordial posible.
La peliazul toco su estomago suavemente, no valía la pena mortificarse por lo que pasaría en el futuro.
Se sentía tan tonta al dudar de su marido, durante el tiempo que llevaban juntos se había dado cuenta que él cambio, pero tenía tantas dudas.
–Hima, ¿estás bien? - preguntó el pelirrubio ignorando completamente a la peliverde.
–Si.- respondió fugazmente la menor.- Nos vemos más tarde.
Ella se retiro lo más rápido posible de la oficina e Inojin quedó un poco extrañado. Tenía el presentimiento que había malogrado algo, pero no sabía que hacer.
–Inojin-sama.- sonrió la peliverde.- Hoy nos tocan muchas reuniones, ¿esta seguro que estará bien? Digo, no parece que su esposa sea muy afectiva o que pueda hacer algo en su estado. ¿Le gustaría un masaje?
Y ahí fue cuando el ojiceleste se dio cuenta de lo que estaba pasando, realmente no le prestaba atención a esa secretaria.
Siempre le pareció un poco extraña su forma de hablarle pero creyó que simplemente ignorarla estaba bien.
Nunca pensó que Himawari se sentiría incomoda ante su presencia, en realidad había pasado por alto el hecho de que ella la acompañaba por inseguridad.
–Solo dame ese horario.- dijo algo enojado el Yamanaka.- Y retírate
–Bueno Inojin-sama.- sonrió ella.- Cualquier cosa estoy para lo que me necesite.
Él lo pensó un rato y antes de que ella salga le llamó.- Si, te necesito para algo.
La menor sonrió, se alegro internamente y se acercó seductoramente hacia él.- Lo que usted me diga.
Por su parte, Himawari había salido rápido del edificio, iría a la tumba de su madre. Necesitaba conversar con ella, contarle como se sentía.
Vio a Aberu en la recepción realizando algunos trámites.
–¿Estas ocupado? - pregunto ella tratando de mostrar una sonrisa.
–Bueno...- dijo él observándola, su mirada algo triste.- ¿Estas bien Hima?
–Si, ¿por qué preguntas? - susurro ella.- ¿Tan mal me veo?
–No, no es eso... Te vez hermosa, solo que tu sonrisa era fingida.- respondió él.- ¿Quieres ir a algún sitio? Te puedo llevar a donde quieras, ya termine con esto.
–¿En serio? - preguntó ella más tranquila.- Me gustaría, ir al cementerio.
–Ohh, entiendo.- susurro él.- ¿Te parece si me esperas un rato mientras traigo el carro del estacionamiento y dejo estos papeles?
–Si, gracias Aberu.- respondió ella.- Te espero afuera.
Él asintió y se fue lo más rapido posible, mientras Himawari salió y escucho un fuerte grito.
–Deténganlo, es un ratero.- grito una señora.
La peliazul observó como un pequeño corría con un bolso en mano, a pesar de estar embarazada aún mantenía el entrenamiento que había llevado y podía detenerlo.
Lo hizo y le devolvió la cartera a la señora.
–Gracias señorita.- respondió la mayor.- ¿Cómo puedo pagarle?
–Deje que me encargue de este niño.- dijo Himawari.- Yo misma lo llevaré a la policía.
La señora asintió y se fue, Himawari suspiro al sentir como el menor quería librarse de su agarre.
–No te llevaré a ningún lado.- le susurro ella.- Solo coopera y serás libre.
Él pelinegro la miro, no tenía razones para desconfiar de ella y le parecía imposible librarse de su agarre, simplemente se mantuvo quieto hasta que llegó Aberu.
–¿Umm Hima? - preguntó él al verla subir con un pequeño pelinegro.- ¿Quién es ese niño?
–Eso mismo quiero saber.- respondió ella.- ¿Cuál es tu nombre pequeño?
–Soy Kiwaka.- respondió él a la brevedad.- ¿A dónde me lleva? Usted me mintió.
–Tranquilo.- respondió ella.- Soy Himawari, Himawari Uzumaki. Bueno, Himawari Yamanaka.
–No le pregunte su nombre.- dijo él.- Solo quiero ser libre.
–¿Tienes alguien esperando en casa? - preguntó la peliazul.
–No le importa.- dijo él.
–Escucha niñito, responderás todo de buena manera o te muelo a golpes.- dijo Aberu.
–¡Aberu! - regaño Himawari.- Solo quiero ayudar Kiwaka, solo eso... No parece que robarás por cuenta propia, por rebelde o por diversión.
–¿Por qué alguien como tú? - preguntó él molesto.- ¿Por qué gente como ustedes pensaría en ayudarnos?
–Yo fui como tú pequeño.- dijo Aberu.- Robar para sobrevivir, en mi caso fueron los Uchiha quienes me salvaron. Puede pasar lo mismo, solo confía.
–No lo hago por mi, tengo una hermana que proteger.- dijo él.- Se llama Zimizu, tengo que entregar una cuota o...
–¿Quién? - preguntó Himawari preocupada.- Dame el nombre.
–No se... Solo que el líder es Momoshiki.- dijo él dudando.- No se el nombre, solo el apellido... Yo, lamento no poder decir más.
–Vamos a ayudarte.- dijo la peliazul.- Lo prometo, no los dejaremos solos.
Cuando finalizó de hablar, sintió como si se hubiera desubicado.
Todo pasó muy rápido, un camión los había chocado.
El ambiente estaba en llamas.
El carro volteado.
El cuerpo doliendo.
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