26. Promesa
George
Miro mis pies que se encuentran pegados a la pared, mi cabeza pega con el piso, Fred está aventando una pequeña bludger al techo y yo estoy harto de no poder ver a Lynx.
Han pasado exactamente cuatro semanas y hoy 1ro de septiembre nuestro hermanito Ron y la pequeña Ginny regresan a Hogwarts. Fred dejo de aventar la pequeña bludger y me miró.
—¿No es raro no estar en el tren? —me trato de sentar, pero mi 'gordura' me lo prohíbe y termino rodando, Fred suelta una carcajada—. Hermano, si sigues así vas a terminar como pelota.
—Lo sé, con Lynx como mucho —admití sentandome y soltando un suspiro—. Pero si, es muy extraño, digo, después de siete años... es como perder la rutina, ¿sabes?
—Bueno, tu perdiste la rutina de ejercicio —murmuró Fred, le avente un cojín divertido.
En ese momento la puerta sonó.
Fred y yo nos miramos curiosos, ¿quién rayos nos busca?
—Ve tú —me dijo Fred, yo negué.
—No, tú lo has dicho, estoy muy gordo, me cuesta trabajo pararme del piso —Fred comenzó a reír y asintió divertido.
—Tendré que hablar con mi cuñada y decirle que no te deje comer tanto —dijo sonriendo.
Tengo que admitir, me pone muy feliz ver con Fred y Lynx se llevan bien. Él se encaminó a abrir la puerta y me arrastré para tratar de ver quien era, pero me distraje tomando la pequeña bludger.
—Eh, George... te busca un tal Portius, algo de unas cajas que firmaste el fin de semana pasado —hablo mi hermano un poco confundido.
—¿Portius? —me pare sacudiéndome—. No conozco a ningún Portius —murmuré confundido.
—Ni yo —abrí mis ojos y mi boca al ver a Lynx parada enfrente de mí, se quitó su túnica y dejó caer su bolso para correr hacia mí.
Ambos caímos al suelo—. ¡Estás aquí! —chillé emocionado, ambos nos dimos un beso.
—Oigan, no enfrente de mí —murmuró Fred.
—¿Qué haces aquí? —ambos nos sentamos y tomé sus manos sonriendo—. Has alegrado mi día —admití soltando un suspiro, Lynx señalo a Fred.
—Él me mandó una carta —mi hermano sonrió—. Me dijo que su madres no quieren que habrá sortilegios debido a bueno... los ataques —murmuró—. Y bueno, le mentí un poco a mamá.
La mire sorprendida, pero también a Fred—. Eres el mejor hermano del mundo —Fred hizo un ademan de manos.
—Basta, me sonrojas, pero claro que lo soy. Prepararé emparedados de queso —sin más, mi hermano se encaminó a la cocina.
Tome las mejillas de Lynx para besarla, ella soltó una risita—. ¿Cuánto tiempo estarás? —pregunte.
—Una semana —respondió besando mi mano—. Le he dicho a mi madre que me iba con Luke a Rumania —abrí mis ojos sorprendido.
—¿Luke está en Rumania? —ella asintió.
—En el mismo santuario de dragones que tu hermano —la miré aún más sorprendido—. Y no adivinas... Charlie es su mentor —parpadee sin poder creerlo.
—Woo, necesito que mi hermano me informe de estas cosas —ella soltó una risita—. Pero, ¿tu madre no sospecha? —Lynx negó.
—No, mamá siempre me cree, aparte, le avise a Luke que cualquier cosa mintiera, le dije que simplemente quería relajarme un tiempo, él me dijo que cuando quisiera escaparme de casa le mandara una carta y me cubriría.
—Que buen amigo —admití, ella asintió, la abracé soltando un suspiro—. ¿Qué tal todo?
—De mal en peor —susurró dándome muchos y cortos besos en los labios.
—Bien tortolitos, los emparedados están listos, no es por presumir, pero preparo los mejores.
Acomodamos la sala para sentarnos en el piso, Lynx se ve muy relajada estando aquí, nos informa de cómo van las cosas y de cómo su tía Bellatrix sospecha mucho de ella.
—Creo que simplemente no le agrado —alzó los hombros sin importancia y le dio otra mordida a su emparedado.
El tercero que se come—. ¿Te gustaron? —pregunté un tanto divertida ella asintió muy feliz.
—Me encantan, enserio Fred, deliciosos —mi hermano se siente como una celebridad.
—Lo sé, lo sé —él hizo sonar su garganta y dejó su emparedado—. Yo, bueno, Lynx tengo algo que decirte —hizo una mueca y suspiró—. Perdón —murmuró, Lynx lo miro confundido y luego a mí.
Pero no entiendo qué está pasando en realidad—. ¿Perdón de qué? —cuestionó Lynx.
—Oh, bueno, cuando nos conocimos, hace como muchos años atrás, ¿a los once? —ella abrió sus ojos y soltó una risita asintiendo—. Te dije que todos los magos que van a Slytherin son malos y bueno... me equivoque contigo —admitió.
Mire a Fred sonriendo, Lynx está riendo mucho—. No te preocupes, pero en realidad quería comprobarte que no todos somos malos —ella alzó sus hombros y sonrió—. Te perdono, Fred —sin más le dio una mordida a su emparedado con una sonrisa.
—Y gracias por hacer feliz a mi hermanito, tenía miedo de que quedara soltero —le di un golpe a Fred, los tres comenzaron a reír.
—No es nada Freddie, él también me hace feliz a mí —ambos nos miramos y relamí mis labios sonriendo.
—Bueno, dije lo que tenía que decir —él se paró y antes de eso tomó la vieja cámara de papá y nos tomó una foto desprevenida—. Otra foto para el álbum.
—¿Qué?
Resulta que Fred nos ha estado tomando fotos a escondidas, claro que lo regañe, pero mi hermano nos está haciendo un álbum de fotos acerca de nuestra relación, dice que nosotros no hemos pensado en todo.
Lynx está muy feliz con nuestro álbum, y en realidad no sé cómo no se me ocurrió antes.
Lynx
Beso el pecho de George una y otra vez, él se encuentra acariciando mi espalda desnuda. Lo miro lentamente y acarició su barbilla.
—Extrañaba estar así contigo —susurré, el sonrió un poco.
—También yo —ambos entrelazamos nuestras manos y las levantamos mirándolas—. Te prometo que cuando esto acabé... estaremos juntos —sonreí aún más y acaricio mi dedo anular de la mano izquierda—. Y portaras un hermoso anillo, justo aquí —sentí mis ojos cristalizarse y lo miré fijamente.
—¿Lo prometes? —susurré.
—Lo prometo —dijo mirándome a los ojos, me abrazó con fuerza y sostuve sus brazos que están alrededor de mi cintura.
—Por favor, no me vayas a dejar —cerré mis ojos y una lagrima resbalo por mi mejilla—. Te necesito más que nunca —nos separamos un poco y George limpio mis lágrimas.
—No te abandonaré, escucha Lynx, nunca te dejaré —solté un suspiro sintiéndome frustrada.
—Merlín, odio tanto ser tan... tan sentimental y sentirme tan vulnerable—el negó.
—Está bien, es bueno, mírame a mí, yo lloro por todo —dijo George—. Está bien que te sientas mal, es normal sentirnos vulnerables y, amor, estás pasando por muchas cosas —acaricio mi cabello y beso mi frente—. El hecho de que llores no significa que seas débil, al contrario, es muy valiente de tu parte, Lynx, eres muy valiente al estar haciendo todo esto —baje mi mirada y George comenzó a besar mi rostro—. Te amo mucho y nunca te odies por mostrar tus sentimientos, ¿entendiste? —asentí lentamente—. Vamos, está bien, sabes que estoy para escucharte —me apoyo—. Si quieres hablar, hazlo amor, si solo quieres llorar, está bien, lloraré contigo, si quieres solo abrazarme, te abrazare.
Inhale y exhale antes de hablar—. Tengo miedo porque Draco es mortífago —George no dijo nada, el tomo mi mano y asintió.
—Ya lo sospechábamos —murmuró, lo mire sin creerle—. Ron, Harry y Hermione los vieron hace poco a él y a tu madre caminando hacia el callejón Knockturn.
—Lo sabía —susurré—. Algo está sucediendo, pero no quieren decírmelo —George tomo mi mano—. ¿No supieron nada? —él negó.
—Solo los vieron entrando a Burgin y Burkes —mire a George y achine un poco los ojos—. Lynx, lo que sea que estés pensando, por favor no pienses ir a ese lugar —negué lentamente.
—Descuida, no iré —mentí.
—¿Lo prometes? —asentí y crucé mis dedos.
Técnicamente no voy a romper la promesa.
...
Me cubro con mi túnica, los gemelos están en Sortilegios Weasley, les dije que le escribiría a mamá una carta así que no preguntaron más, pero en realidad voy en camino a Burgin y Burkes porque necesito saber que está pasando con mi hermanito.
Ignoro a los locos magos y brujas y procuro mantenerme con la cabeza agachada, si alguien me descubre podrán decirle a mi madre que estuve por aquí y se supone que estoy en Rumania.
Cuando entonces veo a mi amigo Thomas intercambiando algo con un mago.
—Ahora, lárgate Mundungus —tomó su mano y él se gira para verme—. ¿Narcisa? —susurró sorprendido.
—Shh, ven conmigo —ambos nos escondimos en un pasillo y me quité la capucha.
—¿Qué haces aquí? —preguntamos al mismo tiempo, cosa que nos hace reír.
—Tu primero —le digo.
—Bueno, vine a visitar a mi madre, pero el imbécil de Mundungus había entrado a robar una reliquia familiar —mostró una especie de medallón y lo guardó en su bolsillo—. ¿Tú? —mordí mi labio antes de hablar.
—Vengo a Borgin y Burkes —él alzo una ceja—. ¿Quieres venir conmigo?
—Por supuesto, sirve que charlamos de lo horrible que nos ha ido desde que salimos de Hogwarts —suelto una risita y me coloco la capucha antes de comenzar a caminar.
Pero por costumbre, tomó su brazo—. ¿Qué tal América? —le preguntó.
—Lo estadounidenses son muy raros —admitió mientras nos dirigimos al lugar—. Pero MACUSA, Lynx, MACUSA es increíble —dijo abriendo los ojos y diciéndolo con emoción.
—¿Piensas quedarte allá? —pregunté curiosa.
—Mamá eso quiere —murmuró—. Pero papá, bueno... el cree considerable que, ya sabes... —asentí lentamente.
—Vete Thomas, si tienes la oportunidad, quédate en Estados Unidos —él hizo una mueca.
—Sí, aparte, ya hice varios amigos —lo miré curiosa.
—¿Alguna chica? —le code divertida, él negó sonriendo.
—No, en realidad solo tengo dos amigos, Jordan y Patrick, Patrick es muy agradable.
—Uh, Patrick —volví a codearle divertido, él negó riendo.
—Basta, Cissy.
Ambos dejamos de hablar cuando nos encontramos frente a la tienda, Thomas me miro y sin más abrí la puerta para pasar. Todo se encuentra muy lúgubre y hay una vibra muy pesada.
—¿Se les ofrece algo? —miro a un joven que juega con su varita, él me apuntó con su dedo—. ¿Te conozco?
—Quizá —alce los hombros y con un rápido movimiento de varita encante al mago para ver dentro de sus pensamientos.
...
Doy un par de vueltas por la tienda, Thomas no ha preguntado nada y el joven se encuentra petrificado en el mueble.
—¿Me dirás que viste o no? —pregunto por quinta ocasión Thomas, solté un suspiro y camine a él.
—Draco es mortífago —el artilugio con el que estaba jugando se cayó de sus manos—. Y... tiene que conseguir que los Mortífagos entren a Hogwarts —la boca de mi amigo se abrió por si sola.
—Mierda —soltó de golpe.
Mire por la ventana para ver como varios encapuchados se encaminan a la tienda.
—Shh, shh —mire al joven y apunte mi varita nuevamente hacia el—. Obliviate —sin más, tome a Thomas para escondernos detrás de un gran ropero y desaparecimos en un torbellino.
—¿Qué pedo? —murmuró Thomas viendo la colina en donde estamos.
No tengo ni la menor idea de por qué o traje aquí, pero en realidad me parece un lugar muy seguro por el momento.
—Thomas, tienes que prometerme que no le dirás a nadie —el asintió.
—¿Cuándo te he roto una promesa? —me quede pensando.
Pero en realidad, no hay nada que pensar, nunca ha roto su promesas.
—Bien —acaricié su cabello y sonreí—. Me dio gusto verte, Tommy —me acercó a él para abrazarlo.
—A mí también Cissy, espero todo esto mejore —beso mi cabeza y nos separamos mostrando una sonrisa—. Cuídate mucho y por favor, no olvides en escribirme.
—Ni tu a mí —el asintió—. Y Thomas, por favor, no le digas a nadie que me viste.
—Lo prometo con mi vida Cissy, tu secreto está a salvo conmigo.
George
El inventario se encuentra en orden y los hechizos que nos dio Remus para proteger el local están funcionando a la perfección, Fred y yo subimos corriendo para ver quien llegaba primero y orgullosamente le gane.
—¡Amor, llegamos! —exclamé.
Pero no hubo respuesta por parte de Lynx—. Uff, hace mucho no corría —dijo Fred llegándome a mi lado—. ¿Qué? —pregunto mirándome.
—Lynx... ¿Lynx? —pregunté de nuevo.
—Debe estar en el baño —fruncí el ceño y caminé por el departamento que no es grande—. O debe estar jugando con una capa de invisibilidad —murmuró Fred nuevamente.
—O en el callejón Knockturn —murmuré.
...
Me serví un poco de té y miré la puerta que se abrió, Lynx esta entrando a hurtadillas, pero al verme mostró una sonrisa inocente.
—Hola, Georgie —dijo sonriente y con una mirada traviesa que he visto en mi gemelo y en mi por los últimos años de nuestra vida.
—Lynx —bebí de mi té y caminó hacia a mí.
—Y... ¿qué tal todo? —apreté mis labios y asentí con mi cabeza.
—Todo bien —hubo un momento de silencio y la mire fijamente, ella desvió su mirada—. Lynx, ¿fuiste al callejón Knockturn?
—No —negó rápidamente.
—Narcisa —ella me miro abriendo los ojos.
—George, no me llames así, suenas como mi padre —murmuró.
—Solo, solo quiero que me digas la verdad —tome su mano y ella suspiro.
—Sí, fui al callejón Knockturn —murmuró.
—Lynx, lo prometiste —dije mirándolo un poco solo un poco molesto—. Sabes lo peligroso que es ese lugar, aparte, ¡ibas sola! Por merlín, me hubieras dicho y te acompañaba —escuché crujir algo y ambos nos giramos para ver a Fred que come una manzana.
—Madre, padre, iré a mi dormitorio —sin más, él se fue rápidamente a su habitación.
—George, tranquilo, no me paso nada, mira —ella extendió sus brazos y soltó un suspiro—. Aparte, me encontré a Thomas y fuimos juntos —murmuró—. Y, ¡no me paso nada! —volvió a decir cual niña pequeña, ella se paró y dio una vuelta—. ¿Vez? Estoy enterita.
—Lynx esto no es divertido —lleve una mano a mi cien y ella se sentó en mis piernas cual bebé.
—Amor, estoy bien —susurró, talle mis ojos y ella me tomó de las mejillas—. Georgie, tenía que saber la verdad —dio un corto beso en mis labios y acaricie su mejilla.
—Perdón es solo que, me preocupo mucho por ti —ella asintió.
—Lo sé y no debí mentirte, pero sabría que no me hubieses dejado ir, aparte, conozco el callejón Knockturn como la palma de mi mano —susurró mostrando su mano—. Y no estaba sola, no pasó nada —asentí lentamente.
—Bien, eso me alegra —se recostó en mi pecho y la abrace cual bebe durmiendo—. ¿Está todo bien?
Hubo unos minutos de silencio, comencé a arrullarla.
—Hay que ponernos el pijama, para hablar —propusó sentándose.
...
Coloqué una película y me recosté en el sillón, abrí mis brazos y Lynx se dejó caer encima mío, ambos nos acomodamos y comencé acariciar sus brazos con cariño mientras vemos Forrest Gump.
—Yo... —hablo Lynx mirando a la película—. Descubrí el motivo por el cual estaban ahí —ella alzó su cabeza para verme a los ojos y suspiro—. Desde que papá entró a Azkaban, el señor tenebroso, él bueno, empezó a ver a Draco como el hombre de la familia —murmuró acariciando mi mano—. Y comenzó a darle algunas tareas —continuo un poco nerviosa, ella se escondió en mi pecho y balbuceó algo que no entendí.
—Amor, no entendí nada —murmuré, ella se separó un poco, sus ojos se encuentran cristalizados.
—Draco... —hablo ella se acomodó para quedar frente a frente, su corazón late con rapidez—. Él tiene... él... debe hacer que los Mortífagos entren a Hogwarts para atacar desde adentro —escondió su rostro en mi pecho.
No supe que decir, ni mucho menos que hacer.
La abrace fuertemente mientras solloza sobre mi pecho, escuche pasos, pero rápidamente moví mi mano para que Fred regresará a su habitación, vi su rostro de miedo y salió corriendo a su cuarto.
—Por favor, por favor no le digas a nadie —pidió en un susurró—. No puedo ponerlo en riesgo, si él no cumple con su misión, él nos matará, Voldemort nos matara, matara a mis padres, a Draco y a mí—sollozó.
Mierda.
—No, no le diré a nadie —asegure abrazándola con fuerza—. No permitiré, te prometo que no permitiré que te pase algo a ti... a ti o a tu familia, lo prometo Lynx.
(Maratón 1/2)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro