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"𝐴𝑑ℎ𝑎𝑟𝑎 𝐵𝑒𝑎𝑢𝑚𝑜𝑛𝑡"

Ya habían pasado 5 Años desde la segunda guerra mágica. 2 años desde que que se había comprometido y casado con Ron Weasley. Y 1 mes que se había divorciado de Ron Weasley.

Su vida después de la guerra había avanzado más rápido de lo que se había imaginado. Quien diría que finalmente Ron weasley, su mejor amigo la besaría en la cámara de los secretos, frente a la estatua de Salazar Slytherin.

Tal vez fue la adrenalina del momento lo que los confundió. Tal vez las hormonas le hicieron creer que estaba enamorada.

Sea lo que haya sido, no fue lo correcto. Era ovio que ambos no estaban destinados a estar juntos. Él ya había encontrado a su alma gemela, al amor de su vida, la persona con la que debía estar. Pero ella, ella no lo había hecho aún.

Siquiera había perdido su virginidad. Pero esa no era la cuestión de su divorcio, de hecho ron la había respetado por completo en sus decisiones, jamás había intentado sobrepasarse con ella, aún estando casados. En eso el la respeto mucho, si ella no quería tener relaciones, pues entonces no las tendrían, y eso ron lo supo comprender y aceptar sin quejas.

El tema de su separación había sido muy simple, y había terminado en buenas condiciones. Ambos se dijieron lo que verdaderamente sentían, confesaron sus sentimientos. Y ambos habían coincidido en que sólo se veían como hermanos.

Para suerte suya el divorcio fue algo rápido. Aún recordaba cuando habían llegado al ministerio, con unas sonrisas de oreja a oraja, y firmaron felices el divorcio. Tal y como el día en que se comprometieron.

Luego de eso todo volvió a la normalidad, Ron y ella eran amigos nuevamente. Incluso más que antes.

A Molly le había dolido mucho que se separasen, pero ella entendía que eran tan solo niños y cometieron un error como cualquiera.

Ahora salía de su oficina en el ministerio de magia. Ahora era Ministra de magia. Su mente no era capas aún de asimilar que, literalmente era la primera nacida de muggle en ser ministra de magia.

Por estar tan metida en su pensamientos, como siempre. No se dio cuenta de que se había chocado con alguien accidentalmente.

- Lo lamento mucho, no te vi - se disculpó apenada.

La otra bruja levantó su vista hacia ella al escuchar su voz, al parecer también iba distraída.

Por lo menos no era la única que iba siempre metida en lo más profundo de su mente, al pundo de olvidarse del mundo por completo.

- Oh, ministra Granger, mis disculpas por haberla chocado. - suplico avergonzada la contraria mientras hacia una pequeña inclinación ante ella.

Odiaba que hicieran eso.

También cuando apenas los miraba, y ya se derretían de miedo. Entendía que había sido una de las salvadora del mundo mágico, pero no era para tenerle miedo o arrodillarse, como hizo la chica a su frente.

- por favor, no es necesario que te inclines ante mi - negó mientras soltaba una de las sonrisas suyas.

La de rulos bajo la mirada apenada.

Le resultaba conocida. De algún lado, estaba segura de que la había visto en sus años en hogwarts. Trata de hacer memoria hermione. Se decía a sí misma.

Por supuesto, ya la recordó. Como era posible que se haya olvidado de ella.

Atenea Beaumont.

Hija de una de las más antiguas y noble familia de sangre puras, con descendencia de veelas y vampiros. Y según algunos rumores, también de Dioses.

Su madre Aurora Beaumont. Su padre Alexander Beaumont ( de soltero Bones). Y sus abuelos, Afrodita y Apolo Beaumont.

Aunque su familia no obligaba a sus hijos a casarse con sangre puras y criarlos odiando a los muggles. Si los criaban para ser los más inteligentes y astutos de todos, ser el centro de atención, ser los mejores brujos y brujas de su adad y llevar en alto su apellido. Y también su gran fortuna.

Muchos dicen que fueron unos de los primeros magos en existir. Otros dicen que nacieron de los Dioses y es por eso que se llaman asi, para honrarlos.

Ella había tenido la suerte de ser su tutora en su 4to año de
Hogwarts.

Atenea era una chica muy alegre, bondadosa, carismática, chistosa, y algunas veces ambiciosa. Lo había notado cuando le enseñaba uno de los temas de Defensa contra las artes oscuras. Su ambición por aprender más y más. O en astronomía, por saber más sobre el origen de las estrellas y constelaciones. Ella era una Chica Tan Pura de corazón, que hasta su sonrisa era contagiosa. Aún siendo slytherin era así.

Pero ahora, había algo que ya no era como antes, ya no sentía su magia revoloteando alegremente a su alrededor. Ahora más sentía... Magia como de un color más oscuro. Si es que así se puede decir.

- señorita Beaumont, no creía volverla a encontrar. - exclamó con una sonrisa ahora más relajada.

Tal vez ella ya no la recordará. Habían pasado varios años desde la última vez que se vieron. Hace unos 8, casi 9 años. Era aún largo tiempo para aún recordar a tu tutora de hace años.

- ¡Mi tutora! - soltó una risilla. - cuanto tiempo que ha pasado.

Oh, por supuesto que la recordaba. Había sido su primer beso.

Aún lo recordaba como si fuera ayer.

Fue en un salón abandonado, en hogwarts, habían terminado por fin su tarea de pociones y adivinación. El almuerzo se acercaba en pocas horas. En ese tiempo todas las chicas de su cuarto hablaban de que ya habían dado su primer beso y que había sido el mejor, ella era la única que no había dado su primer beso. Incluso ginny ya lo había dado. Fue entonces cuando estaba aún pensando en si hacerlo o no, cuando su "estudiante " le confesó que jamás había dado su primer beso, y luego se lanzó hacia sus brazos y la beso. Siquiera le dio tiempo a contestarle. Pero sin duda ese fue el mejor beso que pudo haber tenido.

Iba a contestar, cuando un harry algo alborotado y con la respiración entrecortada aprecio en su campo visual.

- ¡Hermione!, te necesito, es urgente - pidió agitado el azabache.

Asintió con la cabeza hacia él , luego volvió a sentrar su atención en Beaumont. Sus ojos marrones casi negros la miraban de una manera distinta que hace años atrás. Juraría que jamás la había mirado de esa forma. Como si pudiera ver más allá de lo que podía.

- Señorita Beaumont, fue un gusto volver a hablar con usted, Pero si me disculpa, tengo asuntos pendientes que atender. - se despidio elegante, para luego dirigirle una mirada superior a la suya.

Paso por su lado rozando levemente sus brazos. Erizado su propia piel. Noto cierto sonrojo por parte de la de rulos .

Oh ,pero si esa pequeña impura supiera lo que se le avecina.

Se dijo mentalmente la ondulada.

. . .

- ¿que sucede Harry? ,¿ todo está bien? , ¿ Draco está bien? . - Cuestione preocupada.

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