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20 | "𝗩𝗶𝘀𝗶𝘁𝗮"

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐞
“𝐕𝐢𝐬𝐢𝐭𝐚”

Ya era otro día, y seguíamos preocupados por lo que iba a pasar en el futuro.

—Debemos irnos de aquí, es peligroso.— advirtió Thomas.

—No nos iremos.— Negó Rick.

—Ya no podemos quedarnos aquí por más que nos duela. ¿Y si hay otro francotirador? una tabla de madera no servirá, eh.— dije irónicamente.

—Ni siquiera podemos salir.— Dijo Beth, preocupada.

—Rick dice que vamos a huir y no lo haremos.— dijo con firmeza el coreano.

—No… Es mejor vivir como ratas.— habló Merle desde la otra celda, encerrado.

—¿Tienes una idea mejor?— Rick lo miró.

—Si… deberíamos habernos ido anoche y vivir para luchar otra batalla.— respondió. —Pero se nos fue esa oportunidad. Seguro tiene exploradores en los caminos que salimos de aquí.— explicó.

—No le tenemos miedo a ese imbécil.— Apareció Daryl hablando desde arriba.—

—Deberían.— dijeron Merle y Thomas a la vez. —¿Eso del camión y la reja? Eso no es más que tocar el timbre para él. Puede que tengamos muros fuertes… Pero él tiene armas…— explicaba Merle.

—Y gente.— Terminó Thomas.

—Si controlan los terrenos altos… rayos…— Merle quedó en silencio.

—Podría hacernos morir de hambre.— dijo tembloroso el pelinegro.

—Pongámoslo en otro bloque de celdas.— Habló Maggie indignada refiriéndose al hermano del balista.

—No… tiene razón.— afirmó Daryl.

—¡Es todo tú culpa! ¡Fuiste tú quien empezó esto!— exclamó la ojiverde.

—¿Qué importa el que tiene la culpa? ¿Qué hacemos ahora?— preguntó su hermana.

—Dije que debíamos irnos. Axel está muerto. No podemos permanecer aquí sentados.— levantó la voz Hershel.

Rick se da media vuelta y el hablante nota esto.

Se levanta de las escaleras con sus muletas. —¡Vuelve aquí!— exclamó.

Rick se quedó helado. —Te estamos perdiendo, Rick.— confiesa Hershel. —Todos lo hemos visto, entendemos por qué. Pero ahora no es el momento. Una vez dijiste que esto no es una democracia… Ahora tienes que hacerlo valer— recalcó la última palabra. —Puse la vida de mi familia en tus manos. Aclara tus ideas, y haz algo.— dijo.

En todo el silencio que había, alguien se puso a aplaudir.

—¡Bravo Hershel!— aplaudía Thomas.

Bajé sus manos y negué con la cabeza. —No es el momento… No…— seguía negando.

—Oh, lo siento.— bajó la cabeza e hizo una reverencia de disculpa. —Lo siento…— se echaba para atrás.

Nos retiramos todos, y me fui a cuidar de Judith.

—Sh, sh… “Eres mi sol... mi pequeño sol, me haces feliz, cuando nuestros cielos son grises…”— cantaba. —Duerme, bonita… Sh, sh…— decía en susurros.

—Toc, toc…— habló Beth en voz baja. —¿Interrumpo algo?— preguntó. —Serías una buena mamá.— halagó.

Reí. —¿Tú crees? Carol me dijo lo mismo. No sé… Nunca tuve el amor de una mamá. Solo… el de mi tía.— dejé a Judith en la cuna.  —Pero, tal vez si sea una buena mamá en algún futuro…— sonreí.

—Sí, no lo dudo. Si llegas a tener hijos con quién sea, seré la madrina.— rió.

—Soy muy joven para pensar eso todavía… Pero no me disgustaría.— me tambaleé de un lado a otro.

—Ajá… Ah, y oye… Ese chico, Thomas. ¿Tú crees que le debería dar una oportunidad?— curioseó.

—¿Ah? ¿Y eso por qué?— arqueé las cejas. —¡¿Acaso él te coquetea y a tí te gusta?!— exclamé feliz.

—Shhh… Habla en voz baja… La bebé duerme.— se sentó en la cama. —A ver… puede ser, pero, no sé si estoy en condiciones de… ya sabes…— se tapó la cara con sus manos. —Tener… ¿novio?— abrió sus dedos mientras me miraba por el ojo derecho.

—A ver… puedes tener novio cuando sea, y hasta no debería importarte… El mundo se fue a la mierda, nadie puede robarte a Thom…— reí y no terminé su nombre.

—Eres una tontita.— rió también.

—Hola muchachas…— apareció Thomas. —Aquí llegó el más hermoso de todos…— guiñó el ojo. —Y exclusivo para usted, señorita Beth.— sonrió tanto que parecía que le brillaban los dientes tal como una película.

—Agh, que asco. Mejor me… Mejor me voy.— dije levantándome con rapidez de la cama.

—Y miren quién viene por aquí…— dijo el pelinegro tomándole el hombro a Carl. —Tú novio, Maidy.— rió con maldad.

—Diu, ¡el nunca será mi novio!— exclamé.

—¡Ni tampoco ella será mi novia!— exclamó él también.

—Auch chicos… Eso me dolió.— bromeó. —¡Pero no tanto como a Made!— me agarró, me tiró a la cama y comenzó a hacerme cosquillas.

—¡Ya basta cabeza de genital!— dije casi sin poder respirar debido a la risa.

—¡Tu tienes cara de trasero!— seguía.

—¡Ven, Beth! ¡Nos unimos, chicos!— se tiraron también y empezamos una guerra de cosquillas.

Fui con Maggie y Carl a la torre para ver desde el francotirador si había alertas.

—Psst. Ví algo allá afuera...— advierte Carl.

Maggie observó con la mira. —Es… Andrea. Trae a tu papá y a los otros.

—No inventes.— Se me erizó la piel. —¿De verás es ella?...— comencé a lloriquear.

—Sí, Made, pero…— Sentía su voz alejándose ya que fui corriendo hacia donde estaba para abrirle la reja.

—¡Espera!— me paró Rick. —¿Estás sola?— le gritó.

—¡Abre la reja!— exclamó mientras sostenía al caminante con un palo.

—¿¡Estás sola?!— repitió exclamando nuevamente.

—¡Sí!—

Rick me dió señas para que le abriera y así lo hice.

—¡An…!— Rick no me dejó terminar y la agarraron por detrás y empezaron a examinarla.

La tiraron al suelo, le hizo preguntas y le tiraba las cosas con brusquedad.

—¡Puedes ser más suave con ella!— exclamé.

Luego de terminar de revisar, la dejó y le dió la bienvenida.

—¡Andrea!— Corrí hacia ella con lágrimas en mis mejillas. —Pensé que estabas muerta.— lloriqueaba.

—Tranquila, estoy aquí, estoy aquí.— daba caricias en mi cabello.

Empezó a saludar a todos y comenzó a hacer preguntas sobre Lori… Shane, y otros.

Andrea comenzaba a enterarse sobre todo lo que hizo el gobernador, su novio.

Todos la trataban como una extraña, lo cual me entristecía demasiado.

—¿Entonces por qué viniste?— cuestionó Rick.

—Porque se prepara para una guerra.— lo miró. —La gente está aterrada, los ve como asesinos, se preparan para atacar.— habló con discordia.

—Te diré qué, la próxima vez que veas a “Philip" dile que le sacaré el otro ojo.— dijo Daryl con seguridad.

—Ya hemos soportado demasiado. ¿Quiere una guerra? Se la daremos.— amenazó el coreano.

lo miró pero simplemente se dió vuelta dándole la espalda. —Rick, si no te sientas e intentas solucionar esto… no sé qué puede pasar.— se le resquebrajaba la voz. —Él tiene un pueblo entero.— suspiró. —Mírense, ya perdieron tanto. No pueden seguir solos…—

—Si quieres que esto termine, ayúdanos a entrar.— amenazó el líder.

Negó.

—Entonces no hay nada que arreglar.— Se retiró y dejó a la rubia hablando sola.

—¡Hay gente inocente!— exclamó.

Fuimos fuera de la prisión a tomar aire junto a Andrea.

—No recuerdo como eras la última vez que nos vimos, estás enorme.— dió una cálida sonrisa. —¡Y te creció el cabello!— se alegró.

—¡Has visto! Tengo rulos.— sonreí.

—Sí…— Me miraba de arriba abajo, aún sorprendida. —Tu ropa… tu altura… Wow. ¡Estás más alta que yo!— bromeó.

—No exageres…— me la quedé mirando. —Te extrañé.— admití y fui rápidamente a sus brazos.

—Yo también…— se apoyó en mi pequeña cabecita dando una muestra de cariño.

—Ah, Andre… ¿Conoces a Thomas? Él estaba en Woodbury. Es el sobrino de tu no… Agh, del gobernador.— confesé.

—¿El chico con cabello rapado? Philip no me contó nada de él. Igualmente, con las cosas de las que me ocultó no me sorprende.— se cruzó de brazos.

—Es… un buen chico. Diferente a él. En demasiadas cosas.— recalqué. —Oye, quiero que te quedes.— admití.

—Yo también me quiero quedar.— confesó también. —Pero… no puedo.— bajó su cabeza.

—¿Por qué?— me entristecí.

—Pues… varias razones, Made. La primera es que, debo volver a Woodbury. Y segundo, no creo que quieran luego de la pelea con Rick.— se limpió una lágrima.—Bueno, ya. Volvamos adentro… ¡Menos lágrimas más felicidad!— rió.

—Vamos, ven a conocer a la bebé. Carol está con ella.— hablé.

Fuimos con ellas y Andrea la cargó.

—¿Cómo es su nombre?— preguntó.

—Judith.— respondió.

Carol y Andrea quedaron hablando arriba, yo me fui de allí para cuidar a la bebé.

Hasta que luego de un rato me llamaron para despedirla.

Se abrió una puerta súper grande y de ahí salió un auto en el que Glenn estaba.

—¿Puedo llevarlo?— refiriéndose al auto.

—Sí…— respondió el líder con seriedad.

Dió una última mirada a todos y antes de que subiera la abracé. No contení mis lágrimas que en unos instantes comenzaron a caer.

—No llores, pequeña. Nos volveremos a ver.— Dió un cálido beso en mi cabecita y finalmente se subió.

Sentí como alguien buscaba mi mano para entrelazar nuestros dedos. Me miró con sus ojos azules y se apoyó en mi hombro.

Cerraron la reja, y finalmente mi compañera se había ido.

—¡Adiós!— exclamé.

Dormí una siesta tan larga luego de la idea de Andrea que ni siquiera sabía la hora. Salgo de mi pabellón y me encontré a Beth sentada en el suelo con Thomas.

Ella empezó a cantar una bella canción que hizo que la bebé se tranquilice y yo también.

Me senté a su lado, y detrás venía Carl, quién se sentó junto a mí y se apoyó en mi hombro dando respiraciones pesadas.

—¿Se durmió?— preguntó su padre que sostenía a su hija.

Afirmé con la cabeza. Y me dió una sonrisa.

Escuchar a Beth cantar fue mi último recuerdo antes de quedarme dormida junto a Carl y Thomas.

Holaaa, ¿cómo están? les estoy actualizando más seguido porque ya era mucho dejarlos sin leer el fanfic por varios meses JAJAJA

Además de que, ya quiero terminar rápido este acto porque se vienen cosas mejoreees y obviamente más apariciones de personajes que serán más importantes más adelante. Yy, eso sería todo! Nos vemos en el próximo capítulo 🥳

' Mar.

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