17 | "𝗛𝗮𝘇𝗹𝗼 𝗮𝗻𝘁𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲𝗮 𝘁𝗮𝗿𝗱𝗲"
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞.
“𝐇𝐚𝐳𝐥𝐨 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐚 𝐭𝐚𝐫𝐝𝐞”
Lori Grimes, quién dió la vida por su bebé, quién crió a un buen chico, quién protegió a su marido. Ella fue como una mamá para mí.
Las voces de los demás estaban contenidas en mi cabeza.
—Made… ¿Made, estás bien?— preguntaba Glenn mientras intentaba sacarme del detenimiento en el que estaba.
Al darme vuelta, Carl estaba arrullando a la bebé. Estaba llorando porque quería comer.
—¿Hay comida de bebé?— se preocupó Daryl.
—La buena noticia es que se ve saludable, pero necesita leche pronto o no sobrevivirá.— avisó el Hershel.
—No… eso no sucederá. No quiero perder más gente.— dije en un suspiro. —te acompaño.— avisé.
—Quiero ir contigo.— le dijo Maggie al motoquero.
—Yo también.— se acercó el coreano hacia nosotros.
—Bien, creo que iremos todos, Beth.— Daryl le hizo una seña a la rubia para que vaya con él. Empezaron a hablar por lo bajo pero no logré escuchar.
De pronto, veo como Rick se levanta enojado con su hacha y entra dónde habíamos salido con Carl, Maggie y la bebé.
—¡Rick!— gritó Maggie.
—¡Abran! ¡Vamos, se nos va la luz!— advirtió Daryl.
Los tres nos dimos media vuelta y empezamos a trotar para llegar más rápido.
—¿Queda algún lugar que no hayan saqueado por completo?— pregunté dando referencia a la comida de la bebé.
—Uh… Vimos señales de un centro comercial más al norte.— replicó Glenn.
—Sí, pero el camino está bloqueado. No llegaríamos en auto.— respondió Maggie rendida.
—Puedo llevar a uno.— habló Daryl. No íbamos a ir los cuatro juntos.
—Yo iré.— se ofreció la castaña.
—No, Maggie. Después de todo lo que te sucedió… yo iré por tí.— se dirigió hacia ella su comprometido.
—Quiero ir. Debo hacerlo por Lori.— la mirada de la mujer se dirigió a mí. —Encárgate de ella, también está mal.— dió una media sonrisa y se despidió de Glenn.
A lo lejos veo una silueta conocida. Tenía el cabello rapado y la camisa desgastada con la que lo había conocido.
—Pss, Made.— chistó.
—¿Thomas? ¿Qué carajos haces aquí?— pregunté pero estaba feliz por verlo.
—Amm… Problemas.— frunció el ceño.
—Escucha, tienes que irte de aquí… El grupo está atravesando por un duelo. Si te ve el líder te hará pedacitos.— advertí susurrando.
—¿Qué sucedió? ¿Murió alguien?— “Morir” es la palabra que más le temo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al oírla.
—Sí, y de hecho… Alguien importante.— agaché mi cabeza.
—Lo siento. Estoy para tí por cualquier cosa.— esbozó una sonrisa.
—Ahora… Cuéntame qué te pasó a tí.— le dije.
—Mi tío. Desde que llegaron personas nuevas es raro. Pero no sé qué me hace extraño. Él es así.— rascó su nuca mientras le temblaba la voz.
—¿Personas nuevas? ¿A qué tipo de personas nuevas te refieres?— pregunté teniendo un poco de esperanzas de que esa persona sea Andrea.
—Una mujer con rastas, una katana… y su acompañante, rubia y ojos claros.— habló.
—¿Tienes idea de cómo se llaman?— mis ojos se iluminaron.
—No, mi tío no me da información de las personas que llegan a la comunidad.— Veo cómo sus ojos se empiezan a cristalizar.
—Necesito que me lleves a tu comunidad, de inmediato.— empecé a desesperarme.
—Oye, oye. Tranquila. Luego querrás saber cómo escapar de ahí. Cómo yo.—
—¿Cómo? ¿Quieres escapar de tú comunidad?— abrí mis ojos como canicas.
—Tú no sabes el infierno que hay detrás.— negaba con la cabeza. —Yo, necesito entrar a tu comunidad.— habló.
—Thomas… Me encantaría pero en este momento no puedo, y ya te dije el por qué. Te prometo que cuando todo pase les preguntaré.— sonreí.
—Hazlo antes de que sea tarde.— amenazó y desapareció.
—¿Antes de que sea tarde? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Thomas? ¡Thomas!— me extrañó al oírlo.
Me fui de ahí pensando en lo último que me había dicho. ¿Hazlo antes de que sea tarde? Debo averiguar quién es la rubia de ojos claros que está en la comunidad de Thom y el por qué dijo eso.
Me crucé con Glenn al irme a mi celda.
—¡Oye! ¡Pequeña!— gritó exhausto.
—¡Hey! ¿Qué pasó Glenn, por qué tan cansado?— bromeé.
—La verdad, no estoy para bromas, es algo serio…— dijo algo angustiado.
—Auch… entonces es de verdad… ¿Qué pasó?— pregunté algo preocupada.
—Es Rick… De veras… Está muy mal.— resaltó puntualmente el "muy".
—No me sorprende, Glenn. Perdió a su esposa. Debemos entender su dolor.— expliqué. —Pero, sé más puntual. ¿Por qué tú estás así?—
—Fui a buscarlo, estaba preocupado por él… Le avisé que lo estaban buscando, él me miró y me agarró de mi camisa…— agachó su cabeza.
—¿Qué? ¿Y tú estás bien?— fruncí mis cejas.
—Sí, claro… Solo que me angustia saber que él está mal. Tú sabes que no me gusta ver a mis amigos sufrir.— balbuceó.
—Lo sé, Glenn. Lo sé.— Di unos pasos y lo abracé, él me lo correspondió. Fue un abrazo necesitado por ambos, Los abrazos no eran dados tan seguido luego de la muerte de Dale.
Anocheció y con Carl nos encontrábamos intentando calmar a la bebé. Su llanto era fuerte al no haber comido nada.
—Carl, te toca. No logro calmarla.— le dí un besito en la frente y se la pasé a Carl.
Él tan solo me miró y empezó a balancearse despacio de un lado a otro con la bebé pero no resultó.
Finalmente llegaron Daryl y Maggie con la comida.
Daryl agarró a la niña y Beth le pasó el biberón. Los lloriqueos se detuvieron.
—¿Ya tiene nombre?— preguntó con curiosidad el hombre a Carl.
—Todavía no… Tal vez Sophia o… Carol también. O… Andrea.— giré para observar al niño.— Amy tal vez, Jacqui… Patricia, o… Lori. No lo sé.— continuaba.
—Sí… ¿Te gusta eso?— le hablaba Daryl a la bebé mientras reía. —Destructora.— miró a todos con una gran sonrisa. —¿Qué tal?— todos comenzaron a reír. —Es un buen nombre, ¿no? Destructora… ¿Te gusta, linda?—
Sentí como el peso de culpa que tenía encima iba desapareciendo gracias a las bromas de Daryl, las risas del grupo… Realmente me sentía en paz.
Estaba cansada, me dirigí a mi cama y me acosté. Arriba estaba Carl, él no me hablaba. De hecho, no hablábamos desde que Lori murió. Cruzábamos miradas pero nada más.
De pronto, me asusté por una mano que apareció. Era él. Aproveché la oportunidad y tomé su mano. Daba pequeñas caricias en el dorso de su mano y él también a mí.
Luego de unos minutos me solté.
—Adiós, Carl.— me tapé con la manta, cerré mis ojos y me quedé plácidamente dormida.
Cuando me desperté algunos estaban comiendo, menos Carl.
—Oye, Carl… Tienes que comer.— pasé mi brazo por detrás y toqué su hombro.
—No tengo hambre, gracias.— agradeció.
—Está bien, lo guardaré para otro día.— lo miré con tristeza.
—¿Están todos bien?— interrumpió la voz de Rick.
Hace días que no aparecía.
—Sí, así es.— dijo Maggie mientras el hombre abría la puerta.
Todos lo miramos asombrados, cómo dije, hace mucho no estaba con nosotros.
—¿Y qué hay de tí?— preguntó el mayor de los Greene.
—Limpié el cuarto de las calderas.— replicó.
—¿Cuántos había?— indagó su amigo Daryl.
—No lo sé. Diez… veinte. Tengo que volver.— suspiró. —Solo quería ver cómo estaba Carl.— palmeó la espalda de su hijo.
—Rick, lo haremos nosotros, tú no tienes que hacerlo.— Glenn se levantó de la mesa.
—Tengo que hacerlo.— asintió con la cabeza mientras fruncía sus cejas.
—¿Todos están armados?— le cuestionó a Daryl.
—Sí, pero hay pocas municiones.— declaró.
—Maggie, Made y yo pensábamos salir esta tarde. Encontré una guía con lugares que podemos visitar para buscar balas y leche.— habló Glenn.
—Vaciamos el cuarto del generador. Axel lo está arreglando para emergencias.— explicaba el motoquero. —También revisaremos los niveles inferiores.—
Rick se retiró a trote rápido. Cerró la reja y dejó con la palabra en la boca a Hershel llamándolo.
Luego de esa conversación, Glenn, Maggie y yo nos levantamos de la mesa.
—Oigan, chicas. Agarren sus armas, iremos ahora.— ordenó el coreano.
Agarré mi pistola y le puse unas cuantas balas aparte de las que ya tenía.
—¿Vamos?— inquirió la ojiverde.
Empezamos a trotar para apurarnos y así llegar más rápido al auto.
Al llegar al lugar sacamos nuestras armas por cualquier amenaza.
—Nada por aquí.— avisó Maggie.
—Bien. Echemos un vistazo.— agregó su esposo.
Ellos se empezaron a besar, lo cuál me dió algo de asco.
—Agh, ya váyanse a un hotel.— bromeé.
—No dices lo mismo cuando se trata de Carl.— se cruzó de brazos.
—¡Glenn!— exclamé.
—¿Te gusta Carl?— La chica se tapó la boca y comenzó a reír.
—Bueno… ¡Vámonos!— dije algo nerviosa y ambos rieron.
Glenn tomó un tipo de herramienta e hizo fuerza para abrirla. —¡Muy bien Glenncito! ¡Marca esos músculos!— le di una suave bofetada.
—¡Oye! ¡No me pegues! ¿Acaso quieres que te cuelgue como lo hacía antes?— amenazó.
Lo empujé para que me dejara abrir la puerta. —A ver, así es como se hac…— Al abrir la puerta unos pájaros salieron como la luz del sol. —¡Carajo!— me asusté.
—Eso te pasa por pegarme y empujarme.— hizo una pose extraña.
Al entrar, tomé un pato de hule ya que Maggie lo pidió.
—No le vendría mal a los chicos que crecen en prisión.— rió con Glenn.
Tomamos varias cosas como, comida, comida para la bebé, baterías… ¡Y cómics!
—El camino desde aquí es directo a la prisión. Puede que lleguemos a la cena.— sonrió Glenn.
—Me gusta la calma.— saltó Maggs. —Allí en casa siempre los escuchas cerca de la reja… No importa donde estés.—
—¡Y dónde queda lo que ustedes llaman casa!— Un hombre que había salido de la nada nos apuntó con su arma.
Los tres sacamos nuestra pistola inmediatamente y apuntamos también.
—¿Merle?— dijimos al unísono y anonadados con Glenn.
Su sonrisa realmente era macabra, dejó su pistola en el suelo levantando sus manos. Bueno… solo una.
—¡Wow!— empezó a acercarse a la mujer.
—¡Retrocede, demonios!—
—¡Bueno, bueno, cariño! ¡Dios!— exclamaba con aún esa sonrisa tétrica.
—Te salvaste.— dije mientras apuntaba.
—Niñita… ¿Me dirías si mi hermano está vivo?— preguntó refiriéndose a Daryl.
—Sí.— el coreano respondió por mí.
—¡Hey! Si… me llevan con él… Olvidaremos todo lo que sucedió en Atlanta. Sin resentimientos.— miré a ambos buscando alguna negación.
Los tres miramos su nueva mano, pero no era una mano normal, era una mano-espada.—
—¿Les gusta?— movía su mano-espada.
—Le diremos a Daryl que estás aquí. Vendrá a verte.— sugerí.
—Oh… ¡Espera, espera!— empezó a acercarse a mí.
—¡Oye, oye! ¡No te acerques!— exclamó Maggie.
—¡Hey! El hecho de que nos encontremos de milagro. ¡Vamos chicos! ¡Pueden confiar en mí!— algo en él estaba realmente mal.
—Tú confía en nosotros. Tú te quedarás aquí.—
Por unos segundos, todo quedó en silencio. Hasta que Merle se acercó rápido y con su mano-espada empezó a querer matarnos.
Glenn y yo nos fuimos para el mismo lado, pero Maggie fue atrapada por Merle.
Con su mano apuntaba a su cuello y su pistola estaba en su cabeza.
—¡Esperen amigos! ¡Espera!— amenazaba él.
—Suéltala. ¡Suéltala!— gritó el coreano.
—Pongan el arma en el auto ya. ¡Ponganla en el auto!— Sin dudar nos dirigimos al baúl aún sin quitarle la mirada a Maggie y dejamos nuestras armas.
—Ahora vamos a dar un paseo.— decía.
—No vamos a ir al campamento.— negué repetidas veces con la cabeza.
—No… Vamos a otro lugar. ¡Suban al auto Made! ¡El chino conduce!— gritó el hombre. —Muévete.—
Me senté algo asustada en la parte delantera del auto mientras Merle apuntaba a Maggie en frente de mí.
¿Era nuestro fin?
HOLAAA, perdón por haber desaparecido acá y en tik tok. Estuve con varios exámenes y por obvias razones tenía que estudiar para todos JAJAJAJA
¿Qué les pareció el capítulo? Lo que se viene después de esto... 😬
En el próximo capítulo van a conocer un nuevo personaje muyyy importante en el fanfic.
¡BUEEENA SUERTE LEYEENDOO!
'Mar
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