05 | "𝗙𝘂𝗲𝗿𝘁𝗲"
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨.
"𝐅𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞"
“Made, a veces la gente llora, pero no por eso significa que sean débiles sino porque llevan mucho tiempo siendo fuertes.”
Me quedé parapléjica unos minutos, tratando de asimilar lo que estaba viendo, los tres empezamos a correr desesperadamente pidiendo ayuda.
Nos topamos con el hombre que le disparó a Carl, llevándonos a una supuesta granja la cuál ahí estaba la gente adecuada para curarlo.
—¡Hershel! ¡Busquen a Hershel!— decía el hombre mientras corría detrás de nosotros.
Por fin llegamos a esa granja. Había un gran campo alrededor.
Estaba cansada, no podía correr más. Mientras corría miraba a Carl en brazos de su padre desangrándose. Me rompía el alma.
—¿Lo mordieron?— pregunta el hombre canoso, supuse que era el que nos había dicho el otro señor.
—Le dispararon, ¡tu hombre!— Rick estaba agotado de correr mucho. —Dijo que busquemos a Hershel, ¿eres tú?, por favor ayúdame.—
—¡Por aquí!— El hombre nos adentra a la casa. —Patricia, tráeme el kit completo. Maggie, analgésicos, coagulantes. ¡Vamos traigan todo!—
Empecé a buscar toallas limpias en algún lado de la casa, quería ayudar. Quería ayudar a salvar a mi mejor amigo.
Rick lo acostó en la cama. Yo sólo miraba como su padre presionaba una toalla para que no sangrara más.
—Ustedes, atrás por favor.— Nos corrió la mujer rubia.
—¿Sus nombres?— nos preguntó Hershel mientras escuchaba el pulso de Carl.
—Ri.. Rick y Ma..Made.— Rick simplemente no podía hablar, tartamudeaba. Yo tampoco podía.
—Rick, Made. Haremos todo lo posible. ¿Sí?— Esperanzó el hombre. —Retirense de la habitación.—
Tenía miedo de lo que le podría pasar. Me quedé sentada en una silla que estaba ahí.
Pasaron unos minutos, y entramos a la habitación junto a Shane, que había llegado con el hombre que le disparó a Carl.
Hershel nos llama.
—¿Conoces su grupo sanguíneo?— inquirió Hershel.
—A positivo, como el mío.— replicó Rick.
—Es una suerte. No te alejes mucho, te necesitaré.— le contestó el hombre mayor. —¿Qué pasó?— le preguntó al señor calvo.
—Yo.. seguía a un ciervo y la bala lo atravesó, por completo.— Dijo.
—El ciervo detuvo el impacto. Lo que claramente le salvó la vida.— habla Hershel.
El hombre, Otis, rompió en llanto al contarle a su esposa. Ahí me di cuenta que no era un hombre malo.
—Lori no lo sabe, mi esposa no lo sabe.— decía Rick mientras rompía en llanto.
—Tranquilo, tranquilo.— Intenté calmarlo. —Todo estará bien.
Las horas pasaban, nos sentamos en la mesa principal que había y mis acompañantes hablaban.
La hija de Hershel, Maggie, llamó a Rick.
—Rick, necesita sangre.— La mujer lleva a Rick dentro de la habitación.
Ni bien escuché el llanto de Carl, fui rápido a dónde estaba él.
—¡Papá!— decía el niño entre lágrimas.
—¡Tú, sostenlo!— me exclama el mayor.
Hershel intentaba sacar la bala que estaba en Carl.
Cada vez los gritos de Carl se intensificaban y el llanto se volvía aún más fuerte.
La sangre me da mucha impresión, casi que no podía ni ver.
—¡Para, lo estás matando!— gritó Rick al ver a su hijo sufrir.
—¿¡Quieres que sobreviva?!— le dice Hershel al padre del herido.
—¡Necesita sangre!— avisó Maggie preocupada.
—¡Hágalo ahora!— se alteró Shane.
Tan solo quería que esto acabara. No quería seguir escuchando a Carl sufrir.
Sin esperarlo, Carl dejó de hacer ruido. Me imaginé lo peor.
—Espera, espera.— Pensé que lo había pensado, pero al parecer lo dije en voz alta.
—Tranquila, solo se desmayó.— Me calmó Maggie.
Me quedé dentro de la habitación sentada. Los adultos fueron a la sala principal. No quería despegarme en ningún momento de mi amigo.
En total faltaban cinco partículas de balas más. Ya quería salir de este momento.
Hershel dijo que necesitaban más "utensilios" para salvar la vida del niño. Hablaron sobre ir a una secundaria para juntar los recursos necesarios.
Shane y Otis se ofrecieron en ir.
Maggie al parecer fue en busca de Lori para traerla a la granja.
Lori llegó junto a Maggie. Su madre se impactó al verlo.
La abracé y le hablé.
—Lo siento Lori. Tienes todo mi apoyo.— le dije a la mujer. —Él es un niño 𝗙𝗨𝗘𝗥𝗧𝗘. Se alegrará al verte.—
Ya estaba tan agotada que no me importaba lo que decían los adultos. Solamente empecé a recorrer la casa para despejarme un poco.
Ya iba a anochecer, Hershel cada dos por tres le tomaba la presión a Carl.
Rick se estaba por desmayar de tanta sangre que le sacaban.
Otis y Shane no regresaban, lo más probable es que estén atravesando a los caminantes.
Le pregunté a Maggie si podía tomar una ducha ya que estaba empapada de sangre por sostener a Carl. Me dijo que sí a lo que le correspondí una sonrisa.
—Ten Maggie, muchas gracias por la toalla.— Le agradecí a la chica.
—De nada, cariño. ¿Puedes ser Made? Lo oí cuando Rick le dijo tu nombre a mi padre.— Me aclaró. De verdad está chica es muy agradable.
—Oh, sí. Me llamo Made. Un nombre no muy común la verdad.— Le dediqué una sonrisa tímida.
—Es muy bonito. Oye, ¿cuántos años tienes?— cuestionó.
—Tengo doce. Casi trece.— Pensé que ella sería la pareja perfecta para Glenn. No sé por qué.
Maggie me acarició el hombro y se fue afuera. Al parecer habían llegado los demás.
Miré por la ventana para ver de quienes se trataban y tenía razón. Eran T-Dog y Glenn.
Cómo soy curiosa escuché su conversación.
—¿Cerraron el portón?— les preguntó la chica de pelo corto.
—Bueno, sí, amm, no lo sé.— Umm, reconozco a Glenncin nervioso. Seguro le gusta Maggie. Lo sabía. —Por cierto, encantado de conocerte, de nuevo. Nosotros nos vimos antes...— Mis dudas fueron respondidas. Glenncin se enamoró.
Solté una risita que creo que se escuchó ya que los tres miraron hacia la ventana. Glenn estaba rojo como un tomate.
—Pasen, les daré algo de comer.— Maggie los dejó pasar.
Rápidamente hice como que estaba distraída haciendo no sé qué porque sino iban a descubrir que estaba viendo la gran escena de amor por la ventana.
Fui con Rick y Lori, para preguntarles cómo estaba Carl. Sin haber terminado la oración el niño empezó a toser y nos dirigimos rápidamente hacia él.
—¿Dónde estamos?— preguntó asustado.
—Hola pequeño, él es Hershel. Estamos en su casa.— hablaba el padre.
—Me duele, mucho.— se quejó.
—Oh cariño, lo sé.— habló Lori.
—Lo siento Made.— replicó Carl hacia mí.
—Oh Carl, no tienes porqué disculparte.— ¿Eh? no entendí por qué se disculpaba. Probablemente solo fue una pesadilla.
—Debiste verlo mamá, el venado. Nunca lo había visto tan cerca, nunca...— Carl dejó de hablar, creí que había muerto.
De pronto empezó a moverse muy rápido. Era un ataque.
Abracé a los padres. Empecé a llorar. Que fuerte era ver eso.
Hershel nos dijo que su cerebro no recibía la suficiente sangre, entonces necesitaban hacer una transfusión.
Quedé un poco mal por lo que había visto. Me fui con Glenn. Al parecer estaba esperando a que terminen de coser a T-Dog, que se había cortado el brazo antes de venir.
Cuando Glenn empezó a hablar ví como Maggie lo miraba embobada. La tensión se sentía hasta la china, dios mío.
—Pss, Glenn.— susurré. —Se nota que le gustas a la chica.— bromeé.
—Hey, cállate Maddie.— bufó y me miró de reojo. —¿Es bonita, verdad?— Lo sabía, Glenncin se enamoró.
Bufé. —Claro que sí. Son almas gemelas.— dije y dí una vueltita. Glenn me codeó.
—¡Auch!— se la devolví y reí a carcajadas.
El día fue realmente agotador. Me acosté en el sofá y cerré los ojos. Me relajé y me dormí plácidamente.
Me desperté debido a un ruido de un auto acercándose. Me levanté y fui a ver quién era. Rick, Lori, Hershel y Maggie estaban ahí.
Eran Shane y Otis, o bueno... Solo Shane.
—¿Y Otis?— le preguntó Hershel.
—No...— Me impacté al escuchar su respuesta. Sabía que Otis era un buen hombre, sabía que el disparo a Carl no fue a propósito. Le quedaba una larga vida junto a su esposa.
—No le diremos a Patricia, no ahora.— Nos avisó el hombre.
Me di la vuelta y vi a Maggie llorar por Otis. Le di la mano y ella me abrazó.
Entré junto a ella, y la senté en una silla para que se calmara.
—Conocí a Otis desde pequeña. Manejaba la granja antes de que mi madre muriera.— Me contaba la chica entre lágrimas.
—Él está descansando en paz, y lo sabes.—Yo la entendía. Sabía lo difícil que era perder a alguien.
Glenn se une a la conversación ya que también estaba escuchando.
—¿A quién más has perdido?— Noté cómo la miró con tristeza.
Maggie se levantó y se dirigió hacia la nevera.
—Madrastra, hermanastro.— Decía mientras señalaba unas fotos con el dedo.
Al parecer, la valentía que tuvo Otis al buscar las medicinas para Carl sirvieron, ya que se puso estable. Gracias a Dios.
Fui hacia la habitación de Carl, y en lo que iba, vi a Hershel contarle la triste noticia a Patricia. Que horrible.
Dormí en el sillón que estaba junto a la cama de Carl.
Cuando desperté, Rick, Lori y Hershel estaban alrededor. Unos minutos después Carl despertó.
—Sophia, ¿está bien?— Fue lo primero que dijo al despertar.
—Sí, está bien.— le respondieron los adultos. Supuse que le dijeron eso para no preocuparlo.
—¿Y tú Made, cómo te encuentras?— me preguntó.
—Muy feliz, porque despertaste.— respondí con una sonrisa.
—Bien.—
T-Dog entró a la habitación avisándonos que los demás llegaron.
Cuando llegaron todos le hicimos un pequeño funeral en honor a Otis.
—Bendito seas Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, alabado seas por el regalo de nuestro hermano Otis, quién dió su vida para salvar otra. Hoy es nuestro tesoro más preciado. Te agradecemos Dios por la paz que nos has dado en nuestros brazos. Murió, cómo vivió. Con dignidad.— rezaba Hershel. —Shane, ¿podrías decir unas palabras?—
—No sirvo para eso, lo siento.— replicó.
—Tú fuiste el último que estuvo con él. Compartiste sus últimos momentos.— musitó Patricia. —Por favor, lo necesito. Saber que su muerte tuvo sentido.—
—Estábamos casi rendidos. Casi sin municiones, disparamos con pistolas. Yo estaba acojo, estaba mal, tenía el tobillo hinchado. "Debemos salvar al niño", eso es lo que dijo. Me dió su mochila y me empujó para que siga. "Corre" me dijo. Dijo, "iré detrás de ti y te cubriré" y cuando me di vuelta...- Algo me decía que era mentira, seguí escuchando para ver lo que hablaba. -Sin la ayuda de Otis, no lo hubiera logrado. Y eso también cuenta para Carl. Fue Otis. Nos salvó a los dos. Si alguna muerte tuvo sentido, fue la de él.-—
Miré a Dale, y nos dijimos todo con la mirada. Algo andaba mal.
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