❀Capítulo V: Nuestro tiempo juntos.
Su firme determinación y perseverancia lo condujeron hasta este momento. Todas las noches en vela, cada dificultad, el estrés y las complicaciones que enfrentó fueron desafíos que Jungkook enfrentó con la firme esperanza de en algún momento, regresar a casa.
Ahora, finalmente, era capaz de hacerlo.
Se esperaba que esto lo llenara de emoción. No solo por la perspectiva de regresar a su aldea, sino también por el hecho de que Taehyung pudiera volver a caminar. Ahora la vida del alfa tomaría un giro diferente, y todas las oportunidades que alguna vez consideró perdidas se presentaban de nuevo ante él. Eso, sin lugar a dudas, era motivo de alegría para Jungkook.
Sin embargo, a pesar de las numerosas cosas positivas que lo rodeaban, el omega no lograba sentirse completamente feliz, lo cual le resultaba sumamente desconcertante. Estaba seguro de que cuando partió de su aldea, su corazón se había quedado allí con las personas a las que consideraba su familia. Sin embargo, en algún punto de su estadía en el palacio, se dio cuenta de que su corazón aún estaba con él y que, poco a poco, un espacio se abría en él para cierto guerrero.
En este punto, Jungkook lamentaba no haber mantenido una actitud más profesional. Sin embargo, su naturaleza sentimental lo llevaba a involucrarse profundamente con aquellos que le abrían su corazón. Aunque su relación con Taehyung comenzara con dificultades, con el tiempo reconoció que ambos habían encontrado un espacio significativo en la vida del otro sin siquiera darse cuenta. Se había acostumbrado tanto a la presencia del alfa que olvidó que eventualmente llegaría el momento en que tendrían que despedirse.
Jungkook no estaba destinado para la vida en la capital. A pesar de haber reflexionado sobre sus decisiones, no lograba cambiar su punto de vista. Su corazón se encontraba dividido entre permanecer con el alfa de quien se había encariñado, y regresar a su hogar.
La conversación que habían tenido seguía pesando en su pecho. Desde entonces, no habían vuelto a encontrarse, y aunque Jungkook creía que era lo mejor, el deseo de verlo nuevamente lo consumía con fuerza. No quería que las cosas terminaran así para ninguno de los dos, pero ¿qué podían hacer cuando ninguno estaba dispuesto a renunciar a su vida? Por más que reflexionara sobre su situación, no conseguía hallar una solución.
—Médico Jeon, ¿no hay absolutamente nada que pueda hacerle cambiar de opinión? Dudo que encuentre una oferta mejor que la de convertirse en médico real. Su Majestad el Rey está enormemente satisfecho con la atención que brindó a mi hijo. Debería reconsiderarlo.
—Le agradezco enormemente la propuesta, es un gran honor para mí. Sin embargo, no cambiaré de opinión; realmente deseo regresar a mi hogar —respondió con la mayor cortesía posible, acompañando sus palabras con una ligera sonrisa y una reverencia.
La alfa lo observó durante un momento y, finalmente, asintió con una sonrisa.
—De acuerdo —aceptó resignada—. Aprecio sinceramente su gran labor en ayudar a que mi hijo pudiera volver a caminar. Ya hemos realizado el pago por sus servicios, pero si en algún momento necesita algo, estaré encantada de ayudar. Me considero en deuda con usted.
—Agradezco mucho su generosidad, Su Excelencia —respondió el omega, inclinándose nuevamente y manteniendo la reverencia por un momento más.
—Espero que tenga un buen viaje de regreso —expresó la mujer con sinceridad, luego dirigió su mirada hacia un guerrero, Jungkook lo reconoció como el alfa que lo había traído en su caballo desde su aldea—. Namjoon, por favor, asegúrate de cuidar muy bien al médico.
—Por supuesto, Su Excelencia —asintió el alfa con solemnidad, inclinando la cabeza con una reverencia.
La madre de Taehyung dirigió una última mirada al omega antes de girarse y dirigirse hacia el interior del palacio, seguida de sus sirvientes. Jungkook sintió cómo su cuerpo se relajaba; la presencia de la alfa lograba ponerlo sumamente nervioso.
Después de que el tratamiento de Taehyung hubiera concluido, la mujer se había presentado en el palacio para ver los resultados. Jungkook encontraba curioso el hecho de que, durante los meses en los que estuvo tratando a su hijo, ella nunca se había presentado para supervisar el progreso del tratamiento. Sabía muy poco sobre la relación entre Taehyung y su madre, pues solo los había visto interactuar cuando conoció al alfa y este se dirigió bruscamente a ella. Por lo tanto, solo podía hacer conjeturas. Aun así, Hyuna demostraba una sincera preocupación por su hijo, a pesar de su distanciamiento.
Eso le trajo a la memoria algo que Yoongi le había comentado una vez, acerca de la complejidad de ser parte de la familia imperial. Descubrió que los lazos dentro de la familia estaban arraigados únicamente en la sangre que compartían. Además, sabía poco sobre la madre omega del alfa, excepto que tras la pérdida de su hijo, el hermano menor de Taehyung, no volvió a ser la misma, algo que había afectado profundamente al guerrero.
Suspiró con pesar, su mirada se desvió hacia la entrada del palacio, y sintió una profunda tristeza invadir su pecho al ver que nadie salía de allí.
—¿Está listo, médico Jeon? —preguntó el guerrero llamado Namjoon.
—Sí, lo estoy —asintió el omega, entregando la bolsa de tela que llevaba consigo cuando el guerrero extendió la mano. Como la primera vez, se la pasó a su compañero para que la llevara. Justo cuando estaba a punto de recibir ayuda del guerrero para montar el caballo, este realizó de repente una profunda reverencia que lo desconcertó.
—¿Pensabas irte sin despedirte?
La voz familiar hizo que el omega girara con emoción, su rostro iluminado por una amplia sonrisa al encontrarse con los ojos de Yoongi. Sin dudarlo, se acercó a él cuando vio que extendía los brazos en un gesto silencioso que aceptó con gusto. Se sintió reconfortado al percibir el agradable aroma a menta que emanaba de Yoongi, inundando sus sentidos. Aunque los demás guerreros presentes pudieran sorprenderse por la escena, ya que no era común mostrar afecto hacia la familia imperial en público, Jungkook no le dio importancia. No sabía cuándo volvería a ver a su amigo, así que deseaba una despedida adecuada. Además, el alfa parecía estar de acuerdo, así que no veía ningún problema en ello.
—Te escribí una carta, pero no estaba seguro de si llegaría a tus manos —dijo Jungkook, separándose finalmente del abrazo.
—Lo hizo, por eso estoy aquí. Aunque debo admitir que en realidad, me escapé, y recibí un poco de ayuda para ello —declaró el alfa con diversión, desviando la mirada hacia un lado. Jungkook imitó su gesto y entonces se percató de la presencia de un omega. Su cabello largo y negro caía con elegancia sobre sus hombros, vestía con ropas refinadas y llevaba joyas preciosas. Sus rasgos eran delicados, realzados por un ligero maquillaje que resaltaba la belleza de su rostro. Sus ojos, color miel, brillaban con intensidad, y sus labios, de un rosa vivo, destacaban su encanto. En ese instante, Jungkook reconoció de quién se trataba.
—Lo lamento, joven Park. No me había percatado de su presencia —pronunció el omega, inclinándose en una reverencia.
El otro esbozó una suave sonrisa mientras negaba ligeramente con la cabeza, como si quisiera quitarle importancia al incidente.
—No se preocupe, comprendo que fue la emoción del momento. Parece que ya sabe quién soy.
—Oh, sí... Yoongi me ha hablado mucho de usted —confirmó Jungkook, devolviendo la sonrisa con gentileza—. Es un placer finalmente conocer al omega de mi amigo.
—El placer es todo mío; también he escuchado mucho sobre usted y aprecio que le haya dado el valor a este tonto alfa para finalmente pedirme que sea su omega. Ya me había cansado de rechazar tantas propuestas de otros nobles —le dedicó una mirada seria al alfa antes de soltar una risa ligera.
—No tiene nada que agradecer, Yoongi solo necesitaba un pequeño empujoncito.
—¿Podrían dejar de hablar de mí como si no estuviera aquí? —cuestionó el alfa con una ceja alzada, provocando risas en ambos omegas.
—Lo siento —murmuró Jungkook suavemente, dirigiendo su mirada hacia su amigo—. Gracias por venir a despedirme. No sé si tendremos la oportunidad de volvernos a ver, pero...
—No digas eso, iré a visitarte. Haré tiempo para escaparme; aún tienes que enseñarme a preparar ese té de jengibre. Los sirvientes del palacio no lo hacen igual que tú.
Escuchar eso provocó una sonrisa radiante en el rostro del médico, quien asintió con firmeza.
—Siempre serás bienvenido en mi hogar —declaró con dulzura, dirigiendo su mirada hacia el otro omega—. Lo mismo para usted, joven Park. El viaje es un poco pesado, pero será bien recibido.
—Gracias —respondió el omega con una sonrisa.
—¿Has sabido algo de él? —preguntó Yoongi, haciendo que el hueco en el estómago de Jungkook regresara y su mirada se llenara nuevamente de pesar mientras negaba con la cabeza—. Lo voy a ir a traer del cabello —declaró el alfa con evidente molestia.
—No es necesario —negó Jungkook de inmediato—. Es mejor así, no hay nada que podamos hacer al respecto. Lo mejor es evitar hacernos más daño.
—Pero...
—Yoongi, está bien.
El tono calmado del omega consiguió tranquilizar al alfa, quien, aunque no del todo satisfecho, acabó cediendo. Sin embargo, no podía creer sinceramente que su primo fuera tan insensato como para dejar ir a Jungkook de esta manera.
—De acuerdo —respiró profundamente, esforzándose por recobrar la compostura—. Fue un placer haberte conocido. No importa cuán lejos te encuentres, nuestra amistad es algo de lo que no podrás deshacerte.
—Yo soy quien debería agradecerte. Gracias a ti, dejé de sentirme tan solo en este lugar. Es un honor para mí poder llamarte amigo —Su sonrisa era amplia, aunque lágrimas diminutas surcaban sus mejillas—. Cuídate mucho, no causes tantos problemas y... por favor, no dejes solo a Tae.
—Ese idiota no se merece tu preocupación —confesó el alfa con irritación, chasqueando la lengua—. Pero no te preocupes, vendré a visitarlo para ver cómo está. Así que puedes quedarte tranquilo.
Jungkook asintió con una suave sonrisa. Si no fuera por Yoongi, no sabía cómo habría sobrellevado todo este tiempo en el palacio. Gracias a él, los días dejaron de sentirse tan monótonos y encontró paz en su corazón a pesar de las dificultades. Estaba profundamente agradecido por tener un amigo tan valioso, y sabía que sin importar cuánto tiempo pasara, el lugar que Yoongi se había ganado en su corazón siempre sería suyo.
—Prométeme que volveremos a encontrarnos —pidió Jungkook con tristeza e inquietud reflejadas en sus ojos.
El alfa lo observó por un momento y se acercó para secar las lágrimas que surcaban su rostro.
—Tú espera por mí.
Jungkook asintió antes de dejarse envolver en un abrazo, anhelando que todo su agradecimiento y cariño se transmitieran en ese gesto. Se mantuvieron así por un instante, capturando la sensación de estar entre los brazos del otro, sin saber cuándo volverían a encontrarse de esa manera. Al separarse, intercambiaron una amplia sonrisa llena de cariño.
Después de despedirse, Jungkook se acercó al guerrero que lo esperaba y con su ayuda, finalmente se montó en el caballo. Sus ojos buscaron a su amigo una última vez, dedicándole una sonrisa antes de dirigir su mirada hacia el palacio. Aunque la despedida resultaba dolorosa, al menos tenía la promesa de que un día volverían a reencontrarse. Sin embargo, con Taehyung todo era incierto, pero Jungkook consideró que era un cierre adecuado para ambos. Así como todo comenzó de manera efímera, de la misma forma terminó, en silencio.
Con un suave impulso, el caballo finalmente comenzó su marcha. Jungkook encontraba curioso el hecho de que durante todo el trayecto de ida, había sentido un profundo pesar llenar su pecho mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Sin embargo, ahora, en el trayecto de regreso, experimentaba el mismo pesar llenando su corazón, con la única diferencia de que esta vez no lograba frenar el torrente de lágrimas que brotaban de sus ojos.
Decir adiós dolía, mucho más de lo que era capaz de expresar.
Hubiera deseado que las circunstancias fueran distintas, que hubiera logrado mantenerse junto al alfa del cual se había enamorado intensamente. Había evitado reconocer sus sentimientos, consciente de la incertidumbre que el futuro les deparaba. Mientras él se negara a aceptarlo, parecía como si pudiera evitar la realidad inevitable de sufrir cuando la hora de decir adiós llegara. Sin embargo, en este punto donde todo se había desmoronado, no tenía sentido seguir negándolo.
Esperaba que en algún momento la sensación de su corazón despedazándose pudiera desvanecerse. Porque cada vez que se alejaba del alfa, la intensidad del dolor parecía aumentar. Jungkook anhelaba que el amor no fuera tan agobiante; siempre que imaginó el momento en el que entregaría su corazón, visualizaba una historia de amor tan perfecta como la de sus padres. Quizás había sido su error idealizarlo desde el principio, pero deseaba fervientemente que, si alguna vez tuviera la oportunidad de abrir su corazón de nuevo, las cosas tomaran un rumbo distinto.
Sentía un temor creciente ante el pensamiento de que quizás nunca volvería a amar. Su omega se mostraba renuente a la sola idea de abrirse a alguien más que no fuera aquel alfa al que había designado como suyo. Este dilema solo exacerbaba el dolor en su pecho, pues, aunque anhelaba estar con Taehyung, comprendía que no podría hacerlo.
Tenía que seguir adelante, aunque doliera hasta lo más profundo de su ser. Debía continuar con su vida, aferrándose a la esperanza de que algún día su corazón sanaría y este dolor que lo consumía desaparecería. Porque amar a Taehyung era una decisión de la que nunca se arrepentiría, independientemente del desenlace que tuvieron. Estaría dispuesto a darle su corazón de nuevo, aun sabiendo que quedaría hecho pedazos.
Jungkook sintió cómo una parte de su pesar se desvanecía cuando pudo vislumbrar su aldea. A medida que se aproximaba, su corazón se llenaba de emoción ante la perspectiva de volver a casa después de varios meses. Resultaba curioso cómo, al partir, el regreso parecía un horizonte lejano e incierto, pero ahora, tras una espera que parecía interminable, por fin estaba de vuelta.
Al adentrarse en la aldea, se encontró con varios rostros familiares. Tan pronto como lo avistaron, estallaron en efusivos saludos y rápidamente salieron de sus hogares para difundir la noticia de su regreso.
La alegría estampada en los rostros de los aldeanos inundó el corazón de Jungkook de una felicidad indescriptible. Para él, aquellos aldeanos eran su verdadera familia, y ser recibido con tanto entusiasmo lo conmovió hasta las lágrimas. Cuando finalmente llegaron a su hogar, una multitud se había congregado a su alrededor. Descendió del caballo con gratitud, haciendo una profunda reverencia a los guerreros que lo habían acompañado, y recibió la bolsa con sus pertenencias cuando se la entregaron.
Después de ver partir a los guerreros, Jungkook se volvió hacia los aldeanos con una sonrisa. Pero antes de que pudiera decir una palabra, fue abordado por un grupo de personitas que lo abrazaron con efusividad.
—¡Médico Jeon, volvió! —exclamó un niño con alegría desbordante.
Jungkook sonrió ampliamente antes de abrir sus brazos para abrazar a los pequeños. Mientras lo hacía, dejó que sus feromonas se esparcieran sutilmente, y los niños se regocijaron al percibir una vez más el exquisito aroma a vainilla.
—Prometí que volvería —dijo entre risas, acariciando las cabecitas de los pequeños con ternura.
—Usted nunca rompe sus promesas.
—Así es —confirmó Jungkook con una sonrisa cálida.
Después de que los niños lo soltaron, Jungkook fue recibido con más abrazos por parte de los aldeanos, quienes se alegraron enormemente por su retorno. Agradeció sus palabras con una sonrisa sincera y sintió una calidez reconfortante en su corazón al escuchar que estaban contentos de verlo saludable. Entre el bullicio de la bienvenida, una voz captó su atención de inmediato, por lo que comenzó a buscar rápidamente al dueño con la mirada.
—¿Jungkook?
Cuando finalmente sus ojos se encontraron con los de su mejor amigo, Jungkook no dudó en correr hacia él y refugiarse entre sus brazos. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras experimentaba la abrumadora sensación de estar finalmente en casa. Aunque se contuvo para no mostrarse vulnerable frente a los aldeanos, permitió que su amigo lo envolviera con su reconfortante aroma a hierbabuena.
—Volví —murmuró Jungkook con una sonrisa, separándose ligeramente para encontrarse con la mirada de su amigo.
—Lo hiciste, cumpliste tu promesa —confirmó el alfa con una sonrisa radiante, sus ojos brillando con alegría.
Fue en ese momento cuando Jungkook se dio cuenta de que nunca sería capaz de abandonar realmente su aldea. Ahora comprendía profundamente las palabras de su padre, quien siempre le había dicho que permaneció ahí porque era el lugar que amaba, y que no había manera de verse en otro sitio que no fuera este. Es por eso que, aunque doliera no poder compartir esa felicidad con el alfa del que se había enamorado, estaba más que satisfecho de estar nuevamente con su familia.
Los días siguientes los pasó poniéndose al día tanto en las cuestiones de salud de los aldeanos como en todo lo que había ocurrido durante su ausencia. Jungkook también compartió con los demás su experiencia en el palacio, aunque omitió ciertos detalles sobre cómo se había enamorado de cierto alfa.
Todo parecía estar volviendo a la normalidad, y Jungkook se esforzaba por mantener una aparente calma. Sin embargo, a pesar de sus intentos, su corazón seguía anhelando la presencia de Taehyung a su lado.
—Basta, ¿ya piensas contarme qué es lo que te pasa? —Hoseok lo enfrentó un día, sorprendiendo al omega, ya que él pensaba que estaba haciendo un buen trabajo ocultado el pesar de su corazón—. No intentes mentirme, Kook. Te conozco de toda la vida, sé cuando algo te inquieta y, desde que volviste pude notar que tu sonrisa no es del todo sincera. Además de que puedo percibir ligeramente la tristeza en tu aroma. Así que habla.
Jungkook permaneció en silencio por un momento; ciertamente, su mejor amigo lo conocía demasiado bien. Sabía que, aunque había logrado engañar a los demás, no sería capaz de hacerlo con él. Soltó un suspiro profundo y, en ese instante, sus ojos se llenaron de lágrimas. Hoseok, al percatarse de esto, abrió los ojos con sorpresa y de inmediato envolvió al omega entre sus brazos.
—No puedo dejar de pensar en él, Hobi —declaró Jungkook con pesar, permitiendo que finalmente toda la tristeza que había estado conteniendo se liberara, y rompió en llanto—. El dolor no cesa, y no sé qué hacer para que desaparezca. No existe medicina capaz de curar un corazón roto.
Hoseok lucía desconcertado ante las palabras de su mejor amigo, sin comprender completamente lo que estaba pasando. Aun así, se apresuró a abrazarlo y consolarlo, esparciendo sus feromonas para brindarle calma mientras acariciaba suavemente su espalda.
—¿Qué fue lo que pasó en la capital, Kook? —preguntó el alfa una vez que Jungkook finalmente se calmó. El castaño se separó de su amigo y lo miró directamente a los ojos antes de comenzar a relatar todo.
El alfa escuchó atentamente todo lo que Jungkook le contó, su expresión llenándose de asombro a medida que conocía más detalles sobre lo sucedido. Aunque sintió un inmenso alivio al saber que su mejor amigo había abierto su corazón a alguien, ya que le preocupaba que, debido a su dedicación como médico, no encontrara a alguien especial; el hecho de que las cosas no hubieran resultado bien le hizo comprender la razón de la tristeza de su amigo.
—Dime la verdad, ¿no escogiste quedarte por nosotros? —Hoseok preguntó, buscando la sinceridad en los ojos de Jungkook.
Jungkook negó de inmediato.
—No es eso, Hobi —respondió Jungkook sincero—. Creeme que realmente lo pensé demasiado, pero aun así no fui capaz de elegir quedarme. La capital es hermosa, pero la vida allí, el bullicio y el ajetreo, no es algo para lo que esté hecho. Si decidía quedarme con Taehyung, en algún momento el entorno me habría hecho explotar porque ese no es el tipo de vida que yo anhelo. Amo mi hogar, la tranquilidad de la aldea. Es aquí donde imagino mi vida.
»Duele, debo admitirlo. No me di cuenta de lo profundo de mis sentimientos por él hasta que llegó el momento de irme —expresó con tristeza, su voz ligeramente temblorosa—. Pero no había manera de que pudiéramos permanecer juntos, y nos tocó aceptarlo. Así que no te preocupes por mí, estaré bien. Esta es solo una propuesta más que tuve que rechazar.
—¿Estás seguro? —cuestionó Hoseok, aún sin estar del todo convencido.
—Lo estoy —aseguró el omega, limpiando la humedad de sus mejillas—. Tengo todo lo que necesito aquí.
Aunque su corazón dolió en desacuerdo, Jungkook se convenció de que todo estaría bien. Porque mientras tuviera a su familia y a Hoseok a su lado, entonces eso sería más que suficiente.
Los días transcurrieron con calma y, gracias a que ahora su mejor amigo estaba al tanto de lo sucedido, se encargaba de brindarle consuelo cada vez que Jungkook sentía que el dolor de su corazón era abrumador. Aunque el dolor no había disminuido, al menos era mucho más soportable, y el omega siempre buscaba maneras de mantener sus pensamientos alejados de cierto alfa guerrero.
Ese día, por fin, se encontraba libre, al menos mientras no surgiera alguna emergencia. Ahora, por fin, podría relajarse por un momento. Decidió salir a dar un paseo por la aldea; nada recargaba tanto sus energías como caminar por las tranquilas calles de su hogar.
El sol pronto se escondería, por lo que sabía que no podía alejarse demasiado. Con esa premisa en mente, comenzó a caminar con calma, deleitándose con el viento que acariciaba su rostro y agitaba su cabello. La sensación de paz que eso le brindaba era algo que apreciaba enormemente. A medida que avanzaba, se cruzaba con algunos aldeanos que lo saludaban con una sonrisa, y tras unas breves palabras, seguía su camino. Pasó el resto de la tarde deambulando de esa manera, hasta que de repente, un joven beta se acercó corriendo hacia él.
Jungkook frunció el ceño con confusión y se puso en estado de alerta, pensando que tal vez alguien necesitaba sus servicios.
—¿Qué pasa, Beomgyu? ¿Está todo bien? —preguntó, con una mirada inquisitiva.
El joven, aún recuperándose del esfuerzo, negó con la cabeza.
—Ha recibido visitas, parece ser alguien importante.
—¿Sabes de quién se trata? —preguntó, obteniendo una negativa como respuesta—. Está bien, iré a averiguarlo. Gracias, Gyu.
Jungkook le ofreció una tenue sonrisa antes de emprender el regreso a su hogar. Aunque no tenía idea de quién podía tratarse, estaba acostumbrado a recibir personas de todas partes que buscaban ser tratadas por él. Aceleró el paso, preparado por si acaso se trataba de una emergencia que requería atención inmediata. A medida que se acercaba a su hogar, su paso se volvió más rápido, pero de repente se detuvo en seco al divisar a la persona que lo esperaba.
No hizo falta pronunciar ni una palabra; el alfa fue capaz de percibirlo e inmediatamente se giró, encontrándose con la mirada de Jungkook. El corazón del omega latía con fuerza, percibiendo la emoción de su omega al volver a ver al alfa. Se encontró incapaz de moverse, mientras un nudo se formaba en su garganta, impidiéndole articular palabra. De todas las personas que esperaba encontrar, Taehyung no estaba entre ellas.
Un torrente de dudas invadió su mente: ¿Por qué estaba allí? ¿Acaso había venido para intentar persuadirlo de ir con él a la capital? La incertidumbre estaba abrumándolo demasiado.
El alfa se aproximó con cautela hacia el omega, consciente de la posible lucha interna que este podría estar experimentando. Jungkook permaneció inmóvil, incapaz de moverse, limitándose a seguir con la mirada los movimientos del contrario. Una vez frente a frente, se observaron con una intensidad palpable, sintiendo cómo sus corazones latían al unísono. En ese breve instante, Jungkook percibió el aroma de petricor y pino, y una abrumadora sensación de nostalgia lo invadió, desencadenando un impulso irresistible de llorar, pues lo había extrañado profundamente.
—Hola —murmuró Taehyung, apenas en un susurro, pero lo suficientemente alto como para ser captado gracias a la cercanía entre ellos.
Jungkook sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo, había llegado a creer que nunca más volvería a escuchar la voz del alfa. Aún dudaba de si realmente estaba frente a él; tal vez el dolor en su corazón lo estaba engañando, haciendo que empezara a alucinar. Sin embargo, cuando Taehyung llevó una mano a su mejilla y la acarició con suavidad, todas las dudas se desvanecieron al instante. No cabía duda de que era real, de que Taehyung estaba ahí, con él.
El omega cerró los ojos, dejándose envolver por el tacto del otro, saboreando esa caricia que había ansiado desde la última vez que se encontró con el alfa. Finalmente, sus párpados se alzaron con lentitud, dando un paso atrás para crear distancia entre ambos, lo que desencadenó un intenso pensar en su interior. También notó el cambio en la expresión del alfa, algo que no le gustó en absoluto, ya que Jungkook adoraba ver la cajita que se formaba cada que el azabache sonreía.
Sin embargo, necesitaba controlar sus impulsos. No podía permitirse ser arrastrado únicamente por lo mucho que lo había extrañado. Estaba claro que estaba allí por una razón específica, y antes de llegar a conclusiones precipitadas, lo más sensato era confrontar al contrario.
—¿Qué estás haciendo aquí? —formuló finalmente, aunque por fuera Jungkook parecía tranquilo, por dentro estaba sumido en un completo caos de incertidumbre.
—Quería verte —respondió el alfa, y esa franca confesión no hacía más que desestabilizar el ya frágil corazón del omega, haciéndolo titubear en su cautela. Tan solo unas pocas palabras de Taehyung bastaban para desmoronar todas sus barreras emocionales internas.
Jungkook no sabía cómo detener el latido desbocado de su corazón; temía que el otro pudiera escucharlo si no encontraba una manera de controlarse. Antes de poder articular palabra, se percató de que varios pares de ojos estaban posados sobre ellos, lo que le indicó al omega que lo mejor sería llevar esa conversación a un lugar más privado.
—Ven conmigo —indicó al otro, adentrándose en su hogar, con el alfa siguiéndole de cerca. Una vez dentro, Jungkook sintió cómo la tensión se palpaba en el ambiente, mientras un silencio incómodo se interponía entre ambos.
Taehyung observó el lugar con curiosidad, y Jungkook estaba seguro de haberlo visto inhalar profundamente el aire cargado de sus feromonas. La incertidumbre comenzaba a sofocarlo; necesitaba respuestas, por más dolorosas que pudieran ser. El omega estaba dispuesto a escucharlas.
—¿Para que has venido? —volvió a preguntar el omega, con una expresión cargada de profunda seriedad—. Y esta vez quiero la verdad.
—¿No te parece que estás siendo un poco tosco? —cuestionó el alfa, enarcando una ceja.
—Recibí un trato peor de tu parte la primera vez que nos conocimos, así que creo que tengo el derecho de comportarme de esta manera.
Una leve risa se escapó de los labios del alfa, y la determinación del omega titubeó por un instante, desconcertado por la hermosa melodía que era la risa del guerrero. Guardaron silencio durante un breve lapso que para el omega pareció eterno, aunque solo habían pasado unos cuantos segundos.
—No mentía —dijo finalmente Taehyung, aproximándose hasta quedar cerca del omega—. Realmente quería verte.
—¿Por qué haces esto? Sabes que solo nos lastimaremos —lamentó Jungkook, apartando la mirada del contrario. Tenerlo tan cerca le provocaba emociones encontradas, preguntándose cómo su corazón podía sentirse feliz mientras se desmoronaba.
—¿Acaso no deseabas verme?
Claro que lo deseaba. Desde el día en que dejó la capital, su anhelo constante había sido ver, escuchar y sentir al alfa. Sin embargo, había llegado a resignarse a que eso sería imposible. Pero ahora, allí estaba, frente a él. Todo había sido tan inesperado que dudaba de cómo debía reaccionar.
La falta de respuesta generó una tensión incómoda entre ambos. Jungkook no deseaba que la situación se tornara así, pero el miedo lo invadía. No quería que su corazón retrocediera nuevamente al fondo del profundo abismo del que había estado tratando de liberarse poco a poco.
—Está bien, no necesitas decir nada, solo escúchame —pidió el alfa, dando un paso más cerca del castaño—. Sé que actué como un idiota contigo, mi reacción no fue la mejor. Tú tenías razón, fui injusto al pedirte que renunciaras a tu vida como si fuera fácil, solo para estar conmigo. He estado acostumbrado toda mi vida a que las cosas se hagan a mi manera, y por eso tu rebeldía constante me cautivó desde el primer momento en que me lanzaste una mirada feroz.
»Soy una persona muy orgullosa, y en algunas ocasiones tengo dificultades para aceptar cuando las cosas no van como deseo. No quiero que pienses que estoy intentando justificarme, solo quisiera que pudieras comprenderme mejor.
—Tae...
—Espera, déjame terminar. Pedirte que abandonaras todo por mí fue un acto egoísta de mi parte. Tienes razón, ni siquiera consideré si había otras opciones, simplemente opté por lo que me beneficiaba, asumiendo que lo aceptarías sin objeciones. Pero olvidé completamente que te gusta desafiarme constantemente.
—¿A qué quieres llegar?
—Al hecho de que soy un idiota, por tener que hacerte pasar por todo esto para darme cuenta de que no quiero estar sin ti. Creía que podría olvidarte, que solo necesitaba tiempo para dejar esto atrás. Pero el tiempo se ha convertido en mi peor enemigo, porque cuanto más pasa, más te echo de menos. Y cuanto más pienso que podré vivir sin ti, más claro veo que no puedo hacerlo.
Jungkook estaba luchando por contenerse y no ceder ante las primeras palabras del alfa. Aunque su amor por él fuera innegable, todavía había aspectos inciertos que debían resolver, aspectos que, en primer lugar, los habían llevado a la situación actual.
—Estaba reacio a dejar mi hogar. Pensaba que, una vez recuperado, sería capaz de retomar la vida que tenía. Sin embargo, desde el momento en que te marchaste, me di cuenta de que ese palacio distaba mucho de sentirse como un hogar. Me llevó tiempo entenderlo, y no me enorgullece admitir que incluso mi primo tuvo que intervenir. Pero al final, logré comprender.
—¿Qué cosa?
—Que tu eres mi hogar, Jungkook. Es por eso, que no importa a donde vayas... yo iré siempre contigo.
Esa declaración sorprendió mucho al omega. ¿Realmente había escuchado bien? Sus lágrimas llenaron sus ojos y, sin poder contenerlas, comenzaron a deslizarse por sus mejillas.
—¿Eso significa que estás dispuesto a dejarlo todo para estar conmigo?
—No, Kook... —negó ligeramente, dando otro paso más cerca del omega y acariciando sus mejillas para secar la humedad en ellas—. Me di cuenta que en realidad estaba abandonando todo en el momento en que te dejé ir, porque tu eres todo para mí. Así que, en realidad estoy abandonando nada, para conseguirlo todo.
Muchas veces la vida obra de maneras extrañas. Jungkook, quien alguna vez fue incapaz de comprender el concepto del amor, terminó enamorándose profundamente sin siquiera intentarlo. Fue en ese preciso momento que todas las historias de amor que su padre le contaba cobraron sentido. Porque a pesar de todas las incógnitas que aún tenía sobre el amor, estaba seguro de que Taehyung era la persona con la que quería estar. No solo porque su omega lo reconocía como su alfa, ni porque su corazón latía con fuerza cada vez que lo veía, sino porque, como su padre alguna vez mencionó, bastaba con verlo para saber que era el indicado.
—¿Vas a quedarte aquí, conmigo?
—Solo si tu me lo permites.
Una amplia sonrisa iluminó el rostro del omega mientras asentía con firmeza.
—Nada me haría más feliz que eso —admitió en un susurro, con sus ojos fijos en los oscuros del otro, que lo observaban con un sinfín de estrellas en ellos.
El alfa sonrió ampliamente y acercó su rostro al del omega, rozando sus labios con los del contrario mientras hablaba.
—Vaya coincidencia, porque yo solo quiero hacerte feliz.
Sin esperar respuesta, unió sus labios en un beso intenso que el omega correspondió de inmediato. Los brazos de Jungkook rodearon con seguridad el cuello del alfa, mientras este lo atrajo hacia sí sujetándolo con firmeza por la cintura. Sus labios danzaban en perfecta armonía, mientras sus feromonas se entrelazaban en una fragancia compartida. El latido de sus corazones resonaba con fuerza, marcando una sincronía perfecta, y la felicidad que los inundaba se podía sentir en el aire mismo.
En ese momento, comprendieron que mientras estuvieran entre los brazos del otro, no necesitaban nada más. Las palabras sobraban cuando un torrente de sentimientos se transmitía a través del roce de sus labios. Cuando el oxígeno se volvió imprescindible, finalmente se separaron, jadeando ligeramente mientras recobraban el aliento. Taehyung observó a Jungkook con fascinación y una amplia sonrisa iluminó su rostro.
—Te amo —pronunció con tanto amor y tanta seguridad, que el omega no encontró manera de no creer en ello. Un leve rubor tiñó sus mejillas, mientras que una ligera sonrisa adornó sus labios.
—Yo también te amo, Tae.
—Prometo buscar siempre la forma de demostrarte lo que significas para mí. Empezaré desde hoy y seguiré haciéndolo hasta el final de nuestros días, porque esto es solo el comienzo.
—¿El comienzo de qué?
—De nuestro tiempo juntos.
El futuro puede ser incierto y, a menudo, aterrador. Sin embargo, Jungkook estaba dispuesto a avanzar de la mano de Taehyung, porque él era la cura que su corazón necesitaba para sanar. No importaba lo que el futuro les deparara ni si tendrían que luchar de nuevo por sus obstinados corazones; Jungkook estaba dispuesto a amar con pasión y sin reservas.
Jamás imaginó que sería capaz de encontrar amor en aquel alfa que solo sabía gruñirle como respuesta, pero no cambiaría el rumbo de su vida por nada. Porque antes de conocerlo estaba bien, pero ahora, estaba mucho mejor con él. Taehyung tenía razón, este era tan solo el principio y Jungkook valoraría cada paso que dieran en conjunto. Porque, mientras estuviera entre sus brazos, no habría ningún tesoro más preciado que el tiempo que compartieran.
Hemos llegado al final de NTJ.😭 Escribir este capítulo me costó más de lo que se imaginan, más que nada por cuestiones de tiempo. Sin embargo, esa será una historia que compartiré con ustedes por mi canal en otro momento.👀
Ahora solo quiero agradecer a las personitas que fueron leyendo mientras publicaba. Muchas gracias por el apoyo que siempre recibo de ustedes.🌷
¿Y bien? ¿Qué les pareció la historia? Fue algo cortita pero estoy muy satisfecha con ella. Esta es la primera vez que trabajo en conjunto con alguien, y a pesar de todas las complicaciones, debo admitir que fue una experiencia única.💖
Nuevamente, gracias. Espero que hayan disfrutado de todo. Volveré próximamente con más historias. Así que, hasta que nos volvamos a encontrar, manténgase sanos.🌈✨
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