❀Capítulo III: El despertar del alma.
Después de un tiempo, Yoongi finalmente tuvo que abandonar el palacio para enfrentar sus responsabilidades que había estado evadiendo durante todo este tiempo. La noticia dejó a Jungkook con un sentimiento de tristeza; se había acostumbrado a la constante presencia del alfa, y ahora su vida se vería marcada por un vacío debido a su ausencia.
Yoongi le prometió que una vez terminara sus compromisos, regresaría para seguir apoyándolo en el tratamiento de su primo. Aunque el omega se sintió un poco triste, no tuvo más opción que aceptarlo.
Por un momento, Jungkook temió que la partida de Yoongi complicara las cosas para él. Sin embargo, se sorprendió al ver a Taehyung más relajado. Aún no podía sacarse de la mente el incidente en el que Taehyung se había disgustado por el aroma de su primo que se había impregnado en él. Tras reflexionar sobre ello, llegó a la conclusión de que posiblemente la territorialidad extrema de Taehyung le había llevado a sentirse incómodo al percibir las feromonas de otro alfa tan intensamente en su habitación.
Jungkook sabía que debía aprovechar la cooperación inusual de Taehyung, ya que no sabía cuánto tiempo duraría. Así que, con total determinación, decidió que ese día volvería a intentar ofrecerle la meditación.
Respiró profundamente, ajustó su hanbok y tomó sus notas junto con una bandeja de pasteles de arroz y té de jengibre. Desde que preparó el postre por primera vez, hacerlos para el alfa se volvió una costumbre en Jungkook. Aunque Taehyung no lo expresó en voz alta, Jungkook sabía que los había disfrutado. Fue gracias a una de las omegas que ayudaba en la cocina que se enteró de eso, ya que ella le pidió la receta de los pasteles de arroz después de que Taehyung rechazara los que ellas habían hecho, diciendo que no tenían buen sabor.
Esto arrancó una sonrisa al médico, quien tranquilizó a la pobre omega y le aseguró que no se preocupara, ya que él se encargaría de prepararlos a partir de ese momento. Si Taehyung no formara parte de la familia imperial, Jungkook podría haber aprovechado la situación para bromear sobre ello. Sin embargo, valoraba su vida y anhelaba regresar a casa, por lo que decidió abstenerse de hacer comentarios al respecto.
Se dirigió hacia la habitación del alfa, golpeó suavemente la puerta y esperó a recibir permiso antes de entrar.
—Buenos días, joven Kim —saludó el omega con suavidad, percibiendo cómo la expresión del alfa se suavizaba—. Traje pasteles de arroz y un poco de té de Jengibre. —En ese momento, una mueca asomó en el rostro del azabache, desconcertando al omega—. ¿Hay algún problema?
—¿Jengibre? —cuestionó Taehyung con desagrado, lo que hizo que el omega comprendiera su reacción y soltara una risa ligera.
—Tiene un buen sabor, lo prometo. Lo endulcé con miel para que sea de su agrado. El jengibre tiene propiedades medicinales; es muy eficaz para reducir la inflamación en el cuerpo, lo que puede ayudar a aliviar el dolor muscular y articular. También mejora la circulación sanguínea, así que será muy beneficioso para usted.
Taehyung no parecía muy convencido al respecto; sin embargo, tomó la taza con el té y le dio un sorbo. Su mirada se iluminó de inmediato, lo que hizo que Jungkook sonriera con dulzura, consciente de que el té le había gustado al alfa, aunque era demasiado orgulloso para reconocerlo por completo.
—No está tan mal —declaró con seriedad, mientras comenzaba a degustar los pasteles de arroz.
—Tal vez sea algo de familia. Yoongi también se negaba al principio a probarlo, pero después de convencerlo quedó fascinado. Dijo que se había convertido en su té favorito —añadió con una sonrisa, recordando aquel momento.
—¿Lo llama por su nombre? —cuestionó el alfa con el ceño fruncido. Jungkook sabía que llamar a algún miembro de la familia imperial sin los honoríficos correspondientes eran una total falta de respeto, algo que podía costarle incluso la vida, por lo que se apresuró a explicar.
—Él me lo permitió. Durante su estancia aquí, nos volvimos bastante cercanos, por lo que optamos por dejar de lado la formalidad. Sin embargo, es cierto que debo tener cuidado frente a los demás, así que me disculpo por eso.
Jungkook no tenía idea de que la razón por la que le molestaba que él y su primo se trataran de manera informal estaba lejos de ser la misma razón que el omega creía.
Un tenso silencio llenó la habitación, y por un momento, el omega temió que su error hubiera irritado al alfa y que este no quisiera cooperar con el tratamiento. Sin embargo, se sorprendió gratamente al escuchar al alfa hablar nuevamente.
—Deberías llamarme Taehyung y dejar las formalidades —declaró de repente, provocando que el omega abriera los ojos con incredulidad—. Hemos convivido mucho tiempo, así que, ¿no aplica la misma condición que con mi primo?
Jungkook se tomó un momento para procesar las palabras del otro. La sorpresa se reflejaba en su rostro; estaba claro que no aplicaba la misma condición para ambos. La convivencia con Yoongi había sido completamente distinta a la que tenía él como médico con el guerrero. Durante todo ese tiempo, había mantenido una actitud profesional hacia el alfa, especialmente debido a la barrera que este había construido para mantenerlo alejado. Sin embargo, esta parecía ser una oportunidad para acercarse a él, y Jungkook no dudaría en aprovecharla.
—Está bien, entonces puedes llamarme Jungkook —aceptó el omega con una leve sonrisa. Los ojos de Taehyung parecieron iluminarse y, tras un ligero asentimiento, volvió su atención a los pasteles de arroz para seguir comiendo—. Necesito que me digas cómo has sentido los músculos estos días.
—La tensión ha disminuido y ya no me duele tanto hacer ciertos movimientos.
—Eso es una buena señal —respondió Jungkook con alegría, aunque su expresión se tornó un poco más nerviosa—. Ahora, lo ideal sería complementarla con meditación. —Al escuchar esto, el alfa dejó de comer y dirigió su mirada hacia el médico, frunciendo el ceño de inmediato—. No puedes seguir negándote, de esa manera el tratamiento no podrá avanzar. Por favor, solo inténtalo. No es tan malo como piensas.
Taehyung permaneció en silencio por un momento, como si estuviera reflexionando sobre sus palabras. Jungkook no pudo evitar sentirse emocionado, ya que en otras ocasiones habría rechazado la propuesta sin dudarlo. Sin embargo, esta vez no recibió ningún gruñido por parte de Taehyung, lo que ya era un gran progreso.
—Por favor —pidió nuevamente, dejando escapar sin querer un poco de sus feromonas. Normalmente lo hacía cuando sus pacientes eran niños, ya que así lograba que se relajaran y cooperaran con él. Para Jungkook, la actitud del alfa era algo infantil, lo que quizás explicaba por qué no pudo contener su olor.
Los ojos del contrario se abrieron ligeramente al percibir el aroma de vainilla que llegaba a sus fosas nasales. En ese momento, Jungkook se dio cuenta de lo que había hecho y temió que el alfa se enfadara por invadir su espacio con su aroma de esa manera. Estaba a punto de abrir la boca para ofrecer disculpas, pero fue interrumpido por el alfa, quien habló antes que él.
—De acuerdo, lo intentaré.
La incredulidad se reflejó en el rostro de Jungkook, pero no pudo ocultar su emoción. Era la primera vez que Taehyung aceptaba probar la meditación. El omega estaba tan concentrado en ese hecho que no se percató de que el aumento en la intensidad del olor del alfa no fue para sobreponerse al suyo, sino para combinarlos.
—¿En serio? —preguntó el omega con emoción.
—¿Prefieres que cambie de opinión?
—¡No, claro que no! —exclamó Jungkook con temor, provocando una ligera risa en el alfa.
Por un instante, el omega se quedó cautivado. Era la primera vez que escuchaba a Taehyung reír; su risa era encantadora, y no pudo evitar evocar la imagen del pequeño Taehyung del que Yoongi le había hablado, aquel chico risueño. Un cálido sentimiento invadió su corazón y, sin darse cuenta, se encontró deseando poder escuchar esa risa mucho más a menudo.
—¿Ocurre algo? —cuestionó Taehyung, visiblemente confundido por la mirada del omega dirigida hacia él. Jungkook parpadeó un par de veces, sintiendo cómo sus mejillas se coloreaban al darse cuenta de que se había quedado pasmado de esa manera. Carraspeó ligeramente y acomodó su hanbok, mientras intentaba recobrar la compostura.
—No es nada. Bien, primero voy a explicarte de que trata la meditación —dijo con entusiasmo, tratando de dejar atrás el incidente anterior.
—¿Por qué pareces tan emocionado? —cuestionó el alfa, frunciendo el ceño con confusión.
—Bueno, es la primera vez que aceptas meditar. Eso me emociona, ya que es la parte crucial de todo el tratamiento que preparé para ti.
Taehyung asintió en silencio, sin decir una palabra. Si hubiera sabido que aceptar hacer la meditación pondría tan feliz al omega, lo habría aceptado mucho antes. Por alguna razón desconocida, encontraba fascinantes las arruguitas que se formaban en los ojos del médico cada vez que sonreía, además de la forma en que su aroma se suavizaba y llenaba el lugar.
—Realmente pienso que es una estupidez y una pérdida de tiempo, pero adelante —dijo Taehyung con franqueza.
Jungkook frunció el ceño por un momento antes de soltar un suspiro pesado.
—La meditación tiene una amplia gama de beneficios, pero la elección de la técnica depende de las preferencias de quien la esté empleando. En este caso, queremos enfocarla en un nivel más espiritual. Espera, déjame terminar de explicar —pidió el omega cuando notó la intención del alfa de interrumpir—. Posiblemente te sorprenda que este sea el enfoque, ya que quizás esperabas que fuera algo más centrado en el aspecto físico.
»Sin embargo, luego de estudiar minuciosamente tu caso... —Y gracias a un poco de la información que Yoongi le había proporcionado—. Pude percatarme que lo que realmente necesitas es regular tu energía y volver a conectar con tu lobo. La razón por la que no puedes caminar no es debido a la lesión que tuviste, sino a un aspecto psicológico que se generó cuando tu lobo se aisló.
—¿Entonces lo que quieres es que yo vuelva a conectar con él? —cuestionó con seriedad, recibiendo un asentimiento del omega—. En ese caso, deberías darte por vencido. No creo que la meditación vaya a ser capaz de conectarme con él.
—No puedes descartar algo sin siquiera intentarlo; dijiste que lo harías.
Taehyung guardó silencio por un momento, mientras Jungkook sentía cómo su ansiedad crecía con cada segundo. Conocía bien el orgullo y la obstinación del alfa; el tiempo en el palacio le había proporcionado suficiente conocimiento sobre esos aspectos de su personalidad. Por lo tanto, realmente esperaba que estuviera dispuesto a intentarlo.
—Está bien —aceptó Taehyung, suspirando con resignación—. ¿Qué debo hacer?
Una amplia sonrisa iluminó el rostro de Jungkook mientras se acercaba al contrario, tomaba la bandeja con los aperitivos y la colocaba en la mesa junto a la cama.
—Cierra los ojos y relájate. Respira profundamente e intenta visualizar el vínculo con tu lobo. Con cada respiración, imagina el flujo, el color y la sensación que recorre tu cuerpo. Permítele a tu energía vital que se entrelace con tu vínculo.
—Esto es una pérdida de tiempo, no creo que...
—Silencio, concéntrate.
El alfa bufó con exasperación, pero siguió la indicación. Se esforzó por concentrarse, tal como el omega le había pedido, pero por más que lo intentara, era incapaz de conectar con su lobo. Siempre chocaba contra el mismo muro que le impedía llegar a él. Estuvo a punto de rendirse, pero en ese instante, percibió sus feromonas mezcladas con el suave aroma a vainilla del médico. Por alguna razón, eso le provocó una intensa sensación de satisfacción, y de repente sintió la presencia de su lobo en su interior, lo que lo llevó a abrir los ojos rápidamente.
Jungkook observó al azabache con un gesto de desconcierto.
—¿Estás bien? —preguntó, preocupado por la expresión en el rostro del alfa.
Taehyung sintió el impulso de hablar, pero la proximidad del rostro de Jungkook lo dejó sin palabras. Su corazón golpeaba con fuerza, incapaz de contener la oleada de emociones que lo invadía. Se esforzaba por mantener a raya sus feromonas, luchando contra el deseo de dejarlas fluir e impregnar con ellas al omega que tenía frente suyo.
—Sí, creo haber sentido a mi lobo.
Los ojos del médico se abrieron ampliamente, y una sonrisa radiante iluminó su rostro.
—¡Te dije que era posible! —exclamó con mucha emoción.
La forma en que Jungkook parecía resplandecer cada vez que sonreía dejaba a Taehyung completamente cautivado. Aunque intentara apartar la mirada y resistirse a observarlo con tanta fascinación, le resultaba imposible detenerse. Se sentía abrumado por no entender completamente por qué se sentía así, pero al mismo tiempo, tenía que admitir que esa sensación de calidez era sumamente reconfortante.
Por esa razón, no se encontró capaz de decirle al omega que, aunque hubiera logrado percibir a su lobo por un momento, no garantizaba su recuperación para caminar de nuevo, y que, en última instancia, todo este esfuerzo seguía siendo en vano. Porque a pesar de su firme creencia de que era un caso perdido, no podía negar que presenciar la sonrisa del omega, no era una pérdida de tiempo.
Jungkook no lograba comprender a los alfas, en realidad, no lograba comprender a uno en particular. Estaba frustrado, lo reconocía. Ansiaba que alguien pudiera descifrar qué pasaba por la mente de Taehyung. Después de que accediera a participar en las sesiones de meditación, continuaron haciéndolo con regularidad, y Jungkook se alegraba de que finalmente el tratamiento pareciera avanzar en la dirección adecuada. Si seguían así, no tardaría en reconectar por completo con su lobo y recuperar la movilidad. Sin embargo, había momentos en los que el alfa se resistía a cooperar nuevamente con el tratamiento.
Esa era la cuestión que le resultaba incomprensible, sí había visto que el tratamiento estaba siendo efectivo. Entonces, ¿cuál era la razón para interrumpirlo? Después de un mes repitiéndose esta situación, Jungkook no pudo contener su frustración por más tiempo.
—¡Taehyung, ya basta! —exclamó con suma irritación, ignorando por completo la forma en la que el alfa lo observó—. No entiendo porque te niegas a hacer la meditación, cuando has visto lo efectiva que puede ser. En lugar de estarla evitando, deberías empeñarte a hacerlo con mayor compromiso. ¿No comprendes que una vez que logres reconectar por completo con tu lobo, podrás volver a caminar?
—No tengo porqué darte respuestas. Además, sé que eres un médico muy entregado a tu labor, pero, ¿por qué te importa tanto que pueda volver a caminar tan rápido?
—Yo debería preguntar por qué a ti no te importa recuperarte rápido. ¿Acaso disfrutas de estar en esta condición?
—No has respondido mi pregunta —le replicó al omega, dejando de lado la que este le había formulado.
—¡Porque quiero regresar a casa! —Finalmente confesó, tomando por sorpresa al alfa—. Todos estos meses en el palacio han sido agradables. Los sirvientes son amables conmigo y me alegra haberme acercado más a ti. Me preocupa tu bienestar; quiero que puedas llevar una vida normal y no una a la que tengas que estar confinado a una cama todo el tiempo. No obstante, también anhelo regresar a casa. Extraño mi aldea, a los aldeanos, a los niños y a mi mejor amigo. Echo de menos mi hogar, Taehyung.
El alfa captó el anhelo impregnado en las palabras del omega. Recordó la información que había recopilado sobre él: cómo, a pesar de tener la oportunidad de ascender a un estatus médico más elevado, siempre rechazaba esas ofertas para permanecer en su aldea. Era una decisión que no lograba comprender del todo, al igual que el peso que sentía en el pecho al pensar en Jungkook regresando a casa.
—¿Puedo preguntarte algo? —inquirió el alfa, logrando que el omega suspirara con resignación, dando por perdida la sesión de ese día.
—¿Qué?
—¿Por qué nunca abandonaste tu aldea?
Jungkook lo observó con seriedad durante un breve instante, sin emitir palabra. Luego, dejando escapar otro suspiro de resignación, se aproximó al alfa y tomó asiento a su lado en la cama.
—Imagino que si me preguntas por eso es porque has investigado sobre mí —preguntó, sin recibir respuesta de Taehyung, pero el desvío de su mirada fue suficiente para confirmar sus sospechas—. No estoy hecho para la vida en la capital; prefiero la tranquilidad de mi aldea. Desde que era niño, mi padre Seokjin me instruyó en medicina, y demostré tener talento para ella. Poco a poco, fui desarrollando pasión por ayudar a los demás, así que aprendía todo lo que mi padre me enseñaba y buscaba la manera de perfeccionarlo.
»Un día, enfermó gravemente. Durante mucho tiempo, había soportado el dolor del lazo roto debido a la pérdida de mi madre, por mí. Sin embargo, ya no pudo aguantar más su ausencia. Recuerdo que, a pesar de su estado físico, siguió tratando a los aldeanos con una sonrisa. Amaba lo que hacía y eso se reflejaba en cada momento —declaró con una sonrisa que irradiaba un intenso cariño, a pesar de la tristeza que se vislumbraba en ella.
—¿Y qué sucedió? —preguntó Taehyung, completamente inmerso en la historia.
—Cuando ya no pudo seguir desempeñando su labor como médico, me pidió que ocupara su lugar. Me rogó que continuara velando por el bienestar de los aldeanos. Cuando le pregunté por qué había invertido toda su vida en la aldea en lugar de buscar crecer profesionalmente en otro lugar, me miró con una sonrisa y me dijo: "Porque este es el lugar que tu madre amaba, es donde la conocí y donde naciste. No hay otro sitio en el que quisiera estar más que aquí".
—Tu madre...
—Murió poco después de que yo naciera. Enfermó gravemente y no hubo manera de salvarla —declaró con pesar, y el alfa se sintió mal por quizás haber mencionado algo que no debía.
—Lo siento.
—Está bien, quizás no llegué a conocerla, pero mi padre se aseguró de que yo la quisiera con todo mi corazón. De hecho, él decía que huelo igual que ella a...
—Vainilla —dijo el alfa, y el omega lo observó a los ojos, asintiendo con una tenue sonrisa.
—Sí, lo cual es curioso para una alfa. Pero aun así, me alegra tener algo de ella, aunque también heredé sus ojos verdes.
Taehyung observó al omega y no pudo evitar perderse en el verde de su mirada. Desde el primer instante en que sus ojos se cruzaron, aquel verde había sido una de las cosas que más le había llamado la atención. Nunca antes había visto unos ojos tan hermosos como los suyos. Durante un momento, se perdieron el uno en el otro, sin necesidad de palabras. En el aire flotaba una tensión distinta, una complicidad que ambos percibían pero ninguno se atrevía a mencionar.
Después de un breve instante, fue el médico quien apartó la mirada primero, mientras sentía cómo su corazón latía con una rapidez inusual.
—Supongo que debería irme entonces, parece que hemos perdido el tiempo de la sesión —suspiró con pesar, levantándose—. Volveré más tarde para los masajes —anunció, con una sonrisa ligera dirigida al alfa—. Nos vemos.
El castaño se volteó y se encaminó hacia la salida de la habitación, pero antes de llegar a la puerta, la voz del alfa lo detuvo.
—Jungkook —pronunció con firmeza, esperando captar la atención de los ojos verdes del otro—. Te prometo que voy a cooperar para que puedas regresar pronto a casa.
Al escuchar esas palabras, un intenso sentimiento de alegría invadió el corazón del omega, haciendo que sus latidos se intensificaran aún más. Sin embargo, junto con esa felicidad, también percibió una presión en su pecho al pensar en el inevitable día en que tendría que despedirse del guerrero. Decidiendo no dejarse abrumar por esos pensamientos, optó por ignorarlos y en su lugar le regaló una amplia sonrisa.
—Gracias, Tae.
Tal como prometió Taehyung, a partir de entonces, llevó a cabo cada una de las sesiones de meditación sin falta. Jungkook ni siquiera supo por qué las había rechazado en primer instancia, ya que el alfa no quiso decir nada al respecto. Sin embargo, tenía que admitir que se sentía feliz de ver al azabache cooperar.
A medida que el tiempo avanzaba y se llevaban a cabo más sesiones, Taehyung lograba establecer una conexión más fuerte con su lobo. No fue una tarea fácil, ya que su parte animal era igual, o incluso más orgullosa que la humana, lo que dificultaba sacar a su lobo de su aislamiento. Sin embargo, con paciencia, perseverancia y según el alfa, la presencia del omega, poco a poco comenzaron a ver resultados positivos del tratamiento.
Si las cosas continuaban progresando de esta manera, Taehyung podría estar caminando nuevamente muy pronto, y Jungkook podría regresar a su hogar. Por lo tanto, no podía contener su emoción.
Esa tarde, se encontraba en su despacho, registrando el progreso del alfa, cuando unos golpes en la puerta captaron su atención. Tras permitir la entrada, una beta cruzó el umbral. La reconoció de inmediato como una de las sirvientas encargadas de cuidar a Taehyung.
—Médico Jeon, lamento la interrupción —se disculpó la chica, haciendo una reverencia antes de dirigir su mirada de nuevo hacia el omega—. Venía a informarle que el joven Kim no podrá recibir el tratamiento durante los próximos tres días.
Escuchar eso llenó al omega de confusión; realmente esperaba que Taehyung no volviera a intentar rechazar el tratamiento en este punto en el que se encontraban.
—¿Cuál es la razón? —preguntó el médico con calma, aunque se sentía genuinamente desconcertado en su interior.
—Entró en celo.
Los ojos de Jungkook se abrieron con sorpresa. Desde que el lobo de Taehyung se había aislado, sus ciclos de celo se volvieron irregulares hasta desaparecer por completo. Sin embargo, si ahora volvían a manifestarse, significaba que el tratamiento estaba surtiendo efecto y que su lobo estaba reconectando con su parte humana. Esto, sin duda, era una excelente noticia.
—Entiendo, gracias por informarme. ¿Hay algo más que necesites?
—Sí, el joven solicita que le preparen un té supresor.
Eso definitivamente sorprendió al médico.
—¿No tiene omegas designados para ayudarle en sus ciclos de celo? —preguntó, desconcertado.
—Sí, pero el joven Kim rechazó la oferta.
Jungkook asintió, pero el desconcierto persistió, especialmente porque no lograba comprender por qué escuchar eso le producía una sensación de alivio.
—Permíteme un momento, lo prepararé de inmediato.
El médico se dirigió hacia sus estantes para tomar lo necesario para preparar el té. Considerando cuánto tiempo había pasado desde el último celo de Taehyung, era probable que este fuera muy intenso y doloroso. Lo ideal habría sido que lo pasara acompañado, lo que haría la experiencia menos dolorosa, por lo que no entendía por qué había rechazado la ayuda. Mientras preparaba el té supresor, sintió cómo su corazón latía intensamente. Sus mejillas se colorearon cuando se dio cuenta del deseo de su omega de ayudar al alfa.
Sacudió la cabeza, tratando de disipar esos sentimientos, y se concentró en preparar un té bastante concentrado que pudiera ayudar a Taehyung, anticipando el dolor que seguramente experimentaría. Una vez terminado, lo dispuso en un recipiente y se lo entregó a la beta. Después de una profunda reverencia, la chica se retiró, dejando a Jungkook en la soledad de su despacho.
Su corazón aun palpitaba con fuerza, y aunque el médico intentó calmar a su omega, resultó ser una tarea complicada. Decidió que lo mejor era mantenerse alejado del palacio, por lo que optó por salir al jardín en busca de hierbas que pudiera utilizar en la elaboración de sus medicamentos.
El resto del día lo pasó fuera, sin embargo, cuando la noche cayó y llegó el momento de dormir, Jungkook se sintió sumamente inquieto. Por primera vez, le desagradó la cercanía de su habitación con la de Taehyung. No estaba completamente seguro si eran las feromonas del alfa demasiado fuerte como para llenar su cuarto, o si simplemente tenía el olfato demasiado desarrollado.
Después de una breve lucha interna, no pudo soportarlo más. Así que se levantó, se puso ropa suelta y salió de su habitación. Caminó por el pasillo hasta llegar a la habitación del fondo. Respiró profundamente en un intento de calmarse, pero fue en vano, ya que pudo percibir el olor de Taehyung con mayor intensidad.
Entró a la habitación sin solicitar permiso, y en ese momento las fuertes feromonas del alfa abrumaron por completo sus sentidos. Jungkook luchó por mantener la compostura, pero el exquisito aroma a petricor y pino lo tentaba sin cesar. Se acercó a paso firme hasta llegar a la cama donde estaba el alfa, y en el momento en que sus miradas se encontraron, Taehyung le gruñó.
—Hace mucho que no me gruñías —mencionó Jungkook con dificultad, acercándose sigilosamente a la cama.
—¿Qué estás haciendo aquí? Sal ahora mismo —declaró el alfa con seriedad, su voz portando una clara advertencia.
—Debes de estar pasándola muy mal, déjame ayudarte —respondió el médico, sin importarle la forma en que el azabache le había hablado. Su mirada estaba fija en sus ojos, y estos comunicaban más verdad que su boca.
—¿No crees que esto es muy poco profesional de tu parte?
Jungkook, que ya había llegado a la cama del alfa, tomó asiento a su lado. Tragó con fuerza y llevó su mano hasta la mejilla del otro, sintiendo la piel arder bajo su toque, lo que le generó un cosquilleo por todo su cuerpo.
—Creo que eso es algo que traspasamos hace mucho tiempo.
Sin pronunciar palabra, unieron sus bocas en un beso intenso y desesperado. Ambos fueron consumidos por el calor que envolvía sus cuerpos, perdiéndose en las feromonas del otro. Jungkook rodeó el cuello del alfa con sus brazos, mientras este le sostenía la cintura con firmeza. El omega estuvo a punto de colocarse sobre Taehyung, pero en ese momento, el alfa rompió el contacto y lo hizo retroceder.
—Tienes que irte —pidió con seriedad, aunque su tono de voz mostraba claramente la dificultad e indecisión que sentía.
—Lastimas a mi omega rechazándome de esta manera —respondió el contrario con pesar en su mirada.
—Kook, creeme... si pudiera levantarme de esta maldita cama, ya te tendría contra la pared mientras gimes mi nombre una y otra vez.
—¿Entonces, por qué...?
—¿Acaso no te das cuenta? Estoy en esta maldita condición, no voy a ser una buena compañía. Incluso ahora, hay tantas cosas que desearía hacer contigo y no puedo levantarme para hacerlas. Lo mejor es que te vayas y me dejes pasar esto solo.
—Pero, yo...
—Ah, tú en serio no entiendes a los alfas.
Jungkook comprendió que el rechazo de Taehyung no se debía a falta de deseo, sino más bien a un tema de orgullo en el que su alfa no quería que el omega se hiciera cargo de todo, a pesar de querer estar con él.
—Entiendo... —murmuró con tono de decepción, aunque en ese momento, entre la poca cordura que aún conservaba, una idea cruzó su mente—. Hay una forma en la que puedo ayudarte sin necesidad de sexo —sugirió con picardía, notando la mirada interesada de Taehyung—. Estoy seguro que tu alfa no tendrá problemas en tenerme de rodillas, ¿cierto?
¡Holiiii! Lamento no haber podido subir el capítulo antes, ya había comentado en mi canal que lo subiría por la tarde. No estoy segura de si podré subir el siguiente más noche, pero de no ser posible se estaría subiendo mañana junto con el capítulo final.
Este capítulo me gusta mucho, la cercanía entre ambos es tan hermosa. ¿A ustedes que les pareció? Además, ya vimos que nuestro querido médico es todo un descarado JAJAJA. El próximo capítulo nos dará más detalles 7u7.
Bueno, volveré pronto. Hasta entonces, manténganse sanos.🌷
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