𝟐. 𝐒𝐮𝐬𝐜𝐫𝐢𝐩𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐚 𝐍𝐞𝐭𝐟𝐥𝐢𝐱... ¡¿𝐂𝐚𝐧𝐜𝐞𝐥𝐚𝐝𝐚?!
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Suscripción a Netflix...
¡¿CANCELADA?!
KiHyun tendrá mucho que explicar
¡No puede perderse el final de
Shingeki no Kyojin!
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Ya iba por la segunda semana de vacaciones y estaba realmente emocionado por el estreno de muchas series en muchas de las plataformas, pero igualmente, estaba que reventaba de la felicidad por iniciar el maratón de su vida al ver los nuevos animes que adicionaron al catálogo esa semana.
Como buen otaku de hobby que era, volvería a ver por décima vez uno que otro de ellos y unos más los estrenaría en cuanto le llegaran las notificaciones a su celular, compu, lo que sea, estaba listo para derramar lágrimas como Magdalena o gritar hasta que el vecino venga de nuevo con sus mamadas de denunciarlo por perturbar su paz. ¡JA! ¿Qué hay de los días en los que hace tremendas parrandas que hasta encuentra botellas de cerveza a lo largo de toda la calle? Pero en fin, la hipotenusa.
Uy, además era ¡MIMINGO!
¡DÍA DE SHINGEKI NO KYOJIN, bitch!
Se quitó las mantas gruesas de su cuerpo para bostezar y estirarse arqueando su espalda como un gato y girarse hasta quedarse sobre su estómago, tomó el celular de su buró. Checó la pantalla y no tenía ningún mensaje de nadie, ni siquiera de su ingrato mejor amigo, quien le prometió venir a su casa para ver el maratón de anime que tenían para ese día, sólo que tuvo que salir de la ciudad. Ni le alcanzó el tiempo de decirle el por qué cuando su madre apareció de la nada detrás de su amigo en la llamada de ayer y le advirtió que, si perdían el vuelo, no iba tener la nueva Play Station para jugar The Last of Us II que le regaló por su cumpleaños.
Tampoco podría quejarse de ChangKyun por no responder, después de todo estaría cansado por el viaje de vuelta a la ciudad natal de su padre: Berlín. Otro punto por la cual no debía quejarse es que ambos irían a la universidad juntos en Alemania para convertirse en importantes figuras en el mundo tecnológico. Se uniría a él y su familia en una semana, después de la visita de KiHyun con su familia.
Entendía el sacrificio de su amigo, pero no era el mismo sentimiento de emoción estando solo que con alguien muy cercano, gritando como locos y riendo con suficiencia por las referencias en sus series. Sí, tenía personas con intereses comunes en los foros y cuentas en Twitter, Facebook, Instagram y Wattpad quienes estaban para comentar y debatir sus puntos de vista, pero ellos eran extraños. ChangKyun era su único amigo que le ha durado años a pesar de su difícil carácter, otro punto que compartían.
El moreno era bastante arisco y serio. Demasiado empeñado en lucir como un matón enfundado en cuero negro cuando en realidad es una masita una vez que empiezas a hablar con él. Entablaron una extraña amistad cuando en una de las salas de investigación en la preparatoria, de sólo recordarlo le traía una mezcla de pena ajena y nostalgia.
HyungWon estaba aburrido de las clases, como todos estaban concentrados en sus ejercicios de un tema que él ya sabía. A parte, no le agradaba la profesora, era bien amargada con la mayoría de sus alumnos y buscaba la oportunidad para dejarlos en ridículo sólo porque quería, eso lo incluía a él. Decidió entrar en internet a leer reseñas de nuevos mangas que saldrían a la venta esa semana, cuando reparó en la sección de BL. Suena raro, pero gracias a los mangas descubrió su sexualidad.
Okay, HyungWon era abiertamente bisexual, y por esos días de preparatoria, le estaba llamando demasiado el sexo opuesto, había leído un par de mangas soft, nada del otro mundo, hasta que pensó en realmente encargar la artillería pesada. Y tenía suerte, el lado que tomó del aula no había casi nadie, a excepción por un par de compañeros en la parte de atrás que parecían muy bien concentrados en el proyector y sus computadoras que en su pantalla. No tendría problemas en dar un vistazo, todo bajo la confianza del modo incógnito, y si alguien lo notaba, esperaba que los neandertales respetaran el código de simio no mata simio.
En su defensa, era para su investigación y por la trama, si por trama hablábamos de hombres mamadísimos canela pasión que te calientan más que el Sol de verano. El punto era que pensaba encargar unos, porque aún no estaba mentalmente preparado para dar el siguiente paso y ver porno, suponía que los mangas y personajes en 2D sería su pre descubrimiento a ese mundo lleno de lujuria. En retrospectiva, HyungWon no sabe cómo es que no se fichó a sí mismo como un enfermo mental, hasta que recordó la célebre frase de su madre: Para gustos, colores.
En su ensimismamiento y batalla personal por comprar algo, un chico igualmente aburrido de lo que la vieja arrugada explicaba en el proyector, miró hacia adelante y le llamó la atención la pantalla del chico de mejillas ligeramente redonditas, conocía esa portada, era La Flores de Cerezo después del Invierno.
―Si lo que quieres son puercadas, me iría con la siguiente recomendación ―dijo ChangKyun, sobresaltando a HyungWon de su asiento, atrayendo la atención de todo el salón.
― ¿Pasa algo jóvenes?
―Nada profesora, es sólo que mi compañero me indicó un error que tuve ―dijo HyungWon rápidamente y sus mejillas se tiñeron de color rojo, algunos de sus compañeros se rieron del pobre.
―De acuerdo, como iba diciendo...
La vieja de verdad le valía madres esos dos chiquillos, porque bien pudo haber preguntado algo realmente exacto para hacerlos quedar en ridículo frente a toda la clase, tuvieron mucha suerte ese día, al parecer decidió no gastar su tiempo en ellos. Para el alivio de HyungWon, nadie lo volteó a ver de nuevo para seguir con la clase, entonces se giró a ver al chico que notó su movida.
― ¿Tratas de hacer que me atrapen? ―cuestionó en voz baja y asesinando con la mirada al chico de cabello negro y apariencia de matón al estilo de los motociclistas de los 70's.
―Perdón ―juntó sus manos en seña de clemencia―. Es que me encanta ese manhwua que no pude evitarlo, es tan tierno y es pura miel, hasta la tercera temporada, ahí se pone ufff, buenísimo.
― ¿Enserio? ―los ojitos de HyungWon lanzaron chispitas―. En realidad, buscaba algo fuerte.
― ¿Quieres algo con final feliz o un poco de toxicidad de por medio?
―Supongo que de ambos.
―Entonces toma nota.
Por el resto de la clase estuvieron pasándose recomendaciones a susurros para que su maestra no los regañara, incluso saliendo de clases se dirigieron a la cafetería más cercana para seguir hablando por horas de comics, dramas, series y cualquier cosa que se les ocurriera.
De hecho, a pesar de su imagen de chico malo que tenía ChangKyun en primer año de preparatoria, era bastante agradable y con los mejores gustos a los que HyungWon se sentía bien identificado. Se convirtieron en amigos después de ese día, eran casi inseparables... Por siete meses.
Tiempo en el que ambos empezaron a salir en citas. Aunque HyungWon no era tan apegado a su novio, ChangKyun era otra cosa, era como un perrito faldero detrás de su "chica especial"; verlo caer por un par de ojos coquetos no fue algo que esperaba. Estaba feliz por su amigo y agradeció firmemente que tenga tiempo estando tan enamorado, todos saben que tener pareja consume cierto tiempo de tu vida y deja poco para la amistad, ChangKyun logró hacer tiempo para todo.
Luego pasó lo típico de las relaciones adolescentes: primero todo en color rosa, regalos, festejos cada mes, peleas, celos y por fin, la inminente ruptura por estupideces. Sí, aprendió que la amistad, suele durar mucho más que una pareja.
Y debió pensar lo mismo estando con ese chico que se cree fitness por tener un gimnasio que el más tacaño del mundo.
Otra vez, es la décima mueca en la mañana al recordar su situación actual. Con los nervios a punto de acabarse la mecha corta, el adolescente iba a gritar de coraje hasta que la puerta de su habitación fue abierta abruptamente y unas cuatro patitas afelpadas y cortas hicieron eco en la madera del piso.
― ¡William, mi amor! ―chilló HyungWon.
Si pudiera ser como sus personajes de anime, miles de corazones bastante cursis y melosos saldrían de su cuerpo cuando tomó a su adorado corgi pompón, quien ladró y movió su traserito esponjoso cuando fue elevado por los aires y puesto entre los brazos de su dueño.
― ¿Quieres que papá te haga espacio en la cama verdad, pequeño travieso? ―su voz se hizo tan aguda, melosa y hasta ridícula, pero el amor por su adorado perrito podía más que su parte amargada que se burla de las personas que hablan así.
HyungWon dejó al perrito en el suelo mientras iba a su clóset a buscar el par de colchitas suavecitas de jirafas y elefantes, las tendió sobre su cama, con sus almohadas armó el resto del fuerte, formando un nido para su pequeño angelito. Le hizo un gesto con la mano indicándole al perro que podía subirse. Usó el mueble situado frente a la cama del chico como escalera y saltó hacia su camita improvisada y se tendió panza arriba, frotándose la espalda contra las cobijas hasta que se acomodó para dormir esa forma tan rara.
― ¿Qué deberíamos ver, príncipe William?
― ¡GUAU!
―Hmm... no es mala idea, lo tengo en la lista ¿Pero no ya vimos algo así la semana pasada?
― ¡GUAU!
―Bien pensado Woody, mejor vamos por un thriller antes de que se vengan los putazos titánicos.
El perrito movió su colita y comenzó a escarbar con su nariz entre las cobijas para ocultar su cabecita entre ellas y sacar su nariz. Así, comenzó su tarde de mirar anime y un par de películas de suspenso, hasta que recibió unos mensajes por parte de KiHyun.
El hombre joven estacionó su auto en la entrada junto a la camioneta roja de su adorada madre. En cuanto apagó el motor se quitó las enormes gafas de sol y las puso sobre su cabeza. Su prometido a su derecha dejó de lado su celular para ver con ojitos bastante amorosos al menor.
Ambos salieron después de darse un beso casto con un par de regalos para su familia antes de que se fueran de viaje a la semana de la moda de verano. Tocaron el timbre de la moderna casa ubicada en un vecindario bastante decente en el cual creció KiHyun, tenía ya cerca de nueve años viviendo lejos de su familia, ahora que tenía un poco de tiempo después de su arduo trabajo en el mundo de la moda.
―Había olvidado que mamá hizo ese horrible pedazo de barro ―dijo, mirando una maceta de barro pintada con muchos colores que no combinaban y la estructura era deforme que tenía bonitas lilas creciendo de ella.
― ¿Seguro que no quieres que tus padres vengan? No tengo problemas en invitarlos a la semana de la moda, podemos aprovechar para hacer algo de turismo como familia ―dijo HyunWoo.
―No, mamá y papá van a salir de vacaciones por su aniversario de bodas, será mejor hacer algo así en Navidad o después de la luna de miel, cuando ya estemos casados ―sugirió el más bajito, acercándose para besarle en los labios―. Cuando ya seamos el matrimonio Chae-Son.
― ¿Cómo fue dejamos que tu apellido fuera primero?
―Porque fui yo el que te propuso matrimonio en primer lugar.
―Solo por un minuto.
―Un minuto es un minuto.
En eso, se abrió la puerta, revelando a una mujer bastante bonita a pesar de sus cuarenta y nueve años. Arreglada con un moño bien cuidado, con un mandil manchado de lo que sea que ella estaba preparando. La mujer era bastante parecida a KiHyun, tenían el cabello castaño claro en igualdad de tonalidad, los ojos pequeños y la forma de sus labios, sin mencionar su palidez de la piel. Lo más destacable de ella era su porte al caminar, no necesitaba ser de sangre noble para demostrar que su mera presencia le concedía poder o elegancia. Ella le sonrió, se lanzó a abrazarlos y darles besitos a ambos.
―KiKi, mi bebé, que bueno que llegaste ―dijo, retrocedió un poco para mirar la hora en el reloj al fondo del pasillo―. Un poco más temprano de lo normal, por favor, pasen. Estaba tratando de hacer la cena.
―KiKi, jamás dejaré de disfrutarlo ―susurró el pelinegro entrando a la casa detrás de la mujer con KiHyun a su lado.
―Tu madre te dice osito bobito ―enarcó las cejas, viendo que su futuro esposo se sonrojó.
―Tu padre está en su estudio, todavía no termino.
―Déjame ayudarte mamá ―el modelo dejo las bolsas con sus regalos cerca de los sillones y su abrigo se lo pasó a su novio y seguir a su madre hasta la cocina.
―Iré a ver a tu padre, amor ―anunció dejando los abrigos en el perchero junto a la sala.
Ambos asintieron, madre e hijo entraron a la cocina, con el desastre que la mujer siempre crea cuando intenta hacer esta clase de cosas. Ella era una mujer de negocios, rara vez realizaba tareas domésticas en casa y cuando lo intentaba tenía sus pequeños éxitos con cosas que requerían un poco menos de complicaciones como es la cocina. Cuando decidía poner su mejor esfuerzo en aquella labor titánica algo siempre salía mal... La cocina jamás será su fuerte.
KiHyun siempre fue el que estaba a cargo de ese lugar, o su padre si él llegaba temprano de trabajar. El modelo comenzó a arreglar el desastre de su madre con ella un poco indignada, pero escuchando las historias del menor sobre su trabajo y planes para la pronta boda.
―Mamá ―le llamó después de poner las cosas en la estufa y esperando a que alcanzaran su punto de cocción, la mujer sirvió vino en un par de copas para esperar la cena―. ¿Cómo sigue mi HyungWonnie con lo de Jackson?
― ¿La verdad?
―Sí.
―Me sorprende que no esté berreando como tú cuando te rechazaron por primera vez ―ella se encogió de hombros―. Esperaba hacer hasta un pedido especial a la tienda de helados más cercana o comprarle un peluche enorme de Toothless, pero Dios. Ese niño parece que acababa de cambiar de videojuego. Incluso lo veo más enojado que de costumbre, excepto cuando tiene a William cerca.
― ¿Ha dejado su cuarto?
―Nope, solamente baja por algo de comer o bañarse, hasta me gruñó ayer cuando le dije que fuéramos al parque ―tomó un sorbo más profundo al vino y se recargó en la encimera de cuarzo blanco―. Tu hermano parece la definición perfecta de otaku que no se baña.
― ¿Y no le has dicho nada?
―Le estoy dando su espacio, considero que está sobrellevando mejor su corazón roto que tú. ¿Por qué la pregunta?
―No lo sé, es que tuve un mal presentimiento en cuanto HyunWoo me dijo que lo terminaron en la fiesta de graduación. Sabes que él no es alguien que deje pasar esto tan fácil, es tan orgulloso como tú.
―Desearía decir que HyungWon no les pone importancia a esas cosas, pero como sabes, es mi hijo, salió raro de alguna forma.
KiHyun río por el comentario. A veces no comprendía como es que el matrimonio de sus padres ha durado bastantes años. Su madre fuera de la oficina era una mujer bastante atolondrada y nunca se está quieta, era la definición perfecta del loco de la relación. Su padre en cambio, es un hombre calmo y carismático, un ser bastante racional que analiza las cosas con calma y siempre tiene una respuesta correcta para todo. Son polos opuestos y aún así, se las arreglaron para que funcionara y tuvieron a dos hijos a los cuales adoraban con todo el corazón.
―Buen punto, si tu envenenas la comida con sólo tocarla, HyungWon puede ser un ser humano que no siente, pero él no me ha mencionado nada, eso es lo que me preocupa.
― ¿Tal vez esté tratando de cómo decirte sin que se ponga mal?
―O está siendo un orgulloso y quiere enfrentar las cosas solo.
―Puede ser.
―Iré a hablar con él.
―De paso tráelo para que coma comida real y no sólo cereal.
―Claro mamá.
KiHyun se dirigió hacia las escaleras blancas con el barandal de vidrio hacia la segunda planta, en el camino miró con nostalgia algunas de las fotografías de la familia. Vio a su precioso y rechonchito hermano con divertidos trajes, mostrando su crecimiento a un chico decente; era un chico adorable ¿cómo alguien pensaría siquiera n romperle el corazón? Es bastante loquito a veces, pero es el mejor hermano del mundo... Hasta que llega la semana de estreno de anime y para eso, KiHyun vino preparado si necesitaba recurrir a medidas drásticas para sacarlo de su cueva.
La última puerta del pasillo blanco, adornada con decoraciones en dorado, negro y azul eléctrico, estaba el nombre de HyungWon en lo más alto, para que cualquiera que pasara supiera a quién pertenecía esos parajes prohibidos, según HyungWon. KiHyun tocó la puerta un par de veces sin obtener respuesta alguna, por la rendija debajo de la madera se veían las luces apagadas a excepción de unas cuantas veces que se iluminaban.
Es lo que pensó. HyungWon estaba viendo anime.
―Maldito hijo de la chingada, más te vale abrirme ―farfulló, tomó su celular para recurrir a la única forma en la que su hermano menor le haría caso.
El chico al otro lado de la pantalla sonrió victorioso al ver que KiHyun cedería por primera vez.
Siempre como hermanos establecieron que, si no te daban permiso de entrar a la habitación del otro, a menos que fuera una emergencia de vida o muerte, no hay poder en la Tierra que dijera lo contrario. Sus padres eran otra cosa, pero KiHyun era como él, orgulloso y no dejaría que su adorada madre se metiera en sus discusiones.
Aunque... era raro que KiHyun cediera primero, él como toda madre tiene un don para persuadirte de hacer lo que él quiere y no bromeaba. Con sólo mirarle a los ojos era difícil mantener la mirada después de dos segundos sin que soltaras a llorar como un bebé, era uno de sus superpoderes. Jamás le ha ganado en un concurso de miradas y por mensajes, sólo un par de veces.
Esperaba que el berrinche lo pasara por alto esta vez, él no puede ser tan malo para hacerle algo... ¿o sí? Nah, KiHyun tenía un punto débil por él, siempre gustaba de consentirlo y cumplir con sus caprichos, esto no será la excepción.
Se encogió de hombros y volvió a recibir una videollamada, era ChangKyun. No tardó en responder y los amigos comenzaron una conversación en la que el moreno lo ponía al día, mientras revisaba unos cuantos videos en su celular y hasta compartían memes, en cuanto llegaron a la parte de series, ambos decidieron que vería un par de capítulos antes de dormir en Netflix, hasta que algo raro pasaba en su cuenta.
― ¿Por qué te tardas tanto? ―preguntó ChangKyun tomando un peluche de una pokebola y la usó como almohada.
―No lo sé, la página no me carga.
― ¿No será por tanta puercada que tienes en tu laptop y ya se te metió un virus?
―No seas baboso, yo descargo de sitios legales y tiene un antivirus caro ―le reprendió, recordó la amenaza de sus padres sobre cuidar muy bien esa laptop y que le durara al menos seis años pues no tiene mucho que la descompuso a los días que se la regalaron y sus padres tuvieron que mandarla a reparar―. Creo que es el internet.
― ¿Y si la reinicias?
―Eso estaba haciendo, tonto.
―No te desquites con tu mejor amigo sólo porque tus monitos 2D mataron tu compu y no precisamente a espadazos.
― ¿Y el puerco soy yo? ―evidenció, su mejor amigo el sacó la lengua como niño chiquito y le devolvió el mismo gesto―. Te llamo al rato.
―Okay.
Cuando su laptop volvió a la vida, ingresó de nuevo a internet y abrir una pestaña normal. El internet no era. Si buscaba algo, le arrojaba resultados en menos de un segundo. Extrañado, fue hacia Netflix y ésta se tardó más de lo que corazón inyectado con ansiedad podía aguantar. Buscó en su celular alguna noticia sobre la caída de la plataforma, pero todo seguía normal, hasta que la página arrojó una respuesta.
¡Su cuenta había sido cancelada!
Alarmado, confirmó el estado de sus otras cuentas en las plataformas de series y películas, todas seguían el mismo patrón. Sólo una persona en este mundo tenía control sobre eso.
― ¡KIHYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYUN! ―gritó haciendo saltar a su corgi de su camita y corrió a esconderse debajo de la cama mientras un enfurruñado HyungWon abrió la puerta de su habitación y encontró a su hermano mayor con una sonrisa arrogante―. ¡Hijo de la chingada! ¿Cómo que ya no tengo Netflix, Amazon, Disney + o HBO máx en plena semana de estrenos, puta madre!
―Sabía que saldrías por las malas. Ahora, báñate otaku y ven con la familia si quieres tu cuenta de vuelta.
―Eso fue bajo incluso para un enano como tú ―refutó molesto, una venita se asomó por la frente de KiHyun ante la palabra "enano".
― ¿Quieres pelea? ¡Llégale perro!
Su madre en ese instante subía por las escaleras alarmada por el grito de su hijo menor y al ver que los dos estaban en posiciones para armar un desmadre, se plantó ene medio de los dos y los jaló de la oreja.
―Ah no, par de mocosos, en mi casa no, si van a pelearse vayan a la calle, allá pueden romperse lo que quieran, pero en mi casa no.
Después de un par de regaños por parte de la señora Chae, todos estaban en la sala, hablando como personas civilizadas, momento en el cual HyungWon quiso decirle a su familia exactamente lo que pasó en la noche de graduación y la razón de su auto confinamiento.
―Y básicamente pasó eso ―dijo tomando de su chocolate caliente que su adorado y sereno padre le dio hace unos momentos―. Ni siquiera sabía que yo solito me encerré.
―Bueno, ya antes te has encerrado por mucho tiempo por cositas menores ―complementó KiHyun―. pero ¿estás seguro que estás bien?
―Claro, en un par de segundos me suelto a cantar como drogado como las princesas de Disney y miles de pájaros y ratas vendrán a seguirme la corriente... ¡¿Te parece que estoy bien después de esa humillación?! ―chilló HyungWon―. ¿Dime qué patán te ha dejado así? Y todavía el cínico lo dice donde todos puedan vernos... Quiero arrancarle los testículos y dárselos de comer y que se ahogue con ellos.
―Lenguaje, HyungWon ―regañó el señor Chae y con quien compartía más rasgos con su hijo menor.
―Perdona papá, es sólo que estoy muy enojado y quiero hacerlo sufrir, tanto que pedirme perdón de rodillas sea lo mínimo que haga.
―Hijo, ¿por qué no hablan los dos y arreglan las cosas?
Tanto como la madre, KiHyun y HyungWon miraron al señor Chae por un segundo antes de reírse por la respuesta de tan benevolente hombre. Como si lo que hubiera dicho fuera el mejor monólogo al estilo del mejor comediante del mundo.
―No le veo lo chistoso ―se defendió el hombre con pocas canas sobre su castaño cabello y sonrojado hasta las orejas―. No es bueno para tu corazón que guardes tanto rencor.
―Ay papá, que buena persona eres ―dijo KiHyun reponiéndose de su carcajada y su prometido a su lado los miraba a los tres como si nos los conociera―. ¿Qué?
―Yo creo que tu padre tiene toda la razón, KiHyun ¿Por qué no solo hablan, se arreglan y se dan las paces?
―Sí claro ―respondieron los tres al unísono.
― ¿Si alguien me hubiera humillado de esa forma, crees que lo dejaría así? ―preguntó KiHyun indignado hacia su futuro esposo, HyunWoo lo pensó por unos segundos―. ¡NO! ¡Una patada en los huevos es lo que le hubiera dado si se atrevía a hacer semejante descaro! ¡No, mejor aún, le partiría la cara a putazos hasta que no pueda arreglarse la cara ni con cirugía plástica más avanzada del mundo!
―Para ser el que no sufrió por la ruptura, estás muy enojado, KiKi ―evidenció la señora Chae.
― ¡Es que mamá! ¿Qué sabandija hace eso?
―Alguien decente no.
― ¿Y tu solución es vengarte o matarlo a palos? ―preguntó su padre al menor de sus hijos y el chico de ojos grandes asintió eufórico, negó ya sabiendo la respuesta de HyungWon―. No quiero que mi hijo vaya a la cárcel por homicidio.
―Y por eso, hay que planear la venganza perfecta y no morir en el intento ―repuso HyungWon―. Papá, tal vez me vea baboso, pero cuando quiero hago las cosas con el más extremo de los cuidados.
―Me uno ―dijo KiHyun―. ¿Qué tienes planeado?
― ¡Chae KiHyun! ―repuso su padre, sorprendido de la rapidez de su primogénito para estar de acuerdo con cosas tan ruines―. ¿Eres su ejemplo a seguir o su achichincle?
―Ambos ―dijo su esposa dejando la copa de vino y bebió directo de la botella, para seguidamente hacer la señal de la cruz o su mejor intento, al final no recordaba cómo se hace―. Ahí me avisan en qué acaba, mi bendición y me voy a dormir.
― ¿En serio no detendrás tus hijos de hacer esta locura?
―Mientras no maten a nadie, tienen mi permiso.
―No me refería a eso ―dijo el señor Chae en un tono cansino.
Siguió a su esposa para tratar de hacerle ver que sus hijos estaban por cometer un arrebato infantil que fácilmente podría arreglarse con un par de minutos hablando como personas normales y que no era correcto o moral jugar con las personas para consumar una venganza. Su madre por otra parte, dejaría que sus crías hicieran el plan macabro, porque estaba muy a favor de que el chiquillo pagara por lo que hizo, ella obedecía la filosofía del Karma al final de cuentas.
Estando ya los dos hermanos a solas, exceptuando a HyunWoo, HyungWon le lanzó una miradita de inocencia que terminó por extrañar a KiHyun. La conocía: algo quería el niño.
― ¿Qué? ―preguntó sin más.
― ¿Me vas a devolver mi cuenta, oh supremo lord de la moda, que ni los más sucios de los mortales merecemos que nos dirijas la mirada?
―No.
― ¡Bótate a la verga, KiHyun!
―Yo también te adoro.
Nota mental agendada: En cuanto el patito feo aterrice al nuevo estanque llamado Alemania, conseguirá trabajo de medio tiempo para pagarse sus gustos caros... Iniciando por Netflix.
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