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Después de cerciorarse de que se alejó lo suficiente de ese par de idiotas, Earth aparcó violentamente el coche y se cubrió la cara, incapaz de controlar el llanto. El dolor de cabeza lo había mareado y tenía ganas de vomitar por el desasosiego.

¿Cuántas lágrimas más tenía que derramar para conseguir ser feliz?

O, mejor dicho, ¿esas lágrimas valían la pena?

Se limpió las mejillas con el dorso de la mano y logró calmarse, moderando la respiración y mirando con fijeza un punto en la lejanía a través del parabrisas.

Su teléfono comenzó a sonar y vio que era Santa.

—Jamás volverás a verme en tu maldita vida—dijo entre dientes, declinando la llamada—a menos que sea en un juicio en donde me quede con toda la herencia de Happy Fruits.

Reanudó la marcha cuando logró apaciguar las lágrimas y las punzadas en su cabeza cesaron un poco.

Y como seguramente Santa le había quitado el teléfono a Prem, decidió ir al departamento de Fluke y dar por cancelada la cita con el mejor amigo de su ex Alfa.

En el trayecto, tuvo que desviarse por otra calle porque habían cerrado el paso gracias a una construcción y optó por rodear el sitio donde conoció a Boat tras ser rescatado de una banda de pandilleros.

No tenía mucha prisa por llegar al departamento de Fluke y lo que ansiaba era despejar su mente para no perder la cabeza nuevamente y echarse a llorar por alguien que no valía nada.

Tan concentrado estaba por mantener ocupada su mente que no se dio cuenta de la existencia de un poste de luz al girar en una esquina y se estampó suavemente en él, provocando que las personas que iban pasando por ahí se asustaran.

Earth se llevó la palma a la frente, irritado. Descendió del coche y se cercioró de que no estuviera estropeado, pero solamente sufrió un pequeño raspón en el área de las placas.

—¿Estás ebrio o qué? —le riñó una anciana Omega con el bastón listo para golpearlo.

Iba acompañada de sus nietos.

—Lo lamento—se disculpó el tierno Omega con pesar y al mismo tiempo con cólera, pero tenía que ser educado porque era una persona de la tercera edad—no conozco bien estas calles.

—¡No deberías conducir! —continuó la mujer, gritándole.

Earth, que siempre se había caracterizado por ser paciente y pacífico, y estar en contra de la violencia verbal y física, había llegado al límite total.

Se volvió hacia ella y la acorraló entre su vehículo y su propio cuerpo, enviando al carajo que sus nietos se horrorizaran ante semejante intimidación.

—Escuche, señora, no pasó nada grave, ni a usted ni a mi vehículo, así que no esté haciéndome perder más la paciencia o me olvidaré de mis modales—le advirtió.

Pero en vez de que la anciana asintiera o al menos comprendiera, se indignó más.

—¡Aparte de loco, insolente!

El chico de mejillas regordetas apretó los puños y golpeó el cristal, justo al lado de la cara de la mujer.

—¡Muévase! —le gritó Earth y la empujó, midiendo su fuerza y siendo suave, pero la fémina se dejó caer al suelo, siendo dramática, haciendo que sus nietos gritaran y alertaran a las personas.

La bolsa que ella llevaba en sus manos también rodó por el suelo, esparciendo las verduras y frutas por doquier y Earth supo que esa estúpida anciana lo había metido en graves aprietos.

Enseguida mucha gente comenzó a acercarse y a gritarle.

—¿Qué crees que estás haciendo, idiota? ¡Es solo una pobre anciana! —le ladró un hombre Beta, inclinándose a ayudar a la mujer.

—¡Yo no hice nada! —Earth se defendió, e hizo el ademán de abrir la puerta de su coche para irse.

Pero una mano extraña se lo impidió. Era otro hombre y el chico Omega advirtió a unas quince personas en total, rodeándolo.

¡Lo que faltaba! Tener que verse inmiscuido en un problema patético.

—Si la anciana quiere sacar dinero fácil, se lo daré, pero yo en ningún momento le hice algo—espetó Earth.

Sin embargo, la anciana le señaló la cabeza vendada con el bastón y volvió a escupir veneno para avivar más el fuego.

—Seguramente salió de algún hospital psiquiátrico y se robó el auto, por eso no tuvo cuidado al dar la vuelta, y se puso violento cuando lo confronté.

—Escuchen, no tengo tiempo para escuchar ridiculeces—siseó Earth y abrió la puerta del vehículo, y cuando el mismo hombre intentó impedírselo, le envió una mirada fulminante que lo hizo retroceder—y si no quieren tener problemas, eviten buscarme porque no saben de lo que soy capaz.

—¡Eres un mafioso! —le gritó la anciana— ¡Solamente esa clase de escoria puede tener un vehículo así!

Earth encendió el motor y metió reversa, asustando a todos, puesto que quedó peligrosamente cerca de donde la mujer estaba sentada. De alguna manera, su lado demencial parecía haber despertado porque deseó poder tener más valor y echarle el coche encima a esa idiota.

Aceleró, quemando los neumáticos a su vez y se alejó a toda velocidad de ahí.

No obstante, cuando estaba apunto de llegar al departamento de su mejor amigos, vio a Boat Tara caminando tranquilamente por la acera, parecía ir muy animado.

Y cuando Earth se vino a dar cuenta, le tocó claxón para sorprenderlo y este dio un respingo y frunció el ceño cuando aparcó paralelamente a él.

—Hola.

—¿Earth? —el semblante coqueto de Boat apareció y sonrió, recargando los brazos en el borde de la ventana.

—¿A dónde vas? —le devolvió la sonrisa.

—No muy lejos, planeaba ir a terminar unos negocios, ¿y tú?

—¿Qué clase de negocios? —recargó la cabeza en el asiento y notó que Boat observaba detenidamente la venda.

—¿Cómo está la herida?

—No respondiste a mi pregunta.

—Es lo de menos, tu salud es más importante.

Earth suspiró.

—Estoy mejor, no te preocupes.

—Si estás mejor, ¿por qué parece lo contrario?

—Físicamente estoy mejorando, pero emocionalmente voy de mal en peor—sonrió sin despegar los labios, un gesto que no llegó a sus ojos y Boat advirtió que fue fingido.

—¿Hizo algo Santa? —Boat apretó la mandíbula. Ahora estaba serio.

El chico Omega se encogió de hombros.

—Necesito un respiro, por eso he estado dando vueltas por toda la ciudad para despejar mi mente un rato—eludió—si quieres puedo acercarte al lugar de tus negocios.

—¿Qué te parece si mejor pospongo mi asunto y vamos a que te diviertas? —propuso su amigo Alfa, sacando a relucir su sonrisa peligrosa.

—De acuerdo, pero conduce tú—dijo Earth y bajó del coche.

Boat se subió detrás del volante y el chico Omega en el asiento del copiloto.

—¿Qué tienes en mente? —le preguntó Earth.

—Muchas cosas, pero la primera es ir a visitar un refugio de animales. Planeaba comenzar mi labor social la próxima semana, y creo que te hará bien estar rodeado de perros y gatos necesitados de afecto.

El chico Alfa arrancó y Earth asintió. Boat tenía razón. Los animales eran la mejor solución para calmar un corazón roto. ¿Qué mejor que estar con seres que aman con intensidad sin esperar nada a cambio y que eran capaces de ser leales hasta su muerte?

Mientras avanzaban, Earth se sumió en sus pensamientos, absorto de todo a su alrededor. Por más que deseaba apartar la escena en la que Tenon abrazaba a Santa o hacía un rato que se habían quedado ellos dos de ver y aun así, su ex Alfa había tenido el descaro de darle aquel anillo...

¡Quería golpearlos, a ambos! Especialmente a su estúpido y mediocre hermano, a quien habría dado todo por no ser nada suyo y no tener ni una pizca de remordimiento si lo dejaba moribundo, pero le costaba admitirlo, le dolía el doble porque sabía que compartían sangre directa.

Deseaba que todo fuera una broma cruel de parte de Aarón y le dijera que simplemente había adoptado a Tenon de un basurero y listo.

Nada cambiaría el hecho de que lo detestaba con toda su alma, pero podría odiarlo con más libertad.

Le parecía increíble que justamente, habiendo tantos Alfas en el mundo, a Tenon se le hubiera ocurrido seducir a los primos más millonarios de Tailandia.

Y los mismos Alfas habían terminado obsesionados con él mismo, es decir, con ambos hermanos Omegas.

¿Por qué tanta mala suerte?

Boat pasó a una veterinaria y compró varias bolsas de alimento para perros y gatos, las cuales las depositó en la cajuela del vehículo antes de continuar la travesía hacia el refugio.

—Dijiste que querías despejar tu mente, pero lo único que has hecho en todo el camino es seguir sobrepensando—le oyó decir a Boat de repente.

Earth parpadeó, volviendo a la realidad.

Vislumbró que se hallaban saliendo de la ciudad y se estremeció.

—Disculpa, pero es imposible.

—¿En qué tanto piensas? Si se puede saber.

El chico Omega se mordió el labio inferior, indeciso de decírselo o no.

—Puedes confiar en mí—arribó Boat con suavidad.

—La antigua pareja de Santa regresó—confesó, pero no quiso darle más detalles—y tal parece que no ha logrado superarlo, así que decidí alejarme.

—¿Qué te hace pensar que no lo ha superado? ¿Él te lo dijo? —inquirió, interesado en la conversación.

—No, lo negó, pero yo vi cómo reaccionó al verlo y pues, al final de cuentas, decidió irse con él.

—¿A dónde se fueron juntos? —su amigo frunció el ceño.

—No sé—Earth sacudió la cabeza, aturdido—pero el punto es que siento que no soy lo suficientemente bueno como para que Santa tuviera sus sentimientos claros hacia mí. Y no voy a permitir que cada que su ex pareja aparezca, él me falte el respeto.

—Tienes razón—convino Boat y apretó los labios un segundo—y ciertamente me parece estúpido el comportamiento de Santa.

—Lo sé...

—Si yo fuera él, créeme que ninguna ex pareja mía, por más que yo haya amado con locura, podría hacerte competencia. De hecho, les dejaría claro que eres lo que siempre he buscado y que jamás dejaría un diamante por basura desechada—manifestó con seriedad y volteó a verlo por un momento antes de continuar conduciendo.

Earth parpadeó, sintiéndose extraño por las palabras de ese Alfa.

—Cualquier Omega que logre robar tu corazón, se habrá sacado la lotería—vaciló, para aligerar el ambiente.

—No tanto—susurró, con un dejo de decepción.

—¿Por qué no? Si eres guapo, fuerte y muy protector. El sueño de muchos Omegas—intentó darle ánimos.

—Porque el Omega que robó mi corazón le pertenece a otro Alfa.

El chico de mejillas regordetas se estremeció y sintió pena por él.

—Lo siento tanto. Ese Omega debe ser un ciego por no darse cuenta, pero no te des por vencido, Boat, estoy seguro que, si le confiesas tus sentimientos, cambie de opinión y pueda corresponderte.

—¿En serio lo crees?

—¡Por supuesto! No te niegues a ese amor, quizá puedas llevarte una sorpresa. No todos los noviazgos son dolorosos, sino todo lo contrario.

—Pero ¿y si él dice estar perdidamente enamorado de su Alfa?

—Ese sí sería un problema, pero si no te arriesgas, jamás sabrás si te corresponderá o no.

—De acuerdo—dijo Boat con decisión—lo haré.

Earth sonrió.

—¡Me cuentas cómo te fue!

—Desde luego que sí—el chico Alfa le guiñó el ojo y aceleró un poco más.

A Earth le había conmovido aquella conversación con Boat y lo motivó a estar más alegre, ya que logró olvidarse con éxito de su situación amorosa.

Pronto estuvieron en el refugio y su amigo tuvo que aparcar casi en la carretera porque el terreno era de terracería y el coche no era apto para ello, así que con cuidado, bajaron los costales de comida y Boat se encargó de ir a llamar a los encargados para que les ayudaran.

Aproximadamente cinco personas, entre ellos Omegas, Alfas y Betas, se acercaron a cargar las bolsas pesadas de alimento.

—Tenía mucho tiempo que no venías, Boat—lo saludó una chica Delta y Earth se sorprendió porque los de su categoría solían no mezclarse demasiado con los demás, pero la fémina parecía estar feliz ahí y se miraba más o menos de su edad.

—Había tenido algunos problemas, pero heme aquí—se disculpó Boat y tomó suavemente a Earth del hombro—mi amigo quiso acompañarme porque necesita llenarse de amor.

—Oh, hola—la chica se dirigió al chico Omega y le estrechó la mano—mi nombre es Maew.

—Earth—dijo, sonriendo.

Maew le devolvió el gesto, pero enseguida posó su mirada en la mano de Boat que descansaba en el hombro de Earth y dejó de sonreír.

—¿Cómo están los gatitos que recogí de la carretera? —le preguntó Boat a la chica sin soltar a Earth.

—Ven a verlos por ti mismo—dijo ella, indicándole que la siguiera.

Caminaron detrás de ella y el chico de mejillas regordetas se sintió incómodo porque Boat no se despegó de él ni un poco, mantuvo su mano sobre su hombro como si quisiera dejar en claro que habían llegado juntos. Aunque no le resultó incómodo su tacto, pero sí su insistencia por no soltarlo.

En cuanto se abrieron paso al refugio, Earth quedó maravillado. Había muchísimos perros grandes, pequeños, bebés y gatos, de todo tipo. Por un lado, amó la enorme variedad de animales, pero por otro, le rompió el corazón ver que no tenían un hogar como tal.

Incluso podía advertir que muchos habían envejecido ahí.

—¿Nadie los adoptó? —preguntó Boat, refiriéndose a los gatos que rescató.

—No, de alguna manera la superstición de los gatos negros continúa siendo firme—bufó Maew y cargó a un gato negro, dejando salir a cuatro más de su jaula.

—¿Qué se necesita para adoptar? —quiso saber Earth.

–Hay un contrato de por medio, en el que te comprometes a cuidarlo y a no maltratarlo—explicó ella—y tendrás que enviarnos fotografías cada semana para saber el estado de salud del animal y corroborar que está en buenas manos.

Earth asintió. No era tan mala idea adoptar un gato o un perro, pero primero tenía que tener una casa especial para darse el lujo de darle un buen sitio donde vivir.

—¿Quieres adoptar? —le preguntó Maew.

—Sí, pero después, en estos momentos no cuento con el espacio y planeo mudarme a una casa amplia.

—De acuerdo, no hay prisa.

Minutos después, el resto de voluntarios se reunieron con ellos y empezaron a dar indicaciones.

—Bien, ahora que Boat nos ha abastecido de muchísimo alimento, es tiempo de ponernos manos a la obra. Hoy exactamente toca limpiar a conciencia el refugio y bañar a nuestros amigos peludos—dijo un hombre Alfa, que parecía ser el líder del lugar—y es bueno tener manos extras para el trabajo.

Earth palideció. Él no llevaba ropa adecuada para ello.

—Y no te preocupes—dijo el Alfa, mirando a Earth con una sonrisa—tenemos ropa para la limpieza, guantes y también botas para no mojarnos.

Dicho eso, todos comenzaron a distribuirse. Earth siguió a Boat hasta una puerta y de ahí sacaron todo lo necesario para comenzar.

—Cámbiate primero, esperaré afuera.

El chico Omega asintió y se desvistió. El traje completo le quedaba enorme al igual que las botas y guantes, pero no podía echarse para atrás.

Dobló la ropa en una silla y salió al encuentro con Boat, a quien vislumbró con el traje puesto.

—¿Te cambiaste afuera? —le preguntó.

—Sí, siempre lo hago—rio y le entregó un cubrebocas.

Earth se ruborizó y se lo colocó en el rostro.

Minutos después, yacían moviendo a los animales a sus jaulas para poder limpiar a conciencia el patio y sus pequeñas casas hechas con materiales reciclados.

Pusieron música y se escuchaban risas muy divertidas. En algún momento, Earth olvidó parte de su tristeza y se encargó de limpiar y jugar con Boat mientras barrían y levantaban todo tipo de desechos. Incluso era divertido porque su amigo estaba ahí para hacer bromas al respecto.

—La primera vez que Boat participó en la limpieza, no soportó nada y vomitó y tuvimos que limpiar todo de nuevo—se burló Maew, acercándose a ellos con su escoba.

—No es verdad—protestó su amigo y Earth notó el rubor en sus mejillas—vomité porque tú pusiste a propósito las heces de Black en mis pies, que en aquel entonces él estaba sufriendo de diarrea infecciosa.

Entonces Earth rompió a reír, imaginándose el panorama.

—¿Y qué me dices de cuando vomitaste al momento de cambiar el arenero de Boris? —continuó la chica aguijoneando entre risas, probando la paciencia de Boat, quien únicamente cambiaba de color.

—Me estás haciendo quedar mal enfrente de mi amigo—dijo Boat, acalorado.

—¡Tú sigue! —Earth alentó a Maew y ella rio.

—¡Ambos se han unido contra mí! —exclamó el chico Alfa, riéndose.

Entre Maew y Earth, se las arreglaron para molestarlo durante un largo rato hasta que, por fin, entre bromas, terminaron de limpiar esa área, que era de los perros más grandes y quienes ensuciaron más.

Ayudaron al resto de personas a seguir limpiando hasta que Earth ya no pudo más y fue a sentarse lejos de ahí. Se quitó la parte de arriba del traje, quedando únicamente en camiseta. El calor era insoportable y fue a lavarse las manos para poder descansar.

Tomó asiento en una banca hecha de un tronco, justo debajo de un árbol y cerró los ojos, dejándose llevar por el silencio de la naturaleza. Él había salido del refugio para no escuchar la música del interior.

La venda de su cabeza estaba empapada de sudor y decidió quitársela. Lo positivo de todo era que no había vuelto a sangrar.

Boat salió a encontrarlo poco después. Él también se había quitado la parte superior del traje, dejando a la vista su perfecto torso desnudo y el chico Omega advirtió que la cadena de plata con el dije de una cruz que le colgaba en el pecho, lo hacía lucir más atractivo, así que, por su bien, miró a otra parte.

—¿Quieres?

Earth volteó a verlo y recibió el vaso de cristal con limonada.

—Gracias.

—¿Qué te ha parecido el refugio?

—No está mal, pero me llena de tristeza ver a esos animales ahí.

—También a mí, pero algún día tendré una casa y podré adoptar a la mayoría—suspiró.

Earth asintió, dándole un sorbo a la limonada, que estaba riquísima.

Sin embargo, sintió la mirada oscura de Boat sobre él, pero no era cualquier mirada, era como si quisiera decirle algo o simplemente lo estaba contemplando de forma diferente a otras ocasiones.

Ignoró esa sensación y siguió bebiendo la limonada como quien no quiere la cosa.

No quería imaginarse cosas que no eran ciertas y confundirse.

Sin embargo, cuando volvió el rostro hacia su amigo Alfa, se encontró la cara de él a escasos dos centímetros de la suya, muy cerca.

Earth se desconcertó, y quedó paralizado ante su cercanía.

Boat estaba serio, con los ojos fijos en los suyos, que sutilmente se posaban en los labios de Earth y regresaban a atrapar su mirada con desasosiego.

—Me gustas.

El chico Omega, parpadeó y apartó el rostro hacia atrás, pero Boat cortó esa distancia, acorralándolo.

—Me gustas—repitió.

—Perdón, ¿qué? —titubeó Earth, ensimismado.

—Tú fuiste el que me dijo que le confesara mis sentimientos a ese chico Omega.

—Sí, pero... —balbuceó, intimidado, sintiendo que sus mejillas ardían.

—Y eso es lo que estoy haciendo—afirmó con severidad—me gustas, Earth Katsamonnat, desde el día que casi te arrollé con mi bicicleta y te salvé de esos idiotas, quedé completamente a tus pies.

Al chico de mejillas regordetas se le secó la boca por la impresión y se encontró mirando los atractivos labios de ese Alfa.

—Boat...

—No tienes que responder ahora—lo tranquilizó, pero sin alejarse—yo no te exijo que me correspondas a mis sentimientos ahora mismo, pero quiero que lo pienses.

—Espera, es que yo no...

Boat aventuró a colocar su brazo por encima del borde del asiento, acercándose más al Omega que temblaba de nervios.

—Úsame.

—¿Qué?

—Úsame para darle celos a Santa—sentenció.

—No, jamás podría hacer eso.

—Te lo ruego, hazlo—su voz se hizo más profunda—estaré muy complacido si lo haces.

—No es lo correcto, no quiero herirte...

—Eso es menos doloroso a que me rechaces completamente—extendió su mano y la colocó en la barbilla de Earth, obligando a mirarlo—úsame todo lo que quieras, yo estaré más que extasiado por ello.

Los dedos de Boat trazaron pequeños círculos en la barbilla y parte de la mejilla izquierda de Earth mientras hablaba en susurros, muy cerca de él.

Solo por un segundo, el Omega perdió la cabeza ante esas caricias y se estremeció.

—Está bien. Voy a usarte—afirmó.






ESTAMOS DE VUELTA :D FELIZ AÑO NUEVO 2025 :3 GRACIAS POR LA ESPERA <3

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