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𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐟𝐢𝐯𝐞 † a void in my head

chapter ☦︎︎ five
A VOID IN MY HEAD

Verano, 2021

RAFE ENTRÓ a su habitación, con nada más que la luz del pasillo iluminando apenas una pequeña fracción de la oscuridad. Sarah acababa de bombardearlo de preguntas molestas, que no tenía ganas de responder. Al entrar al sombrío espacio, notó una sombra extraña en el tejado. Él era demasiado paranoico, más de lo que le gustaba admitir. Frunció el ceño, debatiendo consigo mismo si valía la pena asomarse a la ventana, y bien, descubriría que había algún animal, o simplemente había perdido tanto la cabeza que comenzaba a ver cosas.

Se acercó curioso hacia la ventana, y abrió los ojos enormemente cuando pudo observar unos mechones rubios desaparecer del tejado. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y corrió hacia el balcón, asomándose de inmediato, y notando dos cabezas rubias desaparecer en las sombras de los árboles del jardín. Una ira comenzó a apoderarse de él, corrió de vuelta a su habitación y abrió su armario, buscando su pequeña caja fuerte. La abrió, casi desesperado, comenzando a sacar lo poco que había ahí, buscando como un desquiciado el celular de Jalander.

Suelta un grito lleno de furia, golpeando los puños contra el suelo, y se levantó rápidamente dirigiéndose al cuarto de Sarah con pasos pesados, y una ira irradiando de él. Abrió la puerta de la habitación de su hermana, y ella lo miró, con el ceño fruncido, mientras se quitaba sus audífonos de sus orejas.

—¿Dónde está? —gritó Rafe.

—¿Qué carajos? ¿No sabes tocar una puerta? —exclamo a la defensiva Sarah.

—¡No estoy jugando, Sarah! ¿Dónde mierda está? —exclamó de vuelta Rafe, sintiendo que estaba por estallar.

—¿De qué me estás hablando?.

Rafe tensó la mandíbula, dando pasos lentos hacia Sarah, cuando sintió que otra presencia entraba en su habitación.

—¡Rafe, ¿qué demonios?! —exclamó Ward—. ¿Por qué estás gritando así?.

—Te lo dejé pasar una vez. Pero juro por Dios que si fuiste tú quien tomó ese teléfono, me las pagarás, Sarah. ¡Me las pagarás! —gritó furioso, haciendo que su hermana se asustará por la brusquedad de las palabras de su hermano, pero antes de que ella pudiera responder siquiera, Ward se puso frente a Rafe, empujándolo a la salida.

—¡No puedes hablarle así a tu hermana! —espetó molesto.

—¡Idiota! —habló Sarah, mirándolo con molestia.

—¡Largo! ¡Largo! Tú y yo hablaremos más tarde —indicó su padre, fulminando a Rafe con la mirada, quien aún miraba fijamente a su hermana, antes de cerrarle la puerta en la cara.

Rafe apretó los puños, intentando canalizar toda esa ira, pero había tanta en sí mismo, que sentía que en cualquier momento explotaría. Él sabía que Sarah no había tomado el teléfono, no esta vez. No era tan estúpida como para volver a hacerlo, después de que Rafe la había encontrado el día anterior hurgando entre las cosas de su armario, logrando abrir su caja fuerte. Aunque afortunadamente Sarah solo había podido ver lo que había por encima, pues Rafe llegó antes de que ella pudiera seguir buscando más al fondo, y encontrar cosas que realmente lo meterían en problemas. Sin embargo, lamentablemente, había encontrado el teléfono de Jalander, Sarah lo encendió, y asustada cuando Rafe entró, lo volvió a poner en su lugar, cerrando su caja fuerte y pretendiendo que buscaba unas zapatillas que había perdido.

Rafe le había creído en ese momento, pero dado que el teléfono había desaparecido, y Sarah había estado ahí el día anterior, Rafe sabía que su hermana, ahora conocía su secreto. No obstante, y aunque existía una muy pequeña posibilidad de que se estuviera confundiendo, sabía perfectamente quién había robado el celular: Bianca Maybank.

🂱

Los Pogues llegaron apresurados al chateu, el viaje de regreso había sido bastante silencioso, sin mencionar a JJ reclamándole a su hermana que lo que había hecho era peligroso, y que debió haber dejado todo en el momento que escuchó a Rafe, Bianca no respondió a ninguno de sus reclamos, solo se quedó observando el teléfono fijamente, e intentando poner una contraseña sin mucho éxito. Ella solía saber el pin del teléfono de Jalander, tanto como ella sabía el suyo, y Bianca no tenía ni la menor idea de porque Jalander la cambiaría.

Los cincos amigos se sentaron todos alrededor de la mesa de centro de la habitación de Stefan, dejando el teléfono de Jalander en medio de esta.

—No logré desbloquearlo —dijo Bianca.

—¿No?.

—Cambio el pin.

—Genial, ¿entonces nos arriesgamos por nada?— habló John B.

—No, quizá podemos llevarlo con un hacker —propuso Kiara.

—Sí, sí. Alguien que logre desbloquearlo —dijo Bianca.

JJ bufó, poniendo los ojos en blanco. Él de entre todos, era el que estaba más escéptico sobre toda esa situación, no sentía la necesidad de seguir buscando respuestas en un callejón sin salida, porque le asustaba encontrar algo. Algo oscuro y de lo que no podrían regresar.

—Yo... podría intentar hackearlo. Una vez vi un tutorial en internet —comentó Pope, sin sonar muy seguro de lo que estaba proponiendo. Bianca lo miró con una enorme sonrisa y se acercó a él, tomando su cabeza y dándole un beso corto en la frente.

—Te amo, Pope —dijo entusiasmada.

El resto de Pogues reaccionaron sin mucha emoción, aunque habían accedido a ayudar a Bianca, la idea aún les parecía peligrosa, y de cierta manera, innecesaria.

—Pero podría tomarme mi tiempo, no prometo nada —comentó el moreno, y Bianca sacudió la cabeza.

—Si no puedes, buscaremos otra manera, Pope. No te preocupes. Gracias por hacer esto —le dijo ella, dándole una cálida sonrisa.

El resto de Pogues se dispersó sin rapidez por la habitación, incluso Pope, tomando el teléfono de Jalander, solo para comenzar a trabajar en él. Bianca se quedó en el sofá, que quedaba justo frente a la ventana que daba al exterior, y observó el oscuro pantano, que meses atrás le parecía una vista agradable, y ahora solo lo consideraba tétrico. Todo lo era desde que Jalander había desaparecido, y Bianca se preguntaba si habría una manera de hacer que todo volviera a tener color.

Ella estaba consciente de que había cometido muchos errores en el pasado, tantos, que no le alcanzaría una vida para remediarlos, y había herido mucho a Jalander, pero a pesar de ello, Bianca la amaba. La amaría siempre. Era una parte fundamental de su vida, y se había acostumbrado tanto a tenerla cerca, así estuvieran discutiendo, o riendo hasta llorar, que su ausencia ahora le impedía respirar.

Bianca no pudo evitar que una pequeña lágrima cayera por su mejilla, sintiendo la nostalgia invadir su pecho.

JJ, notó lo pensativa que esta se había vuelto, y se acercó a ella, tomando un lugar a su lado en el sofá, y colocando su mano encima de la suya. Bianca lo miró de inmediato, saliendo de su trance.

—¿Cómo estás?.

—Muy curiosa —respondió ella con rapidez, y soltando un suspiro hondo—. Para ser honesta, deseaba no encontrar nada en su habitación, parte de mi deseaba que ella si hubiera desaparecido, porque así entonces, al menos estaría a salvo. Pero la otra parte de mi, la más fuerte, me dice que algo le sucedió, y como su mejor amiga tengo el deber de descubrirlo, JJ, así no me creas, ni tú ni nadie —le dijo ella, observándolo con una mirada suave.

JJ la entendía, vaya que lo hacía. Pero a diferencia suya, el prefería reprimir lo que sentía, ignorarlo, hacer como que no existía todo ese pesar y dolor por perder a la chica que más había amado, sin embargo, el debía seguir luchando, por Bianca y por él, su hermana había peleado por él toda su vida, se había asegurado de protegerlo, y ahora que Jalander ya no estaba, ella parecía tan perdida, que ahora JJ debía asumir el cargo de asegurarse que ambos estuvieran bien, y remover todo lo sucedido tres meses atrás, no le permitiría avanzar, pero él sabía en el fondo que Bianca necesitaba cerrar ese ciclo, y quizá así era la única forma de hacerlo.

El rubio hizo una mueca y se acercó a Bianca, rodeándola con su brazo, mientras dejaba un beso en cabeza, y ella se acomodaba en su hombro.

Los Pogues pasaron horas esperando que Pope intentara desbloquear el telefono de Jalander, solo con una vieja computadora de John B., y sus conocimientos adquiridos en tutoriales de YouTube. Todos se paseaban por el chateu, dormian siestas cortas y bebian cafe, mientras luchaban con la intriga, hasta que finalmente, despues de unas horas, Pope suspiro con entusiasmo, mientras levantaba el telefono en alto y una sonrisa cansada se plantaba en su rostro.

Bianca se encontraba dormida sobre las piernas de Kiara, mientras ella le acariciaba el corto y dorado cabello.

—¡Lo hice! —dijo Pope, John B., JJ y Kiara lo miraron con los ojos muy abiertos. JJ se acercó enseguida a Bianca y la despertó con bastante suavidad, la rubia abrió sus ojos cansados, luchando con el sueño.

—Lo hizo, Bianca. Logro desbloquearlo —le dijo JJ, con una sonrisa, y cualqueir rastro de sueño en Bianca, se esfumó. Se levantó de las piernas de Kiara de inmediato, volteando a ver a la morena, y esta le dio una cálida sonrisa.

—Vamos —le dijo, haciendo una seña con la cabeza, y levantándose del sofá para acercarse a Pope.

Bianca y JJ la siguieron, haciendose un lugar alrededor de la barra de la cocina, donde Pope tenia el teléfono encendido, y desbloqueado. Los Pogues esperaron a que Bianca se acercará, y la miraron expcetantes.

—Tú deberías hacerlo —le dijo John B.

—Sí, me parece lo mas sensato —le dijo Pope.

Bianca miro a cada uno detenidamente, esperando la aprobacion de todos.

—Adelante —le dijo Kiara.

JJ solo se limitó a darle una sonrisa apretada, temeroso de lo que pudieran encontrar.

—No sé... por donde deberia empezar— dijo Bianca, tomando el celular entre sus manos—. ¿Quizá... los mensajes?.

—Sí, claro.

Bianca asintió y suspiro hondo, metiéndose a la aplicacion de mensajes. Sus manos temblaban, mientras su corazón latía con rapidez y su boca se secaba. Comenzó a deslizar sus dedos por la panatlla, encontradose con el chat de los Pogues, de Kiara, de JJ, incluso el chat grupal que tenían entre todos, pero lo que llamó su atencion, fue que el chat de Rafe estaba vacio, como si ellos nunca hubieran hablado, lo que prácticamente era imposible. Continuo buscando en los mensajes, y también noto que el chat de Blanca, ni siquiera estaba. La rubia frunció el ceño, sin decir una palabra, dado que el último mensaje que Bianca tenía era de Jalander diciéndole que se encontraría con Rafe, ella lo mostró como una prueba ante la policía, y aún así decidieron no creerle, ya que sin un cuerpo, no había crimen que probar, y todo indicaba que Jalander había huido.

—No hay nada que luzca sospechoso —dijo Bianca, tragando saliva.

—Quizá... ¿la galería? —propuso Kiara.

Bianca la miró y asintió en seguida salió de la aplicación de mensajes, y se dirigió a la galería, comenzó a revisar lentamente todas las fotografías que tenía ahí, había algunas de Jalander con los Pogues, otras con Rafe, con su padre. Había una cantidad innumerable de recuerdos deslizándose en esa pantalla. Bianca no pudo evitar sentir nostalgia, un sentimiento que desapareció casi de inmediato al ver un par de fotos bastante extrañas, apenas y se podía distinguir lo que había en ellas, ya que estaban bastante oscuras. Bianca frunció el ceño acercó el teléfono a su rostro intentando ver mejor, hasta que decidió dar click en una de las fotografías y pudo apreciarla mejor.

—¿Encontraste algo? —inquirió JJ, con preocupación.

—¿Qué es? —preguntó Pope también.

Bianca comenzó a respirar con irregularidad, mientras observaba la foto, soltando el teléfono de un momento a otros y dejándola caer en medio de la barra. Se apartó de esta y llevó las manos a su pecho, mientras su cabeza divagaba en nuevas teorías acerca del paradero de Jalander.

JJ observó el comportamiento de Bianca tan extraño y repentino, y tomó el teléfono entre sus manos, con todos los Pogues acercándose para ver que era lo que había asustado tanto a Bianca, y al mirara la foto, se encontraron con nada más que Rafe Cameron, jalando lo que parecía ser algo enrollado dentro de una alfombra.

Había muy poca luz en la fotografía, pues había sido tomada ya de noche, pero una luz bastante tenue proveniente del barco, lograba hacer que fuera posible distinguirse una mano saliendo de un lado de aquella alfombra. JJ comenzó a deslizar hacia la siguiente foto, y se podía ver una secuencia en la que Rafe cargaba con dificultad aquella alfombra enrollada hacia el barco de su familia.

—¡Mierda! —exclamó Kiara, con su corazón latiendo al mil por horas—. ¡Carajo! ¿En qué nos metimos?.

—¿ Todos vimos lo mismo? —cuestionó John B.

—Quizá... nos estamos confundiendo, la foto está tomada a una distancia considerable y hay muy poca luz —excusó Pope.

—¡Amigo, eso es lo que es! —exclamó JJ—. ¡Maldita sea!.

—Todo tiene sentido ahora —dijo Bianca, hablando por fin, mientras sus ojos retenían las lágrimas. Los Pogues la miraron expectantes—. Es decir, ¡piénsenlo!. Rafe asesino a alguien, Jalander lo descubrió y el claramente hizo algo para mantenerla callada —dijo ella, muy segura de sus palabras.

Kiara, Pope, John B., y JJ la miraron, todos aún muy asustados por la revelación.

—¡Es una locura! —exclamó JJ.

—Pero puede ser posible.

—No estamos seguros —dijo Kiara.

—Chicos esto es muy grave —habló Pope—. Estamos hablando de un asesino en potencia, al que le robamos el celular de su ex-novia desaparecida. ¿Entienden lo peligroso que es? —exclamó JJ.

—¿Y entonces? ¿No haremos nada? —preguntó John B., con ligera ironía.

—Jalander era nuestro amiga, Pope. Si Rafe le hizo algo...

—Es nuestro deber averiguarlo —concluyó JJ, interrumpiendo a su hermana, y con la mirada perdida en algún lado. Los cuatro Pogues lo miraron. JJ levantó la mirada finalmente hacia ellos—. Se lo debemos.

—No lo sé... Esto me da miedo —musitó Kiara, abrazándose a sí misma—. Esto no es como meternos a una casa de lado norte, o escabullirnos en la mansión Crane para jugar. Esto es serio.

—¡Exacto! —exclamó Bianca—. Jalander pudo haber sufrido gracias a Rafe. No dejaré que él se salga con la suya —demandó la rubia.

Kiara la miró, mientras apretaba los labios.

—Jalander habría hecho lo mismo por nosotros —dijo John B—. Puede que en los últimos meses hayamos tenido complicaciones, pero si de algo estoy seguro, es de que ella no nos habría dejado solos si la necesitábamos —habló el pecoso.

Los cinco se quedaron en silencio, mientras Bianca, JJ y John B. se miraban, los tres sabiendo que llegarían hasta donde tuvieran que hacerlo, con tal de descubrir la verdad.

—Creo que el celular, y lo que hay adentro debería ser una prueba suficiente —dijo Pope, revelando su postura al respecto. Los tres rubios sonrieron al instante.

—No seré yo quien se quede afuera —dijo Kiara, con un ligero tono de disgusto, pero dispuesta a hacer cualquier cosa por sus amigos—. Por Jalander —habló.

—Por Jalander —dijeron todos al unísono.

Los Pogues decidieron que era momento de acudir a la policía, el hecho de que Rafe Cameron tuviera el celular de Jalander Howard, con esas fotos tan comprometedoras, implicaba que el había estado involucrado en lo relacionado a su misteriosa desaparición. Tenía que estarlo.

Sin embargo, al ser altas horas de la noche, decidieron que lo más prudente sería esperar al siguiente día por la tarde, cuando Bianca terminara su turno en el bar. Tenían prisa, sí. Pero aún debían buscar una excusa sobre el porqué habían irrumpido en propiedad privada, y robado.

Así que, mientras los Pogues pensaban en una buena excusa, debían volver a la normalidad. JJ, y el resto de los Pogues asistieron a la escuela como un día normal, todo era bastante tenso en el pueblo desde la desaparición de Jalander, todo parecía haberse vuelto aburrido y sombrío.

Bianca, a diferencia de su hermano, apenas un año atrás había terminado la escuela, y aunque se moría de ganas de continuar sus estudios en la Universidad, sus limitaciones no se lo permitían. No tenía el dinero, ni el apoyo de su padre para hacerlo, y honestamente ya se había resignado a vivir dentro de Outer Banks toda su vida con su padre alcohólico, a pesar de su intento de evitarlo.

La rubia llegó a temprano al bar, ella tenía una copia de las llaves, así que fue la primera en llegar, y abrir el bar.

Al entrar, pudo notar que todo estaba bastante organizado. Le alegraba que su compañero de la noche anterior fuera responsable y dejara el lugar casi impecable. Bianca cerró la puerta del lugar detrás suyo, y caminó hacia el almacén para dejar sus cosas, al entrar a este, le pareció escuchar el ruido de la puerta del bar siendo abierta. Bianca dirigió su mirada hacia donde creía haber escuchado aquel sonido, y frunció el ceño.

Era extraño que hubiera gente tan temprano, especialmente porque los hombres que se pasaban todo el día en el bar, por lo regular llegaban una o dos horas después de que este se abriera.

Dejo sus cosas en el área en el que normalmente los trabajadores se instalaban antes de iniciar su turno. Tomó su mandil, y salió, lista para lidiar con algún hombre desesperado por la bebida, pero al salir, le asombró no encontrar a nadie.

Hizo una mueca, mientras terminaba de amarrar su mandil a su cintura, y sintió repentinamente como alguien la tomaba por el cuello y la empujaba hacia la pared al lado de la barra. El aire se le corto de repente, haciendo que su respiración se atorara en su garganta.

Cuando por fin tuvo un poco de consciencia respecto a lo que sucedía, pudo notar a un Rafe bastante molesto y fuera de sí, colocando su mano con fuerza alrededor de su cuello.  Asfixiándola.

—Rafe... —apenas pudo hablar Bianca con voz ronca.

—No sé a que mierda estés jugando, Bianca, ¡pero ya me cansé!. Pudo haber sido divertido al principio, yo fingiendo que nada sucedió entre nosotros y tú volviendo a odiarme como antes, pero lo que estás haciendo ahora es peligroso —le dijo, con la mandíbula muy apretada y sus ojos casi a punto de salir de sus cuencas.

Las venas en su brazo, y su frente ya eran bastante prominentes, y de un color verde intenso, indicando que realmente estaba furioso.

Bianca lo miraba con ojos de pánico, mientras ponía sus pequeñas manos encima de las suyas intentando alejar su mano de su cuello.

—Quiero el teléfono de vuelta, Bianca. Esto ya no es puto juego. ¿Qué acaso perdiste la cabeza? —exclamó, en un tono tan alto que hizo eco por todo el vacío bar.

—No... puedo...—. Bianca intentaba hablar—,no puedo respirar —logró soltar.

Rafe retiro su mano bruscamente, haciendo que Bianca cayera al suelo, respirando bocanadas de aire y llevando su mano a su cuello, acariciando la piel magullada.

Rafe se agachó a su altura mientras paseaba la lengua por el interior de su boca y respiraba agitado, él tomó el rostro de Bianca entre sus manos, obligándola a mirarlo.

— Todo lo que he hecho ha sido por ti, rubia. Pero este juego comienza a asustarme. Y si yo caigo, me aseguraré de que tú caigas conmigo. La perra que se acostó con el novio de su mejor amiga— dijo él, en un tono más suave, y soltando una ligera risa. Bianca lo miraba con temor, y con disgusto.

Rafe le parecía repugnante. El mismo demonio había encarnado en él, y ella, lo conocía muy bien. Tanto, que sabía completamente de lo que era capaz. Él haría lo que fuese necesario para limpiarse las manos, pero a Bianca, no le interesaban sus amenazas, porque el hecho de Rafe se hubiera presentado al bar, lo hacía ver aún más culpable por la desaparición de Jalander.

Rafe se levantó del suelo, sin antes dejar un beso húmedo en la frente de Bianca, pasó su mano por su corto cabello y se retiró del bar, comenzando a chiflar una melodía.

Bianca continuó respirando agitada, mientras se levantaba del suelo, y se dirigía a la puerta rápidamente, sacando las llaves de su bolsillo trasero y cerrando de inmediato el bar, mientras observaba a Rafe alejarse de la entrada, para subir a su camioneta. Bianca comenzó a temblar, notando como su cuerpo estaba vuelto loco de miedo. Se apresuró a ir al baño, y entró, mirándose en el espejo de inmediato.

Levantó la cabeza un poco hacia arriba, y pudo notar como la mano de Rafe estaba marcada en un color rojo intenso, eso dejaría una marca, estaba segura de ello, y ahora tendría que darle explicaciones a JJ sobre el porqué la tenía.

Soltó un grito de frustración, bajando la mirada hacia el lavamanos.

Cerró los ojos con fuerza, luchando porque las lágrimas no cayeran de sus ojos, aunque Rafe no la veía, no quería darle el gusto de llorar por su causa. Suspiro hondo, sintiendo como poco a poco su cuerpo dejaba de temblar, y a su vez, ella volvía a estar en control. Levantó la cabeza lentamente de vuelta al espejo, y detrás de ella, pudo observarla de nuevo.

—Jalander...— dijo ella en un suspiro.

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