Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭 † there is no sun in our days

chapter ☦︎︎ eight
THERE IS NO SUN IN OUR DAYS

Verano, 2020

OUTER BANKS era una isla pequeña. Todos conocían a todos, y era por eso que la rivalidad entre Pogues y Kooks había existido siempre. Los Kooks creían que podían decidir que lugar de la isla le pertenecía a quien. Ellos creían que eran dueños de cada persona de esa isla. Los Pogues, por otro lado, ellos sabían su posición, y no intentaban cambiarla. Ellos solo vivían con eso. Pero, en algunos casos, existían Pogues, que se terminaban convirtiendo en Kooks, y no miraban ni por un segundo la vida que dejaban detrás. Después de todo, ¿quién lo haría?.

Rafe había conocido a Jalander desde que ambos eran niños, así como conoció al resto de los Pogues, incluida Bianca. Desde el primer momento en que el conoció a Jalander, el sintió algo que jamás había sentido. Era una chica hermosa, llena de brillo, con la sonrisa más perfecta que jamás hubiera visto, y unos grandes ojos color azul, tan profundos que podían hipnotizar a cualquiera. Su belleza siempre había cautivado a cualquiera que la conociera, y Rafe no fue la excepción.

Años mas tarde, cuando el padre de Jalander se casó con una señora rica y viuda de Figure Eight, la noticia de que la inigualable Jalander Howard estaba por convertirse en una Kook, recorrió el pueblo más rápido de lo que su padre habría deseado. Y en ese momento, Rafe supo que la oportunidad que había estado esperando desde hace tantos años, por fin había llegado.

El odiaba a los Pogues. Los detestaba. Era un niño mimado y malcriado que creía que cualquiera que no tuviera ni la mitad del dinero que él tenía, no merecía ni besarle los pies. Eso fue en parte una de las razones por las que nunca se permitió llegar a algo más que simples coqueteos con Jalander, pero el hecho de que ella, se había convertido en toda una princesa Kook, lo hizo prepararse para conseguir a esa chica, la chica que todos querían, pero nadie se atrevía a tener. Pero lo que Rafe sentía, no estaba ni cerca de ser amor. Era pura obsesión. Para él, tener a Jalander, era como ganar un trofeo.

Una vez Jalander y su padre se habían mudado a su nueva casa en Figure Eight, su vida comenzó a tener cambios drásticos. Desde dejar su antigua escuela del lado sur, y entrar a la Academia Kook, hasta comenzar a estar en clubes deportivos prácticamente todo el día. Ella se comenzó a alejar de los Pogues, y mientras no hablaban, ella comenzó su relación con Rafe Cameron. Él era un encanto. Era perfecto. Cada centímetro del rey Kook era un sueño. Jalander había caído profundamente enamorada.

Un par de meses después de que su relación con el joven Cameron había sido pública, todos las chicas que esperaban que Rafe les diera una oportunidad comenzaron a odiar a Jalander. Para ellas, Jalander seguía siendo una Pogue que había invadido sus vidas y robado lo que por "derecho" ellas debían tener. La acosaban y ponían cosas horribles en sus libretas, dejaban notas de amenazas en su casillero, y la excluían en cada oportunidad, demostrando que siempre serían ellas quien tuvieran el poder. Rafe siempre estuvo ahí para ella, y la hermana de este; Sarah Cameron.

Pero cuando el joven Cameron se graduó de su último año, Jalander llegó a un punto crítico en el que ya no podía soportar todo el acoso que recibía y le rogó a su padre que la cambiara de escuela. Que quería regresar a la secundaria de La Corte. Su padre, preocupado por los caprichos de su hija, se negó rotundamente, pero le permitió tener contacto nuevamente con los Pogues. Fue solo cuestión de tiempo para que ella y sus amigos del lado Sur volvieran a ser tan unidos como antes, y que ella y Bianca, volvieran a hacer su pacto de amistad.

Pero un año después, ese pacto, estaría a punto de colapsar.

           Jalander sentía cada vena de su cuerpo hervir de furia, tenía sus puños apretados contra la mesa mientras escuchaba los gritos y reclamos asesinos de Rafe. Su padre y su esposa habían salido de viaje una semanas atrás, por lo que su casa estaba completamente sola y ella y Rafe pasaban la mayoría de sus días ahí. No eran felices, y ya ni siquiera intentaban serlo. Discutían todo el tiempo y se hacían la ley del hielo casi siempre. Jalander se había acostumbrado a ello. Tanto, que incluso aunque dolía, ella lo amaba demasiado para dejarlo.

Pero justo en ese instante, con Rafe rompiendo cosas y gritando como loco, la única persona a la que podía culpar por su miseria, era a Bianca Maybank.

—¡La mataré! ¡La mataré! ¡Haré que la metan a prisión y nunca vuelva a ver la luz del día!.

—Rafe, no creo qu...

—¡Cierra lo boca, Jalander! ¡Todo esto es tu culpa! —Rafe dejó de caminar de un lado a otro y se detuvo, observando a Jalander fijamente—. Bianca está obsesionada contigo y quiere hacerme la vida imposible a mí por tenerte a mi lado —vacilo.

—¿Cómo es eso mi culpa, Rafe? —inquirió Jal, sorbiendo la nariz.

—¡Tú la trajiste a nuestras vidas! —Rafe se acercó a Jalander con brusquedad y tomó su rostro con su mano, apretujando su mandíbula y haciendo que sus ojos lo miraran—. Esa maldita perra obsesionada contigo me está poniendo de muy mal humor, Jal... Y tú sabes perfectamente lo que sucede cuando alguien arruina mi buen humor.

Jalander tragó saliva, sin ser capaz de evadir su mirada por miedo a la reacción que él pudiera tener. Él era aterrador. Cada pequeña parte de él se había vuelto desquiciada, y aún así... Ella sentía que se moría si no lo tenía a su lado.

Aún con todo el caos, y la violencia. Si había algún lugar en el mundo en el que ella perteneciera, tenía la certeza de que ese lugar era junto a Rafe Cameron.

El mayor soltó su mandíbula bruscamente generando que la cabeza de Jalander se desviara a un lado, y las lágrimas retenidas cayeran por sus mejillas. Jalander mantenía sus puños cerrados contra sus muslos ahora, su cuerpo temblaba ligeramente, pero un sólo pensamiento invadía su cabeza: Bianca Maybank, debía pagar.


Bianca había regresado a su casa, su padre estaba perdido en el alcohol mientras veía una película vieja en la televisión y afortunadamente no le prestaba la suficiente atención a su hija. Bianca entró a su casa, y sin siquiera saludar, cruzó de largo a su habitación y se encerró, pensando seriamente en todo lo que había pasado.
Pero antes de que ella siquiera pudiera tener un momento de calma, el sonido de su puerta principal siendo golpeada la alertó. Se levantó de su cama de un salto, acercándose a la puerta con precaución y aún sin abrirla. Observó hacia la única ventana que adornaba su cuarto y lo único que pensó fue en salir huyendo por ella, escapar y evitar que la metieran a prisión.

Los sonidos indistinguibles del otro lado de la puerta la mantenían confundida. No se escuchaba alboroto, ni señales de alguna discusión, no había sirenas de policía, lo único que lograba escuchar eran dos voces manteniendo una conversación tranquila. Reconocía la voz de su padre, pero no la de la otra persona.

No fue hasta que tras unos minutos de tensión, la puerta finalmente fue cerrada de golpe una vez más y los pasos firmes y fuertes de su padre dirigiéndose hacia su habitación la llenaron de pánico.

Debió haber huido.

Bianca se alejó de la puerta con rapidez y se volvió a recostar en su cama, fingiendo leer alguna estúpida revista que había comprado en la tienda del padre de Pope, mientras esperaba que el monstruo detrás de su puerta que la atormentaba, comenzara su acto.

Su corazón latía fuertemente, tanto, que lo podía sentir en su garganta. Sus manos temblaban ligeramente mientras intentaba darle vuelta a la página de la revista, cuando el estruendoso ruido de la puerta de su habitación siendo abierta de par en par, la hizo girar su cabeza hacia aquella dirección.

Se sentía en una película de horror.

Con el villano estando a punto de asesinar a la victima, sorprendiéndola cuando ella finalmente creía haber escapado.

Los ojos vueltos locos de su padre y la cerveza en su mano la aterraban tanto que creaban un nudo en su estómago y le cerraban la garganta.

—Papi...

—¿Destrozaste el auto del hijo de Cameron? —habló él, interrumpiéndola, pero aún manteniendo cierta serenidad en la voz.

Bianca sabía muy bien lo que le esperaba.

Tragó saliva con lentitud, desviando su mirada de los ojos maniacos de su padre y sacudió la cabeza.

—Fue un accidente... yo... —la voz de Bianca era débil e insegura. Era un hecho que su padre podía oler su temor desde la puerta, y lo disfrutaba.

—¿Causaste un daño de 200,000 dólares por accidente? —exclamó su padre, esta vez furioso y reventando la botella de su bebida contra el suelo.

Bianca dio un sobresalto en su cama, sintiendo una lágrima pequeña deslizarse por su mejilla. Se levantó de esta, y miró a su padre, decidida a intentar defenderse y hacer menos dolorosa la represalia, pero antes de que siquiera pudiera hablar, Luke estampó su palma contra su rostro.

Bianca soltó un quejido ahogado, sintiendo el ardor recoger su mejilla, y el llanto atacar su garganta.

—¡Papá, por favor! —exclamó ella, volteando a ver a Luke con rapidez, notando la forma brusca en que él se acercaba a ella, cerrando la puerta detrás suyo.

Luke no vació ni un segundo, se abalanzó contra ella tirándola al suelo de un golpe, y agachándose junto a ella con la única intención de seguir hiriéndola. De seguir "enseñándole" que las cosas malas tenían consecuencias.

Bianca sentía el dolor en cada golpe que el le daba, pero no un dolor físico, era un dolor que se atascaba en su mente y la destruía por dentro.

Las bofetadas, los puñetazos, las patadas. Su pobre y débil cuerpo en el suelo, con sus antebrazos intentando cubrirse de los golpes y  un llanto despavorido saliendo de su boca, le recordaban la miseria en la que vivía, y el infortunio que ella misma se había creado al querer defenderse de Rafe Cameron.

Cuando Luke se cansó finalmente de golpearla y escupirle, se levantó del suelo, de la posición en la que la tenía acorralada y salió de la habitación, sin decir palabra alguna. Sin disculparse. Sin remordimientos.

Bianca se quedó tirada en el suelo, enrollándose como una niña pequeña y abrazándose a sí misma.

Cada parte de su cuerpo dolía internamente. Su nariz sangraba y se formaban moretones en sus brazos y piernas, sin mencionar el gran golpe que tenía en el rostro y que comenzaba a pintarse de morado.

Detuvo su llanto y se quedó en el suelo por más tiempo del que le hubiera gustado.

—Cameron dijo que debíamos pagarle los 200,000 mil o levantaría cargos. Como sea, esa es tu mierda. Pero más te vale que prefieras que te metan a prisión, porque en cuanto consigas al menos 500 dólares, me los entregaras a mi por haber sido un dolor de bolas todos estos años —balbuceó su padre desde la sala. Bianca logró escuchar el sonido de otra botella siendo descorchada y un deporte en la televisión.

Se levantó del suelo lentamente, arrastrándose hacia la puerta de su habitación y cerrándola con la poca fuerza que tenía. Finalmente se recargó contra esta y comenzó a sollozar.

Cuando JJ volvió finalmente a casa, lo primero que hizo fue acudir a la habitación de su hermana para verificar que estaba bien. El rumor de que Bianca había destrozado el auto de Cameron ya se había divulgado por todo el pueblo como una plaga. JJ entró a su casa y vio a su padre profundamente dormido en el sofá como era su costumbre. La casa estaba hecha un desastre, y no había aparente rastro de Bianca, la televisión seguía encendida en un partido irrelevante.

JJ decidió entonces, buscar a su hermana en su habitación. Se acercó por el pasillo hacia su puerta y tocó un par de veces, esperaba que Bianca le abriera o le proporcionara un gesto que la indicara que debía pasar, pero no hubo respuesta alguna.

Del otro lado de la habitación se encontraba Bianca sobre su cama, llena de pesadumbre y pesar. Estaba ida, y sin ser capaz de sentir un sentimiento gratificante ante la vida que tenía en ese instante, o la que había vivido durante años. No se sentía capaz de enfrentar a su hermano en esa versión tan inconsolable y lamentable en la que se encontraba.

Escuchó como JJ giraba lentamente la perilla de la puerta y se dio media vuelta sobre su brazo para fingir que dormía. Todas las luces se encontraban apagadas y nada más que la luz de la luna a través de su ventana iluminaba su sombría habitación. JJ sintió alivio al ver a su hermana, y unas irremediables ganas de correr a su cama y acurrucarse con ella como solía hacerlo cuando era un niño, pero se reprimió así mismo y decidió darle su espacio.

El resto de la noche fue una tortura mental para Bianca. No podía conciliar el sueño y cada vez que cerraba los ojos le aterraba la idea de su padre entrando a su habitación y golpeándola una vez más, pero esta vez, la golpearía tan fuerte que finalmente le pondría fin a su miseria.

Bianca constantemente se preguntaba qué había hecho ella para merecer tanto desprecio de parte de la persona que le había dado la vida. ¿Porque Luke la detestaba tanto que estaba dispuesto a matarla con sus propias manos?. En más de una ocasión su padre había confesado que Bianca le recordaba a su esposa, que sus mechones rubios y sus ojos azules eran un recordatorio diario de la mujer que le había arruinado la vida, y que lo había dejado con dos individuos para vivir en agonía eternamente.

Por fortuna, en el desdichado presente que la atormentaba, los días próximos le permitirían tener un poco de paz –si es que era merecedora de ello–. La tarde siguiente era el día anual de películas antiguas en la isla, en la que la gente se juntaba en el parque Royal de Figure Eight y contemplaba alguna película vieja proyectada en una gran tela blanca en medio del parque. Aunque era mayormente una actividad que los Kooks practicaban, Kiara los habia invitado a pasar una tarde divertida y fuera de problemas, y a pesar de que Bianca al inicio se negaba a asistir por la situación aún fresca con Jalander, moría por huir de casa y tener un día libre sin remordimientos y amargura.

Por lo que cuando JJ se presentó en su puerta por la tarde, a punto de ir y encontrarse con sus amigos, Bianca, ya arreglada y con sus moretones tan cubiertos o maquillados como pudo, accedió a acompañarlo con la única condición de que no la forzarían a hablar con Jalander, o a acercársele, especialmente después del incidente del día anterior. Su hermano aceptó gustoso y los dos se encaminaron hasta el chateu.

—¿No me dirás que fue lo que sucedió en el Country Club? —cuestionó JJ, mirando a su hermana con curiosidad.

A Bianca la invadió un silencio incómodo que la mantenía aferrada al recuerdo de los golpes de su padre.

—Solo... me molestó que Rafe se metiera contigo, Jayj. Es un idiota —se limitó a decir ella.

—Sí, pero mira lo que te costó, Bianca —habló JJ, indicando su labio partido.

Bianca no objetó nada, simplemente mantuvo ese silencio incómodo, hasta que JJ decidió hablar nuevamente.

—¿De verdad destrozaste su auto? —preguntó él, burlón. Bianca le dio una risa a secas y asintió.

—Debiste ver su cara —dijo entre risas. JJ se alegró que por fin, después de haber pasado toda la mañana con una cara larga y un aire deprimente, su hermana sonriera. El rubio se acercó y la abrazó lentamente.

Bianca sentía una calidez en su pecho que la reconfortaba un poco. Sabía que sin importar lo que sucediera, JJ estaría ahí para ella.

O eso pensaba.

Cuando llegaron al chateu, se llevaron la sorpresa de que John B. no estaba en casa. Big John les dijo que había ido a trabajar a la residencia Cameron y que después, él le había encargado que le consiguiera un libro que solo podría encontrar en Charleston, por lo que no llegaría hasta tarde.

—Llevamos planeando esto dos semanas, ¿por qué lo envió a Charleston? —habló Kiara molesta, mientras fulminaba a Big John con la mirada.

—Necesitaba ese libro lo antes posible, niña —se excusó él.

—¿Y no podía ir usted? —inquirió Bianca, haciendo una mueca, y queriendo ocultar lo mucho que le afectaba no ver a John B. durante el resto del día.

—No me hables así, señorita. Sé que mi hijo y tú tienen... algo. Pero no se morirán por no verlo un día, ¿o si? —habló él, elevando una ceja ligeramente.

Bianca bufó y se cruzó de brazos, desviando la mirada.

—Genial, Big J, mando a nuestro amigo a una misión aburrida, estoy seguro de que John B. tenía planeado pasar un mejor sábado —repuso JJ.

Big John rio a carcajadas y sacudió la cabeza.

—Debo ponerles mano a dura a todos ustedes. Esas no son formas de hablarle a un adulto. Mejor váyanse antes de que me ponga de malas —bromeo Big John, haciendo que los cuatro Pogues pusieran los ojos en blanco.

—Cuando regrese John B. dígale que nos vengaremos por habernos hecho soportar a Kiara toda la tarde sin él —dijo Pope con ligero sarcasmo, mientras el grupo de chicos se apartaba.

—Oye —le reclamó Kiara, dándole un ligero empujón en el brazo, Pope sonrió burlón.

Los cuatro chicos se encaminaron hacia el parque principal en el centro de la Figure Eight. Era un camino relativamente corto, pero lleno de paisajes rurales. Cuando al fin llegaron, los chicos se aseguraron de bajar las sillas, la hielera y los snacks de la camioneta de los padres de Kiara, y comenzar a buscar un buen lugar al frente para poder apreciar mejor la película.

Ninguno de ellos estaba emocionado por lo que les depararía la tarde, a excepción de Kiara.

—Me alegra que sigan haciendo esto. Mantengan la calma. Continúen. De vuelta a la vida de Outer Banks, ¿saben?. ¿No les alegra que los haya hecho venir? —balbuceó Kiara.

—Estoy eufórico —habló Pope sarcástico.

—Mi sofá estaba más cómodo, sinceramente —repuso JJ.

—Vamos, chicos, quizá esto sea divertido —replicó Bianca.

—Gracias. Al fin alguien que me apoya —dijo Kiara, acomodando su silla en el césped. El resto de Pogues hizo la misma acción, colocando sus sillas una al lado de la otra, y la hiera a un costado de ellos.

—Iré por unas bebidas —habló Kiara, mirando a los chicos.

—Iré contigo —dijo Bianca.

Ambas chicas comenzaron a caminar hasta llegar a la tienda al final del parque.

—Hola, ¿me das cuatro Pepsis, por favor? —habló Kiara.

Bianca no quería estar demasiado tiempo expuesta, pero también sabía que permanecer con JJ y su ojo morado llamaba la atención, por lo que acompañar a Kiara, quien lucía completamente normal, era la mejor opción. Desafortunadamente, la suerte parecía no estar de su lado, pues cuando creyó que por fin estaba por tener un día de tranquilidad, la voz irritante de la persona que más odiaba en el mundo se hizo presente.

—Hola chicas.

Ahí estaba. El rey chiflado.

Su mirada ni siquiera se molestó en desviarse hacia Kiara, se mantuvo firmemente en Bianca, observándola con ojos asesinos y la mandíbula ligeramente forzada.

—¿Cómo están? —cuestionó.

—Excelente, Rafe. Gracias por preguntar —ironizó Kiara.

—Sí. Me alegra oírlo —dijo él, mirando fijamente a Bianca aún—. No pareces tan valiente hoy —dijo por lo bajo, impidiendo que Kiara fuera capaz de escucharlo, mientras tomaba las bebidas y le pagaba al sujeto de la tienda.

—No te tengo miedo, Rafe —repuso Bianca, esperando que su voz no delatará lo débil que se sentía.

—Deberías —afirmó él con rudeza.

—Bianca, vámonos —intercedió Kiara, notando la creciente tensión que se había creado.

JJ, observaba por encima de su hombro al prepotente hombre que intimidaba a su hermana, esperando cualquier señal de que las cosas se saldrían de control para correr y vengarse de una vez por todas de Rafe Cameron.

—Como sea. No vale la pena —dijo Bianca, haciendo una mueca de disgusto, mientras se daba media vuelta, con Kiara tomándola del brazo.

—Cuida tu espalda, Bi —hablo Rafe por última vez, observando a las chicas apartarse.

—Idiota —musitó Kiara, volteando a verlo, solo para fulminarlo con la mirada.

Rafe no apartó sus ojos de ambas chicas ni por un instante hasta que estas llegaron junto a Pope y JJ. Bianca aún podía sentir sus ojos clavados como agujas en su espalda y una ira creciente en su interior. Sentimientos que solo Rafe Cameron era capaz de provocar en ella.

—No debí haber venido —dijo ella, sentándose junto a Kiara—. Puedo sentir la mirada del pueblo entero. Todos saben que soy la loca que destrozó el auto de Cameron —habló Bianca, con pesar en la voz.

—Bianca, Rafe lo merecía, ¿de acuerdo? —intentó animarla Kiara.

—Sí, además, cada vez que lo lamentes solo mira el rostro de JJ y te sentirás mejor —dijo Pope con ligero tono sarcástico, esperando suavizar el ambiente.

Bianca volteó a ver el rostro lleno de moretones de su hermano y soltó una pequeña carcajada al recordar la escena del día anterior. Si bien, lamentaba mucho haberlo hecho y las razones por las que había sido orillada a sucumbir a sus impulsos, la cara de Rafe Cameron no tenía precio alguno. Su expresión llena de ira y furor.

—Oye —abucheó JJ, haciendo un puchero.

—Lo siento, Jayj. Pero tiene razón. Él lo merece. No me sentiré mal por haberle dado una cucharada de su propia medicina... aunque haya resultado peor para mi —dijo ella, diciendo su última frase entre dientes.

—¿Rafe no levantó cargos? —inquirió Pope.

—No... Ward le dijo a Luke que no levantaría cargos, pero que debía mantener a su hija "a la raya" —dijo con molestia.

Kiara hizo una mueca y acarició la espalda de Bianca lentamente.

—Al menos no irás a prisión —dijo, con tal serenidad que Bianca rio.

—Sí, al menos.

Los Pogues pasaron la tarde conviviendo y disfrutando de la película que se proyectaban, aunque siendo honestos, estaban más absortos en las conversaciones divertidas que mantenían entre ellos, que en lo que sea que proyectaban.

Jalander no apareció hasta un par de horas después, cuando ya casi había oscurecido por completo, y el ocaso terminaba. JJ fue el primero en notar la presencia de la chica y sentir tristeza por no poder pasar la tarde junto a ella.

—Ahí está Jal... —habló JJ, sintiendo nostalgia y una ráfaga de celos al ver como ella se acercaba a Rafe.

—Creí que se sentaría con nosotros —habló Pope, observando a la chica por encima del hombro.

Rafe tomó a Jalander por el cuello y la acercó a él, dándole un beso intenso, con la única intención de molestar a JJ y a Bianca, pues sabía que los observaban.

Bianca no pudo evitar sentir una punzada de dolor en su pecho.

—Lo iba a hacer, pero dijo que... —Kiara dudó un poco antes de decir sus próximas palabras—. Dijo que no se sentaría con nosotros si Bianca estaba aquí.

Bianca miró a Kiara rápidamente, pero esta no tenía el valor para mirarla a los ojos.

—¿Ella dijo eso? —inquirió ella.

Kiara la miró un segundo, siendo aún incapaz de excusar a Jalander.

—Lo lamento —dijo, apretando los labios.

—Es mala conmigo, ¿y ella es quien huye de mi?. No puedo creerlo —hablo Bianca molesta.

—Sabes que no es por ti. Es Rafe —la excuso JJ, generando que su hermana se molestara más.

—Si, claro —musitó ella—. Iré al sanitario —dijo levantándose de su asiento, mientras bufaba.

—¿Quieres que te acompañe? —inquirió Kiara, a punto de levantarse.

—No. Estaré bien —la detuvo Bianca, y antes de que alguno pudiera frenarla, se apresuró a caminar hacia los baños que estaban junto a la tienda.

Jalander y sus amigos Kooks estaban sólo a un par de metros de la tienda, por lo que inevitablemente Bianca volteó a verlos, manteniendo contacto visual con Rafe y Jalander. La sangre le hervía al verlos juntos, y ser ella quien sufría por Jalander, ella simplemente no quería seguir sufriendo, no cuando la persona que provocaba su dolor no tenía interés en su sentir en lo absoluto.

Bianca desvió su mirada de ellos una vez había llegado a los sanitarios, y entró al de mujeres. Ni si quiera tenía ganas de hacer del baño, solo necesitaba una excusa para apartarse del grupo, que comenzaba a volverse sofocante.

Se tomó un momento para respirar y mirarse en el espejo, sentía el cuerpo pesado y unas ganas incontrolables de romperse en llanto allí mismo, pero debía ser fuerte y mejor que eso, o al menos eso se repetía a sí misma.

Escuchó como la puerta del sanitario era abierta, y cuando levantó la mirada, observando a través del espejo, su corazón comenzó a latir con rapidez. Ella lucia increíblemente hermosa, tenía una belleza deslumbrante que la encandilaba, e hipnotizaba. Jalander estaba ahí, de pie junto a la puerta que ahora se encontraba cerrada, observándola fijamente a través del espejo.

Bianca sabía que las cosas terminarían mal. Lo sabía muy bien. Así que antes de siquiera intercambiar palabra alguna, se apartó del tocador y se dio media vuelta dispuesta a irse.

—Ya ni siquiera saludas —la frenó Jalander. Bianca se detuvo de golpe, sintiendo que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento, con un tornado de emociones bombardeándola por escuchar 4 simples y vacías palabras.

—Creí que querías que me alejara de ti... —dijo Bianca entre dientes, sin ser capaz de mantener el contacto visual.

Jalander rio sin gracias, paseando la lengua por el interior de su boca.

—¿Crees que yo quiero esto, Bianca?. Extraño a mis amigos, extraño salir con los Pogues. Y ya no puedo hacer nada de eso gracias a ti —habló ella, y Bianca levantó la mirada, atónita ante su declaración.

Bianca frunció el ceño, pensando que las palabras que salían de su boca debían ser alguna mala broma.

—No te estoy deteniendo de hacer esas cosas, Jal. Tú lo haces, poniendo a Rafe Cameron por encima de todo el mundo —defendió Bianca, sintiendo que poco a poco tomaba valor.

—No puedes culparme a mí, cuando tú eres quien ha creado problemas desde que volvimos a ser amigas. Rafe está muy enojado conmigo porque destrozaste su auto —excuso ella.

—¡Él golpeó a JJ otra vez, Jal! ¡Solo intento proteger a mi hermano! —repuso Bianca.

Jalander la observó desconcertada, Bianca se atrevía a decir que, lucía incluso sorprendida.

—¿A qué te refieres?.

—¡Golpeó a JJ con un palo de golf! —exclamó Bianca, al borde del colapso—. Y mi hermano está allá afuera esperando a que te acerques y le preguntes si está bien. Puedes romper mi corazón todo lo que quieras Jalander, puedo soportarlo. Pero no soportaré que rompas el corazón de mi hermano, y que tu novio psicótico se burle de ello. JJ no merece eso —dijo Bianca, sintiendo como su voz se quebraba.

Aunque Bianca conocía muy bien los sentimientos que su hermano tenía por Jalander, y lo mucho que estos se asemejaban a lo que ella misma sentía por la chica, ella sabía muy bien que las cosas entre las dos jamás funcionarían, y mucho menos ahora. Pero si las cosas podían ir bien para JJ, y el podía lograr quedarse con la chica, Bianca viviría feliz porque su hermano sería feliz, aunque eso la matara por dentro.

Esas palabras hirieron a Jalander más de lo que ella se esperaba. Los ojos de Bianca se llenaron de lágrimas, y esta desvió la mirada, caminando a un costado de Jalander para llegar a la puerta. Jalander no parecía tener la intención de responder, lucía... triste.

Antes de salir por la puerta, Bianca se detuvo y observó a Jalander, quien aún se encontraba en la misma posición con la mirada perdida en algún lado.

—Tú siempre lo protegerás, ¿no es así?. No importa lo que haga. Tú siempre lo elegirás a él —dijo Bianca, mas como una afirmación que una pregunta. Jalander la observó, intentando retener las lágrimas.

—Él es todo lo que tengo —le dijo Jalander, sollozando ligeramente.

—Me tenías a mi —musitó Bianca, intentando contener el llanto.

Jalander desvió la mirada de Bianca, mientras sorbía su nariz.

—Lo siento, Bianca... Pero tú me recuerdas todo lo que odio de mi misma —confesó ella, observando a la rubia de nuevo. Bianca la miró con decepción, pero no por lo que ella le decía, sino porque sentía decepción de sí misma por no ser lo que Jalander quería.

Por ya no serlo.

Hubo un tiempo en el que todo entre ellas era perfecto. Ambas eran una sola persona. Pasaban tardes enteras juntas, y las noches encerradas en la habitación de Jalander, con su padre preparando la cena y esperando a que estuviera lista para que ambas cenaran con él. Ella sentía como si fuera parte de su familia, y aunque deseaba ser algo diferente con Jalander, no podía evitar sentir paz al saber que aunque sus sentimientos no fueran del todo correspondidos, ella estaba ahí. Y Bianca creía que siempre lo estaría.

Aunque con el paso de los años, y con la nueva vida de Jalander floreciendo, las cenas con su padre y las tardes en su casa se hacían menos frecuentes, Bianca jamás creyó que llegaría el momento en que sería parte de un mundo en el que Jalander la odiaba.













જ⁀➴

OPA, la verdad este capítulo no era el que tenía planeado subir, pero literalmente lo cambié todo 😭, porque sentía que faltaban detalles para el siguiente capítulo del verano (que ese es una BOMBA), en fin, espero les guste y lo disfruten <3.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro