
𝟎𝟒. 𝐑𝐄𝐆𝐀𝐋𝐎𝐒
Si había otra cosa que Lucerys amaba de la navidad, eran los regalos.
Ver a todos reunidos alrededor del árbol, abriendo sus presentes y sus sonrisas de satisfacción al darse cuenta que el señor de las Nieves les había traído lo que habían pedido, era como el chocolate caliente: reconfortante y emocionante.
Pero aquel año, el pequeño Lucerys, haría de aquella navidad la mas especial para uno de los integrantes de su familia, y aquello lo tenía muy entusiasmado como también ansioso.
Para ello, había involucrado a varías personas, que hasta ahora le habían ayudado y guardado su secreto.
Era un regalo muy especial y los involucrados lo sabían, no se atreverían arruinarlo, no cuando Lucerys había sido muy enfático en que la persona no debía descubrir o enterarse de aquello.
Es por eso que, solamente había confiado en Aemond, Jacaerys y Helaena, de todos, esos tres eran los que mejor sabían guardar los secretos.
Aemond era muy disciplinado y muy pocas veces se podía interpretar lo que había detrás de su mirada; su hermano Jacaerys, por otra parte, como futuro heredero al trono, llevaba un peso de responsabilidad y se tomaba muy en serio cualquier tarea que le asignarán, y los secretos sabía guardarlos muy bien, algo que hasta al mismo Lucerys se le dificultaba. Su querida tía Helaena ya de por si cargaba con muchos secretos del futuro, como para no saber guardar los del presente.
Los tres eran sus mayores confidentes y era gracias a ellos que Luke podía tener esa confianza suficiente como para guardar aquel secreto, que se le hacía mas difícil de mantener con el transcurrir de los días y lo cercano que se hacía el día de la navidad.
Solo faltaba un día y la ansiedad en el pequeño Strong crecía.
En ese momento se encontraba en la habitación de su tío Aemond, frotándose sus manos como si en aquel lugar hiciera frío, cuando era todo lo contrario, caminando como un león vigilando a sus crías alrededor del presente y viendo hacia la puerta con miedo cada que escuchaba algún paso o ruido.
Aemond estaba sentado leyendo un libro, o haciendo el intento, podía sentir lo ansioso que estaba su sobrino y verlo caminar de aquella forma lo distraía de su lectura.
—Luke, debes calmarte —la voz del joven provocó que el mencionado se detuviera y le mirará— la persona que crees que cruzara por esa puerta no lo hará, nos hemos asegurado de ello, además, interrumpes mi lectura sobrino —y regreso su mirada al libro, escuchando un lloriqueo del Strong de fondo.
—¿Y sí no le gusta? —Aemond río observándolo, frunció su ceño cuando vió a Luke morderse las uñas y el pequeño se disculpó deteniendo la acción.
—Luke, ambos sabemos que la pregunta que acabas de hacer es absurda —dijo cerrando su libro, no sin antes marcar la página donde se había quedado y levantándose para quedar a su lado— te va agradecer todo la vida por este regalo, así que, ya no preocupes esa cabecita tuya —esta vez sonrió, desordenando los rizos de su sobrino con diversión y el pequeño pareció relajarse un poco, mientras enfocaba su mirada en el regalo que había estado manteniendo oculto en la habitación de Aemond.
Un buen lugar, ya que el joven de once no le gustaba que las personas fueran a su habitación, lo sentía como una invasión a su privacidad y a duras penas aceptaba la compañía de su madre y hermana, y por esta vez, la de su sobrino.
Lucerys se despidió de su tío, quién le prometió no dejar de vigilar el regalo para darle tranquilidad, y el pequeño salió de sus aposentos.
Ser Erryk le esperaba afuera y empezo a caminar detrás de él a una distancia prudente, observando como el príncipe murmuraba cosas por lo bajo y llevaba su mano a su boca mirando a todos lados en alerta, el guardia frunció su ceño confundido e hizo la misma acción.
Desde el día en que se le escapó a Pozo Dragón, había notado el cambió en él, sobre todo cuando lo acompañaba a la habitación de su tío, veía lo nervioso que se encontraba y miraba en ambas direcciones como si se estuviera asegurando de algo.
Aún así, Ser Erryk no dijo nada y tampoco quería hacerle algun comentario al pequeño príncipe y ponerlo mas nervioso.
Lucerys detuvo su paso y el guardia le imitó.
—Mi hermano no debe de tardar en llegar de Rocadragón, me gustaría ir al Pozo para esperarlo.
—Deberiamos avisarle a sus padres mi príncipe, para no preocuparlos —le aconsejó su escudero.
—¿Por qué nos deberíamos de preocupar? —la voz de Daemon a sus espaldas puso en alerta a Ser Erryk, quien de inmediato hizo una reverencia, Luke por otra parte sonrió y se acercó a ellos, Rhaenyra estaba al lado de Daemon, sosteniendo su barriga con ambas manos.
—Madre, padre, me gustaría ir a Pozo Dragón para recibir a mi hermano y mi padre, estoy seguro que no deben de tardar en llegar —en ese momento se escucharon los rugidos de dos dragones, Vermax y Ala de Plata anunciando el regresó de sus jinetes a Desembarco del Rey, Lucerys miro el cielo y luego a sus padres con ojitos cristalizados y un ligero puchero, ambos se miraron, era muy díficil resistir aquella mirada.
—Esta bien, puedes ir mi niño, pero con cuidado —este asintió con una sonrisa cuando hablo su madre y salió corriendo, Ser Erryk cerro sus ojos al mismo tiempo que se lamentaba internamente, esperando conseguir al príncipe sobre el carruaje que los llevaría y que no volviera a escabullirse.
—Cuidelo Ser Erryk, es mejor que empiece a correr también —dijo divertido Daemon, el hombre asintió y salió corriendo para alcanzarlo, Rhaenyra río al ver al guardia con su armadura correr, se notaba que se le dificultaba.
Lucerys llego a la salida de la Fortaleza, donde un carruaje ya estaba preparado, no para él, sino para traer de regreso al principe y príncipe consorte. Los guardias saludaron al pequeño cuando lo vieron y este se subió al carruaje con prisa, Ser Erryk llegó detrás de él, informando que su protegido iría a recibir a su hermano y padre, mientras se montaba sobre su caballo para acompañarlo.
El viaje hacía Pozo Dragon era aproximadamente de unos cuarenta minutos, pero no había mucho movimiento en la Ciudad aquel día, por lo que está vez se hizo más corto.
Jacaerys y Harwin ya se encontraban afuera esperando por el carruaje y se sorprendieron cuando vieron a Lucerys bajar de él, corriendo hacía su padre, quien lo cargo en sus brazos.
—¿Tú madre sabe que estás aquí? —pregunto con preocupación, no quería perturbar a su esposa embarazada, la cuál tenía cambios emocionales muy seguidos esos días.
—Si papá —Harwin suspiró aliviado y miro al guardia de su hijo, quien asintió confirmando lo dicho por Luke.
—Eso me tranquiliza —el hombre lo bajo de sus brazos y se fue hablar con uno de los cuidadores, dejando a los hermanos solos.
—¿Conseguiste lo que necesitabas? —pregunto Luke, Jacaerys asintió con una sonrisa mientras le señalaba unos maletines que algunos guardias se encontraban subiendo al carruaje.
—Era lo último que me hacía falta para completar el regalo de la tía Helaena —dijo satisfecho.
Lucerys había visto a su hermano muy ocupado la última semana y a veces desaparecía por varias horas, lo cuál le resultaba curioso, no sabía que le daría como regalo de navidad a su tía, pero lo que sea que fuera, sin duda, era algo especial.
—Si quieres cuando lleguemos a la Fortaleza te lo puedo mostrar —le respondió a una pregunta que Lucerys nunca hizo, pero Jace conocía muy bien a su hermano— aunque debes prometer que no le dirás nada.
—Lo prometo Jace —dijo emocionado, además no le defraudaria, ya él le ayudaba a mantener un secreto.
El pequeño noto cuando los guardias subieron dos cuadros cubiertos por un papel y aquello llamo su curiosidad— ¿Qué son esos cuadros? —pregunto a su hermano sin apartar su mirada viendo como los acomodaban.
—Antes de ir a Rocadragón, volamos al Valle de Arryn —le informó su hermano, quien ahora también observaba los cuadros— padre me hizo prometer no decirle nada a madre, así que tú tampoco le digas Luke —el niño asintió— es un regaló por parte de nuestros padres a mamá, no se que hay en el cuadro, pero por la mirada que compartieron Lady Jeyne y padre es algo importante para la familia —Luke ya lo miraba y este le observó con una sonrisa— el otro cuadro es mío, forma parte de mi presente.
Antes de que Luke pudiera hacer alguna pregunta, su padre les interrumpió, llevándolos al carruaje para ir al castillo.
—Su madre no debe saber sobre el cuadro niños —hablo Harwin mientras ya iban camino a la Fortaleza, sabiendo que su hijo mayor le había confiado a su hermano menor a donde habían ido— Daemon y yo trabajamos duro con la familia Arryn para conseguir este presente para su madre, espero sepan entender lo importante del obsequio —ambos niños asintieron, mientras respondían “si padre” como respuesta, el hombre les sonrió y les dió cada uno un beso en la frente.
Estaba orgulloso del excelente trabajo que había hecho junto con Nyra en la educación de sus principes, ambos eran educados, caballerosos, amables y con mucho honor, respetando a toda persona sin importar su rango, proveniencia o color.
Cuando Daemon se unió a la familia, ambos padres habían sido muy claros con el príncipe sobre la educación de sus hijos, Daemon lo respeto y desde lo que él sabía, también le enseñaba a los niños, su fortaleza era el combate y las lecciones de Alto Valyrio, y fue ahí donde consiguió la forma de poder congeniar con sus nuevos hijos, Lucerys y Joffrey fueron fáciles, no obstante Jacaerys tuvo sus reservas, pero con el tiempo termino cediendo.
Harwin se gano dos hijas cuando Daemon se adhirió a la familia, el principe Canalla no sintió la necesidad de advertirle algo a Harwin, pues ya había visto el excelente trabajo que había hecho con los príncipes y la excelente figura paterna que representaba para ellos, sabía que sus pequeñas amarian a su nuevo padre, el cual se gano el cariño de ambas cuando en el funeral de su madre las abrazó y les brindo de su calidez.
Daemon aprendió de Harwin, y gracias a él, era ese padre que siempre quiso ser para sus hijas en el presente, por lo cual le estaría agradecido toda la vida.
Cuando llegaron a la Fortaleza, Rhaenyra con Daemon, Joffrey y las gemelas ya les esperaban. Lucerys vió la mirada cómplice que compartieron sus padres cuando se saludaron, Jacaerys hablaba con su escudero jurado, el cual tomo las cosas del príncipe y desapareció, Jace sonrió hacía su hermano y este le devolvió el gesto con connivencia.
Las gemelas se llevaron a Harwin y Daemon con ellas, habían preparado una tarde de té en el bosque de los Dioses para compartir con los hombres, Helaena les esperaba.
—Voy al solar de la Reina —hablo hacía sus hijos cuando vió a sus esposos e hijastras alejarse, Rhaenyra se veía nerviosa con sus dos manos juntas, pero sus pulgares en constante movimiento sobre sus dorsos, los dos hijos mayores de la princesa lo notaron, conocedores de aquel gesto, Joffrey por otro lado les había dejado hace rato, con la excusa de visitar a su abuelo en la Torre de la Mano— si me necesitan, allí estaré —ambos niños asintieron y la mujer les sonrió antes de marcharse.
Jacaerys llevó a Lucerys para que viera el regalo que le tenía preparado a Helaena y el pequeño quedo asombrado, sin duda alguna, su tía lloraría, al mismo tiempo que su pecho explotaría de la emoción por tan maravilloso presente y Lucerys escucho con sorpresa los planes que tenía su hermano con la princesa.
—Y ¿Qué opinas? —pregunto Jace mientras caminaban por los pasillos, quería saber la opinión de su hermano pequeño, Jacaerys apreciaba mucho el criterio de Lucerys.
—Jace, todo lo que me has dicho y mostrado es impresionante, es como si ya tuvieras todo tú futuro planeado —el niño de diez primaveras rasco su nuca con una sonrisa nerviosa— no me malinterpretes, se me hace genial, pero ¿Crees que ella esté de acuerdo?.
—Sabes que jamás haría algo que ella no quisiera Luke —el niño asintió, era cierto, su hermano era muy respetuoso.
—Entonces te apoyo —Jacaerys no se pudo contener y lo abrazo abruptamente, cuando Lucerys proceso el momento le devolvió el abrazó, y los guardias que le seguían desde cierta distancia sonrieron.
—¿Y cómo está el regalo de...?.
— Shh! —le interrumpió, Jacaerys río— esta bien, el tío Aemond me aseguro que lo cuidaría en mi ausencia.
—¿Qué te parece si lo vamos a ver? —Lucerys no pudo darle una respuesta cuando su tío Aegon apareció delante de ellos, ambos niños guardaron silencio de inmediato y el mayor lo notó.
—Sobrinos —les saludo con los ojos entrecerrados— ¿Qué se traen entremanos? —los hermanos se miraron y regresaron su mirada a él nuevamente— ¿Acaso hablaban del regalo que van a darme? —ambos niños se veían tan nerviosos que Aegon lo interpretó como un sí— espero los regalos sean buenos porque no acepto menos —Jace y Luke rodaron los ojos mientras sentían sus nervios esfumarse y comenzaron a caminar dejando a su tío atrás— ¡Ya va! ¡Esperenme! ¿Qué me van a regalar? —y ahí estaba la pregunta.
Aegon se puso en el medio de ambos abrazándolos sin dejar de caminar, insistiendole a los niños que le dijeran mientras Jacaerys y Lucerys se negaban a dar alguna respuesta. Ser Erryk, Arryk y
Lorent trataban de ocultar las risas para no faltarle el respeto al principe quien se veía apunto de llorarle a sus sobrinos con el fin de recibir alguna información.
Jacaerys y Lucerys ya tenían preparado el regalo para su tío, de hecho, dichos regalos ya se encontraban debajo del árbol esperando por ser abiertos. Jacaerys se había esforzado mucho por conseguir aquel presente, que sabía, su tío apreciaría.
En cuanto a Lucerys, se le había hecho difícil pensar en un buen regalo para Aegon, así que esperaba su elección fuera del agrado de su tío.
Cuando llegaron al solar de la Reina Consorte, Ser Criston les nego la entrada, informándoles de la orden que había recibido por parte de Alicent de no dejar pasar a nadie por los momentos.
Los tres se miraron, los hermanos Strong recordando lo que su madre les había dicho y ambos sospecharon que las mujeres quizás se encontraban envolviendo los regalos a última ahora.
En un acuerdo silencioso, ambos hermanos decidieron no decirle nada a Aegon, estaban seguros que apenas escuchará la palabra regalo, conseguiría la manera de entrar para averiguar que le obsequiarian.
Tío y sobrinos comenzaron a caminar por los pasillos, donde se consiguieron a Joffrey y sus pasos los llevaron al bosque de los Dioses, donde consiguieron una imagen muy chistosa de los adultos que acompañaban a las niñas.
Baela y Rhaena le habían hecho peinados a los hombres, mientras que Helaena se había divertido en maquillarlos. Los cuatro no contuvieron sus risas y ambos adultos, resignados, terminaron riendo también, junto con los escuderos y doncellas.
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¡Lo prometido está aquí!
Que serán esos regalos, que serán 😏.
El señor de las Nieves es Santa 🙈.
Debo admitir que varias partes de este capítulo no las tenía para nada pensadas, pero, una vez comienzas a escribir, te dejas llevar por la inspiración y los dedos mágicos que se mueven por si solos.
Espero les haya gustado este capítlo, que para mi, es de mis favoritos, no puedo esperar para que lean lo que son esos regalos a los cuales no quise hacer mucha referencia y otros que ni siquiera llegue a mencionar.
Por cierto, me di cuenta que mi historia es la número 1 en el hashtag de Jacaerys y me hizo feliz porque es la primera que una de mis historias esta en primer puesto de un hashtag 🥺💗.
Nos volvemos a leer ahora mas tarde.
Próximo y último capítulo: 𝐍𝐀𝐕𝐈𝐃𝐀𝐃 🎄.
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