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𝟎𝟏. 𝐀́𝐑𝐁𝐎𝐋


El sol recién se empezaba a mostrar en el alba, cuando un Lucerys ya se encontraba corriendo hacia la habitación de sus padres para comenzar aquél día tan emocionante.

Los guardias y la servidumbre que comenzaban sus labores del día, veían al niño de ocho años ir de manera apresurada con sonrisas en sus rostros, era normal ver aquel pequeño correr por los pasillos de la Fortaleza cuando estaban en la doceava luna y nadie se escapaba de contagiarse de aquella energía que lo rodeaba.

Cuando llegó a la puerta de los aposentos de sus progenitores, la abrió sin esperar que los guardias que aguardaban le dieran el paso y salto sobre la cama, mas en específico, encima de su padre, quien se quejo cuando la rodilla de su hijo se enterró en sus costillas.

Rhaenyra, quien siempre esperaba a Lucerys con los ojos abiertos, río cuando escucho la voz de dolor de su primer esposo.

—¡Mamá! ¡Papá! ¡Hoy es el día! —decia emocionado, ahora saltando en el medio de ambos mientras sus rizos bailaban de un lado a otro.

—Muy bien, ven acá pequeño soldado —hablo la voz del Strong tomándolo en sus brazos, provocando la risa del niño quien se encontraba aún muy hiperactivo.

—Mi dulce niño —Rhaenyra se reincorporo en la cama, tomando asiento mientras acunaba el rostro de Lucerys en sus manos— ¿Qué es lo primero que decimos cuando nos despertamos en la mañana?.

—Buenos días —respondio con una sonrisa inocente.

—¿Y que se le dice a las personas cuando le ocasionamos algún daño? —ahora en los labios del pequeño se formó un puchero, quizás manipulador o uno de verdadera culpa, tú escoge.

—Lo siento padre, no fue mi intención lastimarte —dijo viendo a Harwin.

—Esta bien mi niño, pero para la próxima, se mas cuidadoso —dijo desordenando su cabello, provocando la risa del pequeño.

—Lo prometo —pero ambos padres sabían que lo volvería hacer, era como una tradición navideña, así que no tuvieron otra opción que mirarse y sonreírse con complicidad.

—Oh —la voz de Rhaenyra llamo la atención de ambos, y como un acto de reflejo, colocaron sus manos sobre la panza ya notable de la mujer— fue una patada, nada de que preocuparse —les tranquilizo.

—¿Donde está papá Daemon? —desde que había entrado en la habitación, no se había percatado de la ausencia de la segunda cabellera plateada que solía acompañar a sus padres a la hora de dormir.

—¿Tú donde crees que este? —le pregunto su madre con una sonrisa traviesa y los ojos del pequeño se iluminaron.

Lucerys no espero más, y salió de la habitación de sus padres, nuevamente tomando su actividad más común en esos días: correr.

Cuando dobló uno de los pasillos, vio esa cabellera que reconocería en cualquier lugar, hablando con dos hombres.

Como si lo sintiera venir (lo cuál así es) se volteó y sonrió al ver la pequeña figura de su hijastro corriendo con sus mejillas sonrojadas hacia él, quien apenas estuvo a unos pasos, lo cargo en sus brazos.

—Papá Daemon, vine tan rápido cuando mamá me dijo —hablo emocionado, viendo a los dos hombres que se encontraban a las espaldas de su segundo padre— ¿Está todo listo? —el hombre asintió con una sonrisa.

—Ya los hombres que nos acompañarán a la caza están listos —el cuerpo de Lucerys no cabía de la emoción, y tanto Daemon como los otros dos que los acompañaban no pudieron evitar sonreír por la emoción que mostraba el pequeño.

—¡Entonces vamos! —exclamo, ahora moviéndose para que Daemon lo bajará de sus brazos.

—Eh! eh! No tan rápido Luke —el hombre lo bajo y se puso a su altura— primero debes darte un baño, cambiarte el camisón y comer, no quieres desmayarte y perderte de la diversión ¿Cierto? —este nego con los ojos exageradamente abiertos ante el terror que aquella idea le provocaba.

Lucerys fue escoltado por Daemon a su habitación, donde sonrió cuando se consiguió a sus tíos, Aegon y Aemond, y su hermano Jacaerys jugando un juego de mesa que el hombre le había regalado en uno de sus tantos viajes.

—¡Eres un tramposo Aegon, vi cuando escondías esa carta! —exclamo Aemond harto de las trampas de su hermano, Jacaerys tenía el entrecejo fruncido, compartiendo aquella frustración con su tío.

—No es mi culpa ser tan bueno en este juego —sonrió con arrogancia, la voz de Luke lo salvó antes de que ambos niños de diez y once primaveras se le lanzarán encima.

—¡Hola tios, Jace! —saludo, las miradas de los tres se relajaron, sobre todo la de Aegon, quien agradeció la interrupción por parte del pequeño, Daemon veía todo con diversión.

—¡Luke! —le saludaron los tres, dejando las cartas aún lado y acercándose a donde estaba.

—Debes bañarte sobrino, madre quiere que todos estemos en el solar en diez minutos para romper el ayuno juntos y que nos podamos ir a la caza —hablo Aemond tratando de controlar la verdadera emoción que sentía.

—Si Luke, la doncella ya preparo tú baño, ve a bañarte, nosotros te esperamos aquí —le dijo Jacaerys con una sonrisa.

—Ve enano, yo mientras les ganaré otra partida de cartas a estos dos perdedores —recibio miradas asesinas por ese comentario pero Aegon solo río.

—Oh, les dije que estarían aquí —la voz suave de Helaena desde la puerta llamo la atención del hombre, los tres niños y del joven de quince.

Detrás de ella entraron las gemelas, una con una sonrisa y la otra bostezando.

—¡Padre! —Rhaena se acercó, dejando un beso en su mejilla cuando Daemon se colocó a su altura, Baela hizo la misma acción seguida de Helaena, el hombre adoraba aquellas tres niñas y pedía todas las noches a los Dioses de las catorce flamas que la criatura que crecía en el vientre de Rhaenyra fuera una hermosa pequeña.

—Luke —la voz de la soñadora le llamó— ven, vamos, debes bañarte, no queremos que madre se moleste contigo —está lo tomo de la mano para llevarlo a la tina, vió el rostro nervioso de su tío cuando Baela sonrió con malicia al escuchar como Aemond y Jacaerys le contaban lo que Aegon había dicho y hecho.

Pobre de su tío, estaba por perder por la vez número... Ya ni siquiera lo recordaba, pero habían sido muchas veces y el mayor no se explicaba como una niña de nueve lunas le ganaba incluso cuando hacía trampa.

Después de que Helaena se encargará junto con una doncella de que Lucerys estuviera listo, partieron al solar donde ya los adultos los esperaban, a excepción de Daemon, quienes los acompañaba.

Al llegar, Viserys ya se encontraba sentado en su asiento, a un lado de él estaba Alicent y al otro Rhaenyra junto con Harwin, había un puesto vacío al lado del hombre esperando por Daemon.

Todos los niños saludaron, unos mas emocionados que otros y tomaron asiento, luego de hacer una pequeña oración comenzaron a comer los ricos platos que los cocineros del castillo habían preparado para ellos.

—Y, ¿Cómo se encuentran para la cacería de hoy? —pregunto Alicent, mirando al niño de cabellera oscura, quien levanto su mirada de inmediato de su comida para responder, todos sabían que aquella pregunta iba dirigida a Lucerys, como todos los años, por lo que esperaron por su respuesta.

—¡Muy emocionado abuela! —exclamo provocando que la mujer sonriera, era el único de los hijos de Rhaenyra quien se dirigía a ella de esa forma , y por más que Alicent quiso quitarle aquella costumbre, se rindió cuando noto que no lo haría cambiar de parecer— papá Daemon me dijo que los hombres ya se encuentran listos ¿Cierto? —dijo viendo ahora el hombre, quien asintió con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Espero puedan encontrar el mas grande —hablo nuevamente Alicent, a lo que Lucerys asintió estando de acuerdo.

—Debemos romper el récord este año —despues de eso vinieron conversaciones demasiado triviales entre todos y Lucerys siguió comiendo rapido para terminar lo mas antes posible para poder partir, Rhaenyra junto con Harwin y Alicent le pedían que comiera despacio.

Apenas el niño termino, se bajo de la silla y salió corriendo del solar, ignorando las voces que lo llamaban.

—Yo ire con él, no se preocupen —hablo Aemond quien ya había terminado, y se fue del lugar para tratar de alcanzar a su sobrino, lo cual era difícil, porque Lucerys era muy rápido.

Lo encontró en el patio, donde la caravana de hombres que los acompañarían se encontraba esperando por los miembros de la familia real, y un pequeño grupo de doncellas que se encargarían de llevar los alimentos.

Aemond sonrió cuando vio a Lucerys saludar a cada uno de los caballeros, entre ellos se encontraba Criston Cole, los gemelos Erryk y Arryk, otros miembros de la guardía real y hombres nobles que permanecían en la corte, como Tyland Lannister.

—Luke —el nombrado volteó cuando escucho la voz de su tío y se disculpó con el hombre con el que hablaba antes de correr hacía Aemond.

—Tío ¿Qué sucede?.

—Te fuiste sin despedirte sobrino —Luke llevo sus uñas a su boca.

—Lo sé, lo siento —se disculpó.

—No hagas eso —dijo quitando su mano de la boca, detestaba esa costumbre de su sobrino, le resultaba asqueroso, Lucerys solo atinó a sonreír nervioso— pero para la próxima no te vayas si los adultos te están hablando —este asintió, y aprovechando que la mano de su tío aún tomaba la suya, lo jalo para que saludara a todos los que se encontraban allí, ni siquiera dejaron a las doncellas por fuera.

Quince minutos después llegaron Daemon y Harwin, el primero cargaba a sus hijas en sus brazos y el segundo tomaba de la mano a Helaena, Jacaerys y Aegon les seguían atrás hablando.

Todos se organizaron y se subieron en los carruajes o caballos, en el caso de los escuderos.

Daemon iba con la compañía de Baela, Rhaena y Aegon, el joven iba frustrado por una conversación que llevaba con Baela mientras que Rhaena y Daemon les veían con diversión.

Harwin, por su parte, compartía carruaje con sus dos hijos, Jacaerys y Lucerys, y con sus cuñados, Helaena y Aemond.

Lucerys hablaba sin parar sobre la caza, llevando su mirada entre su padre y su tío Aemond, quienes eran los únicos que le prestaban atención, Helaena y Jacaerys iban concentrados en otra conversación, a veces riendo de lo que decía el otro.

Fue aproximadamente una hora de viaje, cuando finalmente llegaron al pequeño campamento que Daemon había mandado hacer la noche anterior para su llegada en la mañana.

Lucerys bajo prácticamente corriendo, viendo como todos se organizaban para aquel día y dió pequeños leves brincos emocionado.

—¡Príncipe Lucerys! —este se giro al escuchar la voz de Ser Criston— me gustaría ir en su grupo de búsqueda, hice una apuesta con el señor Lannister y estoy seguro, que como todos los años, usted será el que cazara el mas grande.

—Claro que nos puede acompañar Ser —dijo Luke— vamos a demostrarle al señor Lannister que no debe dudar de mis capacidades —Criston asintió con una sonrisa mientras palmeaba su hombro estando de acuerdo.

—Caballeros, les doy la bienvenida oficial a la cacería anual del árbol de navidad —hablo la voz de Daemon lo suficientemente alto para que todos le escucharán, nuevamente Luke brinco, esta vez siendo detenido por la mano de Aemond —el que logre encontrar el árbol mas grande, tendrá el privilegió de adornarlo con el escudo de su casa, el cual se ostentara en el salón del Trono de Hierro —todos los hombres de las casas nobles gritaron emocionados— pero no celebren tanto señores, porque entre ustedes tienen al ganador por cuatro años consecutivos, Lucerys Strong-Velaryon —dijo con orgullo en su voz el hombre mientras el mencionado sentía sus mejillas sonrojarse por la atención de todos sobre él, siendo celebrado por la guardia real, su familia y las doncellas.

—¡Que empiece la cacería! —la voz de Harwin dió comienzo aquel día de caza y todos se pusieron en marcha.

Lucerys se subió a su caballo con ayuda de su padre, quien se aseguró que se encontrará bien sobre la montura.

—Ve con cuidado mi dulce soldado, iré detrás de ti —Luke asintió con una sonrisa.

El león caerá y el soldado de mar vencerá —dijo la suave voz de Helaena a su lado sobre un caballo blanco, esta llevaba una ropa parecida a la que usaba cuando volaba sobre Dreamfyre y su cabello estaba recogido en una trenza, adornado por pequeñas flores— tú hermano pensó que era buena idea.

—¿Qué? —pregunto Luke confundido.

—Las flores —esta se había fijado en la mirada curiosa de su sobrino— dijo que mi cabello se veía mas bonito así —Jacaerys, que en ese momento se encontraba posicionado al lado de su hermano sintió sus mejillas sonrojarse y Lucerys le miro divertido mientras Aegon se burlaba a su lado, llamando la atención de todos para que notaran las mejillas rojas del Strong.

Después de eso, pusieron sus caballos en marcha hacía el bosque, los Targaryen-Strong-Hightower tenían la costumbre de ir juntos en esa cacería, detrás de ellos iban los guardias y miembros de la casa Strong quienes estaban seguros, su escudo sería uno de los que colgaría del árbol junto con los de la casa Targaryen y Velaryon.

El grupo de familia regreso victorioso tres horas después, con un árbol tan grande, que sería capaz de rozar el techo de la sala del Trono.

Viserys se vió orgulloso junto con Lyonel Strong cuando vieron que su nieto había sido el victorioso en aquella búsqueda, como los años anteriores.

Todos notaron la sonrisa en Lucerys, pero también el rostro fruncido de Aegon, quien se encontraba sucio y con su cabello plateado manchado de lodo, Baela se encontraba en una situación similar, pero iba más concentrada burlándose de su primo, que en el hecho de que se encontraba sucia.

El por qué de aquello lo descubrirían mas tarde en la cena familiar, cuando Lucerys les contaría que al momento de cortar el árbol, Aegon se encontraba parado en el lugar hacia donde el árbol caería y Baela, actuando de manera rapida, lo lanzo junto con ella al suelo, cayendo ambos en un charco de lodo, provocando las risas de todos en su momento y luego en su relato a su abuela y madre, donde Aegon se mostro nuevamente ofendido.

—Muy bien hecho mi niño —le dijo orgulloso el Rey abrazándolo, Lucerys abrazo de igual forma a Lyonel.

—Si sigues siendo así de inteligente, serás uno de los mejores estrategas cuando crezcas, y lideraras las mareas como ningún otro Lord —le dijo el Strong con mucho orgullo.

—Que no te escuche el abuelo Corlys —Lyonel río provocando que Lucerys le imitara.

—Él estaría de acuerdo conmigo mi pequeño.

El grupo de la casa Lannister fue el ultima en llegar, trayendo un árbol considerablemente alto, pero no como el de Lucerys, incluso se podía ver la decepción en el rostro de Tyland, quien acepto su derrota al principe y dió el dinero que habia apostado con otros guardias, entre ellos Criston y Erryk, Lucerys se vió sorprendido al ver que sus dos padres también habían apostado, ganándose parte del dinero.

Cuando regresaron a la Fortaleza Roja, su madre y su abuela, junto con su hermano Joffrey le felicitaron por haber sido el vencedor.

—¡Sabía que lo lograrías Luke! —exclamo su hermano, acercandose a Ser Tyland para recibir parte de su dinero, no sabían en que momento el niño de cinco inviernos había entrado en la apuesta, pero no pudieron evitar reír por aquello, incluso Lannister lo hizo.

—¡Rompiste el récord mi principe! —le felicito Alicent mientras lo abrazaba— ¿Qué vas añadir al árbol este año? —el niño le miro con ojos cálidos, mientras miraba a su madre quien le observaba con complicidad, solo ella sabía los nuevos adornos que había enviado hacer.

Cada año Lucerys añadía adornos diferentes a los árboles, era su tradición, y esa año aquella tradición no quedaría por fuera.

Ese mismo día empezaron con las decoraciones, la familia real disfrutaba aquella actividad y su árbol favorito de decorar era el del salón del trono, los otros arboles que se traían, se colocaban en otras partes del castillo, para que el espíritu navideño estuviera en todas partes.

Cuando llego el momento de colocar los adornos de Lucerys, todos le miraron expectantes, el pequeño le hizo una seña a Ser Erryk, quien trajo con la ayuda de su hermano dos cajas de maderas.

El niño se acercó y las abrió.

—Cada caja tiene el nombre de cada uno de los que se encuentran en esta habitación —los escuderos se sorprendieron al ver que aquello que había dicho el principe también iba hacia ellos— tomenla y no la abran hasta que yo les diga.

La familia agarro sus cajas, y luego los escuderos, quienes eran Criston, Erryk, Arryk, Harrold, Lorent y Steffon tomaron las suyas, en las cajas quedaron cinco, dos destinadas a sus abuelos postizos, Rhaenys y Corlys, otra para el maestre Gerardys, otro para la madre de las gemelas y la última era la suya, pero el podría ver su adorno luego.

Cuando Luke dió la orden de que podían abrir sus cajas, se posicionó en un lugar en el que pudiera ver las reacciones de todos.

Observó como sus rostros se contrajeron por emoción, vió lágrimas en los ojos de las mujeres e incluso de los hombres, quienes se negarían en admitirlo, solo su padre se sintió libre de dejar derramar algunas lágrimas.

Cada adorno era una figura casi exacta de cada uno de ellos y quienes pertenecían a la casa del dragón, tenían adheridos a sus pies las pequeñas figuras de sus dragones.

Todos, sin falta alguna, le dieron un abrazo a Lucerys, quien feliz los acepto, solo fue hasta que su hermano Jacaerys lo abrazo, que pudo notar que incluso él había llorado y fue en ese momento en que el pequeño sintió sus ojos cristalizarse.

Por orden de Luke, cada uno coloco su figura en el lugar que estos quisieran en el árbol.

Los guardias no se habían sentido tan parte de la familia a la que servían como en ese momento, y agradecieron a Lucerys por eso, por hacerlos parte ella.

Lucerys siempre hacia de sus navidades las mas especiales y memorables, aquella navidad sería diferente, y todos lo sabían.





Criston Cole tiene suerte de que no lo haya hecho un maldito en mi historia o de que no lo haya enviado al Muro.

Ahora, creo que no voy a poder subir los cuatro capítulos hoy que les prometí, a lo mucho tres, se me complicaron las cosas y bueno.

Espero disfruten este, mientras redacto el próximo, que espero me salga corto para poder hacer el que sigue, pero me conozco, y la inspiración y las ganas de que todo se vea perfecto me van a ganar y voy a terminar haciéndolo largo.

Feliz víspera de navidad mis amores 🎄💓.

Próximo capítulo: 𝐓𝐑𝐀𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒.

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