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𝐎𝟓 | 𝐎𝐁𝐈𝐂𝐄



óbice 


Cuando desperté, tuve la sensación de que no pertenecía a este lugar. Me toma por sorpresa durante tres o cuatro minutos, luego vuelvo en mí y hago las mismas cosas de siempre: bañarme, cambiarme, peinarme e ir a estudiar. Hoy pasó lo mismo, pero mientras me bañaba, rememoré la conversación agria y poco fructífera con Eren Jaeger, donde habíamos dejado de esconder frases entre palabras, nos convertimos en dos personas que alguna vez mantuvieron algún tipo de vínculo y ahora solo se hablan como en una película con mal manejo de guion. Pero, ¿Qué más apegado a la realidad que eso? Solo fingir desde hoy que no lo conozco me resultará difícil cuando suelo ver su mandíbula marcada y su aire de constante cambio, con el número dos —reemplazando el 1 con el que lo conocí—por delante y la altura que jamás creí ver en él algún día.

Pero, ahora, en este pequeño momento de paz en una calle blanca, con mi omelette a medio comer sobre una mesa redonda y donde me encuentro sentada en medio de Mikasa y Sasha, quienes están por terminar el sándwich Montecristo, observamos sin creerlo aún, la noticia del asesinato del alcalde. Yo no conozco al alcalde de esta ciudad, ni siquiera en fotos, pero mis otras dos compañeras si lo conocían, por lo menos visualmente y sus expresiones no pueden hacerme sentir menos extrañada. La gente de la cafetería a las afueras de la universidad, ven con asombro el deteriorado televisor del local y rápidamente las personas comienzan a comentar entre ellas. Sin dejar de lado la morbosidad del momento, Sasha busca en su celular cualquier artículo al respecto, dejándose llevar por los títulos amarillistas y las filtraciones de las fotografías de la escena en la que encontraron a aquel hombre viejo.

— Se lo merece —dice Mikasa después de que su rostro abandona la expresión de sorpresa y toma un sorbo a su batido de café y leche de almendras que usualmente pide en cada ocasión que desayunamos fuera de casa y de lo cual recién ahora me percato. Sasha quería decir algo que leyó en internet, pero el pedazo de pan que aún come le obliga a tragarlo primero antes de hablar.

—Shh, Mika, habla bajo —. Sasha dice esto con un intento de susurro que solo la hace ver aún más sospechosa.

—¿Qué? Es la verdad, ojalá ese viejo de mierda siga siendo apuñalado consecutivamente por cualquier cosa que esté más allá de la muerte.

—Si, parece muy poquito las puñaladas que recibió —Sasha se rinde y yo sigo sin comprender del todo.

—¿Cómo que se lo merece? —pregunto al fin, tras probar el último pedazo de omelette.

—Uff, hay aun muchas cosas de esta ciudad que debes saber —Mikasa se limpia el borde de los labios con la servilleta mientras saca la billetera de su mochila negra de cuerina—Pero con decirte que ese viejo horrible fue un abusador de mujeres y que casi todos en esta ciudad lo apañaron, basta y sobra.

Sí, con eso es suficiente, creo que, si Mikasa hubiese dado detalles de los supuestos abusos, la habría callado solo por el hecho de que no me pone bien escuchar eso. Aunque, aún cuestiono la muerte del alcalde con el rostro desconocido. Para la Ackerman, un hombre como él debió ser apuñalado más de diez veces e incluso, se replanteó la idea de seguir estudiando medicina, pues, si el alcalde hubiese sido llevado de emergencia, definitivamente ella jamás intentaría salvarlo. Se aqueja de su moral.

La camarera se acerca a nosotras, aún con la cara pálida por la noticia y entonces Sasha saca su tarjeta antes de siquiera esperar a que nosotras pagáramos nuestra parte.

—Hoy pago yo, como motivo de celebración.

La chica con el datáfono mira con extrañeza tras la frase.

—Además, mañana es la fiesta de bienvenida.

Una vez pagado el desayuno, nos dirigimos a la universidad. Le pregunté a Sasha por Yelena y solo supe que ella está validando algunos cursos, y que la está llevando pesada en literatura inglesa. En vez de ir hacia una de las puertas numeradas para el ingreso al campus, entramos al portón con el número cero que da al estacionamiento subterráneo de la universidad. Hay muchos autos, no suelo pasar por aquí por un hecho sencillo: no tengo un auto. Pero, cada vez que Connie, mejor amigo de Sasha, coincide horarios con la chica, ella pasa por aquí a saludar.

—¡Connie!

—Ay, ya llegó —dice él a otros dos chicos que están dentro del auto. Procede a reírse y Sasha le pega un manotazo. Son amigos desde escuela media y bueno, lo supe al escuchar algunas de sus conversaciones.

—Tu papá no es muy inteligente, Connie, no sé en qué momento se le ocurrió que sería buena idea entregarte las llaves de su auto.

—Creo que no te bastó con mandarme un audio argumentando eso, pero ¿ya te enteraste del asesinato del alcalde?

Mikasa me mira, es demasiado temprano y probablemente ambas nos quedemos conversando en el salón o en la biblioteca de medicina hasta que inicie la clase programada. Jean está dentro del auto, él y Mikasa comienzan a conversar a través de la ventanilla sobre la clase-práctica anterior ya que son el dúo de trabajo por esta semana. Yo comienzo a perderme una vez que escucho ambas conversaciones mezcladas como en un marmoleado filológico, pensando que, quizá fui bastante cortante e irónica con Eren ayer. Bastante.

No es de esperar que probablemente me lo tope en ciertos lugares, tampoco es que pudiera hacer algo con el hecho de que estamos en el mismo lugar de estudios. Quiero pensar algo con más libertad, Eren Jaeger tiene un atractivo innegable, pero igual no me cae bien del todo. Me gusta pensar que ya lo conozco completamente, pero de forma lamentable, creo que ni siquiera debimos habernos hecho pareja en ese entonces. He cambiado no sé cuántas veces de número de celular como una forma de huir de personas que solo saben quedarse quietas. Empecé a enojarme mientras Angie de los Rolling Stones suena desde el auto del papá de Connie.

Estoy segura que mi expresión facial delata mi leve enojo, pero mi frente ceñuda comenzó a suavizarse una vez me percaté de un auto bajar hacia esta zona de estacionamiento. Se estaciona un poco lejos de nuestro grupo, el conductor sale y para mi sorpresa, es el doctor Erwin Smith. Veo su perfil y lo primero que me hace pensar es "mierda, ¿qué hora es?" y presurosa, prendo mi celular sin desbloquearlo, solo para fijarme que aun tenemos un poco más de media hora. Lo segundo que pienso es que, "maldita sea, que vergüenza haber cruzado por largo tiempo las miradas aquel día en la playa".

Me pilla mirándolo fijamente, otra vez. Justo ahora, toda su figura apunta hacia mí y no hago más que asentir con la cabeza, simulando un saludo o algo y voltear a fingir tener una conversación amena con mis compañeros a pesar de haber perdido el hilo del dialogo desde que mencionaron al alcalde.

—No es justo, Sasha, te juntas con la que tiene mejor promedio de la facultad, para subir el tuyo. El de mi facultad, odia a todos menos a sí mismo.

Mikasa rueda los ojos mientras me pellizca el brazo. Yo desconozco quien es la persona con mejor promedio en el ciclo pasado, de la facultad de letras. Sasha se ríe y luego toma mi brazo. Prendo mi celular y voy a Instagram. Colt, ayer por la noche, me agregó a sus close friends, y lo único que veo allí, son más de 20 fotos y algunas ideas de conspiraciones sobre la muerte de aquel hombre odiado por Mikasa y muchas otras, el alcalde.

—No pienses tan mal, Connie, ¿no tienes fe en mí? Además, no soy pareja de práctica de Leonor, ella está ayudando al doctor Smith... Oh, allí va el doctor Smith, que guapo... ¡¿Qué hora es?! Mikasa prende el celular, Dios.

—¿Guapo? Te dobla la edad, Sasha —dice Connie riendo. Uno de los chicos que permanecía callado dentro del auto voltea a vernos, al parecer estaba dormido y por eso no se unía a la conversación. Veo a Jean darle un zape en la cabeza y luego echar a reír.

—Eso no es tan importante para mí ahora.

—Claro que es importante. Te recuerdo que pensaste lo mismo de mi primo.

¿El doctor Levi Ackerman? No pude evitar abrir la boca de sorpresa al conocer aquello de Sasha. La susodicha bufó.

—Pero es guapo ¿o no? Cuando lo pensé no sabía que era tu primo, tampoco hace mucha diferencia, Mika. También estoy segurísima que el doctor Smith no es primo de nadie de aquí ¿verdad?

—¿A qué hora salen de la última clase? Podemos ir a cenar todos juntos —interrumpe Connie.

—Ya no conozco ni qué es cenar —musita Mikasa con cierto sarcasmo, mientras frunce la boca. En todo caso, lo que dice es verdad. Sasha revisa su celular buscando la hora de término de la clase de hoy, pero yo me la sé de memoria.

—Oigan, no me cambien de conversación, como decía, el doctor...

Pongo un dedo sobre mis labios, alertando a Sasha a hacer silencio, quiero reírme por dentro. Erwin Smith parece acercarse, para salir del estacionamiento y recordando el timbre alto que se carga Sasha a la hora de hablar.

—Leonor —. La voz masculina me llama. Imagino rápidamente que es sobre algo de la clase que tenemos en media hora.

Me alejo de mis compañeros y me acerco a él. Mikasa y los demás parecen apresurarse para, de seguro, salir por la puerta que da hacia la parte posterior del estadio de la universidad. El doctor Smith y yo, nos dirigimos hacia la otra puerta de salida, que lleva directamente a la biblioteca.

Él comienza a hablar sobre lo que tiene preparado junto con el doctor Ackerman para la clase de hoy y, como soy yo una de las estudiantes de las prácticas que lo ayuda, estuvo comentando acerca de unas cintas de la videoteca. No tengo problema alguno en ir por algunos videos, pero eso me tomaría tiempo y no alcanzaría a llegar temprano a clase.

—Justo estaba pensando en eso, pero no te preocupes, tómate el tiempo de buscar con tranquilidad, voy a estar revisando algunos artículos que dejé en la anterior clase en lo que llegas —Me confirma. En la puerta de la biblioteca, pasan catedráticos de otras carreras y alguno que otro estudiante. Él sonríe y se le notan aún más las pestañas cafés y las mejillas levemente ahuecadas. Estaba a punto de retirarme a buscar los videos, pero el toque de su mano en mi hombro me enfría: fueron unas simples palmaditas antes irse a dictar clases. 

Como si fuera una niña pequeña.

¿Qué pasa? ¿Ya no me quieres? Recordé la voz de Eren cuando aún tenía 17 años, hablaba solo con sonrisas y pasaba sus dedos en el cabello corto que llegaba a mi nuca. Estas cosas ni siquiera las recordaba, desde que volví a toparme con Eren Jaeger, o simplemente haber soñado con él como algún tipo de mal augurio, recobré este tipo de memorias de ensoñación, aberrantes y extrañas, demasiado lejanas que me cohíben. Posiblemente, solo él es un obstáculo, alguna especie de óbice, que odio tener que superar por el hecho de que tengo que enfrentarlo primero y eso es algo que no deseo hacer.

—Luces pensativa —. Escucho la voz del Jaeger hablar. Pronto me di cuenta que no era parte de mis pensamientos, sino que realmente está saliendo de la videoteca justo ahora.

—¿Quién eres?

Leo, actúas pésimo.

—Bueno, en el guion no estaba escrito que tuvieras que hablarme ¿recuerdas? No nos conocemos —respondí sin mirarlo. No esperaba toparme con él hoy. Eren está al lado mío, subiendo las escaleras que yo tengo que bajar para llegar al inicio de la videoteca. Él parece divertirse; son dos escaleras "individuales" separadas por una baranda de cedro, por la derecha subes y por la izquierda bajas.

Solo veo sus pies de reojo, pero prontamente mis ojos van subiendo a observar su camiseta de esa, su banda favorita desde la secundaria, y un collar con un crucifijo, que me devolvió algunos recuerdos que principalmente solían ser míos, el cabello largo amarrado... Sus ojos puros, entre azul y verde como el mar caribeño simplifican en una armonía a mis ojos de aguas turbias y lodosas.

—¿Vas a seguir pretendiendo que no me conoces? —Algunas personas voltean a mirarnos tras escuchar su voz en lo que solía ser un imperturbable silencio.

—Lo acabas de arruinar. Parece que no soportas no poder hablar conmigo —digo con algo de fastidio. Pero Eren es capaz de distinguir cada leve emoción mía a pesar de mi habla neutral, él pasa de una escalera a otra, llegando detrás de mí y bajando a mi paso.

Unas dos chicas suben escalón a escalón y saludan animadamente a Eren Jaeger. Él responde alzando la mano y con una media sonrisa adornándole los ojos que ahora se notan inexpresivos. Ha sido sociable desde siempre y yo fingía sociabilizar desde que tengo memoria. Me gusta imaginar que quizás se aferra a mí por la nostalgia y que en verdad ya no me quiere de vuelta como podrá pensar cualquiera; sin embargo, presiento que es algo más que un simple capricho. No parece natural. Si vuelvo a pensar una y otra vez acerca de su rostro y la energía que irradia, podría hasta argumentar la falta de naturaleza humana, y a la vez, entre todo este espacio lleno de videos y cintas antiguas, puedo humanizar a Eren Jaeger como el antónimo de lo que fuese un salvador.

Ni siquiera perteneces aquí, en esta tierra y esta arena que suplica el mar.

—En eso estoy de acuerdo, Leo, quiero hablar contigo siempre. ¿No te has dado cuenta de que siempre que nos encontramos, hay una escalera por la cual en algún momento tenemos que bajar?

Sí, Eren Jaeger es un obstáculo en mi perfecta vida universitaria.


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⊰ 𝐍𝐎𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐔𝐓𝐎𝐑! ⊱

Les debo capítulos por las veces que no actualicé JAJANHA mañana llegará un nuevo capitulo por fin de mes <3 Espero que les haya gustado este.

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