Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐎𝟑 | 𝐀𝐋𝐌𝐀𝐒 𝐄𝐌𝐁𝐑𝐄𝐀𝐃𝐀𝐒



almas embreadas

Recuerdo del año 2017;


CONOZCO A EREN DE FORMA CERCANA, DESDE UNA FIESTA, no había dejado de mirarle en cuanto lo vi debido a que me fascinó la presencia de sus ojos vivaces y su aura de chico bueno-que aún conservó durante un tiempo-en una reunión escandalosa. Si describiera cómo era él y qué idea presentaba ante mi tras la primera impresión, fallaría. Era bastante normal a los 15 y 16, pero en la reunión hecha en su casa, la sonrisa que siempre le dedicaba a sus amigos y sus risotadas, se me habían hecho muy atractivas al igual que su cabello café, muy común, que se definía distinto en los pequeños destellos de luz de los focos blancos del patio de su casa. Lo cierto es que, antes de esa fiesta, nosotros apenas nos hablábamos: a veces solo consistía en saludos cuando nos topábamos en los recesos o cuando nos tocaba sentarnos juntos en clase. Yo era bastante aplicada en clase, no lo suficiente para ser considerada un primer o segundo puesto, pero si como para tener la aprobación de mi madre. Solía juntarme mucho con los chicos inteligentes del salón con claras intenciones, y aun así me dejaban quedarme.

Ver al Jaeger tomar mi brazo en medio de la calle bohemia, mirándome fijamente, me desbloqueó el recuerdo, esa sensación en el pecho a mis dieciséis, cuando me devolvió la mirada en esa fiesta, donde sus ojos verdes ni siquiera se distinguían entre esa luz y penumbra, pero estuvieron allí.

Hitch, una compañera de secundaria, fue quien me llevó a la casa de los Jaeger para divertirnos. Yo no comprendía su concepto de diversión, pero insistió tanto y terminé por aceptar su propuesta y dejar que estilizara mi cabello corto y en capas. La casa no estaba repleta de gente, y, sin embargo, podía identificar a todos y cada uno de ellos, solo viendo sus rostros. Y así, aunque no fue con tan altas expectativas, terminé riendo y bebiendo con un grupo de personas por esas cosas que dicen y hacen los estúpidos adolescentes. Entonces lo vi, y el me vio también, con alguna canción de Disclosure de fondo.

Pero una vez me sonrió, cada uno se perdió con un grupo de personas diferente. Y yo perdí a la única persona que conocía más que a todos los presentes, Hitch, de vista.

Algunos chicos habían empezado a fumar hierba en el patio de la casa, creyendo que es genial cuando en realidad apestaban a mierda y tuve que meterme a la cocina, donde el grupo más cercano a Eren al parecer, jugaban algún tipo de juego. Lo llamaban "las escondidas", típico juego infantil, pero con severos cambios: El primero en ser encontrado deberá beber 6 copitas de licor y convertirse en quien tiene que encontrar a los demás. Y así, sucesivamente. En ese momento imaginé que, mientras más ebrio uno esté, más fácil será de encontrar y, por tanto, serían entre tres o máximo cuatro personas que caerían en lo más bajo del juego.

Yo no quería ser una de esas tres o cuatro.

De hecho, recuerdo haber pensado en escabullirme y tratar de que no me hayan visto ingresar y escuchar todas sus reglas de juego. Pero lo hicieron.

—¡No te escapes, Leonor! ¡Ya te vi! —. La voz de Nifa, una chica mayor que nosotros, quien había repetido el curso más de una vez, me tensó cuando me había dispuesto a salir de la cocina. Volteé y los chicos se estaban riendo de mí mientras me hacían señas para juntarme con ellos. Eren me miró y sonrió otra vez, realizando un esbozo de risa tras cubrir sus labios. Me avergoncé, por consiguiente.

Quien ideó el juego fue Reiner, uno de los chicos más populares de la escuela media. Un chico rubio y alto, quien asemejaba a un hermano mayor y protector para todos, aunque por lo bajo parecía estar metido en cosas algo turbias, pero, al fin y al cabo, solo eran rumores en ese tiempo. Eren siempre solía estar con él.

—¡Yo cuento! —gritó Reiner con una sonrisa, antes de tragar alcohol desde una botella. Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando todos empezaron a correr en diferentes direcciones para esconderse. Ni siquiera sabía hasta qué número iba a llegar el rubio, pero de pronto me encontraba mirando todos los lugares posibles y todos parecían ser sitios muy accesibles como para que me encuentren. Hasta que salí al patio y al lado del grifo que utilizaban para regar las plantas, encontré una puerta blanca, que fácilmente alguien ebrio, podría confundir con la pared, puesto que era blanca al igual que toda la pintura de la casa. Sin embargo, cuando mi mano tomó la manija, se encontraba cerrada con llave y me frustré. La voz fuerte de Reiner llegando al número 50, me apresuró y saqué uno de los ganchos para cabello que me sujetaban el flequillo —que siempre odié, porque estaba mal cortado, no sé qué pensaba mi yo de 16 años—, y lo metí en la cerradura, moviendo con violencia hasta que abrió.

Entré, prendí una luz y cerré con llave desde adentro. El alivio que sentí en ese momento no se compara a ninguna situación actual. Supe que Reiner empezó a buscar, cuando técnicamente lo gritó, y yo, muy confiada de mi escondite, pegué la espalda a la pared y me deslicé hasta sentarme en el suelo, escuchando como se rasgaba mis medias negras casi trasparentes. Saqué mi celular y luego comencé a observar mejor el lugar. Solo una escalera que se perdía hasta abajo para llegar a otra puerta.

Mis ojos la observaron, el picor de la curiosidad me llenaba las manos, y, recuerdo pensar "quiero tantear la manija, y si está con llave, la dejo." Eso, hasta que el ruido de la manija de la puerta que daba a mi escondite, me asustó y me puse de pie por instinto. No, no podían entrar, eso pensé. Pero el sonido de llaves tras la puerta, fue lo que me llenó de nervios y pánico. Reiner no tiene llaves que den a esta puerta, porque esta no es su casa.

La puerta blanca se abrió y entró Eren Jaeger con prisa y cerró con su espalda la puerta antes abierta, tenía una llave dorada en mano. Me miró con sorpresa. Porque ambos nos encontramos en ese espacio estrecho antes del comienzo de las escaleras, donde su brazo desnudo se pegaba al mío. La música a todo volumen de la sala, resuena hasta donde estábamos, sintiendo mi estómago temblar. Sus ojos verdes me observan, de esa forma particular en la que él siempre observa a todos, pero su boca entreabierta debido a su anterior apuro a esconderse y su pecho subiendo y bajando, me hacen esquivar la mirada.

—¿Cómo llegaste aquí? —me preguntó para luego sonreír mostrando los dientes. Guardó la llave en uno de sus bolsillos del pantalón.

—Forcejeé la manija de la puerta con un clip de cabello —respondí sacando el gancho del minúsculo bolsillo de mi falda. Su sonrisa se ensanchó más y trató de no reír.

—Eres una chica sorprendente, Leonor —. Eren se separó de mí pegándose al otro lado de la pared. Aunque, aún así, seguía la distancia muy corta entre ambos—. Reiner no va a encontrarnos, vi al idiota tomar de más, otra vez, antes de llegar aquí.

—¿Tú crees? Sabes que él tiene resistencia al alcohol. Aunque dudo que tenga una llave para poder entrar incluso si está seguro de que estamos aquí.

—¿Y tú? ¿Tienes resistencia?

—Nunca he tomado tanto como para saberlo. Pero imagino que tú no.

—¡¿Yo?! -se señala a sí mismo con cierta burla.

—Luces un poco débil, Jaeger.

La luz de mi-nuestro-escondite, me recordó a esas luces de película de terror ambientada en un hospital en la noche. Casi amarilla, casi verde, a veces muy blanca. La música de Lorn sonó de fondo, Acid Rain.

—¡Pues no lo soy tanto! —dijo acercando más su rostro al mío, como si eso fuese suficiente para hacerme entender que estaba equivocada.

—Hey, baja la voz, nos van a encontrar —. Sonreí. El rodó los ojos y luego miró mis manos que sostenían mi celular.

—Con toda esa música, no creo —susurró más bajo de lo usual solo para fastidiarme.

Lo observé mucho mejor que todas esas veces sosas en clase. La camiseta negra pegada a su cuerpo y el olor a alcohol. Creo que esta es la conversación más larga que hemos tenido después de los simples "me prestas un borrador" o un "devuélveme el lápiz que te presté la semana pasada". Fue la primera vez, en que entendí por qué le lloraban sus exnovias. O al menos una parte de la verdadera razón. Su piel levemente morena, su cabello corto y café...

Unos gritos y risas nos alertaron. Al parecer Reiner encontró al alguien y lo obligará a tomar las seis copitas destinadas a ello. Eren y yo nos miramos otra vez, como si pudiéramos hablarnos mentalmente y decidir si salir o no.

Telepáticamente, coincidimos en que no saldríamos.

—Leo.

Fue la primera vez que alguien me llamaba así. Mi madre solía decirme que Leo sonaba masculino y que definitivamente no iba conmigo. Pero a mi realmente me gustaba, aunque, hablando de forma franca, nunca se lo pedí a nadie. Siempre imaginé que nadie me llamaba así por el hecho de que no fui tan cercana o solo pensaban como mi madre y no querían incomodarme.

—Préstame tu celular.

—¿Qué? No.

—Solo quiero tu número.

—Díctame el tuyo y yo lo agendaré.

—Pero, seguro ni siquiera vas a llamarme —. Se separó de la pared para sentarse en un escalón.

—¿Y tú cómo sabes? —fruncí el ceño.

—Uno de los chicos de la anterior fiesta de Reiner, habló de que tienes fama de nunca dar tu número a ningún chico y algunas otras cosas más.

—O sea, habló mierda de mí —. Me senté a su lado.

—Dijo otras cosas más, pero no te preocupes. Lo golpeé.

—Y, aun así, le creíste.

—Eso del número de celular es lo único verdadero de toda la mierda que dijo, Leo.

Comencé a reírme mientras procedió a dictarme su número, el cual guardé y luego procedí a llamarlo, para que así, él agendara mi número también. Nos olvidamos del juego de las escondidas, y nos pasamos hablando todo el rato sobre nosotros, y el castigo que posiblemente él reciba al día siguiente por hacer una fiesta cuando sus padres estaban de vacaciones en Brasil. Nunca me había reído tanto en un solo día. Y no creo que vuelva a reírme tanto como solía.

Bajamos esas escaleras, ambos tomados del brazo y saltando cada dos escalones, hasta que él se cayó y yo carcajeé tanto que me hinqué tras dolerme el estómago, y también tropecé. Eren tenía la llave para esa puerta, un sótano. Pero no íbamos al sótano porque queríamos, sino, el sótano conectaba con la puerta a una segunda cocina de la casa. Nos dio hambre y sed, así que esa era nuestra vía para no toparnos a nadie en el patio.

—¿Y qué hay aquí? —pregunté tras observar el sótano empolvado. Luego vi un gran sofá verde en el cual me senté.

—Tonterías que ya no utilizamos en la casa y algunas medicinas de mi padre.

—¿Tu padre es médico? —pregunté curiosa, aunque más por el hecho de que yo también tenía definido estudiar medicina.

—Sí. Pero últimamente se encarga de una morgue en otra provincia cerca al mar.

American Money, de BORNS comenzó a sonar más fuerte de lo usual que podía jurar que hacía temblar el sofá. Al parecer, Eren Jaeger tenía escondido algo en el sótano abandonado de sus padres. Comenzó a buscar en un cajón específico de un ropero y luego parecía dudar si mostrarme o no. Finalmente se acercó a mí con un cigarro. Pero eso ya lo conocía. Había visto un par arriba, unos chicos los dejaron sobre la mesa. Sonreí. Cómo odio el olor de los cigarrillos de cannabis.

Como si adivinara, Eren ladeo la cabeza.

—...O si prefieres algo más elegante —mencionó con cierta burla mostrando su otra mano, que mantuvo cerrada. Unas pastillas coloridas. Las tomé con una mano. El se puso un cigarro en la boca y lo prendió con su encendedor rojo mientras me observaba colocar una Molly en la boca. Unas polillas comenzaron a volar cerca y me dejé llevar por la tensión que sentí en los músculos. Me tomó de la mano y me hizo subir otros escalones para llegar a esa otra puerta de la segunda cocina.

Me sorprendí. Esta era una faceta de Eren que empecé a conocer de él. Casi no tenía algo interesante si solo te quedabas con su faceta escolar, pues solo era un "chico promedio": notas promedio incluso en deportes, nunca participaba en clase, pero solía tener una que otra pelea inútil por su lengua larga en el gimnasio del colegio.

Mi mente se llenaba de preguntas: ¿Quién te dio eso?, ¿tú lo hiciste?, ¿quién te lo vende?, ¿podré expiarme a mí misma una vez que lo pruebe?

Él comenzó a reír al verme moverme con el ritmo de la música. Me sujetaba la muñeca con un poco de fuerza porque siempre presentía que me iba a caer. Así fue como ambos iniciamos, cantando: así que llévame al paraíso de tus ojos verdes como el dinero americano, tú sabes tan bien, dulce como la miel de Tennessee.

En esa cocina estrecha y oscura, olvidamos que nuestros compañeros aún nos buscaban, que tenía que regresar a casa antes de las tres de la mañana y que él tenía que limpiar la casa antes de las cuatro, porque sus padres llegaban a las siete y nada de lo que pudo haber ocurrido allí, podría disiparse como la niebla tras los primeros rayos de sol.

Eren sujetaba mi cintura con un brazo y con el otro, tomaba a su amigo rubio, Armin quien llegó a la cocina de improviso, se topó con nosotros y nos metió la regañada de nuestras vidas para después reírse al verlo bailar sobre la mesa revestida de losetas de mármol blanco.

El lazo que formamos desde ese día, parecía inquebrantable. Sabía que por la canción que cantaste, que eras el amor de mi vida, o solo éramos adolescentes con problemas para compartir.

Así que, Eren toma mi muñeca ahora, con su cabello largo y su mirada seria. ¿En qué nos convertimos? Incluso la forma de tomar mi muñeca no ha cambiado. Nuestros recuerdos habían bañado en brea nuestras almas como a bisontes en ese material viscoso. Pero a diferencia de él, yo intenté con todas mis fuerzas salir aunque claramente era imposible, y Eren, dejó de pelear, y se hunde en esa masa oscura a la que yo siempre le tuve miedo.

—¿Por qué siempre haces eso? —dije y me solté de su agarre.

La gente sigue pasando y divirtiéndose. Ellos no saben nada.

Y yo no sé nada sobre ellos.


▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

𝐍𝐎𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐔𝐓𝐎𝐑! ⊱

Hay un gran contraste entre Leonor de 16 años y Leonor actual (23-24 años). Este capitulo ha sido un vistazo a un recuerdo de Leonor y creo que está bastante claro (¿ Normalmente, no me gusta colocar los recuerdos en cursiva. Por otra parte, en el video musical de American Money, la chica que aparece allí se asemeja a la protagonista en sus veintes, así que pueden echar un vistazo y disfrutar de la música uu

¡Espero que les haya gustado este capítulo! Nos leemos en el próximo capítulo <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro