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𝐭𝐰𝐞𝐥𝐯𝐞

Todo había comenzado con un simple "¿Quieres tomar un trago?"...


-Shh...Esper-ah...- Jeongin casi subido a la mesada del apartamento de Hyunjin, sujeto a sus hombros y con la cabeza tirada hacia atrás, ya que unos labios suaves chupaban y mordían su cuello a gusto y preferencia, mientras unas manos intrusas buscaban hacerse paso entre sus prendas para sentir más calor -A-Alguien puede vern-os...-Susurraba con dificultad, sintiendo ya un bulto en sus pantalones por las sensaciones que le eran otorgadas.

-Siempre estoy solo en casa...-Habló sobre su lechosa piel, mirándolo con las pupilas dilatadas y una sonrisa pícara, llena de pasión y lujuria en su forma más pura -...No estés tan tenso Innie-

Claro que eso logró convencer al pelinegro, quien ya no se encontraba en sus 5 sentidos, ya sea por el alcohol o por la droga del enamoramiento en si, pero solo se dejó ser.

Con ambas manos tomó la cara del mayor, yendo directo a atacar sus carnosos labios rojos que lo llamaban desde la primera vez que lo vio. Mentir sería decir que, a pesar de conocerse desde muy pequeños, no le tenía cierto gusto. Hyunjin era alto, de hombros anchos, figura similar a aquellas esculpidas por los mismos dioses, su rostro pequeño, ojos rasgados y esos benditos labios que cualquier chica moriría por tener, era simplemente perfecto en todo el sentido de la palabra.

Aquellas grandes y cálidas palmas pararon en su cadera, debajo de su pantalón, buscando liberarlo de aquella presión que era causada por sus mismas prendas. El calor de ambos cuerpos se emanaba por toda la sala y claro que no les podía importar menos, estando sumidos en su propio mundo, disfrutando de una cercanía e intimidad que, tal vez, toda su vida desearon tener.

-Demasiado lindo, mi tesoro-

En un movimiento rápido, la playera que el rubio poseía ya se encontraba en el suelo y las prendas inferiores de Jeongin junto a esta.

Sin aplicar mucha fuerza las piernas desnudas se abrieron, dando paso y enrollándose inmediatamente en la cadera que aún poseía prendas, sintiendo ambas erecciones frotarse siendo únicamente separadas por los pantalones de algodón que Hyunjin solía usar en sus días libres. Se sentía tan placentero para ambos, tan correcto, tan único y tan necesario.

-Más...P-Por favor hyun- Murmuró entre jadeos mientras la gran mano del mencionado subía y bajaba sobre su miembro, tal vez debería luego cambiarse de playera, pues todas las sensaciones cobraron su parte en blancas tiras que eran expulsadas con fuerza y acompañadas de un fuerte gemido. Se había corrido demasiado rápido.

Hyunjin tomó nuevamente sus caderas, volteándolo rápido para que ahora el pecho de Jeongin quedara sobre la fría mesada, causando un instantáneo jadeo al rozar con sus pezones sensibles, y así pudiendo prepararlo para lo que venía. Elevó su playera, mostrando una espalda firme y con piel de porcelana, algo que solía destacar mucho en su menor, incitándolo a dejar las mismas marcas que ahora adornaban su cuello.

En el momento que estaban por dar ese tan ansiado paso, aquel que habían esperado desde que se adentraron a la habitación, el teléfono sonó.

-Déjalo...- Le susurró Hyunjin al oído mientras intentaba que volvieran a lo suyo, pero el menor no estaba seguro.

Jisung y MInho habían decidido pasar el día juntos y así afianzar mucho más su relacion, aunque no era nada obvio que para todos eran casi una pareja en todos los sentidos. Aún así Jeongin dudó, claro que quería dejar el maldito teléfono sonando toda la tarde mientras era embestido fuertemente por el hombre que deseo toda su vida, pero no faltaba mucho para que el bebé de su mejor amigo naciera y deseaba poder estar ahí.

-Espera s-solo veré quien es- Intentó decir mientras alejaba levemente al mayor, que con solo su rostro expresaba su rotunda negación, un puchero y ojos en blanco. Tomó el aparato entre sus manos y no pudo sentir más temor al percatarse de la infinidad de mensajes que tenía de Minho -¡Vístete ya!- Le gritó con palidez, más de la que ya portaba.


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