[𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚]
5 años después...
El día parecía favorecerles en totalidad. Eran mediados de primavera, el clima no era ni lo suficientemente caluroso, ni tampoco frio, entonces para haber decidido hacerlo en un campo rodeado de frondosos árboles, parecía ser lo mejor.
Minho y Jisung se encontraban ahora mismo separados, cada uno en una carpa diferente de color lila para que así evitaran verse antes de la ceremonia oficial, como se suponía era la tradición. Jeongin y Hyunjin también se encontraban ahí ayudando a sus respectivos amigos, dándoles palabras para que entraran en confianza o arreglando algunos pequeños detalles en sus atuendos. Y por supuesto el, ya no tan pequeño, Jiwoong que ahora iba en preescolar, expectante ante la cantidad de personas y decoraciones que lo rodeaban.
-¿Estas emocionado de que tus papis se casen?- Preguntó Jeongin tomándole las manitas.
-Papá Min me dijo que ellos se casaron cuando yo nací, ¿Para qué es esto entonces?- Respondió de una manera inocente pero a la vez inteligente, abultando sus mejillas y frunciendo su ceño, era una perfecta convinación de Minho y Jisung que nisiquiera había lugar a dudas.
-Bueno, eso es verdad, pero hacer una ceremonia oficial junto a tus abuelos, tíos y familiares, ¿No te emociona al menos que tus papis estén felices?- El pequeño asintió -Entonces sonríe un poco- Le animó con entusiasmo.
-No lo presiones tanto- Le regañó mínimamente Jisung, mientras se veía frente al espejo de cuerpo completo. Vestía un traje blanco como la leche, con bordados finos y leves tules adornando sus mangas, se veía como todo un príncipe salido de un cuento de hadas. Sumado su cabello crecido y ondulado, con aretes de plata relucientes que resaltaban entre las hebras. El maquillaje que había elegido, realizado por una maquilladora profesional que la madre de MInho eligió, consistía en un sombreado de ojos marrón, una tinta rojiza haciendo ver sus labios deseables y unos pequeños brillos que resaltaban en sus ojos, nariz y pómulos.
Mágico, simplemente mágico.
-Cuando apenas era un bebé solía ser tan risueño con mi compañía, ahora apenas si sonríe Hannie- Puchereó. A Jeongin desde el nacimiento de Jiwoong le había agradado más la idea de los niños pequeños, ver y ayudar constantemente a su mejor amigo se volvió una rutina que no le desagradaba en lo absoluto y no podía imaginar el día en el que un retoño propio toque su puerta -De igual modo, déjame ver una sonrisa Woonie- Dijo mientras con su teléfono apuntaba al menor.
[Foto]
-¿Donde esta papá Min?- Preguntó sin más, haciendo suspirar a Jeongin quien se encontraba feliz de coleccionar una más de las tantas fotos que tenía del pequeño. No podía evitarlo, ¡Era tan tierno!
-Esta en la carpa del frente, pero bebé espera- El menor estaba por irse, pero un llamado de parte de Jisung le hizo voltear antes de poder cruzar las telas -Recuerda guardar el secreto- Le sonrió con un aura maternal y de ojos brillantes, no solo por el maquillaje. Jiwoong se limitó a asentir con una mirada cómplice y se dispuso, ahora si, a ir a donde Minho se encontraba, aunque por otro lado el pelinegro de ojos de zorro se encontraba algo confundido.
-¿Qué secreto?- Jisung solo negó con una risa -¿Hannie? Dime~-
Por su parte, el pequeño corrió a paso rápido hasta llegar a la carpa donde anteriormente habían dicho que se encontraba su papá, algo nervioso, mientras observaba su reflejo y acomodando su cabello por milésima vez. Vestido con un traje completamente negro, camisa blanca sin corbata dejando así ver sus clavículas, adornadas con un collar de perlas oscuras. Acompañado de unos relucientes zapatos marrones y su cabello lacio color castaño. Hyunjin estaba a su lado, abrazándolo por los hombros como los buenos amigos que eran.
-¡Ya deja eso!- Dio un leve golpe en la mano del mayor, quien no dejaba de arreglar hasta el más mínimo detalle de su apariencia -Incluso si te ves como todo un vagabundo, Jisung te va a adorar-
-Lo se, pero... No entiendo por qué estoy pensando demasia-
-Papá- Una vocecita detuvo las palabras de ambos, haciendo que voltearan y se encontraran con un pequeño pelinegro, con el ceño fruncido y unos ojos redondos brillantes, casi como siempre solía ser. Este solía ser bastante apegado a sus padres por igual, sin tener preferencias por uno o por el otro, pero estaba claro que una gran parte de la inteligencia que Minho poseía se le había heredado. Sabía con quien hablar de ciertos asuntos y con quien no.
-Hey, campeón- Saludó Hyunjin tomándolo en brazos. Jeongin lo envidiaba mucho, ya que a pesar de que él pasaba más tiempo con el menor, este parecía siempre llevarse mejor con Hwang.
Como por arte de magia, con solo ver aquellos pequeños ojos todo rastro de nerviosismo desapareció del cuerpo de Lee Know.
-¿Qué ocurre, bebé?- Le preguntó con dulzura en sus palabras, con uno de sus dedos rozando apenas una de sus regordetas mejillas y visualizando como de inmediato este sonreía un poco.
-¿Cuándo volvemos a casa?- Aquella inocente pregunta hizo carcajear a sus mayores, pero era comprensible el hecho de que quisiera volver, nunca habían estado en una boda o en algún evento familiar de tal magnitud. Ellos solían ser una pequeña familia de 3 que no salía mucho y, cuando lo hacía, solo era a un parque cercano.
-¿Qué ocurre? No me digas que estas aburrido- Insinuó el pelicrecido con los ojos entrecerrados -¿Por qué no jugamos entonces? Qué tal...¡Cosquillas!-
Entonces fue que Minho paso a ser espectador de un sin fin de risas y carcajadas provenientes de un pelilargo de 31 años y un pequeño de apenas 5, que a pesar de las diferencias de edad, peso y altura, compartían complicidades y juegos bastante absurdos para los adultos como tal.
-A veces me pregunto porque las personas que amo se juntan con patanes como tu- Le empujó el hombro ligeramente.
-Tu hermano no dice eso- Carcajeó con una voz aguda, haciendo bufar al castaño mayor que de inmediato le tomó de la oreja -Hey, hey, eso duele- Se quejó, sacándole una risa a Jiwoong.
-Habrá que enseñarle al tío Hyunjin a ser respetuoso, ¿No lo crees Woonie?- De inmediato el pequeño asintió con la misma complicidad que tu padre, ahora logrando que Hwang bufara.
-No es justo- Puchereó -Pero sabes, esto es algo bastante nuevo entre nosotros...-Comenzó a decir mientras bajado con cuidado a Jiwoong de sus brazos, observando como iba a sentarse en una pequeña banca a un lado. Aunque no entendiera la platica de adultos que iban a tener, le gustaba pasar tiempo con Hyunjin y su padre -Jeongin siempre habla de que le gustaría tener a un Jiwoong en su vida-
-¿Hablas de...?-
-Llevamos saliendo estos 5 años, y ahora creo que quiere un bebé- Suspiró sonoramente, con ambas manos tirando su cabello hacia atrás y cerrando los ojos.
-¿Qué piensas hacer, amigo mío?- Le dio un abrazo de hombros, intentando así ser un apoyo al contrario de como estaban hacer unos minutos. Conocía bien a su hermano y sabía que desde el nacimiento de Jiwoong, este había tenido aquellos sentimientos atascados en su pequeño corazón.
-Realmente es algo de lo que no estoy seguro, me siento feliz cuando paso tiempo con ustedes y claro que amo los ojos brillantes de Jeongin cuando tiene a cualquier bebé cerca, pero...- Hyunjin dudaba mucho de sus capacidades, probablemente como Minho llegó a hacer en algún punto. Era fácil pensarlo, pero no cualquiera estaba hecho para ser padre y nadie te enseña nunca como serlo -¿Te imaginas un hijo mío? Sería guapísimo sin lugar a dudas- Minho le empujó levemente -Ya, ya, solo siento que lo estoy pensando demasiado-
-No puedo intervenir mucho en eso, pero es mejor que lo hablen y lleguen a un acuerdo. Los problemas económicos no son un problema, tienes buen trabajo y buenos ingresos, y en cuanto a Jeongin ya esta graduado entonces no tendrían mayores inconveniencias- Explicó con breves palabras, viendo como el contrario se limitaba a asentir con los labios apretados -Lo único que falta es poner en claro que es lo que quieres para tu futuro-
-Si eso pasa, ¿Tendré un primo para jugar?- Preguntó de la nada el más pequeño de los 3, una vez más sacándoles una risa. Las preocupaciones de Jiwoong claramente no eran mucho comparadas con la de Minho y Hyunjin, pero siempre adoraban lo espontáneo que era a la hora de preguntar o suponer cosas.
-No Woonie-
-Estamos listos ya- Los interrumpió la voz de una muchacha de cabellos color chocolate, una de las encargadas que la madre del castaño había contratado para organizar todo y dirigir al personal e invitados. Por lo poco que sabían era que se llamaba Jang Wonyoung.
-Luego arreglaremos ese ligero problemita, ahora...-Dijo Hyunjin tomando al mayor de los hombros y acomodando un poco más su traje y cabello -Toda la atención está en tí, mi amigo y compañero de la vida. No suelo ser muy sentimental, pero mereces todo esto y espero llegar a anciano viéndolos igual de enamorados como hoy-
Terminadas de decir aquellas tan emotivas palabras y al cabo de unos minutos, Minho ya se encontraba caminando hacía el altar, donde la vista que le era otorgada desde allí le provocó entre vergüenza y ganas de llorar. Todos sus familiares, amigos, e incluso la madre con la que Jisung creyó haber cortado lazos, se encontraban de pie frente a él con brillantes sonrisas, incluso su propia madre ya se encontraba llorando del solo verlo. Solo se limitó a negar levemente, con una sonrisa ladina y una mirada melosa.
Una vez la música comenzó sus ojos se dirigieron a una sola dirección, los blancos telones se abrieron, dejando ver entre estos dos figuras que ya conocía. Una de ellas era su padre, vestido tan elegante como siempre había sido y a su lado, un ángel nunca antes visto, un chico de ojos preciosos portando un traje blanco liso, la sonrisa en su rostro no pudo evitar aparecer, contagiando a su ahora esposo como una enfermedad al toser.
Sus pasos eran tranquilos y sin apuro ni corridas, logrando hacer a otros aplaudir con grandes sonrisas. Adelante de ellos se aproximaba, un pequeño pelinegro de mejillas rosadas, en una de sus manos una canasta y en la otra pétalos mágicos arrojaba.
-Mis amores- Susurró con melancolía, esperando que aquella linda vista le sea recordada noche y día.
Al momento en que menos de un metro de distancia los separaba, extendió su gran mano, inmediatamente siendo atrapada por los suaves dedos del menor y con un brillo mucho más hermoso en sus ojos, ya sea por el deslumbrar que emanaban el uno al otro o por estar cumpliendo un sueño del cual nunca esperaron ser participes. Perdidos en su propia aura, los momentos parecieron eternos.
Jisung recordó aquella primera vez que había visto a Minho, un día como cualquier otro cuando esperaba que Jeongin llegara a su clase temprano en la mañana, fue una gran sorpresa el verlo llegar en un auto deportivo último modelo y acompañado de un hombre tan atractivo. Le daba pena preguntar si su amigo tenía una clase de amorío con un hombre mayor, ya que apenas llevaban pocos meses de amistad, pero no tardo mucho en responder sin siquiera cuestionar
"Mi hermano Minho"
Ahora tenía una cara completamente opuesta de él, una amorosa, decidía y dispuesta a dar hasta su último centavo si se trataba de su familia. Y a pesar de que nunca imagino que todo esto ocurriría, es decir, quedar ebrio torpemente en una fiesta y luego descubrir que por una clase de malformación en su cuerpo había quedado embarazado siendo un chico. Incluso con todo eso, se sentía orgulloso de nunca dejarse ceder ante todos esos impulsos por terminar, de rendirse al no creer poder con su propia vida y menos con la de alguien más.
Entonces cuando esa pregunta se escuchó, todos estaban ansiosos aún sabiendo la respuesta.
-¿Aceptan estar juntos, en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, e incluso más allá, hasta que la muerte los separe?-
-¡Si acepto!-
Los gritos y aplausos no tardaron en aparecer, pero ambos, Jisung y Minho parecían tan ajenos a todo que con delicadeza en sus actuares se fueron acercando, chocando sus labios y disfrutando de un momento que hace unos pocos años nisiquiera habían imaginado.
Dos personas con vidas distintas. Han Jisung de 20 años, estudiante con calificaciones medias-altas, viviendo ajeno a toda su familia y con un miedo al fracaso más grande que él mismo. Lee Minho, de 26 años, empresario conocido a nivel nacional por sus resultados académicos y atractivo físico, parte de una de las tantas familias más adineradas del país y recibiendo el apoyo completo de la misma. Dos almas que nunca planearon encontrarse, pero aún así lo hicieron, incluso si no había sido de la mejor manera, ocurrió.
Actualmente, Jisung con 25 y Minho con 31, eran conocidos por ser una de las parejas más conocidas y en boca de todos, fue un total revuelo cuando fue anunciado el casamiento del mayor y aún más tras saber que formaba parte de una familia homoparental con un pequeño de 5 años. Pero si les agradaba o no su relacion poco les importaba, ya que querían lo mejor para Jiwoong y deseaban seguir siendo un gran equipo como lo habían sido apenas estos 5 años.
-¿Hasta cuando seré tu tipo de chico lindo?- Preguntó con algo de gracia.
-Hasta que la muerte nos separe-
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