Prácticas 🔹 L e e K n o w
Hwang Hyunjin no se percibía como una persona perfeccionista, a menos que se tratara del baile o del arte.
Era sábado por la mañana y un madrugador Hyunjin ingresaba al edificio de JYP con la intención de mejorar sus movimientos de baile. No es que lo hiciera mal, pero si era posible hacerlo mejor entonces sería capaz de pasarse todo su tiempo libre encerrado en la sala de prácticas hasta que sus pies se bañaran de sangre.
Al entrar al edificio se dispuso a saludar a algunos colegas con los que se iba cruzando en el camino, hasta que finalmente llegó a su objetivo. Abrió la puerta despreocupado, pues sabía que a esa hora no habría nadie, ya que se sabía que la mayoría de los grupos ―por no decir que todos―se encontraban ocupados en sus actividades programadas. Sin embargo, al ingresar a la habitación fue sorprendido con la imagen de un enérgico Lee Minho practicando, completamente sudado y sin remera; la vista que tenía era de más tentadora, posiblemente medio fandom se moriría si viera esa escena.
―Hola hyung. ¿Qué hace aquí tan temprano? ―saludó Hyunjin mientras cerraba la puerta detrás de sí.
Minho al notar su presencia paró de bailar y pausó la música para luego saludarlo.
― ¿Por qué no podría estar aquí? ―preguntó con gracia mientras le pegaba un par de sorbos al agua.
Hyunjin quedó hipnotizado, viendo el recorrido que hizo el chorro de agua que se había escapado de entre los labios ajenos. De repente hacía mucho calor.
―Es sólo que pensé que estaría viendo anime con Jisung ―contestó el peligris, saliendo del trance.
Era de conocimiento general para todos que los sábados Minho y Jisung se reunían en el cuarto del primero a ver anime casi todo el día, siendo esto ya una tradición casi inquebrantable. Es por esto que a Hyunjin se le había hecho extraño encontrar al mayor practicando a esa hora, ese día en específico.
―Hannie está componiendo con Changbin y Bangchan ― le explicó Minho―. ¿Tú qué haces aquí? ¿No deberías estar aprovechando tu tiempo libre en pintar o algo así? ―interrogó con curiosidad.
―No, quería perfeccionar mi baile. Ya he pintado suficiente en estos días ―contestó Hyunjin.
―No has pintado lo suficiente ―negó Minho, haciendo que Hyunjin levantara una ceja ―. Te falta retratar a ese Adonis ―dijo mientras se señalaba a sí mismo, más específicamente su torso levemente ejercitado.
―Hyung, usted ya es una obra de arte andante, no hace falta retratarle ―le siguió el más joven.
― ¿Me estás coqueteando? ―preguntó un sonriente Minho.
―Claro que no, sólo estaba siendo amable ―desestimó, fingiendo desinterés ―. De todas formas. ¿Le molesta si me uno a su práctica? ―preguntó expectante, aunque ya sabía lo que le contestaría.
―Claro que no, siempre y cuando luego me dejes tocar tu trasero ―respondió el mayor, y Hyunjin contestó con un "Está bien" mientras rodaba los ojos, aunque en realidad esa extraña maña del mayor no le disgustaba del todo.
Una vez llegados a un acuerdo, ambos chicos se dispusieron a practicar las coreografías que conformaban el último álbum del grupo. Tanto Hyunjin como Minho eran excelentes bailarines, tenían su propio estilo que los distinguía del otro, así como sus fuertes y debilidades; estas características conllevaban a que entre ambos se complementaran perfectamente. Si alguno de ellos tenía problemas con un paso en específico, el otro no dudaría en ayudarlo de inmediato, así como también solían intercambiar opiniones, consejos y críticas constructivas en referencia al baile del contrario. En resumen; eran el dúo perfecto.
Como era de esperarse, las prácticas fluyeron con tranquilidad. Cuando la música sonaba el dúo se concentraba por completo en los movimientos de su cuerpo, sin olvidar de tomarse unos minutos para descansar y tomar agua mientras discutían sobre las coreografías. Sin darse cuenta, el tiempo fue pasando rápidamente, hasta que ya habían pasado cuatro horas desde que comenzaron a practicar. Por lo general, cuando hacían prácticas generales estas tenían una duración de entre cinco u ocho horas, dependiendo de las dificultades que se presentaran en aquellos momentos.
Cuando el agotamiento cayó sobre sus cuerpos dieron por finalizadas las prácticas de baile. Ambos se desplomaron sobre el frío piso de madera mientras luchaban por regular sus respiraciones.
―Creo que es suficiente por ahora ―dijo Hyunjin mientras se sacaba la remera, cuya tela parecía querer fundirse con la húmeda piel.
Minho asintió en silencio mientras se daba viento con su gorra.
Hyunjin contempló el silencio repentino que se había formado, cual supuso se debía a que su mayor estaría demasiado cansado como para hablar, ya que era normal que a veces éste se quedara callado cuando se le gastaba la energía. Pero cuando se Hyunjin se giró hacia el otro, se percató cómo le observaba con detenimiento, sin quitarle la mirada de encima ni un solo segundo; sus grandes ojos le recorrían descaradamente, comenzando desde el cuello y terminando el recorrido en el borde del pantalón. Cuando sus miradas chocaron Minho le dio una media sonrisa.
―Jeongin tenía razón. Te ves más que sexy cuando sudas ―dijo el mayor, rompiendo con el intenso silencio.
Hyunjin dejó escapar una risa nerviosa y luego peinó su cabello hacia atrás.
― ¿Qué tan sexy le parezco, hyung? ―se animó a preguntar, influenciado por su ego. Los halagos podían hacerle sintir avergonzado a veces, pero en contraparte; también provocaban que su ego creciera, brindándole más confianza.
―Mmn, por lo general, y sin importar lo que hagas; luces sexy ―mencionó el castaño ―. Pero cuando bailas o te ejercitas, diría que te ves erótico ―terminó por admitir, mientras desviaba la mirada.
Hyunjin notó entonces cómo las orejas del mayor se tornaban rojas.
El foco imaginario sobre su cabeza se encendió.
―Hyung, eso no es erótico ―negó mientras sonreía. Se movió de su lugar para acomodarse cerca del otro ―. Puedo ser verdaderamente erótico, haciendo otra cosa que no es bailar ni ejercitar ―dijo en un tono bajo y ronco, muy cerca del oído del castaño.
Minho tragó duro y se giró a mirarlo, quedando cara a cara, con las puntas de las narices casi rozándose. Y entonces, tras unos largos segundos mirándose, Minho cortó la distancia que los separaba. Sus labios se entrelazaron como si se conocieran de toda la vida, besándose con una creciente necesidad que amenazaba con ir más allá de unos simples besos. Minho rodeó el cuello del contrario con sus brazos, como si quisiera mantenerlo aún más cerca de sí mismo si eso era posible, y las grandes manos del menor lo acomodaron sobre sus muslos, tomándolo del trasero.
―Hyung, ¿es un buen momento para seguir lo que nos quedó pendiente la vez pasada? ―preguntó Hyunjin tras cortar el húmedo beso, para luego dedicarse a lamer y besar desde el cuello hasta los anchos hombros del chico, causándole unos placenteros escalofríos.
― ¿A qué te refieres? ―indagó confundido, demasiado concentrado en la manera en la que Hwang apretujaba su trasero mientras devoraba su cuello.
―Me dijo que me dejaría seguir ―le recordó Hyunjin.
Entonces Minho lo recordó. Aunque no le convencía del todo seguir en ese lugar.
―No me siento cómodo en este lugar ―se sinceró Minho, preocupado e inseguro ―. Alguien podría descubrirnos.
Hyunjin lo apartó suavemente, y luego procedió a cerrar la puerta de la sala con cerrojo. Después se sentó sobre el único sofá que allí había e hizo señas para que Minho se acercara, y éste así lo hizo.
―La sala estará desocupada hasta las tres, que es cuando las chicas de Itzy practican ―comenzó a decir mientras lo atraía por la cintura y lo sentaba nuevamente sobre sus piernas ―. No hay nada de qué preocuparse, hyung ―le tranquilizó en tanto acariciaba su cintura con la mano, mientras hacía lo mismo en su mejilla con la otra.
Minho se notaba dudoso, pero recordar que Chaeryeong también le había mencionado sobre el horario de sus prácticas terminó por hacer que bajara un poco la guardia. No quería arriesgar su reputación, pero las ganas de sucumbir a la tentación eran más grandes que su moral.
―Si nos descubren te mataré ―amenazó Minho, mientras volvía a enredar sus brazos alrededor del peligris.
―No nos descubrirán, confíe en mí ―fue lo último que dijo Hyunjin antes de unir sus labios nuevamente, retomando la sesión de besos.
El chasquido de aquél par de labios resonaba en toda la sala, acompañados de pequeños gemidos tímidos que denotaban complacencia. Las manos inquietas de Hyunjin se entretenían apretando los glúteos ajenos mientras lo movía sobre su propia erección, haciendo que Minho se calentara al sentirlo rozarse en su trasero.
―Hyung, se ve demasiado caliente moviéndose sobre mí ―susurró Hyunjin al ver cómo las caderas del chico se meneaban de forma sugestiva.
― ¿Te gusta así, Hyunne? ―indagó, haciendo un vaivén con sus caderas mientras se sostenía de las rodillas del menor, dándole una primera plana de sus abdominales marcándose por el movimiento de su cuerpo. Sus pectorales abultados y brillosos por la transpiración, y esos esbeltos muslos flexionados adornados del ceñido short se veían demasiado bien en el mayor.
Lee Minho era sin lugar a dudas un hombre hermoso y tan caliente como el infierno, y Hyunjin era un pecador dispuesto a probar aquél apetitoso fruto prohibido.
Sin darle tiempo a reaccionar, Hyunjin lo tomó por la cintura, para luego recostarlo rápidamente a lo largo del sofá, colocándose entre los gruesos muslos de Minho.
―Me gustaría más verlo sin ropa, Minho hyung ―declaró, irguiéndose hacia él ―, gimiendo mi nombre con esa preciosa boca que tiene ―y tras susurrar esas palabras comenzó a besarlo con evidente necesidad, introduciendo su lengua para saborear lo más que podía, hasta casi dejarlo sin aliento.
―Hyunjin-ah ―gimió Minho cuando el nombrado bajó a chupar y masajear su pecho, aquella parte de su cuerpo que era especialmente sensible. La escurridiza lengua recorriéndolo estaba haciendo que se mojara incluso más de lo que ya estaba.
Los gruesos labios fueron bajando lentamente, dejando un rastro de besos húmedos hasta llegar a la mojada erección que clamaba por ser atendida.
― ¿Hyung está emocionado? ―inquirió un risueño Hyunjin. Minho se sonrojó fuertemente como respuesta.
―Deja de hablar. ¿De casualidad no tienes un botón para silenciarte? ―interrogó, sarcástico e impaciente.
―De hecho sí, aquí ―Hyunjin se bajó las prendas inferiores, haciendo que su pene rebotara fuera de su bóxer ―. Para activarlo deberá hacerlo con la garganta, de lo contrario seguiré hablando.
Minho lo observó con una expresión de sorpresa y vergüenza. Conocía a Hyunjin desde hace ya varios años, así que le había tomado por sorpresa conocer ese lado de él. El Hwang Hyunjin de actitud impredecible y dramática ahora se había convertido en un chico lascivo y desvergonzado. Pero eso no quería decir que no le gustara, todo lo contrario; le encantaba.
Después de tanto tiempo conformándose con follarse lindos traseros, Minho se había terminado aburriendo y necesitaba a alguien que lo dominara de la misma forma en la que él solía hacer con sus amantes; y ese alguien era Hyunjin.
― ¿Ah sí? ―Minho copió la acción del menor, y tras liberarse de los pantalones y la ropa interior sostuvo sus piernas, abriéndose para su dongsaeng― ¿Te parece bien si en vez de mi garganta uso mi trasero? ―preguntó con picardía.
Cuando la mirada de Hyunjin se concentró en el rosado y pequeño esfínter se relamió los labios, ansioso y tentado. No lo pensó dos veces y de inmediato se asomó entre los muslos ajenos, devorando con gusto ese pequeño agujero.
―Mhn, Hyunjinnnie, que rico se siente tu lengua en mi trasero ―jadeó Minho, encantado con aquella nueva sensación que estaba experimentando.
―Esto es sólo el principio, Minho hyung ―comentó Hwang, y luego acarició la cara del mencionado con dulzura ―. Haré que se sienta tan bien, hasta que ya no pueda parar de gritar mi nombre ―sus largos dedos se posaron sobre los esponjosos labios ―. Ahora sea un buen hyung y chupe ―ordenó, bajo la atenta mirada de un excitado Minho.
Minho acató la orden sin rechistar, comenzando a chupar y lamer los largos y finos dedos hasta dejarlos completamente empapados de saliva.
―Ahora relájese, voy a preparar su lindo trasero ―avisó el peligris mientras alineada el índice contra el esfínter virginal ―. ¿Está listo? ―preguntó. Pues si bien para este punto se encontraba predispuesto a seguir, si su mayor decidía echarse para atrás él lo respetaría. Para Hyunjin, el sexo debía ser disfrutado por ambas partes, de lo contrario no tenía sentido practicarlo.
No obstante, Minho reafirmó el agarre de sus piernas y respiró profundo, terminando por asentir, seguro, pero un poco nervioso. Sería la primera vez que algo ingresaría en su trasero, y recordar las muecas de molestia y dolor que hacían sus amantes antes de perder la virginidad con él lo ponía aún más nervioso. Esto por supuesto no pasó desapercibido por Hyunjin, que enternecido y preocupado por su nervioso hyung se acercó a besarlo, en un intento de disipar los pensamientos de inquietud.
―Tranquilo, si necesita que pare sólo dígamelo ―dijo Hyunjin, posando su sien sobre la del otro ―. Quiero que disfrute igual que yo.
―Es que...esta es mi primera vez ―mencionó Minho, levemente sonrojado.
―Lo sé, por eso necesito que se relaje y confíe en mí ―susurró dulcemente sobre sus labios, para luego depositar un casto beso sobre ellos.
Entonces Minho tomó a Hyunjin por las mejillas y comenzó un húmedo beso. Y tras cortarlo le dijo:
―Confío en ti, Hyunjin-ah.
El mayor sonaba ahora más tranquilo, pues saber que Hyunjin se preocupaba por el bienestar y placer de ambos le dio cierta seguridad, ya que sabía que había quienes priorizaban sólo en sí mismos, sin importarles lo que el otro sintiera.
―Ahora prepárame bien. Necesito sentir tu largo pene perforarme el trasero ―declaró Minho, denotando cuan necesitado se encontraba. Lo quería dentro suyo, necesitaba explorar qué tanto placer podía otorgarle el menor.
Lo había visto muchas veces bailar, y sabía lo bueno que Hyunjin era moviendo sus caderas, por lo que no dudaba de que esa habilidad lo dotara de ser bueno en el sexo.
Teniendo la seguridad de que Minho se sintiera listo, Hyunjin se enderezó en su lugar, para luego dejar caer un grueso hilo de saliva sobre la entrada del mayor. Lo volvió a mirar, preguntándole silenciosamente si podía empezar, recibiendo un suave asentimiento como respuesta.
El primer dedo se fue introduciendo lentamente, hasta ya estar dentro por completo, se mantuvo quieto un rato para que el castaño se acostumbrara a la nueva sensación, y cuando ya hubo pasado el tiempo adecuado empezó a moverse dentro y fuera. Esta acción volvió a repetirse cuidadosamente un par de veces más, mientras el miembro de Minho era atendido por la boca del peligris, de esta forma logrando distraerlo con éxito.
―Ahí, Hyunjin, sigue tocando ahí. Se siente genial ―pidió Minho, absorto en el placer que los dedos del nombrado le estaban dando ―. Más profundo, por favor ―suplicó nuevamente.
Para ese punto, Minho ya estaba prácticamente acostumbrado a la intromisión en su interior, habiendo descubierto lo increíble que se sentía ser estimulado en ese lugar de su cuerpo.
Hyunjin hizo caso al pedido, metiendo sus dedos más profundo y haciendo movimientos de gancho con los extremos de las falanges, logrando tocar el punto dulce de Minho casi de inmediato. Cuando el mayor comenzó a gemir alto mientras arqueaba la espalda supo que no faltaba mucho para que este se corriera, así que siguió con los movimientos mientras su mano sobrante se encargaba de masturbarle, sin dejar de chupar la punta del para ese entonces caliente miembro.
―H-hyunjin, Dios, no puedo más ―exclamó Minho, agitado. Su corazón estaba latiendo rápidamente, los músculos de sus piernas y pies se tensaron, y tras sentir esa familiar sensación en su pelvis, terminó por alcanzar un intenso orgasmo, tan diferente de cualquier otro que haya tenido en el pasado. Su esencia se liberó en la boca de Hyunjin, quien tragó hasta la última gota de semen.
―Los gemidos de hyung son tan lindos ―dijo Hyunjin mientras se enderezaba y luego sostenía una pierna del contrario, quien yacía exhausto mientras trataba de tranquilizar los latidos de su jadeante corazón ―. Me encargaré de que gima aún más fuerte. Quiero que grite mi nombre hasta que su garganta arda ―y tras decir aquello alineó su miembro y entró en Minho de una rápida estocada.
― ¡Hyunjin! ―exclamó sorprendido, abriendo sus ojos como platos.
― ¿Duele? ―preguntó el peligris, pero Minho negó.
―Es sólo que me tomaste desprevenido. Pero no duele ―contestó ―. Puedes moverte, a este punto ya me he acostumbrado.
Hyunjin entonces se dio la libertad de moverse sin mucho cuidado, comenzando un vaivén constante mientras sostenía las piernas de Minho para estabilizarse mejor.
―Está tan apretado como me imaginé ― gruñó Hyunjin mientras apretaba con gusto los gruesos muslos ―. Creo que podría volverme adicto a la forma en la que me aprieta ―y siguió ejerciendo presión hacia abajo, dejando las piernas de Minho casi pegadas a su torso, obteniendo así un mejor acceso.
― ¡Ah! ¡Ah! ¡Ohh! H-hyunne se mueve genial ―decía Minho entre gemidos incesantes ―. Más fuerte, necesito sentirte más adentro ―imploró, mirándolo con esos ojos brillosos y de apariencia sumisa, mientras fruncía el entrecejo de una manera lastimera que provocó en Hyunjin la necesidad de dominar a su mayor por completo.
―En cuatro ―ordenó Hyunjin tras sacar su miembro del interior del castaño ―. Dese la vuelta y apóyese sobre sus rodillas y codos ―especificó demandante.
― ¿A-así? ―preguntó Minho, colocándose como le habían indicado, pero en cambio obtuvo una serie de fuertes penetraciones que le hicieron gemir alto sin poder evitarlo.
Hyunjin puso todas sus fuerzas en sus caderas, embistiendo duramente a su hyung, mientras lo sostenía de la cintura de forma que pudiera manejarlo como quisiera.
La sala de prácticas ya no emitía música alguna, y en cambio resonaban sonidos húmedos y obscenos, emitidos por aquél par de cuerpos calientes y bañados en sudor.
―Hyung, si aprietas tu trasero así ya no podré contenerme― advirtió Hyunjin. Sus labios estaban de un fuerte rojo debido a la fuerza con la que se mordía.
La vista que el más joven tenía era más que erótica; la musculosa espalda brillante por la transpiración, la marcada cintura que se movía en cada estocada, y ese precioso trasero inquieto que se auto-penetraba cuando él se movía hacia adelante, provocando un fuerte sonido al chocar sus pieles.
―No te contengas, yo tampoco tengo mucho para acabar ―alcanzó a decir entre gemidos y pequeños grititos. Su próstata estaba siendo golpeada continuamente, tentándolo a correrse una segunda vez ―. Lléname de ti, ¡lléname de tu leche Hyunjinnie! ―gritó ya completamente extasiado, casi babeando del placer.
Hyunjin apretó la espalda del castaño, haciendo que apoyara el pecho sobre el cuero del sofá y dejándole el trasero en alto, e inmediatamente volvió a arremeter con fuerza, metiéndola tan rápido y profundo como le permitía su cuerpo.
―Oh Dios, oh Dios, ¡Jinnie¡ Ohm ― gemía con descontrol, mientras clavaba las uñas en el mueble debajo de suyo. Su cuerpo se mecía en cada impacto que la pelvis del peligris le proporcionaba.
En un intento desesperado por impedir que el mayor se siguiera resbalando, Hyunjin lo tomó por los antebrazos con fuerza, tirando hacia él y siguiendo con las penetraciones de forma brusca, hasta que luego de un fuerte y largo gemido por parte del castaño, pudo sentir su esfínter apretarle el miembro deliciosamente, y un par más de profundas y prolongadas estocadas, Hyunjin culminó con el acto, llenando el trasero de su lindo hyung de su semen.
Finalmente, Hyunjin salió de su interior, viendo cómo un grueso hilo de semen resbalaba del rosáceo agujero del mayor, siguiendo el recorrido por los muslos internos.
―Minho hyung, ¿está bien? ―preguntó preocupado al no sentirlo moverse.
―Dios...creo que no puedo moverme ―musitó el castaño, desplomado a lo largo del sofá ―. Creo que no fue buena idea tener sexo luego de las prácticas. Estoy exhausto ―se quejó con voz cansada. Y al intentar girarse volvió a caer en la misma posición, su cuerpo parecía haberse convertido en gelatina; débil y tembloroso.
―Me asustó. Pensé que se había desmayado ―bromeó Hyunjin, aunque en el fondo se le había pasado la idea de que quizás realmente se había desmayado del cansancio.
El más joven lo ayudó a sentarse bien sobre el sofá, para luego dirigirse al baño que había en esa sala, en busca de un poco de papel para limpiar sus cuerpos.
―Sí que eres bueno moviendo tus caderas, y no sólo para bailar ―comentó Minho después de un largo silencio, por fin dando señales de vida.
Hyunjin largó una pequeña carcajada mientras terminaba de limpiar el cuerpo del mayor.
―Ya sabe lo que dicen de los bailarines ―dijo, para luego guiñarle.
―Yo también soy un excelente bailarín ―le recordó el castaño.
―Lo sé ―contestó Hyunjin ―. Quizás la próxima debería demostrármelo ―propuso con diversión.
Minho dejó mostrar una media sonrisa mientras alzaba una ceja, interesado por la inesperada propuesta.
―La próxima será ―acordó el mayor.
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Buenas mi gente hermosaaa. Al fin tuve tiempo para actualizar, disculpen la demora, este capítulo resultó más extenso de lo que pensé. Espero que la espera haya valido la pena y que les haya gustado.
Como ya es costumbre en esta cuenta, aquí va el cuestionario del día/tarde/noche:
¿Qué les pareció la actitud y los roles que les puse a los personajes? ¿Son team Hyunjin/Minho bottom o top? ¿Pueden adivinar qué miembro toacará en el próximo capítulo y que rol tendrá? Me gustaría leer sus respuestas. A las personas que acierten en la última pregunta les voy a estar dedicando el capitulo que viene♡.
Y como siempre digo; no se olviden de votar y comentar, que de esa forma me dan más motivación para seguir trayéndoles historias.
Nos vemos en la próxima actualización, bye bye 💫💗.
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