Apagón 🔹 C h a n g b i n
Tras volver a Corea, Hyunjin trajo consigo un gran bagaje de recuerdos y experiencias, la mayoría buenas, y otras que se llamaban preocupación e incertidumbre. Luego de lo ocurrido con Jeongin en las termas, su atención recaía casi completamente sobre el intruso de aquella ocasión; Seo Changbin. Después de un tiempo, Hyunjin se había acostumbrado a la actitud evasiva y desinteresada del mayor, y realmente no le importaba siempre y cuando en el trabajo se comportara como el "cariñoso y explosivo" Changbin que todos conocían, sin embargo; la situación cambió cuando Jeongin se comenzó a ver afectado por la indiferencia descarada del rapero. Cuando Jeongin pareció hartarse de ser ignorado, terminó por intentar enfrentarse a Seo, para aclarar de una buena vez toda aquella extraña e incómoda situación, que si ya de por sí era problemática para todos, se terminó yendo a la mierda cuando un enojado Changbin interrumpió el intento de explicación del maknae, sólo para gritarle en la cara que era un infiel de mierda, y que si no le confesaba del engaño a Felix él mismo se encargaría de hacerle saber a todo el grupo sobre lo que tanto Jeongin como Hyunjin habían hecho. Esto por supuesto terminó afectando a Jeongin, quien había acostumbrado por años a ser tratado dulcemente por el mayor, por lo que era de esperarse que la forma en la que Changbin se había dirigido hacia él le hiriera tan fuertemente.
Para Hyunjin, ver al maknae deshacerse en lágrimas, mostrándose tan débil y decaído fue el colmo, por lo que se había decidido a solucionar todo por su cuenta, ya sea por las buenas o por las malas.
― ¿No irá a ejercitar, hyung? ―preguntó Hyunjin al notar que Chan no traía puesta su ropa de gimnasio.
El mayor acomodó su mochila en la espalda y giró a mirarlo.
― ¿No te lo había dicho antes? ―preguntó Chan. Y Hyunjin negó sin entender a qué se refería exactamente ― Debo viajar a Japón para hacer una sesión de fotos y una entrevista con Nylon ―le explicó tranquilamente ―. Pensé que ya te lo había mencionado.
―No, no me había dicho nada. Me acabo de enterar ―respondió el pelinegro, sentado cómodamente sobre el sofá de la sala de estar. Lo había estado esperando para ir juntos al gimnasio, ya que no había encontrado a Jisung por ningún lado y Changbin posiblemente ya se había ido.
―Oh, lo siento. Creo que lo he olvidado ―se disculpó apenado. Al parecer su cerebro le había jugado en contra.
«Perfecto», pensó Hyunjin para sus adentros.
Sabiendo ahora de la ausencia del par, vio la oportunidad perfecta para acorralar a Changbin y arreglar lo que tenían pendiente.
Cuando Chan se fue, Hyunjin se encaminó hasta el gimnasio de la empresa, en tanto su cabeza iba maquineando un plan improvisado.
¿Cómo debería iniciar la conversación? ¿Le haría caso si iniciara la discusión primero? ¿Y si se quisiera ir apenas lo viera entrar? Miles de preguntas, ni una respuesta.
«Improvisaré. No hay otra opción», se dijo con decepción.
Respiró hondo, tratando de apaciguar los nervios y preparándose para fingir normalidad. Luego tomó el pomo de la puerta y lo giró. El gimnasio estaría casi vacío, de no ser por el fornido hombre que allí se encontraba haciendo abdominales; estaba haciendo los usuales levantamientos, y abrazado sobre su pecho posaba un platillo aparentemente pesado. Cuando Hyunjin comenzó a acercarse percibió cómo éste le echaba un rápido vistazo, antes de volver a apartar la mirada.
―Buen día, Changbin hyung ―saludó el alto. Pero Changbin ni se inmutó.
Hyunjin rodó los ojos mientras suspiraba con molestia; el comportamiento evitativo de Seo le estaba comenzando a colmar la poca paciencia que le quedaba. Es así que, para evitar desatar su lado impulsivo, el morocho decidió retrasar un poco la inminente conversación y se concentró en comenzar a hacer los primeros ejercicios enlistados en la planilla. Y así estuvo por unos cuantos minutos, primero haciendo algunos abdominales, después ejercitó sus hombros y espalda. Los minutos fueron pasando, hasta que consideró que ya era el momento de enfrentarse al mayor.
Dejó de lado la prensa, y a pasos cansados se acercó hasta Changbin, quien se encontraba bastante concentrado en la máquina de curl femoral acostado.
Las palabras se le quedaron trabadas en la garganta al verlo ejercitar. La máquina que el mayor ocupaba le dejaba en una posición un tanto provocativa a sus ojos; boca abajo, trasero elevado, las gruesas piernas flexionándose cada tanto le instaban a llenarlas de mordidas.
― ¿Necesitas la máquina? ―preguntó Changbin tranquilamente, sacando a Hyunjin de su indebida ensoñación.
Hyunjin desvió la mirada rápidamente, un poco nervioso, pues temía haber sido demasiado obvio.
―Hyung, ¿podemos hablar? ―preguntó tímidamente, ignorando la pregunta que le había hecho.
De repente, la confianza con la que se le había acercado se esfumó, bastando sólo con la simple mirada del mayor.
Changbin se bajó de la máquina y enseguida empezó a secarse el sudor con una toalla que había traído él mismo.
― ¿Es sobre Jeongin? ―indagó, y Hyunjin asintió.
―Hyung, sé que se vio feo, pero le prometo por Donatella noona que tiene explicación ―dijo Hyunjin rápidamente ―. Se lo explicaré, pero por favor, no le diga a nadie lo que vio ― pidió, suplicante.
― ¿Qué vas a explicar? ¿Qué Jeongin engaña a Felix contigo? ―insinuó con molestia ― Escucha Hyunjin, si tú o Jeongin no le cuentan a Felix, me encargaré no sólo de decirle a él, sino que también me aseguraré de que toda la empresa se entere de la clase de personas que son realmente ―amenazó en tono desafiante y decidido.
―No lo entiende ―contestó el alto, impaciente y preocupado por la clara amenaza del mayor.
Jamás se habría imaginado ver ese lado de Changbin, y en cierto punto le dolía notar el drástico cambio de actitud que éste había desarrollado últimamente. ¿Por qué cambió tanto? ¿Por qué parecía que le odiaba? ¿Dónde había quedado aquél Seo Changbin adorable e hiperactivo que constantemente clamaba por su atención?
―Entiendo que eres un chico fácil que poco le importa con quién se está metiendo ―declaró duramente, sorprendiendo una vez más al menor ― ¿Crees que no me he dado cuenta? ―interrogó en tono burlesco. Pero Hyunjin estaba mudo ― ¿Crees que no sé que tienes sexo con medio grupo?
―Cómo-
―No eres precisamente discreto ―le interrumpió Seo ―. La vez que lo hiciste con Seungmin yo ya había llegado al departamento, los escuché perfectamente ―contó, a la vez que levantó su dedo índice ―. Cuando lo hiciste con Minho hyung fue más que evidente; vi las marcas que tenían cuando nos cambiamos para la última presentación ―ahora levantó su dedo corazón ―. Chan y yo volvimos temprano al departamento, ambos escuchamos cómo tú y Jisung gemían como unos desquiciados ―levantó el anular ―. La vez que Chan se quedó a componer en el estudio estaba por ir a llevarle comida, pero adivina qué me encontré ―dijo el rapero.
―Pero... ¿En qué momento? ―preguntó Hyunjin, más para sí mismo que para el otro.
―Estabas demasiado ocupado cogiendo el trasero de Chan como para darte cuenta. Y yo por mi parte me fui casi al instante en el que los vi ―respondió Seo. Y luego subió el meñique ―. Y luego lo de Jeongin... ¿Sabes? No me molesta ni me importa mucho lo que hagas con tu vida sexual. Pero que te metieras con Jeongin, quien aparte está en una relación con otro de nuestros amigos, es simplemente despreciable ―culminó con una evidente expresión de asco implantada en el rostro.
Hyunjin―quien se había mantenido cabizbajo a lo largo de la acusación― no pudo evitar sentirse avergonzado, pues habían descubierto sus actividades sexuales completamente. Él estaba consciente de que las posibilidades de que lo descubrieran estaban presentes constantemente, después de todo convivían prácticamente a diario, sin embargo; no se esperó que alguien se lo echara en cara tan directamente.
―Deberías sentirte avergonzado ―le recriminó el mayor, reflejando dureza en su rostro.
Pero, a pesar de la vergüenza de ser enfrentado, Hyunjin no se arrepentía de lo que había hecho. Tanto él como los chicos lo habían disfrutado, y que Changbin malinterpretara la situación y diera por hecho algo sin saber no era su culpa.
―Me siento avergonzado ―comenzó a decir Hyunjin, aún con la mirada gacha ―. Me siento avergonzado de que hyung haya tenido que presenciar mis actividades sexuales ―le aclaró. Y Changbin lo observó expectante ―. Pero no me arrepiento de nada de lo que hice ―admitió con firmeza, finalmente poniendo la cabeza en alto para mirarle a los ojos ―. Usted no conoce exactamente lo que hago con mi vida sexual. Y lo que usted dio por hecho que era un engaño en realidad no lo es ―Hyunjin dio dos pasos al frente, provocando que el otro retrocediera confundido y cayera sentado sobre la almohadilla de la máquina de press ―. Lo que yo hice con Jeongin fue acordado con Felix, él está enterado de lo que hice con su novio, y lo que es más; está de acuerdo ―le explicó mientras lo acorralaba contra la máquina ―. Y después de lo que hice con Jeongin tengo planeado cogerme a su novio también ―informó mientras dejaba mostrar una media sonrisa sínica.
La expresión en el rostro de Changbin era todo un poema; parecía confundido y sorprendido a la vez.
― ¿Qué quieres decir? ―interrogó Seo, aún incrédulo.
Hyunjin rodó los ojos.
―Que Felix y Jeongin quieren tener sexo conmigo ―recalcó de una forma más directa ―. Esa vez en las termas, no tuvimos sexo realmente, aunque hicimos algo parecido. Sin embargo, tenemos planeado llevarlo a cabo pronto, los tres ―contó Hyunjin a su sorprendido hyung.
Changbin abrió los ojos con sorpresa. Y después de entender todo lo que Hyunjin le dijo comenzó a sentir cómo la culpa y la pena le caían encima como un baldazo de agua helada. Todo ese tiempo ignorando y tratando mal a sus dongsaengs; todo fue innecesario, y ahora lo mínimo que les debía era una disculpa sincera.
―No puede ser... ―susurró el más bajo, apenado ―. L-lo siento mucho, Hyunjin. Yo...no lo sabía― comenzó a decir mientras sus mejillas se iban poniendo rojas―. Lo siento por tratarte mal y decirte todas esas cosas hirientes. Hice mal en juzgarte por la forma en la que vives tu sexualidad― se sinceró con lágrimas de pena acumulándose en los ojos.
Hyunjin sintió el alivio invadirlo casi al instante. Había pensado que el mayor le negaría la veracidad de sus palabras, ya sabiendo lo terco y orgulloso que era. No obstante, se sintió en paz al ver que le creía, suponiendo que se debía más que nada a la obvia posibilidad de que si esto fuera mentira, la forma de comprobarlo era sumamente fácil; tan sólo bastaba con que fuera a preguntárselo al mismísimo Lee Felix, para corroborar que lo dicho por el menor fuera real, o de lo contrario, que fuera mentira.
―Acepto sus disculpas, hyung ―dijo Hyunjin, sonriendo con parsimonia, tranquilizando al otro ―. Pero debo admitir que aún me siento herido por la forma en la que me ha estado tratando estos últimos meses.
Hyunjin se apartó del mayor para luego tomar asiento sobre una de las máquinas que allí había.
―Incluso antes de que me descubriera con Jeongin, usted no ha hecho más que evitarme y tratarme con indiferencia, siendo que desde que nos conocimos siempre ha sido un hyung afectuoso y atento conmigo. Entonces, ¿por qué ahora es así conmigo? ¿Qué hice para que me trate de esa forma?
Si bien originalmente no estaba en sus planes sacar ese tema a flote, su boca parecía tener vida propia, soltando todas esas palabras que hace tiempo habían permanecido guardadas meticulosamente en su cabeza.
Changbin quedó estático en su lugar, sin saber qué decir. Abrió y cerró la boca varias veces mientras su cara comenzaba a volverse roja por completo.
―Y-yo...―el mayor, sumamente sonrojado por la vergüenza, volvió a silenciarse, hasta que―luego de reordenar las palabras en su cabeza― pudo hablar correctamente―. Lo siento por eso, Hyunjin. Pero no supe cómo más actuar ―volvió a disculparse, tratando de evitar la mirada del menor.
Sí, Changbin había pecado de ignorante por no pensar que Hwang se daría cuenta del cambio gradual de actitud. Todo ese tiempo había pensado sólo en sí mismo, que no se detuvo a pensar en cómo eso le afectaría al otro.
―Pero, ¿por qué? ―preguntó Hyunjin, insatisfecho con lo dicho por el más bajo.
Changbin suspiró, sintiéndose acorralado. Sabía que por derecho le debía una explicación, pero le avergonzaba demasiado tener que dársela, porque eso suponía revelar su secreto más íntimo.
―Si te respondo, entonces debes prometer que no dirás nada ―contestó meticulosamente.
―Si usted guarda silencio sobre lo que sabe sobre mí, entonces yo haré lo mismo ―remató Hyunjin seriamente.
Changbin asintió como respuesta, aceptando el trato. Y entonces comenzó a hablar.
―La verdad es que, prácticamente desde que te conocí, me gustaste mucho ―soltó con pena, bajo la mirada sorprendida del pelilargo ―. Me gustaste por mucho tiempo, y a pesar de que no me esmeré en absoluto para ocultarlo, tú parecías nunca captar mis intenciones. Por eso cuando me di cuenta de que no estabas interesado en mí de la misma forma, no tuve más opción que alejarme de ti, para conservar aunque sea un poco de estabilidad emocional― explicaba con pesar mientras jugaba con la toalla que tenía en sus manos ―. Pero, creo que el quiebre fue enterarme de lo que estabas haciendo con los miembros. No es precisamente agradable darte cuenta que la persona que tanto te gustaba se está acostando con todos tus amigos, ¿sabes? ― Changbin soltó una risa sínica, a pesar de que sus ojos estuvieran luchando por espantar unas cuántas lágrimas escurridizas.
Hyunjin se había quedado en blanco. Jamás se esperó recibir ese tipo de respuesta, y ahora que había conseguido una respuesta a sus dudas no sabía cómo afrontar la situación. Se sentía mal por Changbin, por todo lo que tuvo que cargar por el simple hecho de gustar de él. Sentía impotencia, sentía pena; porque incluso si se le hubiera confesado antes, no había forma de que pudiera corresponderle, porque ya le gustaba alguien más.
―Lo siento tanto, hyung ―se lamentó, verdaderamente apenado ―. No sabía que se sintiera de esa forma.
Changbin rio, intentando ocultar la vergüenza que le estaba carcomiendo.
―No tienes nada por lo que debas disculparte ―le dijo Changbin ―. Yo soy el único que debería hacerlo, fue inmadura la manera en la que me comporté contigo. Lo siento, Hyunjin. Y por favor, no te sientas culpable por no poder corresponderme, eso ya está fuera de tus manos― le aclaró calmadamente, ya sabiendo cómo debía de estar sintiéndose el menor.
―Incluso si dice eso, no puedo evitar sentirme de esa forma ―mencionó Hyunjin mientras se levanta de su asiento. Después de saber todo eso y arreglar el malentendido con Changbin, ya no tenía razón para permanecer más tiempo en el gimnasio ―. Me hubiera gustado saber cómo se sentía más antes, quizás de haber sido así hubiera podido evitar herirlo como lo hice ―se lamentó el más alto.
Changbin negó mientras sonreía con melancolía.
―Hubiera terminado herido de todas formas ―aclaró el mayor ―. Sé que no puedes ni podrías haberme correspondido ―Changbin se levantó de su lugar y se plantó frente a Hyunjin, mirándole a los ojos ―. Sé cuánto te gusta. Es un chico afortunado ―dijo mientras sentía cómo la tristeza y la impotencia comenzaban a invadirle.
Verlo tan de cerca, pudiendo apreciar cada pequeña facción de su hermoso rostro, sintiendo la respiración chocando contra el suyo mismo, era un privilegio y un castigo a la vez. Porque a pesar de lo mucho que se hubiera esforzado para gustarle, sabía que ni los brazos más ejercitados podrían comprar su corazón.
― ¿Lo sabe? ―indagó un sorprendido Hyunjin.
―Sé que te gustan con voz de ángel, y tan altos como tú mismo ―contestó ambiguamente, pero lo suficientemente directo como para que Hyunjin entendiera a quién se refería ―. No seas tonto como tu hyung y dile todo lo que sientes por él de una buena vez― le animó mientras lo tomaba por los hombros, sacudiéndolo levemente, como si quisiera hacerle entrar en razón.
―T-tengo miedo ―se sinceró Hyunjin ―. Lo haré, pero no ahora. No me siento listo aún, hyung― comentó el más alto.
― ¿Cuándo entonces? ¿Cuándo ya sea tarde y esté en una relación con alguien más? ―interrogó Changbin.
No contestó. Hyunjin sabía que Changbin tenía razón, pero no estaba muy seguro de tener el valor suficiente para confesarse, y aunque sonara como un cobarde, prefería mantener el trato actual por un poco más de tiempo, antes que arriesgarse y arruinar todo rápidamente.
―Gracias por sus consejos, Changbin hyung. Pero la decisión es mía, y lo haré cuando me sienta preparado ―dijo Hyunjin. Luego posó sus manos sobre las ajenas, haciendo que le soltase los hombros pero manteniéndolas unidas a las suyas.
Changbin hizo una mueca extraña y suspiró.
―Está bien, no te presionaré ―aceptó el mayor, dándose por vencido.
Al final, lo que inició como una discusión incómoda, terminó como una charla dramática y conmovedora.
Por otro lado, a pesar de que aún faltaba algún que otro ejercicio por hacer, ambos decidieron que era hora de volver al departamento para aclarar las cosas con Jeongin y Felix, pues Changbin aún le debía una gran disculpa al maknae.
Se colocaron sus abrigos, caminaron tranquilamente hasta la entrada del salón, y al momento de girar el pomo de la puerta ésta no cedió. Casi al instante, las luces del gimnasio parpadearon un par de veces, para luego dejar todo a oscuras.
―Esto debe ser una broma ―se quejó Hyunjin.
Las puertas del gimnasio, así como también la mayoría de las puertas de todo el edifico se manejaban con cerraduras electrónicas, por lo que al no haber luz ni electricidad, lógicamente dejarían de funcionar.
Hyunjin encendió la linterna de su celular e iluminó el picaporte, probó abrir la puerta una vez más, pero como el intento anterior; esta no cedió.
―Esto es inútil. Si no hay electricidad no se abrirá ―le dijo Changbin―. Estaremos encerrados hasta que vuelva a funcionar el sistema eléctrico.
― ¿Y eso cuándo será? ―preguntó un impaciente y frustrado Hyunjin.
Changbin levantó los hombros.
―No lo sé, no soy electricista ―respondió el mayor.
Genial, ahora estarían atrapados en el gimnasio hasta quién sabe cuándo. Mal momento para tener hambre y sueño.
―Mm, tal vez debería comunicarme con nuestro mánager para averiguar si el corte es sólo en el edifico o en la ciudad ―mencionó Seo mientras desbloqueaba su celular. Y casi al instante comenzó a teclear ―. Espero que se pueda solucionar rápido. Saltar desde la ventana de un cuarto piso no está en mis planes.
―Ni en los míos ―concordó Hyunjin mientras observaba hacia las ventanas que denotaban una profunda oscuridad―. Creo que es en toda la ciudad ―comentó con preocupación.
Cuando el celular del mayor vibró ambos se apuraron en verificar que se tratara del manager. En el mensaje de kakaotalk, el dichoso manager explicaba que se trataba de un apagón general, y que lo más probable era que la central eléctrica se tardara un par de horas en solucionar el imprevisto.
―Ponte cómodo. Tenemos todo el tiempo del mundo hasta que esto se solucione ―dijo Changbin al más joven, quien rezongó infantilmente a modo de respuesta.
― ¿Qué hace? ―indagó Hyunjin, viendo cómo el otro se dirigía nuevamente hacia las máquinas.
― ¿Qué? No hay nada mejor que hacer, así que continuaré con mi rutina de ejercicios ―respondió Changbin despreocupadamente. Luego tomó una pesa de unos 20 kg y se dedicó a hacer sentadillas.
―Bien. Yo lo apoyaré desde aquí ―dijo Hyunjin, tras tomar asiento sobre una colchoneta que había cerca. Estaría sentado allí, y de ser necesario también dormiría ahí si la central eléctrica se demoraba más de lo estimado.
―Está bien. Sólo hazme el favor de iluminar en mi dirección ―pidió en tanto seguía con sus ejercicios.
Hyunjin no se opuso. Así que sin más, acomodó su celular de modo que la linterna iluminara a su mayor. Luego se dedicó a observarlo hacer lo suyo, pues no tenía nada más con lo cual entretenerse. Su mirada se centró completamente en el mayor, sin más opción.
Changbin siempre había sido alguien atlético, o al menos lo era desde hace algunos años, cuando decretó que mejoraría su apariencia, tras una larga temporada luchando contra su baja autoestima. Luego de un tiempo ejercitando y alimentándose correctamente, su rostro afilado y delgado se había ensanchado, dándole una forma ovalada que a Hyunjin se le hacía adorable― aunque nunca lo admitiría―, el flacucho y menudo cuerpo se trasformó en lo que ahora era una amalgama de músculos sólidos y atractivos; sus brazos, piernas, torso, trasero... Oh, como le encantaba esto último. Estaría mintiendo si dijera que nunca había fantaseado con corromper ese redondo y gran trasero.
―Hyunjin-ah, ¿estás bien? ―preguntó Changbin de repente, dejando de hacer sentadillas para mirarlo bien.
Hyunjin sacudió su cabeza, dejando a un lado los pensamientos intrusivos.
―Estoy bien, ¿por qué pregunta? ―indagó, confundido.
Changbin hizo el ademán de estar a punto de contestar, pero casi de inmediato su rostro se mostró sorprendido al dirigir su mirada hacia abajo.
Hyunjin enarcó una ceja y siguió la mirada del mayor.
«Oh, no puede ser cierto», pensó el pelinegro.
―Y-yo, lo siento. No sé por qué está así ―fue lo único que logró decir. Su cara estaba completamente roja para entonces.
―Estás... ¿Erecto? ―volvió a interrogar Changbin.
Hyunjin quería que la tierra se lo tragara y lo escupiera al otro extremo del universo.
―Hyung, no pregunte lo obvio, por favor ―rogó el pelilargo, un poco―muy―cohibido.
Aunque normalmente habría aprovechado para coquetearle desvergonzadamente, para Hyunjin, Changbin era la excepción, no porque no le pareciera genuinamente atractivo, sino porque de algún modo el mayor emitía cierta vibra de dominancia y respeto; aunque a veces le importara poco a la hora de bromear con él. No obstante, por fuera de su trabajo como figura pública, Seo era alguien completamente diferente, y eso a Hyunjin le hacía sentir un poco tímido. Irónico, ¿verdad?
―Lo siento. Pero no debes avergonzarte, es completamente normal ―le intentó tranquilizar―. Después de todo somos hombres― y tras decir esto último culminó el ejercicio que estaba haciendo y se dirigió hacia la prensa de piernas vertical; acomodó los kg de las pesas y luego se posicionó sobre la almohadilla de la máquina correctamente― ¿Puedes iluminar más de cerca? ―le preguntó, antes de comenzar el nuevo ejercicio.
―Eh, claro ―contestó Hyunjin de inmediato.
―Puedes acomodarte ahí ―señaló Changbin, apuntando a la máquina de abductores, la cual quedaba enfrentando la máquina que ocupaba actualmente.
Sin rechistar, Hyunjin se acomodó sobre la silla acolchonada que pertenecía a la máquina, y luego siguió iluminando frente suyo. Apoyó el celular sobre sus piernas y cerró los ojos mientras tiraba la cabeza hacia atrás, respirando hondo y pausado.
Necesitaba tranquilizarse urgentemente, debía alejar su mente de cualquier tipo de pensamiento promiscuo.
―Siete, ocho... ―la voz de Changbin resonaba forzosamente, casi gimiendo debido al esfuerzo que se centraba en sus piernas.
Hyunjin abrió los ojos en tanto enderezaba su postura, y entonces lo vio.
«A la mierda todo. Esto es imposible», se dijo el pelilargo para sus adentros.
No se había dado cuenta hasta ese momento, pero desde su ubicación Hyunjin tenía una vista perfecta del gordo trasero de su hyung; en cada flexión de piernas que el mayor hacía, el short de lycra que traía puesto se ceñía en sus partes bajas, marcando perfectamente sus nalgas y el destacable bulto.
Hyunjin sentía que se le hacía agua la boca.
Lo pensó, realmente lo pensó mucho, pero al final decidió hacerle caso a sus bajos instintos. Así que, sin descuidar su tarea inicial de iluminar en la dirección del mayor ―y aprovechando que la oscuridad no permitiría revelar sus acciones―, Hyunjin bajó lentamente su pantalón hasta dejarlo hasta la mitad de sus muslos, metió su diestra dentro del bóxer y finalmente liberó su húmedo miembro.
De todos modos, Hyunjin siempre había considerado el exhibicionismo demasiado excitante. La idea de ser descubierto masturbándose se le hacía bastante estimulante, a pesar de no saber si reaccionaría bien o mal. Sin embargo, teniendo en cuenta que ahora sabía de la atracción que el mayor sentía por él, podría aprovechar y cumplirle la fantasía; porque aunque no le gustara de manera romántica, estaría mintiendo si dijera que no había soñado con tener sexo con él.
Sus manos picaban con la incontrolable necesidad de alivianar las ganas de satisfacerse con aquella tentadora vista, mientras fantaseaba descaradamente con la imagen de su hyung siendo destrozado hasta el llanto. Entonces, impulsado por aquella libidinosa imagen, Hyunjin comenzó el vaivén sobre su miembro desnudo, en tanto paseaba la mirada desde las gruesas piernas hasta la exquisita retaguardia del mayor. Mordía sus labios fuertemente, con la creciente adrenalina apurando los latidos de su corazón, tratando de evitar que escapase algún sonido que pudiera dar a entender lo que estaba haciendo.
Su mente voló entre un mar de pensamientos impuros, imaginándose todo lo que quería hacerle a su hyung, todo lo que le gustaría que hiciera con su insaciable cuerpo. Por un lado, no podía dejar de pensar en lo terriblemente caliente que sería verlo totalmente sumiso hacia su persona, apoyado sobre sus codos y rodillas, mientras él observaba desde arriba la espalda arqueada y el gordo trasero tragándose su miembro hasta el fondo de sus entrañas. Mientras que a su vez, aquél marcado bulto le incitaba a fantasear con la idea de recorrerle todo el pene con su boca, besando cada pedazo de piel del mismo, paseando con su lengua cada vena sobresaliente, chupando el húmedo glande como si fuera el helado más delicioso del mundo. Mierda, imaginarse a sí mismo tragando su pene lo ponía tan caliente que sentía que acabaría en cualquier momento.
Hyunjin tenía tantas ganas de hacerle tantas cosas.
Clank.
El sonido característico de la prensa de piernas siendo trabada hizo que el más joven saliera de su lujuriosa ensoñación. Y para cuando Hyunjin se dio cuenta, Seo caminaba tranquilamente hacia él. Sus manos trastabillaron con nervios, y en un torpe movimiento de su parte, el celular terminó cayendo fuertemente contra el piso, haciendo que la linterna del mismo quedara mirando hacia arriba; e iluminando la escena del crimen.
El silencio que se formó cuando Changbin lo vio era abrumador.
No le tomó mucho tiempo para que atinara a tapar sus partes, porque de repente el morbo había sido reemplazado por pudor.
Changbin se turnó entre mirarlo a la cara y luego a sus manos, hizo revolotear sus pestañas con incredulidad, estaba anonadado. No obstante, tan rápido como comprendió lo que estaba pasando, la expresión de sorpresa prontamente se deformó en una sonrisa ladina.
― ¿Qué se supone que hacías, Hwang? ―indagó Changbin, cruzándose de brazos frente a él.
Hyunjin no contestó, no podía. El aura de dominancia que emanaba Changbin le hacía sentir pequeño e indefenso.
Al no recibir respuesta, el mayor miró nuevamente hacia sus manos y luego volvió a conectar miradas, observándolo tan seriamente que al pelilargo le temblaron las piernas.
―Deja de taparte ―ordenó duramente Seo.
Hyunjin tragó duro.
―H-hyng, l-
―Destápate ―volvió a ordenar, interrumpiéndole ahora con un tono más elevado.
Lo miró con ojos de borrego, pero la mirada filosa del mayor terminó por orillarle a acatar sus órdenes.
A duras penas y con la dignidad por el piso, Hyunjin procedió a destaparse la entrepierna, sintiendo de inmediato su mirada clavándose en esa parte de su cuerpo.
Sus orejas y mejillas comenzaron a calentarse inevitablemente, invadiéndolo de ese calorcito vergonzoso en toda la cara.
― ¿Estabas tocándote? ―preguntó Changbin. Lo que a Hyunjin le pareció completamente innecesario, ya que la respuesta era obvia.
―S-sí. Lo siento, hyung ―contestó sumiso.
― ¿Por qué harías algo así? ―Changbin preguntó, aunque bien probablemente sabía la respuesta. No, de hecho lo sabía perfectamente, aunque necesitaba escucharlo de su boca.
Hyunjin, quien se había mantenido tímido y avergonzado, dijo:
―Porque ver a Changbin hyung ejercitando me hizo sentir caliente ―confesó mientras le mantenía la mirada. Aún conservaba el fuerte sonrojo en su cara, pero sus ojos mostraban cierto sentimiento de seguridad.
Changbin sonrió con gusto, satisfecho con la respuesta. Dio un par de pasos al frente, quedando entre las piernas del más alto.
―Eres un pervertido, ¿no es así? ―dijo el mayor, mirándole desde arriba ― Eres un pervertido insaciable que necesita acostarse con todos sus colegas para sentirse medianamente satisfecho ―una de sus piernas se flexionó hacia abajo, haciendo que la rodilla se presionara descaradamente contra las partes bajas del otro.
―H-hyung ―jadeó Hyunjin, tras sentirlo acariciándole el glande.
― ¿Hm? ¿Qué es lo que quieres? Hyunjin ―preguntó fingiendo ignorancia, sin dejar de mover su pierna contra el nombrado―. Sabes, incluso si realmente me gustas mucho, no puedo dejar de pensar qué es exactamente lo que tienes para que tantas personas te deseen ―comenzó a decir, a la vez que tomaba con su diestra el rostro ajeno, apretando levemente sus mejillas y haciendo que el otro elevara la quijada ―. ¿Qué es eso tan especial en ti? Incluso si tienes un cuerpo y una cara bonita ―la mano aflojó el agarre para luego deslizarse hasta el mentón ―, eso no quiere decir que valga la pena una noche entre tus piernas ―dijo, acariciando el labio inferior con la yema del pulgar, separándolos levemente.
Hyunjin dejó mostrar una pequeña sonrisa traviesa. Y sin despegar la mirada de aquellas oscuras obres, entreabrió lentamente la boca, tomó suavemente la punta del pulgar entre sus labios, y suavemente absorbió todo el pulgar dentro de él. La expresión de asombro del mayor fue mutando en segundos, hasta mostrar un entrecejo marcado, que más que molestia, denotaba concentración absoluta.
El más joven sonrió para sus adentros, e impulsado por su instinto, prosiguió a chupar de forma obscena, metiendo y sacando, rozando con la lengua sus falanges de forma circular cuando se adentraban en la boca. Se mantuvo así por algunos largos y tensos segundos, hasta que se hartó y terminó soltando el pulgar con un sonido húmedo.
―Si tanta curiosidad tiene ―sus manos se fueron acercando hasta los muslos, deslizándose hasta posarse en sus caderas ―, puedo mostrarle qué es eso que tanto les encanta a los hombres de mí.
Changbin lo quedó mirando por un momento, más no se detuvo a pensar demasiado antes de sucumbir a la tentación. Cuando Hyunjin lo empujó hacia sí mismo por las caderas, el mayor no pudo evitar dejarse llevar sin rechistar. El elástico del pantalón fue bajado hasta sus muslos, dejando mostrar que no llevaba nada más debajo; su pene erecto rebotó fuera de la prenda al instante.
―Hyung estaba preparado para mí. Que considerado ―mencionó con gracia el más alto, en tanto comenzaba a masturbar el miembro de Seo.
Changbin resopló mientras desviaba la mirada, avergonzado.
―No es como si tuviera planeado esto ―se defendió ―. No te creas demasiado, Hwang.
La risa de Hyunjin no se hizo esperar.
―Papi está emocionado porque chupe toda su verga, ¿verdad? ―preguntó el pelilargo ― No puedo esperar a que me folle toda la boca ―confesó desvergonzado.
Y enseguida culminó la corta conversación, Hyunjin se inclinó para introducir todo el gordo miembro en su boca, comenzando de inmediato a chupar toda la extensión, y apuñalando su propia garganta en cada introducción.
Changbin, quien se había mantenido quieto y expectante, finalmente decidió tomar el control de la situación, no pudiendo mantener su autocontrol por más tiempo. Lo tomó por la nuca con firmeza, y en cuanto Hyunjin hizo el ademán de sacar el miembro lo impulsó fuertemente contra sí mismo, haciéndolo ahogar por unos largos segundos, antes de apartarlo.
― ¿Seguro que puedes con esto? ―interrogó Seo, viendo como el otro tosía un par de veces.
Hyunjin limpió los restos de saliva en su rostro para luego sonreírle de forma traviesa.
―Esto no es nada. Realmente puedo aguantar tanto como usted lo desee―le remató, confiado.
Changbin elevó una ceja, mostrando duda en su rostro. No obstante, no le tomó mucha importancia, necesitaba hacer de Hyunjin un desastre, quería romperlo, verlo llorar del gusto hasta un punto enfermizo que hasta a él mismo le sorprendió. Ahora comenzaba a entender por qué Hwang Hyunjin era tan deseado; el erotismo que emanaba era simplemente hipnotizante, incluso aunque ni siguiera se encontrara desnudo.
― ¿Es eso cierto? Si es así, entonces muéstrame qué tanto puedes aguantar con mi verga apuñalando tu garganta ―dijo Changbin. Y sin dejarle decir una palabra más, tomó su gordo pene y empujó la cabeza del chico hacia él, haciendo que lo tragara hasta tocar fondo.
Hyunjin se dejó hacer, gustoso y emocionado por ver la dominancia del mayor mostrarse ante él. Desde aquella vez en la cocina, no había podido dejar de pensar en las ganas insanas de querer ser dominado por completo. Changbin eran tan tierno como rudo, y era específicamente esto último lo que se le hacía sumamente atrayente.
Hyunjin quería ser destrozado, anhelaba poder sentir esa rudeza aplicarse en el sexo, porque después de todo; Hyunjin amaba el sexo duro. Y Changbin parecía tener el potencial para destronar a Han Jisung, quien hasta el momento le había dado de sus mejores experiencias sexuales.
La felación se mantuvo fuerte y profunda, haciendo que Hyunjin pusiera todo su esfuerzo para aguantar las arcadas que el miembro provocaba en cada intromisión, manteniendo el control ávidamente, pues era dentro de todo, una situación que ya muchas veces había experimentado a lo largo de su vida sexual; era ya un experto en lo que hacía. Hasta que en cierto punto, el mayor despedazó cualquier ápice de experiencia, al comenzar a embestir en su cavidad bucal sin una pizca de piedad.
Las lágrimas se acumulaban para luego desbordar por las tersas mejillas, entremezclándose con los fluidos que caían de entre sus labios, otorgándole un sabor agridulce a las papilas gustativas del más alto. Pero, incuso a pesar del estado de Hyunjin, a Changbin se le hacía incluso más caliente, por lo que no se abstuvo de tomarlo por el cabello mientras continuaba penetrando ferozmente, hasta que al sentirse cerca de acabar, lo detuvo abruptamente, saliendo bruscamente del interior del chico, dejándolo aspirar aire con necesidad.
―Deberías ver tu aspecto. Estás hecho un desastre ―mencionó Seo, apreciando la cara húmeda y llorosa del contrario ―. Tan hermosamente desaliñado, que me provoca romperte.
Hyunjin no pudo terminar de estabilizar su respiración, que fue arrastrado rápidamente hacia una de las máquinas que se encontraba cerca de ellos. Fue acomodado sobre la máquina multipress; con las rodillas apoyadas sobre el asiento, y los antebrazos reposando sobre la barra almohadillada, dejándolo de espaldas al mayor.
―Hyung, qué-
―Calla ―le interrumpió ―. Sé un buen chico y mantente callado hasta que te diga que puedes hablar ―le ordenó mientras le bajaba el pantalón hasta las pantorrillas, dejándolo medio desnudo ―. Si puedes mantenerte en silencio hasta que te diga, papi te dará un premio ―dijo, para a continuación darle un fuerte azote sobre sus nalgas, ocasionando que el menor dejara escapar un grito de sorpresa y dolor ―. Empezando desde ahora.
Hyunjin asintió silencioso, sintiéndose excitado y avergonzado al mismo tiempo.
Se mantuvo calmo, concentrándose en los toques de las ásperas manos recorriéndolo desde la espalda baja hasta su trasero, en donde pudo sentir que le amasaban y separaban las nalgas. Luego, una sensación de humedad en su orifico le alertó, Changbin escupió saliva un par de veces, acarició el anillo muscular para lubricar mejor, y tras tantear bien el lugar, fue introduciendo un par de dedos en su interior, expandiendo lentamente hasta tenerlos dentro por completo. La sensación de intromisión hizo que Hyunjin reprimiera un jadeo, pero no era nada que no pudiera aguantar.
―Eres tan caliente aquí dentro, bebé ―susurró con voz ronca en su oído, inclinado sobre la espalda, sin parar de adentrar sus dedos dentro del chico bajo de él ―. No sabes cuánto ansío por llenar tu lindo culo de mi esperma ―luego dio una embestida profunda, escuchando un gemido ahogado como respuesta.
Changbin siguió preparándolo cuidadosamente, tomándose su tiempo para dilatarlo con suaves movimientos de tijera, y deteniéndose cada tanto para acariciar la próstata, tentándolo.
―Hyunjin-ah, ha sido un buen chico ―dijo. Y a continuación sacó los dedos de su interior, dejando una repentina sensación de vacío ―. Mereces un gran premio.
― ¡Hyung! ―gimió Hyunjin, tras sentir el gran miembro del rapero clavándose en lo profundo de sus entrañas.
Fue una estocada rápida, que de inmediato fue seguida de otras más. Se aferró fuertemente a la barra de la máquina, cuidando de no resbalar por las bruscas penetraciones que amenazaban con romper su delgado cuerpo. Pero, oh Dios, cómo le encantaba, la bestialidad con la que Changbin sacudía todo su cuerpo lo calentaba como el infierno, y si por seguir sintiendo el calor del musculoso cuerpo tuviera que lanzarse al inframundo, estaría más que dispuesto a arder entre las llamas del mismo.
― ¿Te gusta así, lindo? ¿Te gusta que te lo hagan duro? ―pregunta Changbin sin detener los movimientos certeros de sus caderas― Te encanta que te rompan tu lindo culo, ¿mh? ―una fuerte nalgada resonó entre la oscura habitación.
―Ohmn, s-sí papi, me encanta lo duro que me lo haces ―respondió obedientemente.
―Oh, ¿me acabas de hablar informal? ―musitó, parando las penetraciones al instante.
Hyunjin se sintió frustrado. ¿En serio había parado sólo por eso?
―Hyung...―protestó el menor, inconforme.
―Párate ―ordenó.
Y desesperado por continuar, Hyunjin acató a la nueva orden.
―Desnúdate, no quiero ver ni un centímetro de tela sobre tu cuerpo ―aclaró con dureza.
Y tal como su mayor pidió, Hyunjin se quitó todas sus prendas, quedando completamente al desnudo. Changbin no se quedó atrás e hizo lo mismo, dejando ver su majestuoso físico al pelilargo, quien escaneó cada parte de su cuerpo con una mirada penetrante.
― ¿Te gusta lo que ves? ―indagó Changbin, sonriendo con satisfacción.
Incluso si no podía hacer que Hyunjin se enamorara de él, saber que era deseado suplía de cierto modo el sentimiento de decepción que se implantaba en su pecho.
―Me encanta ―contestó con sinceridad ―. Hyung es demasiado caliente ―agregó desvergonzadamente.
Changbin se acercó hacia él, tomándolo por la cintura y pegando sus cuerpos.
― ¿Sabes que es más caliente? ―insinuó a centímetros de su cara, haciendo que sus labios se rozaran levemente en cada palabra ― Tu lindo culo tragándose mi verga es lo más caliente que he visto ―susurró contra sus labios, para luego fundirse en un húmedo beso.
Hyunjin se aferró a al cuello del contrario, enredando los dedos en la castaña cabellera mientras era dirigido a pasos torpes hasta tropezar sobre una colchoneta detrás suyo.
―Si no puedo hacer que me ames, entonces me encargaré de que al menos ames mi verga ―declaró con determinación, mirándolo desde arriba.
El mayor se irguió entre las largas piernas, se alineó en la entrada del chico y volvió a introducirse en su interior, apreciando por un momento la calidez de ese pequeño agujero rodeando todo su palpitante miembro. Las penetraciones retomaron su ritmo anterior, aumentando poco a poco la velocidad y dureza que al menor tanto le encantaba; la forma en la que el gordo miembro de su hyung lograba estimular su próstata lo estaba volviendo loco.
―H-hyungie, más fuerte, no tenga piedad de mí. Quiero que me rompa por completo ―suplicó Hyunjin mientras sostenía sus piernas flexionadas por los costados de su torso. No era por agrandarse, pero la elasticidad de su cuerpo era en parte una de sus mejores habilidades en la intimidad.
― ¿Estás seguro? No quiero que luego te quejes de lo mucho que te duele el cuerpo ―dijo el mayor, no muy seguro. Ya lo estaba haciendo bastante duro, y aunque sabía que podía hacerlo mejor, temía por el bienestar del más joven, pues eran bailarines y dependían de que sus cuerpos estuvieran en óptimas condiciones para el tipo de trabajo al que se dedicaban.
―Ya se lo había dicho antes; puedo aguantar tanto como usted lo desee ―volvió a repetir, más que seguro de sus palabras.
Changbin estaba a punto de cumplir con los deseos del pelilargo, ya dispuesto a proseguir sin culpa ni preocupación, sin embargo, justo antes de retomar sus movimientos, el tono de llamada del celular de Hyunjin se dejó escuchar, interrumpiéndolos.
―Contesta, debe ser algo importante ―le incitó el mayor.
Hyunjin estiró un brazo hacia su celular, y tras apagar la linterna del mismo contestó la llamada sin siquiera ver el nombre del contacto.
― ¿Hola? ―dijo Hyunjin.
―Hyunjin-ah ―se escuchó del otro lado de la línea.
Hyunjin reconoció la voz como la de Minho.
― ¿Aún están en el gimnasio? Me acaban de avisar que pronto volverá la electricidad ―explicó Minho al menor.
―Hyung, sí, aún seguimos aquí. No podemos salir ya que las puertas no funcionan, así que tendremos que seguir esperando hasta que regrese la electricidad ―contestó tranquilamente ― ¡Wow! ―exclamó inconscientemente, cuando Changbin le giró el cuerpo sin previo aviso, dejándolo de costado.
― ¿Sucedió algo? ―preguntó Minho, sonando preocupado.
Changbin acomodó la pierna superior del menor, de modo que la pantorrilla quedara apoyada sobre su hombro, flexionó sus piernas y sin importarle mucho volvió a seguir con las embestidas.
Hyunjin tuvo que suprimir un fuerte gemido que amenazaba con escapar de su garganta.
―Emm, n-no, no es nada. Es sólo que casi tropiezo con una mancuerna ―mintió, esperando a que su tonta excusa sonara creíble.
Se escuchó una corta risita de Minho, y Hyunjin suspiró aliviado.
―No me sorprende viniendo de tu parte. Siempre te estás chocando o tropezando con algo ―mencionó el mayor.
Normalmente le hubiera reprochado por prácticamente decirle torpe de forma indirecta, pero estaba demasiado concentrado en no gemir mientras Changbin lo embestía profundo pero meticuloso. Había hecho un excelente trabajo disimulando normalidad en el transcurso de la inesperada llamada, pero una certera embestida hizo que su próstata recibiera un afanoso estímulo, provocando que dejara escapar un fuerte gemido.
―Creo que estás demasiado ocupado ejercitando ―comentó Minho, dándose cuenta de lo que estaba pasando realmente ―.Trata de no demorarte mucho antes de que la electricidad vuelva y las cámaras retomen su funcionamiento ―una risita se dejó escuchar, antes de despedirse y cortar la llamada.
― ¡Ha! ¡Mhn! Hyung, n-no debió hacer eso. Minho hyung debió de darse cuenta ―reprendió entre jadeos constantes. Estaba ya en su límite.
―Él no dirá nada ―le aseguró Changbin ―. Quiero que sepa que te estoy haciendo mío ―decretó con superioridad.
Los jadeos se hicieron resonar en alto, acompañados de graves gruñidos por parte del mayor, quien aumentó la intensidad de sus caderas hasta tomar un ritmo bestial y descuidado, que sacudía el menudo cuerpo del menor como si de un muñeco de trapo se tratara.
Cuando la próstata de Hyunjin sintió el fuerte y constante golpeteo sobre ella, culminó en la inevitable eyaculación del menor, exprimiendo el miembro del mayor hasta conseguir que lo llenara de su abundante esperma.
La explosión de placer fue suficiente para el par de cuerpos en aquella gran habitación, la cual fue iluminada inesperadamente.
La electricidad había vuelto.
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Bueno, primero que nada, espero que les haya gustado el capítulo, y segundo; perdón por la demora, pasaron muchas cosas y básicamente no tenía ni tiempo, ni energías, ni ganas de escribir (me quedé en blanco ;;), así que a modo de compensación les traje este capítulo super largo.
Las preguntas para éste capítulo son:
¿Qué opinan sobre el amor no correspondido de Changbin? ¿Con quién creen que haría linda pareja? ¿Tienen idea de quién es el chico al que le gusta a Hyunjin?
No sé qué más decir; tengo sueño y me duelen los ojos. Así que no voy a desvariar mucho en este capítulo jaja.
Ya se la saben; voten y comenten si les gustó el capítulo.
Nos vemos en el último y próximo capítulo, voy a intentar no demorarme tanto, besitos💞💫.
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