—Viniste.

La diosa de la creación detuvo sus pasos al ver aquella figura que se le hacía bien conocida. Jennie miró con desdén al hombre frente a ella, negandose a mirar más de la cuenta.

—Habla rápido, no quiero verte más de lo necesario -musitó Jennie, poniendo todos sus sentidos en alerta- ¿Para que querías verme, Kai?

El nombrado sonrió levemente, peinando su grisáceo cabello hacia atrás. —¿Desde cuándo dios necesita una razón para ver a su esposa?

—Ex esposa Kai, hace mucho tiempo deje de serlo -corrigió la morena- Se conciso, tengo cosas más importantes para hacer que estar perdiendo el tiempo aquí.

—¿Cómo acostarte con la ramera de Eva? -este preguntó con rabia, Jennie comenzó a sentir el enojo formarse en su interior- Sabes muy bien que estás con ella por venganza, aún me amas, lo haces por hacerme molestar.

Jennie respiro profundamente, calmando su rabia. Ella simplemente no podía explotar y formar una catástrofe solo por ceder ante sus impulsos.

—Ahórrate tus comentarios Kai, no sabes lo que dices -respondió Jennie- Déjate de rodeos, se un buen hombre por primera vez en tu vida y dime para que mierda enviaste a tus inútiles a buscarme -Jennie sacó del bolsillo de su pantalón cuatro anillos dorados con inscripciones divinas en ellos, arrojandolos a los pies del pelinegro.

JongIn, o Kai, sonrió ladinamente.

—Acabaste con todos, no me sorprende -este dijo- Bien, seré breve. ¿Por qué estás del lado de T/n? Hasta donde sé, tu misma querías asesinarla, después de todo estuviste millones de años encerrada en el infierno por su culpa. Pero ahora estás siendo una arrastrada, suplicando por su perdón... Eso no es muy de tu estilo, cariño.

Jennie no hizo nada más que sonreír y negar. —Las cosas nunca son como crees Kai, sí, dije tales cosas, pero de no haberlo hecho seguiría encerrada en el infierno, gracias a tu incredulidad me liberaste, para ser el ser más inteligente y poderoso que existe fue muy fácil engañarte. Idiota. Ahora dime qué quieres. Tengo que ir con mi esposa y ver a mi nieta -esta dijo, haciendo referencia a Lia, la pequeña se había ganado el corazón de la diosa en muy poco tiempo.

Kai miró con recelo a la morena, casi con rabia. Luego este dió un paso hacia atrás.

—Te pedí que vinieras para que te hagas a un lado -dijo- Muy pronto iniciará una guerra, una guerra que T/n perderá, por el aprecio que te tengo te digo esto con tiempo, el tiempo suficiente para que te vayas de aquí antes de que todo se vaya a la mierda.

Jennie asintió con pereza, mirando al mayor con aburrimiento.

—Tan empeñado en arrebatarle la felicidad a T/n, deseando destruir a tu propia hija... A tu sangre... -esta dijo- Y pensar que alguna vez fuiste mi más grande amor... Ahora solo puedo sentir repulsión por tí -luego la diosa comenzó a retroceder- Solo te diré una cosa Kai, no dejaré a T/n sola nunca más. En el pasado cometí el error de no estar a su lado, de apoyarla aún sabiendo que ella tenía razón sobre ti. Pero está vez no. Lucharé junto a ella, por primera vez en toda mi existencia seré la madre que siempre debí de ser, y en el momento adecuado, justo cuando todo haya acabado, vendré por tu cabeza.

Y sin más para decir, Jennie desapareció del lugar, dejando a Kai en un estado de shock. Todo el plan que había formulado en su mente para sacar a la morena del juego se había ido por el drenaje, había desaparecido tal cual lo había hecho Jennie hace un par de segundos. Kai miró hacia el suelo, sintiendo como la furia y la impotencia se apoderaban de él.

“Vas a morir” susurró una de las voces en su cabeza, Kai negó y cerró sus ojos “Tu hija pronto será más poderosa que tú, bastardo infeliz”

—No lo será -susurró este- No si acabo con ella antes.

Y un muy asustado Jimin veía la actitud de su padre con miedo. ¿Desde cuándo este tenía esas conversaciones?
Dios estaba enloqueciendo, el poder había consumido su mente en su totalidad. Luego, gracias al reflejo de un charco que había quedado tras una leve lluvia el arcángel Jimin miró su apariencia en el suelo, y como su pelea con T/n lo había dejado; Su rostro estaba lleno de enormes y horribles cicatrices, uno de sus ojos había quedado blanco gracias a uno de los múltiples arañazos que recibió de su hermana, dejándolo parcialmente ciego, su blanca piel tenía múltiples parches negros por todo su cuerpo, el brazo que había lanzado la maldición hacia T/n -y que había rebotado en él- estaba en un estado esquelético, y ni que decir de sus hermosas alas blancas, ahora las cuales estaban de un color marrón, manchadas de sangre y totalmente destruidas e inservibles.

Si T/n pudo hacerle todo eso, teniendo todo su poder sellado, ¿Que sería lo que ella podría hacerle teniendo el poder que tenía antes?

Su padre no estaba en sus cabales, el hombre poderoso que había conocido antes ahora estaba consumido en la locura, era débil. Entonces, ¿T/n sería capaz de acabar con él?
La azabache tenía el apoyo de su madre, la Diosa de la creación, tenía a seis de las demonios más poderosas que había visto, sin contar el hecho de que todas sus hermanas (las cuales eran demasiado poderosas) la apoyaban. Sin lugar a dudas T/n tenía todas las de ganar en aquella futura guerra, en cambio ellos estaban solos, dos contra un ejército.

Pronto la cobardía se había apoderado del arcángel, pero el odio y la repulsión -además de la enorme envidia que este le tenía- eran más grandes que su miedo, Jimin quería destruirla, hacerla sufrir, acabar con ella.

Jimin buscaba venganza por lo que le había hecho.

—Organiza a mi ejército, quiero a todos los ángeles preparados -musitó Kai, llamando la atención del distraído Jimin, este asintió- El objetivo principal es asesinar a T/n y a Dahyun, a tus hermanas y a Jennie déjalas.

Jimin asintió. —¿Y las demonios que sobrevivieron?

Dios alzó la vista, mirando hacia el frente.

—Que no quede ni un rastro de esa escoria.

Ciudad del Vaticano, Roma, República Italiana.

—Nunca pensé que estaría en Italia -Dahyun musitó mirando hacia todas partes, observando la linda arquitectura del lugar y como tras de si se encontraba el obelisco que coronaba a la plaza de San Pedro- Mucho menos en el vaticano, este lugar es hermoso.

T/n sonrió ante la demostración de emoción -un poco infantil de Dahyun-, las demás demonios junto a las arcángeles sonrieron por la felicidad de la menor.

—De ahora en adelante podrás visitar más lugares como este, una de las ventajas de ser inmortal es que, literalmente, podrías visitar todos los lugares más hermosos de este planeta por toda eternidad -respondió T/n, tomando de la mano a la pálida- Solo pídelo, y allí estaremos.

Dahyun asintió efusivamente, luego recordó de aquella pregunta que estaba atacando su mente. —¿Y por qué estamos aquí?

Nayeon, que estaba cerca del par junto a Chaeyoung respondió a la pregunta de la menor. —Cuando T/n fue desterrada del cielo está cayó en una arboleda enorme, llena de vida y muchas cosas más, antes se llamaba "El Edén" -esta dijo, y T/n asintió- Todo este lugar fue parte del Edén, y casualmente, fue la primera ciudad estado que se fundó en esta parte del mundo; Roma. Durante siglos nuestra presencia se ha hecho presente en esta ciudad, de manera directa e indirecta, no por nada el Vaticano y el Papa se instalaron en este punto de la ciudad.

—Si mal no recuerdo, T/n cayó en el medio de la plaza central, justo donde está el obelisco -agregó Jeongyeon desde atrás, sosteniendo la mano de Mina, luciendo adorablemente tiernas- Cayó cómo un meteoro, destruyendo todo a su paso.

—¿Destruyó la ciudad? -preguntó Dahyun anonadada.

Las demonios negaron.

—¿Conoces la historia del asteroide que extinguió a los dinosaurios? -la muy introvertida Joohyun habló, Dahyun negó rápidamente- En realidad, no fue un asteroide, fuimos nosotras.

Las cinco demonios rieron al recordar ese momento. En el momento en que T/n y ellas fueron desterradas -junto a la tercera parte de los ángeles del cielo- cayeron a la tierra en gigantes bolas de fuego, destruyendo todo a su paso. Tanto así fue la devastación causada por todas ellas que lograron extinguir a toda la vida del planeta.

—Si te preguntas, Sana fue la que con su caída provocó la formación de Yucatán -Nayeon agregó riendo, causando que la nombrada sintiera vergüenza- Bueno ya, mucha charla y poca acción, vinimos con un propósito, no podemos retrasarnos más.

Después de caminar en dirección al enorme obelisco en medio de la plaza. Tras verificar que no había nadie cerca T/n se acercó hasta la base, apoyando su mano en la pared de éste. Pocos segundos después la estructura crujió, y casi de inmediato una puerta se abrió en el suelo frente a ellas, allí habían unas escaleras que se perdían en la oscuridad mediante descendían.

—La razón por la que estamos aquí es que en este lugar se encuentra el salón del "Consejo Infernal" -dijo T/n- Vamos, es hora de recuperar lo que alguna vez perdí.