｡･::･ﾟ★,｡･::･ﾟ☆ ♡ ☆｡･::･ﾟ★,｡･::･ﾟ☆

Hace 27 años mi vida cambio por completo, hace 27 años puse en riesgo mi vida para salvar la de mis amigos, y yo no lo recordaba.

Hace unos días recibí una llamada de Derry, era Mike, Mike Hanlon —si, aquel chico de color que siempre molestabas— estaba conduciendo por las calles de Portland cuando respondí a su llamada, sentí una enorme presión en mi pecho, creo que eso era lo que sentía Eddie Siempre que su asma atacaba. Estuve a punto de atropellar a un niño, un ¡maldito niño!

Y recordé que había nacido en un lugar llamado Derry, que hice una promesa cuando era niña, que amaba jugar en los baldíos... Pero sobre todo te recordé a ti.

Recordé tu aroma siempre que pasaba por tu lado en los pasillos de la escuela, aquel olor a sudor, tierra y goma de mascar con sabor a fruta.

Recordé tu estúpida chaqueta rosa, la que tenía un águila en la espalda, aquella por la que le rompiste los dientes al chico que se burló de ella.

Recordé el día en el que nos conocimos, en detención. Estabas solo, los chicos no habían sigo castigados; éramos tu y yo solamente. Me mirabas con odio desde el otro lado del aula y yo le limitaba a morder mi mejilla.

Me incomodaba aquella mirada, inexpresiva casi aterradora, aún así no podía de dejar de mirarla. Era algo hipnótico para una tonta chica como yo.

Cuando el profesor encargado de detención se retiró, te acercaste a mi, como un depredador se acerca a su presa. Estabas molesto, pues por mi culpa estábamos en detención, si tan solo te hubiera dejado copiar mi examen todo hubiera sido distinto.

—Estas muerta ¿Entendiste?

Aquello fue lo que me dijiste, yo debía estar asustada pero mis sentimientos eran todo lo contrario, te inclinaste hacía mi y pude ver tu rostro de cerca, esos pequeños pero bellos ojos azules, tu peculiar nariz, tus delgados labios rosas. Sabía que mirarte de aquella manera estaba mal, pero me era imposible apartar la mirada.

Te diste cuenta de que mi boca no emitía ninguna palabra, me tomaste de las mejillas con brusquedad acercando peligrosamente tu rostro al mío. Por un momento creí que iba a morir, pero no fue asi ¿Lo recuerdas? Me diste un pequeño beso en la comisura de la boca, un beso que hasta el día de hoy sigue presente en mi.

En fin, hay tantas cosas que me gustaría contarte ahora que lo recuerdo todo. Seguramente recuerdas a los perdedores, que en absoluto lo son ahora.

Bill el Tartaja Denbrough ahora es escritor, los finales de sus libros no son tan buenos pero las criaturas que aparecen en ellos son, bueno ya sabes.

Eddie Kaspbrak, el asmático, es analista de riesgos (no me preguntes que es esa mierda, por qué no tengo la menor idea) sigue teniendo esos lindos ojos que recordaba.

Beverly Marsh, la zorra, es diseñadora de modas, sus pómulos son más marcados al igual que su barbilla, pero sigue siendo muy linda. Creo que su esposo la golpea (Tal vez por fin elija a Ben).

Hablando de Ben Hanscom, ¿lo recuerdas? Lo llamabas "gorda" o "tetas" pero dejo de ser eso, ahora ¡Con un demonio! Es un maldito dios griego, tallado por Miguel Ángel, persiguió sus sueños y ahora es un famoso arquitecto.

¡Claro! Olvidaba a Bocazas, es un puto comediante pero supongo que era de esperarse y él, pues sigue siendo Richie.

Mike Hanlon, trabaja en la biblioteca de Derry, jamás se fue de este lugar. Estaba esperando, esperando a que Eso volviera, por él estamos aquí.

Oh, y como olvidarlo, Stanley Uris, mi viejo amigo, esta muerto. Ese maldito hijo de perra hizo que se suicidara.

Por eso escribo está carta, iremos tras ese maldito payaso, para de una vez por todas terminar lo que empezamos en aquel verano de 1989. Me hubiera gustado visitarte y hablar contigo en persona, pero no hay tiempo.

Tuve un sueño, estaba Eddie sangrando y tú a un lado.

Me asusto aquello y por eso te encerraron en el cuarto en qué estás leyendo esto, tuve que hacerlo, pues no quería que nada te pasará.

Si estás leyendo esto es por lo logramos, detuvimos a Eso y Derry por fin es un pueblo común. Pero también significa que a pesar de que lo destruirnos hubo sacrificios.

Entre ellos la vida de Stan y la mía.

Escribo esto por si las cosas no salen como lo planeaba, aunque ¿sabes que? Seguramente todo saldrá bien y podré contarte todo esto en persona.

Nos vemos pronto, Bowers.

~Siempre tuya, tu chica perdedora.

*Adjunto otra carta (más te vale que no la hayas perdido) se que parece un trozo de papel viejo, pero realmente tienes que leerlo. La escribí cuando cumpliríamos 1 año, ya sabes de nuestra relación. Pero jamás te la entregué, pues aquel día mi padre me saco de Derry y jamás volví a saber de ti hasta este día.

Un par de rebeldes lágrimas caían por el rostro de un hombre rubio, limpiandolas bruscamente con su mano abrió el otro pedazo de papel. Estaba arrugado y sucio, con algunas gotas de sangre en el.

—¿Se encuentra bien, Señor?

Se limitó a ignorarlo y comenzó a leer aquella carta.

Para mi Bravucón

Hace unos días casi muero, y lo único en lo que pude pensar fue en ti, mientras esa cosa me arrastraba por las aguas grises hasta su "hogar", todos los momentos que compartimos pasaron por mi mente.

Me diste fuerzas para luchar contra ese payaso, y me di cuenta que no podré vivir sin ti.

Ha pasado ya un tiempo desde aquel extraño beso en detención, aquel beso que inicio todo. Jamás hubiera pensado que me enamoraría del chico que se burla de mis amigos. Pero aquí estoy escribiendo esta torpe carta mientras tú te encuentras dormido en mi cama, con la delgada sábana blanca cubriendo tu desnudo  cuerpo.

Jamás fui buena expresándome ante las personas, por ello considero que plasmando mis palabras en papel todo será más fácil.

Tal perece que estamos unidos por el dolor, que las cicatrices de nuestro pasado y presente nos guiaron por el mismo camino, que nuestros tristes pasos estaban destinados a cruzarse.

Aquello me duele, me duele verte sufrir día a día y no se si pueda soportarlo aún más. Fingir ser fuerte no es bueno para ti, sobretodo si la manera en la que lo demuestras es dañando a otros. Te quiero y sufro al igual que tú, pero lastimar a otros no es la manera de sacar todo el dolor, la irá o la tristeza.

Prometo sacarte de aquel infierno, buscaré algún empleo como mesera o alguna mierda parecida para largamos de este lugar. No dejaré que tu padre vuelva a ponerte una mano encima, voy a cuidar de tí y te protegeré siempre.

Pero mientras lo logro necesito que seas fuerte, que controles el dolor. Prometo curar tus heridas, besar tus cicatrices y abrazar tus anhelos. Necesito que tengas paciencia y que por lo que más quieras, no me abandones. Es muy difícil para mí explicar cómo me siento, tengo miedo que me deseches como una cáscara de Banana.

Si no fuera por ti yo no sería la fuerte persona que soy ahora, gracias a ti me encuentro aquí sentada a altas horas de la noche, me hiciste amar la vida, mi vida.

Me diste apoyo cuando lo necesitaba, tú me ayudaste a pelear cuando me estaba dando por vencida, me hiciste reír en mis días más tristes, y eres la razón por la que yo sigo aquí.

Y si pudiera te daría la luna y las estrellas, si la muerte un día decide venir por tí daría mi vida por la tuya. Te entrego mi alma, mi corazón, mi puta vida entera

Y por ello y muchas cosas más quiero pasar el resto de mis días a junto a ti, porque en ocasiones nos enamoramos de las personas incorrectas y en esta vez creo, realmente creo que no es así.

Porque cada vez que escucho tu voz estoy llena de mariposas, es imposible sacarte de mi mente. Si tengo 100 pensamientos tú estás en 99 de ellos. Cada  vez que caminas entre la gente no puedo evitar que mi corazón se vuelva loco.

Ahora mismo estoy acariciando tu cabello, una pequeña sonrisa se escapó de tus labios (más te vale que pienses en mi Bowers) y con esa sonrisa termino está carta amando este año juntos y deseando muchos más.

Te amo, Henry.

El hombre no pudo soportar más el llanto y se quebró, no solo su corazón sino su alma y sus ilusiones. Comenzó a gritar descontroladamente mientras golpeaba la dura pared, lastimando sus nudillos hasta hacerlos sangrar.

—¡Bowers! ¡Basta!

Henry dejo de golpear la pared para mirar con odio a Mike.

—¡Son unos malditos hijos de perra! Debían protegerla, era su único maldito trabajo.

Trato de golpear el rostro del hombre pero un par de brazos los detuvieron.

—Hicimos lo que pudimos, intentamos salvarla pero Eso fue más rápido—Intervino la pelirroja con voz quebrada.

—¡Mienten! Ella estaría viva si no fuera por ustedes, malditos perdedores.

Se liberó del agarre de Ben y Bill dejándose caer al suelo, dónde comenzó a sollozar.

—Era mi chica, mi dulce y bella chica. Siempre estuvo ahí para mí sin importar nada, y ahora que tenía la oportunidad de volverla a ver, ustedes la dejaron morir.

Los cinco adultos en la habitación miraban con tristeza al hombre, a pesar de que aquel fue el causante de muchas de sus heridas sentían lastima por él.

Su chica había luchado con valor, y protegido con su vida a los perdedores. Si no fuera por ella todos estarían muertos.

—Es mejor que se marchen, lo están alterando—dijo uno de los enfermeros que escuchan los gritos.

Todos comenzaron a ser sacados de la pequeña habitación pero Bill se detuvo sacando algo de su mochila.

—Ella nos pidió que te diéramos esto, dijo que tú sabrías que es.

El rubio levanto la mirada y su corazón volvió a romperse cuando miro el objetivo entre las manos del tartamudo.

Era un frasco grande con algunos dólares y monedas, en la etiqueta roja, rota por paso del tiempo se podía leer "Un nuevo comienzo".

Aquel frasco la chica lo había comenzado a llenar en el verano de 1990, había dicho que cada centavo que consiguiera lo pondría ahí para comenzar una nueva vida juntos, lejos de Derry.

Lentamente se acercó para tomar el frasco.

—Fuera, fuera de aquí—pidió con la mirada gacha.

Al estar solo en aquella fría habitación, se recostó sobre la dura cama abrazando las cartas y el frasco y bajo la atenta mirada de la noche lloró por el amor de su vida. La luna comprendía su dolor y el cielo lloro junto a él.