𝗠𝗶𝗲𝗹
La nieve caía lentamente por la ventana, el adolescente permanecía absorto en el sereno paisaje frente a él, ignorante del dulce aroma a canela y manzanas que inundaba la casa, producto del pastel recién horneado que su madre sacó del horno en la cocina. Su padre bajó las escaleras apresurado mientras se colocaba el abrigo, en la lejanía YunHo pudo observar como una camioneta pick up se estacionó frente a la acera interrumpiendo su visión del blanquecino paisaje.
La señora Jeong lo llamó para que bajara a saludar a la recién llegada visita, el adolescente volteó los ojos y aunque perezoso, obedeció a su progenitora. Mientras bajaba las escaleras y arrastraba los pies, YunHo se sentía miserable consigo mismo, pues recién ese día se cumplen tres meses desde que perdió el olfato, él sabía que eventualmente pasaría, sin embargo, el hecho de que ya no pudiera oler siquiera el enervante olor del limpiador para pisos con el que su madre limpiaba toda la casa lo frustró demasiado.
Al llegar a la mitad de las escaleras escuchó como su padre abría la puerta principal y recibía al susodicho amigo suyo de sus días como estudiante, un hombre al que YunHo no recordaba del todo pues hace años que él y su padre no se ven. YunHo bajó los últimos tres escalones y se encontró con la mirada de su madre, una mueca de disgusto se dibujó en su rostro, YunHo volteó sus ojos.
—“Te compré un suéter para la cena de hoy, póntelo.” —Imitó YunHo. —Mamá, ya no soy un niño al que puedes vestir a tu gusto. —Comentó YunHo, la mueca de disgusto en el rostro de su madre pasó a ser de ofensa.
—Te lo compré porque es un suéter calientito, niño. —La señora Jeong remarcó la palabra. —Afuera está a menos seis, cuando te acerques a la puerta te dará frío. —Dijo y lo tomó del brazo para acercarlo a la puerta de dónde se escuchaban las voces de su padre y su amigo, YunHo solo resopló.
Al llegar a la puerta la visión de YunHo yacía bloqueada por la ancha espalda de su padre que tapaba la figura de su invitado, su madre carraspeó y las risas de los hombres cesaron, su padre se hizo a un lado y fue ahí donde YunHo lo vio por primera vez desde hace años.
El cabello negro como la noche sin estrellas le llegaba a los hombros, su piel blanca hacía competencia con la nieve que caía a sus espaldas, sus redondos ojos marrones se posaron en él y sus pálidos labios debido al frío se curvaron en una cálida sonrisa que el hombre le ofreció.
Frente a la puerta de su casa yacía parado aquel que estaba destinado a estar a su lado, su amado psicolabis, en aquel entonces no quiso creerlo, pero cuando un escalofrío le recorrió de pies a cabeza, y una penetrante esencia le llenó las fosas nasales, no le quedó duda alguna.
Ese hombre frente a él, era un cake.
Aquel al que estaba destinado a consumir.
El hombre alzó su vista para verle directamente a los ojos y aún con esa sonrisa se presentó, su voz permaneció cómo un zumbido en la mente de YunHo.
—¡Qué alegría verte YunHo! Soy SeongHwa, ¿Te acuerdas de mí? —Dijo el hombre extendiendo su mano cordialmente. El olor de SeongHwa desconcertó a YunHo, su aroma se sentía como algún gas que te pone a dormir, pues el adolescente sentía todo su cuerpo adormecido conforme más y más olía al hombre. La madre de YunHo palmeó su espalda y fue así que este se despabiló y extendió su mano para corresponder el saludo. Al tocar la mano del hombre, sintió una corriente eléctrica recorrerlo de pies a cabeza. —¡Dios! Haz crecido bastante, la última vez que te ví le llegabas a la cintura a tu padre, y mírate ahora, ¡Eres más alto que él! —Comentó SeongHwa, los tres adultos rieron y el rostro de YunHo se volvió rojo como un tomate ante la repentina vergüenza que le provocaron las palabras del hombre.
Después de intercambiar un par más de palabras los señores Jeong y el señor Park se dirigieron a la sala, YunHo subió con prisa a su habitación, su madre creyó que iría a buscar su suéter debido al regaño que le dio por no abrigarse bien, sin embargo, la realidad era muy diferente.
Un remolino de sensaciones atontaron el cuerpo de YunHo, aún sintiendo su rostro caliente, el adolescente se encerró en su habitación de un portazo, llamando la atención de los adultos en la planta baja.
—¿Qué le pasa a YunHo? —Cuestionó SeongHwa, su mirada se dirigió hacia el techo.
—Es la adolescencia. —Respondió el señor Jeong entre risas.
—Dios mío, ¿No te lo hemos dicho aún? YunHo descubrió que es un fork y perdió su olfato, es por eso que ha estado de ese humor desde entonces. —Relató la señora Jeong con pena. El semblante del señor Jeong se endureció.
—Oh pobre, debe ser difícil para él… —Musitó SeongHwa. —¿Hace cuánto qué pasó eso? —Preguntó preocupado por el adolescente.
—Hoy se cumplen exactamente tres meses. —Afirma la señora Jeong con una mueca triste en rostro, su esposo colocó una mano sobre las de ella, la mujer sonrió con pesar.
—Pobre YunHo, debe estar pasándola muy mal, ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarlos? —Dice SeongHwa, preocupado por el bienestar de la familia de su amigo.
—Si puedes regresarle su olfato, estaría más que perfecto. —Bromeó el señor Jeong, su esposa le golpeó el estómago con el codo.
—Esto es serio, idiota. —Dijo la señora Jeong, su marido se disculpó.
—Creo que puedo intentar hablar con él. Tal vez… Puedo animarlo un poco. —Propuso SeongHwa. Un destello de esperanza brilló en los ojos de los señores Jeong.
—Nos ayudarías mucho. —Comentó la mujer.
SeongHwa les sonrió cálidamente y se dispuso a subir a la habitación del chico, mientras que los señores Jeong preparaban la mesa para la cena.
Por otro lado, YunHo estaba teniendo problemas para controlarse, su estómago rugía hambriento, sus dientes picaban, no paraba de salivar, su cuerpo entero sentía un hormigueo interminable y sus fosas nasales cosquilleaban tratando de percibir el extinto aroma del hombre.
Con la espalda recargada sobre la puerta de su habitación, YunHo estaba tratando de regular su respiración, su pecho subía y bajaba, nervioso, escuchó como unos pasos subían las escaleras, esperó que fuera su madre, pues así podría ayudarlo a solucionar lo que le estaba pasando, sin embargo, su respiración se atascó cuando un aroma embriagador que ya había olido antes estaba posado detrás de la puerta.
Miel, frutos rojos y chocolate.
Las tres fragancias se apoderaron completamente del sistema de YunHo y su cuerpo se paralizó. El silencio era interrumpido por lo latidos del corazón de YunHo que golpeaba con rapidez su pecho y que retumbaba en sus oídos, tres toques en la puerta y la voz de ese hombre hicieron que brincara en su lugar.
—YunHo, ¿Estás ahí? Soy SeongHwa, ¿Crees que podamos hablar un momento? —Cuestionó el hombre.
YunHo entró en pánico, el olor de SeongHwa se adentraba cada vez más en su sistema y su mente comenzaba a nublarse, como si de pronto todo su cuerpo estuviera atravesando una fiebre, sintiéndose acorralado y sin saber que hacer abrió un poco la puerta, desafortunadamente una ráfaga del aroma le golpeó directo en el rostro, empeorando su sentir.
—Hola YunHo. —Le sonrió SeongHwa, YunHo asintió. — ¿Puedo pasar? —preguntó el hombre. Dudoso, YunHo abrió lo que restaba de la puerta y le permitió el acceso al hombre, con lentitud, YunHo cerró la puerta, recargando su frente sobre ella, al voltear, SeongHwa le miraba atentamente, YunHo huyó de su mirada y caminó hacia su cama sentándose y dándole la espalda, YunHo temblaba sin saber qué hacer, pues ahora el aroma de SeongHwa estaba en toda su habitación.
SeongHwa se acercó hasta YunHo y sentó a su lado, asustándolo, el adolescente bajó su rostro en dirección a sus pies.
—Verás YunHo… Se que estos cambios pueden resultarte aterradores y está bien, ni tú, ni tus padres sabían que esto pasaría, pero lo que sí sé es que ellos te aman y te apoyarán en todo lo que necesites. Sé que también será difícil acostumbrarse, pero eventualmente está situación dejará de tener importancia y vivirás tranquilamente, encontrarás a ese alguien que te hará sentir cosas nuevas y serás muy feliz a su lado, pero por ahora tienes que ser fuerte, ¿Sí? —Le dice SeongHwa.
Unos segundos en total silencio pasan y SeongHwa no sabe que hacer, YunHo levanta el rostro y lo mira con una mueca de confusión.
—SeongHwa. —Lo nombra el adolescente.
—¿Sí, YunHo? —Responde atentamente el hombre.
—Tu aroma me está volviendo loco. —Confiesa YunHo.
SeongHwa se queda perplejo y en cuestión de segundos su ceño se furnce en confusión.
—¿Mi aroma? Ni siquiera estoy usando perfume. —Dice SeongHwa con una sonrisa nerviosa.
—Hueles a miel, tu aliento, huele a miel. —Insiste YunHo.
SeongHwa se extraña por la confesión del adolescente, y pensando en alguna respuesta lógica, una idea que no había contemplado antes cruza por su mente.
YunHo recuperó su olfato por él.
Lo que significa que SeongHwa es un cake.
Confundido por ese descubrimiento SeongHwa busca entre los rincones de su mente la información que alguna vez llegó a leer sobre los forks y los cakes, y lo primero que recordó es que los forks pueden probar de las sustancias emanadas de los cakes para calmar su hambre, por ende, SeongHwa al ver el estado de YunHo pensó que si compartía algo mínimo con él, su estado podría mejorar, pensó en la sustancia que podría darle, sacarse sangre no era lo más conveniente, lágrimas sería muy poco y ni hablar de darle su semen, por lo que la repuesta más rápida y lógica que pensó fue compartirle su saliva, y que mejor forma de compartir saliva que con un beso.
—YunHo. —Lo nombró SeongHwa y este le miro con algo de miedo. —¿Sabes porque tú cuerpo está actuando así? —Le cuestionó y el chico negó. —Es porque necesitas probar a un cake. —Le respondió.
—¿P-Probar? ¿Cómo “comer”? ¿Comerme a a-alguien? —murmuró YunHo confundido y levemente asustado.
—No necesariamente, bastaría con probar la sangre, lágrimas o… —Se pausa, aún dudando de lo que estaba por proponerle al chico. —La saliva de un cake. —Dice SeongHwa, YunHo parece pensar algo y después de unos minutos de silencio habla con voz tranquila.
—No conozco a ningún cake que pueda ayudarme. —Comenta YunHo desesperanzado. SeongHwa suelta una risilla ante la inocencia del joven.
—YunHo, tienes frente a ti a tu cake destinado. —Le dice SeongHwa, YunHo abre sus ojos en sorpresa.
—¿Como está tan seguro de eso? —Lo cuestiona YunHo, está vez mirándolo a los ojos y acercando su cuerpo en dirección al hombre.
—Haz dicho que mi aroma te resulta atrayente, ¿No? Eres hasta ahora el único fork de todos los que he conocido que me ha dicho eso. Sabes que cuando un fork encuentra a su psicolabis este recupera el olfato y hasta antes de verme no podías oler nada, ¿No es así? —YunHo asiente.
—Sí usted y yo… —El adolescente se pausa, nervioso, no creyendo lo que estaba a punto de decir. —Sí usted y yo somos el psicolabis del otro, entonces… ¿Qué? —Cuestiona YunHo, expectante.
—Entonces, significa que puedo calmar tu hambre. —Responde SeongHwa. El estómago de YunHo ruge.
—¿Cómo? —pregunta YunHo confundido.
—Compartiendo mi saliva contigo, con un beso. —Informa SeongHwa. YunHo abre sus ojos con sorpresa.
¿Besar al amigo de su padre? Impensable. YunHo siente que el estómago se le revuelve y siente un vacío quemarle desde adentro cuando de nueva cuenta su estómago ruge hambriento, YunHo se sonroja cuando su estómago emite un sonido lo suficientemente alto como para ser escuchado por el hombre.
—Está bien si no quieres YunHo, no te obligaré a nada. Puedes pensar en ello como una forma de alimentarte. —Dice SeongHwa, YunHo aún permanece inmóvil, sin saber qué hacer exactamente, SeongHwa entiende que ya no hay más nada que hablar y se pone de pie, dispuesto a marcahrse. —Hablaré con tus padres de esto y buscaré la manera de hacerte llegar… No lo sé, bolsas con mi sangre para que puedas calmar tu hambre o algo. —SeongHwa camina hasta la puerta y cuando su mano toca el pomo, escucha los pasos de YunHo, quién dando tan solo tres zancadas ya estaba detrás de él.
Con una de sus manos YunHo sostiene la puerta para evitar que SeongHwa se vaya, al girarse el hombre ve el rostro del chico, YunHo se está mordiendo el labio y una fina línea de saliva escurre de las comisuras de sus labios.
—Por f-favor… Beséme. —Suplica YunHo, SeongHwa se sorprende por la repentina cercanía y la petición del chico. —Su aliento huele a miel, por favor, déjeme probarlo, por favor. —Ruega desesperado el adolescente.
SeongHwa sonrió enternecido por lo patético que se veía un chico más alto que él suplicando por uno de sus besos, con una sonrisa maliciosa SeongHwa se acercó más a YunHo, colocó ambas de sus manos en sus mejillas y unió sus labios.
Para sorpresa de SeongHwa, YunHo lo tomó de las caderas y presionó su cuerpo contra la puerta, sacándole un jadeo, las manos del chico subieron por todo su torso hasta bajar de nuevo a sus caderas donde el más alto apretó con firmeza.
Los labios de YunHo se movían con salvajismo sobre los de SeongHwa, el mayor abrió sus labios al sentir como los fríos dedos del adolescente se colaban por debajo de su camisa de lana y YunHo aprovechó eso para meter su lengua de lleno en la cavidad bucal del hombre, sorbiendo y chupando desesperadamente, deseoso de sentir cada vez más el dulce sabor de la miel que ahora yacía impregnado en su paladar.
SeongHwa podía sentir cada centímetro de la lengua del chico, podía sentir su energía, la vitalidad de su juventud desenfrenada apretándolo contra la puerta y su presencia superándolo. Adormecido y jadeante YunHo se separa del beso, su respiración irregular se mezcla con la del hombre frente a él y ambos se miran relamiendo sus labios.
YunHo hace el intento de volverlo a besar más SeongHwa interpone su mano tapando la boca del chico, YunHo frunce el seño y antes de poder decir algo SeongHwa habla.
—Detente, es suficiente. —Le ordena, el adolescente resopla y lo mira directo a los ojos. SeongHwa desvía la mirada y suspira con pesar. —¿Qué vamos a hacer? Eres demasiado joven. —Dice, YunHo coloca una mueca de desespero.
—Mis padres no deben saber esto. —Dice YunHo, SeongHwa lo mira con el seño fruncido.
—¿Por qué no? Son tus padres. —Responde SeongHwa.
—Si se enterán, me alejarán de usted y ya no podré seguir probando su sabor. —Contesta el adolescente con un tono desesperanzado.
SeongHwa lo piensa por un momento y ve la opción posible, pues si se pone en el lugar del padre de YunHo, a SeongHwa no le haría mucha gracia que su amigo de poco más de cuarenta años, se nombre así mismo como el psicolabis de su hijo menor de edad. SeongHwa resopla frustrado.
—¿Entonces qué propones? —Cuestiona SeongHwa, su tono sonando molesto. YunHo se queda en silencio, agacha su cabeza y parece pensar algo, segundos después mira a SeongHwa con firmeza.
—Espere por mí. —Dice con determinación el adolescente.
La franqueza en la mirada de YunHo provocó que SeongHwa sintiera mariposas en el estómago, el hombre soltó una risita que hizo sonrojar al adolescente, una de la las manos de SeongHwa tomó el rostro del YunHo con una mirada enternecida, SeongHwa le responde.
—Está bien, esperaré por ti. Es una promesa. —Le dice SeongHwa, alzando su dedo meñique a la altura de sus rostros, YunHo muestra una sonrisa tonta y asiente, enganchando su dedo con el del hombre, para seguido de eso besarlo en los labios.
SeongHwa se despide y al salir de la habitación YunHo chilla contento, pues ahora toda su habitación huele de maravilla.
(…)
Cinco años han pasado y ahora un YunHo recién egresado de la carrera de administración de empresas está de pie frente al estudio de arte de su psicolabis. Las flores y los chocolates que carga tiemblan debido a los temblores que YunHo está teniendo puesto que está demasiado nervioso, no sabe cómo saludarlo o qué decirle, su yo adolescente de hace cinco años probablemente hubiera corrido a besarlo, sin embargo, ahora era un hombre y quería que SeongHwa lo reconociera como tal, sin dudarlo ni un segundo más, presionó el timbre en la entrada.
Un minuto después la puerta fue abierta y YunHo sintió un deja vù.
SeongHwa se mantenía igual de atractivo que hace cinco años en esa cena, sin embargo, había algunos cambios en su apariencia, como algunas canas blancas que se escondían entre sus largos cabellos negros y unas arrugas alrededor de sus ojos que amenazaban con borrar lo que quedaba de su juventud, mismas arrugas que se hicieron más pronunciadas cuando SeongHwa sonrió de oreja a oreja al verlo.
—¡YunHo! ¡Dios mío, en verdad eres tú! —Exclamó SeongHwa, rápidamente se acercó al más alto y se abalanzó hacia sus brazos, YunHo correspondió al abrazo y hundió su rostro en el cuello de SeongHwa de dónde inhaló profundamente, sin duda alguna había extrañado demasiado su olor.
Miel, frutos rojos y chocolate.
El aroma de su amado psicolabis.
—Ya llegué, estoy aquí, cumplí nuestra promesa. —Dice YunHo en un tono de voz curioso, aún escondido en el cuello de SeongHwa, este al notarlo se separa y al observar el rostro del joven ve en el lágrimas caer por sus mejillas. SeongHwa sonrió enternecido.
—No hay porqué llorar, tonto, tú mismo lo has dicho, ya estás aquí. —Le dice SeongHwa acercándolo hacia su cuello, YunHo se aferra al hombre y este siente como tiembla por el llanto. Aún enternecido por la reacción de su psicolabis, lo encamina en dirección hacia su estudio.
Ya dentro del lugar YunHo le entrega las flores y los chocolates que traía consigo, SeongHwa le agradece y ambos se quedan en la mini sala del estudio, para ponerse al corriente sobre lo que ha pasado en la vida del otro, YunHo cuenta orgulloso como se graduó con uno de los mejores promedios de su carrera, contó dichoso como recuerda haber llorado junto a sus padres mientras sostenía su título, inclusive le mostró a SeongHwa una foto donde tanto él como sus padres tienen los ojos llorosos, a SeongHwa le pareció tierno ver cómo el rostro de YunHo salía sonrojado.
Por su parte, SeongHwa contó que unos meses después de que visitó a los Jeong hace cinco años, retomó su pasión por la pintura y se dedicó a mejorar su arte, SeongHwa le mostró sus cuadros a YunHo y en uno de ellos aparecía él entre rosas, gardenias y tulipanes, YunHo sonrió halagado por aparecer en uno sus hermosos cuadros y SeongHwa sonrojado le agradeció por sus lindas palabras.
La tarde transcurrió con ellos dos contando más y más anécdotas de sus vidas, acompañados de una copa de vino en sus manos, la pareja decidió cenar ahí en el estudio con lo que fuera que tuviera la alacena de SeongHwa, entre risas y sutiles caricias ambos terminaron con su pequeña cena romántica improvisada.
SeongHwa se excusó un momento para ir al baño, YunHo lo miró alejarse y cuando no lo vio más tomó su copa para beber de ella, sin embargo, una punzada en su vientre lo paralizó por completo. Una sensación de hormigueo se extendió por su cuerpo y el alto empezó a sentir como la temperatura de su cuerpo aumentaba.
YunHo había entrado en degustación.
Rápidamente se puso de pie y buscó su saco, en dónde tenía medicamentos recetados para mitigar las molestias de la degustación. Si bien entrar en degustación no es peligroso, YunHo se reusaba a verse afectado por las sensaciones “vergonzosas” de la degustación frente a su psicolabis.
Al encontrar su saco YunHo chasquea la lengua al darse cuenta que sus medicamentos no estaban en ninguno de los bolsillos de saco, revisó su pantalón, su cartera y no encontró ninguna tableta o pastilla. Su nerviosismo aumentó cuando escuchó los pasos de SeongHwa regresando.
—¿Está todo bien? —preguntó SeongHwa mientras tomaba asiento de nuevo.
YunHo asintió y se acercó a la mesa dónde también tomó asiento, viéndose incapaz de buscar las pastillas, aún así sonrió nervioso hacia el mayor. SeongHwa notó que algo cambió en YunHo, sin embargo, decidió pasarlo por alto y continúo hablando sobre el tema que minutos atrás dejaron a medias.
—Como te comentaba, YunHo… —Dijo el mayor. —En dos semanas será mi próxima exhibición y estoy muy emocionado por mostrar mis nuevos cuadros, tengo mucho tiempo he querido presentarme ahí. —Contó SeongHwa emocionado, por su parte, YunHo con difícilmente ponía atención a las palabras del pintor debido a que su aroma a miel lo estaba volviendo loco.
Con cada movimiento que SeongHwa realizaba una ráfaga dulce y ligera con aroma a miel golpeaba su rostro, el calor aumentaba a cada segundo y la concentración de YunHo se desviaba al blanquecino cuello frente a él.
—¿YunHo me estás escuchando? —Le cuestionó SeongHwa al notar la mirada perdida del nombrado. YunHo parpadeó ofuscado y sintió el rubor invadir sus mejillas.
—Lo siento Hwa, es sólo que… No me siento muy— La voz de YunHo se ahogó cuando este se encogió sobre su asiento abrazando su vientre. SeongHwa se asustó y de inmediato se puso de pie hasta llegar al menor.
—¡YunHo! ¿YunHo estás bien? —preguntó SeongHwa preocupado, su mano izquierda se posó sobre uno de los hombros de YunHo.
Por la repentina cercanía YunHo se sobresaltó, quiso ponerse de pie, más los brazos de SeongHwa al ejercer presión sobre sus hombros para mantenerlo sentado se lo impidieron.
—Por favor no te levantes, dime cómo te sientes y veré sí puedo darte algo. —Pidió SeongHwa con tono preocupado, enderezó su postura y se dispuso a ponerse de pie en búsqueda de su pequeña caja de primeros auxilios donde guardaba parte de sus medicamentos, pero un repentino tirón en su mano lo detuvo.
—Por favor… No te vayas, SeongHwa. —Suplicó YunHo, su mirada subió hast años ojos del mayor y SeongHwa comprendió qué le pasaba a YunHo.
El toque tembloroso sobre su mano, el rostro sonrojado y el sudor que bajaba por la frente del alto. Definitivamente se trataba de la degustación del fork frente a él. SeongHwa miró por última vez el rostro sonrojado de YunHo y soltó una risa burlesca.
—Pobrecito, estás haciendo lo posible para no lanzarte sobre mí y comerme a besos, ¿Verdad? —el tono de SeongHwa se volvió juguetón. Una de sus manos se colocó en la mejilla del fork y YunHo se frotó en ella, inhalando con fuerza el aroma de su piel.
—Hueles muy bien, extrañé tanto tu olor. —Confiesa YunHo, SeongHwa sonríe y mueve la silla de YunHo para que esté quede frente a él. El mayor se aleja un paso y observa desde abajo con una sonrisa divertida el cuerpo tembloroso del menor, al acercarse de nuevo SeongHwa usa uno de sus dedos para alzar el mentón de YunHo.
—¿Y bien? ¿No vas a decirlo? ¿No vas a pedirme nada? —cuestiona SeongHwa aún con una expresión pícara en el rostro. YunHo toma la mano de SeongHwa.
—No quiero que te sientas obligado a estar conmigo durante mi degustación, por esa promesa que hicimos hace cinco años. —Confiesa YunHo finalmente, ante las palabras del menor, SeongHwa suelta una carcajada.
—Fuiste tú quién me pidió que mantuviéramos la promesa, ¿Y ahora dices esto? YunHo, eres un tonto. —El insultado frunce el ceño. —Por supuesto que quiero estar contigo, llevas muchos años sin poder liberarte apropiadamente durante tus períodos de degustación ¿No es así? —YunHo asiente. —Entonces ya está. —Dice SeongHwa, YunHo intentó decir algo más, pero los labios de SeongHwa sobre los suyos se lo impidieron.
El beso inició con fiereza, pues ambos estaban locos por sentir la calidez del otro, YunHo gimió gustoso cuándo el sabor a miel inundó su paladar, SeongHwa se sentó sobre YunHo y sus manos se envolvieron sobre el cabello de YunHo, quién ladeaba su rostro en búsqueda de introducir aún más profundo su propia lengua dentro de la cavidad bucal del hombre.
Desesperado, YunHo se apartó del beso y mordió suavemente el labio de SeongHwa, con la respiración agitada ambos se dirigieron una mirada cargada de deseo.
No hubo necesidad de agregar más palabras, entre besos fogosos y pasos temblorosos llegaron al dormitorio del mayor, donde la manos del otro se encargaron de deshacerse de la ropa, la noche los abrazo completamente. Con parsimonia YunHo recorrió con la punta de su lengua cada exquisito rincón de la piel de SeongHwa, con sus dientes dejo marcas en todo su cuello y sorbió la miel que compartían en cada beso.
Pasado un tiempo, el amor que ambos se tenían culminó en el mayor de los éxtasis, pues después de una estocada feroz de YunHo la pareja sintió como su cuerpo se sacudía, sus músculos se tensaron y un escalofrío recorrió todo su cuerpo, la punta de su lengua ardió y poco a poco el sabor desconocido se extendió sobre toda su boca llevándolos a experimentar una sensación indescriptible que los elevó al mismo cielo cuándo unieron sus labios en un beso.
Habían alcanzado su umami.
Completamente cansados y rendidos, ambos se rindieron y se dejaron envolver por la sensación de sueño, abrazados, la sensación del umami los durmió profundamente.
Al despertar durante la mañana siguiente, mientras ambos se deshacían de la sensación de estar adormilados, una pregunta surgió en SeongHwa.
—YunHo. —El nombrado quién mantenía su rostro oculto entre la almohada emitió un sonido dando a entender que estaba despierto. —¿Tus padres ya lo saben? —cuestionó SeongHwa dándose la vuelta para intentar ver el rostro de YunHo, la pregunta haciendo referencia a qué ambos son psicolabis.
—No. —Respondió YunHo con una voz adormilada. SeongHwa abrió sus ojos con sorpresa y ante la respuesta despreocupada de YunHo un almohadazo lo despertó de golpe.
—¡¿Cómo que no lo saben?! —grita SeongHwa, YunHo se queja y se remueve entre las sábanas. —¡YunHo! —otro golpe con la almohada se dirige hacia su espalda y YunHo ríe, lentamente se pega al cuerpo de SeongHwa para poder abrazarlo y evitar así que otro almohadazo lo golpeara.
(…)
hola, espero que les haya gustado mi intento de cakeverse 😭
Muchas gracias por leer. ✨
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