C͎A͎P͎Í͎T͎U͎L͎O͎ ͎1͎
CARGANDO HISTORIA...
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¡LISTO!
⁘¡DISFRUTA DE TU NAMJIN!⁘
Ⅰ
✧Si así lo quieres, que así sea. Amarte es lo que deseo, cariño, y es lo que haré✧
༄🍀༄
El alto pelinegro sale del aula donde pasó gran parte de su mañana, la universidad está atestada de jóvenes que caminan con distintos rumbos y él es uno de ellos; lleva bajo su brazo una carpeta ancha donde tiene guardado algunos lienzos y en sus hombros una mochila cargada de porcelana fría y utensilios que utilizaba para darle forma a sus esculturas. Lleva puesto un holgado buzo de color rosa pálido, pantalones ajustados negros y sus Vans negras. El cabello le cubre la frente y sus carnosos labios se ven suaves y humectados. Impecable, así se veía la mayoría del tiempo.
Su apariencia le importa, claro que sí, se considera una persona atractiva y su guardarropa es algo de lo que está orgulloso. Por eso mismo trabaja; mantener su estilo de vida y sus estudios era duro, pero nada es fácil en esta vida y lo tiene muy claro.
Se siente perezoso, debe llegar a su departamento para dejar lo que carga y cambiarse de ropa para llegar a tiempo a uno de sus empleos.
Cuando baja del metro atestado de gente, se repite constantemente cuánto ama su carrera en un intento de ánimo para no tirar todas sus cosas y huir de su vida. Estar cansado es algo que a veces experimenta, por suerte ese día no ocurrió ningún desastre de los que está acostumbrado a lidiar y no sabe si sentirse aliviado por eso o temer porque el día todavía no termina.
Cantar victoria antes de tiempo es malo. ¡Joder claro que sí! Y lo confirma al descubrir que olvidó su jodida llave.
—¡Mierda! —grita al estar frente a la puerta de su apartamento —. ¿Otra vez?
Da la vuelta y se dirige al ascensor. No es la primera vez que le pasa eso, por lo que baja a recepción a buscar a YuGyeom para pedirle una de las copias que dejó a su cuidado.
—Hola, YuGy —dice con una sonrisa de pena al llegar a la estructura de mármol marrón que rodeaba el puesto de recepcionista.
YuGyeom sonríe y niega con la cabeza mientras abre un cajón y saca una de las llaves que tiene allí. No le sorprende para nada ver a su mayor, ese chico bonito frente a él es muy despistado.
—Hola, Jin Hyung —responde entregando la llave que sabe que el otro busca —. ¿Día ajetreado?
SeokJin toma la llave con su mano derecha y acomoda la carpeta en su brazo izquierdo.
—Bastante —suelta un suspiro —. Debo ir a trabajar —da vuelta — ¡Ten una buena tarde YuGy! —grita dirigiéndose al ascensor que cierra sus puertas justo cuando intentaba subir.
Al parecer alguien de arriba lo solicitó y ahora debía esperar a que este bajara.
Suelta un suspiro y observa el reloj de la entrada, sus ojos se expanden en exageración al notar que tenía solo media hora para prepararse y salir al restaurante en donde era mesero.
¡Puta suerte de mierda!
Grita en sus adentros mientras se dirige a las escaleras, cuatro pisos no son nada si veía el lado bueno.
YuGyeom mira con pena al pelinegro que pasa refunfuñando en dirección a las escaleras.
—Ojalá algún día tenga la suerte que se merece —dijo volviendo a tomar el mouse de la computadora para jugar al solitario.
Al llegar a su piso, suelta un largo suspiro y camina hasta su puerta. El número 134 en relieve de tono dorado resaltaba en en la blanca superficie, nunca entendió por qué demonios la puerta vecina del frente llevaba el 340 ¿Cómo demonios estaba organizado aquel edificio?
No alarga sus pensamientos, el tiempo es escaso. Al entrar, se quita las zapatillas, las cambia por sus pantuflas calentitas con forma de alpaca tierna en la parte delantera y camina rápidamente para dejar las cosas que carga en el sillón dos cuerpos que reposa en su sala; el lugar no es pequeño, pero tampoco es gigante. Las paredes son de color beige claro con cuadros decorativos donde el anaranjado y el amarillo resaltaban en brillos llamativos, tiene un pequeño living con sillones grises y almohadones de color blanco marfil con flores doradas reposan sobre cada uno. Unas puertas de cristal dejan ver el pequeño balcón iluminado por la luz del mediodía y el aroma a durazno se percibe en el ambiente tranquilo.
Se dirige al baño de su cuarto mientras se quita la ropa, una ducha de cinco minutos es lo que obtiene y al salir se coloca la camiseta sin mangas para después encima colocar una chaqueta negra de algodón, no lavó su cabello, pues no tenía tiempo. Su uniforme estaba en el restaurante, esperándolo allí para no estropearse como siempre lo hacía. No era su intención, ¡claro que no! Simplemente es protagonista, a diario, de hechos y situaciones desafortunadas que no podía controlar.
Meado por un dinosaurio, así se describe en cuanto habla de aquello. Recuerda haber llegado, los primeros días de trabajo en el restaurante, desde empapado en café que un transeúnte, al parecer un asistente de oficina, que caminaba de prisa había volcado sobre él; hasta embarrado por heces de una paloma que no tuvo mejor lugar para hacer sus necesidades que en la senda peatonal por donde iba pasando.
Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, eso se dijo cuando consiguió tener dos uniformes, uno de repuesto, y comenzó a dejar su camisa, chaleco y moño en su casillero procurando que no se arrugue en lo más mínimo y así, intercambiando estos cada día, lograba estar presentable en el trabajo.
Al salir de su apartamento nota que la puerta vecina se cierra con un suave clic.
¿Al fin tengo un vecino?
No sigue con sus especulaciones, el tiempo es oro y el que tiene él es escaso. Corre al ascensor y presiona el botón de la planta baja. Acomoda la capucha sobre su cabeza y suelta un suspiro que hace que suelte un poco la tensión que llevaba en sus hombros.
Las puertas del ascensor se abren y logra ver a YuGyeom sentado donde siempre y a su lado a una mujer robusta de cabellos castaños que le miraba con una sonrisa. Es la dueña del edificio.
—¡Jin Hyung! ¡Tiene correspondencia para retirar! —escucha que el joven le dice.
SeokJin cierra sus ojos y maldice, luego con una sonrisa apenada sigue su camino a la salida, pues no le queda mucho para ir a trabajar. Mientras camina hacia la puerta le responde habla en un tono alto:
—¡Buenas tardes, Noona! —saluda a la fémina. Su relación era lo suficientemente cercana para tratarse así. Esta le devuelve el saludo con una pequeña reverencia — ¡YuGy! ¡Te prometo que al volver la retiro!
Al salir comienza una caminata apresurada en dirección al restaurante donde trabaja.
—No va a recordar siquiera que tiene correspondencia —afirma YuGyeom en un suspiro.
La mujer que conoce lo ajetreada que es la vida de SeokJin, sonríe mientras mira hacia la calle en donde un camión de mudanza acaba de estacionar.
—No, no lo hará. Pero me encargaré de que la reciba siempre.
༄🍀༄
Gracias por leer❤️
Si te gustó, me encantaría que me lo hagas saber dándole a la estrellita de acá abajo✨
Les quiero.
×.𝓑𝓵𝓾𝓮.×
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