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II. Capítulo 9

Una visita a Hagrid, y el ataque arácnido

Mientras todos los alumnos descansaban plácidamente aquella noche, Ron, Harry y _____ se prepararon para ir en búsqueda de Hagrid.

—¿Listos?—preguntó el azabache tendiendo la capa de invisibilidad.

—Si—asintieron el pelirrojo y la ojos avellana.

Harry abrió la capa, y los tres se escondieron abajo de esta.

Llegaron sin ser descubiertos hasta los jardines del castillo donde se encontraba la casa del gigante. Avanzaron hasta la entrada de la choza. ____ dió tres golpes a la puerta.

—¿Quién es?—se escuchó adentro del hogar.

Antes de qué alguno pudiera pronunciar algo la puerta se abrió bruscamente por una patada de Hagrid. Este último sostenía lo que parecía ser una ballesta apuntando al frente para protegerse.

—¡¿Hola?!—exclamó el gigante nervioso.

Los tres se quitaron la capa exaltados por estar siendo apuntados por Hagrid. El gigante miró a los muchachos y bajo el arma suspirando.

—¿Para que es eso?—preguntó ____ aún sorprendida.

—Ah, para nada. Esperaba que… no importa. Pasen, les serviré té—invitó Hagrid a los pequeños.

Los tres obedecieron e ingresaron a la morada del gigante. Se sentaron en la pequeña mesa frente a ellos, mientras Hagrid preparaba el té.

Luego de unos instantes el gigante se acercó a ellos con la tetera y una pequeñas tazas azules de puntos blancos. Las apoyó en la mesa y se dispuso a servir el líquido.

Las manos de Hagrid temblaban conforme servía el té. Aquél líquido ya había ocupado toda la taza, pero el hombre no apartaba la tetera y el té seguía cayendo en el pequeño recipiente.

—Hagrid…¿Estás bien?—le cuestionó el ojiazul.

—Si…gracias—reaccionó el gigante dejando la tetera a un lado.

—¿Supiste lo de Hermione?—preguntó ____ observándolo con tristeza.

—Oh, si. Ya lo supe—contestó Hagrid cabizbajo.

—Oye… hay algo que queremos saber—el hombre lo observó atento—¿Sabes quién abrió la cámara de los secretos?—consultó el azabache nerviosamente.

Hagrid suspiró observando al suelo. Luego volvió su vista a los muchachos.

—Lo que deben saber sobre eso es que…—tocaron la puerta antes de qué el gigante pudiera hablar.

Los cuatro observaron tensos a la entrada.

—Rápido, escóndanse—susurró Hagrid—No digan nada guarden silencio—les indicó dirigiéndose a la puerta.

Ron tomó la capa rápidamente y la extendió para que los tres pudieran ocultarse abajo de ella.

El gigante tomó su arma y empujó la madera lentamente. Al divisar el exterior se sorprendió al ver a dos hombres que conocía bien.

—¡Profesor Dumbledore!—exclamó el gigante sorprendido.

—Buenas noches Hagrid—hizo una pausa—Yo quería…¿Podemos?—cuestionó Albus refiriéndose a entrar a la choza.

—Claro, pasen—les indicó Hagrid y ellos obedecieron.

Dumbledore ingresó seguido de un hombre bien vestido, alto y con un cabello del color de la plata.

—El jefe de papá…Cornelius Fudge, el ministro de magia—susurró el pelirrojo.

—Malas noticias Hagrid, muy malas noticias. Han habido tres ataques a familiares de muggles, las cosas se han extralimitado. El ministerio tiene que hacer algo—pronunció el ministro.

—Yo jamás, ¡Usted lo sabe profesor!—soltó Hagrid exaltado.

—Que quede claro Cornelius…que Hagrid, tiene todo mí apoyo—dijo el director.

—Albus escucha…tengo…orden de llevármelo por sus antecedentes—informó Fudge.

—¿Llevarme? ¿Llevarme a dónde? ¡¿A la prisión de Azkaban?!—soltó el gigante furioso.

—Temo que no tenemos elección—finalizó Cornelius.

Los pequeños se miraron sorprendidos. De repente la puerta fue abierta nuevamente, dejando ver a un hombre rubio con una finas prendas negras y un bastón en su mano derecha. Lucius Malfoy, sin dudas.

—Ah…ya estás aquí Fudge. Excelente—pronunció el Malfoy ingresando al hogar.

—¿Que hace aquí? ¡Largo de mí casa!—exclamó Hagrid excitado.

—Creeme—el hombre comenzó a avanzar hacía donde estaban los pequeños, obligándolos a qué tuvieran que aleharse—No me produce ningún placer venir a tu…—se detuvo en su lugar—¿Le dijiste casa? No…llamé al colegio y me dijeron que el director estaba aquí—explicó Malfoy burlonamente.

—Y, díganos ¿Que quiere usted conmigo?—indagó Albus.

—Los miembros del consejo hemos decidido que es tiempo de que abandone el colegio—soltó Lucius.

Tanto los pequeños, como Hagrid se sorprendieron al analizar lo que Malfoy padre había dicho. El último sacó de su sacó un pergamino enrrollado apuntando al director.

—Es una orden de suspensión—informó acercándose lentamente hacia Dumbledore.

Fudge iba a tomar manuscrito, pero Albus lo detuvo para sujetar el documento.

—Verán las doce firmas ahí—indicó el rubio—Pensamos que ya perdió su…toque. Y con tantos ataques no quedarán más familiares de muggles en Howarts. Sería una pérdida terrible para esta escuela—fingió interés girando su cuerpo con dirección a los muchachos.

Los tres se tensaron por el acercamiento del Malfoy, pero por suerte se detuvo a tan solo centímetros de ellos.

—¡No pueden hacer eso! ¡Los hijos de los muggles no lograrán salvarse! Habrá más muertes se los aseguro—soltó Hagrid preocupado. Lucius lo observó.

—¿Eso crees?—cuestionó el platinado con una sonrisa ladina.

—Tranquilo Hagrid…si los miembros desean mí renuncia…por supuesto aceptaré—anunció el profesor, sorprendiendo a los presentes. El mismo avanzó hasta Lucius—Sin embargo…saben que siempre podré ayudar en Howarts a todos los que lo… soliciten—apenas terminó de hablar observó a los pequeños, indicando que hablaba de ellos.

Malfoy se extrañó de la acción de Albus. Miró detrás de el extrañado, y al no ver nada volvió su vista al, ahora, ex-director.

—Admirables sentimientos ¿Nos vamos?—Lucius avanzó hasta la salida.

Dumbledore observó por última vez a los muchachos para luego dirigirse al lado de el platinado.

—Fudge—llamó Malfoy al mismo saliendo de la choza, y Cornelius asintió.

—Vamos Hagrid—indicó el ministro.

—Bien. Si, si alguien estaba buscando información…lo que puede hacer es seguir a las arañas. Ellas lo guiarán. Es todo por ahora—finalizó el gigante siguiendo a Albus—Oh, y deben alimentar a Fang mientras no estoy—soltó por última vez para salir de la casa.

Fudge lo observó sin entender a lo que se refería.

—Que buen perro—dijo Cornelius antes de desaparecer por la puerta de la choza.

Cuando verificaron que nadie estuviera cerca, se despojaron de aquella tela que los cubría.

—Si es cierto…sin Dumbledore habrá un ataque diario—pronunció Ron aterrado.

—Miren—llamó Harry.

El ojiazul se acercó a una de las ventanas del hogar. Pequeñas arañas salían por la misma rápidamente.

—Vengan—indicó la ojos avellana.

____ tomó una pequeña lámpara y salió de la morada seguida por su hermano y su amigo.

—Ven Fang—llamó el azabache al perro, el cuál lo siguió.

Al salir de la choza observaron una fila de arañas dirigirse al bosque oscuro.

—Sigamoslas—indicó Harry.

—¡¿Qué?!—preguntó el pelirrojo asombrado.

—A mí tampoco me gusta la idea Ron, pero ya escuchaste a Hagrid “sigan a las arañas”—pronució la azabache no muy conforme.

—¡Se dirigen al bosque prohibido!—se quejó el Weasley.

Los gemelos ignoraron el comentario de su amigo y siguieron a los arácnidos.

—¿Por qué esos animales? ¿Por qué mejor no dijo mariposas?—lloriqueo Ron siguiendo a sus amigos.

El, por ahora, trío continuaron su travesía internandose en el bosque. Los Potter avanzaban seguros por el camino, y Ron…bueno decir que estaba aterrado era poco.

Harry piso una rama accidentalmente, poniendo al pelirrojo con los nervios de punta. Este tomó el brazo de la azabache con temor, y ____ solo negó con la cabeza por la facilidad de asustarse de su amigo.

Un ruido llamó la atención de los tres. Observaron del lugar del que provenía, pero la niebla impedía que lograrán descifrar el causante de aquel ruido.

—Algo se mueve por allá. Escuchen—indicó el gemelo.

El sonido continúo y los tres se tensaron.

—Suena como algo enorme—susurró la ojos avellana.

—¿Enorme?—preguntó Ron aterrado.

De repente una luz los alumbró. Cuando lograron acostumbrarse al destello observaron al auto de los Weasley frente a ello.

—Chicos…¡Chicos es el auto!—indicó el pelirrojo felizmente— Estuvo ahí todo el tiempo. Miren la hierva creció sobre el—finalizó a la vez que las luces del coche se apagaban.

—Vengan, debemos seguir el camino—anunció Harry siguiendo el camino, seguido por Ron y _____.

El antes pequeño grupo de arañas se había convertido en una manada de arañas, estas se detuvieron en una especie de cueva hecha con árboles caídos.

—Esto no me gusta ¡Esto no me gusta nada!—exclamó Ron asustado.

Los arácnidos se detuvieron ahí, por lo visto ese era el lugar del que Hagrid hablaba.

—¿Podemos regresar ya?—imploró el pelirrojo.

—¡Camina!—le ordenaron los gemelos ingresando a la curva con Ron detrás de ellos.

El interior estaba lleno de telarañas, y la altura del mismo era muy baja por lo cuál debían avanzar agachados.

Llegaron al final de aquel pasillo tenebroso, y al salir llegaron a un espacio lleno de árboles caídos. Podían escuchar pequeños sonidos de los arácnidos caminar cerca de ellos , pero no los veían. 

—¿Quién es?—preguntó una voz ronca cerca de ellos.

—No te asustes…—dijo el ojiazul tratando de tranquilizar con lo que sea que estaban hablando.

—Hagrid…¿Eres tú?—cuestionó la voz.

—Somos amigos de Hagrid—contestó ____.

Unas ocho enormes y peludas patas salieron de un hueco en la tierra. Una gran araña se alzaba frente a ellos. Los tres respiraron pesadamente.

—¿Y tu, tu…eres Aragog? ¿Cierto?—preguntó Harry asustado.

—Si…Hagrid jamás envío personas a mí guarida—indagó el arácnido.

—Está en problemas, a habido muchos ataques en la escuela ¡Creen que fue Hagrid!—soltó la azabache.

—Creen que abrió la cámara de los secretos…como antes—siguió su hermano.

—¡Es mentira! ¡Hagrid jamás abrió la cámara de los secretos!—exclamó Aragog enfadado.

—Entonces ¿No eres el monstruo?—preguntó el Potter.

—No…el monstruo nació en el castillo. Yo llegue con Hagrid de una tierra lejana, en el bolsillo de un viajero—explicó la araña.

—Harry, ____—llamó Ron con apenas un hilo de voz a los hermanos tocando sus hombros.

—¡Cállate!—lo callaron a la vez.

—Pero si no eres el monstruo ¿Hace cincuenta años, quien mato a la niña?—cuestionó la ojos avellana.

—No hablamos de eso. Es una antigua criatura quien tememos muchísimo las arañas—informó Aragog.

—Pero ¿La has visto?—preguntó Harry.

—Jamas vi una parte del castillo. Más que el armario en el que Hagrid me mantenía. A la niña la encontraron en el baño, cuando me acusaron Hagrid me trajo aquí—finalizó el animal.

—Chicos…—llamó el Weasley otra vez.

—¿Qué?—preguntaron fastidiados.

El pelirrojo señaló con dirección arriba de sus cabezas. Cuando vieron por encima de ellos observaron un millón de arañas dirigirse peligrosamente a ellos.

—Bueno…gracias. Ya…nos vamos—indicó ____ nerviosamente.

—¿Irse? Creo que no. Mis hijos e hijas no dañaran a Hagrid porque se los ordeno, pero no puedo negarles la carne fresca cuando llega tan voluntariamente a nuestra guarida…adiós amigos de Hagrid—se despidió Aragog maliciosamente.

—¿Ya me puedo asustar?—preguntó Ron lloriqueando.

—Si, ahora si—contestó la azabache observando a los arácnidos.

Una araña se acercó a ellos apunto de atacarlos, pero Harry tomó la farola y golpeó a la araña.

Los tres se pusieron espalda con espalda para sacar sus varitas y tratar de protegerse.

—¿Tienen algún conjuro?—preguntó el pelirrojo.

—Uno. Pero su poder no acabará con todas. Rayos ¿Por qué no presté atención a la explicación de Hermione?—se lamentó la azabache.

— ¿Dónde estás Hermione?—exclamó Ron apunto de llorar.

No tenían escapatoria con suerte escaparían de tres o cuatro arañas, pero luego las demás los atraparían.

Un ruido de un motor y una luces llamaron su atención. El auto Weasley  se acercó a los muchachos arrollando a las arañas que estaban a su paso. La máquina se detuvo frente a ellos y abrió sus puertas.

Sin pensarlo dos veces se montaron en el automóvil rápidamente junto con Fang.

—¡Arania Exumai!—lanzó Harry contra una de las arañas que intentó atacarlo.

Cuando ya estaban todos adentro, los arácnidos saltaron encima del auto asustandolos.

—¡Vámonos!—gitaron los gemelos al unísono.

Ron arranco el auto y condujo marcha atrás alejándose de la guarida de aquellos animales.

—¡Estuvo muy cerca!—dijo el Weasley aliviado.

Los Potter suspiraron tratando de tranquilizarse, pero de pronto una araña saltó hacia Ron sujetandolo con sus peludas patas.

—¡Arania Exumai!—conjuró ____ haciendo que el arácnido se alejara volando de su amigo.

—Gracias por eso—agradeció el pelirrojo aún agitado.

—Por nada—respondió la azabache. Giró su vista abriendo su ojos de par en par—Oh, no puede ser—dijo frustrada.

Los pequeños observaron frente a ellos como decenas de arañas se volvían contra ellos.

—Sacanos de aquí—susurró Harry.

—¡Acelera! ¡Vámonos!—exclamó la ojos avellana.

Ron piso el acelerador con todas sus fuerzas tratando de escapar de los arácnidos.

—¡Debemos volar!—indicó el ojiazul.

El Weasley trató de mover la plancha para hacer que el auto ascendiera, pero esta no cedía.

—¡No puedo hacer que se eleve!—indicó Ron alterado.

Siguieron avanzando mientras chocaban algunas arañas en su camino.

—¡Rápido!—exclamaron los Potter.

—¡No puedo!—siguió el pelirrojo.

Los tres tomaron la palanca fuertemente y la movieron hasta que el auto comenzó a elevarse.

Lograron salir del bosque prohibido y se dirigieron a casa de Hagrid. El auto tocó el suelo, no de una manera tan suave, y se detuvo para que pudieran salir del mismo.

—¡Sigan a las arañas! ¡Sigan a las arañas! ¡Si Hagrid llega a salir de Azkaban, yo lo mataré!—soltó Ron furioso.

El automóvil cerró sus puertas y volvió a adentrarse al bosque, dejándolos solos.

—¡Díganme! ¡¿Que caso tenía enviarnos ahí?! ¡¿Que averiguamos?!—se quejó el Weasley.

—Sabemos una cosa…—pronunció la gemela.

—Hagrid nunca abrió la cámara de los secretos…es inocente—finalizó su hermano.

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Al día siguiente los muchachos fueron a visitar a su amiga.Harry llevaba un ramo de flores y su hermana lo colocó en el florero juntó a la camilla de Hermione.

—Vuelve Hermione, te necesitamos…ahora más que nunca—dijo Harry observando a la castaña.

____ se sentó junto a su hermano y lo abrazo a la vez que acariciaba la mano de su amiga.

Algo la extrañó, sentía que dentro del puño de Hermione se encontraba algo. La ojos avellana abrió la mano de la castaña encontrando un pedazo de papel el cuál abrió rápidamente. Su sorpresa fue enorme al ver que contenía aquel papel.

—¿Que es eso?—preguntó Ron observandola.

Harry tomó la hoja de las manos de su hermana para comenzar a leerla.

—Esto, es por lo que estaba en la biblioteca el día que fue atacada—explicó ____ observando a la nada.

—¡Siganme!—indicó el azabache.

Los dos obedecieron, y avanzaron por los pasillos detrás de Harry.

—“De las muchas bestias que rondan en el mundo, ninguna es más letal que el basilisco. Capaz de vivir por cientos de años, la muerte le espera a quien mira sus gigantescos ojos de serpiente. El peor enemigo de las arañas”—leyó mientras caminaban—Ron ¡Eso es! Lo que está en la cámara de los secretos es un basilisco, es por eso que lo oímos hablar. Es una serpiente—explicó el ojiazul.

—Pero si mata mirándolo a los ojos ¿Por qué nadie está muerto?—preguntó Ron sin entender.

Los Potter se miraron entre si sin saber que responder, movieron su vista hasta el vidrio de la gran ventana frente a ellos. Ahora lo entendían.

—Por que nadie la miró a los ojos…no directamente—respondió la azabache mientras seguían su camino.

—Colin la vió con su cámara, Justin debió verla a través de Nick casi decapitado. Nick recibió el impacto, pero al ser fantasma no pudo hacerle daño, y Hermione…tenía el espejo les apuesto a que lo usaba para ver por las esquinas por si se aparecía—explicó Harry.

—¿Y la señora Norris? Puedo jugarles que no tenía cámara ni espejo—cuestionó el Weasley.

—El agua…había agua en el piso esa noche. Solo vió al basilisco reflejado—siguió la azabache.

Harry se acercó a una de las columnas que iluminaban el pasillo y leyó otra vez la página que tenía en sus manos.

—“La arañas huyen de el” ¡Todo concuerda!—exclamó el gemelo.

—Pero ¿Cómo logra pasar desapercibido? Una criatura así debió verla alguien—interrogó Ron.

La ojos avellana tomó el trozo de papel y señaló una frase que estaba en el “Tuberias”.

—Hermione encontró la respuesta—contestó enseñándoles la hoja.

—¿Tubería? ¡Utiliza la tubería!—exclamó el Weasley observando a su alrededor.

—¿Recuerdan lo que Aragog dijo de la niña que murió hace cincuenta años? La asesinó en el baño ¿Que tal si jamás se fue?—indagó Harry, ganandose una mirada de sorpresa por parte de Ron.

—Myrtle—susurró ____.
















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Primero que nada, quiero agradecerles ¡Llegamos a 1k de vistas! Y a algunos puestos importantes en los hashtags uwu💕. La verdad que no tengo palabras para expresar mí agradecimiento hacia ustedes, ya que son los que me impulsan a seguir con la historia. Enserio gracias infinitamente por todo el apoyo que está recibiendo la historia. <3 love you.

También quería disculparme por la inactividad, pero enserio que las tareas me tienen super ocupada. Termino un trabajo y ya tengo 5 más :'). Pero bueno es obligación así que tengo que hacerlo jsjsksjs.

Espero que hayan disfrutado este capítulo, siento que es corto idk. Loas amo ¡No olviden votar! Kisses. <3

°•*' Travesura realizada o alguien podría leerlo '*•°.

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