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II. Capítulo 4

La voz desconocida y…¿La cámara secreta?

El primer día comenzaba. Los Potter y sus compañeros se dirigieron a la clase de herbología con la señorita Sprout. Neville estaba más que emocionado, ya que era su materia favorita.

— ¿Y que veremos primero? ¿Será que la profesora nos enseñará los bubotubérculos?, Amo herbología— dijo Neville emocionado.

— Ey Longbotton. Espero que este año no te comportes como un tonto— dijo Draco haciendo que las serpientes rieran.

— No lo molestes Malfoy— dijo ____ acercándose al rubio.

El rubio cerró su boca sorprendido y se alejó de los Gryffindor.

— Vaya ____, si que sabes controlarlo. Y gracias— comentó Neville abrazando a su amiga.

— Oh, cállate. No hay de que, eso hacen los amigos— respondió ___ correspondiendo el afecto negando divertida.

Todos siguieron su camino hasta llegar al invernadero, dónde se darían las clases. Entraron y se colocaron sus prendas de trabajo.

— Buenos días a todos— saludó la profesora pero nadie respondió— ¡Buenos días!— volvió a saludar y todos le prestaron atención.

— ¡Buenos días profesora Sprout!— respondieron los alumnos a la vez.

— Bienvenidos al invernadero tres, alumnos de segundo ¡Acérquense todos!— indicó la profesora y todos obedecieron. Harry se colocó al lado de Ron y ____ al lado de Hermione— Hoy vamos a replantar mandragoras ¿Alguien puede decirme las propiedades de la raíz de mandrágora?— preguntó la profesora,  la castaña y la azabache levantaron sus manos— ¿Señorita Granger y señorita Potter?— les indicó la maestra que siguieran.

— La mandragula o mandrágora, se utiliza para regresar a los pretificados a su estado original— contestó Hermione y la profesora asintió.

— También es peligrosa, si la mandrágora llora es fatal para quien la escucha— siguió la azabache.

— ¡Excelente, 20 puntos para Gryffindor!— exclamó la profesora y los alumnos de la casa escarlata felicitaron a las niñas.

Las pequeñas se sonrieron y chocaron sus puños en forma de victoria.

— Como sus mandragoras son aún muy jóvenes su llanto aún no es mortal. Pero los aturdirá por horas. Por eso le di orejeras a todo el mundo para que se protejan ¡Pónganselas de inmediato!— ordenó Sprout y todos obedecieron— Preciónenlas bien y obsérvenme. Entonces toman su mandrágora con firmeza ¡Y bruscamente la sacan de la maceta!— explicó la maestra, haciendo lo que había dicho.

Al sacar la planta de la maceta, se escuchó un llanto ensordecedor. Los alumnos apretaron sus orejeras aturdidos y observando a la planta.

— Bien. Ahora, la colocan en otra maceta y ponen un poco más de tierra  para cubrirla. Y eso es todo— explicó Sprout mientras enterraba a la mandrágora.

Neville comenzó a sentirse mareado, y de la nada se desplomó en el suelo.

— ¡Neville!— gritó la ojos avellana preocupada.

— Parece que el señor Longbotton no siguió las instrucciones— mencionó la profesora, a lo que algunos rieron.

— No maestra ¡Se desmayó!— informó Seamus, viendo a su amigo en el suelo.

— Si, bueno. Déjenlo dormir ¡Continuemos!— indicó la maestra y algunos la miraron sorprendidos— De la maceta que está frente a ustedes, tomen la mandrágora ¡Y sáquenla!— exigió Sprout.

Los niños obedecieron, haciendo que cientos de llantos se escucharán en la habitación. Todos miraban a las plantas sorprendidos.

Draco comenzó a acariciar a la mandrágora burlonamente, pero esta le mordió el dedo. Después de unos intentos, logró sacar su dedo de la boca de la planta y la devolvió a su maceta molesto.

___ soltó una pequeña risa y el rubio la miró con el seño fruncido. El tratar de parecer furioso no duro mucho, e imitó a la azabache sonriendole.

Cuando todos terminaron sus tareas, se retiraron del invernadero al igual que la profesora.

— Adelantense, debo hacer una cosa primero— informó la azabache a su hermano y amigos.

— Está bien. Nos vemos ___— asintió su hermano acompañado de Ron.

La castaña levantó sus cejas divertida alejándose de su amiga, la cual negó divertida.

____ volvió al invernadero a esperar a Draco. De repente unas manos taparon sus ojos asustandola.

— ¡Draco!— exclamó la azabache riendo.

— ¿Cómo sabías que era yo?— preguntó el rubio confundido.

— ¿Una corazonada?— contestó dudosa— Sobre lo del tren… no fue mí culpa, cuando quisimos pasar al andén 9¾ algo nos lo impidió. Tuvimos que venir en el auto mágico de los padres de Ron— explicó la azabache.

— Oh, yo creí que… me estabas evitando— respondió Draco apenado.

— Yo jamás lo haría— dijo la azabache con una risa boba en su cara— E-Es decir, no podría. B-Bueno, tu me entiendes— siguió nerviosamente por lo que había dicho.

— C-Claro, jeje. Cambiando de tema ¿Por qué estabas con Higgs?— preguntó Malfoy serio.

— No estaba con el. Cuando estabamos en la librería, dijo que me conocía pero yo no a el. Fue muy, extraño— contestó ____ extrañada.

— Iba a romperle la nariz— susurró Draco.

— ¿Por qué le romperías la nariz?— cuestionó la azabache confundida.

— Y-Yo estem… ¿N-No deberíamos irnos a almorzar?— cambió rápidamente de tema.

— Tienes razón. Pero eso no responde mí pregunta. Vámonos— finalizó la ojos avellana tomando la mano del rubio.

Los dos avanzaron por los pasillos hasta el gran comedor. ___ soltó a Draco y le sonrió.

— Supongo que nos vemos luego— dijo la azabache sonriendole.

— Si, supongo— imitó Malfoy.

___ iba a abrazarlo y Draco extendió su mano, al darse cuenta cambiaron a la posición del otro. Los dos rieron nerviosamente. La azabache se acercó, y plantó un beso en la mejilla del rubio, donde un ligero color carmesí adorno el lugar del beso.

Se despidieron. La ojos avellana ingresó primero, y luego de unos segundos lo hizo Draco. Cada quién se sentó en su mesa no sin antes lanzarse una mirada al otro.

— ¿Entonces…?— preguntó Hermione divertida.

— Estamos bien— respondió ___ sonriendo.

La castaña soltó un pequeño grito de felicidad, y abrazó con todas sus fuerzas a su amiga.

Un ruido las distrajo. Era Ron que estaba colocando una cinta, para intentar arreglar su varita.

— Diganlo, estoy muerto— comentó el pelirrojo mirando a los gemelos.

— Estás muerto— dijeron los azabaches a la vez.

— ¡Hola Harry, hola ____!— saludó un pequeño y una luz cegó a los hermanos— Soy Colin Creevey ¡Soy de Gryffindor!— se presentó el muchacho sosteniendo una cámara.

— Oh Colin. Mucho gusto— respondió Harry y su hermana asintió.

— Oigan ¿Creen que su amigo quiera tomarnos una fotografía a los tres juntos? Ya saben para qué me crean. Es para papá, es panadero, un muggle, como toda mi familia. Menos yo. Nadie sabía que las escuelas enseñaran magia, hasta que me recibieron en Howarts. Creían que era un demente— explicó el pequeño rápidamente sorprendiendo a los cuatro niños.

— ¿Pueden creerlo?— comentó Ron nerviosamente.

— Ron ¿Es tu lechuza?— preguntó Dean llamando la atención del pelirrojo.

Todos dirigieron su vista a Erron que se dirigía a ellos. Pero antes de llegar tranquilamente a la mesa, chocó con uno de los platos con frituras. Todos rieron y Ron se acercó al ave apenado.

— Pero que amenaza de animal— comentó el Weasley tomando el sobre del pico del pichón, este se levantó y se alejó volando— ¡Ay no!— exclamó Ron nervioso.

— Mira nada más. Weasley recibió un vociferador— dijo Seamus haciendo que todos rieran.

— Abrela Ron. Una vez no abrí una de la abuela. Fue horrible— contó Neville asustando.

Ron tomó la carta asustado y empezó a abrirla.

— ¡Ronald Weasley!— se escuchó salir del sobre, era su madre. La carta tomó forma de una especie de boca— ¡¿Cómo osaste robar el auto?! ¡Estoy verdaderamente enojada! ¡Ahora tu padre enfrenta una averiguación! ¡Y tienes toda la culpa! ¡Si te atreves una vez más a desobedecer, te regresaré a casa!— exclamó el pedazo de papel asombrando a todos— Ginny cariño felicidades por entrar a Gryffindor, estamos muy orgullosos— se dirigió la carta a la pequeña pelirroja. Al finalizar se acercó a Ron y le sacó la lengua para luego destruirse en pedazos.

Todos observaron al pelirrojo asombrados por tal escena.

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La siguiente clase era Defensa contra las artes oscuras. Nada más y nada menos con Gilderoy Lockhart como profesor.

— Déjenme presentarles a su nuevo maestro de defensa contra las artes oscuras. Yo ¡Gilderoy Lockhart!— se presentó el profesor sobre el pequeño balcón en el salón— De la orden de Merlín, tercera clase, miembro de la liga para la defensa de las artes oscuras y cinco veces ganador del premio a la sonrisa más encantadora de la revista "Corazón de bruja"— prosiguió Lockhart y las niñas lo miraron enamoradas, a excepción de la azabache— Pero no hablaré de eso. No me deshice así de la Banshee que presagiaba la muerte— continúo el maestro riendo egocéntricamente y algunos lo miraron confundidos— Veo que compraron todos mis libros, bien. Creo que comenzaremos hoy con, un exámen— indicó Gilderoy y todos se sorprendieron— No tienen que preocuparse. Es para saber si los leyeron— finalizó Lockhart entregándoles unas hojas.

— Gracias— suspiró Hermione tomando las hojas y entregándole una a ____. La azabache solo rodó los ojos por la acción de su amiga.

— Y cuánto han aprendido— comentó Gilderoy.

Cuando leyeron sus exámenes, se extrañaron al ver las preguntas del mismo.

" ¿Cuál es el color favorito de Gilderoy Lockhart?

¿Cuál es la ambición secreta de Gilderoy Lockhart?".

Y más preguntas relacionadas con el profesor.

— ¿Que preguntas? Son sobre su vida— exclamó Ron confundido.

— "¿Cuál es el color favorito de Gilderoy Lockhart?"— leyó Harry extrañado.

— "Di cuál ha sido el logro más grande de Lockhart hasta ahora"— siguió el pelirrojo.

Los gemelos se miraron extrañados. Lockhart avanzó hasta el pizarrón y se dió la vuelta.

— ¡Treinta minutos! Inicien ¡Ya!— anunció Lockhart y todos obedecieron.

Luego de que el tiempo se había terminado, Gilderoy levantó los exámenes y empezó a corregirlos.

— Claro, claro. Todos olvidaron que mí color favorito es el lila. Pero Hermione Granger y ____ Potter sabían que mí ambición secreta es aniquilar el mal del mundo, y vender mis pociones para el cabello. Que chicas— dijo Lockhart guiñandoles el ojo a las muchachas. Para variar Hermione suspiró enamorada y la azabache hizo una mueca de disgusto. El pelirrojo y el ojiazul miraron a la última sorprendidos por saber aquella respuesta— Ahora. Les advierto, es mí trabajo armarlos contra las más feroces criaturas conocidas dentro de la magia— explicó Gilderoy apoyándose sobre un objeto que estaba tapado por una manta. Este comenzó a sacudirse, sorprendiendo a todos— Puede que sea aquí dónde enfrenten los miedos más terribles, sepan que ¡Nada les pasará! Conmigo siendo su maestro. Absténganse de gritar porfavor— dijo el profesor asustandolos— ¡Pueden enfurecerlos!— exclamó Lockhart levantando la tela que cubría el objeto misterioso.

Cuando lo que tapaba a ello ya no estaba, se vió una jaula llena de criaturas azules. Los alumnos rieron pensando que sería algo malo.

— Duendecillos de Cornualles— río Seamus.

— ¡Duendecillos recién capturados!— exclamó Lockhart intensificando las risas— Búrlese si quiere señor Finnigan. Los duendecillos pueden ser muy engañosos y diabólicos. Veamos que pueden hacer con ellos ¡Salgan!— gritó el profesor abriendo la pequeña jaula.

Las pequeñas criaturas se acercaron a los alumnos y comenzaron a molestarlos. Todos corrían despavoridos buscando escapar de los duendecillos.

Dos de ellos tomaron a Neville de sus orejas y lo levantaron en el aire. Al llegar al candelabro dejaron al muchacho colgado de ahí.

— ¡Ahí te quedas gordito!— se burló una de las criaturas.

Los únicos que se quedaron fueron el cuarteto de oro, el profesor, y bueno Neville en el candelabro.

— ¡Que lindo cabello!— exclamó un duendecillo tomando mechones del pelo de Hermione.

— ¡Quítenmelos!— pidió la castaña.

— ¡No, espera! ¡No te muevas!— dijo Harry.

Este tomó un libro y golpeó a las criaturas.

— ¡Ven aquí!— dijeron unos duendecillos tomando a ___ de las mangas de su túnica.

— ¡Chicos!— exclamó la azabache mientras era arrastrada por los hombrecillos.

Los tres agarraron a la ojos avellana de sus piernas evitando que las criaturas se la llevarán.

— ¡Pester pixie, pester nomi!— intentó conjurar Lockhart pero un duendecillo se llevó su varita.

La criatura movió la varita de Gilderoy y de esta salió un brillo directo a la cadena que sostenía en el techo al esqueleto de un dragón. Al caer, rompió en mil pedazos.

— ¡Aquí hay muchas cosas para divertirnos!— exclamó un duendecillo.

— Jaja. Ustedes cuatro, ahora metan el resto de nuevo en la jaula— dijo el profesor nervioso.

Lockhart corrió y se escondió en su oficina, dejando aún a los cinco niños con los hombrecillos.

— ¿Que hacemos ahora?— preguntó Ron intentando ahuyentar a las criaturas.

— ¡Inmovilus!— exclamó Herms.

De repente todos los duendecillos dejaron de moverse, mientras flotaban en el aire.

— ¿Porque siempre yo?— preguntó Neville frustrado.

Los cuatro lo miraron sin saber que decir, y lo ayudaron a bajar.

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Hoy eran las prácticas de Quidditch, y los Potter estaban más que entusiasmados.

Wood llamó a su equipo y los empezó a guiar por los pasillos.

— Pase el verano ideando un nuevo programa de Quidditch. Entrenaremos duro, intenso y extenso… ¿Qué? Ugh, no puede ser— exclamó el castaño mirando a los jardines.

Los Potter dirigieron su vista a dónde observaba Oliver. El equipo de Slytherin estaba dirigiéndose al campo de entrenamiento.

— ¿Adónde vas Flint?— preguntó Wood.

— A practicar Quidditch— contestó obvio la serpiente, deteniéndose frente a Wood.

— Hoy aparte el campo para Gryffindor— comentó el castaño.

— Tranquilo Wood, tengo una nota— dijo Flint entregándole un pergamino a Oliver.

— “Yo profesor Severus Snape. Autorizo a qué Slytherin practique en el campo hoy. Entrenarán a su nuevo buscador”— leyó el castaño. Ron y Hermione se acercaron— ¿Ya tienes uno? ¿Quién?— preguntó Wood.

Los jugadores de la casa esmeralda se movieron a un costado, permitiéndole el paso a un rubio con una sonrisa en su cara.

— ¿Malfoy?— preguntaron los gemelos extrañados.

— Así es. Y hay más sorpresas— respondió Draco sonriendo.

— ¡Son Nimbus 2001! ¿De dónde las sacaron?— exclamó Ron sorprendido, mirando las escobas de las serpientes.

— Un obsequio de su padre— respondió Flint refiriéndose a Draco.

— Si Weasley. Como verás, mí padre nos da lo mejor— continúo Malfoy.

La azabache sintió una mirada sobre ella. Sin mirarlo sabía que se trataba Higgs. Se dió la vuelta y lo miró con una ceja levantada, como respuesta este le sonrió de costado.

— En el equipo de Gryffindor nadie compra su puesto. Lo ganan por su talento— comentó Hermione burlonamente, y Draco se puso serio acercándose a la castaña.

— Nadie pidió tu opinión ¡Sangre sucia inmunda!— exclamó el rubio haciendo que Hermione se entristeciera.

— No vuelvas a llamarla así Draco— pronunció seriamente ___, acercándose a abrazar a su amiga. Draco la observó apenado.

— Pagarás por eso Malfoy ¡Traga caracoles!— exclamó Ron sacando su varita hacia el rubio.

El hechizo nunca llegó a Draco, pero si al Weasley que salió expulsado. Todos los Gryffindor corrieron a socorrerlo mientras Slytherin reía.

— ¡¿Estás bien Ron?!— preguntó Hermione preocupada, acercándose a su amigo.

El Weasley se levantó pálido y apunto de vomitar.

— ¡¿Que te pasa?!— siguió la castaña.

De la boca de Ron salió una babosa, asqueando a todos los presentes. Un flash los sacó de su transe.

— ¡Wow! ¿Quieres voltearlo Harry?— pidió Colin con su cámara en las manos.

— ¡No Colin, quítate!— exclamó Harry levantando a su amigo.

— Vamos con Hagrid, el sabrá que hacer— propuso la azabache y asintieron.

Los tres tomaron a Ron y comenzaron su camino. Al pasar al costado de las serpientes, Draco intentó tomar el brazo de ____ y esta se soltó bruscamente. Malfoy se quedó cabizbajo y el cuarteto se dirigió a la casa de Hagrid.

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— Esto requiere de un equipo especial— comentó el gigante tendiendole un cubo a Ron— Hay que esperar a que se le pase el efecto— explicó Hagrid mientras el pelirrojo escupía otro caracol.

— Tranquilo Ron— dijo Harry y la azabache acarició la espalda de su amigo.

— Es mejor que salgan ¿A quién trató de embrujar?— preguntó el gigante.

— A Malfoy— respondió ____ entre dientes.

— Llamó a Hermione… bueno es que nose que significa— siguió su hermano.

La castaña se levantó con los brazos cruzados, alejándose de los pequeños.

— Me llamó sangre sucia— contestó Hermione dándoles la espalda.

— ¡¿Eso dijo?!— preguntó Hagrid sorprendido.

— ¿Que significa?— cuestionó el ojiazul.

— Bueno Harry, significa que…— iba a explicar la azabache pero fue interrumpida por la castaña.

— ¡Significa impuro, llaman así a todos los hijos de padres muggles! De padres no magos…alguien como yo. No es un término que se escuche en una conversación— siguió Herms con los ojos cristalizados.

— Oh, Herms…— se lamentó ___ levantándose para consolar a su amiga.

— Mira Harry. Hay magos, como la familia Malfoy, que se creen mejores porque las demás personas los llaman “sangre pura”— explicó Hagrid.

— Es horrible— comentó Harry y Ron vomitó otra babosa.

— Asqueroso— soltó Ron.

— Y es una tontería en verdad, ¿Sangre sucia? ¡No hay un mago en la actualidad que tenga toda su sangre pura! Más a mí favor ¡No hay un hechizo que mí Hermione no pueda lograr!— exclamó Hagrid sonriendole. La azabache asintió imitandolo— Ven aquí— le pidió el gigante a la castaña, la cual obedeció tomando su mano— No te angusties Hermione. Que no te afecte ni por un minuto ¿Eh?— la consoló el gigante y Herms sonrió.

— Hagrid tiene razón Herms. Tengas padres muggles o padres magos, eso no cambiará el hecho de que seas muy talentosa— siguió la castaña.

Hermione corrió y abrazó a su amiga, la cual aceptó gustosamente.

— Gracias ___— agradeció Hermione.

— No hay de que— respondió la ojos avellana sonriendo.

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Esa noche empezaba el castigo de los Potter. Ser castigados no les molestaba, sino con quién. En simples palabras Gilderoy Lockhart.

— No puede ser ¡¿Enserio debemos está con ese cretino?!— dijo la azabache caminando junto a su hermano.

— Bueno creo que le agradamos. Es preferible que se quede así— pronunció su Harry, a lo que su hermana río.

— Vaya hermanito. No sabía que te aprovechas de los profesores— comentó ___.

— ¿Que puedo decir? Soy irresistible— contestó Harry egocéntricamente.

— Querrás decir, somos— siguió la azabache.

— No, tu no. Solo yo— siguió su hermano ganandose un pequeño golpe por parte de su hermana.

Los dos rieron e ingresaron al salón de Lockhart. Este les indicó que se sentarán junto a él y lo ayudaran con sus cartas de “admiradores”. Sin otra alternativa asintieron.

— Niños, niños, niños ¿Pueden imaginar una mejor manera de evitar su castigo, que ayudando con mí correo?— preguntó el profesor.

— No lo creo— respondió Harry sarcásticamente

— No, hay nada mejor— imitó su hermana de igual manera.

— La fama es una voluble amiga muchachos. La fama es lo que hace el famoso. No lo olviden— dijo Gilderoy y los gemelos se miraron confundidos.

Ven…ven…ven a mí…ven a mí— se escucharon unos susurros.

— ¿Que?— preguntaron los azabaches a la vez.

— ¿Decían?— cuestionó Lockhart confundido.

— La voz que se oye— respondió Harry.

— ¿Voz?— se extraño el maestro.

Ven a mí…— susurraron otra vez.

— ¿No la escucha?— preguntó ____.

— ¿De que hablan niños? A lo mejor es…el cansancio. Ah ¡Santo Dios, miren la hora! ¡Ya pasaron cuatro horas! Parece que el tiempo vuela cuando te diviertes— siguió Lockhart mirando nerviosamente a todos lados.

— Da Miedo…— susurraron los Potter al unísono.

Su castigo terminó. Se levantaron y se despidieron del profesor saliendo de la habitación.

Estaban avanzando por un pasillo cuando de repente una voz se escuchó.

— Sangre… yo huelo sangre…déjame despedasarte… déjame matarte— los Potter se acercaron a una pared y escucharon la voz claramente— Matar…matar…matar— el susurro avanzaba por la pared y los gemelos la siguieron— Matar…matar…— seguía aquella voz.

Los hermanos siguieron la voz hasta el final de la pared, dónde una persona los detuvo.

— ____, Harry— saludó la castaña.

— ¿Escucharon?— preguntó la azabache aterrorizada.

— ¿Que cosa?— se extraño el Weasley observando su alrededor al igual que Hermione.

— La voz…— susurró Harry.

— ¿La voz? ¿Que voz?— cuestionó Herms confundida.

— La oímos con Lockhart primero, y luego aquí en…— el ojiazul fue interrumpido.

Es hora…— se escuchó un susurro.

— Avanza…— susurro la ojos avellana.

—¡Va a asesinar!— exclamaron los gemelos al unísono

— ¿Asesinar?— preguntó el pelirrojo. Los gemelos salieron corriendo.

— ¡Harry, ___ esperen! ¡No tan rápido!— pidió la castaña.

Los Potter hicieron caso omiso y siguieron avanzando, hasta llegar al final del pasillo donde todo estaba inundado. En una pared observaron una fila de arañas salir despavoridas por la ventana.

— Que extraño…jamás las ví actuar así— susurro Harry.

— Las aborrezco— dijo Ron.

— Coincido contigo— respondió la azabache mirando a los arácnidos con temor.

— ¡¿Qué es eso?!— preguntó Ron alterado observando el suelo.

Todos se dieron la vuelta observando lo que veía el Weasley. En el agua se divisó una pared con una escritura en sangre. Levantaron la vista y observaron una frase escrita con el líquido rojo.

— “La cámara de los secretos a sido abierta, enemigos del heredero temed”. Escrito con sangre— leyó la castaña nerviosamente.

— Oh no— soltó Harry.

A su izquierda vieron a un gato colgando de una estructura.

— La gata de Filch. La señora Norris— pronunció la ojos avellana.

Un ruido les llamó la atención. Miles de alumnos los observaron asombrados. Colín intentó capturar el momento con su cámara, pero Percy la alejó.

— “Enemigos del heredero temed”— leyó el rubio— Ustedes impuros serán los siguientes— finalizó Draco mirando a los Gryffindor. Esto molestó a la azabache.

— ¡¿Draco, puedes mantener tu boca cerrada porfavor?!— comentó la ojos avellana frustrada sorprendiendolo.

— ¿Que sucede aquí? ¡Quítense de mí camino! A ver— exclamó el señor Filch acercándose— Potter ¿Que hacen?— preguntó el hombre mirándolos.

Al levantar su vista observó a su mascota colgar de la estructura.

— Señora Norris… Ustedes mataron a mí gata— susurró Argus.

— No… no es lo que cree…— dijo la azabache nerviosamente.

— Los mataré— tomó a los pequeños del cuello de sus camisas— ¡Lo haré!— gritó asustandolos.

— ¡Argus! Argus no…— se detuvo Dumbledore— Porfavor, vayan a sus dormitorios de inmediato— exigió el director— Todos menos ustedes— se dirigió al cuarteto, y estos obedecieron.

Los demás alumnos siguieron a sus prefectos callados, o susurrando que los cuatro lo habían hecho.

— No está muerta Argus. La han petifricado— calmó Dumbledore al señor Filch.

— Ah, creo que si ¿Cómo no estuve aquí? Conozco el remedio exacto para el maleficio— comentó Gilderoy y todos asintieron no muy seguros.

— ¿Pero como fue petrificada? No lo sé— soltó Albus.

— Ellos si, fueron quienes lo hicieron. Ellos escribieron eso ahí— siguió Filch, acusando a los Potter.

— No es cierto lo juramos— exclamó Harry.

— Nunca tocamos a la señora Norris— siguió su hermana.

— ¡Mentira!— exclamó Argus asustando a los hermanos.

— Si me permite opinar señor. Tal vez los cuatro estuvieron en el momento y lugar equivocados— propuso Snape asombrado a los pequeños— Sin embargo, la circunstancias son sospechosas. Yo por cierto, no recuerdo que los Potter fueran a cenar— finalizó acercándose a los gemelos.

— Creo que fue mí culpa Severus. Los Potter respondían mí correspondencia— comentó Lockhart.

— Por eso Ron y yo los buscábamos profesor. Los encontramos y dijeron…— Hermione se detuvo y los miró fijamente.

— ¿Señorita Granger?— insistió Snape a qué siguiera.

— Dijimos que no queríamos cenar— mintió ____.

— Íbamos a la sala común, y hallamos a la gata— siguió su hermano.

Snape los observó levantando una ceja y se dió la vuelta mirando a Dumbledore.

— Inocentes hasta probar lo contrario Severus— respondió el director y Snape asintió no muy seguro.

— ¡Petrificaron a mí gata! ¡Quiero que paguen por eso!— exigió el señor Filch.

— Podremos curarla Argus. Tengo entendido que Madamme Sprout tiene una cosecha de mandragoras. Cuando maduren se elaborará una poción que podrá revivir a la señora Norris— le explicó Albus a Argus— Mientras tanto. Les sugiero mucha precaución, a todos— finalizó Dumbledore y los cuatro tragaron difícilmente.

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El cuarteto tomó rumbo a sus habitaciones, muchas cosas habían pasado ese día.

— Es muy extraño ¿No creen?— preguntó Hermione.

— ¿Extraño?— preguntaron los gemelos al unísono.

— Escucharon esa voz, una voz que solo ustedes escuchan y aparece la gata petrifricada. Es muy… extraño— finalizó la castaña apenada.

— ¿Crees que debimos decirles? ¿A Dumbledore y a los demás?— sugirió la ojos avellana.

— ¿Sobre aquella voz?— siguió el azabache.

— ¡¿Están dementes?!— preguntó el pelirrojo.

— No chicos. Aún en el mundo de la magia no es buena señal escuchar eso— les contesto Granger. Los gemelos se miraron sorprendidos.

— Ella tiene razón— dijo un hombre en un cuadro.

Los tres lo miraron con una mueca y siguieron su trayecto a sus habitaciones.












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Holis! Les dejo su capítulo 4 siqsi. Espero que les haya gustado, los amo <3. Kisses.

°•*' Travesura realizada o alguien podría leerlo '*•°.

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