
II. Capítulo 1
Una nueva aventura empieza
Hoy era un día especial, o al menos para los Dursley. Para los gemelos era solo un día normal, no tenían nada que hacer solo quedarse en su habitación. Si ahora tenían una habitación, que había sido la sala de juegos de Dudley. Pero no sé quejaban al menos ahora tenían camas reales y una alcoba.
Sonreían felices mientras miraban el álbum de fotos que Hagrid les había regalado. Al abrirlo la primera foto eran ellos de bebés siendo cargados por sus padres mientras sonreían.
Dieron vuelta la página, eran ellos, Ron y Hermione sonriendo en Howarts el último día antes de abordar el tren.
Sin duda una que otra sonrisa escapaba de sus labios al ver aquellas fotos.
Un ruido llamó su atención, era Hedwig que revoloteaba en su jaula buscando ser liberada.
— No insistas no podemos sacarte. No nos dejan usar magia fuera de la escuela— le replicó la azabache a la lechuza.
— Además el tío Vern.....— iba a seguir Harry pero fue interrumpido.
— ¡Harry y ____ Potter!— gritó el señor Dursley llamando a los gemelos.
— Lo lograste— dijo Harry levantándose de su asiento.
Su hermana lo imitó y cerró el álbum de fotos. Antes de salir de la habitación acarició a la lechuza y siguió a su hermano.
Bajaron las escaleras y se dirigieron a la cocina. Al entrar su tía se encontraba decorando un gran pastel, esta les indicó que su esposo estaba en la sala y asintieron.
— Se los juro. Si no controlan al maldito animal, deberá irse— indicó Vernon mientras estaba arreglando el traje de su hijo.
— Pero está aburrido— contestó ___
— Si solo lo dejaras salir por una o dos horas— prosiguió su hermano.
— Ja ¿Para que envíen mensajes a sus extraños amigos? No señores— contestó Vernon.
— No hemos recibido ningún mensaje de nuestros amigos..... Ninguno— comentó el ojiazul cabizbajo.
— En todo el verano— imitó la ojos avellana.
— ¿Quién querría su amistad?— comentó Dudley burlonamente, pasó por entremedio de los gemelos y chocó sus hombros.
— Deberían ser más agradecidos. Los hemos cuidado desde que eran bebés, los alimentamos de nuestra mesa y Dudley les cedió una de sus habitaciones, porque nuestro corazón es bondadoso— comentó el señor Dursley falsamente.
— No amor es para cuando lleguen los Maison— le indicó la tía Petunia a su hijo el cuál quería probar el pastel.
— ¡Lo cuál pasará muy pronto!— prosiguió Vernon. Este les indicó a su esposa e hijo que se acercarán— Ahora repasemos el plan. Petunia cuando los Maison lleguen, tu esperarás....— pronunció el señor Dursley.
— En la sala. Quiero recibirlos con gracia en nuestra casa— contestó su esposa sonriendo.
— Bien, y Dudley tu estarás.....—
— En la puerta para abrirla— prosiguió el pequeño.
— Excelente…Y ustedes…— miró a los hermanos.
— En nuestra habitación— contestó Harry.
— Muy callados, pretendiendo que no existimos— continúo su hermana sonriendo falsamente.
— ¡Que inteligentes! Con suerte será día en que haga el mayor trato de mí carrera, y ustedes no me lo echaran a perder Potter— indicó Vernon y los gemelos asintieron.
Mientras tocaban el timbre los Potter subieron la escalera con dirección a su habitación. Al entrar, se sorprendieron al ver una pequeña criatura saltando y riendo de una cama a la otra, sin notar la presencia de los muchachos.
La criatura dejo de saltar y miró a los niños mientras sonreía.
— Harry y ____ Potter. Es un honor conocerlos— pronunció el hombrecillo y formó una reverencia.
Entraron asombrados a la habitación, con Harry cerrando la puerta a sus espaldas.
— ¿Quién eres?— preguntó la azabache curiosa.
— Dobby señores, Dobby un elfo doméstico— respondió sonriendo nerviosamente la pequeña criatura.
— No queremos ser groseros, pero este no es un buen momento para tener un elfo doméstico en nuestra habitación— indicó el azabache.
— Oh, si señores. Dobby entiende, solo que, Dobby a venido a decirles… esto es difícil señores. Dobby se pregunta por dónde empezar— explicó Dobby nervioso.
— ¿Por qué no te sientas?— continúo Harry.
— Así estarás más cómodo— prosiguió la azabache acercando una silla al pequeño elfo.
— ¿S-Sentarme? ¿Sentarme? Oh…— dijo Dobby comenzando a sollozar.
— Oh Dobby. Oye lo sentimos no pretendíamos ofenderte así— se disculpó ___ preocupada.
— ¿Ofender a Dobby? Dobby a escuchado de su grandeza señores. Pero jamás a sido invitado a sentarse por un mago. Como un igual— explicó el elfo apenado.
— Imagino que no frecuentas a magos decentes— comentó Harry sonriendo.
— No, yo jamás— hizo una breve pausa dejando de sonreír— Dobby dijo algo horrible— continúo Dobby al darse cuenta de lo que había dicho apoyando su cabeza en un ropero— ¡Dobby malo! ¡Dobby malo!— exclamó el elfo golpeando su cabeza contra el mueble.
— Basta Dobby ¡Ya cállate!— exclamó el azabache tratando de tranquilizar al elfo.
— Basta porfavor— pidió su hermana asustada por la acción de Dobby.
Mientras los hermanos trataban de tranquilizar al pequeño, los ruidos se escuchaban en la sala donde estaban los Dursley y los Maison.
— ¡Basta! ¡Basta Dobby porfavor!— pidió el azabache nervioso.
Dobby dejó de golpearse y se agarró la cabeza alejándose del ropero.
— ¿Estás bien?— preguntaron los gemelos al unísono.
— Dobby tenía que castigarse señores. Dobby casi habla mal de su familia señores— explicó el elfo subiéndose a una silla.
— ¿Tu familia?— preguntó Harry.
— La familia de magos a la que Dobby sirve. Dobby debe servir a una familia por siempre. Si se enteran que Dobby estuvo aquí, uh…perdón, Dobby debía venir. Dobby debe proteger a ___ y Harry Potter. Advertirles. Harry y ___ Potter no deben volver a la escuela Howarts de magia y hechiceria este año— hizo una breve pausa— Hay un complot ¡Uno para hacer que las cosas más terribles pasen!— finalizó Dobby.
— ¿Que terribles cosas? ¿Quién lo está tramando?—preguntó la ojos avellana.
— ¡Oh…no…puedo…decirlo…muchos!— respondió Dobby agarrándose la cabeza.
— De acuerdo. Te entendemos no tienes que decirlo— dijo Harry tratando de tranquilizar al elfo.
— ¡Yo…!— iba a seguir Dobby pero se levantó de la silla y tomó una lámpara, que se encontraba arriba del escritorio, comenzando a golpearse con esta.
— ¿Dobby? ¡Dobby deja esa lámpara!— pidió ___ desesperada.
Vernon estaba hablando tranquilamente con los Maison, y un ruido escaleras arriba lo interrumpió. Este se disculpó y se dirigió a las escaleras.
— ¡Dame la lámpara!— dijo Harry forsejeando con el elfo.
— ¡Dobby basta!— pidió ____.
Un ruido en las escaleras los sobresaltó. Harry tomó a Dobby y lo encerró dentro del armario.
— Entra ahí y quédate quieto— ordenó Harry.
La puerta fue abierta dejando ver a su tío Vernon furioso.
— ¡¿Que demonios está pasando aquí arriba?!— gritó en un susurro Vernon.
— Nosotros solo— empezó Harry. La puerta del mueble comenzó a abrirse y este la cerró rápidamente.
— ¡Arruinaron el final de mí broma Japonesa de golf!— exclamó el señor Dursley.
— Lo sentimos— se disculpó la azabache cerrando de vuelta la puerta del ropero.
— Si vuelven a hacerlo, ¡Desearan jamás haber nacido Potter! ¡Y póngale el seguro!— indicó Vernon a la puerta del mueble.
— Si señor— contestaron los gemelos a la vez que cerraban la misma.
Vernon los miró por última vez y cerró la puerta de la habitación. Cuando escucharon los pasos alejarse abrieron el ropero dejando a un Dobby, lleno de prendas encima, salir.
— ¿Ves porqué debemos regresar? No pertenecemos aquí ¡Pertenecemos a tu mundo, a Howarts!— explicó el azabache.
— Ahí están nuestro únicos amigos— continúo su hermana.
— ¿Los que nisiquiera les han escrito a los Potter?— preguntó el elfo.
— Bueno esperamos que… Un segundo ¿Cómo sabes que nuestros amigos no nos escriben?— preguntó Harry extrañado.
— Em… Harry y ___ Potter no deben enojarse con Dobby. Dobby esperaba que si los Potter creían que sus amigos los habían olvidado, no querrían volver a la escuela señores— contestó Dobby mostrando un manojo de cartas para los Potter.
— Danos eso. Ahora— ordenó ___.
— ¡No!— exclamó Dobby.
El elfo tomó las cartas y las guardo en su ropa. Los Potter lo miraron y se lanzaron sobre el, sin éxito ya que Dobby los había esquivado. ___ se encontraba arriba de hermano, al darse vuelta Dobby abrió la puerta escapando de la habitación. Los gemelos se levantaron rápidamente mientras lo seguían escaleras abajo.
Dobby se detuvo en la entrada a la cocina, y los hermanos lo imitaron. El elfo diviso el gran pastel sobre la mesada, se dió la vuelta y le sonrió maliciosamente a los Potter.
— Dobby ¡Ven acá!— le ordenó Harry.
El elfo negó. Chasqueo sus dedos y el pastel se alzó en el aire poniendo nerviosos a los gemelos.
— Dobby, bajalo. No lo hagas— pidió la azabache.
— Harry y ___ Potter deberán prometer que no volverán a la escuela— exclamó Dobby.
— ¡No lo haremos, Howarts es nuestro mundo!— susurró Harry.
— Entonces Dobby debe hacerlo señores. Por el bien de Harry y ___ Potter— prosiguió el elfo chasqueando sus dedos.
El pastel comenzó a avanzar en el aire y los gemelos avanzaron hasta el, empujando al elfo. Mientras los Dursley y los Maison hablaban animadamente en la sala el pastel avanzaba hacia la señora Maison. Los gemelos estiraron sus brazos tratando de tomar el postre, este se detuvo sobre la cabeza de la señora Maison. Los Dursley miraron el pastel y a los gemelos asombrados.
— Dud-dley ¿Q-Querías decir algo?— preguntó Vernon sin despegar su vista del pastel.
— Am… ¡Pastel!— exclamó Dudley.
— ¿Pastel que past…— iba a seguir el señor Dursley pero ya era tarde, el postre había caído sobre su objetivo.
Los gemelos se miraron aterrados y colocaron sus manos a los costados.
— ¡Perdonenlos! ¡Son mis sobrinos, están mal de la cabeza! Conocer extraños los molesta— exclamó Vernon
Los Potter se dieron la vuelta y miraron a Dobby furiosos. Este chasqueo los dedos y se esfumó.
— Hay, dulce de crema— continúo Petunia nerviosamente.
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Los Dursley se enfurecieron con los gemelos y los encerraron en su habitación.
Al día siguiente se levantaron por un ruido. Levantaron su vista y observaron a su tío colocar barrotes en la única ventana de la habitación.
— ¡Nunca volverán a esa escuela! ¡Jamás verán a esos extraños amigos suyos!— exclamó Vernon alejándose de la ventana.
Los Potter se miraron tristes y se acostaron nuevamente, sabiendo que no saldrían de allí ni en una semana.
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La noche había llegado. Harry estaba durmiendo en su cama y ___ leía un libro tranquilamente.
Un ruido le llamó la atención a la azabache, está cerró su libro y se levantó de su cómoda.
— Harry, ¡Harry despierta!— susurró la ojos avellana moviendo a su hermano.
— ¿Que ocurre?— preguntó el azabache colocándose sus lentes.
— Escuché algo afuera nosé que será— le contestó su hermana.
Los dos se levantaron y observaron por la ventana. Vieron dos luces volando en el aire.
Cuando el objeto se hizo más visible, divisaron un auto azul acercarse a su ventana. ___ tomó la mano de su hermano asustada.
Cuando el auto se posicionó de costado cerca del vidrio, tres cabelleras rojas se encontraban en el interior del automóvil. George, Fred y Ron observaron a los gemelos sonriendo.
— Hola chicos— saludó el menor de los Weasley.
— ¿Ron, Fred, George?— preguntó Harry extrañado.
— ¿Que hacen aquí?— prosiguió su hermana sonriendo.
— Rescatandolos de sus tíos ¡Suban traigan sus cosas!— les indicó Ron.
Sin pensarlo dos veces comenzaron a empacar sus pertenencias. Ron sacó por la ventanilla del auto, un gancho, el cuál lo colocó sobre la reja de la ventana de la habitación.
— Será mejor que se aparten— indicó el pelirrojo y los azabaches obedecieron— Acelera— le comento a su hermano.
El auto avanzó y de un tirón sacó los barrotes que impedía paso.
— ¿Vernon? ¡¿Que fue eso?!— exclamó Petunia y Vernon se levantó rápidamente.
Los gemelos tomaron sus cosas y las metieron al automóvil.
— ¡Potter!— exclamó el señor Dursley acercándose a la puerta de la habitación.
— ¡Vamos deprisa!— exclamó Ron.
___ se acercó a la ventana y subió al auto con ayuda de su hermano y del pelirrojo.
— ¡Fred, George!— exclamó la azabache abrazando a los gemelos.
— ¡Pequeña!— imitaron los pelirrojos correspondiendole el abrazo.
— ¡Vamos Harry sube!— le indicó la Potter a su hermano.
Cuando Harry estaba por acercarse a la ventana, la puerta se abrió bruscamente.
— ¡Petunia se escapan!— exclamó Vernon acercándose a Harry.
— ¡Vernon que no se vayan!— imitó la misma.
— ¡Harry salta!— indicó la ojos avellana.
El azabache obedeció, pero para su desgracia el señor Dursley lo tomó de su pierna. ___ agarró a su hermano con todas sus fuerzas impidiendo que Vernon se lo llevará.
— ¡Ven acá!— gritó Vernon sin soltar a Harry.
— ¡Sueltame!— exclamó el azabache.
— ¡Sueltalo tío Vernon!— imitó su hermana.
— ¡No! ¡Tu, tu hermano y su maldito pichón no se irán a ningún lado!— dijo el señor Dursley enfurecido.
— ¡Acelera!— le indicó Ron a su hermano.
Fred obedeció e hizo que el auto comenzara a avanzar. Vernon soltó a Harry, pero el señor Dursley cayó por la ventana sobre un montón de hojas.
___ tomó el brazo de su hermano, y lo ayudo a subir al auto. Cuando se tranquilizaron se miraron mutuamente y soltaron una sonora carcajada, la cual se contagió a los Weasley.
— Por cierto chicos. Feliz cumpleaños— exclamó Ron sonriendo.
— ¡Gracias Ron!— dijeron a la vez los gemelos. ___ abrazó al menor de los pelirrojos, y este le aceptó el gesto.
— Uy, querido hermano ¡El amor es tan joven!— exclamó George a su gemelo.
— Tienes razón hermanito— asintió Fred.
— Son unos idiotas— exclamaron Ron y ___ a la vez mientras negaban divertidos.
El auto comenzó a alejarse de Privet Drive, con los gemelos más que emocionados.
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Ya era de día y su destino se encontraba abajo de ellos. Una gran casa se alzaba sobre una pradera, y a su alrededor había corrales con pequeños animales.
Cuando el automóvil tocó el suelo, todos se bajaron del mismo y tomaron sus pertenencias.
Avanzaron silenciosamente a la entrada del hogar.
— Vengan, entren. Entren ya vengan shh— les indicó George a los gemelos, dejándoles pasar.
Los Potter miraron todo asombrados, la casa era enorme y muy acogedora. Una sartén estaba siendo lavada en la cocina por arte de magia.
— Wow— exclamaron sorprendidos los gemelos a la vez
Mientras los Weasley hablaban entre ellos, los Potter avanzaron por la habitación mirando todo.
Una cosa les llamó la atención, un reloj enorme se alzaba frente a ellos. En las agujas del mismo tenía imágenes de cada integrante de los Weasley, y se movían hacia un cartel con cada actividad que debían realizar.
Siguieron avanzando y observaron algo impresionante sobre el sillón. Unas agujas tejían solas sobre el mueble, asombrandolos.
— Humilde pero, es mí hogar— dijo Ron.
— Creo que es fantástico— exclamó Harry.
— ¡Sin dudas el mejor!— prosiguió su hermana.
— ¡¿Donde habían estado niños?!— exclamó Molly Weasley a sus hijos— ___, Harry me da gusto verlos— le dijo a los azabaches sonriendo— ¡Camas vacías, ninguna nota! ¡Y el auto! ¡Pudieron haber muerto, pudieron haberlos visto! Pero no los culpo a ustedes niños— finalizó la pelirroja a los Potter.
— ¡Los mataban de hambre! ¡Habían barrotes en su ventana!— explicó el menor de los Weasley.
— Pues a ti también te pondré barrotes en tu ventana, Ronald Weasley— señaló Molly a su hijo— Vengan niños vamos a almorzar— indicó la madre a los azabaches.
Todos se sentaron en la gran mesa para empezar el almuerzo. Harry y ___ se sentaron agradecidos y devoraron lo que les entregaron.
Unos pasos se escucharon bajar por la escalera. Una cabellera roja apareció en la sala.
— Mami ¿Has visto mí vestido?— preguntó la pequeña Ginny.
— Si, está colgado— contestó Molly.
Ginny asintió y dirigió su vista a los gemelos.
— ¡Hola Ginny!— exclamó una sonriente ___.
— ¿Que tal?— preguntó Harry dulcemente.
La pelirroja miro al azabache con sus ojos abiertos de par en par. Se alejó lentamente y corrió lejos de todos. George y Fred soltaron una risas al ver tal escena.
— ¿Que le hice?— preguntó Harry extrañado.
— Creo que la asustaste— respondió su hermana.
— No es eso, sino que habla de ti todo el tiempo ¡Ya no la soporto!— explicó Ron volviendo a comer.
— ¡Buenos días Weasley!— saludó un hombre ingresando a la habitación, y todos los pelirrojos lo saludaron— Que noche ¡Nueve redadas! ¡Nueve!— exclamó Arthur.
— ¿Redadas?— preguntaron los gemelos a la vez.
— Trabaja en el ministerio de magia, en el departamento contra el uso incorrecto de artefactos muggles— explicó Ron mientras su padre se sentaba cerca de ellos.
— ¡Muy bien!— dijo el señor Weasley sentadose y miró a los Potter— ¿Y ustedes quiénes son?— preguntó Arthur.
— Oh lo sentimos, soy ___ Potter y el es mí hermano Harry Potter— explicó la ojos avellana.
— Un gusto— prosiguió su hermano.
— ¡Santo Dios! ¿Son ustedes? Ron ya nos habló mucho sobre ustedes ¿Cuando llegaron?— preguntó el señor Weasley a su esposa.
— Está mañana, ¡Anoche tus hijos volaron el auto encantado para ir a Surrey y volver!— comentó Molly.
— ¡¿Eso hicieron?!…¿Que tal corre?— preguntó el señor Weasley y su esposa lo regaño— Eso estuvo muy mal muchachos, muy, muy mal— dijo burlonamanete Arthur y los niños soltaron unas pequeñas risas— Escuchen Harry y ___. Deben saber mucho sobre muggles ¿Cuál es, con exactitud, la función del patito de hule?— preguntó el señor Weasley.
— Oh…am— pensaron los gemelos pero fueron interrumpidos por un ruido.
— Debe ser Errol— exclamó Molly.
Una lechuza gris y blanca comenzó a acercarse a la casa de los Weasley, pero se estampó contra el vidrio de la ventana asustando a los presentes.
— ¡Levantalo porfavor!— le indicó Molly a Percy.
Este llamó la atención de la lechuza y tomó las cartas que llevaba en su pico.
— Son cartas de Howarts— informó Percy y le tendió sus cartas a los azabaches y a sus hermanos.
— ¿Dumbledore sabe que están aquí? Nada se le escapa— exclamó Arthur asombrado.
— Oye esto saldrá carísimo. Los libros de hechizos son muy caros— informó George a su madre.
— Nos arreglaremos. Y solo podremos comprarlos, en el callejón Diagon— continúo Molly.
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Holis! Bienvenidos al capítulo uno de la temporada dos uwu. Espero que les esté gustando mucho. Kisses.
°•*' Travesura realizada o alguien podría leerlo '*•°.
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