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🐯 Cap 24

Las risas provenientes del cuarto; hicieron que los pequeños pasos frenaran su impulso. La manita quedó quieta sobre el pomo de la puerta. Observó a los canes que lo esperaban ansiosos por ingresar al lugar.

— Señor rayitas, ya déjame respirar.

El pequeño sonrió al escuchar la carcajada ahogada de su padre.

— Grrr, te daré respiración boca a boca, así que no te preocupes mi amado fugitivo.

— ¡No! ¡Me ahogo!

— Aquí llegó tu salvavidas.

La fragancia escapó por debajo de la puerta, las pequeñas fosas nasales se expandieron ante el aroma que era tintado con tonalidades dulces. El cachorro sonrió en grande, miró al techo y posó su manita sobre el pecho.

— Glacias señola Luna pol pelmitilme escuchal a mis papis tan felices — se alejó del lugar —. Vamos, le dilemos a la señolita Jisoo que me ayude con mi baño — los canes corrieron tras el infante —. Dejálemos que sigan con sus mimos mañanelos.

En el cuarto de baño, Jisoo miraba al cachorro fingiendo estar enojada. Los canes le lamian las manos, en un intento de ayuda para su hermano humano.

— Lo siento, es que mis helmanos también quelían jugal. — Pestañeó con ternura.

— No me hagas esos ojos. — Apretó sus labios intentando no sonreír.

— Señolita Jisoo, peldóname, ¿sí?

— No. Mira, esto parece campo de batalla espumosa, y me duelen...ya sabes, me caí fuerte. — Sobó sus posaderas que se encontraban húmedas y con rastros de espuma.

El pequeño ajustó su bata, salió apresurado con los canes siguiéndole los pasos.

— Quédate aquí quietita, ya vuelvo señolita. — Expresó alejándose por el pasillo.

— ¿Ahora que irá a hacer? — Tomó una toalla y secó sus ropas.

Pasados unos minutos, el pequeño llegó escondiendo sus manitas tras su espalda, la miró sonriente, y flexionó una de sus rodillas, apoyándose en el suelo.

— Helmanos, sentados — los canes obedecieron —, abran...

— ¿Qué haces tigrecito travieso?

El pequeño simplemente tomó los tallos de las flores, y las dejó en los hocicos de los canes.

— Peldónanos, señolita, no quelíamos lastimalte — estiró su bracito, sujetando con delicadeza una de las flores que tomó del jardín de TaeHyung —. Lecibe esta bonita flol en muestla de nuesto alepentimiento pol habel plovocado esa caída.

Los ojos de la fémina brillaron ante la dulce escena, los canes movían sus colas con cada palabra del pequeño.

— Mi tigrecito travieso — lo abrazó recibiendo la flor —, eres un amor.

— ¿Nos peldonas? — Puchereó jugando con el cabello de la fémina.

— No hay nada que perdonar, no estaba enojada...

— No impolta si estabas enojada o no, te lastimamos, y teníamos que hacel algo.

— Okay mi niño, los perdono — besó las mejillas —, pero qué le vas a decir a tu padre cuando vea que le trasquilaste su jardín.

— Descuida, mi papi está muy feliz lecibiendo mimos de papá Kook, así que no cleo que se dé cuenta.

— Eso dices tú.

— Bueno, le diré que fue pala vel sonleíl a una bella dama.

— Deberías dejar de oír los coqueteos de tus padres.

— Nou, esto que dije es pensamiento mío.

— Ay por la Luna, eres un niño que robará muchos corazones.

— Solo quielo cuidal colazones.

La fémina lo alzó en brazos, y lo dejó sobre la cama. Lo ayudó a vestirse, al terminar, pasaron por la habitación de JungKook y TaeHyung; pero al escuchar los besos tronados y las carcajadas enérgicas, decidieron no interrumpir. Bajaron a desayunar, y luego se dirigieron al patio trasero.

El infante corría de un lado al otro, ayudando a Jisoo con la manguera para regar el jardín. Al terminar, se sentaron en una de las bancas, y observaron cómo los canes perseguían algunas mariposas.

El timbre de la casa sonó, y la fémina se levantó para atender.

— Ya vuelvo, ¿quieres que te traiga algo?

— No te pleocupes, estoy bien.

Jisoo asintió, y apresuró sus pasos a la entrada. Abrió la puerta, y su cara no pudo evitar torcerse levemente ante la presencia.

— Señorita...

Fue apartada como todas las veces en que aquella mujer visitaba el lugar.

— Oye, discúlpate. — El pequeño gruñido la hizo detener sus pasos.

— Tigrecito travieso, por favor vuelve al...

— Señolita Jisoo, ¿estás bien? — La tomó de la mano, y Bam inició a ladrarle a la intrusa.

— Hola, pulgoso. — Movió sus manos en un intento de alejar al can.

— Pequeño JungKook, por favor vuelve a jugar. Bam...

— ¿Pequeño JungKook? — Sus ojos se posaron en el infante — ¿Eres el hijo de mi cariño?

— ¿Su qué...? — Tanie ladró al ver el acercamiento hacia el pequeño.

— Ya silencien a esos pulgosos.

— Señorita Sakura, por favor no se dirija de esa manera hacia los hijos del señor Jeon.

— Le pido pol favol que no se me acelque. — Retrocedió unos pasos, y los canes se posaron frente a él.

— Pero solo quiero saludar al cachorro de mi cariño.

— Usted debe sel la señolita que quiele...

Las voces de JungKook y TaeHyung resonaron por el pasillo, obteniendo toda la atención.

— Rayadito, déjame ponértelo.

— Ya te dije que no.

— No vas a salir sin que te lo ponga.

— Jeon... ¡Ah!

Sus protestas fueron silenciadas al ser tomado de sus muslos, y terminar con la espalda contra la pared.

— ¿Jeon qué? — Sus manos apretaron la cintura acanelada en respuesta al agarre de las falanges en su cabellera. — ¿Cómo debes llamarme?

Sus labios se acercaron, lamiendo levemente el bálsamo del omega.

— Ra-rayitas...

— ¡Papis!

— Hola, cachorro. — Saludaron sin apartarse, las piernas del omega se aferraron aún más a la cintura del alfa.

— Hola cariño, ¿aún no se la pones?

— Señorita, por favor, hay un niño presente. — Expresó Jisoo.

— ¿Cari qué...? — TaeHyung reprimió su gruñido al reconocer la voz — ¿Podría controlar su lengua frente a mi familia?

— ¿Qué haces aquí, Sakura?

Liberó feromonas para calmar a su rayado.

— Oh, él es tu omega. — Expresó con tono despectivo.

— ¿Pol que lo dice de esa manela? — Gruñó — Clalamente ese helmoso homble que mi papá Kook tiene en sus blazos; es su omega, mi papi, y padle de los futulos helmanitos que tendlé.

— Mis amores, cálmense. — Pidió ante el fuerte aroma de su cachorro y omega.

— Cariño... — Ladridos y gruñidos resonaron en el lugar.

— Deja de llamarme así — TaeHyung liberó el cuerpo del alfa —, ¿no entendiste que no te quería volver a ver? — Depositó un dulce beso en los labios del omega — Con todo respeto, vete de mi hogar.

— Dijiste que se acababa nuestros negocios, y que no pisara tu empresa, pero no mencionaste nada sobre...

— Se acabó todo, no respetaste a mi omega...

— Tampoco a mis helmanos, papá Kook.

— ¿Qué? — TaeHyung la miró entrecerrando los ojos.

— Les dijo "pulgosos".

— Es que...

— Bebé, ¿podrías ir con tus hermanos y Jisoo al jardín? — Pidió mirando seriamente a Sakura.

— Bueno. Pelo si te la sultes, dale como piñata — le susurró —. Y papá Kook, menos mal no polinizaste a ese señolita.

El pequeño se alejó del lugar, despidiéndose de Sakura, por decencia. Pero gritándole con los ojos que se alejara de su familia.

— Tú solo me vas a polinizar a mí.

— Rayadito...

JungKook observó el semblante de su pareja.

— ¿Polini qué?

TaeHyung quedó frente a Sakura, se cruzó de brazos y contuvo todas las ideas que le daba su tigre.

— Mucho gusto — extendió su mano —, soy Kim TaeHyung, aunque en los planes de tu amigo; soy Jeon TaeHyung — apretó levemente la mano, sin llegar a lastimarla —, que pena que a ese hombre no le guste lo fácil — dibujó una línea de sonrisa —, le encanta lo fugitivo, que se la pongan difícil... Mi más sentido pésame por no lograr tener entre tus garras al guapo de allí — señaló al alfa, y sonrió ampliamente—. Le digo de la manera más amable que nunca en su vida se le ocurra volver a dirigirse a mis hijos de esa manera, y controle esa lengua cuando le hable a mi pareja.

— ¿Amor...?

— Rayitas, te dejo con tu amiga — soltó la mano —, nos vemos más tarde para que me polinices — tomó por el cuello al alfa y lo besó apasionadamente —, bzzz, ese aguijón solo se activa conmigo, ¿verdad? — Su mirada se dirigió a la entrepierna.

— Solo por ti, y para ti — mordió los carnosos labios —. No te vayas sin tu abrigo, ya que no dejaste que te lo pusiera, llévalo en uno de tus hermosos brazos — lo abrazó por la cintura y acercó sus labios al oído —, pero aun no te voy a polinizar — susurró.

— Me gusta escuchar eso — sonrió acariciando la piel tintada —, si me da calor por el abrigo, tú me tendrás que refrescar — Jeon asintió —, lo tengo muy claro, pero ella no lo sabe... entonces sígueme la idea — susurró justo antes de girarse, y depositar dos besos en la comisura de los labios —, Adiós, señorita Sakura, espero que su visita sea tan rápida como la de un médico.

— ¿Cómo así?

— Querida, que no tardes mucho — deslizó sus manos por el pectoral del alfa —, cuidas mi almohadas — mordió su labio.

— Par de...

— Abejas en temporada de polinización. — Interrumpió el omega, y JungKook sonrió enamorado de la gran sonrisa que se dibujaba en el rostro de su amado.

— Cuídate mucho mi amado fugitivo.

— Por su pollo que lo haré, tengo que volver con mi rayitas e hijos. — Desde el umbral de la puerta; lanzó un beso volador.

— ¿En serio estás enamorado de ese? — Expresó sentándose en uno de los sillones.

— Hasta la médula, y se llama TaeHyung, pero no eres digna de pronunciar su precioso nombre.

— ¡Cariño!

— Ya basta, Sakura — se acercó tomándola del brazo —. No te quiero cerca de mi familia. No eres bienvenida ni aquí o en cualquiera de mis propiedades — llegaron a la puerta —, la supuesta amistad que teníamos, acaba de terminarse, está enterrada y olvidada. Adiós. — Cerró la puerta, dejando a la fémina con la palabra en la boca.

Desde una distancia considerable, el omega observó la escena.

— Ya podemos irnos, Kai. — Acomodó sus cabellos.

— Como ordene, señor Kim.

— Por cierto, no le comentaras a JungKook a donde fuimos.

— Pero, señor...

— Ayúdame con esto.

Kai suspiró, y continuó con su vista en el camino. No le agradaba no cumplir con el trabajo encomendado.

La pequeña y dulce risa del pequeño JungKook resonaba por todo el lugar, los canes lo acompañaban en el recorrido por el lugar. Brincaban hasta el cansancio.

Jisoo y Lisa terminaban de colocar los últimos globos, sin perder de vista a su tigrecito travieso. Sonreían al verlo tan feliz y animado.

— ¡Se ve muy bonito! — Expresó entusiasmado, y les pasó unas tiras se serpentinas de color naranja, blanco y negro.

— ¿En serio te gusta cómo está quedando? — Inquirieron al ver el arco de globos en la entrada del jardín; con los mismos colores de las serpentinas.

— ¡Sí! Son los colores de las rayitas de mi familia.

— Hablando de familia, ¿tus papis?

— Lisa mona lisa — observó cómo Jisoo se alejaba al escuchar el timbre —, dijelon que iban a cambialse de lopa.

— Por cierto, dime la verdad, ¿de quién fue la idea de esta temática?

Con su dedito la llamó, indicándole que se acercara un poco más.

— Fue idea de mi papi fugitivo. — Cubrió su boquita escondiendo una sonrisa cómplice.

— Lo sabía.

— ¿Y sabes? Lo hizo polque como también es el cumpleaños de papá Kook, quiele que sea especial pala los dos.

— Pero es especial, no solo celebran tu vida, también la del hombre que lo ama ciegamente.

— Lo sé, pelo sabes que mi papi quiele sel especial con su alfa del demonio, así aun no lo llame como quiere mi papá Kook.

— Ya casi, solo ténganle paciencia.

— Le tenemos, pero si seguimos así, me van a salil canas, y ese fugitivo jamás lo dilá...

Su naricita percibió el aroma con tintes a leche materna. Sonrió y aplaudió emocionado. Ya quería ver a sus tíos panteras.

— Corre, quieres ir a recibirlos.

— No taldalé, y vuelvo a seguil ayudándote.

— Nada de eso, es tu fiesta, así que ya no ayudaras más. — Expresó viendo como el pequeño desaparecía de su vista.

En la entrada, Jimin le gruñía a Yoongi porque se quejaba de no haber dormido lo suficiente.

— Pantera del infierno, dormiste todo el camino hasta aquí.

— Pero aún tengo sueño.

— No te doy otro zape porque la cachorra te defiende haciéndome vomitar mi jugo de mandarina.

— Señores, sigan...

— ¿Dónde está mi sobrino?

— Aquí, ¡Tío pantelita panzón!

Llegó hasta donde Jimin, le besó la mejilla y posó sus manitas en el abultado vientre.

— No toques la casita de mi mandarinita.

— Hola, tío pantela dolmilón, te plepalé un cualto pala que sigas con tu siesta.

— ¿Sí? ¿Dónde?

— Pol el pasillo, al fondo, antes de llegal al cualto de la señolita Jisoo, no vayas aliba, mis papis están allá desde hace lato y...

— Gracias mini tigre aconejado, cuida a mis amores.

Corrió tan rápido, que Jimin no sintió cuando un suave besó fue depositado en sus labios.

— ¡Yoongi!

— Ya, tío, sabes que su plimel amol siemple selá la cama.

Jimin abultó los labios e inició a llorar. Asustando al pequeño tigre.

— Ela bloma, no lloles, tío, pol favol.

— Se me sale mi jugo mandarinoico — expresó al sentir los hocicos de los canes en sus piernas —. Oww, a ver, ¿cuáles son sus disfraces?

— Toma, un dulce, pala el mal lato — acarició la mejilla del omega y este sonrió en grande al ver el vivo reflejo de sus amigos en aquellos ojitos preocupados por sus lágrimas — Tanie tiene un somblelo de flesa, y Bam uno de plátano.

— Las frutas de tus padres.

— Sipilili.

— ¿Y tú?

— Yo soy... una malteada de plátano y flesa.

Jimin no pudo contener la risa ante lo dicho. Y ver el disfraz del infante, era aún más tentador para sus carcajadas.

El pequeño JungKook, tenía en su cuerpo un vaso gigante que él y Hoseok habían pintado en un cartón del tamaño del infante; la superficie era decorada por múltiples recortes de las frutas antes mencionadas. Y en su cabecita sobresalía una balaca con un enunciado que decía: "Malteada TaeKook"

— ¿Quién te dio esa idea? — Secó las lágrimas que escaparon ante su ataque de risa.

— Escuché a mis papis cuando decían que yo ela una mezcla de sus leches, y cuando les plegunté, me lespondielon que hablaban de sus malteadas favolitas — Jimin apretó los labios al imaginarse la cara de sus amigos —, pelo la veldad no me convenció mucho esa lespuesta, pelo si me dio una idea pala mi disflaz.

— Eres hermoso — le pellizcó la naricita —, bebé te recomiendo alejarte de tus papis cuando ellos piensan que están solitos.

El cachorro asintió ante lo último dicho, y con orgullo habló sobre su belleza.

— Ela de espelalse, soy un Jeon Kim, extlemadamente guapo.

— Oye... No te lo discuto.

— Tu eles una mandalina muy jugosa.

— Sí. Pensé que no me quedaría a causa de esta panza. Pero me veo sexy.

— Y así seduces al tío dolmilón.

— Tampoco escuches mis conversaciones con tu papi.

— Eso intento, pelo ustedes hablan juelte.

— Volvamos al tema — el pequeño le pasó un cojín para ayudarlo a sentarse con más comodidad —. Y mi pantera es un gato durmiente.

— Se puso los bigotes que le hice — aplaudió chiquito —. En el fondo me quiele.

— Ese dormilón te adora, por eso te pelea tanto cuando te nos acercas, porque quiere que tú le des cariño. Pero no le digas que te dije.

— Secleto de malteada. — Selló sus labios y simuló ponerle un candado.

Cómodos, se quedaron un gran rato platicando. El pequeño no paraba de acariciar la pancita de Jimin. Observaba la puerta esperando esa visita que solo recibe dos veces al año, y muchas veces solo una vez.

Se bajó con cuidado, y fue en busca de una manta al ver a su tío dormido.

— No lo patees tanto, déjalo dolmil un poquito más. — Depositó un suave besito sobre la barriguita.

Acomodó unos cuantos cojines alrededor del omega. Buscando crear una barrera protectora, por si se movía, y no llegara a golpearse en el vientre. Llevó a los canes al patio, y se sentó en el prado, observó la decoración por completo.

No le importaba la cantidad de globos, serpentinas o todas esas cosas que últimamente todo era negocio.

Sonrió al ver que cada serpentina que acompañaba a los globos, eran las que habían hecho con sus padres, y aquella familia que obtuvo desde que se encontró con su papá. Solo había faltado la mano de obra de las dos personas que aún no llegaban.

Pero no importaba, estaba orgulloso de haber cumplido un objetivo. Decorar la fiesta de cumpleaños que compartía con su papá; con materiales que no usaban en casa. Y así ayudar al planeta.

Él ya no quería ver a los peces muriendo por la cantidad de basura arrojada al mar, tampoco ver un desierto donde antes se podía ver una gran cantidad de árboles que regalaban aire fresco y sombra agradable. No deseaba volver a ver como se desbordaban los ríos o lagunas y muchos animales y personas morían por tal acto.

Sabía que no cambiaría mucho, pero al menos pondría un granito de arena al no contribuir con la creación de un gran basurero en el planeta.

Su corazón sintió el recordatorio de la tristeza que lo atacó hace unos días al ver las noticias de varios desastres naturales.

— Mi familia entiende mi extlaña manela de celeblal — los canes le lamieron las mejillas —. ¿Cleen que talden mucho? — Acarició los hocicos — Ya las quielo vel.

Se acostó, perdiéndose en sus pensamientos se quedó observando las nubes, buscando formas que muchas veces le sacaron una sonrisa porque las veía graciosas.

Se levantó de inmediato al escuchar un grito que lo alarmó. Corrió al interior de la casa, y observó que Yoongi se encontraba junto a Jimin, Lisa y Jisoo abrazaban a Hoseok que recién llegaba junto a Kai.

— Yo me encalgo. — Pasó de largo, agitando su manito; saludando a los recién llegados.

— ¡Quédate quieto, endemoniado! — Se escuchó fuerte y claro.

— Bueno, yo digo que pasemos al jardín y tomamos juguito. — Sugirió Hoseok.

— ¿No les interesa saber qué le está haciendo JungKook? — Inquirió Yoongi ayudando a levantar a su pareja.

— La verdad... No. — Respondieron al unísono.

— No me dejan dormir, y tampoco chismear.

— Te tengo trabajo para que no pienses en chismear. — Expresó Jimin.

Salieron del lugar, frenado sus pasos cuando escucharon a Jeon.

— ¡Amor, solo es un simulacro, bzzz, bzzz!

Todos se carcajearon al imaginarse de lo que se trataba, continuaron con su destino.

En la puerta de habitación, el pequeño JungKook cubría su boca para controlar las fuertes ganas de reír.

El alfa perseguía por toda la habitación al omega.

Las bolsas de color negro con franjas de periódico pintadas de amarillo; cubrían el cuerpo blanquecino. Sus alas hechas de unas cuantas bolsas translucidas, descolgaban de su espalda. Sus antenas hechas con los tubos del papel de cocina, se movían al evitar los almohadazos de su omega.

— Ven, bzz, bzz, solo quiero bailarte, florecita.

— ¡Me retracto de lo dicho!

Acomodó la máscara improvisada que dejaba ver sus sonrojadas mejillas. Los pétalos hechos con el cartón de algunas cajas de leche; rodeaban su rostro, y luchaban para no doblarse ante los movimientos del omega.

— Ven mi bella flor — lo atrapó contra el colchón, tomándolo de las muñecas y subiendo las manos sobre la cabeza —. Bzz, bzz...

— ¿Así polinizan?

— ¡Por todas las abejas! — Gritaron al unísono, separándose de inmediato.

— ¿No me van a contestal? — Se recargó contra el umbral de la puerta.

Eso me pasa por querer jugar con su aguijón.

Un poquito más, y que le hago el baile del aguijón.

¿Intelumpí la polinización?

— ¡No! Tigrecito, estábamos...

TaeHyung con la mirada, le pidió ayuda al alfa.

— Pequeño tigrecito, estaba jugando con tu papi. Pero ya sabes que lo fugitivo le fluye re bien, y me hizo perseguirlo por la habitación.

— Oílo, yo estaba...

— Jugando a la flor fugitiva.

— Pues, papi, cómo flor, también te atrapó. — Le guiñó un ojo.

— Es que tu papá tiene alas, y eso es trampa, mis raíces no me dejaban huir.

Los dos Kookies se miraron cómplices, e iniciaron a corretear al omega por la habitación. Risas y gritos resonaban como la más bella melodía. Los canes se unieron con los ladridos, intentaban detener la persecución hacia TaeHyung.

Agotados, se sentaron en el pasillo, recostados contra la pared, regularon sus respiraciones.

Los canes se inquietaron, e iniciaron a dar vueltas, el timbre sonó. Y el cachorro salió corriendo tan rápido como pudo.

— ¡Tigrecito del demonio! No abras sin preguntar quién es.

JungKook lo ayudó a levantarse.

— Estás hermoso... — besó con suavidad los labios — ¿Ya dije que te quiero desflorar?

— Kookie, nuestro cachorro podría abrirle a quien sabe quién. — Humedeció los labios e intentó ir tras su hijo.

— No quieras huir, sabes que nadie ingresa a nuestro hogar sin que el guardia abra la reja — lo apresó contra la pared —. Ahora dame de la miel de tus labios.

— Tanto dulce te causará diabetes.

— Rayadito, tus labios con los míos, ahora.

— Si me lo dices ronroneando, obedezco.

Acatando aquellas palabras, sus labios dibujaron una sexy sonrisa, su dedo índice se deslizó por la acanelada mejilla; deteniéndose en la quijada. Poco a poco acercó su rostro al acanelado, lamiendo sus labios en sincronía con los del omega. El cálido aliento dejó huella en la piel, los delgados labios generaron un cosquilleo en lóbulo.

El alfa carraspeó un poco, disfrutando del leve temblor que atacaba al omega.

— Lo que desees, órdenes y digas, mi amado fugitivo. — Su voz se tornó profunda, gutural, el ronroneo de su tigre interno no ayudó mucho con el temblor en las piernas del acanelado.

Las palmas del omega buscaron estabilizarlo al apoyarse en la pared. Lo cual fue un poco difícil, ya que el alfa no dejaba de olfatear la curvatura de su cuello, dejando salir profundos ronroneos acompañados de fugaces lamidas en la piel.

— Es-espera... ¡espera! — Posó sus manos en el fuerte pecho.

— ¿Qué sucede? ¿Se derrite tu miel? — Juntó sus cuerpos, creando un roce en sus entrepiernas.

— Da-dame un poquito de es-espacio...

— ¿Por qué? ¿Temes que te devore? — Ladeó su cabeza fingiendo no captar el cambio en el aroma del omega.

— El que devorará soy yo. — Cerró los ojos intentando controlar su acelerado corazón.

— ¿Sí? Entonces, déjame besarte, y continúa respondiendo a los ronroneos de mi tigre...

Sus manos se movieron ante el llamado silencioso de las ajenas, entrelazaron sus dígitos; subiendo con lentitud hasta dejarlas sobre la cabeza.

Los dedos de Jeon se deslizaron por las palmas acaneladas, llegando a las muñecas y dibujando suaves ondas invisibles en la piel; ajustó el agarre, y las apoyó con firmeza contra pared.

Kim cerró los puños, entregando el control de sus movimientos, entreabrió los labios, y jadeó un suave "bésame ya".

— ¡Papis! — El grito desde la sala interrumpió el acercamiento de sus labios — ¡Papi fugitivo, llegalon!

— Oh, suelta, suelta... — Besó las mejillas del alfa — Se pospone el beso dementor diabético.

— Rayadito, no me dejes así.

— Adiós, hora de huir.

— Maldición, y yo que quería morderte esos sabrosos labios. — Expresó mientras su pareja se alejaba.

En la sala, cada uno de los que estaban en el jardín saludaban a las recién llegadas. Kai, Jisoo y Yoongi, recién las conocían. Jimin, Hoseok y Lisa, por su parte, las abrazaban con euforia, y les pedían con tono consentido que por favor no los abandonaran por tanto tiempo.

El pequeño tigre intentaba recuperar el espacio personal que estaba siendo invadido.

Poco a poco separó a algunos de las féminas.

— ¡Papi fugitivo! — Se rindió al no poder logar su objetivo con Jimin — Dile al bonito panzón que las suelte.

TaeHyung sonrió al ver la escena, todos los que los acompañaban sonreían y convivían como una familia.

Familia que siempre soñó.

— Hora de que me dejes saludar a mis amigas. — Se acercó uniéndose al abrazo.

— ¡Las van a ahogal!

— ¿A quiénes van a ahogar? — Se acercó a su hijo y lo alzó en brazos — Hola a todos — con su mano realizó el característico saludo rockero.

— Papá Kook, ayúdame... no las sueltan.

— Rayadito, deja de darle cariño a otras personas.

Ayudó a acomodar sobre la mesa, algunas bolsas y cajas que llevaban las féminas.

— Celoso. — Expresó separándose de los cuerpos — ¡Oigan no huyan!

— ¿Quiénes huyen? Hola Tae... — Jackson llegó a la escena, con su disfraz de botella de Soju — Uy, no, ya sé de qué huyen — movió su cabeza en un saludo silencioso para los presentes —, con permiso yo me piso, nos vemos despuesito — chocó su hombro con el de Jeon —. No te lo van a quitar, tranquilo — sonrió divertido —. Por cierto, señoritas, más tarde me presentaré con ustedes — salió del lugar guiñándoles un ojo.

— No inventes, Jeon, son mujeres, y a tu rayado solo le gusta tu...

— ¡No oigo, no oigo, tengo olejas de pescado! — Cubrió sus oídos.

— ¡Jimin! Traumaras a mi pequeño tigrecito. — Apoyó la mejilla del cachorro contra su pecho.

— Lo siento, yo ya me voy, no me gruñas. — Caminó en busca de su alfa.

Jeon bajó al pequeño, dejándolo ir hacia las féminas. Tomó posesión de la esbelta cintura de su omega, y posó su quijada sobre el hombro.

El cachorro no paraba de darles besitos en las suaves mejillas. Las abrazó con fuerza, y de la emoción dejó salir sus orejitas.

Brincaba alrededor de la mesa, tratando de mirar en el interior de las cajas y bolsas. Ya se imaginaba que contenían, seguramente uno de los tantos dulces que le llevaban desde que tiene memoria.

— ¿Me vas a presentar?

— Espera a que nuestro hijo descargue todo el amor que desborda.

Pasaron unos minutos, y ahora los tres tigres estaban sentados frente a las féminas.

JungKook observaba cada movimiento frente a él. Cuando su tigre estuvo de acuerdo en que su familia estaba segura con aquellas personas, relajó su semblante.

— ¿Terminaste de analizarlas? — Le apretó levemente el muslo.

— Lo siento, es que, no sé nada de ellas.

— Papá Kook, te dije que ela mi madlina, y tía lejana non tan lejana.

— Sí, pero de igual manera, no puedo evitar ponerme ansioso por las personas que rodean a mi familia.

Las féminas lo observaban de pies a cabeza, de vez en cuando compartían miradas ante la idea de compartir el mismo pensamiento.

— Papá Kook, yo te las presento, las vas a amal, son ángeles.

— Rayitas, ellas me conocen desde que me enteré que estaba esperando a nuestro hijo... son familia. — Le besó la mejilla.

El cachorro caminó hasta una de ellas, se sentó en sus piernas, le acarició los rizados cabellos y sonrió.

— Ella es mi madlina, Lole — su dedito le dibujó un corazón en el bonito lunar del rostro —, es una osita que solo quiele estal en casita cuando hay mucho flío. — enredó en su dedito el rizado mechón —. Sus chulquitos son helmosos, pelo su colazón lo es aún mas — continuó jugando con los cabellos—, y cuando viene a visitalnos; nos tlae chocolamos y coltado de leche de cabla.

— ¡Guácala! cabra. — Expresó Jeon haciendo gestos.

— Te lo dije, Lore, esa expresión debería ser herencia de su padre. — Acotó TaeHyung recordando cuando el cachorro escuchó por primera vez lo que contenía aquel alimento.

— Reaccionaron igual, hasta en los gestos. — Una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro.

— Lo siento, es que me imagino que eso debe de saber a lo que huele la cabra. — Comunicó el alfa.

— ¡No! — El cachorro y Lorena protestaron.

— Para nada, es muy rico.

— Como digas — extendió la mano —, mucho gusto.

— El gusto es mío... — sonrió al posar su mirada en el acanelado — Tae, ¿puedo robarte al guapo padre de tu hijo?

— ¡No te pases! Te quiero, pero no... claro que no.

— Era broma, guarda los colmillos.

— No los guardo, sabía que dirías algo así, siempre te lo quieres comer cuando te muestro sus fotos.

— Madlina, no, ese alfa es de mi papi.

— Por ahora me calmo. Pero no prometo nada para más adelante.

— La neta, a mí no se me antoja eso de la cabra — expresó pérdida en su mundo —. Además, no se escucha rico.

— Tía, baja del viaje — el pequeño movió su manita frente al rostro, subiéndose al regazo de la fémina —. Tía Fany, ¡mila, los pectolales de mi papá!

— ¿Qué? — TaeHyung se sentó en las piernas de JungKook, impidiéndole la vista.

— ¡Uy, quiero ver!

— Caíste, esa es la única manela de que me plestes atención.

— Te descubrieron, Panda. — Expresó Lorena.

— La neta, pues no tengo cómo defenderme.

— Ya dejen las partes del cuerpo de mi rayitas. — Puchereó.

— Amor, me dieron ganas de morder ese pucherito. — Susurró acariciando los dedos del omega.

— Papis, no — los señaló con su dedito —. Plimelo, lo plimelo... y eso es plesental al lesto de la familia.

— Eso, luego me vuelvo a ir de viaje astral con lo de la cabra, y me pierden.

La sonrisa tierna que el cachorro le regaló, logró que su corazón sintiera de nuevo aquel calorcito que la atacó cuando lo vio por primera vez.

— Papá Kook, ella es mi tía lejana no tan lejana, Fany, duelme mucho, y a veces se pielde en el sendelo de la vida...

— Lo importante es que viajo.

— Tía, espela telmino de plesentalte.

— Pero apresúrate, creo que ya me dio sueño de nuevo.

El cachorro delineó los labios de la fémina, sonriendo ante las cosquillas que sabía le estaba ocasionando.

— Mi tía Fany, nos tlae calamelos de cololes, parecen un alcoilis; y les dicen chupilules — le acomodó un mechón de cabello —, también aglega dulces de leche, glolias le dicen.

TaeHyung por un momento se bajó de las piernas del alfa, dejándolo libre para que interactuara con la híbrida de Panda.

— Mucho gusto. — Extendió su mano esperando el apretón.

— Como dijo mi comadre Lore, el gusto es mío...

— No te atrevas, Fany. — Advirtió el omega, alejando al alfa de su amiga.

— ¿Atreverse a qué?

— Papá Kook ya lo sablás.

— Lo siento, Tae, pero ya sabes... mi mente — pestañeó haciendo ojitos —. El gusto es mío, pero más gustosa estaría de saludar a unos de tus pectorales.

— ¡Las desgreño!

— Si sabes cómo somos, para qué nos invitas. — Expresaron sonrientes, corriendo por la sala, evitando ser atrapadas por el omega.

— ¡Me malean!

— Yo ya me cansé, eso de huir no es lo mío. — Expresó Lorena.

— Yo también, ya rajo, la neta ya me ahogué. — Fany se sentó junto a su amiga.

JungKook al ver que su omega se abalanzó sobre las osas, lo sujetó por la cintura. Le besó la cabellera, y apretó el cuerpo contra el suyo.

— Les dije que no hicieran esos comentarios. — Continuaba pataleando.

— Te niegas a llamarlo como lo que es...

— Tú alfa. — Completo Lorena.

— ¿Y qué?

— Que mientras no lo hagas, te lo podemos robar. — Expresaron al unísono.

— ¡Suéltame, rayitas! Las voy a enviar sin pelos, regresaran pelonas para Colombia y México.

— ¿Pero nos acompaña el guapo padre de tu hijo? — Bromearon.

— Ustedes dos no le tienen miedo a la muelte. — Sonrió divertido.

JungKook se sentó apresando con delicadeza al omega, le besó el cuello, y esparció su aroma.

— Eres mi rayitas. — Suspiró abultando los labios.

— Soy todo tuyo, no importa si me dices o no "alfa" — acarició una de las manos —. Estos ojos solo están fijos en ti. Cada fibra de mi ser, reacciona a ti, solo a ti.

— Es más lindo de lo que nos contaste. — Se secaron la pequeña lágrima que se deslizó por las mejillas.

— Pero no me lo miren tanto.

— Papi, es mi madlina y tía, eso es imposible.

— ¡No ayudas! — Gritaron dramáticamente.

— Vamos, les voy a entlegal los disflaces que hicimos pala ustedes — las tomó de las manos —. Mi tía Fany selá un taco taco, cacamole... Y mi madlina selá una nalanja — meneó su cuerpito en un tierno baile —, nalanja dulce, limón paltido, dame un ablazo, que yo te pido —. Cantó llevándoselas.

— Uh, espera... — Lorena frenó sus pasos, y miró con complicidad a Fany.

— Verdad, entrégalo.

— ¿Entlegal qué?

— Vamos mi pequeño, es algo para tu papá, el cumpleañero. — Fany lo alzó en brazos.

— Yo también soy el cumpleañelo.

— Bebé, tú también tendrás regalos. — Lorena le pellizcó suavemente las mejillas.

— Bueno, ojalá le guste el legalo a papá Kook.

— Claro que le gustará. — Expresaron al unísono, dibujando una sonrisa que TaeHyung vio como señal de peligro.

— ¡Vamos! — El cachorro señaló el camino por donde deberían ir — No tardes, madlina.

Cuando quedaron solos los tres, TaeHyung definitivamente sintió el peligro. Esa sonrisa que le regalaba su amiga, no era para nada inocente.

JungKook observaba el intercambio de miradas.

— No se atrevieron.

— Oh, claro que lo hicimos. — Tomó la caja que escondía en su maleta.

— Les dije que no lo hicieran, ¡locas!

— ¿Por qué te preocupas por un regalo? — JungKook lo abrazó por la espalda interrumpiendo su intento de huida.

— JungKook, ¡Feliz cumpleaños! — Le entregó la caja, y guiñó un ojo — Espero lo disfrutes.

Se alejó de la pareja, sonriéndole a TaeHyung, moviendo sus cejas en un gesto de picardía.

— ¡No la abras!

Intentó arrebatarle la caja, pero la arrojó al suelo, logrando que se abriera. JungKook sonrió de lado, humedeció el labio inferior.

— En caso de huida de tu omega, amárralo a la cama. — Leyó la nota que venía pegada en las esposas.

— Las voy a matar, lo juro. — Cubrió su rostro, ocultando sus mejillas sonrojadas.

— Si se pone caprichoso, dale unos buenos latigazos, a él le gusta — tomó la fusta —. Y como complemento, lo amordazas...

— ¡Rayitas! — Le arrebató los objetos, guardándolos con rapidez — No les hagas caso, están chifladas, ya se les terminó de zafar los tornillos.

JungKook lo tumbó en el suelo, apresándolo con sus muslos; le impidió moverse. Alargó su mano tintada y le acarició los labios.

— Pero es mi regalo, y toca darle utilidad.

— Ni creas, además a ti no te gustan esas cosas.

— ¿Quién lo dice? — Besó la punta de la nariz — La idea de amordazarte, amarrarte en nuestra cama y recorrer ese precioso cuerpo con la fusta; me gusta, y mucho.

— ¡Hijas del mal! Me las van a pagar.

— Ya, amor, no te hagas, a ti también te gusta la idea...

TaeHyung intentó negarlo, pero JungKook tomó la fusta, y con extrema lentitud; acarició la mejilla, bajando hasta el cuello, por sobre la ropa; jugueteó en el pecho acanelado.

— N-no... lo... mngh~

— Te encanta. — Se inclinó para besarlo.

— Oigan, vayan a la habitación.

— Jack, ¿quieres que te golpeé?

Se levantó con rapidez, ayudando a su pareja a reincorporarse.

— ¡Íralo! — Negó efusivamente con la cabeza — Me basta con la mirada asesina de tu omega.

— ¿Qué sucede? — TaeHyung intentó controlar su mirada.

— Ves, JK, ese omega tuyo, asesina con la mirada...

— Jack... No lo provoques.

— Yo solo venía a decirles que si no se apuran, Jimin se va a comer todo, y que Yoongi empezara a pelear porque ya quiere ir a dormir de nuevo.

— Enseguida vamos.

En el gran jardín, las risas y conversaciones armonizaban el ambiente que destellaba alegría.

Comieron a gusto, sentados en el verde prado. Observaron el cielo, y esperaron el momento de cantar el Happy birthday.

Alfa y cachorro se encontraban frente al pastel que decidieron compartir. Regalándoles a los presentes su característica sonrisa aconejada; pidieron su deseo, posando su mano en sus pechos, cerraron los ojos y soplaron.

Qué nuestra familia siempre esté unida. — Desearon al unísono.

Comieron pastel, abrieron sus regalos y se abrazaron para tomar la foto para el recuerdo.

Llegó la hora de los juegos, el pequeño tigre con ayuda de su tía y madrina les entregaron globos a las parejas que decidieron participar. Jackson por su parte, continuó comiendo pastel.

Hoseok con Lisa se sonrieron al estar frente a frente, felices por compartir el mismo disfraz.

— Equipo sprite, ¡a ganar! — Chocaron las palmas.

Kai y Jisoo se carcajearon al verse frente a frente, en verdad la fémina trataba de permanecer seria, pero aquel hombre no ayudaba.

— ¡Soy una mariposa! — Expresó Kai con voz chillona, brincando en su lugar, y pestañeando en una fingida ternura.

— ¡Ya deja de hacer eso! — Jisoo acomodó sus alas — Concéntrate — se carcajeó de nuevo ante los movimientos nada masculinos del hombre.

— ¡Equipo mariposas salvajes, a ganar! — Expresó entrelazando su meñique con el de la fémina.

— Yo no quiero jugar.

— Oye, dormilón gruñón — Jimin posó sus puños cerrados en la cintura —, ¡No me vas a quitar la diversión!

— ¿Y si te saco el jugo por andar jugando?

— No exageres. — Lo obligó a sentarse sobre sus piernas.

— Tío pantela dolmilona, solo tienes que sel cuidadoso.

JungKook besó los nudillos acanelados, y acomodó el cuerpo sobre su regazo.

— Cuidado no vayas a picarme. — Susurró coqueto.

— Tenemos público, así que estás a salvo por ahora.

El cachorro tomó un globo, y caminó al frente de las parejas, observándo sonriente. Lorena se ubicó frente a Lisa y Hobi. Fany, frente a Kai y Jisoo.

— Tío Jack, deja de comel y ponte en tu lugal, pol favol.

— Yo solo había venido a comer. — Alegó parándose frente a Yoongi y Jimin.

— Esto es muy sencillo, en sus pielnas van a ponel el globo que les dimos — observó cómo acataban la indicación —. La paleja que logre estallal los globos, selán plemiados con... — miró a su madrina.

— Oh, su premio será un bombombum...

— ¡No! Madlina, ese está muelto, es comida de gusanos, ¿cómo vas a dal ese plemio?

— Ni locos vamos a aceptar ese premio. — Expresaron todos.

— No se alteren — pasó una de sus manos por el rostro —. Les estoy hablando de un dulce, el bombombum es un caramelo duro, con chicle en el centro y un palito...

— Así sí. — Expresaron en sincronía.

— Bueno, como les decía. — Sacó uno de los dulces del paquete — Los que detonen...

— Uy detonar.

— ¡Tae! Eso no. — Fany le hizo señas para que cerrara la boca.

— Corrección, los que estallen el globo de primeras, obtendrán un caramelo.

— Al final los contaremos, y la pareja que tenga más dulces; iniciara el siguiente juego. — Completó Fany.

— ¿Todo clalo? — Sus manitas jugaban con el confeti que hizo de revistas viejas.

El juego dio inició, TaeHyung brincaba con todas sus fuerzas sobre los muslos del alfa, y este lo ayudaba sosteniéndolo de las caderas.

Lisa y Hobi gritaban "sprite" en cada brinco que la fémina ejercía sobre el cuerpo ajeno.

Kai y Jisoo solo reían porque se les movía el globo, y la fémina caía en las piernas del hombre que gritaba "aplastas a la mariposa".

Yoongi por su parte, no hacia el mínimo esfuerzo por reventar el globo. Brincaba sin fuerzas. Ganándose un zape por parte de Jimin.

— ¡Brinca! Yo quiero de ese dulce.

— ¡No! Te puedo sacar el jugo, o sea nuestra cachorra.

— ¡Exijo cambio de pareja...!

El primer estallido los hizo callar, todos miraron a la pareja ganadora del primer caramelo.

— ¡Ese es mi rayitas y su poderoso aguijón! — Celebró recibiendo el premio.

— ¡Esos son mis papis! — El cachorro empezó a arrojar confeti sobre ellos.

— ¡Yoongi! Brinca bien, quiero ese dulce. — Rugió tomando las caderas del alfa, logrando estallar su globo.

El juego continuó, muchas risas y gritos acompañaron la diversión. Todos terminaron cubiertos de confeti.

Al final la pareja ganadora fue la de los tigres.

Jeon y Kim ahora tenían en sus manos unos globos llenos de agua. ¿Su objetivo? atacar a las otras parejas cuando descubrieran sus escondites.

— Ya, enserio Min, déjame jugar — intentaba zafarse del abrazo sobreprotector —. Nos van a encontrar si sigues moviéndote — murmuró escondido en el arbusto.

— Te vas a resfriar si te mojan por culpa de este juego...

Estaban tan concentrados en su pequeña discusión, que no sintieron cuando fueron rodeados.

— ¡Ataquen al dolmilón! — Gritó el cachorro.

Sus ojos gatunos se quedaron perplejos al ver la lluvia de globos que se dirigía hacia su persona.

— ¡Jimin! — Gritó cuando su omega le estalló dos globos en la cabeza — Así no era el juego — los miró indignado.

— Cambiamos de objetivo. — Comentó Jeon lanzándole otro globo.

— ¡Gato rayado, te voy a...!

— Es cielto, si palece un gatito enojado, todo esponjado polque se mojó. — Expresó al ver la reacción de Min.

— No te esponjes, es solo agüita. — Expresaron al unísono, lanzándole más globos.

— ¿Solo agüita? — Tomó un balde lleno del cristalino líquido — ¡No huyan! Aquí todos tendrán baño.

— ¡Esto es guerra! — Gritaron Lorena y Fany al ser cubiertas por el agua.

Al final del día, todos cayeron rendidos, quedándose a dormir en aquella casa.

El cachorro se encontraba en medio de sus padres, hablando dormido. Sonreía, y movía su colita de tigre. Los canes en los pies de la cama, esperaban a que alfa y omega le dieran la señal para ir a sus lugares.

— Rayitas...

— ¿Sí? — Ladeó ligeramente su cuerpo, buscando conectar sus ojos a los del omega.

— ¿Te gustó tu celebración de cumpleaños? — Con su dedo le acarició la mejilla.

— Fue maravillosa, fue mi mejor cumpleaños.

— ¿Y no estás decepcionado porque no pudiste usar el disfraz que querías?

— ¿El Iron Kook? — el acanelado asintió — No. Para nada.

— Pero tú querías...

— Ese lo puedo usar para jugar contigo, y le agregamos las cositas que me regalaron tus amigas...

— Tigre pervertido, y degenerado. — Susurró dándole un zape.

— Sigue pegándome, y te voy a amarrar...

— Descansa, ya me dio sueño. — Se giró, cubriéndose por completo.

— Solo no sueñes cosas sexys, porque me pondré celoso de mi yo en tu mente.

— Rayitas loco.

— Te amo.

El paisaje frente a sus ojos era precioso, la cristalina agua del mar los recibía con el oleaje que rompía contra algunas piedras y la orilla del mar. Distintas tonalidades de azul reflejaban la luz de la luna llena que los guiaba desde la inmensidad del cielo.

Sus fosas nasales percibían el olor a sal en el aire, la fresca brisa les acariciaba las mejillas. Sus pies descalzos disfrutaban de la suave arena.

Se habían alejado lo suficiente del auto. Sus ropas blancas se movían levemente ante las ocasionales caricias del viento. Sus cabellos ondeaban en una perfecta danza que pareciera seguirle el ritmo al sonido del mar.

Sus ojos estaban fijos en el horizonte, buscando pequeños luceros que aparecían para acompañar a la luna.

Sus manos entrelazadas se acariciaban como si fuera su primer contacto piel a piel.

Sonrieron al conectar sus orbes, sus animales rugieron ante la presencia del otro. En silencio caminaron por la orilla, hundiendo sus pies en la húmeda arena.

Liberaron sus manos en el momento en que el alfa inició a recolectar conchas para llevarle a su cachorro. Sin borrar la sonrisa de su rostro, avanzaba lento, y brincaba de vez en cuando; ante la emoción de encontrar una concha con un color llamativo.

El acanelado jugaba con el borde de su camisa, mordía sus labios y caminaba a paso lento atrás el alfa. Con uno de sus pies dibujaba círculos en la arena, esperando que el de piel blanquecina continuara el recorrido.

— Rayadito, ¿crees que con las que llevamos serán suficientes?

— Creo que sí. — Contestó aun sin haber prestado mucha atención.

— ¿Seguro?

— Sí.

— No. Voy a recolectar otro poquito.

Avanzó sin percatarse de que se estaba alejando de su pareja.

TaeHyung observó la Luna, tan redonda, brillante y perfecta. Sus ojos destellaron en verde esmeralda. Y como si aquel astro lo estuviera animando, su manto en el cielo se tornó en un tono rosa. Brillando con aun más fuerza.

Sus orbes buscaron al alfa, en un impulso, corrió hasta alcanzarlo.

Torturó sus labios, mordiéndolos hasta que le dolieron. Alargó su mano, y lo sujetó de la muñeca.

— M-mi alfa... la luna... está hermosa hoy.

— Si amor, está muy... — se giró al no estar seguro de lo que había escuchado — ¿Qué dijiste...?

TaeHyung lo miró como nunca antes, sus ojos se tintaron de verde, y su tigre rugió justo después de que su cola y orejas hicieran acto de presencia.

— Mi alfa... — tragó saliva y sintió su corazón salir de su pecho — Mi alfa, la luna está hermosa hoy.

Las conchas que sostenía en las manos, cayeron a sus pies, sus ojos se tornaron rojo rubí.

— Re-repítelo, omega...

Hola mis kokoros Darks 🖤🤟🏻

¡No me peguen! 😅

Por fin el rayadito fugitivo dijo la palabra mágica 😍

Capítulo dedicado a Thv8595 y FanyMejia12S gracias por alegrar mi día día. Las amo 💜💚

Antes de hacer mi maravilloso acto de Tsunadetruz, les dejo unas imágenes de los dulces mencionados en este capítulo.

🍓Los de Lore. Colombia.

🍓 Los de Fany. México.

Ahora sí, adiós 🤟🏻
Nos leemos lueguito.

Besitos púrpuras 💋💜

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