
🐯 Cap 17
En algún momento, el silencio se apoderó del ambiente dentro de aquel automóvil.
La terquedad del omega en querer adentrarse en aquel lugar, y el silencio que el alfa le regalaba ante cada una de sus preguntas; lo hacía gruñir en berrinche.
Jeon insistía en que TaeHyung no debió acompañarlo, que ahora al menos debería quedarse en el estacionamiento y no subir a aquella habitación.
Al ver que ninguno de los dos obtendría lo que deseaba, decidieron callar hasta que el auto se detuvo.
— Rayadito, por favor... — Intentó convencerlo de nuevo. Cruzándose en el camino, impidiendo que se bajara del auto.
— Ya te dije que voy a acompañarte. — Entrecerró los ojos. — ¿Serías tan amable de apartarte?
— ¿Por qué eres tan obstinado? — Sobó el puente de su nariz.
— Porque el señor Jeon se niega a decirme qué pasa.
JungKook cerró la puerta del auto, lo tomó de la cintura y lo acorraló.
— ¿Qué te he dicho sobre llamarme de esa manera? — Sus labios rozaron los ajenos.
— Ya se me olvidó. — Su lengua acarició los delgados labios.
— No quieras distraerme con tus labios.
— ¿Por qué? — Fingiendo inocencia, enredó sus brazos alrededor del cuello del alfa. — ¿Eres débil a mis labios?
— Sabes que toda tu existencia es mi debilidad.
— Quiero comprobar qué tan débil eres.
— No... juegues...
Los labios del omega apresaron los ajenos, el cosquilleo ante el contacto era algo electrizante. El alfa apretó aquella cintura y mordió con suavidad los pomposos labios.
— Por favor, quédate aquí. — Juntó sus frentes.
— ¿Qué te preocupa? — Le acarició la mejilla.
— Me da terror que te lastimen, por lo que me dijo Jack... lo que pasó no es agradable a la vista, y aún están alterados.
— Me quedaré a tu lado, ¿Si? — Lo abrazó. — Esto nos incumbe a los dos, y no quiero separarme de ti. — Rozaron sus narices en un dulce beso esquimal.
— Si veo una sola señal que me indique peligro para tu bienestar...
— Puedes subirme en tu hombro y sacarme de aquí.
— No dudes que lo haré.
— No me opondré, es más, hasta puedes darme una nalgada por no haber hecho caso.
JungKook sonrió y cerró los ojos, con lentitud liberó su aroma. Buscando cubrirlo por completo.
— Espero no te disguste...
TaeHyung negó sonriente, su tigre rugió gustoso ante el aroma.
— También voy a marcarte, rayitas.
— Yo más que encantado.
La pareja observaba como cambiaba el número de cada piso, a medida que subían a su destino. Sus manos entrelazadas se negaban a soltarse ni por un instante. Los tigres rugían felices al percibir sus fragancias en el cuerpo ajeno.
Ese acto los había hecho olvidarse de la razón por la cual asistían a aquel lugar. Sus mentes estaban sumergidas en la nebulosa que los cubrió al estar unidos aunque sea por sus feromonas.
Las puertas del ascensor se abrieron, caminaron por el pasillo hasta llegar a aquella habitación. La cinta policial llamó la atención del omega, el olor a sangre golpeó sus fosas nasales. Sus ojos divisaron cómo al parecer interrogaban a los hombres que JungKook había asignado para vigilar a Park.
Algo se removió en el omega al olfatear el ambiente.
— No te alejes de mí.
— Sí. — Respondió perdido en el aroma a tristeza que percibía.
— Rayadito, estoy hablando enserio. — Expresó al percatarse de la poca atención que le prestaba. — ¿Me escuchaste?
— Sí. — Sus oídos fueron atacados por los sollozos que provenían de la habitación. — Junto a ti, me tengo que quedar.
— Amor...
— Jeon, ¿Por qué lo trajiste? — Jackson llegó a ellos.
— Hola Jack. — Saludó aun concentrado en su intento de ver dentro de aquella habitación.
— Hola TaeHyung, ¿Por qué no bajas a la cafetería o buscas a Hoseok?
El omega negó efusivamente.
— Mi omega no se separara de mi lado. — Expresó casi en un rugido.
— Uy pero no te enojes. — Levantó sus manos. — Pero te dije que vinieras solo, ¿Por qué no me haces caso una sola vez?
— Y ustedes no deciden si salgo o no.
— ¿Rayadito?
— JungKook, allí hay una chica, y está sufriendo... ¿Qué le hacen? — Observó el lugar y empezó a entender lo que sucedía. — Necesito entrar, no voy a tocar nada...
Soltó la mano del alfa, tomó unos guantes quirúrgicos del carro de curas, y rápidamente se adentró en la habitación, esquivando al par de policías que cuidaban la entrada.
— Jeon, detenlo.
— ¡Ni se les ocurra tocarlo! — Rugió al ver como uno de los uniformados estiraba su mano hacia el cuerpo de su omega.
— No puede entrar.
— Ya estoy dentro... no tocaré nada, lo juro...
Observó la habitación, abriendo sus ojos en grande al ver aquella sábana blanca cubriendo el gran bulto en la camilla. Intentó acercarse, se detuvo al ver aquella presencia. Triste, temblorosa, ansiosa y destrozada.
— Lo tocan y no respondo.
— Oficiales... — Jackson se acercó. — Me disculpo, les pido por favor dejen que ingresen. Ya que las fotografías y pruebas han sido recolectadas, no creo que afecte algo en la investigación.
— Jack, pásame por favor unos guantes. — Movió sus dedos con impaciencia. — Amor, ¿Qué estás haciendo?
Los ojos de JungKook se abrieron en grande al ver como TaeHyung empujaba al oficial que tomaba apuntes.
— ¿Por qué la gritaba? — Rugió, y se sentó al lado de la chica. — ¿No puede hacer sus preguntas sin atormentarla...?
— JungKook, ¿Qué le pasa a tu omega?
— No sé Jack, pero lo voy a sacar de aquí.
— Usted no debería estar aquí. — Acomodó su uniforme. — Además ella es la homicida del señor Park BoGum.
— ¿Homicida... de BoGum...? — Se alejó de la chica. — ¿Qué pasó? — Sus ojos conectaron con los de la chica. Ver aquellas perladas gotas deslizarse por las mejillas, lo hizo sentirse triste.
— Yo...yo no... pensé que se moriría. — Sollozó y se arrodilló frente al omega.
— Amor, aléjate de ella.
— Quédate allí, JungKook. — Pidió acuclillándose frente a la chica. — Linda, levántate.
— Amor, no hagas locuras.
— Por favor confía en mí, y deja que hable con ella.
JungKook no muy convencido; retrocedió unos pasos. Alerta a cualquier peligro.
— ¿Ahora tú estás demente? — Masculló Jackson. — Ve por ese omega tuyo, y sácalo de aquí.
— No me digas qué debo hacer con mi omega. — Chasqueó su lengua molesto.
— ¿Por qué siempre salgo regañado por estos dos?
JungKook ignoró por completo las palabras y alegatos de su amigo, centró su atención en la persona que más le importaba.
— Ya sabes, un indicio, y te saco sin importar cuanto patalees.
La chica temblaba sin pausas, sus manos tintadas de sangre seca; se aferraron a los brazos del omega. Susurraba por ayuda.
TaeHyung escaneó con la mirada el cuerpo que esparcía una fuerte esencia con notas de tristeza, miedo y angustia. Sus ojos se enfocaron en aquellas orejas blancas y alargadas que descolgaban de la azabache cabellera.
— Eres una híbrida coneja... — La chica asintió con ojos llorosos. Ignorando el hecho de que estaba en contacto con un tigre, un híbrido que muchas veces las veían como presas. — Ustedes no son violentas.
— Yo no quería matarlo... es solo que...
— Señorita, recuerde que todo lo que diga puede ser usado en su contra.
— Ya lo sé, solo déjeme hablar con TaeHyung.
— ¿Me conoces?
— Eres, corrección, eras la mayor obsesión de Park, podría decirse que te conozco.
— Siéntate. — La ayudó a levantarse. — Dime, ¿qué sucedió? ¿Quieres contarme?
— Señorita...
— Por favor, cierre la boca oficial. — Gruñó. — Jackson. — Miró hacia la puerta. — ¿Qué tan rápido puede llegar uno de los abogados de JungKook? — El mencionado dirigió su mirada hacia su amigo. — Contéstame.
— Contéstale, Jack. Lo que desee mi omega, lo traeremos.
— En la cafetería se encuentra un par que llamé cuando me informaron lo ocurrido.
— Tráelos. — Ordenó Jeon.
— Por favor que no tarden. — Abrazó con fuerza a la chica. — JungKook, ella tiene frío, me podrías conseguir una manta.
— No me voy a mover de aquí.
— No me hará daño. — Le suplicó con la mirada. — ¿Me harás daño? — Le cuestionó a la chica. La cual negó. — Ves.
— No confío...
— Entiendo a tu alfa. ¿Quién en su sano juicio dejaría a su pareja con una persona que acaba de cometer homicidio?
— Él no... no es mi al-alfa...
JungKook simplemente le sonrió.
— No digas mentiras, se ve que son destinados, quizás aún no se lo digas, pero él lo sabe, y tú te mueres por decirlo... Tu aroma sobre su cuerpo, y el suyo sobre el tuyo, lo grita. Son alfa y omega, pareja que aún no se enlaza, pero que mueren por hacerlo.
— Perdóname, JungKook.
— Recuerda que entiendo que aún no estás listo para decírmelo, y mucho menos para que los demás lo sepan.
— Espero pronto puedas llamarlo alfa. Porque lo que no dicen con sus labios, sus ojos lo gritan sin restricciones.
JungKook y TaeHyung se sonrieron.
— ¿Podrían dejarme hacer mi trabajo?
— Oficial, el interrogatorio que deseaba hacer, lo hará cuando los abogados estén aquí. — Informó con tono firme y autoritario. — No sé cómo funciona estas cosas, pero no permitiré que la siga tratando tan mal.
— Oficial, por favor consígale una manta. — Pidió JungKook sonriéndole a su omega.
El olor a desinfectante era opacado por la gran cantidad de fragancias en ese recinto, las manecillas del reloj en aquella habitación, les taladraba los oídos ante el gran silencio.
TaeHyung se dedicó a limpiar las lágrimas de la chica, la acobijo, abrazó y le besó la cabellera. Buscaba calmar aquel dolor que transmitía. Sus ojos de vez en cuando se desviaban al cuerpo inerte. La chica miraba aquella camilla, y sin poder controlarse; volvía a romper en llanto.
Los abogados llegaron, TaeHyung les pidió que tomaran la defensa de la chica. Con una mirada del alfa Jeon; ellos asintieron.
— ¿Estás seguro que deseas estar junto a ella?
— JungKook, algo me dice que no la deje sola.
— Ay amor, ¿Qué voy a hacer contigo?
— Seguir teniéndome paciencia.
— Siento interrumpirlos, pero necesitamos tomar la declaración de la homicida.
— No la llamen así. — TaeHyung les rugió.
— Ustedes no nos dejan hacer nuestro trabajo. — Exclamó. — Agradezcan que no los sacamos a la fuerza, y los arrestamos por interferir en el interrogatorio.
— Tranquilo, sí lo soy... pero antes de ser homicida, fui víctima, y los que tenían que defenderme, ahora me ven como basura por matar a un maldito violador y asesino.
— ¡¿Qué?! — Inquirieron TaeHyung y JungKook.
— Jeon, ya sé quién es ella. — Comunicó Jackson. — Es la primera víctima de BoGum, la que se negó a presentarse en la empresa para la denuncia masiva.
— Ahora, con más razón de aquí no me muevo. Me vale una mierda sus protocolos. A ella no la dejamos sola, ¿Lo entendiste? — Jackson asintió.
— Linda. — TaeHyung acunó el rostro. — ¿A quién mató ese maldito?
— A... a mi... bebé. — Llevó sus manos al vientre. — El bebé que esperaba con mi alfa.
TaeHyung rompió en llanto, no soportó saber la perdida de aquel cachorro. Ya sabía que algo lo llamaba a ella, y ese era el sentimiento de empatía por el dolor de una madre. El aroma a leche materna, y las dolorosas lágrimas fueron un imán para el omega.
— Amor, no llores, ¿Te sientes mal?
— No te preocupes. — Lo tranquilizó con una sonrisa. — ¿Podrías intentar encontrar a su alfa?
— ¿Su alfa? Claro. — Con sigilo se acercó y le habló. — Heejin, ¿Así te llamas?
— Sí.
— ¿Dónde está tu alfa? — Apretó una de las manos de TaeHyung. — No llores más, amor, por favor.
— Es que ese maldito, le quitó su cachorro, eso es cruel, e imperdonable. — Se aferró a JungKook. — Y ahora la juzgan, y la miran tan horrible, ni siquiera saben bien lo que pasó, y solo la juzgan. ¿Por qué para defender a una escoria si están, y cuando ella los necesitó no?
Las lágrimas de TaeHyung empaparon el hombro del alfa.
— La ayudaremos, sí. Pero por favor calma ese dulce corazón.
TaeHyung asintió, limpió sus lágrimas y sorbió su nariz.
— Lo bueno de todo esto es que ese hombre no intentara hacerte daño. — Intentó sonreír. — TaeHyung, él te iba a lastimar de maneras horribles, me lo dijo...
— Linda, Heejin. — Se sentó junto a ella. — Dinos, ¿Dónde está tu alfa?
— Ella está...
— ¡¿Por qué no me dejan entrar?! — El fuerte grito desde el pasillo los hizo posar sus miradas hacia la puerta. — ¡Soy la enfermera de Park, déjenme entrar! — A pasos rápidos ingresó. — ¡Tanta protección para un...! ¿Amor? ¿Qué haces aquí, y vestida así?
— ¡Mi alfa! — Se levantó y se lanzó a los brazos de la nueva presencia. — ¡Lo maté! Se murió tan rápido que no pude detener su partida. Pero yo... solo quería que él sintiera dolor, el dolor que sentí cuando me golpeó para abusarme, y mató a nuestra pequeña zanahoria.
— ¿Qué hiciste mi vida? — La cubrió con sus brazos. — No te hizo daño, ¿Verdad? — La revisó con la mirada. — Dime que no te tocó de nuevo.
— Lo maté antes de que pudiera dañarme, pero fue sin querer, jamás pensé que se desangraría en minutos.
— Ella no es culpable de nada, yo lo maté, yo extinguí la vida de aquella basura.
— ¡Haeun! Amor, no digas eso. Fui yo...
El aroma de la alfa se intensificó, todos en aquella habitación arrugaron la nariz ante el picor de la fragancia. JungKook esparció su aroma intentando proteger a su omega de la esencia invasora; y comunicándole a aquella alfa que alejara sus feromonas de su pareja.
— ¡Espósenlas a las dos! — Guardó su libreta, y señaló a los oficiales bajo su cargo.
— ¡Les dije que fui yo! — Con su cuerpo protegió a su pareja. — Dejen a mi omega en paz.
— Haeun, ¿Por qué estás mintiendo?
— Rayadito, te quedas a mis espaldas, y no te muevas.
— Pero JungKook.
— Pero nada, esa alfa está a la defensiva, desea proteger a su pareja, y aunque sea una híbrida coneja, no quita el hecho que podría lastimar con tal de defender a su omega.
— Señoritas, deberían dejar esto para cuando estemos en la estación. — Sugirió un abogado.
— No se llevaran a mi pareja detenida. — Apretó sus dientes, y esparció feromonas amenazantes.
— Yo les diré todo. — Exclamó sollozando.
— No te culpes por algo que es mi culpa.
— Haeun, es que yo lo maté, escuchen...
La omega sin importar las quejas de su alfa, abrió sus labios decidida a aceptar el castigo que obtendría por haber cegado la vida de Park.
Ella se había negado a asistir a la empresa de Jeon para la denuncia, pero no fue porque no deseara denunciar. Lo hizo porque quería justicia por su propia mano. La fémina fue una enfermera, una muy eficiente y amada por sus pacientes. Tuvo la desgracia de cruzarse en el camino de Park; cuando TaeHyung lo rechazó por primera vez, y llegó al hospital con la cabeza rota al ser golpeado en un bar por haber intentado meterse con un omega. Allí su infierno inició, y fue peor cuando aquel hombre le dijo que sus labios, sonrisa y ojos le recordaban al omega por el cual estaba volviéndose loco.
Park la acechó esperando el momento perfecto, y lo encontró.
Heejin intentó denunciar el primer abuso, pero no le creyeron. Las autoridades le dijeron que debían atraparlos en el acto. Guardándose su dolor, intentó seguir con su vida, pero fue imposible, cuando Park continuó buscándola y lastimándola. Sus abusos llegaron al grado de que incluso le rociaba perfume, fragancia la cual era la misma que usaba TaeHyung.
Ella renunció al hospital, su pareja le preguntó infinidad de veces qué le pasaba. Lo cual siempre tenía como respuesta un huracán de lágrimas y silencio. Tenía miedo a perder a su pareja por la mancha que la acompañaba.
Transcurrió el tiempo y ante la ausencia de Park en su vida, pensó que al fin fue liberada de aquel demonio. Pero su paz se vio perturbada, cuando una noche cuando salió a comprar lo necesario para la cena donde celebraría con su alfa la espera de su bebé; Park apareció de un callejón e inició a insultarla y golpearla.
Esa noche Park estaba furioso porque el pequeño tigre le había impedido acercarse a TaeHyung, y se había ganado una mordida la cual juraba se iba a cobrar.
Heejin le suplicó que parara, ella solo pensaba en su bebé. Se desmayó cuando se quedó sola en aquel callejón. Su pareja la encontró cuando llegó al lugar después de haber escuchado un audio que accidentalmente la fémina envió al intentar llamar a la policía.
En medio de la confusión, dolor y desesperación, Heejin compartió su ubicación esperando ayuda.
Esa noche algo se murió en la pareja, y cada una juró que ese hombre sufriría.
Heejin esperó a que le asignaran la habitación a Park, regresó a casa y tomó uno de los uniformes de su esposa. Se infiltró en el hospital, teniendo cuidado de no ser vista por su pareja.
Los guardias la dejaron entrar sin problemas, ya que les pareció normal la entrada y salida de varias enfermeras para el monitoreo. Ingresó a aquella habitación con el único objetivo de castrar a Park. Aprovechó que estaba aturdido por el medicamento que le habían suministrado para el dolor en la cabeza. Retiró la sábana, lo amordazó como precaución para que no alertara a los guardias, abrió la bata y pensó en amarrarlo de manos, pero no lo vio necesario ya que se encontraba bastante inconsciente.
Dudó por un momento en tomar aquel bisturí, y el recuerdo de su perdida la atacó. Se trepó en aquel cuerpo e inició a acariciar aquella parte que para muchos es el símbolo de su hombría. Estaba a punto de iniciar el corte cuando Park abrió los ojos y la tomó del cuello. Forcejeó por ser liberada y al percibir como iniciaba a marearse, posó la filosa cuchilla en la pierna del beta, sin pensarlo; cortó sin fijarse en que había cortado la vena femoral.
La sangre inició a correr por la piel, aturdida cayó al suelo, como pudo se levantó e intentó detener la hemorragia. Sus ojos se llenaron de desespero cuando observó como el líquido carmesí bañaba la camilla. Poco a poco vio como el beta se quedaba quieto y ella se manchaba aún más de sangre.
Gritó pidiendo ayuda, pero fue demasiado tarde.
— No sé por qué se desangró tan rápido. — Cayó de rodillas al piso y jaló sus cabellos. — Yo solo quería castrarlo, quitarle lo que tanto le hacía sentirse orgulloso.
TaeHyung abrazó por la espalda a JungKook y apretó los ojos.
— Heejin, mi vida... — La tomó de las mejillas. — Se desangró con rapidez, por mi culpa.
— No te entiendo. — Sus ojos intentaban enfocar el rostro de su amada, pero las lágrimas se lo impedían.
— Yo le inyecté un anticoagulante. — Confesó frustrada porque su plan no salió. — Lo iba a sacar de esta habitación, con la excusa de realizarle unos estudios en donde aquellos guardias no podrían estar presentes, y lo iba a trasladar a la parte abandonada del hospital. Allí lo iba a amarrar y amordazar, lo dejaría bien despierto, le cortaría su asquerosa virilidad y lo dejaría morirse desangrado. Que pataleara y se ahogara en desespero. Pero no pensé que vendrías y se saldría todo de control.
— ¿Cómo supiste que lo traerían aquí?
— Le dije a un amigo que vigilara la empresa a la que te citaron, y cuando vio que lo subían a una ambulancia, moví mis contactos para que lo trajeran aquí. Mi plan original era sedarlo a la salida de esa empresa y llevarlo muy lejos donde nadie escuchara, y me encargaría de hacerlo pagar.
— Tú no eres así. — La besó y sus lágrimas bañaron los labios.
— Y tú tampoco. — Besó las mejillas. — Pero él apagó tu brillo. Y despertó la oscuridad que jamás pensé tener.
— Oficiales, aseguren bien a las detenidas.
— ¡No! Por favor, yo fui la asesina, dejen a mi esposa.
— JungKookie, haz algo...
— Amor, confesaron sus planes...
— TaeHyung, no te preocupes, sabía que de igual manera terminaría en la cárcel.
— Pero tú fuiste su víctima, y ellos... — Miró a cada oficial con enojo. — Los que dicen proteger, no te ayudaron. ¡JungKook por favor!
— Jackson, llama a todos los abogados a mi servicio. — Abrazó a su omega y secó las lágrimas que aun derramaba a causa del relato. — Busquen grabaciones del callejón, fotografías, pistas, lo que sea, pero busquen hasta debajo de las malditas piedras y armen una buena defensa para ellas.
— Pueden buscar lo que quieran, pero ellas obtendrán un castigo por sus actos. — Expresó el oficial que interrogaba a Heejin.
— Eso lo sabemos, pero no permitiré que vayan a pintar a Park como un pobre hombre que murió indefenso; cuando sabemos que fue la peor mierda del mundo. Ellas no estarán solas en su proceso.
La pareja fue sacada de aquel lugar, esposadas y prácticamente a empujones. Se negaban a ser separadas.
JungKook y TaeHyung tuvieron que relatar de nuevo todo lo que había sucedido con Park.
— Amor, ¿Estás bien? — Ajustó el cinturón de seguridad.
— Sí, solo un poco triste por ellas.
— Fue doloroso escuchar como las lastimó.
— ¿Podrías llevarme a casa?
— Para allá vamos. — Salió del estacionamiento.
— No. — JungKook lo miró rápidamente sin entender. — Ojos al frente. — Lo regañó. — Y me refiero a mi casa, el apartamento de donde tú me sacaste para llevarme secuestrado a tu casa.
— ¿Cuál secuestro? No señorito, eso fue una captura de amor para cuidar a mi fugitivo.
— Es secuestro, alfa del demonio. — Sonrió.
— Esa sonrisa es la que me encanta ver. — Entrelazó la mano con la del omega. — Ni creas que te voy a dejar volver tan pronto a tu apartamento, además, ¿Vas a abandonar a nuestro cachorro?
— ¡No seas menso! — Apretó el agarre. — Quiero que me lleves al apartamento para bañarnos. Olemos a sangre, o al menos eso siento. Y no quiero que nuestro cachorro perciba ese aroma.
— ¿Bañarnos? — Sus labios dibujaron una sonrisa pícara.
— De todo lo que dije, ¿Solo escuchaste lo de bañarnos?
— Sí. — Sonrió en grande. — ¿Nos vamos a bañar juntos? Eso entendí cuando dijiste bañarnos.
TaeHyung negó divertido, sus mejillas se tintaron de rojo, y su corazón se aceleró.
— Sí, rayitas, nos vamos a bañar juntos. ¡Cuidado! — El fuerte sonido de los neumáticos frenando contra el asfalto lo hizo gritar. — ¡No nos mates!
JungKook estacionó el auto a la orilla de la carretera.
— ¿Dijiste que nos vamos a bañar juntos? ¿Tu...y... yo? — Giró levemente su cuerpo, y lo miró sorprendido. — ¿Juntos? ¿Juntitos? Es decir, ¿Te pondré jabón en tu cuerpo y...?
— ¿No quieres o qué? — El alfa asintió. — Espera, Kookie, creo que te me bugueaste.
— Me... voy... a bañar... con mi omega... ¡Lo voy a enjabonar! ¡Su cuerpo! ¡Le tocaré el cuerpo!
TaeHyung se retiró el cinturón de seguridad, renegando del poco espacio; logró sentarse en el regazo del alfa.
— Mírame... — Ordenó juntando sus frentes. — Escucha muy bien. — JungKook posó sus manos en la cadera y acarició. — Nos bañaremos juntos, sí, en la misma bañera, bajo la misma lluvia artificial, y me pondrás jabón en el cuerpo.
— Yo no creo poder resistir, y más si llegó a recordar lo que andábamos haciendo hace unas horas.
— ¿Quieres terminar lo que iniciamos?
— Sí.
— Pero no lo harás, ¿Verdad?
— Amor, ya lo sabes, me muero por tenerte, pero primero vamos a eliminar ese miedo.
— Okay, pero si aparece el rayitas tieso, lo ayudamos con una frotadita.
— A tu asiento. — Le robó un besito. — De frotadita en frotadita puedo andar agrandando nuestra familia.
— No me dejas jugar con fuego.
— Más adelante jugaremos, y vas a arder.
— ¡Que inicien los juegos de frotadas ardientes!
— ¡Rayadito fugitivo!
— ¡Arranca el auto alfa del demonio!
Se miraron con coquetería, y estallaron en carcajadas.
Con sus labios unidos en un intenso beso que les robaba el aire, sus respiraciones fundiéndose en una sola, disfrutaban de la sensación que les regalaba las gotas de agua que justo después de recorrer sus cuerpos; morían en sus pies. Las acaneladas manos se adentraron en la tela que cubría la desnudez, sus dedos acariciaron con parsimonia la blanquecina piel. Delgados labios besaban con delicadeza el cuello acanelado.
Un jadeo ahogado escapó de los pomposos labios al ser empujado contra la pared. Todo su cuerpo tembló, acto que no pasó desapercibido para el alfa.
— Abre los ojos, amor. — Pidió en un susurró. — ¿Qué sucede?
— ¿Cómo carajos le digo que cuando le propuse bañarnos, no pensé en que vería mi piel y no estoy listo para eso?
El alfa besó cada lugar en el rostro donde veía gotas de agua. Mantuvo sus manos apresando la perfecta cintura acanelada.
— Rayadito, confía en mí, abre esos labios, y dime qué pasa por esa linda cabeza de pensamientos fugitivos.
— ¿Qué hago? ¡Eso me pasa por hablar sin pensar!
— Creo que ya sé lo que pasa...
— ¡Tengo frío! El agua está muy fría. — JungKook sonrió divertido. — ¡Si serás baboso! ¿Si te das cuenta qué el rayitas está bajo la ducha, y perfectamente sabe que el agua no está fría?
— Te arrepentiste de bañarnos juntos, ¿Verdad? — TaeHyung asintió. — Okay, amor, manos fuera de tu perfecto cuerpo. — Dio dos pasos lejos del omega.
— ¡No! Por favor no te alejes.
— Te daré tu espacio, esperaré a que termines de... — TaeHyung se abalanzó hacia él. — ¿Qué pasa? — Lo sujetó fuerte, disfrutando del abrazó de oso que casi no lo deja respirar.
— Báñame, bañémonos...
— Me confundes...
— ¡Alfa endemoniado! Préstame atención porque no voy a repetir.
— Pero no te alteres, amor.
TaeHyung hundió su nariz en el cuello del alfa, afianzó su agarre en el cuerpo y susurró despacio.
— No estoy listo... quiero sentir tus manos en mi cuerpo, pero... no estoy listo para que veas las...
— Mi amor... — Besó la cabellera. — Cuando llegue el momento te voy a demostrar cuanto me gusta cada parte de tu piel y cada marquita que tengas...
— ¿Ya las has visto?
— Sí, pero fue fugaz, no tuve tiempo de guardarlas en mi memoria...
— ¡No quiero que las veas!
— En algún momento las veré más de cerquita.
— Pero hoy no, por favor. — Puchereó sobre el cuello del alfa, logrando crear un cosquilleo en la zona. — Aun así báñame...
— Te voy a bañar. — TaeHyung rápidamente conectó sus luceros con los del alfa. — Pero para estar en igualdad de condiciones, tú tampoco me vas a desnudar.
— ¡Yo quiero tocarte!
— Y yo deseo que lo hagas, pero seamos justos, amor.
— No quiero, no seas malo rayitas, además ya te toqué cuando estabas ejercitándote.
JungKook mordió su labio al recordar aquellas caricias, la sensación de calidez que lo enloqueció al ser delineado por aquellos dedos.
— La parte superior, solo eso puedes desnudar.
— Algo es algo. — Humedeció sus labios. — A cambio... tu puedes introducir tus manos en mi pantalón y acariciar mis piernas.
— ¡Carajo! Creo que mi amigo el tieso hará acto de presencia.
— ¿Te lo froto?
— No.
— Miedoso. — Mordió sus labios y lo apresó contra la pared. — Ya vas a caer.
JungKook tomó con posesividad el rostro acanelado y unió sus labios al paraíso que eran los de su omega.
Sus miradas destellaron un brillo que indicaba la presencia de sus tigres.
Las manos del alfa tomaron el jabón y poco a poco produjo espuma, el omega tomó los bordes de la camisa y con lentitud desnudó el fornido torso.
— Te ves tan jodidamente erótico. — Expresó arrodillado frente al omega. — Sexy, hermoso...
— Solo estoy empapado.
JungKook negó con su cabeza, inició a deslizar aquella tela que cubría las piernas acaneladas. Desde los tobillos hasta los muslos; enjabonó con suavidad.
— Amor, te ves precioso con mi camisa cubriendo tu piel, pegada a tu perfecta figura que algún día devoraré centímetro por centímetro.
— Por mi tigre, si sigue tocándome y hablándome así, voy a gritarle que es mi alfa.
— Pensé que moriría al verte vestido con mi ropa, pero creo que ahora sí me voy a morir al verte con ella empapada; pareces un ángel, uno muy tentador.
— Ra-rayitas~.
— ¿Por qué hiciste ese atentado a mi corazón? ¿Hmm?
Sus manos se deslizaron al abdomen del omega, por sobre la tela; enjabonó lentamente.
— Yo... Yo... — Sus dedos se enterraron en los hombros desnudos del alfa. — Quería sentirme seguro al ir a ese lugar, y tú... tu ropa me dio seguridad.
— Y yo pensando que lo habías hecho para que de alguna manera darle a entender a ese imbécil que eres mi omega. — Sus dedos se enredaron en la cabellera y masajeó con delicadeza.
— Esa era la idea principal. — Apretó sus labios reteniendo el gemido que quiso escapar al ser alzado en los fuertes brazos, y sentir como el agua acariciaba su cuerpo. — Mi turno, rayitas.
— Cuidado con esas manos, no queremos accidentes de frotadas.
— No me lo sigas repitiendo, o capaz y mi manito se resbala hacia tu amigo el tieso.
JungKook lo bajó con cuidado, observado cada movimiento del omega; sus ojos se oscurecieron al verlo hincado ante él, con sus manos jabonosas y deslizándose sobre sus pectorales y abdomen.
Disfrutaron de su ducha, en medio de coqueteos y besos.
Hola mis Kokoros darks 🤟 🖤 💋 🖤💜
Y que hago una hornyjugada, dijo mi bella dama, mi Taehyungnista del demonio 😅
Solo les digo que no tengo ni idea de procedimientos de levantamientos de muertos, y mucho menos de leyes, 😅 así que le hice como veo en las series, 🤣 y pues con mi locura en dónde hablan de todo menos del muerto 🤭
Ya se nos fue el Bombombum 🥲
Que triste 🤣
Sin más que decir, besitos púrpuras 💋 💜
Las y los quiero un montón. 🤟
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro