
🐯 Cap 04
Frente a un parque, con una linda vista a un lago y pequeños patitos que eran alimentados por los transeúntes que visitaban el lugar, JungKook y su familia desayunaban a gusto. El alfa los había llevado a una pequeña cafetería en dónde las mesas estaban ubicadas fuera del establecimiento, con parasoles de colores que los protegían del rayo del sol.
El pequeño JungKook terminaba de tomar su último sorbo de leche achocolatada, y un pequeño bigotito quedó sobre su labio superior.
— Tigrecito.
— Dime papi fugitivo. — Sonrió junto a su padre alfa.
— No me llames así.
— Es que lo eres. — Expresó JungKook.
— No lo soy...
— Si lo eles. — TaeHyung rodó los ojos y después sonrió. — ¿Qué me ibas a decil?
— Ven para acá, te voy a limpiar ese bigote...
— Yo lo hago. — JungKook tomó una servilleta y con delicadeza limpió el rastro de comida de los pequeños labios de su hijo. — Oww... — Sonrió pícaro. Y decidió molestar al omega.
— ¿Qué? — Inquirió Kim cuando el alfa lo miró. — ¿Qué tengo? ¿Qué pasa?
— Tú también tienes un bigote, papi.
— ¿Qué?
— ¡Yo lo limpio! — El alfa se acercó.
— Que-quédate allí. — Lo señaló con su dedo. — Yo puedo...
JungKook ignoró lo dicho por el omega. Lo tomó de la barbilla y se inclinó un poco hacia el oído del chico. — Tienes dos opciones. — Una media sonrisa se dibujó en sus labios y Kim se tensó al escuchar aquel susurro. — Te dejas limpiar con la servilleta o te limpio con mis labios y lengua. — TaeHyung tembló ante lo dicho. — ¿Cuál eliges? — Lo liberó del agarre en la barbilla.
— La segunda opción. — Pensó. — No, Kim, ¿Qué estás pensando? — Se regañó. — Ninguna de las dos.
— Papi, déjate limpial de papá Kook.
— Yo puedo solo.
— Papá Kook te quiele limpial. — Hizo un pucherito.
— Si, pequeño rayadito. — Le guiñó un ojo a su hijo. — Te quiero limpiar...
— No se unan contra mí. — Se cruzó de brazos.
— Solo elige una opción. — Se acercó de nuevo al omega. — La segunda opción me gusta mucho...
— ¡La primera! E-elijo la primera. — Interrumpió al alfa. — No hagas cosas frente al cachorro.
— ¿Qué cosas vas a hacel? — JungKook miró a su hijo.
— Cachorro, solo quiero darle un besito a tu papi y así limpio sus labios.
— ¡JungKook!
— ¡Qué bonito! — Aplaudió chiquito. — Papi, deja que papá Kook te de un besito.
— ¡Cachorro!
— Pero como soy un alfa caballeroso y respetuoso. — Tomó la servilleta y la acercó a los carnosos labios del omega. — No lo besaré. — El cachorro bajó su mirada triste.
— Tigrecito...
— Cachorro. — Limpió con delicadeza los labios del omega. — No te pongas triste. — El infante levantó su mirada. — Si tu papi no quiere ser besado, tenemos que respetar su decisión. — Sonrió.
— Es que es un besito. — Dijo el infante.
— Cachorro, así sea solo un beso. Nunca podemos obligar a otra persona, omega, o mujer, a hacer algo que no quieren. — Le explicó.
— Tigrecito, no hagas esos ojitos. — Tocó sus labios al sentir un leve hormigueo por el tacto del alfa.
— Algún día podré besar a tu papi. — TaeHyung abrió sus ojos en grande. — Solo que todo lleva su tiempo y debemos respetar que ahora no quiere besitos.
— ¡JungKook!
— Rayadito, estoy dispuesto a conquistarte. — Se separó del omega y levantó a su hijo en brazos. — Sé que te molesto, te acorralo y te caigo de sorpresa en tu hogar. — Le sonrió dejando ver sus dientes de conejo. — Pero jamás te besaría sin tu consentimiento. — TaeHyung se sonrojó. — Esperaré por ti el tiempo necesario.
— ¿Algún día estalán juntos?
— Si tu papi algún día me acepta.
— Jun-JungKook. — Sus ojos se llenaron de lágrimas y el alfa junto al cachorro lo abrazaron. Pensar que tenía un alfa tan dulce, y que estaba planeando dejarlo de nuevo, lo hacía poner triste. — Ya te dije que...
— Esa conversación aún está pendiente. — Limpió una lágrima y el cachorro lo besó en la mejilla. — Ahora, no llores. — TaeHyung asintió con su cabeza. — Pero te digo que cualquier muro que tengas, lo derribaré. Porque tú eres mi omega, mi pequeño rayadito y el hermoso padre de mi cachorro.
— Espelálemos a que papi deje sus miedos.
— Tigrecito, tú no sabes bien...
— Lo sé. Papi tiene miedo a que le digan que está con papá Kook pol su dinelo.
— ¿Qué? ¿Cómo sabes eso?
— Soy adivino. — Sonrió.
— Que gracioso...
— Te escuché anoche cuando lo decías entle sueños.
— Bebé...
— ¿Quién le metió esas ideas a tu papi?
— No sé.
— No debías escuchar eso, tigrecito.
— Lo siento, papi.
— ¿Por qué fuiste a mi habitación?
— Me despelté y quería dalte un besito. — Se removió en los brazos del alfa y este entendiendo el mensaje, así que lo bajó. — Y cuando entle a la habitación estabas llolando. — TaeHyung lo alzó en brazos y el infante acunó el rostro del omega con sus pequeñas manitas. — Estabas dolmidito y de tus ojitos salían láglimas. Yo solo te di un ablacito, te besé las mejillas y me fui a mi habitación.
— Lo siento...
— No te disculpes, papi. — Lo abrazó.
JungKook sintió que su corazón se oprimía. No perdonaría a la persona que le metió esas ideas en la cabeza a su omega. Necesitaba hablar con su rayadito, entender lo que su cabecita ocultaba.
— ¿Algún día me dirás por qué piensas así? — Abrazó a su omega e hijo.
TaeHyung pensó por unos instantes ante la pregunta del alfa. Le diría todo, quizás así el alfa entendería que su futura relación no llegaría a ser posible.
Ese maldito pensamiento seguía rondándole la mente y no lo dejaba ver que con JungKook estaría bien, feliz y que todo lo que le dijeron en el pasado era una total mentira.
— ¿Qué te parece si te lo digo el próximo sábado? — Cuestionó, tomando por sorpresa al alfa.
— Como tú lo desees. — Acarició la espalda del omega y su hijo sonrío estando en medio de ellos. — Solo si estas totalmente seguro. No quiero que sientas que te presiono. — Le aclaró.
— Estoy seguro.
— De acuerdo, rayadito. — Se separó de sus dos amores. — El sábado tenemos una cita, tu y yo, hablaremos sinceramente.
— ¿No saldlemos en familia ese día?
— Lo siento cachorro. — Lo alzó en brazos. — Ese día me robaré a tu papi. ¿Estás de acuerdo?
— Ustedes hablen ese día. — Los miró. — Ya tendlemos más salidas familiales.
— Tendremos muchas salidas familiares. — JungKook dejó el dinero de la cuenta junto a la propina, y tomó la mano del omega. — ¿Verdad? — TaeHyung se quedó en silencio y solo asintió.
— ¡Vamos pol Tanie!
— Ya quiero conocer a mi otro hijo.
— Te regalaré las salidas familiares como gesto de despedida. — Habló en su mente.
— ¿Estamos muy lejos de donde esta Tanie? — Inquirió el alfa apretando levemente la mano del omega.
— No. — Sonrió al ver su mano junto a la del alfa. — Estamos a unas tres cuadras.
— Entonces vamos, mi rayadito bonito.
— No quiero acostumbrarme a esto.
— Rayadito... ¿Me escuchaste? — Inquirió el alfa al ver al omega perdido en sus pensamientos.
— ¡Papi!
— Va-vamos...
Caminaron tomados de la mano, JungKook cargaba a su cachorro, y con su mano tintada tomaba la mano de TaeHyung.
Estando a una cuadra de la veterinaria donde estaba Tanie, el cachorro le pidió a su padre que lo bajara. Se colocó en medio de sus padres y los tomó de las manos. Dando pequeños brinquitos cuando sus padres lo levantaban del piso, sin llegar a lastimar sus bracitos, llegó sonriente al lugar.
— ¡Buenos días! — Gritó feliz. — Señolita, venimos pol Tanie.
La encargada del lugar se asomó, y saludó a la pequeña familia.
— Señolita, deja de milal a mi papá Kook. — Dijo el infante cuando la encargada prácticamente tenía la boca abierta y no sacaba sus ojos del alfa azabache. — ¡Señolita! Podlías entlegalnos a Tanie y dejal de milal a mi papá.
— ¡Tigrecito! — TaeHyung lo miró entrecerrando los ojos. — Pero enserio deja de ver al padre de mi cachorro.
JungKook trataba de no reírse a carcajadas por lo dicho por su hijo.
— ¡Papi!
— Pequeño tigre. — Alzó a su hijo.
— Esa señolita te va a desgastal.
— ¡Tigrecito!
— Pequeño tigre, la señorita podrá ver lo que quiera. — Dijo y su cachorro negó con su cabecita. — Pero este alfa de aquí. — Se señaló. — Solo tiene ojos para el rayadito fugitivo que me dio un hijo. — La encargada apartó la mirada del alfa. — ¿Sabes quién es ese rayadito?
— Siiiii, ¡Es mi papi!
— Exactamente, tu hermoso papi es el dueño de mis miradas y corazón. — TaeHyung se sonrojó. — Así que, señorita, sería tan amable de entregarnos a Tanie. — Pidió con amabilidad.
— En un momento vuelvo.
— Rayadito... — El omega conectó miradas con el alfa. — Te ves hermoso con tus mejillas sonrojadas.
— ¡JungKook! Deja de decir esas cosas.
— ¿Sabes? — TaeHyung ladeó su cabeza expectante. — Desde que salimos de tu apartamento...
— Deja de sonreír y apresúrate a hablar, — Dijo al no soportar la hermosa sonrisa del alfa.
— Ya voy, no me regañes. — Se acercó al omega. — Rayadito, desde que salimos de tu apartamento me estás llamando JungKook, ya no soy el señor Jeon.
— Ay, por Dios.
— Falta que te diga alfa, papá Kook.
— Dime alfa. — Sonrió pícaro y alzó sus cejas repetidas veces.
— ¡No me molesten!
— ¡Tanie! — Gritó el infante al ver al can. — Papá Kook, bájame pol favol. — El alfa lo bajó con cuidado. — Te presento a nuestro papá Kook. — La encargada le entregó el can al infante y este lo sostuvo en sus pequeños brazos.
— Hasta que conozco a mí otro hijo. — El pequeño JungKook abrazó al can. — Qué bonita bolita de pelos tenemos aquí. — Acarició el pelaje del can.
— Muchas gracias, señorita. — Habló TaeHyung sonriendo embobado por la imagen de Tanie, su tigrecito y el alfa juntos.
JungKook acababa de alzar en brazos a su cachorro y este último sostenía al can para que no se cayera. El animalito olfateaba y daba lengüetazos al alfa. JungKook junto a su hijo reían ante la acción del can.
— Omega precioso, vamos. — Abrió la puerta del establecimiento y esperó a que el mencionado saliera. — Muchas gracias por la atención, señorita.
— Es un gusto.
— ¿A dónde quieren ir mis preciados tigres?
— Yo quielo volvel al palque y alimental a los patitos.
— ¿Estás de acuerdo, rayadito?
— Omega precioso. — TaeHyung repetía en su mente. — ¿Por qué me trata tan lindo? — Mandó su mano al pecho y sintió calidez al recordar como lo ha llamado el alfa desde que se reencontraron. — No será tan fácil separarme de ti si sigues tratándome así.
— Rayadito...
— ¡Papi!
— Mi omega fugitivo. — Tanie ladró y TaeHyung salió de sus pensamientos. — Omega bonito.
— ¿Ah? ¿Qué?
— Mi precioso omega se fue de viaje astral.
— Perdón, ¿Qué decían? — Tomó a Tanie y le puso la correa.
— ¿Qué si estás de acuerdo en ir al parque a alimentar los patos?
— Si, vamos.
JungKook lo tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los contrarios. — Si no quieres que te toque, solo dímelo.
— Disfrutaré el tiempo contigo. — Habló para sí mismo y afianzó el agarre en la mano del alfa. — Ya me has tomado la mano tantas veces, que me estoy acostumbrando a tu toque.
— Eso quiere decir...
— Que al menos por ahora no sueltes mi mano. — JungKook sonrió enormemente. — Me va a doler dejarte.
La pequeña familia caminaba hacia el parque, en el camino una que otra mirada se posaba sobre ellos. Se veían tan lindos, parecían una familia feliz y amorosa. El pequeño JungKook sonreía al ver a sus padres tomados de las manos, el alfa sostenía a su hijo en uno de sus brazos, y de vez en cuando acariciaba con el pulgar la piel de la mano de su rayadito. TaeHyung llevaba la correa de Tanie y el can caminaba delante de ellos, sacando su lengua y olfateando el camino.
Llegaron al parque y los adultos se sentaron en una de las bancas, TaeHyung por inercia recostó su cabeza en el hombro del alfa, y este acarició con dulzura la mano del omega.
JungKook junior salió corriendo a jugar con Tanie. Omega y alfa observaban a su pequeño hijo y sonreían más que enamorados, al ver el fruto de ese único encuentro hace años atrás.
— ¿Quieres un helado? — Inquirió el alfa cuando se disponía a levantarse de la banca, para ir a comprar la comida que su pequeño tigre le daría a los patos.
TaeHyung giró un poco su rostro y sintió la respiración del alfa. — Vamos todos por el helado.
— Enserio me encantaría besarte.
— ¿Y por qué no lo haces? — Soltó sin pensar. — Demonios, lo dije. — JungKook negó con su cabeza.
— Porque mi pequeño rayadito me ha dicho que no quiere que lo bese.
— ¿Solo por eso?
— Es por eso y porque quiero ganarme tu corazón.
— Ese lo tienes desde que me entregue a ti esa noche.
JungKook dio una rápida mirada hacia su hijo. — No quiero que pase lo de años atrás. — Le explicó. — Quiero salir contigo, conocerte, conquistarte y después que pase lo que tenga que pasar, así sea un beso.
— Deberías aprovechar y besarme ahora. — Dijo con la esperanza de al menos tener ese recuerdo reciente de esos labios sobre los suyos.
— Algo planeas. — Le dijo acercando un poco más sus labios a los del omega.
— No planeo nada, solo quería poner a prueba tu resistencia a besarme.
— Pues no te creo. — Lamió sus labios, y TaeHyung no despegó la mirada de aquel lunar que reposaba debajo de los labios ajenos. — No te voy a besar, por más que me muera por comerte la boca, y recordar el sabor de tus labios.
— Dejo pasar su oportunidad, señor Jeon.
— Si tanto quieres el beso... ¿Por qué no me besas tú?
— ¡Rayos! Enserio estás decidido a cumplir con tu plan.
— El plan ya está trazado.
— ¿Y no puedes saltarte al último punto del plan? — Inquirió. — Vamos, rayitas, bésame, solo quiero llevarme eso y los días que pase contigo, antes de desaparecer para siempre de tu vida.
— No. Eso sería caer en el error de hace años, y estoy más que seguro que quieres escaparte de nuevo, me vas a abandonar.
— ¿Fue un error que te acostaras conmigo?
— No. Eso jamás será un error.
— ¿Entonces?
— Rayadito, si te beso, voy a tener unas ganas insaciables de poseerte.
— Ujum ¿Qué hay con eso?
— Te lo repito, primero quiero conquistarte, enamorarte, entrar en ese corazón que sé que tiene miedo a ser juzgado.
— ¿Por qué tienes que ser mi jefe?
— Eso no tiene que ser impedimento para que seas mi pareja.
— Me van tratar de sanguijuela y...
JungKook acarició los labios ajenos y depositó un beso en cada mejilla. — Rayadito no voy a permitir eso. — ¡Pequeño tigre! — Llamó a su hijo. — Ven con Tanie, vamos por helados y comida para los patos. — El cachorro asintió obedeciendo a su padre.
— Te mereces un omega que sea perfecto para ti.
— Tú eres perfecto para mí.
— No sabes lo que dices.
— Sé lo que digo y lo que siento. — Se separó del omega. — Y el sábado voy a iniciar a tumbar ese maldito muro de inseguridades que te han creado.
— ¿Cómo sabes que ese día te contaré esa parte de mi vida?
— Porque puedo sentir que la razón por la que me abandonaste esa noche, es por algo que te dijeron o hicieron antes de conocerme. — TaeHyung sollozó. — Rayadito, no te dejaré ir, eres mi vida desde esa noche, y ahora con nuestro hijo, ustedes son mi razón de vivir.
— Mi amado alfa. — Se levantó de la banca. — Esperemos al sábado.
— Si te espere todo este tiempo, te esperaré los días que sean necesarios.
— Vamos por los helados.
— ¿De que hablaban tan juntitos? — Inquirió el cachorro.
— No seas chismoso, tigrecito del demonio.
— Papá Kook a esa boquita lespondona no la vas a besal.
— ¡Tigrecito del demonio! — JungKook se carcajeó por la mini pelea de sus tigres.
Compraron los helados, se sentaron en el prado y disfrutaron de la brisa de la mañana. JungKook limpió los residuos de helado de los labios del omega y su cachorro. Jugaron un rato a las atrapadas, sonrieron y gritaron con energía.
Alimentaron a los patos y después de que TaeHyung le tomara unas fotografías a su hijo junto con el alfa y Tanie, se encaminaron al supermercado para hacer las compras de lo necesario para el almuerzo que les prepararía el alfa.
Llegaron al apartamento del omega, y JungKook se apropió de la cocina. Cortó los vegetales, preparó la carne para meterla al horno, lavó los trastes que ensució cuando preparó el almuerzo y el postre. No dejo que el omega moviera un dedo, quería conquistarlo por su sazón.
— Eres un excelente cocinero.
— Me defiendo en la cocina.
— JungKook, todo lo que hiciste huele delicioso. — Dijo recargándose contra el mesón de la cocina.
— Esperemos sepa delicioso. — Se secó las manos y TaeHyung no pudo evitar observar aquella mano tintada que lo hacía tener sueños indecentes. — ¿Quieres ir a armar el rompecabezas con nuestro hijo? — Inquirió y TaeHyung asintió embobado en aquellas manos. — Aún falta para que el almuerzo esté listo. — Miró a TaeHyung y sonrió al darse cuenta como el omega pasaba saliva mientras observaba sus manos. — Rayadito, ¿Te gusta mucho mis manos?
— Me encantan tus manos.
— Fetichista.
— ¿Qué? ¿Qué dije?
— Acabas de decir que te encantan mis manos, y prácticamente estás babeando con solo verlas.
— ¡No es cierto!
— Es muy cierto. — Se acercó al omega. — Estas manos son todas tuyas, solo tienes que aceptar que soy tu alfa y dejar de huir de mí.
TaeHyung quería que la tierra se lo tragara, había hablado en voz alta y estaba demostrando lo mucho que se le antojaban esas manos sobre su cuerpo, o más bien en su cuello.
— Caliente, caliente TaeHyung. — Se regañó. — Deja de pensar en esos collares y ve por tu hijo y el rompecabezas.
— Rayadito, te me vas a ahogar con tanta saliva que estás pasando.
— ¡Deja de molestar! — Salió corriendo. — ¡Alfa del demonio!
— Y sigues huyendo.
JungKook se dirigió a la sala y se sentó en el sofá, esperó que su cachorro y omega aparecieran con el rompecabezas.
Tomó su celular y envió un mensaje a la chica que hacia la limpieza en su hogar. Le preguntó por su otra razón de vivir y cuando la chica le respondió que todo estaba bien, guardó su celular.
El pequeño JungKook apareció con el rompecabezas, y TaeHyung evitaba la mirada del alfa.
— ¿Qué rompecabezas vamos a armar?
— Uno del homble de hiello.
JungKook no le entendió a su cachorro, así que TaeHyung habló. — Es un rompecabezas de Iron Man. — El infante colocó el juego sobre la mesa. — Le encanta ese superhéroe.
— A mí también.
— Cada día descubro que se parece más a ti. — Dijo. — Y eso que solo llevamos dos días de habernos reencontrado.
— Creo que mis genes son superpoderosos.
— ¡Baboso! — Su sonrisa geométrica se hizo presente.
— No tan baboso como tu cuando ves mis manos. — Bromeó. — Allí sí que babeas.
— ¡Alfa del demonio!
— Vamos a armar el rompecabezas. — Se sentó en el piso en posición de flor de loto, junto a su cachorro.
— ¡Si!
TaeHyung se sentó a la diestra de su cachorro e iniciaron a armar el rompecabezas. JungKook y el cachorro sacaban la punta de sus lenguas por la comisura de sus labios medio abiertos, en señal de concentración. TaeHyung observaba que enserio si se parecían. Arrugaban su nariz cuando una pieza no encajaba y sonreían enormemente cuando lograban encontrar la pieza que iba en el espacio.
Cuando terminaron de armar el rompecabezas, JungKook y su pequeño tigre se levantaron para bailar en señal de orgullo por haberlo terminado antes de que el almuerzo se les quemara.
Se encontraban almorzando cuando JungKook tuvo una duda.
Terminaron de almorzar, se levantaron para llevar los platos al lavaplatos, JungKook los lavó y secó en compañía de su hijo. TaeHyung se encontraba en el cuarto, quería cambiarse de ropa.
— Cachorro. — Lo llamó cuando le estaban sirviendo agua a Tanie. — ¿Podrías contestarme una pregunta?
— Clalo papá. — Lo miró con atención. — Dime ¿Qué quieles sabel?
— ¿Cómo sabes que soy tu papá? — El pequeño llevó un dedito a su boca.
— Pol las fotos.
— ¿Fotos? ¿Cuáles fotos?
— Las que mi papi Tae me mostló desde que tengo memolia, aunque me dice que también me las mostlaba cuando más pequeñito. — Hizo una cuevita con sus manitos en señal de lo pequeñito que era.
— Pero eso no te dice que soy tu papá.
— Es que mi papi Tae...
— ¿De qué hablan? — Alfa y cachorro saltaron del susto.
— ¡Aaahh!
— No griten.
— No nos asustes. — Dijeron al unísono.
— ¿De qué hablan? — Repitió.
— Mi papá Kook quiele sabel cómo es que sé que es mi papá.
— ¡No le digas!
— Ya le mencione las fotos...
— ¡Tigrecito del demonio! — TaeHyung no quería que el alfa se enterara de las fotos. — No digas nada más.
— Papá Kook quiele sabel.
— Quiero ver las fotos.
— Voy pol ellas. — El infante salió corriendo a su habitación.
— ¡Te dije que no dijeras nada más!
— ¡No voy a decil nada!
— Pero vas por las fotos...
— ¡Las voy a mostlal sin decil nada! — Gritó desde su habitación.
— Inteligente mi cachorro. — TaeHyung lo miró filosamente. — No me mires así. — Evitó reírse. — Tú le dijiste que no dijera nada más, y pues me va a mostrar las fotos calladito.
— No debes verlas.
— ¿Por qué?
— ¡Aquí están las fotos! — Gritó el infante llegando con sus padres.
— Gracias, cachorro. — Tomó el álbum y lo abrió.
— Jun-JungKook, no vayas a pensar que soy un acosador...
— Son muchas fotos. — TaeHyung cubrió su rostro con sus largas manos. — Y ninguna es de internet. — Alzó una ceja. — TaeHyung...
— Papi, dile cómo es que sé que es mi papá. — El omega negó con su cabeza.
— Omega bonito, dime. — Le entregó el álbum al cachorro y con delicadeza retiró las manos del omega para mirarlo a los ojos. — No pienso que seas un acosador.
— Papi, dile.
— Ven, dime, ¿Cómo es que el cachorro sabe que soy su papá? — Jaló suavemente al omega hacia el sillón y se sentaron. — Cachorro, dame el álbum por favor.
— JungKook, es que yo, yo...
— Tlanquilo papi. — Se sentó en las piernas del omega.
— Pequeño rayadito, por favor dime. — TaeHyung suspiró profundo y asintió.
— Te vuelvo a decir que no quiero que me tomes como un acosador.
— No lo haré. — Le besó la mano. — Ahora dime.
TaeHyung tomó el álbum en sus manos y lo abrió en la primera página. Allí se veía una ecografía y junto a ella, una foto de JungKook años atrás.
Era la primera ecografía del pequeño Kim JungKook.
Los ojos del omega brillaron al recordar el día en que vio por primera vez a su cachorro.
— Nuestro cachorro. —Sonrió al ver la ecografía y posó sus dedos sobre aquella imagen.
— Cada fotografía que está en este álbum fue mi manera de que pasáramos juntos el embarazo del cachorro. — JungKook sonrió y sus ojos luchaban por retener las lágrimas que amenazaban por salir al ver aquella ecografía.
Desde que TaeHyung se enteró de su estado, compró el álbum, y se propuso llenarlo de fotografías en donde estuvieran su hijo y JungKook. En las ecografías trimestrales, pegaba al lado de la imagen una fotografía que le tomaba al alfa.
El día antes de cada control prenatal, ecografía o examen, el omega buscaba la manera de lograr capturar una foto del alfa. Esperaba pacientemente el momento en que se presentara la oportunidad de capturarlo en una imagen, claramente sin ser descubierto.
Llenó ese álbum con el objetivo de que cuando su hijo naciera, el pequeño cachorro lograra conocer a su padre. Al menos en fotos.
Es cierto que se estaba ocultando del alfa, pero eso no quería decir que le negaría la posibilidad a su hijo de saber el rostro y nombre del hombre que ayudo a darle vida. No deseaba que su hijo le pusiera cualquier rostro al hombre que le robó el corazón y le regaló la razón por la cual luchar y no rendirse.
— ¿Siempre le hablaste de mí?
— Sí, desde que me entere que venía en camino. Desde el primer segundo, le hablé y le dije que su papá se llamaba Jeon JungKook.
— Se veía tan grande en esta ecografía. — Señaló la imagen en donde capturaron al pequeño Kim en sus seis meses de gestación.
— Y se movía mucho cuando le mencionaba tu nombre.
— Rayadito...
— Perdóname. — El cachorro solo los observaba en silencio.
— Ya te he dicho que no tengo nada que perdonarte.
— Te privé de estar en el proceso del embarazo de nuestro hijo.
— Pero ahora lo estoy viviendo, por medio de estas fotos. — Le sonrió tierno. — Continúa contándome. — El omega asintió.
Cuando nació el cachorro, estuvo tres meses sin poder tomar fotos para su álbum. Aun así, el omega en su licencia de parto no perdió oportunidad para describirle a su cachorro como era su padre y lo guapo que se veía en traje.
Después de que pasó su licencia por el parto, TaeHyung continuó con la toma de fotografías, cada vez que se cumplía un mes del nacimiento de su cachorro, le tomaba una foto al alfa y una a su cachorro. Las pegaba en el álbum y le hablaba al pequeño de su padre.
Llegó el día en que su cachorro dijo su primera palabra, y de sus pequeños labios salieron las palabras llamando a su papá alfa, cuando TaeHyung le mostró la foto que tenía para ese día.
— Nuestro hijo siempre ha sabido que tú eres su padre. — Limpió las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.
— No puedo creer que fui su primera palabra. — El cachorro lo abrazó.
— Día y noche le repetía que su papá Kook lo amaba, aunque no supieras de su existencia.
— Y lo amé desde el primer momento en que me insistió que yo era su padre. — TaeHyung le regaló una media sonrisa. — Y cuando vi esa sonrisa que es idéntica a la mía.
— Yo también te amo, papá Kook. — Con su dedito limpió la lágrima que reposaba en la mejilla de su padre. — Los amo a los dos.
— Mi pequeño tigre. — Besó las mejillas regordetas del cachorro. — Rayadito, ¿Podemos sacar una copia del álbum?
— Claro. — Cerró el álbum. — ¿No estás molesto porque te tomé fotografías?
JungKook negó con su cabeza. — No sabes lo feliz que estoy porque lo hiciste.
— ¿No piensas que soy un acosador?
— No pienso eso. — Tomó el álbum y lo acarició como si fuera a romperse. — ¿Sabes? — TaeHyung y su hijo lo miraron. — Yo tengo un retrato tuyo en mi habitación.
— Qué bonito. — Dijo el cachorro.
— Y tengo la foto de ese retrato como fondo de pantalla y de bloqueo en mi celular.
— ¡Quiero ver!
— ¿El retrato o la foto del retrato?
— Las dos, JungKook, las dos.
JungKook sacó su celular y se lo pasó al omega. — Es como te recuerdo de esa noche. — TaeHyung no despegaba la vista de la pantalla. — Eras hermoso, eres hermoso.
— Se ven mis orejas...
— No podía no retratarte de esa manera.
— ¿Lo pintaste tú?
— Sí, y todas las noches le hablo al retrato hasta que me quedo dormido.
— ¿Por qué haces eso?
— Porque estoy enamorado del rayadito que se fugó, y mi corazón solo anhela estar con él de nuevo. — TaeHyung apartó la mirada del celular. — No te sientas triste. Déjame ver esa linda sonrisa geométrica que hace que mi corazón se acelere, y dime, ¿Cuándo vas a mi casa?
— ¿Para qué?
— Para que veas el retrato de uno de mis amores de la vida.
— JungKook... — El celular del alfa vibró. — Oww, tienes un mensaje de una tal Jisoo. — Le entregó el celular. — Cachorro, despídete de tu papá.
— ¿Pol qué?
— Porque vamos a alistar tú baño y él va a hablar con Jisoo.
— TaeHyung...
— JungKook, contéstale.
— Pero no me dijiste cuándo vas a ir a mi casa.
— No iré.
— ¡Papi!
— Contéstale a Jisoo y después te vas.
— Papá Kook, te espelo pala que me pongas el pijama.
— No.
— TaeHyung, por favor, no pienses...
— No me tienes que decir nada. — Suspiró pesadamente. — En vista que el cachorro quiere que le pongas la pijama...
— Rayadito...
— Contesta el mensaje y dejaré todo listo para que también lo bañes. — Interrumpió al alfa. — No te demores, necesito ir a dormir.
— ¿Pol que le hablas así?
— Porque no sé quién chingados es esa Jisoo. — Contestó en su mente. — Lo siento, bebé, es que estoy cansado y ya quiero dormir.
— Háblale bonito.
TaeHyung fingió una sonrisa. — Te esperamos en la habitación del cachorro. No demores.
— No tardare.
— Lo esperamos, señor Jeon. — Caminó hacia la habitación de su hijo. — Ojalá esa Jisoo no le robe tanto tiempo. — Susurró.
— No le voy a contestar. — Se puso de pie.
— Señor Jeon, ha de ser urgente porque su celular sigue vibrando. — Dijo al escuchar otra vibración y ver como la pantalla del celular se iluminaba.
— No me digas así. — Le suplicó. — Dime JungKook o alfa del demonio.
— Jisoo lo necesita, señor Jeon.
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