O14: Pequeños conejitos 🌷
- Entonces, ella vivirá aquí... - habló en voz baja.
- Si. Estoy seguro que cuando menos lo esperemos este pequeño va a querer salir, debemos de tener precauciones - Lisa cobijó a la omega con una pequeña frazada.
- Quédate aqui, no te quiero ver cerca de ella - ordenó sin mirarla.
- ¿Qué? ¿Si sabes quién es la omega que me gusta y amo? - preguntó.
- ¿Te gusta otra? - le aventó una almohada con intención de lastimarla.
- ¡Tu eres ese omega, conejita! - gritó tratando de abrazar a su esposa y no lastimarla.
- Perdóname, Lili. Últimamente me he estado comportando muy mal - lloriqueo.
- Tranquila, supongo que es normal cuando estas en cinta - dió un pequeño beso en la mejilla de la menor - pero aún así me gustas mucho, mi pequeña y tierna conejita.
- Lili, quédate conmigo... Tengo miedo - se aferró al brazo de la mayor.
- ¿De que tienes miedo? - cuestionó mientras acariciaba la mejilla de la menor con delicadeza.
- ¿Estarás conmigo cuando nuestro cachorrito salga? Tengo mucho miedo, Lili - confesó.
- Estaré contigo en todo momento. Solo deja voy hablar con alguien para que supervise el campo, no puedo dejar a esos alfas sin alguien a cargo - soltó una risita.
- Ya quiero a nuestro cachorrito aquí con nosotras - mencionó con una linda sonrisa.
- Deja voy rápido, espera aquí - besó los labios de la omega.
Lisa daba pequeños besos en la mano de la castaña y con la otra quitaba algunos mechones de la frente sudorosa de su esposa. Hoy en la madrugada JiSoo estaba dando a luz a su cachorro.
- Tranquila cariño, ya pasó... - susurró mientras escuchaba los sollozos de su cachorro.
La omega con olor a vainilla solo trataba de recuperar sus fuerzas para ver a su cachorro.
- Lo siento mucho decir esto pero... No es un cachorro son dos - mencionó mientras le daba la segunda cachorrita una de las mujeres que la ayudaban.
- Dos... Conejita, ¿Escuchaste eso? - habló emocionada.
- Dos conejitas... - murmuró débilmente - Ve con ellos... Alfa.
Lisa miró una última vez a su omega antes de soltar su mano y acercarse a la pequeña tina dónde limpiaban de sangre a su cachorras, los cuales lloraban.
- Son tan lindas - opinó.
- ¿Quiere cargarlas, señora? - cuestionó la partera con una pequeña sonrisa.
La alfa asintió levemente, sus manos temblaban. Sus cachorras se veían tan fragiles, tenia mucho miedo de lastimarlas.
La omega envolvía a uno de los cachorras en una manta y lo extendió a la pelinegro para que la cargara.
Las manos de Lisa temblaban mientras se acercaba para cargar a su hija; la beta que estaba ayudando a la omega cargaba a la otra y la llevaba con JiSoo la cuál sonreía al ver a su cachorra. La beta dejó la cachorra con su madre, esta se tranquilizo al oler el dulce aroma a vainilla.
- Tan linda... - acarició la mejilla de la cachorra - Lili, ven.
La partera comenzó a limpiar todo y la beta limpiaba el rostro sudoroso, Lisa se acercó a su omega y le dió un pequeño beso.
- Nos retiramos, señoras - hicieron una reverencia mientras dejaban a la pareja disfrutar de ese lindo momento.
- ¡Mira! - tapó su boca al recordar que sus bebés apenas se habían logrado dormir.
- ¿Qué sucede cariño? - cuestionó mientras doblaba la ropa de sus cachorritas.
- Se durmieron, lucen tan lindas - mencionó - Lisa, debemos dormir también, no hemos dormido bien.
JiSoo jaló la mano de la pelinegro para que se acostara en la cama.
- Pero nuestras pequeñas conejitas estan durmiendo en nuestra cama - mencionó.
- Podemos dormir junto con ellas, todas juntos y calientitas - dijo con una dulce sonrisa.
Ambas se acostaron en la cama con sus pequeñas cachorras en medio. Lisa observó como JiSoo miraba con amor a sus cachorras, sonrió con felicidad al ver a sus pequeñas conejitas juntas.
- Descansa, conejita - murmuró con una sonrisa.
- Te quiero mucho, Lili.
JiSoo sonrió tiernamente mientras miraba a la pelinegro, cerró sus ojos antes de quedar completamente dormida. Lisa se levantó de la cama para agarrar una frazada y cobijó a su esposa junto a sus cachorras, después se acostó ella y se cobijó.
- Debería ir pensando en unos lindos nombres para estas pequeñas conejitas- murmuró Lisa para ella misma antes de abrazar a sus cachorras.
Dió una leve caricia a la mejilla de la castaña antes de cerrar sus ojos. Siempre le gustaba ver el angelical rostro de su esposa antes de dormir.
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