❆ 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐔𝐍𝐈𝐂𝐀 ❆
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TRACKLIST
「 canción principal 」
Merry & Happy - Twice
「canciones secundarias 」
Wonderful Day - Twice
You Make It Feel Like Christmas - Gwen Stefani
Last Christmas - Gwen Stefani
Christmas Tree Farm - Taylor Swift
All I Want For Christmas Is You - Mariah Carey
Jingle Bell Rock - Bobby Helms
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Diciembre
Louis encuentra extraño la manera en la que el ambiente en la ciudad cambia de inmediato, en el instante en que cae el primer día de Diciembre, es como si la mayoría de los problemas dejarán de existir, aunque claro, no es así, pero a las personas les gusta fingir que sí.
Es muy curioso para él, como muchas personas empiezan a decorar y celebrar las fiestas desde finales de Noviembre y los primeros días de Diciembre. Y una de esas personas es su madre.
Es por eso que el primero de Diciembre al despertarse, el escuchar las clásicas canciones navideñas y villancicos, no le sorprendió en absoluto.
Louis gruñó, con Jingle Bell Rock sonando en su casa, haciéndolo rodar los ojos y obligándolo a levantarse de la cama, para bajar a ver lo que hacía su madre.
Justo como lo había imaginado, al salir de la habitación, el castaño se encontró con un momento de luces por todos lados, incluso su madre se había tomado la molestia de decorar la puerta de su habitación.
- Dios. - suspiró el omega al alzar la mirada y encontrarse con un muérdago en el lumbral de su puerta.
¿Qué sentido tenía tener eso ahí?, él ni siquiera tenía interés en alguien y mucho menos iba a invitar a alguien a entrar a su cuarto.
Quizás su madre exageraba un poco en los adornos, la mujer incluso colocaba escarcha con luces y esferas en el barandal de las escaleras.
- Jingle bell, jingle bell, jingle bell rock
Jingle bells chime in jingle bell time... - cantaba la mujer, sin notar la presencia de su hijo, arrastrando la caja donde estaba su árbol de todos los años.
- ¿En serio, madre? - preguntó el castaño, teniendo que admitir que su madre realmente se había esforzado mucho en la decoración. - ¿Acaso no dormiste? - agregó.
- No hay tiempo que perder, querido. - se limitó a decir la omega, sin dejar de prestarle atención a sus decoraciones.
- A penas es primero. - bufó Louis, rodando los ojos.
- Este es un hermoso mes, amor. No sé porque no lo disfrutas. - respondió su madre. - Incluso es tu cumpleaños. - agregó.
- Si, cumpleaños del cual todos se olvidan. - se defendió el castaño.
- Cuando eras pequeño amabas esto, hasta pensaba que las luces eran por ti, ¿Ya lo olvidaste? - comentó la mayor.
- Eso era antes. - murmuró el omega desviando su mirada, queriendo saber por qué su madre había colocado un muérdago en su puerta.
- Uy, que humor. - se burló la mujer riendo. - Creí que estarías de mejor humor con la noticia de Harry. - opinó, sacando las esferas para el árbol.
Louis sintió su corazón acelerarse al escuchar el nombre del rizado.
- ¿Harry?, ¿Qué pasó con él? - preguntó de inmediato, antes de que su mente comenzará a jugar con él y empezará a imaginar un millón de escenarios malos y buenos a la vez, donde se involucra el alfa.
- Regresó ayer de la escuela militarizada. Ya se graduó, así que, regresó a casa para quedarse, ¿No lo sabías? - dijo algo confundida por eso.
- No. - negó Louis frunciendo los labios.
- Vaya, pensé que ya lo sabías. - dijo la mujer algo apenada por eso.
- Está bien. Tiene cuatro años que no nos vemos, es normal que lo olvidara, además, debe estar pasando el tiempo con su familia. - excusó el castaño no queriendo pensar que Harry se había olvidado de él, pero parecía lo más obvio. - Regresaré a mi habitación. - agregó, antes de correr escaleras arriba.
Y una vez que estaba sentado en el borde de su cama, él no pudo evitar pensar en el alfa.
La última vez que se vieron fue justo una semana antes de su cumpleaños, el rizado había estado de vacaciones de la escuela militarizada, pero de último momento tuvo que regresar, ya que comenzará su entrenamiento exhaustivo, lo que implicaba venir menos seguido a su país natal, lo que significaba que ellos no se verían por un largo tiempo.
Louis estuvo bien con eso, o por lo menos trató de convencerse de eso los primeros días, pero cuando su cumpleaños de ese año llegó y no recibió una carta o llamada de parte de su amigo como las veces anteriores, lo hizo sentirse deprimido y abandonado, lo cual no mejoró con el paso de los días.
Aunque él no lo quisiera, cada mes de Diciembre su mente lo lleva de vuelta a ese día en el que se vieron por última vez, a cuando no recibió noticia del chico en su cumpleaños y todos los días en los que no supo nada de él.
Era muy deprimente que él relacione un mes tan alegre con el abandono de una de las personas importantes de su vida, pero no podía evitarlo, así que, desde hace cuatro años que simplemente no puede disfrutar las fiestas como debería.
El saber que Harry había regresado y el chico no fue ni para llamarlo, para hacérselo saber, no mejoraba en nada su situación.
- Al diablo contigo. Ni quien te necesite, Styles. - bufó, tratando de ignorar la presión en su pecho y las ganas de llorar, solo se acostó en su cama, decidió a dormir de nuevo.
Durante todo ese día, el omega no recibió ningún mensaje o llamada de parte del alfa, así que Louis suponía que el rizado debía estar demasiado ocupado como para pensar en él, incluso, podía ser que el chico ya tuviera pareja y la hubiera traído; es una de las posibles en las que pudo pensar al no tener nada, lo cual era muy lógico para él.
Al final, Harry no tendría porque estar pensando en su amigo de la infancia ahora que regresó, si no lo hizo en cuatro años estando lejos.
Además, el rizado se había ido antes de que él se presentará como omega, así que, tal vez su madre que es muy amiga en actualidad de la suya, ya se lo había dicho y Harry había asumido que ahora, él siendo alfa y Louis omega, ya no habría ninguna conexión o cosas en común de amigos como antes.
O por lo menos de eso se trata de convencer el omega.
- Faltaron algunas esferas para el árbol y otras decoraciones para el exterior. - comentó su madre en el desayuno del día siguiente. - ¿Quieres acompañarme al centro comercial, Louis? - preguntó esperanzada a no ir sola.
- Mamá... - comenzó a negar el castaño.
- De paso, compramos tu regalo de cumpleaños. - interrumpió la mujer, esperando convencerlo.
Louis suspiró, viendo la ilusión en los ojos de su mamá, no siendo capaz de negarle algo a ella.
- De acuerdo. - asintió sin pelear más, rindiéndose.
Para el omega, no era una sorpresa ver el centro comercial con bastante gente en esta época, adornado al igual que casi toda la ciudad y era mucho menos sorpresivo que estuviera All I Want For Christmas Is You de Mariah Carey sonando en las bocanadas del lugar, sin contar que de seguro en cada tienda individual igual estaría sonando esa canción en algún punto del día.
- Puedes elegir lo que quieras, iré a ver las cortinas. - avisó su madre, antes de separarse de él, dejándolo en medio de la zona de ropa y electrónicos.
La realidad es que el omega no tenía en mente nada que quisiera en específico, así que, decidió dar una vuelta por la tienda a ver si encontraba algo interesante en lo que volvía su madre, lo cual podría ser mucho tiempo, ya que sabia que su mamá no se tomaba a la ligera la decoración y mucho menos si se trata de sus cortinas.
Mientras Jay miraba los diferentes estampados de las telas, una mano se colocó en su hombro.
- ¿Jay? - preguntó una voz femenina, que conocía a la perfección.
- ¡Anne! - respondió con alegría, girándose para ver a su amiga, dándole un beso en la mejilla en forma de saludo. - Oh, por Dios. ¿Harry? - exclamó mirando al chico a su lado, estando mucho más alto que el chico que recordaba. - Has crecido tanto, ¿Cuánto tiempo tiene que no te veo, muchacho? - preguntó realmente sorprendida.
- Hola, señora Tomlinson. - saludó el alfa, con una pequeña reverencia de cortesía. - Cuatro años. - dijo respondiendo a su pregunta.
- Vaya, que rápido pasan los años. Ya eres todo un hombre. - comentó con alegría. - Casi ni te reconozco. - agregó.
- Gracias, señora. - respondió el rizado, contra reverencia.
- Y es todo un caballero. - dijo, hablándole a su amiga.
- Lo sé. - suspiró Anne con orgullo. - ¿Has venido sola? - le preguntó.
- Oh no. - negó Jay riendo. - Louis vino conmigo, debe de estar por ahí. Podrías ir a buscarlo y así ustedes se ponen al día. - dijo refiriéndose al alfa.
- Si, no es mala idea. - opinó Anne. - ¿Por qué no vas, hijo?, yo me quedaré con Jay. - agregó con tranquilidad.
- De seguro tienen muchas cosas que contarse. Mi Louis ya es todo un omega, deberías verlo. - comentó sin pensar mucho en sus palabras y sin notar claramente, lo que sus últimas palabras habían causado en Harry.
¿Omega?, su Louis... ¿Louis era omega?, pensó negando con la cabeza para corregirse de lo que estaba apunto de pensar antes. Él debía regañar seriamente a su madre por no haberle dicho que su amigo ya había tenido su celo y que era un omega, pero eso sería después, ahora debía buscar a su amigo.
Louis por su parte estaba mirando sin mucho interés, los diversos juguetes que había ahora para los niños, solo por simple curiosidad.
Hasta que llegó a una bola de cristal navideña que llamó su atención, tomándola del aparador, para mirarla a detalle.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, cuando sintió un olor familiar, que lo hizo pensar en automático a la única persona que conocía con ese aroma, haciéndolo dejar de mirar la bola de cristal, para mirar hacia el pasillo para confirmar que solo era su mente e imaginación jugandole una mala broma, pero definitivamente supo que no era ninguna mala broma, cuando se encontró con Harry del otro lado del pasillo, mirándolo igual de sorprendido.
El omega estaba apenas tratando de asimilar que tenía a escasos metros de él, a la persona que más ha extrañado en su vida, pudiendo solo sostener con fuerza la bola de cristal en sus manos, para no dejarla caer por la impresión; pero al aparecer para el alfa fue mucho más fácil, ya que fue el primero en hablar.
- Louis. - dijo, acercándose a él por el pasillo.
El omega tragó en seco, dejando de inmediato la bola de cristal en su lugar, una vez que se vio obligado a salir de su trance, al ver al rizado acercándose a él a grandes pasos.
- Harry. - dijo de la misma manera, una vez que el chico estuvo a su lado, odiandose en el momento en el que alzó su mirada, para encontrarse con aquellos ojos verdes con los que había estado soñando todos estos años. - Volviste. - fue lo único que se le ocurrió decir en esos momentos.
- Si, me he graduado ya. - comentó Harry con orgullo.
- Genial. - asintió el omega con una muy pequeña sonrisa, con su corazón volviéndose loco en su pecho. - Así que, ¿Ya no volverás a Francia? - preguntó, bajando su mirada, pensando que quizás sería más fácil entablar una conversación sin estar mirando al alfa a los ojos, a su cara directamente.
- No, he regresado para quedarme. - aseguró el alfa, aclarando su garganta en un bajo sonido antes de volver hablar. - Tú... eres omega. - murmuró como si no pudiera creerlo, sintiendo algo nuevo en su pecho que no podía describir, mucho menos se permitía pensar con el aroma dulce de Louis nublando su mente, tratando de descubrir qué era exactamente. - ¿Cómo.... ¿cuándo fue? - cuestionó torpemente.
- Hace tres años. - se limitó a decir el castaño, sintiendo sus mejillas enrojecer.
Harry hizo un pequeño ruido de sorpresa, pasando saliva.
- No lo sabía. - dijo el rizado.
- Claro, ¿Cómo ibas a saberlo?, si no nos hemos visto ni hablado desde hace cuatro años. - respondió Louis sonando un poco a la defensiva, como si le estuviera echando en cara al alfa su abandono.
- Cierto. - suspiró Harry, riendo nerviosamente. - Yo... la escuela militarizada es algo exigente los últimos años, igual casi no hablé con mi familia. Sí hablé con mamá unas cinco veces en estos años, fueron muchas, no recuerdo ni siquiera llegar a la tercera llamada en realidad. - dijo sincero.
- Lo entiendo. - respondió Louis frunciendo los labios y asintiendo, no estando muy seguro de querer seguir hablando con el rizado. - Tengo que ir con mi mamá. - se excusó, queriendo pasar de su lado, pero el alfa se lo impidió tomándolo sin fuerza del brazo.
- Ella está con mi mamá. - dijo rápidamente el rizado. - Louis. - llamó buscando la mirada del castaño, que estaba invitando claramente la suya. - Eres un omega muy hermoso. - susurró, una vez que sus miradas se encontraron, como si acabará de confirmarlo.
- Gracias, Harry. - respondió el omega con un sonrojo adorable en sus mejillas.
- Lou, no me olvide de ti, sigues siendo mi mejor amigo. - aclaró el rizado.
- ¿Cómo podemos ser mejores amigos sin hablarnos por varios años? - cuestionó el castaño sin creerle del todo.
- No importa la frecuencia en la que se vean los mejores amigos, lo importante es la fuerza de su unión, ¿No? - argumentó el alfa.
Louis hizo un ruidito de duda y asintió sin saber qué más decir.
- Déjame demostrarte lo importante que sigues siendo para mi. Vamos a recuperar el tiempo perdido. - propuso el alfa.
- ¿Qué? - preguntó el omega sorprendido.
- Si, vamos a pasar cada día juntos hasta Navidad, ¿Qué te parece? - insistió Harry con mucha ilusión, haciéndole casi imposible al castaño poder rechazarlo.
- De acuerdo. - suspiró Louis con una sonrisa.
Harry sonrió de la misma manera, antes de abrazar al chico, respirando su aroma, estando encantado con su aroma dulce a chocolate con un toque de miel.
- Te enviaré un mensaje, para vernos mañana. - dijo el rizado antes de separarse de él.
Louis suspiró una vez, mareado por el aroma a pino y clavo del alfa, encontrándolo adictivo, deseando que el chico cumpla con esa promesa.
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Harry cumplió con su palabra, le había enviado el mensaje al omega para decirle que él pasaría a su casa por él y así irse juntos.
Louis estaba tan nervioso y ansioso por eso, que le costó dormir esa noche, imaginándose miles de ideas de lo que podían hacer o donde podría llevarlo el rizado, aunque sabe que si ninguna de sus ideas se hace realidad, él aún estaría muy feliz.
- ¿Y a dónde me llevaras? - preguntó el omega, una vez que emprendieron camino.
- Vamos a la pista de hielo. - respondió el alfa con felicidad.
- Harry, ¿Acaso no recuerdas que la última vez que hicimos eso, tú te fracturaste? - comentó el castaño riendo.
- No me fracture. - negó el rizado, con el rubor de vergüenza cubriendo sus mejillas una vez que el recuerdo llegó a su mente. - Me esguince el pie. - se defendió.
- Y te fracturaste el brazo. - recordó Louis aún divertido.
- Hey, pero esta vez no será así. - bufó el rizado avergonzado. - Entrene, ¿lo olvidaste?, ¿Acaso no has visto mis músculos? - comentó en tono de burla, pero aún así marcando los músculos de su brazo, lo que hizo que el omega tragara en seco al notarlos.
- Bueno, puede que yo sea el que se fracture esta vez. - opinó Louis, desviando su mirada de los músculos del alfa. - Hace mucho que no hago esto. - confesó.
- Yo voy a cuidarte. - prometió el rizado, sonriéndole. - ¿De verdad no has visitado la pista de hielo todos estos años?, es de tus cosas favoritas. - preguntó sin poder creerlo.
- No tenía con quien hacerlo. - respondió el omega, encogiéndose de hombros para restarle un poco de importancia a eso.
- Oh, vamos. De seguro tienes muchos más amigos, solo que no quieres decirmelo. - comentó el alfa riendo en voz baja. - Puedes decirmelo, ya no soy tan posesivo como cuando eramos pequeños. - aseguró, pero sabiendo en el fondo que no estaba muy seguro de que sus propias palabras fueran verdaderas.
- Solo tengo a Liam, pero en estas épocas está con su pareja y casi no nos vemos. - admitió el castaño. - Pero, ¿Qué hay de ti?, ¿Hiciste muchos amigos en la escuela militar? - preguntó, queriendo cambiar el enfoque de la conversación.
- Steve, es un chico agradable. Un poco casanova, pero era de los más decentes de la escuela. - respondió el rizado.
- ¿Un casanova? - repitió el castaño, imaginándose que el rizado igual debería haber sido muy popular con los omegas. - ¿Dejaste a alguien allá? - se atrevió a preguntar con algo de pena.
- No, no. - negó el alfa de inmediato, riendo de nuevo. - ¿Qué hay de ti?, ¿Alguien especial? - preguntó, rogando internamente por una respuesta negativa.
- No en realidad. - respondió Louis, negando con la cabeza. - Así que, ¿No tuviste una pareja en Francia? - cuestionó con mucha curiosidad por saber cómo había sido su vida estando tan lejos.
- Ninguna. - respondió el alfa. - Pero de seguro, a ti te ha ido mucho mejor en el amor. - aseguró.
- ¿Por qué lo dices? - dijo el castaño con una pequeña sonrisa.
- Eres muy hermoso, no es algo que fuera un secreto. - respondió Harry, encogiendo los hombros, como si fuera lo más obvio del mundo.
- Pues no. - negó Louis más divertido que algo más. - He estado soltero todo este tiempo. - aseguró.
Harry alzó ambas cejas, pareciendo realmente sorprendido por eso.
- ¿Y extrañas a tu amigo Steve? - preguntó el omega, no queriendo seguir hablando de su vida amorosa nula.
- No mucho. - admitió el rizado, riendo alegremente. - Además, él vendrá la siguiente semana. - comentó.
- ¿Qué? - dijo el castaño confundido.
- Sus padres saldrán por cosas del trabajo y no quiere estar solo, así que vendrá aquí para pegarse a mi. - respondió Harry con algo de humor.
- ¿Vendrá una semana antes de Navidad? - dijo Louis sin entenderlo mucho.
- Si, pero se regresa un día antes de Navidad. Así que, no hay problema. Te va a agradar. - aseguró con tranquilidad.
Louis asintió, encogiéndose de hombros, no preocupándose mucho por eso.
- Ahora, vamos a patinar. - habló el alfa tomando su mano para llevarlo a ponerse los patines.
El omega tenía el corazón acelerado, pero decidió confiar por completo en Harry y se dejó llevar.
- Louis, da un vuelta. No es tan difícil. - dijo el rizado algo divertido por los nervios y el miedo del chico, dando una vuelta él solo en los patines, para demostrarle que era fácil.
- ¿Y si me caigo? - dijo el omega inseguro, mordiendo su labio inferior.
- No lo harás. Yo te atraparé. - prometió el alfa. - Dame tu mano. - pidió, extendiendo su mano hacia él.
Aunque un poco temeroso aún, Louis le dio su mano, para que el alfa le diera la vuelta en los patines. Y por el momento, el castaño tambalea y piensa que va a caer, pero el alfa alcanzó a envolver su brazo en la cintura del chico.
- Te dije que iba a atraparte. - susurró Harry en su oído, antes de darle un corto beso en la mejilla.
Louis solo pudo sonreír, sintiendo sus mejillas calientes a pesar del frío de invierno.
El ir a la pista de hielo con Harry de nuevo, solían hacerlo hace muchos años, fue una de las experiencias más hermosas que Louis pudo vivir, se sintió como un adolescente completamente enamorado.
Y ese solo había sido el comienzo de una semana maravillosa, que el omega ni siquiera había notado cómo es que el tiempo se había ido tan rápido, pero estaba muy agradecido de que el alfa estuviera de regreso a su lado.
El punto es que ahora ellos estaban esperando al amigo del alfa, en el aeropuerto de la ciudad, Louis no puede pasar de alto las diversas personas que corren a los brazos de sus conocidos en el momento en que los ven, lo encuentra hermoso y algo en el fondo de su pecho lo hace pensar que le hubiera gustado estar ahí cuando Harry regresó.
- Es él. - habló el rizado sacándolo de sus pensamientos.
Louis se siente tragar en seco al ver al chico que Harry saluda.
Bien, quizás el rizado debió mencionarle que su amigo era muy guapo, incluso siente que se queda sin habla por un segundo.
Steve era casi igual de alto que Harry, con el cabello oscuro, ojos azules y piel pálida y un gran cuerpo, igual de definido que el rizado, solo que con un poco más de músculos, en lo personal Louis prefería más los cuerpos como Harry, fuertes, pero sin exagerar en tantos músculos, aunque claro, Harry no podía saber eso.
- No dijiste que fuera tan guapo. - murmuró el omega nervioso, sin notar el como Harry frunció el ceño ante sus palabras.
- Bastardo. - gruñó el amigo del rizado, dándole un pequeño golpe amistosos en el hombro. - Yo sabía que habías dejado un omega en casa, pero siempre lo negaste. - acusó, dándole una mirada al castaño.
- ¿Qué?, no, no. Steve. - negó el rizado sintiéndose apenado. - Él es Louis. - aclaró en cuanto pudo.
- Oh. - dijo Steve riendo. - Lo siento. - se disculpó. - ¿Con que tú eres Louis?, es un gusto. - habló mirando directamente al castaño, con una sonrisa coqueta en su rostro. - Así que, ¿No son pareja? - preguntó para asegurarse de no meter la pata.
- No. - respondieron los dos al mismo tiempo, con las mejillas sonrojadas.
Steve entrecerró los ojos, mirando en especial a su amigo.
- Interesante. - murmuró, antes de volver a mirar al omega.
- Si, bien... - habló Harry aclarando su garganta, sintiéndose extrañamente nerviosa por la mirada de su amigo en Louis, conociendo a la perfección qué significa. - Hora de irnos. - agregó, teniendo el impulso inconsciente de pasar su brazo por los hombros del castaño, en un acto sobreprotector, lo cual hizo sin pensar.
Y aquel sentimiento en el aeropuerto, no se comparó en nada a lo que sintió Harry, una vez que estuvieron en su hogar y Steve no dejaba de hablar con Louis, haciéndolo reír constantemente.
A él nunca le habían molestado las tácticas de coqueteo de su amigo, pero por alguna razón, ahora sí.
Lo odiaba y mucho, en ese instante.
- Una vez Harry se cayó escalando la pared, incluso se le rompió el pantalón. - comentó Steve, haciendo reír al omega de nuevo.
- Steve, ven. - llamó el rizado, mirando de una manera molesta a su amigo para que lo siguiera a la cocina.
- ¿Qué sucede, hermano? - cuestionó el otro alfa.
- ¿Qué carajos estás haciendo? - preguntó Harry en un tono poco amistoso.
- Creo que es obvio lo que hago, ¿O debería ser un poco más obvio? - preguntó Steve. - No lo sé, es tu amigo, tú dime cómo puedo conquistarlo. - agregó con una sonrisa que no le gustó en nada al rizado.
- Con él no. - sentenció Harry.
- ¿Por qué?, ¿Lo has visto?, es fácilmente uno de los omegas hermosos que he visto. Si no quieres aprovecharlo, no es asunto mío.
- Steve. - habló de nuevo el rizado, con la más mucho más grave. - No lo hagas más, por favor. - pidió.
- ¿Por qué? - preguntó el otro alfa, alzando una de sus cejas, manteniendo una cara sería, cuando por dentro se está muriendo de risa por los celos de Harry.
- Yo.... solo... - comenzó a tartamudear el rizado sin saber qué decir.
- ¡Oh vamos! - exclamó Steve rodando los ojos. - Te conozco desde hace más de cinco años, solo dilo. Es un poco obvio, si eso te ayuda. - dijo con tranquilidad.
- ¿A qué te refieres? - preguntó Harry confundido.
- Me preguntaba cuánto tardarías en reaccionar o qué debía hacer, me extraña que no me hayas golpeado ya. - admitió el otro alfa.
- Steve, ¿De qué estás hablando? - dijo el rizado sin entender del todo de qué hablaba su amigo.
- Estás loco por ese omega. - respondió Steve alzando un poco la voz, haciendo que Harry se preocupara de que Louis fuera a escucharlos. - Y no te culpo, yo estaría igual si tuviera alguien así en mi vida. - comentó con sinceridad.
- ¿Es obvio? - dijo el rizado aún estando en su trance de confusión.
- Si. - asintió Steve. - Deberías aprovechar eso "recuperar el tiempo perdido" y conquistarlo. Te estás viendo lento mi querido, Harry. - aconsejó. - Ahora, para que te quedes tranquilo, no voy a coquetear con tu Louis. Mañana saldré, tal vez encuentre algo o alguien interesante en esta ciudad. - prometió guiñandole un ojo, como solía hacerlo siempre.
Harry suspiró, echando su cabeza hacia atrás, contra la pared, teniendo en mente las palabras de su amigo.
Quizás si estaba siendo un poco obvio con el castaño.
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- Vaya que tú amigo es un casanova. - comentó Louis, al día siguiente, cuando estaban ellos solos en un pequeño restaurante local, el cual el rizado llevó al omega, recordando que era de sus lugares favoritos.
- ¿Por qué lo dices? - preguntó Harry, frunciendo ligeramente el ceño.
- Me estuvo coqueteando sus tres primeras horas de llegada. - dijo el omega divertido, como si fuera lo más obvio del mundo.
- ¿Lo notaste? - dijo el rizado sonriendo al ver la alegría del castaño.
- Obvio que lo note, no soy estúpido, Harry. Puede notar cuando alguien está coqueteando conmigo. - aseguró, rodando los ojos con diversión.
- ¿Si? - dijo Harry. - ¿Qué hay de mí?, ¿Ya lo notaste? - cuestionó, mirando fijamente al omega, logrando que se pusiera nervioso por su mirada.
Louis rió tiernamente, con los nervios a flor de piel, rogando no estar sonrojándose.
- Hey, me voy a sentir muy ofendido. ¿De qué te ríes? - habló el alfa, riendo igual siendo contagiado de la alegría del omega.
- Tú nunca vas a coquetear conmigo. - aseguró el castaño en voz baja, desviando su mirada de la de Harry, mirando hacia la mesa, mientras negaba con la cabeza.
- Entonces si eres estúpido. - afirmó el alfa en un tono suave.
- Nadie que este coqueteando conmigo, me llamaría estúpido. - argumentó Louis alzando de nuevo la vista, riendo de nuevo.
- Eres un estúpido muy hermoso y lindo. - contraatacó el alfa, dándole un guiño.
- Tú eres un idiota, Styles. - respondió Louis, negando una vez echándose a reír, aún con su corazón latiendo con fuerza por la idea de que de verdad el rizado estuviera coqueteando con él, por más fantasioso que pudiera ser.
- ¿Por qué estás tan seguro que no coquetearía contigo? - preguntó el rizado.
- Solo lo sé. - dijo el castaño encogiéndose de hombros.
- No sabes nada, Lou. - negó el alfa sin dejar de mirarlo. - Cualquiera coquetearía contigo. Incluyéndome. - afirmó seguro de sus palabras.
Louis tragó en seco, sintiendo como el pulso de su corazón se aceleró por un pequeño momento.
Al final, quizás no era tan indiferente para Harry como creía y eso era suficiente para pensar y soñar con tener aunque una pequeña posibilidad con el chico que siempre gustó, incluso cuando eran solo unos niños.
- Mira, macarons. - señaló Harry hacia una de las tiendas más famosas de la ciudad por ser especialista en ese postre. - ¿Te gustan?, ¿Quieres algunos? - preguntó mirando al castaño.
- Mhm... creo que están un poco sobrevalorados. - confesó Louis sin mucha emoción a comparación del alfa que parecía fascinado.
- Es por qué no has probado los correctos. - afirmó el alfa, tomando la mano del chico para cruzar la calle juntos y llegar a la tienda. - Esto era lo que más comía en Francia en la escuela militar. La mayoría de veces a escondidas, pero no se lo digas a nadie. - le confesó en voz baja, casi susurrando, como si fuera el mayor secreto de su vida y el omega se encontró fascinado por eso.
Louis solo pudo ver como el alfa pedía un montón de sabores que ni siquiera sabía que existían, tal vez eso era porque de verdad él nunca había ido a esa tienda al ser un fanático de ese postre.
- No me imagino a qué puede saber algo que se llame: "pétalo de rosas". - admitió el omega, una vez que salieron de la tienda.
- Tú solo confía en mí, Lou. - pidió el alfa con una sonrisa. - Prueba. - dijo.
- Nop. - negó el omega solo para burlarse del chico.
- Abre la boca, entonces. - ordenó Harry sin dejar de sonreír en ningún momento.
Louis negó de nuevo, sintiendo como el alfa lo tomaba de la cadera y lo jalaba a su lado.
- Vamos, Lou. - rogó el alfa, casi poniendo ojos de cachorro, algo a lo que el castaño no podía negarse por más que se esforzará.
- Bien, ganas. - bufó el omega. - Dámelo.- dijo rindiéndose.
Harry sonrió victorioso, sacando el macarrón de la bolsa, para dárselo en la boca al omega.
Louis soltó un jadeo involuntario cuando el sabor dulce tocó sus papilas, sintiéndose avergonzado de haber estado algo equivocado con aquel postre.
- Te dije que te gustarían. - dijo Harry orgulloso.
- Si, bien. Tú tenías razón. Ahora dámelos todos. - dijo el omega, tratando de quitarle la bolsa al alfa, quien fue mucho más rápido y alejó la bolsa de sus manos.
Aunque Louis hubiera querido alcanzar la bolsa, no podía moverse mucho, ya que aún tenía el fuerte y firme abrazo del alfa en su cadera, lo que no lo dejaba moverse tanto como quisiera.
- Oh, bebé. - suspiró el rizado con una mirada de completo enamorado, que hizo que al omega se le acelerará más el corazón. - Te compraré todos los macarons del mundo, pero estos son para los dos. - dijo dándole un beso en la punta de la nariz al omega, quien se puso sonrojado por eso.
Bien, definitivamente Harry estaba coqueteando con él.
El día de Navidad y cumpleaños de Louis, estaba mucho más cerca de lo que el mismo omega hubiera esperado, la verdad es que el tiempo se había pasado volando con Harry llevándolo a muchos lados cada día, aunque algunos días simplemente habían sido ellos en la casa del alfa viendo películas o un maratón de sus series favoritas, las cuales en su mayoría eran de comedia.
Aunque en realidad no importaba mucho lo que hicieran, el simple hecho de estar con el alfa hacía que fuera un maravilloso día y él estaba muy agradecido por eso.
La verdad era que a estas alturas, Louis no podía imaginarse a dónde más lo podía llevar Harry, pues en su mente todos los lugares ya estaban tachados de su lista, así que ese día se vio con él rizado totalmente expectante, pensando que quizás verían alguna otra película como los días anteriores, pero se sorprendió cuando el alfa le aseguró que tenía algo planeado.
Durante un largo tiempo en el camino, Louis no tenía idea a donde lo llevaba el alfa, pero cuando estaban muy cerca de llegar a su destino, al castaño no se le hizo difícil saber que Harry lo llevaba a la pequeña villa/granja de árboles de Navidad.
- ¿Es en serio, Harry? - preguntó el omega con un brillo especial en su mirada, mirando el lugar, teniendo un par de recuerdos ahí, pues tenía años que su mamá había decidido no comprar más árboles naturales y mejor inclinarse por los artificiales que eran usables todos los años.
- Si, no finjas que no te gusta. Tú amas este lugar desde pequeño, además, necesito un árbol. Mamá no se ha dispuesto a decorar la casa. - explicó el rizado, siendo verdad que su mayor razón para ir ahí, era ver esa ilusión en el rostro de Louis, como un pequeño emocionado por la época.
- Mamá decoró desde el minuto uno. - comentó Louis riendo, mirando los árboles. - Extrañaba el aroma a pino. - confesó con un poco de nostalgia. - Me encanta el aroma a pino. - agregó respirando profundamente el aroma del lugar, que estaba ligeramente mezclado con el del alfa, lo que lo hacía mil veces mejor.
- Es curioso, porqué mi aroma es pino. - comentó Harry en tono engreído, acercándose un poco más al omega.
- Si, pero este es mucho mejor. - respondió el omega.
Aunque era una completa mentira, el aroma de Harry era mejor, muchísimo mejor que el de cualquier árbol, pero no tenía que decírselo para aumentar su ego y ponerse en evidencia a él mismo de paso.
- Mentiroso. - murmuró el rizado riendo.
- No hay que perder el tiempo y busquemos un árbol para ti. - dijo Louis tomando la mano del alfa.
- No sabía que había tantos tipos diferentes de árboles. - comentó Harry.
- Son árboles, Harry. Solo elige uno. - opinó el omega.
- Esa no es la actitud para comprar un arbolito de navidad y menos para estar en un lugar como este. - comentó el rizado.
- ¿Por qué? - preguntó el castaño, buscando solo molestar al alfa.
- Es un lugar como... mágico. Da paz y las personas están felices, es perfecto hasta para decirle te amo a una persona especial. - aseguró el alfa.
- Eres un cursi. - murmuró el omega, encantado en el fondo por las palabras del chico. - ¿Qué sueños se pueden hacer realidad aquí? - preguntó con curiosidad a lo que diría el alfa.
- Muchos. - se limitó a decir el rizado.
- Dime uno. - pidió el castaño.
- ¿Me estás retando? - cuestionó el más alto, divertido con la situación.
Louis asintió sin pena.
- Te lo demostraré. - aseguró el alfa. - Cumpliré uno de mis sueños aquí. - afirmó seguro dando un paso más cerca del castaño.
- ¿Y cuál es? - preguntó el omega mirando fijamente al ojiverde, mojando su labio inconscientemente.
Los ojos verdes del alfa, bajaron de los ojos del omega a sus labios, tragando en seco con la idea en su mente, pero sin estar tan seguro de hacerlo, fue hasta que los ojos de Louis también se dirigieron a sus labios, que el alfa tomó el valor de tomar el rostro del chico entre sus manos y besarlo.
Louis sintió su corazón acelerarse y su respiración atorarse en su pecho, correspondiendo al beso en cuanto su mente le permitió pensar de nuevo.
Harry lo estaba besando y era mucho mejor de lo que pudo imaginarse todos estos años.
- ¡Feliz Navidad! - habló alguien enfrente de ellos, haciéndolos despertar de su momento mágico y separarse. - ¿Hay algo en el que pueda ayudarlos?, ¿Buscan un árbol para su hogar? - preguntó uno de los empleados del lugar.
- Mhm... si. - respondió Harry aún afectado por el beso al igual que el omega. - Llevaré este árbol. - dijo seguro, señalando el árbol que estaba al lado de ambos.
Louis sonrió en grande, aún sintiendo el hormigueo en sus labios y sus mejillas calientes, y por el brillo en sus ojos y mejillas coloradas, podía afirmar que el alfa estaba igual de afectado que él y eso lo hacía demasiado feliz.
Lo extraño fue que al día siguiente Harry no le habló como pensó el omega que haría, pero esta vez, Louis no iba permitirle al alfa que lo abandonará, así que fue a la casa del chico, dispuesto a estar con él sin importar nada.
- Lou. - dijo el rizado, estando entre sorprendido y avergonzado, al ver al omega en la puerta de su casa.
- Creí que necesitarías un par de decoraciones para tu árbol, ya que ayer no compraste nada. Así que, traje algo de lo que sobró a mi mamá, la mujer es algo compulsiva cuando se trata de comprar adornos navideños. - explicó el omega estando de lo más tranquilo posible.
Harry asintió sin saber cómo debía actuar ahora que había besado a su mejor amigo, pero definitivamente, el rechazarlo no estaba en sus planes.
Resulta que Louis es demasiado bueno decorando, además de que se notaba que era algo que él disfruta en el fondo o por lo menos esa es la expectativa que tenía Harry al ver al omega, hablando alegremente mientras decoraba su árbol, con él ayudándole con lo poco que podía.
- No, pelusa. Eso no es una pelota de estambre. - habló Harry quitándole la esfera de las garras al gato que había llegado a donde estaban.
- ¿Es tuyo? - preguntó el omega curioso, no recordando haberlo visto los días anteriores.
- Es de Gemma. - respondió Harry con un suspiro. - Lo dejo aquí para que mamá lo cuidara unos días. - agregó.
- ¿Y no te agrada? - cuestionó, notandolo un poco frustrado o fastidiado del animal.
- No es eso. - negó el rizado. - Solo que me rasguño en la mañana y me dolió. - confesó algo apenado.
Louis una pequeña risa y siguió decorando el árbol, con toda la ilusión que no tuvo en cuatro años, porque al parecer para él, la Navidad y todo el invierno en general no tenían sentido sin Harry todos estos años, y ahora que el alfa había regresado, parecía que la alegría del omega por estas épocas había regresado con él y Louis no podía estar más agradecido y feliz por ello.
- Sobró una serie de luces. ¿Quieres ponerla en tu cuarto? - propuso el castaño.
- Está bien. - asintió Harry, aún sintiéndose un poco avergonzado e incómodo por el beso del día anterior.
- Vamos. - dijo el omega tomando de la mano al rizado, para ir a su habitación.
Louis no podía ignorar ni pasar por algo la evidente tensión que había entre ellos y pensaba hacer algo al respecto, mientras colocaba las luces Navideñas en la cabecera de la cama del alfa.
- ¿Qué te pasa, Harry? - preguntó el castaño una vez que terminó, sentándose al lado del chico en la cama.
- Lou, sobre lo de ayer, yo te bese y... - dijo el alfa apenado, sin mirar a los ojos, teniendo su mirada fija en el sueño.
- ¿Es eso? - cuestionó el omega, interrumpiendolo. - Estás así de raro conmigo, por el beso. - afirmó, mirando como el alfa asentía. - De acuerdo. - suspiró. - Levántate. - pidió, poniéndose de pie el primero.
Harry algo confundido hizo lo que le pidió el omega, sintiéndose nervioso cuando sus miradas se encontraron.
Antes de que el alfa pudiera decir algo, el omega tomó su rostro, de la misma manera que él lo había hecho el día anterior, haciéndolo inclinarse y juntar sus labios en un beso.
El beso es mucho más suave y duradero que el anterior, teniendo a ambos con una sensación de calidez en su pecho.
- Ahora yo te bese, estamos a mano. - dijo Louis una vez que sus labios se separaron, teniendo un tierno rubor en sus mejillas al igual que el rizado.
Harry se quedó callado por unos segundos, admirando la sonrisa del chico y su rostro iluminado por lo acaba de decir.
- Harry, ¿Está...? - habló el omega nervioso por la mirada del alfa en él, pero no fue capaz de terminar su pregunta cuando el alfa lo volvió a besar.
Y esta vez el beso fue mucho más intenso, los dos dejaron de pensar por un momento, dejándose llevar por la emoción, sin ser realmente consciente del momento en el que terminaron en la cama, con el alfa cubriendo el cuerpo del omega, sin dejar de besar; y tan solo el maullido del gato fue capaz de hacerlos separarse.
Louis soltó una gran risa, al ver al gato a su lado.
- Ahora si lo odio. - respondió el rizado con una risa igual, sentándose en la cama de nuevo. - Louis. - habló después de unos minutos.
El omega hizo un ruidito sin verlo, centrando su atención en el gato de pelaje café.
- Me gustas mucho. - confesó el alfa, esperando a que el castaño lo mirará, pero sobre todo, que le correspondiera.
- Tú también me gustas mucho. - respondió el omega en voz baja.
Harry sonrió, tratando de no hacer obvia toda la emoción acumulada en su cuerpo por la confesión del omega.
- En dos días es tu cumpleaños. - comentó el rizado, tentándose en tomar la mano del chico, que estaba sobre la cama a centímetros de la suya.
El omega asintió, teniendo un breve recuerdo de cómo Harry solía decir que todos celebraban el cumpleaños de Louis y no la Navidad, que eso no importaba, ganándose regaños de parte de su madre.
- Mi mamá quiere invitarlos a pasarla en mi casa. - comentó Louis, recordando eso también.
- Si, algo así me dijo mi madre. - respondió el rizado.
- Entonces, ¿Te veré ahí? - preguntó el castaño.
- Por supuesto, Lou. - asintió el alfa. - No me perdería tu cumpleaños. - agregó con una sonrisa, animandose a tomar la mano del omega.
- Es más por Navidad, que por mi cumpleaños. - recordó el castaño con una risa.
- Tú sabes, que para mí solo es tu cumpleaños. - confesó Harry.
- Tonto. - murmuró Louis, antes de estirarse y darle un corto beso en los labios. - Nos vemos, Hazz. - agregó antes de irse de la habitación.
Harry suspiró, recordando el consejo que su amigo Steve le había dado antes de regresar a su país, sobre que tenía que animarse a dar el paso con Louis, ahora sabiendo que era correspondido, podría hacerlo con mucho más valor.
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Entre los preparativos para la cena Navideña, entre otras cosas, Louis y Harry no pudieron verse al día siguiente, pero estaba bien, porque ellos se verían para su cumpleaños y el omega estaba muy entusiasmado por eso.
En la mañana de su cumpleaños, el castaño se despertó con la clásica canción de cumpleaños cantada por sus padres, pero el pequeño mensaje de felicitación de parte del alfa, fue lo que hizo sentirse verdaderamente emocionado por el día.
Esa emoción que sintió por la mañana por el mensaje, solo incrementó cuando la hora de la cena, se acercaba, teniendo al castaño casi vuelto loco buscando el atuendo perfecto para el día.
Louis puede jurar que siente que su corazón va salirse de su pecho, cuando en la noche ve llegar a la familia del alfa, pero por un segundo sintió una presión al no ver a Harry.
- Mi hermano está afuera. - murmuró Gemma, una vez que se acercó a saludarla, y es como si eso hubiera hecho que el omega recuperara la esperanza y la alegría.
Louis salió de su casa sin dudarlo, encontrándose con Harry esperándolo con una sonrisa iluminando su rostro, haciendo que él sonriera igual.
Todo se sentía tan irreal, que él aún no podía asimilar por completo que tenía a Harry a su lado de nuevo, para su cumpleaños.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó el omega acercándose al más alto. - Vamos, te vas a morir de frío. - agregó tomando su mano.
- Lou. - habló el alfa, interrumpiendolo a llevarlo al interior de la casa. - Yo... ¿Puedes venir conmigo? - preguntó tímido.
- ¿A dónde me vas a llevar? - cuestionó Louis, alzando una de sus cejas.
- A mi casa. - respondió el rizado. - Tengo algo para mi. - admitió con timidez.
- De acuerdo. - murmuró el castaño, tratando de pensar en que podía hacer a lo que se refería el alfa. - Vamos. - terminó aceptando, dejando que el rizado lo llevara a su hogar.
Durante el camino, Louis se dedicó a mirar las decoraciones de las demás casas, justo como lo hacía cuando era pequeño y el ir de la mano del rizado tan solo hacía más real ese sentimiento.
- ¿Tu familia sabe que estamos aquí? - preguntó el castaño, una vez que llegaron al lugar.
- Si, tranquilo. - respondió Harry guiándolo a su habitación.
Louis mordió su labio inferior estando nervioso, mirando cómo había tres cajas de diferentes tamaños sobre la cama.
- Ven. - pidió suavemente el alfa, llevándolo a la cama.
- ¿Qué es todo esto, Hazz? - preguntó el castaño entre emocionado y curioso.
- Esto es algo que te traje cuando regrese, es tu regalo de Navidad. - dijo el alfa, tomando la caja más pequeña, dandosela al castaño. - Para que veas que siempre pensé en ti, hasta mi último día. - agregó.
Louis lo miró por unos segundos, deseando poder besarlo ese justo instante, pero en vez de eso, se dispuso a abrir el obsequio.
Era una pequeña pulsera de color azul con su nombre escrito en ella, con una tipografía en cursiva.
- Me compré una igual, para sí tener algo que me uniera a ti de alguna manera estando tan lejos, pensé en enviartela, pero quería ver tu reacción y tenía miedo que no llegara. - explicó el alfa, mostrando su muñeca, donde había una pulsera idéntica pero de color verde un poco más desgastada, con su propio nombre.
- Gracias, Harry. Me encanta. - dijo el omega conmovido por el detalle, haciendo su mayor esfuerzo para no comenzar a llorar. - ¿Puedes ponérmela? - preguntó dándole la pulsera al chico, quien con toda la ilusión del mundo aceptó y le puso la pulsera. - ¿Qué más tienes aquí? - preguntó mirando las dos cajas restantes.
- Bueno, este es tu regalo de cumpleaños, es algo sencillo, pero se que vas a amarlo mucho. - dijo el rizado seguro de sus propias palabras, dándole la segunda caja al castaño.
- Bien, veremos. - suspiró el omega sintiéndose demasiado consentido desde ese momento, porque casi nadie, a excepción de sus padres, solían darle doble regalo.
El omega soltó una pequeña risa, sonriendo encantado al abrir la caja y ver los macarons, todos los macarons de los sabores que fueron los favoritos del chico de aquel día que los probaron.
- Te dije que podía comprarte todos los macarons. Pues lo cumplía. - dijo Harry con orgullo.
- Eres el mejor. - dijo el castaño, admitiendo lo que dijo el alfa comiendo uno de los macarons, sin poder esperar más.
- Y esto es algo muy importante. Pero primero quiero preguntarte algo. - habló el alfa tomando la última caja de su cama. - ¿Recuerdas cuál fue mi primer regalo de cumpleaños que te hice? - preguntó con un rubor en sus mejillas.
Louis rió y asintió, él definitivamente no podía olvidar aquel pastel que le había hecho el alfa un año antes de que se fuera por primera vez a la escuela militar, aquel pastel estaba quemado y el chico tan solo trato de cubrirlo con el glaseado, pero no logro hacerlo del todo bien y tenía escrito de una manera chueca por todo el pastel un: "Feliz Cumple, Lou."
- ¿Lo has hecho de nuevo? - preguntó Louis con curiosidad y divertido.
- Si, pero esta vez me ha salido bien. - aseguró el alfa.
- Quiero verlo. - dijo el omega emocionado.
Harry abrió la caja, estando algo nervioso por ver la reacción del omega, mostrándole el pastel que había hecho.
- Solo que esta vez no es un pastel de cumpleaños. - murmuró.
Louis sintió sus ojos llenarse de lágrimas al ver el pastel, con su mente quedándose en blanco, mientras trataba de controlar los latidos de su corazón.
El pastel estaba mucho mejor, incluso parecía de una pastelería profesional con colores verdes y azul, pero esta vez, justo como había dicho el rizado, no decía "Feliz cumpleaños", si no que en esta ocasión estaba escrito de una mejor manera el mensaje: "¿Me permitirías ser tu alfa?", junto las opciones "Si" y "No", con una vela cada una.
Antes de que Louis dijera algo, el alfa se apresuró a colocar bien la caja en la cama, para encender las velas.
- ¿Qué dices, omega? - preguntó Harry muriéndose de los nervios por la respuesta del omega.
Louis sonrió en grande, notando los nervios e ilusión en el rostro de alfa; así que se decidió no hacerlo esperar más y se acercó al pastel para apagar la vela del "si".
- Apagaré la otra, porque no quiero que se queme tu hogar, pero ya tienes mi respuesta. - dijo el castaño antes de apagar la otra vela, probando un poco del glaseado del pastel.
- Louis, ¿Estás seguro? - dijo el alfa aún estando algo sorprendido por la respuesta del castaño.
- Si, Harry. Soñé con esto desde el día que me presenté como omega. - confesó el omega. - Ahora, sé un buen alfa y bésame. - pidió.
Harry se acercó y lo besó sin dudarlo, con una de sus manos en el rostro del chico para profundizar el movimiento de sus labios.
Entre el beso más soltaron un jadeo, sintiéndose hundirse en el momento, ambos queriendo algo más.
- Deberías quitar el pastel de la cama, alfa. - murmuró el castaño contra los labios del chico.
- Si, claro. - asintió el alfa torpemente, separándose del chico, para mover el pastel a uno de los muebles de su habitación, junto con la caja de macarons.
Louis mordió su labio inferior, cuando el alfa regresó a su lado, volviendo a besarlo, esta vez con el alfa encima suyo entre sus piernas.
- Quiero hacerlo. - suspiró el castaño moviendo su mano por el pecho del más alto, sintiéndose bien de tenerlo de esta manera.
- ¿Seguro? - cuestionó el alfa tragando en seco.
- Si. - asintió el omega.
- De acuerdo. - murmuró Harry, moviéndose para dejar el suficiente espacio para que el omega pudiera quitarse la ropa.
Louis se sentía como en un sueño cuando sus labios se volvieron a unir, una vez que la ropa ya estaba entre ellos.
- Harry. - jadeo abriendo un poco más las piernas, sintiendo los labios del alfa moverse por su cuello mientras sus dedos lo preparaban.
Los dedos del omega se hicieron puños en las sábanas, moviendo sus caderas contra los dedos del chico, deseando algo más.
- Lou. - gimió el rizado respirando profundamente el aroma del omega, sintiéndose casi flotar por lo bueno que era para él.
- Vamos, Hazz. - jadeo de nuevo el castaño, deseoso. - ¿Tienes un condón? - preguntó con las mejillas completamente rojas.
Harry asintió, moviéndose fuera de la cama para buscarlo.
- Creía que no tenías una pareja, para usarlos. - comentó el omega con algo de celos en su pecho.
- No la tenía. - respondió el rizado abriendo el paquete del preservativo con todo el cuidado del mundo. - Pero mi padre es algo entusiasta, supongo. Me los dio cuando le dije que me iba a declarar. - confesó con vergüenza.
- Dios, no lo puedo creer. - dijo el castaño echándose a reír un poco, sintiéndose algo avergonzado igual. - Pero bueno, tenía algo de razón. - agregó aún más divertido.
- ¿Estás listo? - preguntó el alfa para estar seguro.
Louis asintió mordiendo su labio inferior, respirando profundamente para relajarse, apretando las sábanas de nuevo, una vez que el alfa comenzó a entrar en él.
El omega gimió el nombre del rizado, cuando hizo el primer movimiento de caderas, comenzando a embestir suavemente, con sus manos a los costados de la cabeza del chico para sostenerse.
- Louis. Joder. - dijo el alfa jadeante, acelerando un poco su movimientos, profundizando, disfrutando la plenitud de estar adentro del castaño, lo cálido y húmedo que se sentía a su alrededor.
- Se siente tan bien, alfa. - gimió el castaño, con su espalda arqueada, enredando sus piernas en las caderas del alfa para que fuera más profundo y duro.
- Eres tan hermoso. Me encantas tanto. - jadeó Harry escondiendo su rostro en el cuello del chico, deseando poder quedarse así por el mayor tiempo posible.
- Oh, alfa. - sollozó el omega sintiéndose cerca del borde de su orgasmo.
Ellos continuaron perdidos en su nube de placer, alcanzando su orgasmo casi al mismo tiempo, con el alfa anudando al castaño, quien sollozo por el tamaño del nudo del rizado que lo llenó en su plenitud.
- Dios. - jadeo Louis, limpiando las lágrimas que habían resbalando por sus mejillas por el placer. - Eres grande. - agregó tratando de acoplarse en su totalidad al tamaño.
Harry rió contra la piel del chico.
- Solo tienes que esperar un poco más. - prometió el rizado, dándole un tierno beso en el hombro.
Después de unos minutos, el nudo bajó por completo, el alfa salió del omega y se levantó de la cama, para limpiarlos.
- De saber que mi omega estaba aquí, hubiera mandado a la mierda escuela militar hace tres, para estar a tu lado. - dijo el alfa abrazando al chico por la cintura.
- Todos estos años, me sentí muy deprimido en estas épocas, porque tú no estabas. - confesó el omega, girándose, para mirar al alfa a los ojos.
- Pero ya estoy aquí, Lou. - murmuró el alfa, pasando sus dedos por el cabello castaño. - Y te prometo que a partir de ahora, pasaré todas las Navidades, Años Nuevos y tus cumpleaños a tu lado, haciéndote muy feliz en cada uno de ellos. Es una promesa. - juró Harry volviendo a besarlo.
Con ese beso, Louis está seguro que Harry cumplirá su palabra y ahora sólo le esperan una muy feliz navidad, cumpleaños y año nuevo, junto con muchos más momentos llenos de amor y felicidad.
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