𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐰𝐨 - 𝐂𝐚𝐩𝐭𝐮𝐫𝐞𝐝.
-- Despierta, ¡despierta! -- Serena se levantó de golpe. Observó a su alrededor y vio a Angélica.
-- Tu...
-- Sh, sh, shh... -- la mujer interrumpió a la muchacha. Se puso de pie y dejó unas ropas sobre sus piernas -- Cámbiate ahora, te espero afuera -- le ordeno.
Serena la observó mientras se marchaba, se puso de pie con la ropa en brazos y se fue a cambiar a un baño cercano.
Salió en busca de Angélica, pero no sin antes buscar a Jack entre las demás hamacas, al ubicarlo, suspiro y salió. Encontró a quien buscaba recargada en una pared, sacó su espada pero la misma Angélica la detuvo.
-- No creo que sea lo mejor -- le advirtió.
-- ¿Que crees qué haces? ¿A donde nos trajiste? -- le preguntó con molestia.
-- Eso lo sabrás luego, sirenita -- la muchacha se sorprendió y guardó su espada -- Mantendré tu secreto pero trabajarás aquí para mi padre y para mi aunque no quieras, sino... serás el sacrificio que mi padre necesita para más años de vida -- amenazo.
La joven se quedó en silencio, indignada, pero no podía arriesgarse -- Dices una sola palabra y yo misma te cortaré la garganta -- le advirtió a la mujer quien asintió complacida -- ¿Cual es mi tarea?
-- Tienes una sola tarea, acompáñame -- indicó Angélica. Serena la siguió y observó el cielo, apenas estaba amaneciendo -- Mira, arriba -- ordenó.
La de ojos verdes cambió su campo de visión a uno de los mástiles y observó a un muchacho atado ahí.
-- ¿Que...? ¡De-debes bajarlo! Puede sufrir daños desde ahí -- se exaltó. La mujer cubrió sus labios con su mano, indicándole que hiciera silencio.
-- Silencio... Tu tarea será cuidarlo, mantenerlo refrescado, sin hambre o algo... No quisiese que estuviera ahí, pero no puedo negar las órdenes de mi padre -- espetó Angélica con cierta pena y tristeza.
Serena la miro, giró a ver al chico nuevamente e inclinó un poco su cabeza, extrañada -- ¿Qué hizo para estar ahí?
-- Es un misionero, no deja de hablar del señor todo poderoso y eso molestó al capitán, por eso esta ahí -- explicó -- Se que lo que te hice de traerte aquí fue algo que no merecías, pero por favor, cuida de el, no se merece estar ahí -- le pidió.
Serena la miro comprensiva y le sonrió levemente -- Bien... estoy a sus órdenes, comandante -- hizo una pequeña reverencia.
La mujer le sonrió con dulzura y se retiró de ahí.
La joven subió hacia donde se encontraba el chico, se tambaleó y soltó un pequeño chillido, pero logró estabilizarse. Miro al muchacho y este parecía estar despertando.
Serena se sentó en el mástil y lanzó un gancho a una tina de agua que Angélica le había dejado, lanzo el otro extremo de la cuerda a otro mástil y comenzó a estirar de la cuerda, atrayendo la tina de madera. Al tenerla a una altura considerable, ató la cuerda a la madera y se acercó al chico.
Tomó el trapo que estaba en la tina y lo mojo, el agua estaba fría pero no tanto. Exprimió el trapo y comenzó a limpiar su rostro.
-- ¿Que...? ¿Quien... eres? -- el muchacho despertó por el frío toque del agua y observó a la muchacha con confusión.
-- Tranquilo -- la joven limpió su frente y el hombre siseó -- ¡Uy! Perdón, lo lamento en serio, no sabía que tenías una herida ahí... -- se disculpó y limpio con cuidado la frente del muchacho.
-- ¿Quien eres? -- volvió a preguntar. La chica lo miro, deteniendo su acto y volvió a limpiar tranquilamente.
-- Soy Serena... ¿Tu quien eres?
El joven la miró atentamente, las mejillas de la muchacha se sonrojaron un poco por la pena pero trató de ignorar aquello -- Philip Swift... Mucho gusto, Serena -- dijo tranquilamente. La nombrada sonrió.
-- El gusto es mío, Philip..
Habían pasado al menos cinco días, el sol ya estaba en un punto más alto, ciertamente calaba, pero ya estaba acostumbrada a la sensación.
-- ¿Quieres agua? -- preguntó la muchacha.
El de ojos azules asintió levemente, se veía cansado. Resultó ser que se conocieron más en esos cinco días y curiosamente compartían gustos y algunas opiniones, a veces sus actitudes chocaban pero se coordinaban.
Serena le sonrió y bajo con cuidado el mástil, enjuagó un tarro, tomó una nueva cubeta con agua que Angélica le había dado y volvió a subir junto al chico.
Con sus labios sujeto el asa de la taza, tomó una cuerda y la ató a la cubeta, con el otro extremo de la cuerda repitió la misma acción de hacía unas horas, sujeto la taza con su mano derecha y le vertió agua para luego acercarla a los labios de Philip. El joven comenzó a tomar con tranquilidad, como si saboreara el fresco sabor del agua.
-- ¡Vuelvan a trabajar! -- el grito de uno de los oficiales se hizo escuchar, esto la exaltó un poco y casi se caía de no ser por una de las cuerdas.
Miro hacia abajo y vio a Jack observando hacia el timón, observó donde él y vio a Angélica, la mujer la observó y le sonrió, Serena asintió levemente y continuó atendiendo a Philip.
Estaba anocheciendo, la azabache ayudaba a Swift a comer ya que, al tener sus manos atadas, se de dificultaba mucho comer; a la vez, ella también cenaba, ambos estaban en silencio.
-- ¿Cómo llegaste aquí? -- preguntó Philip a Serena, la muchacha lo miró y después miró al océano.
-- Te parecerá algo loco o curioso, no lo sé, pero estaba acompañando a alguien a un bar, estábamos en busca de algún tipo de información debido a unos rumores, nos encontramos a la primera oficial y junto a ella nos enfrentamos a unos oficiales que buscaban a mi compañero. Cuando logramos escapar, nos acercamos a las escaleras de un muelle, Angelica hablaba de algo y después nos noquearon con dardos tranquilizantes -- contó cómo si nada.
Philip escuchaba atentamente todo lo que la chica decía, le pareció interesante todo aquello y rara la forma en la que fue capturada.
-- ¿Tu como llegaste aquí? Claro, si se puede saber -- mencionó la muchacha.
Philip estaba apunto te hablar cuando los gritos de los tripulantes se hicieron presentes, un caos que empezó desde abajo ahora recorría el piso de arriba.
-- Cielo santo... ¡Sparrow, ¿qué hiciste ahora?! -- gritó mientras se encaminaba a la orilla del mástil -- Si vivo, regresaré, o al menos eso espero. Si no, eres un gran compañero Philip -- le sonrió al muchacho. El de ojos azules la miro atentamente.
-- Que Dios se apiade de ti -- murmuró.
-- Gracias -- sacó su espada, se agarró a una cuerda y la ajustó en su muñeca y mano -- Deséame suerte -- y saltó, dio una vuelta alrededor del mástil, con sus pies golpeando a varios de los oficiales y tripulantes del barco, librando a los que supuso eran compañeros de Sparrow.
Tocó el mástil con sus pies nuevamente y se impulsó hacia adelante, soltando la cuerda y aterrizó sobre uno de los hombres oficiales -- Ups... -- sonrió. Escuchó un grito hacia su dirección se giró y vio a uno de los tripulantes que estaban contra los compañeros de Jack.
Chocaron espadas varias veces, lo empujó de una patada y unos brazos la apresaron, piso el pie de su capturados con el tacón de su bota y lo golpeó con el puño, dejándolo inconsciente. Recibió un golpe con una tabla en su espalda, lo cual la hizo caer, pero un niño tripulante golpeó al hombre, salvando a la chica de una posible muerte.
-- Gracias niño -- sonrió y después miró atrás de él -- ¡Abajo! -- el niño se agachó y Serena saltó sobre el, dándole un golpe con sus pies y derribando al oficial.
Pronto vio a Sparrow en las escaleras, luchando con uno de los oficiales, tomó una cuerda, le hizo un nudo, el cual se enganchó al cuello del hombre, salvando a Jack.
-- ¡Gracias niña! -- le gritó. El oficial se levantó y pronto una red lo aprisionaba.
Serena aprovechó la oportunidad, agarró un barril y lo partió en la cabeza del oficial, dejándolo poco consiente. Unos amigos de su capitán lo aprisionaron y ella asintió, dándoles las gracias.
-- ¡La nave es nuestra! -- exclamó Sparrow y justo en ese momento, se abrieron las puertas del camarote de el verdadero capitán del bote, Barba Negra.
Automáticamente todo quedó en silencio, solo se escuchaban los pasos del capitán.
-- Caballeros... Señorita -- pronunció. Negó con la cabeza y tomó de su botella. Cuando decidió que era suficiente, la rompió contra el piso, tan solo a unos escalones por los cuales Jack bajaba -- Algo me ha dejado perplejo... Ahí estaba, descansando y repentinamente escuchó un horrendo escándalo en cubierta -- se quejó mientras Angelica subía las escaleras -- Marinos abandonando sus puestos sin órdenes y sin permiso -- hablaba con seriedad mientras se movían varias cosas en el barco, cortesía de Barba Negra -- Hombres ante el mástil, tratando de tomar la nave... ¿Que pasó, primer oficial? -- preguntó a su hija.
-- Motín, capitán -- exclamó.
-- ¿Que dices? -- el capitán elevó su mano hacia su oído.
-- ¡Un motín!
-- Si... Motín... ¿Y que castigo sufren los amotinados? -- cuestionó mientras sacaba su espada -- Todos lo tienen en claro, ¿no es así? Los amotinados son ¡colgados!
;; 🍡⃞꙰ོ͢ꦿ꤬᷍༄ཻུ Ⰿե⳽ᥙɾ'⳽ Gᥙɾι ❞⃢ཹྀ࿆࿑⃦᪰░͓꙰͞
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro