𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧 - 𝐀 𝐦𝐞𝐫𝐦𝐚𝐢𝐝'𝐬 𝐥𝐨𝐯𝐞
Angelica guiaba a la tripulación de su padre con la brújula de Sparrow, cruzó por debajo de un árbol cuando algo apuntó a su cuello, era una espada. Miro a su lado y vio a Jack.
-- No se porque jamás nos vemos sin que me apuntes con objetos filosos -- le dijo al dueño de la brújula, este solo sonrió.
-- ¿Trajiste los cálices, Sparrow? -- el padre de Angélica preguntó.
El mencionado apartó la espada y se paró correctamente -- Seh... ¡Tráelos! -- ordeno a Gibbs, este apareció de entre los árboles sujetando a un cerdo con una cuerda, el cual tenía amarrados a su cuerpo los cálices.
-- Veo que trajiste a un amigo -- sonrió Angélica.
-- Así es -- dijo con alegría Jack.
-- Y el hombre de una pierna está cerca, ¿si? -- cuestionó Barba Negra al otro pirata.
-- Si -- sonrió y después se giró a verlos bien -- Ahora, para que te entregue las copas, tengo una o dos condiciones.
-- Nómbralas -- pidió el padre de Angélica.
-- Primera, devuélveme a Serena y mi brújula...-- sonrió -- No, no, no, esa es la segunda. Primera, vas a jurar jamás lastimar a Angélica -- comenzó a hablar.
-- No hago promesas con rufianes como tú, Sparrow, pero nada me cuesta admitir que ella jamás estuvo en peligro -- aclaró.
Jack tenía una mueca en su rostro pero prosiguió hablando-- Segunda, y para empezar, quiero a Serena y mi brújula de vuelta -- Philip frunció su ceño al escuchar el nombre de la muchacha -- Por favor, creo que lo merezco, ¿tienes idea de lo difícil que fue capturar al cerdo apestoso? No el más grande, el de cuatro patas -- aclaró.
Barba Negra le hizo una seña a su hija para que le devolviera la brújula, Angélica lo pensó pero le devolvió la brújula.
-- Gracias, ¿y mi hija?
-- Te dire después, ¿alguna otra condición? -- gruñó el capitán.
-- Uhh... si. Tercera, maestre Barba; hay ocasiones, no muy frecuentes, en las que reflexionó sobre mis horrendos pecados, muy en especial, admito lo mal que he tratado al señor Gibbs -- los tripulantes miraron al hombre que sostenía al cerdo -- Mi leal primer oficial...
-- Si, ya que lo mencionas, yo...
-- Lo deje pudriéndose en prisión -- interrumpió Sparrow a Gibbs -- No me importó y sigue así, pero, mi punto es que vas a dejarlo libre -- sonrió levemente.
Barba Negra lo miró algunos segundos -- ¿Eso es todo? -- Preguntó.
-- ¿Además de la ubicación de Serena? Creo que si. Corre o se va el cerdo y adiós a esos cálices -- advirtió.
-- Jack, si no te molesta, tal vez quieras...
-- ¡Hecho! -- aceptó el capitán.
-- Ya, suelta el cerdo -- Gibbs le quitó los cálices al animal con dificultad, luego lo soltó y le dio los cálices a Barba Negra.El pirata estaba a punto de marcharse, pero Sparrow le llamó la atención -- ¡Hey! ¿Donde está Serena?
Barba lo miro y le sonrió divertido.
-- Probablemente ardiendo en los manantiales -- la sonrisa de Sparrow se borró y rápidamente se dio la vuelta pero Angelica lo amenazo con su espada, por lo que a regañadientes tuvo que llevarlos a la fuente de la vida.
[ Saltó de tiempo ]
Philip había logrado salir de el lugar donde se escondía la fuente de la juventud, había salido herido en batalla.
Llegó a donde Serena se encontraba, parecía ser que estaba desmayada, camino unos cuantos pasos más y se dejó caer lentamente para luego arrastrase un poco hacia donde se encontraba la sirena, quedando frente suya.
-- Serena -- habló con voz rota mientras acariciaba el rostro de la joven -- Por favor, no puedes llevártela -- comenzó a deshacer el nudo en las cuerdas que apresaban a la de ojos verdes -- Si te la llevaste ya, entonces vas a traerla de vuelta -- deshizo el nudo y se agachó nuevamente a la chica, acariciando su mejilla -- Devuélvela, te lo pido, por favor... -- rezaba con tristeza, quería de vuelta a la muchacha, la necesitaba de vuelta.
Serena comenzó a despertar, cuando vio a Philip frente a ella lo examinó unos momentos antes de adentrarse al agua. Después de nadar durante varios minutos con una rapidez increíble, llegó hacia donde se encontraba la fuente de la juventud, nado hacia donde estaban los cálices y los observó unos momentos, estaban algo doblados pero aún servían; por debajo del agua observó a su padre buscar algo y salió del agua con los cálices en sus manos.
-- Serena... -- murmuró Jack.
-- Hola pa... Ten -- le extendió los cálices y Jack los tomó -- Usa bien mi lágrima... Por cierto, ¿aún tienes el pequeño frasco de agua dorada que hice? -- cuestionó.
-- Creo que si... -- Sparrow le regresó los cálices a la sirena y checo su ropa -- Creo que no... -- la muchacha lo observó con susto pero luego sacó el frasco -- Bromaa..
-- ¡Papá! No me asustes así -- le reclamo.
Jack tomó una copa y le dio el frasco que pedía para luego tomar el otro cáliz.
-- ¡Antes de que te vayas...! -- habló Serena -- No creo volver a nuestras aventuras de piratas -- le mencionó con tristeza.
Jack comprendió al instante -- Más vale que te cuide, sino le cortaré el cuello -- advirtió y luego le sonrió a la dama -- Se feliz mija y, si salgo vivo de aquí, nos vemos afuera en el mar, hablaremos un poco -- aclaró.
La chica acarició la mejilla de su padre y después se adentró al agua nuevamente. Bajo el mar miró el frasco y sonrió al ver que si era correcto; nadó hacía dónde estaba Philip.
Mientras con el muchacho, el rubio se acercó al manantial para limpiar su herida cuando entonces surgió Serena, con un rostro preocupado.
-- Estas herido... -- murmuró.
-- El cuerpo solo... mi mente está en paz... -- respondió el rubio con algo de dolor -- ... Por obra tuya.
-- ¿Mía? -- cuestionó incrédula la muchacha.
-- Si... -- asintió el muchacho -- Estaba solo... El viento, las olas... renuevan la fe Serena... para mi solo tu -- dijo honestamente mientras observaba a la sirena.
La muchacha se acercó a él y acarició su mejilla -- Philip... yo te salvaré, solo di que lo deseas -- pidió.
-- Solo te... pido una cosa -- acordó el joven y la muchacha asintió, aún preocupada.
-- Adelante, ¿que es? -- se acercó a su rostro al igual que él al de ella.
-- Pido tu perdón... si no fuera por mi no te habrían capturado -- se lamento. La joven le sonrió levemente y se elevó un poco, inclinándose hacia el.
-- Dilo...
-- Perdóname...
Serena selló sus labios y se impulsó hacia afuera del manantial, su cola de sirena desapareció rápidamente, más no se quedó desnuda, tenía un vestido blanco puesto que la cubría perfectamente. Se apartó del misionero y le dio el frasco dorado que le pidió a su padre.
-- Tómalo, solo así aceptaré tu perdón -- le enseño el frasco.
Philip miró el pequeño objeto y luego a su amada -- ¿Que es esto? -- cuestionó y la joven solo sonrió.
-- Tómalo amor mío, dije que te salvaría, ¿no es así? -- el joven asintió, destapó el frasco y lo bebió de manera rápida para después recibir un beso en los labios por parte de Serena.
Pronto, el dolor que sentía su cuerpo desapareció, se separó de la chica y miró su abdomen, no había herida alguna, esto lo dejó sorprendido.
-- ¿Como lo hiciste?
-- Una bendición me otorgó el poder de salvar gente con una gota de sol... quizás después te muestre como -- le dijo con una pequeña risa.
El muchacho sonrió y sujetó las mejillas de la muchacha, acarició ambas para después juntar sus labios. En medio del beso comenzaron a sonreír para luego comenzar a reírse, Philip se puso de rodillas y con cuidado sujeto a Serena de la espalda, luego sujetó sus piernas y se puso de pie, dio varias vueltas mientras ambos reían, pero de pronto Philip se tropezó con una estorbosa piedra y ambos cayeron al agua.
El rubio por la sorpresa tomó agua como si fuera aire y pensó que se ahogaría, más nunca pasó. Miro a su amada y ambos volvieron a la superficie.
-- Entonces era cierto... -- Philip miró a la joven, quien lo miró confusa-- Dicen que si una sirena te besa eres incapaz de morir ahogado y lo acabo de comprobar -- dijo con una sonrisa.
La chica negó con la cabeza mientras sonreía, miró al joven y lo abrazó.
Para el, este sentimiento era...
El amor de una sirena.
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