𝟲𝟬𝟲
Todo comenzó en el último año de medicina en la universidad Dhalia, ella era una chica seria o eso quería aparentar, nunca se relacionó con nadie ni tuvo muchos amigos. Era muy solitaria.
—Espera... Esa universidad no fue donde...
—si —le dije interrumpiéndola —, donde fue el mayor atentado para la ciudad.
—¿Qué tiene que ver ella con ese atentado? —preguntó Lorena.
—Porque ese suceso fue por culpa de ella. de Elizabeth.
—¿Por qué ahora decides hablar de ella, si antes no querías? —replicó Lorena mientras escribía en su libreta.
—Porque ella es el motivo por el que estoy aquí, y para entender mejor mi historia, primero debes saber quién era y por qué está conectada conmigo.
—Está bien...Te dejo continuar con tu historia.
Expreso Lorena sin siquiera despegar sus ojos de su libreta, no soltaba su bolígrafo en ningún momento, ni siquiera en la interrupción que me hizo.
No entiendo en que momento me enamore de ella, pero la confianza que teníamos era muy mutua, quizás por eso me contó esto, aunque sabía que había algo más oculto en ella. Secretos que no quería que supiera.
Su clase comenzaba con su materia favorita psiquiatría... Su maestro era de buen ver, era apuesto y su carácter fuerte atraía a las demás estudiantes, todas menos ella. Elizabeth tenía sus razones para odiarlo.
Había cierto rumor que rondaba en la universidad de que el profesor asesino a su esposa y a su hija, pero nunca encontraron pruebas para poder meterlo a la cárcel. Así que siguió libre y con su trabajo.
—Hablas del caso de Jhon Monae, lo pasaron por todas las noticias, su hija hasta el día de hoy sigue desaparecida —añadió Lorena dejando de lado su bolígrafo.
—Si... Ese mismo, aunque menos mal recibió su castigo —le dije mientras soltaba una pequeña carcajada.
—¿Crees que fue Elizabeth quien lo mato? —preguntó Lorena mientras retomaba su bolígrafo.
—Si. Ella mismo me lo contó.
Lorena se cruzó de piernas y me miro de reojo, luego continúo escribiendo. Su actitud ya empezaba a molestarme.
Me levante de mi asiento y agarre la silla para luego arremeter contra el muro de contención.
Ella ni siquiera se inmutó, solo se quedó en su asiento hasta terminar de escribir y apartar su bolígrafo. Luego se me quedo mirando.
—¿Pasa algo? —preguntaba Lorena con su mirada prepotente en mí.
—¡Ocurre que no aguanto tu postura de arrogante quedándote ahí escribiendo tus jodidas notas sin siquiera prestarme atención! —exclamé.
—¿Por qué crees que no te pongo atención? —preguntó Lorena.
—¡Solo te veo ahí anotando sin siquiera verme, y eso me jode mucho!.
—Tranquilo, solo anoto todo lo que me dices y doy mis análisis —respondió Lorena con una voz muy suave y apacible.
Me le quede viendo con ira, algo dentro de mí solo quería agarrar su cuerpo y romper cada uno de sus huesos, pero sabía que debía tranquilizarme. No podía dejarme llevar por la ira.
Tomé de nuevo la silla y la volví a poner en su sitio, luego me senté.
—Durante todo este tiempo que llevamos no has dicho mi nombre ¿Por qué? —le pregunté mientras agitaba mi pierna derecha.
—¿Acaso tú lo recuerdas? —preguntó Lorena.
—Yo... Yo... —por un momento balbucee
Me quede estático y pensando, no recordaba mi nombre ¿cuál era? ¿acaso tengo uno?
—¿Y bien? —replicó Lorena.
—No se... Cuál es mi nombre, lo he olvidado. Pero tu deberías saber cuál es —insistí.
—Lo hablaremos en una próxima sesión paciente 606 —expresó Lorena mientras guardaba su libreta en su bolso para luego agarrarlo.
—¿Tan rápido acabo la sesión? ¿mi nombre es un código? —le pregunté tratando de insistirle y me dijera algo.
—Lo hablaremos en una próxima sesión, espero logres pasar una buena noche.
Lorena se despidió de mi sin responder a mis preguntas, se marchó dejándome con las dudas que me encerraban en la cabeza. De forma que no logre dormir toda la noche.
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