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36.

—Jennie despertará pronto, ¿verdad? —le pregunté a Jane. — ¿Verdad?

Jane me miró fijamente. — No quiero mentirte, Roseanne, no puedo garantizarte eso. Podría despertarse mañana, una semana después o incluso después de diez años.

—Eso no puede ser cierto. — dije con palabras apenas audibles. Me limpié una lágrima que se deslizaba por mi cara.

El daño está hecho.

El asesino consiguió lo que quería.

Había dos personas claves que conocían su identidad.

Él mató a una de ellas y la otra estaba en coma.

Todo resultó en favor del asesino.

—Entonces, ¿qué vas a hacer? ¿Sólo darte por vencida? — pregunté.

—¡No! ¡Por supuesto que no! La investigación continuará con o sin Jennie. — puso sus manos en mis hombros en señal de seguridad. — Todo va a estar bien, tienes que ser fuerte.

—¿Cómo voy a serlo? — susurré.

Mi mejor amiga estaba muerta, y la mujer que amaba había entrado en coma con la posibilidad de que nunca se despertara.

Pensé que no podía mantenerme fuerte por mucho más tiempo.

Estaba sola en esto, y el asesino estaba ahí afuera.

—¿Puedo verla?

Jane se encogió de hombros. — Roseanne, es mejor que no lo hagas.

—¡Quiero hacerlo! ¡No puedes detenerme!

Y, por supuesto, no lo hizo.

A la siguiente hora estaba caminando por el largo pasillo del hospital hacia la habitación donde estaba Jennie

Cuando entré en la habitación y vi a Jennie allí acostada con todos esos cables conectados a su cuerpo, fue desgarrador y no podía soportar verla así.

Me quedé allí sentada durante unas horas hasta que Jane dijo que debía irme.

—Pero, ¿y si el asesino viene aquí y trata de matar a Jen? — pregunté.

—Tenemos dos guardias de seguridad fuera de la habitación. Un médico y una enfermera hacen rondas regulares. El asesino no podrá entrar. Le he dicho al personal del hospital que no permitan visitas aparte de nosotras.

Miré a Jennie.

Jane suspiró, comprendiendo mi dilema. — Vete a casa, Rosé. .

Lalisa y yo, habíamos discutido a menudo lo que usaría en su boda como dama de honor, pero nunca en mis peores pesadillas había imaginado que estaría escogiendo un vestido de mi guardarropa para su funeral.

Me miré en el espejo.

Mi cabello rubio estaba recogido en un moño, mi cara se veía cansada con los ojos hinchados.

Como si me importará.

Esa mañana había llorado todo lo que había estado conteniendo.

Casi me desmaye, pero JiMin me atrapó en sus brazos antes de que tocará el suelo.

Me abrazaba con fuerza mientras dejaba que se liberarán todas las lágrimas.

JiMin no dijo una palabra para tranquilizarme, al igual que nunca dijo una palabra cuando nuestros padres murieron.

Nos comunicamos mejor a través del silencio.

Estaba nublado esa mañana; el cielo de un feo tono gris como si mis sentimientos se transmitieran a través del clima.

Estaba sentada en el pasillo central de la iglesia donde reconocí a algunas enfermeras que habían sido amigas de ella.

La mayoría del personal de ForestVille estaba aquí, incluído el director, el doctor Lee.

Vi a la doctora Kim JiSoo sentada en el último pasillo, con un vestido negro. Su cabello rubio rojizo peinado pulcramente. Sus ojos estaban vacíos, no habían signos de tristeza o remordimiento.

Lisa no era muy cercana a ella, pero sabía que se llevaban mejor a comparación de JiSoo y yo.

De repente, sus ojos se encontraron con los míos en una fracción de segundo antes de girarme hacia el frente.

La iglesia se sumergió en conversaciones silenciosas.

Todos vestían de negro, sus caras blancas como sábanas.

Odiaba este sentimiento.

Era como si nada volviera a estar bien.

No importaba lo feliz que fueras en vida, un día llegaba su fin.

Para algunas personas sería trágicamente temprano, para otras más adelante en la vida.

Lo más importante era vivir la vida al máximo, sin arrepentimientos, y creo que Lisa había hecho precisamente eso.

Pensé en ella leyendo un libro, tomando un vaso de vino y preparando la cena mientras acaparaba un paquete de papas fritas.

Me reí al pensar en eso, y en ese momento me di cuenta de que no era lo mejor que podía hacer en un funeral porque todas las cabezas giraron hacia mí.

—Lo siento. — murmuré.

Vi a los padres de Lalisa que estaban hablando con un pariente lejano.

Su madre estaba especialmente angustiada, sollozando en un pañuelo. Las lágrimas rodaron por mis mejillas cuando recordé como solía bromear y burlarse de las cosas, especialmente de las otras enfermeras.

Todo esto parecía tan irreal.

El servicio fúnebre fue lento.

Ya había sintonizado la palabra de los ministros mientras recitaba el discurso ensayado.

Lisa habría tenido algo que decir sobre su peinado.

Dije algunas palabras en memoria de Lalisa, fue breve y dulce, directo al grano. No pude completarlo porque iba a llorar de nuevo.

Las caras de todos reflejaban simpatía, la madre de Lisa se aferró a su padre y sollozaba con fuerza.

Le di mi último adiós a Lalisa, mirando su rostro por última vez, pensando que abriría los ojos de golpe en cualquier momento.

Mientras colocaba su flor favorita en el ataúd, noté marcas de puntadas en su cuello.

Me quedé hasta después de que todos los dolientes hubieran respetado y que el ataúd llegará al suelo.

Mi corazón se rompió cuando observé como se paliaba la tierra encima del ataúd.

Empezó a llover. 

Retrocedí unos pasos y me refugié debajo de un gran árbol.

No ayudó mucho pues las gotas de aguas seguían empapando mi ropa.

Sentí una presencia a mi lado, y ya no me seguía cayendo la lluvia.

—Lo siento por lo que le pasó a Lalisa. — Kim JiSoo se paró asquerosamente cerca, sosteniendo el paraguas por sobre nuestras cabezas.

Su fuerte perfume asaltó mi nariz. Me sorprendió aún más extendiendo un pañuelo hacia mí.

La miré fijamente, atónita.

¿Y si rocío ese pañuelo con veneno para que yo muriera olfateandolo?

—Bueno, yo también lo siento. — respondí, secando mis lágrimas con el pañuelo.

No tenía ganas de hablar en ese momento y definitivamente no con alguien como JiSoo, pero realmente no quería hacer una escena en el funeral de mi mejor amiga.

—¿Hay alguna razón por la que estés siendo tan amable? Perdóneme, doctora Kim, pero es un poco hipócrita. No me soportas. — le recordé devolviéndole el pañuelo y apartándome un paso.

—Bandera blanca, Park. Comenzamos con el pie equivocado, dije algunas cosas horribles que no debería haber dicho y me disculpo por eso. — JiSoo dijo, dando un paso hacia mí.

Nunca pensé que viviría para el día en que Kim JiSoo, mi mortal enemiga, se disculpara conmigo.

—Quiero saber, ¿por qué eras tan mala conmigo?

—¿Quieres una respuesta honesta?

—Por supuesto que sí. — respondí.

—Estaba celosa de ti. Por la forma tan cercana en que eras con TaeYeon. Ella siempre hablaba de ti y me llenó de envidia porque quería tener tu lugar. Quería ser su favorita. Y luego, te gustaba Jennie Kim, a quién ella odiaba. Lo cual hizo que se distanciaran.

—Y eso te hizo feliz. — concluí por ella.

JiSoo asintió. — Sí, pero me di cuenta de lo equivocada que estaba, y de qué no tiene sentido en las constantes peleas. ¿Qué pasa si muero mañana? ¿O en unos pocos días? Todas esas peleas no serían  nada.

—¿Quién eres y qué hiciste con Kim JiSoo? — me burlé, mirándola de reojo.

—Tenemos un enemigo en común, Roseanne.

—¿Qué quieres decir?

—Exactamente lo que dije. Mucha gente murió, y podríamos ser los siguientes en la lista del asesino.

Fue la primera vez en la que estuve de acuerdo con JiSoo.

—Yo sé eso. — dije. — Honestamente, podría estar hablando con el asesino en este momento, y podrías estar riéndote de todos nosotros por no sospechar de ti.

Las expresiones serías de JiSoo se convirtieron en una sonrisa diabólica. — Me siento bastante halagada de que pienses que podría ser lo suficientemente inteligente como para ser la asesina, pero también podría decir lo mismo de ti. Tal vez el acto de los dos bandos es solo tu manera de distraer a los investigadores de ti misma. Tal vez tú eres la que se ríe de nosotros.

—¿Y crees que intentaría matar a Jen?

—Hablando hipotéticamente, es posible que tengas un motivo oculto. Si eres la asesina, atacar a Jennie Kim simplemente estaría a tu ventaja. Todo el mundo sabe que eres su BAE… o como ahora lo llaman. Nadie sospecharía de ti, así que es una buena fachada.

—¿Hablas seriamente? — la miré con disgusto.

—Dije que es hipotético. No estoy aquí para pelear. Acabo de ver algo anoche y pensé que debería advertirte. — JiSoo dijo cada vez más seria, el tono sensato estaba allí.

—¿Acerca de?

JiSoo se inclinó. — Anoche, cuando terminé con el turno de las veinticuatro, ví algo.

—¿Qué viste? — pregunté.

La curiosidad sacó lo mejor de mí.

—Recuerdo que alguien me dijo que viste una huella de zapato en el barro fuera de la casa de Lalisa.

—Casi como si alguien la matará y tratara de huir a pie. — agregué.

—Correcto. Pero me enteré de eso solo después de que se cometiera el asesinato. — bajó la voz aún más. — Una hora antes de que se escuchará la noticia del asesinato de Lisa, pasaba por la sección cerrada del hospital y vi a una mujer con huellas de barro. Estaba lavando frenéticamente las suelas de sus zapatos en el baño de mujeres.

—¿Quién era, JiSoo?

—Era… – miró a su alrededor. — Era la doctora Kim TaeYeon.

—No te creo. — dije de inmediato.

—Sabía que no lo harías. De hecho, yo no me lo creí tampoco, pero no es difícil conectar los puntos. Se fue temprano esa noche dando una mierda de excusa. Parecía que quería estar en otro lugar. — para probar su teoría, agregó. — ¿La viste en el funeral? También era cercana a Lalisa, ¿por qué no se presentaría en el funeral sino fuera la culpable?

Era cierto.

Había visto a casi todos, excepto a TaeYeon, y eso era bastante extraño.

—Deberías hablar con los detectives. — sugerí.

—Voy a hacerlo. Sólo quería advertirte. – dijo JiSoo. — Algunas personas no son lo que parecen ser.

¿Y si JiSoo estaba diciendo la verdad?

¿O era posible que su acto de paz fuera solo un farol para ocultar algo más?

Confiar en JiSoo era como confiar en una serpiente para cuidar de una docena de ratones bebés.

Mi cabeza comenzó a girar.

La idea de que TaeYeon era la asesina era demasiado inquietante.

Necesitaba hablar con Jane.

Me dirigía hacia mi coche cuando mi teléfono sonó.

Lo saqué, y limpie las gotas de lluvia que le habían caído.

Un mensaje de un número desconocido se iluminó.

Sólo tres palabras escalofriantes.

eres la siguiente:)

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