32.
-Estás son las reglas del juego. - declaró Jane. - Voy a dejar que corras y te escondas. Puedes intentar escapar del hospital si quieres. Si desciendes a la planta baja y le dices a alguien, se terminarán los juegos y le cortaré la garganta a Lalisa.
-¡No por favor! - le grité.
-Si logras salir del hospital, ganas. Si te encuentro, bien, pierdes. Y harás exactamente lo que yo te diga. Creo que es un juego justo.
-Puedo conseguirte la ayuda que necesitas, Jane. - le dije. - Por favor, no lastimes a nadie.
-Corre lo más rápido que puedas, Roseanne. - dijo Jane. - Te daré una ventaja de dos minutos.
Estaba parada en el pasillo de una manera relajada.
La cadena estaba colgando en el suelo.
La sangre goteaba por su brazo.
Las luces de arriba casi se habían pagado, dejando solo una luz tenue, haciendo una sombra en su rostro.
Era una imagen aterradora.
Me puse de pie y salí corriendo en dirección opuesta hasta el final del pasillo.
Los aullidos y vitores de los otros pacientes sonaron cuando presione los botones del ascensor.
-¡Vamos, vamos!
Decidiendo no tomar el ascensor, empuje la puerta hacia las escaleras de la salida de emergencia.
Podía escuchar a Jane gritando burlonamente. - Tres... dos... uno... ¡Aquí voy!
Escuché el extraño sonido de las cadenas que se arrastraban contra el piso.
Jane seguramente no sabía nada de la vieja ala abandonada que usaba el personal.
Corrí hasta el extremo más alejado del piso, entré a una habitación y cerré la puerta detrás de mí.
Escuché el sonido de las cadenas que se arrastraban.
El miedo me penetró profundamente como una navaja afilada.
No había experimentado el miedo de esa manera.
Jennie nunca había grabado el miedo dentro de mí como lo estaba haciendo Jane.
Con Jen, yo sabía que esperar, con Jane no.
Podría morir aquí y nadie lo sabría hasta que me vieran colgada en algún lugar como un trozo de carne en una granja.
Me estremecí ante el pensamiento.
No dejaría que eso pasara.
Tenía que lugar hasta que respirara por última vez.
Saqué mi teléfono de mi bolsillo y marqué el número de TaeYeon.
Sonó por una eternidad.
Intenté un par de veces más, pero ella no respondió.
Llamé a la agente Bae, y la llamada fue directamente al correo de voz.
Bae Soo-ji, deje un mensaje después del tono...
-¡Agente Bae! ¡Por favor ayúdeme!... es Jane... yo... creo que me matará y culpará a Jennie por eso. - dije por teléfono.
Me temblaban las manos cuando marqué el 119, pero mi teléfono se quedó sin batería.
Podría sentarme aquí en el ala abandonada por una eternidad y esperar, hasta que alguien se diera cuenta de que faltaba y que no contestaba mi teléfono.
Las posibilidades de que Jane me encontrará antes que la policía o el personal del hospital eran más altas.
Abrí la puerta y salí a la oscuridad.
Sintiéndome ansiosa y cautelosa por cada sombra y sonido.
Entré en el ala principal, dirigiéndome directamente a la oficina de administración.
Tenía que haber al menos una persona trabajando allí.
Antes de que pudiera abrir la puerta, ví una figura alta que pasaba por allí.
Jane estaba merodeando por el mismo piso.
Me escondí detrás de una pared y esperé.
Cuando el sonido de las cadenas desapareció, abrí la puerta de la oficina y entre.
No había nadie allí.
El sonido de los pasos se acercaba.
Me escondí debajo de la mesa rápidamente y mi respiración se intensificó.
-Esta bien, Roseanne. No te haré daño.
Le oí decir.
-Es una promesa. Pero cruza mis límites y espera morir. Puedes salir ahora, dije que no te lastimaré. Tienes mi palabra.
Cubrí mi boca con una mano y observé las imágenes en las pantallas montadas en la pared mientras ella merodeaba por la habitación.
No podía verme.
-¿Quieres jugar a las escondidas? Eso está bien para mí. Sabes, cuando era pequeña... siempre encontraba a los otros niños. Incluso a los adultos...
Se rió entre dientes, la misma voz con un encanto juvenil de la que me había enamorado, pero ahora la misma voz me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo.
La única diferencia era que está voz no pertenecía a la mujer que amaba.
Algo se estrelló ruidosamente.
Jane había roto las luces de emergencia, arrastrando la habitación en una oscuridad absoluta.
Se estaba acercando a donde yo estaba escondida.
Cómo si hubiera leído mi mente, alcanzó un palo de escoba y rompió la cámara uno, seguido de la cámara dos y la tres.
-Eso debería resolver el problema, supongo. Ahora no podrías saber si incluso estoy detrás de ti.
Las pantallas de volvieron estáticas y luego se volvieron negras.
Por el rabillo de mi ojo, ví sus zapatos caminar a mi lado.
Contuve la respiración y un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras me preguntaba que me pasaría si me atrapaba.
Unos minutos más tarde, oí la puerta abrirse y cerrarse.
Esperé unos segundos, por si escuchaba cualquier otro sonido en la habitación, pero todo lo que podía escuchar eran los latidos de mi corazón.
Con cautela, me arrastré desde debajo del escritorio para mirar alrededor y, afortunadamente, no estaba a la vista.
Dejé escapar un suspiro de alivio y me puse de pie, dando unos pasos hacia la puerta.
Una vez que salí de la habitación, corrí por el pasillo, para buscar ayuda de un médico o de alguien más.
Salí para encontrar las luces apagadas.
Había visto varias películas de terror, y siempre me había reído de las víctimas por ser demasiado crédulas o estúpidas, sin darme cue tan de que algún día podría estar en una situación igual.
Mi vida no era mejor que una película de terror.
Las luces parpadearon cuando intenté caminar en silencio, pero los sonidos de mis zapatos de lona resonaron en el pasillo vacío.
Oí pasos suaves detrás de mí, así que aceleré y di vuelta en la esquina cuando un par de fuertes brazos me agarraron.
Ella susurró. - ¡Te atrapé! Se acabó el juego, Anne. - hizo un sonido de asco. - ¡Vaya cursilería la de mi hermana!
Mi cabeza daba vueltas y un apagón total me rodeaba.
No podía decir qué día o hora era.
Por un momento, ni siquiera sabía lo que estaba pasando hasta que todo comenzó a volver a mí en flashes.
Yo entrando en la habitación de Jane para darle la comida.
Tomé una bocanada de aire y tosí.
-No quiero lastimarte.
Mi cabeza se volvió hacia la voz de la mujer.
-¿Me drogaste?
Mi voz apenas era audible para mí.
Mis manos estaban encadenadas a una silla.
Traté de moverme fuera pero comenzaron a lastimar más mi piel.
-¿Por qué haces esto, Jane? - yo pregunté. - ¿Entiendes que las personas van a notar que estoy desaparecida y van a comenzar a buscarme? ¡Una vez que me localicen, también te perseguirán! ¡Déjame ir!
Me pasó una sonrisa tímida.
Si no lo supiera mejor, pensaría que era genuina y que no era tan mala.
-No nos hagamos ilusiones, enfermera Roseanne. Nadie está buscándola.
-¿Cómo puedes estar tan segura? - yo pregunté.
Me miró fijamente unos segundos.
Se había cambiado el uniforme de pacientes por una simple camiseta blanca y unos jeans.
¿Dé dónde diablos consiguió esa ropa?
Acercó una silla y se sentó en ella.
-Solo necesito un poco de información.
-¡No vas a recibir nada de mí! - dije.
-¿Dónde está mi hermana Jennie? - preguntó.
-No lo sé. - dije, y esa era la verdad.
El infierno era el que sabía a dónde fue Jennie después de que ella abandonará mi apartamento aquel día.
-E incluso si lo supiera, no te lo diría.
-Estuviste cautiva durante casi una semana; seguramente sabes dónde enterró las víctimas o, en otro caso, arrojó partes del cuerpo en numerosos lugares. Quiero que me digas dónde.
-Ya te lo dije, ¡no lo sé! Y Jennie nunca mató a nadie. - dije. - Tú lo hiciste y culpas a Jennie, no entiendo por qué.
-Tengamos una conversación civilizada, Roseanne. Si me dices dónde está mi hermana, no te haré daño. Y si no me dices, bueno, eso sería poner a prueba mi paciencia.
Suspiré. - Si me quitas las cadenas, te lo contaré todo.
Jane se rió entre dientes, la diversión brillaba en sus ojos. - Es curioso como nuestros roles se invirtieron en cuestión de minutos. Dime, Roseanne, ¿estás temblando de miedo?
-Quítame esto y te hablaré de Jennie. - dije.
Recuperó una llave de su bolsillo, la abrió y rápidamente retrocedió ante mi puño antes de que pudiera conectarse a su cara.
No sabía cómo lo vio venir.
Era inteligente para esquivarlo.
-No uses esas antigüedades sobre mí. Tengo mucha experiencia para esa mierda.
Ni siquiera intentó detenerme cuando corrí a la puerta de la oficina y la abrí.
Me frote la muñeca en la que había estado esposada.
Allí iban a aparecer ronchas rojas.
Llegué hasta el final del piso cuando ví a la agente Bae y a la agente Choi caminando hacia mí.
Gracias a Dios habían recibido mi mensaje y habían acudido en mi ayuda.
-¡Agente Bae! ¡Oh, gracias a Dios! - exclamé.
Soo-ji parecía preocupada. - ¿Qué está pasando, señorita Park?
Señalé la oficina de administración. - Jane escapó de su habitación y amenazó con matarme.
Las agentes intercambiaron una mirada. - Vamos a ver el lugar.
-¡No! ¡No deberían! Jane es peligrosa, ella puede matarlas a las dos.
-Bueno, ya sabemos lo peligrosa que es si esa persona es realmente la gemela y no Jennie. - dijo Bae.
Bae estuvo de acuerdo. - Igualmente nos gustaría revisar el lugar. Puede venir con nosotros, señorita Park. Le aseguró que está a salvó con nosotras. La protegeremos con nuestras vidas.
Asentí y me quedé al lado de las dos agentes mientras caminábamos hacia la oficina de administración.
Cuando abrimos la puerta, Jane todavía estaba ahí, sosteniendo un arma.
¡Una maldita arma!
Allí supe que la mierda estaba a punto de caer.
La agente Bae y la agente Choi levantaron sus armas.
-Baja el arma y coloca las manos dónde pueda verlas. ¡Ahora!
Choi cerró la puerta detrás de mí.
Jane estaba estoica, sus expresiones no revelaban ninguna emoción.
Tal vez Jane se dió cuenta de que se había acabado el juego.
Colocó el arma en el piso, lenta y deliberadamente, levantó las manos.
-Bueno, estás buscando problemas otra vez, ¿no es así, Kim? - dijo la agente Bae.
-Simplemente no puedes no hacer drama. Mira, asustaste hasta el infierno a la pobre enfermera.
Esa fue Choi.
¿Qué estaba pasando?
La expresión sería de Jane cambió y se echó a reír. - Me conoces. - dijo de una manera práctica. - ¿Va matarme, agente Bae?
La agente Soo-ji y Jane se miraron la una a la otra en una batalla de miradas épicas.
-Deberíamos informar a la policía. - susurré.
La agente me miró y luego de nuevo a Jane, la tensión en la habitación se estaba gestando.
-Siéntese, señorita Park. - dijo, guardando el arma.
Le lancé una mirada de incredulidad a la agente Bae.
-Deberíamos llamar a la policía, agente.
Y luego hizo clic.
Miré de Jane a las agentes.
-¿Están juntas en esto?
Jane levantó el arma y se la guardó en la cintura, las agentes no intentaron detenerla.
Luego caminó hacia mí lentamente en la misma forma depredadora.
Di un paso atrás y luego dos.
-Permítame presentarme de nuevo, enfermera Roseanne. - extendió su mano. - Agente especial del FBI, Jane Kim. - sonrió.
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