31.
Tan pronto como escuché el nombre de Lalisa, le envié un mensaje de texto a JiMin para hacerle saber lo que estaba pasando y corrí rápidamente al hospital.
Todo el camino comencé a pensar.
¿Y si Lalisa estaba muerta de una manera espantosa?
¿Sería capaz de salir del trauma?
Cuando llegué al hospital, la recepcionista me dijo que había entrado con lesiones.
Lalisa estaba apoyada contra la cama, conectada a la vía intravenosa con una gran venda en el cuello.
Sus ojos estaban llenos de lágrimas y parecía agotada.
Me sentí tan aliviada de verla con vida que fui a sentarme con ella en la silla junto a la cama.
-Lili, ¿qué pasó? - pregunté.
Ella parecía estar en una especie de shock. - Fui atacada.
Ella ahogó una respuesta.
Lalisa miró a la distancia como si viera algo que no existía.
-Solo fui a buscar un medicamento para un paciente. Estaba oscuro, así que encendí y cuando fui al gabinete, alguien me golpeó por detrás. Cuando recuperé la consciencia, me estaban arrastrando de mi tobillo. - dijo y luego sollozó histéricamente, apretando mi mano con fuerza. - Estaba tan asustada, Rosé. ¡Pensé que iba a morir!
Intenté consolarla pero sus sollozos eran incontrolables.
-Le di una para, pero era más fuerte. Había sangre por todas partes. Era un cuarto oscuro y frío. - ella chilló.
-¿Quién fue, Lis? - pregunté. - ¿Quién te hizo esto?
Ella estaba diciendo algo incoherente, no podía entender nada. - Me habría matado.
-¡Lalisa, tienes que recordar quién lo hizo! - dije.
Ella me miró directamente a los ojos. - Fue Jennie.
No tenía ninguna duda en mi mente de que era Jane, a quién Lalisa se refería cuando dijo el nombre de Jennie.
Lisa definitivamente no era consciente de las gemelas.
Todos asumieron que Jane estaba muerta, así que era obvio que Jennie era la culpable.
La rabia corría por mi cuerpo.
¿Cómo podía Jane hacerle esto a su propia hermana?
¿No habría sufrido ya Jennie lo suficiente?
Si esto continúa, Jennie sin duda podría ser ejecutada por delitos que no había cometido.
Jane estaba muerta para el ojo público.
Me quedé con Lalisa hasta la noche, y cuando se quedó dormida, salí para tomar un café.
Vi a TaeYeon regañando a un pobre asistente médico.
Cuando me vio, sus expresiones se volvieron relajadas.
-Roseanne. - se me acercó.
-Doctora Kim.
Nunca la llamaba así a menos que estuviéramos en compañía de los superiores.
-Estoy tan contenta de verte, Roseanne. - dijo. - ¿La agente te contó todo?
Le di un asentimiento.
-Aunque me gustaría escucharlo de ti.
-Quiero que vuelvas a trabajar aquí, conmigo. - TaeYeon dijo con lo que asumí era sinceridad.
Tomó mi mano entre las suyas y la apretó. - Te necesito.
Analicé sus ojos.
Parecía ansiosa, casi desesperada porque me uniera de nuevo a su lado.
-¿Qué pasa, TaeYeon?
Se frotó las sienes. - Todo.
Atrapó mi muñeca y me llevó a un rincón. - Las controversias relacionadas con el hospital de ForestVille que rodean el caso Kim han sido malas para la facultad. ¡Una asesinada brutalmente en el hospital y la otra casi muerta! El personal está amontonando mi escritorio con renuncias y el doctor Lee no está nada contento con eso. Sé que has pasado por muchas cosas y es mucho pedirte, pero no puedo perderte también. Quiero que vuelvas a la unidad de Psiquiatría.
-¿Cuándo quieres que comience?
Vi el alivio cruzar sus rasgos.
Parecía tan cansada que me sentía mal por ella.
-Esta noche, si puedes. Por favor. Tengo poco personal. No se te asignará a un solo paciente. Lo único que debes hacer son las tareas de rutina.
-Está bien. Estaré aquí.
TaeYeon suspiró. - Siempre estaré en deuda contigo. Gracias.
Sonreí. - Es mi trabajo. No necesitas darme las gracias.
Parecía agitada. - Hay algo más de lo que me gustaría hablar contigo.
Cuando no dije nada, ella procedió. - No me siento cómoda con la doctora Kim JiSoo.
-¿A qué te refieres?
TaeYeon miró a su alrededor.
El personal y los pacientes pasaban por el vestíbulo.
Bajando su voz varios tonos más, continuó. - Ella fue la que encontró a Lisa cuando la atacaron. Aunque la memoria de Lalisa parece estar un poco empañada y en su mayoría está dando detalles de lo que cree que vió, no podemos estar seguros de sí es verdad.
-Es normal, TaeYeon. Fue atacada, probablemente no recuerda nada.
-No es solo eso. JiSoo estaba justo a su lado y ella seguía mirándola de forma extraña y Lisa desviaba la mirada, casi como si quisiera esconder algo.
Ahora eso era nuevo.
-¿Por qué Lalisa haría eso? - le pregunté. - No estás insinuando que es JiSoo la que está cometiendo los asesinatos, ¿verdad?
-Jennie estuvo encerrada toda la noche. Revisamos las cerraduras y nos aseguramos de ella. - dijo.
-No quiero ofender a JiSoo, pero no me parece tan inteligente y astuta como para planear y cometer asesinatos.
Había un toque de risa en los labios de TaeYeon. - Supongo que tienes razón, pero ya estado actuando de manera sospechosa. De todos modos, hablaré con JiSoo y veré qué es lo que está pasando. Una cosa es segura, no se puede confiar en nadie en esta facultad.
Esa tarde fui a casa y unas horas más tarde estaba de vuelta en el hospital con mi uniforme de enfermera.
Se sentía raro estar usándolo después de tanto tiempo.
Realmente extrañaba trabajar aquí.
El olor de las soluciones de limpieza era repulsivo para la mayoría de las personas, pero para mí, era reconfortante.
Me sentí como en casa.
-Bienvenida de nuevo, enfermera Roseanne.
MinJi, la recepcionista en la plata baja, me sonrió.
-Gracias, MinJi. - le dije, dirigiéndome hacia el casillero para guardar mis cosas.
Camine hasta el ala de la Unidad de Psiquiatría.
La enfermera jefe, JiWoo, estaba más que feliz de verme. La pobre mujer lo estaba pasando realmente mal con la escasez de personal.
Las enfermeras en esta área o bien solicitaron un traslado o bien entregaron su renuncia.
Prefieren vivir estando desempleados por un tiempo que arriesgar sus vidas a manos de una asesina psicótica.
No podía culparlos.
El único personal que quedaba ahora era JeNo, el enfermero encargado de Jane.
Allí estaba la tímida y bajita enfermera Hikaru a quien JeNo había apodado "enana" porque media un metro y medio.
Luego estaba Yuna, la enfermera con quién JeNo supuestamente estaba saliendo.
Con Lisa acostada en una cama de hospital, aquel era mi equipo de trabajo.
Casi había terminado el trabajo y decidí ir por otro café cuando Hikaru me llamó.
-Quiero pedirte un favor, Rosé. - ella dijo con ansiedad. - Y a cambio, cubriré tantos turnos tuyos como quieras en el futuro.
No entendía lo que había implicado tal desesperación, pero era el tipo de personas que siempre ayudaba a mis colegas.
A veces me preguntaba si mi amabilidad los había llevado a aprovecharse de mí.
Yo era demasiado agradable, Lalisa a menudo me decía que todos eran injustos conmigo.
En el caso de Hikaru, pensé que tenía que ser algo realmente serio. Ella era demasiado dulce como para pedir favores imprudentes.
-JeNo se tomó medio día libre, dijo que estaba enfermo, pero sabes lo astuto que es. - dijo ella en aparente disgusto. - Quiere que lleve la cena y los medicamentos a la habitación de Jennie. Te lo ruego, Roseanne, por favor, ayúdame.
-¿Cómo puedo ayudarte con eso, Hikaru?
-¡Me asusta! La forma en la que ve a todo el personal como si fuera a comerse a todos. - ella dijo. - Yuna fue a su habitación el otro día, Jennie dijo literalmente "BOO" y Yuna casi se orinó. Vi que se cambió de uniforme ese día.
Contuve la risa.
No podía reírme de la angustia de una enfermera.
Encontrarlo gracioso ya era lo suficientemente malo.
-Siempre se puede pasar la comida por la abertura de la puerta. No hay necesidad de que entres.
-Jennie no toma su comida de esa manera. El plato simplemente se queda allí desperdiciándose. La enfermera JiWoo no lo permite.
-¿Así que quieres que lleve la comida y la medicación a su habitación?
-Sí. ¿Lo harías? ¿Por favoooor? - preguntó.
Si me negará, ¿Ella estallaría en lágrimas?
Treinta minutos más tarde, estaba llevando la cena a la habitación de Jane.
Abrí lentamente, tomándome mi tiempo.
Jane estaba leyendo un libro.
No pude ver el título, pero sabía que estaba leyendo un libro de Stephen King.
-Si es puré de papas y salsa, puedes retirarlo. Prefiero comer mi pie que comer eso otro jodido día.
Ella había asumido que yo era JeNo; levantó la vista de su libro y me dedicó una sonrisa tímida.
-Es un placer verte de nuevo, nena. - dijo descansando en la silla como un gato perezoso un domingo por la tarde, sin preocuparse por nada del mundo. - Qué lamentable es que al final del libro, Jonh Coffey fuera condenado por delitos de nunca cometió.
Me tomó un tiempo para darme cuenta de que Jane estaba hablando sobre el libro The Green Mile.
Decidí hacerle una broma. - Sí. Las personas inocentes son culpadas por los crímenes que a menudo nunca cometieron simplemente porque estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Ella se rió entre dientes, con una voz extrañamente familiar.
Si cerraba los ojos, podría apostar a qué pertenecía a Jen y un doloroso anhelo me invadió.
-No sucede conmigo. Supongo que me culpan por los crímenes que cometí. Desafortunadamente no pudieron encontrar a un John Coffey aquí.
Coloqué la bandeja de comida y medicamentos. - Es un pastel de carne y verduras. Espero que esté a la altura de tus estándares. - la molesté.
-¿Qué pasaría si no? - preguntó. - ¿Me conseguirías un Bic Mac? Podrías hacerles unos cuantos favores a una ex-amante.
Doblé los brazos sobre mi pecho y la observé.
Señaló la bandeja de comida. - ¿Te importaría traer la bandeja aquí?
Levanté la bandeja y camine hacia ella.
Lentamente, manteniendo mi ritmo casual y coloque la bandeja de comida en la mesa.
Un toque de sonrisa estaba en sus labios, sus ojos seguían cada uno de mis movimientos.
Podía sentir mi miedo y lo supe.
La postura de Jane, la forma en que mantenía su mirada fija en mí, estaba claro que pensaba que era ella la que mandaba aquí, a pesar del hecho que estaba encadenada.
Las gemelas tenían mucho en común y nada al mismo tiempo.
-¿Puedo pedirte que me las quites? Prometo comportarme.
-Eso no sucederá. - dije. - Las cadenas no son un inconveniente. Se que puedes moverte bien sin que las quite.
Ella me seguía mirando fijamente. - ¿Lo saben?
-¿Saber qué?
-Nuestro pequeño secreto.
Tenía que recordarme a mí misma que Jane asumía que yo pensaba que era Jennie.
-No sé de qué diablos estás hablando.
-Me follaste y yo te folle.
-Jane, se quién eres y también que apestas al actuar como Jennie. - dije.
Si Jane se sorprendió, no lo mostró en sus facciones.
Una lenta sonrisa se dibujo en la esquina de sus labios. - ¿Qué te lo dijo?
-El beso. No pudiste devolverme el beso y definitivamente no fue alucinante como lo era con Jennie. - confesé.
-¿Mi hermana sabe que me besaste?
-No, y preferiría que lo mantengamos así. - dije.
-Podemos cambiar tu manera de pensar. - ella se rió. - Estoy segura de que puedo mostrarte algo mejor que alucinante. Tengo una docena de personas que pueden responder por mí.
-Quienes estoy bastante segura de que fueron cortadas en pedazos o están tan asustadas que no quieren hablar.
-Heriste mis sentimientos.
Suspiré.
Me indicó su cama. - Siéntate y háblame por un rato, enfermera Roseanne.
Me acomodé en la silla.
No quería ir a ninguna parte cerca suyo.
-¿Por qué mataste a todas esas personas? - pregunté abiertamente.
Ella se echó a reír. - ¿Crees que lo hice?
-Sí. No tengo ninguna duda al respecto. - la presione más. - ¿Por qué intentas culpar a Jennie? ¡Ella no mató a nadie!
Bien, quizás admitió haber matado a tres personas, pero al menos no eran personas inocentes, pero Jane no necesitaba saber eso.
-¿Qué pasa si te dijo que si fue Jennie quien lo hizo?
Todas las huellas de humor habían desaparecido de sus expresiones.
-Confió en Jennie. - dije.
-Esa es tu decisión. - dijo Jane. - ¿Sabes cuán mal se comportó en la escuela secundaria y la universidad? ¿Sabes que envío tres niño al hospital por un ataque de ira? ¿Tienes idea del alcance de violencia que puede Jen infingir en tan solo unos segundos?
-Eso está en su pasado. Me ha contado todo al respecto. Y también me dijo que tú padre, MinJoon, siempre te prefería. Y que querías tener éxito en la compañía.
-Cierto. - hizo un tictac en el aire. - Y cierto. Yo quería la compañía. Pasado. Ya no.
-¿Entonces que es lo que quieres?
-El tiempo te lo dirá, Roseanne. - dijo, levantó las manos de nuevo. - ¿Me liberas?
Me puse de pie. - No puedo hacer eso, Jane.
Se frotó los dedos en las muñecas. - Te lo estoy pidiendo amablemente.
-Creo que habla en español la primera vez que dije que no. Déjame intentarlo en inglés, francés, alemán y ruso. Not, No, Nein y Nyet. Espero que eso quede claro.
-Puedes probar italiano, lo entiendo mejor. - ella sonrió, sus ojos se volvieron más oscuros. - Pensándolo bien, no creo que necesite que las abras.
Fue entonces que me di cuenta de que Jane había estado jugando un juego conmigo, ganando tiempo.
Di un paso atrás y luego otro.
Tiró de las cadenas una vez, dos veces, y se liberó de ellas.
Antes de que pudiera cerrar la puerta, ella salió de la habitación.
Me tropecé y caí de rodillas.
Las luces empezaron a apagarse una tras otra.
¿Dónde estaban los guardias de seguridad?
Le di un vistazo.
Pude ver su figura de pie en medio del pasillo, las cadenas colgando de ella.
Se limpió la mano herida en sangre.
-Corré tan rápido como puedas, Anne. Te daré una ventaja de dos minutos.
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