
Adiós
Apenas la puerta se abrió Peter se lanzó hacia los brazos de Quentin para llorar desconsoladamente.
Beck se quedó estático, cuando Peter le había llamado media hora atrás pensaba en el sentido literal de la palabra. Se asustó y creyó que se aparecería en su puerta con heridas graves pero ahora estaba un poco más que confundido que al principio.
No era una persona buena para consolar y no era muy demostrativo tampoco, pero ver el rostro destrozado de Peter sintió que algo le movió todo su interior.
No supo cuantos minutos paso con el menor aferrado a su cuerpo mientras se limitaba a acariciar su espalda.
Lo despego un poco ahuecando con sus manos el rostro empapado en lágrimas. El pequeño Rogers-Stark mantenía la cabeza cabizbaja, mientras gimoteaba tratando de calmarse.
—¿Puedes decirme que ha pasado cariño?
Beck trato de levantar su rostro pero Peter se negó. Necesitaba tan solo unos segundos para sentirse seguro y a salvo para poder hablar, quería encontrar un poco de calma en esa noche tormentosa.
—Traeré un poco de té para ayudarte a tranquilizar, ¿está bien?
Peter asintió tímidamente.
No conocía mucho a Quentin. No más allá de ser compañeros de trabajo en unas cuantas misiones y cuando lo miraba en SHIELD. Para todos era un misterio. Tal como su seudónimo. Más allá de ello, siempre defendía ante todo aquel que criticaba, la postura que el hombre de espesa barba tenía en no compartir su vida con extraños como lo eran ellos, ahora, entendía que tener una vida apartada como la de él era lo mejor, vivir resguardado en la burbuja que Beck solía vivir era una buena opción para no salir lastimado como ahora lo estaba siendo él.
—Tenías razón Quentin—hablo Peter apenas lo vio por el rabillo del ojo entrar a la habitación—. Wade no era una persona para confiar.
—¿A qué te refieres?
—Wade estaba engañándome—confeso despacio mientras sentía como poco a poco el nudo en su garganta comenzaba a formarse—, con mi padre.
Alzo su vista clavándola en las orbes azules del mayor que ahora lo miraban entre una mezcla de horror, angustia y preocupación.
Volvió a sentir como si mil agujas se enterraran en su corazón haciéndolo sangrar a chorros.
—¿Qué?—apenas pudo pronunciar—. Peter...
Y volvió a quebrarse frente a Beck, sollozando en silencio. ¿Acaso nunca se iban a terminar sus lágrimas? Podía jurar que a ese paso acabaría deshidratado y en su condición no era para nada bueno.
El castaño mayor lo atrajo a sus brazos mientras trataba de darle algo de consuelo acariciando su espalda. Peter pego su mejilla al hombro del mayor aferrándose a él, queriendo encontrar un poco de paz, pero sabía que para volver a tener esa palabra en su vida tendría que pasar mucho tiempo.
La ausencia de palabras y solo el sonido de los hipidos y respiración entrecortada le dieron algo de tranquilidad al menor.
—No tienes idea de cuánto me duele esto Quentin—sollozó aún pegado al cuerpo del castaño mayor—. Escuchar a Pops Steve decirlo fue algo horrible—dijo—. Y aún más ver los videos donde esos dos... donde ellos se besaban y no les importaba nada.
—Lo siento Peter, de verdad lo siento tanto—contesto mordiéndose los labios.
—Te juro que no quiero odiarlos, pero... ellos dos... él era mi familia, mi padre y no le importe—esa palabra calaba tan hondo en su interior.
¿Cómo su padre no había visualizado el daño que le iba hacer cuando él se enterara? ¿O acaso pretendía esconderle aquella mentira?
—¡Mierda!—exclamo el mayor, casi asustando a Peter—. Me da tanta rabia que estés pasando por ello, porque eres alguien extraordinario. Peter solo ves lo bueno en las personas, eres alguien tan noble y lindo.
—Y eso al final no sirve de nada—contesto en un hilo de voz.
—No tienes por qué atormentarte Peter—acaricio sus manos y el castaño menor lo vio por unos segundos aun con sus ojos cristalizados—. Tú no tienes la culpa.
—Lo sé, lo sé—susurro—, pero aun así me culpo de ser tan estúpido por no haberme dado cuenta que Wade no era un tipo para mí, que no iba a dejar su vida por mí, que yo no iba a ser su prioridad y mucho menos su...—calló al instante.
Beck frunció el ceño ante las palabras del muchacho y aferro aún más su agarre para darle un poco de confianza.
—¿Su...?—misterio intensifico su mirada y Peter se sintió intimidado.
Se sentía tan vulnerable en esos momentos y el peso del abrumador secreto que cargaba en sus hombros estaba reventando casi como un globo.
Peter lo medito por unos segundos con la intensa mirada de Beck calándole hasta los huesos mientras el mantenía esa mirada de borrego a medio morir. No sabía si estaba listo para hablar pero tal vez Quentin era una persona en la cual podía confiar y si no, ¿Qué más podía perder?
—Quentin yo...—jugueteo con sus dedos mientras encontraba una forma de decirlo y que no sonara tan dramático—. Estoy esperando un hijo de Wade—su voz fue apenas audible pero aun así fue lo suficientemente alta para que el de ojos azules escuchara.
El mayor jadeo sorprendido.
—¿Qué piensas hacer?
—No sé, es decir, lo quería. Lo quiero Quentin. Él no tiene la culpa de lo que su padre haya hecho pero aún hay más...—trago saliva mientras limpiaba sus lágrimas y aparaba su vista del mayor—. Hace un par de semanas... mientras iba a mi segundo chequeo... algo surgió—su voz se apagaba poco a poco y el de ojos azules pudo sentir un escalofrió en su cuerpo. Ni siquiera sabía porque le importaba tanto lo que le pasaba a ese chico—. El doctor dijo que algo estaba mal conmigo, yo... tengo leucemia—ahogo un suspiro mientras alzaba su vista.
En medio de todo ese caos, su mundo se estaba derrumbando poco a poco al mismo tiempo que la vida se le iba de las manos.
—Peter...—sintió una opresión en su pecho, no entendía porque tenía que sucederle eso al chico. Él no lo merecía—. ¿Alguien lo sabe?
Peter negó casi de inmediato.
—Planeaba decírselo hoy a Wade, lo de mi embarazo—aclaro, absorbiendo su nariz—. Pero no lo de mi enfermedad. No pensaba decirle a nadie.
—¿Y cómo lo ibas a enfrentar tu solo?—más que una pregunta había sido como un regaño o al menos así es como había sonado para el menor, después de todo estaba muy sensible por las hormonas y por lo que estaba pasando en su vida—. Esto es muy peligroso Peter.
—Iba a llevarlo hasta lo que mi embarazo lo permitiera, después de todo, no hay mucho que se pueda hacer en mi estado y tampoco quería hacerlo, no si eso significaba perder a mi hijo. Además acorde llevar el tratamiento con mi doctor en secreto, sobretodo porque no está muy avanzado—dijo encogiéndose de hombros, como si ya no le importara nada de ello—. Siempre soñé con tener hijos, ¿sabes? Me encantaba planear el futuro junto a Wade cuando mirábamos el atardecer sobre algún edificio de la ciudad y él también se emocionaba por ello—rio con falsedad—. ¡Mentiras! Solo se burló de mí. De mis estúpidas ilusiones de adolescente. Yo jamás fui lo suficiente para él... yo jamás... lo fui Quentin.
Misterio trago saliva mientras lo volvía atraer al menor hacia sus brazos en silencio. Se sintió terrible por la situación de Peter. Era tarde para arrepentimientos, el daño estaba hecho. Y aunque un alma tan buena y dulce como Peter Rogers Stark no debía sufrir, lamentablemente había tenido que pagar las consecuencias.
—Vámonos Peter—pidió tomando con sus manos el rostro del menor con desesperación—. Acompáñame a mi dimensión, puedes curarte, puedes tener a tu hijo, puedes dejar todo atrás.
El castaño menor lo vio con incredulidad y con un poco de desconfianza.
—¿Irme?—cuestiono—. No puedo, yo...—¡Dios! Se sentía tan estresado y abrumado en esos momentos como para tomar alguna decisión coherente pero algo que si era cierto es que no quería seguir en un mundo donde en un futuro tendría que ver en los encabezados de los medios de comunicación más importantes el romance de su padre y ex novio—. Mi padre, Pops. Yo no puedo dejar a Steve así como así, no... él me necesita y...
La idea de irse le rondo la cabeza los siguientes minutos. Lucía atractiva, alejarse de toda esa mierda que ahora vivía era buena opción pero a su vez, no quería huir como un vil cobarde.
—No tienes muchas opciones Peter—afirmo Misterio tratando de convérselo—. Lo mejor es aceptar mi propuesta. Vámonos.
La presión en su pecho comenzaba a sofocar al menor. Se sintió un poco mareado y con ganas de vomitar. Todo lo que había vivido esa maldita noche estaba acumulándose como una bola de nieve gigantesca que corría detrás de él acechándolo.
No solo era él ahora, desde hace varias semanas había dejado de ser solo él. Además, su enfermedad estaba como otro maldito obstáculo en su vida queriéndose apoderar de él. ¿Por qué demonios todos querían lastimarlo?
Sus manos comenzaron a sudar y la ansiedad a apoderase de su cuerpo.
Estaba en una delgada línea en la cual no sabía hacia donde cruzar, ¿realmente la propuesta de Quentin era una buena opción?
Se sintió desesperado hasta que finalmente colapso.
—Está bien, está bien—asintió con frustración aunque aún dudoso de sus palabras—. Vámonos Quentin.
Beck le regalo una pequeña sonrisa, cambiando su actitud un tanto desesperada a una más tranquila. Lo volvió atraer hacia sus brazos mientras besaba sus delgadas hebras castañas.
—Vas a estar bien Peter.
Más que unas simples palabras, había sido una promesa. Una en la que solo él sabía el verdadero significado.
(◦◦◦)
El ruido estruendoso de las cosas callándose, los vidrios estrellándose contra el suelo y los gritos llenos de culpa eran lo único que se escuchaba en la cabaña.
Tony lloro desconsoladamente, dejándose caer al piso en medio del desastre que había hecho. No soportaba el peso de culpabilidad sobre sus hombros. Ver el rostro destrozado de su hijo y las lágrimas que Steve derramaba por su culpa había sido suficiente para ahora sentirse ahogándose en la miseria que él junto a Wade habían provocado.
Tuvo todo en sus manos para detenerlo pero la invitación a lo prohibido, la tentación, había ganado sobre él.
Escuchar las palabras que salieron de la boca de su hijo, aquellas donde había proclamado el desprecio y el odio que sentía hacía él, aquella mirada furiosa llena de odio, todo eso se sentía como mil puñaladas en su corazón.
Apretó más el retrato de su familia que mantenía entre sus brazos y bebió el resto del alcohol de la botella que tenía en su mano. Quería ahogar sus penas, tal vez así olvidaba lo hijo de puta que había sido, tal vez así podía disminuir todo el dolor que había causado.
Sintió una mirada ajena observándolo, subió la suya y encontró las orbes de azules teñidas de rojo, sus ojos hinchados mientras su rostro reflejaba todo el dolor que estaba sintiendo.
—Steve...—apenas pudo susurrar.
Tenía un nudo en su garganta que delataban las ganas de llorar que mantenía atascadas en su interior.
—No Tony—el rubio negó—. Basta.
—Por favor...—suplico, arrastrándose hasta quedar frente a sus pies.
—¿Por favor qué?—Steve rio con un tono irónico— Ya tuve suficiente de ti. Ya escuche lo que tenía que escuchar. ¿Acaso quieres destrozarme más? ¿Quieres humillarme más?
—Esto también me duele a mí Steve. Me equivoque.
—No seas descarado Anthony, seguro que esto era lo que querías, ¿o no?—la mirada penetrante y furiosa del capitán era algo que el castaño jamás, ni en los momentos más tensos de Steve había visto, tembló de miedo—. Deja de hacerte la maldita víctima—gruño tomándolo del brazo con brusquedad—. Porque tú eres el único culpable de haber destruido a esta familia, destruiste a nuestro hijo y me destruiste a mí—escupió con rabia sus palabras soltándolo con rudeza.
—No quise llegar tan lejos.
—¡Pero lo hiciste!—grito el soldado con rabia en su voz—. Ya, todo está como tú y ese imbécil querían—ni siquiera podía pronunciar el nombre del amante de su esposo porque la sangre le hervía—. Descuida, no te preocupes por Peter y por mí, si al menos tienes la decencia de verdaderamente preocuparte por nosotros porque no me sorprendería que todo esto también fuera una más de tus mentiras. Lo superaremos, te lo aseguro—afirmo con un poco de calma— pero tú...—se agacho quedando a la altura del castaño, extendió su mano hacia su rostro y lo tomo con delicadeza mientras lo miraba con tristeza y algo de compasión. El castaño disfruto por un momento su toque—, tú Tony Stark, vas vivir con este recuerdo miserable de haber perdido todo por un desliz para toda la vida—quito su mano como si la piel del menor quemase dejando un vacío enorme en el interior del castaño.
Sus palabras habían sido tan crueles y dolorosas pero las acepto, porque sabía que las merecía.
Tony se quedó ahí, con la espalda recargada en la pared mientras ingería el alcohol de la botella que mantenía a su lado, desde ahora, su fiel acompañante. El silencio era abrumador pero se compensaba con los movimientos de Steve a lo largo de la habitación mientras empacaba sus cosas. Siguió cada movimiento con su mirada, tan perdida como su alma. Eso, ya no se sentía como su hogar, sentía que nada de ahí le pertenecía.
La maleta de Steve fue puesta en el suelo y sintió los pasos apresurados hacia la salida, el rubio huía de él, casi como si él fuera una bomba de tiempo a explotar, el rubio lo estaba dejando atrás.
—Adiós Tony Stark—escucho la voz Steve al borde de salir por la puerta.
Su corazón crujió despacio al escuchar aquellas palabras, como el ruido de las hojas de otoño ser pisadas sin piedad e irónicamente, él era quien no había tenido piedad.
Sabía que había sido su fin, que no iba a volver. Era su despedida, así, simple pero demasiado dolorosa.
¿Eso era lo que había querido? ¿Tener un futuro junto a Wade? ¿En realidad lo amaba o solo había sido un capricho más?
Lo único que sabía era que nada de sentía bien, todo estaba mal y en realidad se preguntaba si la vida le alcanzaría lo suficiente para conseguir el perdón de su hijo y del hombre que lo amo con todo su corazón.
(◦◦◦)
Días después...
—¿Estás seguro que vas a estar bien?—pregunto Steve tomando de los hombros a su primogénito.
—Mejor te hago esa pregunta yo a ti pops.
Steve suspiro regalándole una sonrisa ligera mientras apartaba su mirada un poco.
—Estuve solo mucho tiempo, perdí muchas cosas desde que era un joven debilucho, creo que puedo enfrentar esto y más cariño—afirmo con un deje de seguridad en su voz—. Tú eres el que realmente me preocupa y... no confío tanto en Quentin—susurro despacio.
—Sé que es un poco extraño pero... uno nunca termina de conocer a las personas, creo que estás de acuerdo con ello, ¿no?
—Tienes razón—asintió aun con esa intranquilidad en su pecho—. Pero eres mi único hijo cariño, mi pequeña arañita.
No hubo mención de los dos individuos que habían causado tanto daño en sus vidas y eso era lo mejor. Las llamadas de aquellos dos hombres habían abarrotado sus teléfonos pero simplemente las suplicar y mentiras que tenían por decir no querían escucharlas.
—¡Pops!—espeto un poco sonrojado.
—Y siempre me voy a preocupar por ti—lo envolvió entre sus brazos mientras se aferraba a él con todas sus fuerzas—. Te voy a extrañar Pet.
—Puedes venir con nosotros pops—levanto un poco su rostro para encontrar las orbes azules de su padre observándolo con tranquilidad.
—No puedo—negó el rubio—. Ya me canse de huir y despertar en otros tiempos. Supongo que... tendré que enfrentar mi nueva realidad, aquí.
Peter lo volvió a abrazar con todas sus fuerzas.
—Pops...—el castaño lo medito unos segundos. No le había hablado a su padre de que sería abuelo, ni mucho menos de su enfermedad pero... eso solo sería una razón para que Steve no lo dejara ir y realmente él no quería estar ahí, tampoco quería hacerlo sufrir aún más, así que mejor calló—. Te amo.
—Yo también te amo cariño—susurro besándole sus cabellos—. No dudes que sacrificaría mi felicidad por la tuya Peter.
Los ojos del castaño se cristalizaron. Las despedidas siempre eran dolorosas y más aún cuando sabía lo mucho que su padre y él estaban sufriendo.
—Es hora Peter—Quentin entro interrumpiendo la despedida padre e hijo.
El castaño menor se alejó caminando hacia Beck.
Steve lo vio alejarse mientras aguantaba las ganas de pedirle que se quedara a su lado pero para él eso sería un acto egoísta. Al menos uno de los dos tenía que ser feliz y mil veces prefería que fuera Peter.
Segundos después, lo vio desaparecer.
El adiós más doloroso definitivamente había sido el de su hijo.
Quentin observo a Peter por unos instantes a su lado, podía sentir el temor emanar de su cuerpo y lo sintió tanto.
Sintió haber sido él el culpable de tanta desdicha en el pequeño castaño, porque si Tony Stark y Wade Wilson se habían enamorado había sido solo culpa de él.
Sentir el rechazo de Tony tiempo atrás por culpa del gran amor que le tenía a Steve Rogers solo lo hizo enfurecer y jurar darle una venganza que hiciera pagar la humillación que él había sentido al ser despreciado por ese hombre.
La primera vez que había viajado a la dimensión 616, se encontró maravillado con muchas cosas pero Tony Stark fue el que más capto su atención. Ese hombre de piel acanelada y pestañas rizadas había sido su perdición.
Si había decidido quedarse un tiempo en esa dimensión solo había sido por aquel vanidoso hombre. Cuando quiso acercarse a él, se encontró con un tipo arrogante pero demasiado intrigante, solo le hizo despertar más su atracción hacia él.
Trabajo en su empresa por un tiempo, quería conquistarlo pero el castaño estaba enamorado de alguien más, su compañero de equipo, el gran Capitán América. Demasiado patético.
Trato de convencerlo, que él era su mejor opción pero el hombre lo rechazo una y mil veces. Nada de lo que hacía era de su agrado, no lo quería y sus desprecios solo se fueron acumulando.
Todo el amor que le había tenido alguna vez, se había convertido en una gran bola de odio. Así que juró vengarse, destrozarle el corazón tal como lo había hecho con él cuando lo vio follando con el capitán en su oficina mientras lo miraba cínicamente, burlándose de él.
Ahora Tony estaba solo, tan solo y destrozado como él se sintió. Mientras que él tenía a su más grande tesoro.
Cuando Tony lo vio de regreso, hizo como si no lo conociera, quiso borrar que alguna vez habían tenido contacto alguno, como si nunca lo hubiese lastimado.
Había tardado muchos años en construir su venganza. Sabía que lo más preciado para Tony era su único hijo. Peter era su debilidad, su todo. Él era la clave.
Manipular la mente de Wade no había sido tan difícil y aunque con Tony fue un poco más costoso, lo consiguió.
Ambos habían caído directo en su sucio juego.
Wade solo fue una pieza desechable, el verdadero objetivo era Tony y Peter solo había sido una víctima colateral, él era el único que lo hacía sentir mal.
Peter no merecía todo el daño que le había causado por una estúpida venganza pero a veces las cosas tenían que ser diferentes, A veces solo alguien tenía que tener la mala suerte de estar en algún lugar equivocado y ser lastimado.
Las palabras que había escuchado salir de la boca de Steve eran verdaderas. Él no era alguien en quien se podía confiar.
—Quentin—escucho la voz del castaño llamarle mientras él seguía con la mirada perdida observándolo.
Salió de su trance y se dio cuenta que ahora estaban en su dimensión. Esa en la que nunca debió salir.
—Bienvenido a tu nueva vida Peter—fue lo único que pudo decir.
𝐅𝐈𝐍
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Lo siento tanto por abandonarlas. Últimamente he tenido mucha ansiedad y he andado muy triste. Además de tener bloqueos de ideas.
Espero poder enfocar mis energías en la escritura y dejar mis malos pensamientos aun lado.
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Se esperaban este plot twist?
Se los juro que uno de mis retos fue encontrar una canción que quedará con el capítulo, aun así la que puse no me convenció tanto.
Xoxo,
L🥀.
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