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IV. Disculpa

El miedo inundó el rostro del pelinegro, el terror se retrató en sus pupilas y por segunda vez en siglos, sintió cómo sí su corazón se detuviera, aterrado, giró su rostro en dirección al chico castaño que aún se encontraba en el lodoso suelo, observándolo con el mismo terror que hace segundos atrás.

La mirada de Seonghwa se paseaba rápidamente entre la del chico castaño, el suelo lodoso, los alrededores y su persona, alerta, esperando que el dueño de la voz apareciera. El miedo le nublaba el pensamiento, por lo que cerró sus párpados intentando tranquilizarse, siendo esto vano, pues un viejo recuerdo hizo acto de presencia, logrando alterarle más.

"—Y-Yo no creo que seas un m-monstruo."

Un jadeo de dolor escapó de los labios del pelinegro, abrió sus ojos con sorpresa al sentir un metálico sabor acariciar su paladar, un nuevo escalofrío le recorrió desde la punta de sus pies hasta la coronilla, su cuerpo se tensó, arañó con fuerza el suelo bajo él y enterró sus dedos en el lodo.

Sus colmillos habían salido.

Rápidamente Seonghwa se tapó la boca, sorprendido y asustado por la reacción que su cuerpo estaba mostrando, temblando ligeramente, elevó su mirada hacia el joven castaño, quien le miraba apenado y confuso, sin dejar de lado aquel destello de temor.

Sintiéndose totalmente humillado, el pelinegro dejó de temblar y miró enfurecido al chico castaño, aquella chillona voz que tanto le molestaba, volvió a sonar detrás de ellos, y un sentimiento que Seonghwa conocía muy bien, se implantó en sus adentros, temiendo por el castaño frente a él.

Seonghwa pensó velozmente, pasó su mirada de Hongjoong al lodo y una idea se cruzó por su mente, tomó un puño de lodo y lo embarro en sus rostro, ocasionando que este entrara en sus ojos, soltando un quejido por la intromisión a sus retinas, levantó su rostro en dirección a Hongjoong.

—Corre, corre tan rápido cómo puedas y no te detengas, huye, ¡Corre Hongjoong! —gritó en un susurro el vampiro.

Hongjoong estaba estático, su respiración estaba estancada, el miedo le había paralizado por millonésima vez, aquellos colmillos le hicieron temer por su vida, pero al escuchar aquellas palabras del pelinegro logró reaccionar, acomodándose la mochila se puso de pie y preocupado por el vampiro se acercó a él, pues este cubría su rostro y emitía quejidos bajos.

Estaba llorando.

El castaño claro lentamente fue acercándose hacia el vampiro, se puso delante a él y quitó las manos del rostro ajeno, los ojos rojizos brillaban con intensidad, y traicioneras lágrimas se escapaban de ellos, la mirada del pelinegro emitía dolor y pérdida en su máxima expresión, compadeciente, Hongjoong tomó de las mejillas al vampiro, miró aquellos orbes rojizos que yacían dilatados y quienes al toparse con los mieles, regresaron de golpe a la normalidad, nuevamente la furia tintó el semblante de Seonghwa.

— ¡¿Qué haces aquí todavía?! ¡Lárgate! —vociferó el vampiro, tomando fuertemente de la muñeca del castaño, jalando de ella para después empujar al castaño.

Hongjoong cayó sentado al lodoso suelo, asustado, retrocedió velozmente, chocando su espalda con el tronco del árbol. El vampiro se arrepintió nuevamente y cuando intentó disculparse, unos rápidos pasos se escucharon detrás de él, anunciado una no deseada presencia, el vampiro de orbes violetas se hallaba detrás de unos arbustos, sin poder observar al par.
Los ojos de Seonghwa miraron a Hongjoong, de nuevo le dirigió unas palabras, esta vez, cargadas con un sentimiento de súplica.

—Por favor, vete. —Susurró Seonghwa.
Al oír esas palabras, el chico castaño se puso de pie y dedicándole una última mirada de pena al pelinegro, salió corriendo de ahí, en dirección al mercado.

— ¡Seonghwa, ahí estás! —gritó San. — ¡Mierda! ¡¿Estás herido?! —cuestionó asustado el de mechas plateadas, acercándose al de ojos rojizos. Las manos de San se posaron en la espalda y brazos de Seonghwa, observando cómo el pelinegro trataba de quitarse algo de la cara y cuando este le miró, el semblante de San pasó de preocupado a uno avergonzado e incómodo.

—S-Seonghwa… tus colmillos… —Siseó San.

El pelinegro cayó en cuenta de que sus colmillos aún seguían a la vista y tapó su boca, intentó retraerlos, más no pudo, su estómago se revolvió y de pronto se sintió débil, patético y estúpido, cómo pudo se puso de pie y miró a San, quien imitó sus acciones.

— ¿Me dirás qué pasó? ¿Por qué tienes lodo en la cara?—preguntó el de mechas plateadas.

Seonghwa respiró profundamente, cerró sus ojos y trató de calmarse, no quería seguir mostrándole sus colmillos al chico de ojos violetas, sin embargo, al cerrar sus párpados observó nuevamente la escena sucedida minutos atrás, el castaño atacándole, él acorralando al chico y después aquellos ojos mirándole con miedo, abrió sus ojos de golpe y sacudió su cabeza, miró a San y respondió a su pregunta.

—Un humano… me atacó y me sobresalte es todo. —Respondió con honestidad, puesto que lo que dice sucedió en realidad, pero de una forma diferente.

—No te creo, algo más debió pasar para que tus colmillos salieran, por favor, dime la verdad. —Pidió San.

—No miento San, cuando estaba apunto de… —Se interrumpió, pensando mejor sus palabras. —Atraparlo, me atacó con una daga de plata. —Señalo su mejilla cortada. —Estaba actuando tan dócil que me confíe, bajé la guardia y cuando me atacó me asusté. ¿Estás contento? —cuestionó Seonghwa, tajante.

San asintió y bajó la mirada, observando sus pies, siguió recorriendo la mirada por el suelo y observó cómo la marca de unas manos se hallaba plasmada en el lodo, extrañado por aquello, elevó su mirada al pelinegro que se encontraba masajeando su sien, intentando recuperar la compostura, San inquieto, cuestionó.

— ¿Piensas quedarte aquí hasta que— las palabras de San se vieron interrumpidas por la voz de Seonghwa.

—Me quedaré aquí hasta que mis colmillos desaparezcan. —Exclamó Seonghwa, mirando serio al vampiro de ojos violetas, escaneándolo.
 
El de ojos violetas asintió, desviando la mirada y solo observando los alrededores, el pelinegro le miraba inquisitivo, como una madre reprendiendo a su pequeño en espera de que le confiese la travesura que realizó.

— ¿Por qué estás aquí? Creí que se te había indicado permanecer con Changkyun y Christopher. —Habló Seonghwa.

—L-Lo mismo digo, ¿Por qué estás aquí, si se te prohibió ir al bosque? —cuestionó San nervioso.

Seonghwa palideció aún más sí es que le era eso posible, tosiendo un poco, y buscando una excusa que logrará tapar el hecho de que arrastró a un humano con él, sólo para agradecerle el que le haya salvado con anterioridad, el pelinegro respondió tratando de sonar tranquilo.

—Intenté atrapar un humano y le seguí hasta el bosque. Me dio hambre y aproveché, más no contaba con que el humano se defendería, ya te lo dije. —Mintió el pelinegro.

San asintió, y ninguno de los dos dijo más, con el pasar de los minutos Seonghwa estaba comenzando a desesperarse, San solo le observaba apenado, Seonghwa intentó morderse así mismo para hacer desaparecer sus colmillos, inclusive mordió el tronco de un árbol y no obtuvo respuesta, sus colmillos seguían en el mismo lugar.

—Tal vez… deberías tomar algo de sangre para hacerlos desaparecer. —Sugirió San, Seonghwa asintió y ambos se dirigieron en busca de algo de comida para el pelinegro.

Minutos más tarde, Seonghwa se encontraba bebiendo del cuello de un pequeño ciervo que yacía agonizando en el suelo, la sangre subía por su garganta y Seonghwa se sintió lleno, apartó sus labios del cuello del animal y suspiró frustrado, esto estaba tardando demasiado, San se acercó a él.

— ¿Aún no se van? —cuestionó San preocupado.

—Aún no. —Jadeó Seonghwa, pues al intentar limpiarse la sangre, accidentalmente sus dientes rozaron con el dorso de su mano, logrando estremecerlo, los colmillos de los vampiros suelen ser muy sensibles.

Derrotados, ambos decidieron caminar de regreso con el grupo, el pelinegro se encontraba con el ceño fruncido, molesto, mientras que el vampiro de ojos violetas le seguía en total silencio, sin mirar hacia el frente, y no fue cuando chocó con la espalda del más alto, que levantó el rostro sobando su nariz.

— ¿Seonghwa, qué sucede? —cuestionó San.

El nombrado se encontraba estoico, sin emitir palabra alguna, apretando los puños, enterrando su largas uñas en ellos, para momentos después voltear velozmente en dirección al vampiro de mechones plateados.

—Te lo dije una vez, una sola, maldita vez. ¿Y no puedes entenderlo? —habló. — ¡¿Por qué mierda me seguiste?! —gritó Seonghwa furioso, empujándolo hacia el tronco de un árbol.

Ante tan repentino grito, el menor se asustó y comenzó a llorar, encogiéndose en su lugar y mirando con temor al pelinegro, cuyos orbes rojizos, ardían brillantes en ira y desprecio, ocasionando que los ojos violetas se encendieran en temor y fingida inocencia.

— ¿Por qué?... —Emitió en un lastimero susurro el de orbes violetas. — ¿Por qué me odias tanto? —sollozó San.

El ojo izquierdo de Seonghwa tembló, debido a una nueva y ardiente furia colándose en sus adentros. Ese bastardo, ese maldito que tenía delante de él, se atrevió a preguntar el "¿Por qué?”, eso sí que debió haber sido una broma, una jodida broma de muy mal jodido gusto, con todas las fuerzas que tenía, tomó a San por el cuello y vociferando, le ordenó.

— ¡Responde lo que te cuestioné! —exclamó colérico.

San se removía bajo el potente agarre del pelinegro y cómo pudo, respondió. —En… el mercado, t-te ví entrar… a un callejón y te s-seguí… ¡Ahck! —habló dificultosamente, pues conforme más hablaba, el vampiro de ojos rojos más fuerza ejercía en el agarre.

— ¡Oh tú! Eres un— sus propias palabras se vieron cortadas por el mismo, al levantar el cuerpo del chico, y propinarle un puñetazo que le hizo ladear la cabeza.

San jadeó del dolor y miró con sumo terror el rostro ensombrecido de Seonghwa, quién estaba más que listo para obsequiarle un segundo golpe en su mejilla, más una familiar voz para ambos se escuchó detrás de ellos.

— ¡Pero mira qué tenemos aquí! ¡A la pareja preferida de todo el aquelarre! —Exclamó un rubio de ojos turquesas.

Seonghwa inmediatamente al escuchar aquella voz, soltó a San quién cayó al suelo, y se alejó lo más posible, limpiando los restos de lodo que se hallaba sobre su rostro e intentando ocultar sus ojos de las nuevas presencias.

— ¿Acaso interrumpimos su romántica cita en medio del bosque? —cuestionó burlón un pelinegro de orbes azules.

— ¡Christopher, Changkyun! —chilló San sorprendido.

— ¿Qué hacen aquí? —preguntó Seonghwa con voz firme.

—Hemos venido para hacerles guardia y cuidar que no se los coman los humanos, mientras están en su cita. ¡¿Cómo qué qué hacemos aquí?! ¡El señor Mingi les está buscando! ¿En dónde carajos estaban? —Habló Chris, mientras se acercaba a ellos junto con Changkyun, quién amablemente se encargó de poner de pie a San, observando sus orbes violetas brillantes y rápidamente frunciendo el ceño, cuando el vampiro desvío la mirada de la suya y le agradeció, para después hacerse a un lado.

Changkyun extrañado y curioso, miró nuevamente a San, observando cómo este sobaba su mejilla y mantenía la mirada agachada, alzando una ceja, el de orbes azules miró en dirección a Seonghwa, quién se hallaba excusándose con un Christopher que poco o nada le creía, mientras el pelinegro mantenía la mirada en el suelo y ponía una mano sobre su boca, ocultándola disimuladamente.

El pelinegro de orbes azules comprendió la situación, se acercó rápidamente al par que se encontraba casi discutiendo, y apartó bruscamente a Christopher, quién le gritó molesto un "¿Qué te pasa idiota?" Que también, poco o nada le importó, pues estaba decidido a descubrir qué pecado predican aquel clavel colérico y la asustadiza violeta.

Changkyun intentó mirar a Seonghwa directamente, pero este evadía su mirada, por lo que sin importarle la reacción que el contrario pudiera tener, Changkyun apartó el cabello que cubría lo ojos del pelinegro e introdujo uno de sus dedos en la cavidad bucal del chico, haciendo que jadeara de impresión, ya que el dedo rozó el colmillo izquierdo de Seonghwa, su vista y tacto confirmaron sus sospechas.

Algo había pasado entre esos dos.
Seonghwa intentó apartarse, más la mano de Changkyun sobre su mentón se lo impidió, los ojos azules brillaron en un sentimiento que Seonghwa no supo interpretar, intentó zafarse de nuevo pero más fuerza fue ejercida, la batalla entre el ardiente rojo y el vibrante azul eléctrico parecía comenzar, más el toque de una mano en el hombro de Changkyun por parte del rubio, le hizo recuperar la conciencia.

—Changkyun, déjalo. —Pidió Christopher.

El pelinegro de ojos azulados miró amenazante al de ojos rojos, quien no se inmutaba, Changkyun chasqueó la lengua y soltó al chico, Seonghwa se masajeó su mentón y le sostuvo la mirada a Changkyun, este último en lugar de caer en su provocación, desvió la mirada hacia el chico de mechas plateadas, que yacía alejado unos cuántos metros y tenía una mirada de preocupación puesta sobre el vampiro de ojos rojizos.

—Escúchame bien Seonghwa, no sé qué problema tienes con el chico. —dijo Changkyun, mirando a San. —Pero eso no te da el derecho de intimidarlo de esa forma. —Terminó de decir el pelinegro, señalando despectivamente la boca de Seonghwa.

Seonghwa cubrió su boca ante tal insinuación, ofendido, respondió. —Eso no fue lo que pasó. —Dijo el pelinegro, con voz firme.

—¿Y qué fue lo que sucedió entonces? —cuestionó tajante Changkyun, el duelo de miradas entre los orbes rojizos y azules era demasiado tenso, y cuando Seonghwa quiso responder, la voz de San le interrumpió.

—Seonghwa intentaba alimentarse de un humano y este lo atacó por sorpresa, por eso sus colmillos salieron. —Respondió San, mirando con los orbes violetas cristalizados a Changkyun. —Él no me intimidó ni nada… —Habló nuevamente, esta vez con una voz más fina.

— ¿Y cómo justificas el golpe que tienes en la mejilla? —cuestionó Changkyun, mirando a San.

San se tocó la mejilla y desvió la mirada, con voz temblorosa, respondió. —Seonghwa se molestó porque l-lo seguí.

El de mechas plateadas tocó su mejilla y miró al pelinegro de ojos rojizos, quién le miraba fijamente, el de orbes violetas al notar aquellos ojos puestos en él, huyó de su mirada velozmente, comenzando a temblar y sollozar, Changkyun y Christopher al ver aquello se acercaron al chico y trataron de consolarlo, pero este sollozó más alto.

—Eres un monstruo. —Dijo Christopher en dirección a Seonghwa.

Al escuchar aquella palabra, Seonghwa se tensó, había pasado un largo tiempo desde que alguien le había llamado así, una gigantesca ola de emociones se abalanzó sobre él, siendo la ira el detonante. Soltando una risita, irónica, casi sin ganas, respondió.

— ¡Ustedes no saben una mierda! ¡¿Tienen idea del daño que este chico me ha causado?! —gritó furioso, apretando sus puños y enterrando sus colmillos en su lengua.

— ¡¿Qué clase de daño puede hacerte un chico cómo él?! ¿Preocuparse por ti?, ¿Velar por ti?, ¿Acompañarte? —cuestionó enojado Changkyun, quien ya tenía a Seonghwa sujetado por el cuello de la camisa. — ¿Qué le seas importante, es un daño para ti? —cuestionó Changkyun, mirándolo con aquellos ojos azules centelleantes de enfado.

—Él no se preocupa por mi, me mantiene vigilado, no vela por mí, me acosa, no me acompaña, me quiere cerca de él. —Dijo Seonghwa, tomando uno de los brazos de Changkyun y clavando sus uñas en él. —Él es la principal razón por la que soy infeliz y miserable desde hace ya tres siglos. ¿Qué acaso nadie puede verlo? ¡Se está victimizando! —gritó Seonghwa, señalando a San.

Este último, soltó un sollozo mezclado con un grito, comenzando a balbucear cosas cómo "¿Por qué?", "¿Tanto me odias?", "Yo te aprecio", "¿Qué hice?", al escuchar aquello Chris abrazó más fuerte a San, sobando su espalda y susurrándole "Tranquilo", "Calma", "Está bien", al observar aquello la furia cegó a Changkyun y le propinó un fuerte puñetazo a Seonghwa que le hizo caer al suelo.

Seonghwa parpadeó un par de veces, pues aquel golpe le había aturdido bastante, poniéndose de pie se limpió el barro que se impregnó en su rostro, dispuesto a pelear subió las mangas de su camisa, sin vacilaciones se dirigió hacia Changkyun y le regresó el puñetazo.

Prontamente una pelea se desató entre los pelinegros, alaridos de dolor, mordidas, sangre, puñetazos, patadas y de más, era observado por un Christopher que sostenía a San mientras este intentaba zafarse para ir en auxilio del vampiro de ojos rojizos, el chico de mechas plateadas forcejeaba y gritaba para que el rubio le soltase; frases cómo "¡Déjalo!", "¡No le hagas daño!", "¡Por favor paren!", eran emitidas por los finos labios de San, mientras sollozaba fuertemente, y para sorpresa de todos los presentes, una grave voz resonó por todo el bosque.  

Detengánse.  —Ordenó la voz de el señor Mingi.

Los cuatro vampiros se tensaron en su lugar y dejaron de moverse, los ojos de todos los presentes brillaban en la gama propia que les caracterizaba, los vampiros pelinegros que se hallaban sobre el lodo cubiertos de sangre y arañazos miraron asustados a su señor, quien se acercaba a paso firme a la escena, deteniéndose a pocos metros de distancia, detrás del señor se encontraban los demás vampiros integrantes del grupo de caza.

Seonghwa y Changkyun, vengan aquí. —ordenó de nuevo el señor Mingi, mientras les miraba serio.

Los nombrados se pusieron de pie y acataron rápidamente aquella orden, caminando en dirección a su señor y deteniéndose unos cuantos pasos frente a él. El hombre les miraba serio, giró su mirada en dirección a Seonghwa y este tembló al sentir aquellos orbes esmeraldas sobre su persona, el señor Mingi cuestionó.

— ¿Qué pasó aquí? —interrogó el pelirrojo, en dirección a Seonghwa.

—Me molesté porque San me siguió cómo ya se le ha hecho costumbre, golpee su mejilla, Changkyun se molestó por ello y me golpeó también. —Respondió inmediatamente el pelinegro.

— “Cómo ya se le ha hecho costumbre”... —Repitió el señor Mingi. — ¿Eso quiere decir que te sigue con frecuencia? —cuestionó.

—En efecto. —Respondió Seonghwa.

El señor Mingi alzó una ceja y giró la cabeza en dirección a San, quien estaba siendo consolado por un Wooyoung que miraba con orbes amarillos furiosos a Seonghwa, este último mantenía la cabeza agachada, ocultando su rostro. El pelirrojo frunció el ceño y comprendió la situación, miró en dirección a San y vociferó.

San, ven aquí. —Ordenó el señor Mingi.

El nombrado se tensó en su lugar y sus orbes violetas brillantes miraron asustados a su señor, rápidamente acató aquella orden y se colocó al costado izquierdo donde se encontraba el pelinegro de ojos rojizos, quién ante la nueva presencia a su lado, se tensó y cerró sus puños en enojo.

— ¿Es eso cierto San? ¿Has estado siguiendo a Seonghwa? —cuestionó el señor Mingi.

El chico asintió y se encogió en su lugar, temblando ligeramente. El señor Mingi suspiró y apretó el puente de su nariz, “¿Por qué siempre hay problemas cuando se trata de estos dos?” pensó, un poco harto de la molestia que representaba aquel par, analizó un poco las cosas y miró nuevamente a los tres sujetos delante de él, notando que Changkyun, además de estar cubierto de lodo y sangre al igual que Seonghwa, también poseía unas marcas extrañas que el señor reconocía a la perfección. Ahora comprendiendo mejor la situación miró a Seonghwa y le ordenó.

—Seonghwa, levanta el rostro y abre la boca. —Ordenó el señor.

No hubo respuesta.

—Seonghwa, levanta el rostro y abre la boca. No quiero humillarte delante de tus hermanos. —Dijo el señor Mingi, esta vez con un tono más demandante, sin embargo, seguía sin obtener respuesta por parte del pelinegro. —Bien, sí así lo prefieres. —Dijo para después tomar una ligera bocanada de aire y ordenarle escandalosamente. — ¡Levanta el rostro y abre la boca! —ordenó el señor Mingi, logrando que el pelinegro obedeciera, e inclusive, que algunos de los otros vampiros le obedecieran también, asustandose un poco y retomando la postura, la casi docena de orbes brillantes miró con horror y pena al de ojos rojizos.

Los demás vampiros comenzaron a susurrar cosas entre ellos, Seonghwa se sintió cómo la mierda misma, humillado, expuesto y completamente estúpido, utilizó la poca dignidad que le quedaba para tapar su boca y desviar la mirada del rostro de su señor, topándose con los orbes violetas que le miraban sumisos y cristalizados, cubiertos de una capa de inocencia y lástima que le revolvieron el estómago y le causaron nauseas, por lo que recobrando aquel sentimiento de furia, se dirigió hacia su señor.

—Mi señor, usted ha sido testigo del comportamiento de San. Es por eso que le pido— sus palabras se vieron interrumpidas por la palma del señor Mingi que se colocó frente a su rostro.

—No digas más, cumpliré tu petición. Bajo una condición, si alguno de los dos realiza alguna otra acción estúpida pasarán un siglo entero en los calabozos. ¿Entendido? —cuestionó el señor Mingi, obteniendo un asentimiento por parte de los dos.

El hombre retomó su postura y se dirigió al grupo, quienes al ver que su señor se giró en su dirección, guardaron silencio inmediato y se tensaron, esperando obedientemente a que su superior hablara.

—Escuchen todos. Cómo ya es de su conocimiento, la investigación de hoy se llevó a cabo para verificar que el aquelarre no estuviera en riesgo, debido a la posible llegada de un clan  cazavampiros. Dos grupos fueron enviados a buscar algún indicio, sin embargo, nada fue encontrado, por lo tanto queda descartada esa posibilidad. —Varios suspiros de alivio salieron de las bocas de los vampiros, exceptuando a Seonghwa, quien tensó su mandíbula y se dispuso a desmentir la afirmación de su señor, pero algo muy dentro de sí le hizo quedarse callado, el señor Mingi siguió hablando.

—Ahora bien, el hecho de que no se haya encontrado nada, no quiere decir que debamos bajar la guardia, por lo que estableceré tres grupos de patrullaje de tres personas, Seonghwa, tú encabezas el primer grupo, no quiero errores, aliméntate bien y cura tus heridas. —Dijo el señor Mingi, tranquilizando a Seonghwa y señalando su mejilla, el pelinegro llevó su mano a su mejilla donde se hallaba el corte hecho con la daga de plata. —Y en cuanto a tu petición… —Miró al chico de mechas plateadas. —San, te quedarás en la mansión y no saldrás hasta nuevo aviso, todo aquel que le vea salir del recinto deberá informármelo. —Se giró hacia la casi docena de vampiros.

— ¡P-Pero mi señor! —intentó refutar el chico de ojos violetas.

—Es suficiente San. No es la primera vez que tus acciones han puesto en peligro a miembros del aquelarre, ¿Acaso crees que no me enteré de que por tu culpa, el grupo de casa fue atacado durante una cacería y Seonghwa resultó herido?, no repliques y obedece, o te encerraré en el calabozo de una vez. —Habló el hombre, logrando que el chico se tensara en su lugar y bajara la mirada.

El hombre se dirigió hacia el grupo y ordenó la retirada en dirección a la mansión, el grupo obedeció y todos comenzaron a retirarse, Christopher junto con Jooheon se acercaron a un molesto y serio Changkyun que se limpiaba bruscamente los restos de lodo y sangre, mientras tanto, Wooyoung se acercó a San y lo alejó del costado de Seonghwa abrazándolo fuertemente, el pelinegro no ejercía movimiento alguno, solo miraba sin expresión alguna el suelo lodoso, es entonces que pareció despertar de aquel trance y se percató de que ya no había nadie en los alrededores, sólo él y el señor Mingi, quien le miraba con un semblante triste y apenado.

—Seonghwa… —Habló el vampiro de ojos verdes, intentando llamar la atención del pelinegro, el nombrado levantó el rostro.

— ¿Sí… mi señor? —cuestionó el de ojos rojos.

—Sé lo que pasó entre ustedes dos. —Dijo el hombre, acercándose. —Si no quieres que te confundan con un victimario, aprende a controlar tus emociones. Deja de llenar tu corazón con odio y rencor. —Respondió el señor Mingi.

—Pero... ¿Cómo no odiarlo después de lo que hizo?, ¿Siquiera un pecado cómo ese se le puede perdonar? —cuestionó Seonghwa, con el ceño fruncido, dolido.

—No te estoy diciendo que debas concederle tu perdón, ni tampoco que dejes de odiarle. —Dijo el pelirrojo, a lo que el pelinegro ladeó la cabeza confundido, si no era eso lo que su señor insinuaba, entonces… ¿Qué era?

—Entonces, ¿Qué es lo que debería hacer? —cuestionó nuevamente el de ojos rojizos, esperando la respuesta de su señor.

—Debes despejar tu mente y olvidar los malos sentimientos. Odiálo, pero no al mundo que te rodea. Recuérdale, más no vivas en su recuerdo. —Respondió el señor Mingi.

—Suena fácil pero… no sé si pueda hacerlo. —Dijo Seonghwa, con un tono de voz lastimero, casi decaído.

—Nunca dije que lo fuera, sin embargo, vivir con eso dentro de ti no te hará bien. —Dijo el pelirrojo de ojos verdes.

— “Vivir”... —Repitió Seonghwa. —Hace siglos que mi corazón dejó de latir, soy prácticamente inmortal, puedo vivir toda la eternidad y nada cambiará, él seguirá muerto. —Terminó de hablar el pelinegro.

—Eso no es verdad, el corte en tu mejilla y la herida en tu costilla lo demuestran. —Refutó el señor Mingi, pasando un dedo por la mejilla cortada de Seonghwa, sacándole un jadeo de dolor, haciendo al pelirrojo reír.

Seonghwa tocó su mejilla y sonrió ligeramente. —Señor Mingi… gracias. Por tenerme paciencia y no haberme arrancado la cabeza. —Dijo el pelinegro, riendo ante lo último y contagiando a su señor.

—No agradezcas, para mí, cada miembro del grupo de caza es cómo un hijo, y yo cómo padre, veré por ustedes y me encargaré de educarlos lo más que pueda. —Respondió el señor Mingi.

—En ese caso, muchas gracias padre mío. —Respondió Seonghwa, poniéndose de rodillas y golpeando su pecho, imitando la pose de un caballero, para después soltar una risita.

—Oh tú… ¡Ven aquí! —gritó el señor Mingi jalandolo hacia él y rodeando su cuello con un brazo, revolviéndole el cabello, comenzando a caminar mientras traía consigo al pelinegro. —Más te vale deshacerte de esos colmillos para mañana, me incomodan en demasía. —Exclamó su señor soltandolo y colocando su brazo por encima de los hombros de Seonghwa.

—Lo siento. —Se disculpó Seonghwa.

—No te disculpes, sólo, encárgate de ellos, ¿De acuerdo?, quiero que estés concentrado en el patrullaje de mañana. —Dijo el señor Mingi.

Seonghwa asintió y ambos se dispusieron a caminar en dirección hacia la mansión, pues los demás vampiros parecían haberse adelantado unas millas. El pelinegro agradeció tener un señor tan comprensivo, y que a su vez este mismo le tuviera tanta paciencia, un atisbo de culpa se implantó en sus adentros, al recordar que le ocultó a su señor la existencia del clan cazavampiros, sin embargo, se tranquilizó un poco al recordar que aquella opción estaba descartada, puesto que en los patrullajes tarde o temprano se descubriría la existencia del clan, más una pequeña espina de incomodidad quedó enterrada en él.

Ignorando aquello, se concentró en llegar a la mansión. Recordó fugazmente al chico castaño, sin duda alguna lo había arruinado, ¿Cómo le volvería a dirigir nuevamente la palabra, sí casi lo mata por un arranque de ira?, Seonghwa se abofeteó mentalmente por ello, había actuado estúpidamente cómo ya se le estaba volviendo costumbre, pensó en el rostro lleno de temor del chico y de lo mucho que debería temerle ahora, sin duda alguna le debe una disculpa, aunque casi matar a alguien, no es algo que se pueda olvidar con una simple disculpa.

No, eso lo sabía muy bien.

Seonghwa se sintió frustrado y gruñó, el señor Mingi le miró confundido más no dijo nada. El pelinegro había actuado sin pensar, se hizo recordar a sí mismo lo miserable que era, golpeó a uno de sus compañeros y se ganó una humillación delante del grupo, para colmo secuestró y agredió al chico castaño y tiró sus cosas al suelo, pobres flores, pagaron las consecuencias de su espontaneidad.

¡Eso es!, ¡Las flores!, Sí quería disculparse y que sus palabras sonarán sinceras, un presente se veía cómo la mejor opción a los ojos de Seonghwa, por lo que pensó que regalarle unas flores a Hongjoong sería una grandísima idea, pero para su desgracia cayó en cuenta de que no podría simplemente ir a la tienda y comprarlas, pues su capa quedó perdida en suelo luego de que atacó al chico, eso sin contar los pequeñísimos detalles de sus ojos rojizos centelleantes y sus promiscuos colmillos que bajaban hasta sus labios, que asustarían a cualquier humano.

Rápidamente recordó las plantas que el chico dejó caer al suelo y pensó que no perdía nada en revisar sí aún estaban en condición de ser ofrecidas como regalo, dejó de caminar y con ello detuvo a su señor, quien extrañado se apartó y le miró confuso.

—Mi señor, ¿Me daría permiso de ir a revisar algo? —cuestionó Seonghwa, mirando a su señor.

El pelirrojo le miró con una ceja alzada, curioso acerca de lo que el pelinegro haría, más no dijo nada y solo asintió, concediéndole el permiso. —Adelante, puedes ir, pero te quiero en la mansión antes de medianoche, ¿Entendido? —preguntó el señor Mingi, a lo que Seonghwa asintió.

Usando su velocidad antinatural, salió disparado del lugar con dirección al callejón donde acorraló al castaño claro, una vez ahí, observó en el suelo las hermosas flores cubiertas de tierra, aliviado de que aún estuvieran ahí, el vampiro las tomó delicadamente y comenzó a quitarles la tierra que cubría sus delicados y suaves pétalos, colocándolas de nuevo en la maceta donde deberían ir.

Con delicadeza tomó ambas plantas entre sus manos y sonrió, en verdad esperaba que el chico castaño aceptara sus disculpas, ya que de alguna forma, el simple hecho de imaginar al castaño negándose a su persona le causaba un sentimiento extraño el pecho, sentimiento que logró reconocer como temor, temor a ser rechazado por el chico; un escalofrío recorrió su cuerpo, al sentir aquella de tantas emociones que creía olvidadas y enterradas en lo más profundo de su ser, brotar de forma tan natural a causa del chico de ojos mieles.

Dispuesto a saciar su curiosidad y ser perdonado, Seonghwa se dispuso a ir en busca del chico castaño, moviéndose velozmente entre los árboles del —para esos momentos— oscuro bosque, más este se detuvo en seco al recordar un pequeño detalle. No conocía la ubicación del chico, el vampiro mordió su labio ante la frustración de aquel hecho, para acto seguido soltar un jadeo al sentir cómo su colmillo se enterraba en su labio, olvidando la indeseada presencia del par de colmillos que aún portaba y que parecían no querer irse.

Un poco molesto, se resignó a regresar a la mansión, pues faltaba poco para la medianoche, y sí se iba a buscar al chico tardaría demasiado, por lo que prefirió evitar los problemas con su señor, y se puso en marcha. Una vez en el lugar, los pasillos se hallaban desérticos, sin nadie alrededor, Seonghwa apresuró el paso y se colocó delante de la puerta de su habitación, justo cuando tomó la perilla de la puerta, el par de voces conocido por el pelinegro se hizo presente a su espaldas.

—Vaya, ¡Hasta que te dignas a aparecer! —dijo el burlón de Christopher.

—El señor Mingi es demasiado negligente contigo. —Comentó Changkyun, mientras miraba con desprecio al pelinegro de ojos rojos. —Después de que armas un escándalo te deja llegar a la hora que se te da la gana y para colmo, te da permiso para ir a… ¿Recolectar flores? —preguntó el pelinegro, mientras escaneaba a Seonghwa de arriba a abajo, observando las flores que portaba.

Seonghwa no se inmutaba y ni atención les ponía, simplemente entró a su habitación y colocó las flores sobre un mueble, dirigiéndose a su guardarropa para cambiarse ya que las prendas que traía puestas estaban cubiertas de sangre y lodo, los dos vampiros restantes entraron a su habitación y se acomodaron plácidamente.

El pelinegro terminó de cambiarse y se dirigió a Changkyun. —El señor Mingi no es negligente conmigo, simplemente el hecho de obedecer te trae beneficios. —Respondió Seonghwa.

Christopher rio ante la cara de ofendido que puso Changkyun, para después tomarlo de los hombros y sentarlo en la cama antes de que le metiera un puñetazo a Seonghwa en toda la cara.

—También va para ti Christopher. —El rubio borró su sonrisa y frunció el ceño ante las palabras del pelinegro. —Me sorprende que el señor Mingi te haya perdonado tan fácilmente el hecho de que secuestraras a una chica y la mordieras, la pobre tenía familia, un hogar, y tú se lo quitaste, al parecer, no soy el único monstruo por aquí. —Dijo Seonghwa, para después sonreír con sorna, ante el gruñido de enfado que salió de los labios del rubio.

—Para tu información. —Dijo Chris. —La chica me lo pidió, me pidió que la mordiera y que la salvara del infierno que vivía al lado del bastardo de su padre. —Comentó.

— ¿Qué le hacía el padre? —cuestionó confuso Seonghwa.

—La maltrataba y la mantenía encerrada. —Respondió el rubio.

La sorpresa invadió el rostro de Seonghwa, quien movió ligeramente su cabeza, olvidando ese tema y se dedicó a preguntar sobre la estancia de los sujetos en su habitación. —Cambiando de tema. ¿Qué hacen en mi habitación? —cuestionó. —No creo que hayan venido a darme las buenas noches. —Agregó burlón.

— ¿Ya te olvidaste idiota?, ¡Eres el líder del primer equipo de patrullaje!, Y el señor Mingi nos ubicó contigo. —Chilló Christopher, lanzándole una almohada a Seonghwa, haciendo reír a los dos pelinegros, quienes al cruzar miradas dejaron de reír instantáneamente.

— ¿Quiénes forman los dos grupos restantes? —cuestionó Seonghwa.

—El segundo grupo lo conforman Hyunjin, Jiwoo y Jongdae, siendo este último líder, en el tercero están Jooheon, Baekyun y Chaeryeong, siendo ella líder también. —Respondió Changkyun, mirando serio a Seonghwa.

—Antes de que preguntes, sí. Wooyoung está con San, consolandolo después de que lo asustaste imbécil. —Habló Christopher, cruzándose de brazos y mirando con un puchero al peligro de ojos rojos.

Seonghwa asintió, puesto que no iba a preguntar eso ya que no le interesaba en lo más mínimo, pero consideró que saberlo no haría daño, suspiró y se recostó en la cama, Changkyun y Christopher al ver que ya no había asunto alguno que tratar, se levantaron de la cama y se dirigieron a la puerta.

El pelinegro se debatía mentalmente acerca de preguntarles a esos tipos sobre sí sería correcto disculparse de esa forma con el chico castaño, ya que eran lo más cercano a lo que podría denominar cómo "amigos", y ni hablar de preguntarle al señor Mingi, sí se llegara a enterar de que este está curioso por un humano, seguro lo encerraría durante diez siglos en los calabozos. Sin pensarlo más, detuvo al par.

— ¡Chicos, esperen! —gritó Seonghwa, enderezandose en la cama.

El rubio y el pelinegro se miraron extrañados, observaron al vampiro de ojos rojizos, quien apretaba sus labios y les miraba con duda, teniendo una lucha interna, Christopher quería echarse a reír y Changkyun se estaba desesperando, por lo que se dirigió toscamente hacia Seonghwa.

— ¿Sí, Seonghwa? —cuestionó Changkyun, apoyándose en el marco de la puerta, mientras le juzgaba duramente con la mirada.

El pelinegro se acomodó en la cama, quedando sentado frente a los otros dos vampiros, se pasó la lengua por los colmillos, cerró sus ojos y suspiró, tartamudeando dudoso, respondió.

—Sí quisiera disculparme… Y que mis disculpas se escucharán sinceras; una disculpa formal y algunas flores cómo muestra de mi profundo arrepentimiento, ¿Son buena opción? —cuestionó Seonghwa, mientras miraba inquieto al par frente a él.

— ¡¿Le vas a pedir disculpas a San?! —cuestionaron ambos vampiros al unísono, sorprendidos.

Los oídos de Seonghwa fueron aturdidos por los gritos de sus compañeros, este les miró ofendido y quiso negar aquella pregunta, respondiendo que no serían para San, sino que para Hongjoong, sin embargo, cayó en cuenta de que no podía decirles semejante cosa, por lo que optó por decir lo primero que se le ocurrió.

— ¡Por supuesto que no! —dijo ofendido, rápidamente corrigió su tono. —S-Son para el señor Mingi.

Changkyun y Christopher se miraron extrañados, más comprendieron que la actitud del pelinegro de un tiempo para acá, no había sido la adecuada, y aquellas disculpas le harían ganar puntos con el señor Mingi.

—Así te disculpes durante un siglo y le lleves una selva, nunca será suficiente para perdonar tu estupidez. —Espetó Changkyun.

—Lo que Changkyun quiso decir es que sí, es una buena idea. —Dijo Christopher.

—Pero… ¿Y si él no cree que estoy arrepentido de mis actos? —cuestionó Seonghwa, creyendo que el castaño jamás le concedería su perdón.

—Díselo hasta que se lo crea, escribeselo, cantaselo, ¡¿Qué se yo Seonghwa?!, ¡Actúas cómo un chico de dieciséis años! ¡¿A qué edad moriste?! —preguntó el rubio, cambiando de actitud repentinamente.

—A los diecinueve. —Respondió tranquilamente Seonghwa.

Chris y Changkyun se miraron con incredulidad, tal parece que Seonghwa era inmune al sarcasmo, el rubio bufó molesto y Changkyun soltó una risotada para después dirigirse a Seonghwa.

—Solo habla con honestidad, hazle saber que de verdad estás arrepentido y si no funciona, sólo debes arrancarte el corazón y decirle: "Estoy hablando con el corazón" y se lo entregas. —Terminó de hablar el pelinegro de orbes azules, soltando una nueva risotada que contagió al rubio.

Seonghwa volteó sus ojos y bufó, no tenía caso preguntarle a ese par de idiotas que no hacían más que burlarse de él, además, ¿En qué siglo estaban? ¿En el XIV? Los vampiros dejaron de entregar su corazón cómo muestra de absoluta fidelidad y lealtad hace siglos, esos dos sin duda alguna querían tomarle el pelo, ya fastidiado se puso de pie y los sacó de sus habitación.

— ¡Largo de mi habitación! Idiota que nunca ha visto una selva. —Le gritó a Changkyun, señalándole, este hizo caso omiso y siguió riendo.

—Ahora que lo pienso, en la selva no hay flores, idiota. —Le dijo Chris a Changkyun.

— ¿Por qué estás tan seguro de ello, si nunca has visto una? —Cuestionó de regreso Changkyun, mientras era empujado por Seonghwa en dirección a la puerta.

— ¡Por supuesto que las he visto! En libros… —Respondió el vampiro de ojos turquesas.

—No es lo mismo. —Refutó Changkyun.

—Sí lo es. —Contradijo Christopher de nuevo.

—No, no es lo mismo. —Repitió Changkyun.

Y antes de que el par se pusiera a pelear en la habitación de Seonghwa, este logró sacarlos a tiempo del lugar, quedándose sólo, en total y absoluto silencio, nuevamente se dirigió a su cama y se tendió en ella, sonriendo ante la semilla de esperanza que se plantó en sus adentros, al pensar que existía una gran posibilidad de que Hongjoong aceptase sus disculpas.

[…]





















Hola ª

Reviví y traje un nuevo capítulo, me disculpo sí este se sintió cómo "relleno" pero, al chile ya me urgía actualizar.

Otra cosa que quería aclarar, por sí aún no lo comprenden del todo. En este universo, los colmillos de los vampiros suelen estar ocultos la mayoría del tiempo, y sólo salen cuando van a alimentarse, sufren una emoción muy intensa o cuando quieren hacer el frutifantástico. He ahí el motivo de las reacciones tan "dramáticas" por parte de los personajes y también del porque los vampiros se pueden llegar a sentir apenados, incómodos o humillados.

Y con la cuestión de los ojos, estos brillan cuando se experimenta una emoción fuerte, ya sea agradable o no.

¿Pusieron atención a las letras en cursiva?👁️

Probablemente para el próximo capítulo veamos al Seongjoong amigando, no lo sé, por lo pronto me desapareceré otro mes. 🏃‍♂️

Sin más que decir, ¡Gracias por leer!💕✨

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