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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟒

[1]

Diez años después. 

En el hogar de los Igarashi las cosas han cambiado, como suele hacerlo todo con el paso del tiempo. La sucesión del nuevo líder había sido realizada y ahora quien se encontraba día con día en la oficina principal era Tatsuki. 

El entrenamiento diario, los cambios en su dieta y “los gajes del oficio” habían alterado al alfa y no solo físicamente. De aquel joven lánguido lleno de curiosidad no quedaba casi nada. Igarashi Tatsuki seguía destacándose del resto. Alto, con anatomía marcada, cabello ondulado y lenguaje soez. 

Tatsuki mantenía las dos versiones de sí mismo que prometió conservar hasta la tumba. Su apariencia desaliñada y afectuosa —casi bromista— desaparecía una vez entraba en su ambiente laboral. Se mostraba presentable y autoritario para todo aquel que buscara al líder de los Igarashi. 

Su cabello ondulado iba firmemente peinado hacia atrás, pantalones negros, zapatos lustrados, camisa blanca de botones que ocultaba el característico tatuaje de un tigre de bengala en la espalda y gabardina negra cuando el frío lo ameritaba. Su vestuario permanecía impoluto aún cuando se trataba de trabajos sucios. De ser necesario, se desprendía de su abrigo y subía sus mangas para evitar mancharlas. 

Su lengua filosa al hablar no se comparaba en nada con lo rápido de su pensamiento. Tatsuki poseía una audacia innata que lo mantenía en calma. Analizaba el entorno, sus instrucciones y sobre todo sus movimientos. Esa ventaja abismal sobre sus adversarios lo ayudaba a mantener los negocios ilegales fuera de las preocupaciones de su hogar. 

El menor de los Igarashi se había convertido en el sucesor que tanto había idealizado su padre y el mayor se gozaba de ello, su jubilación temprana y la tranquilidad que le daba mantenerse dentro de la seguridad de su hogar no se comparaba con nada. 

[2]

—Está listo. Tráiganme al pequeño Hoshino —ordena con su voz habitual, en ese tono profundo e intimidante que simula ser la voz de mando y resuena por toda la sala de reuniones. 

Los alfas y betas bajo el mando de la familia asienten ante la orden de su líder y se retiran lentamente para organizarse, dejando dentro solo a los hermanos. 

—Pero, Tatsuki, Shin’ichi sigue siendo un niño —habla Mamoru, sentado a un costado suyo. 

—¿No deberías esperar? —cuestiona el mayor de ellos, inquieto desde el otro lado. 

Traer al hijo de los Hoshino no estaba entre los planes recientes estipulados por su padre, pero desde que el menor había tomado el liderazgo todo en el clan estaba siendo modificado. 

—¿Por qué debería esperar, Kenji? —pregunta de vuelta. A sus veinticuatro años Tatsuki resulta mucho más intimidante que en su adolescencia y eso era evidente no solo para desconocidos o poco allegados, sino también para sus hermanos mayores—. Shin’ichi está más que listo para estar a mi lado. 

Ambos alfas lo ven con curiosidad. A este punto no hay nadie más en la habitación que ellos y Tatsuki se permite mostrarles la pantalla de su computador para que vean el registro del entrenamiento del omega en Hokkaido. 

Se trata de un reporte completo de su día a día, de lo que usa o hace. Están sus estadísticas en salud, sus debilidades y fortalezas. Cualquier cosa que quisieran saber del omega estaba justo ahí, al alcance de su mano. Uno de los puntos conclusivos que él había destacado les llama particularmente la atención y los obliga a leer dos veces. 

“Inteligente, habilidoso para el escape y con capacidad de defenderse, pero es incapaz de jalar el gatillo y arrebatar una vida.” 

—¿Cómo pudieron dar por hecho esto? —pregunta Mamoru elevando una ceja. Mientras tanto, Kenji se mantiene en silencio analizando el informe—. ¿Hay algo que nosotros no sabemos de tu futuro marido? 

Tatsuki se mantiene en silencio, mas su mente trabaja veloz debido a la pregunta. 

Apenas cinco años atrás había descubierto un registro en el despacho de su padre con un nombre demasiado evidente: Hoshino Shin’ichi, Hokkaido. Este contenía toda la información personal del omega, así como sus avances y tropiezos durante todos sus años de entrenamiento.  

Ni siquiera se molestó en ocultar que había visto más allá de lo permitido. Ese mismo día exigió ser incluido en el informe, argumentando que, como su futuro omega, tenía igual o más derecho de conocer todos los aspectos de su vida y preparación. Fue así como se enteró de la incapacidad de Shin’ichi para asesinar a alguien y, desde entonces, ha decidido no obligarlo a hacer algo que va en contra de su naturaleza. Tatsuki no necesita que su pareja se ensucie las manos. 

Hacía solo seis meses habían sometido al omega a un examen final, una prueba que él había considerado innecesaria y con la que no estaba de acuerdo. Sin embargo, debido a su estatus como futura pareja del líder resultaba obligatorio y no había forma de evitarlo o interferir en el proceso. 

Permitieron un secuestro real. Su propio padre les proporcionó a sus enemigos la ubicación aproximada del chico y el señor Hoshino consintió la salida de Shin’ichi sin la protección de ninguno de sus guardias. 

—Bajaré las defensas y mandaré a todos nuestros hombres a descansar. Si llega alguien y te captura debes regresar en tres días. —Fue la única indicación de parte del alfa al menor, una vez se encontraban a los límites del valle y antes de que él emprendiera camino. 

Era un plan suicida y —como cuando era un pequeño niño asustado— su padre no iba a hacer nada por él, pero el omega aceptó sin vacilar. Aceptó porque quería demostrar que aún siendo un omega podía salir de cualquier embrollo. 

Tal cual como lo previeron, Shin’ichi fue capturado por uno de los enemigos de los Igarashi a las afueras de Hokkaido. A él solo le tomó un día analizar la situación, un día más para planear adecuadamente la fuga y cerciorarse que nadie estuviera en peligro y otro más para salir. 

Para su suerte, no se trataba de ninguna mafia ni mucho menos un clan demasiado grande. En realidad, eran viejos socios de los Igarashi, personas rencorosas que habían sido sacadas del negocio debido a sus constantes robos de mercancía y armas. Quizás se trataba de los enemigos más débiles, pero Tatsuki prefería que fuera así. 

En el lugar donde lo tenían retenido, Shin’ichi conoció a un humano, un chico algunos años mayor que él por el que sintió una profunda pena al ver su deteriorado estado. Sin dudarlo, el omega decidió salvarlo y, gracias a un plan cuidadosamente elaborado, lograron escapar juntos. 

Una vez estuvieron dentro del valle de Hokkaido, cerca de la tierra perteneciente a su clan, un hombre apareció de la nada dispuesto a atacarlos. Para Shin’ichi hubiera sido fácil sacar el arma que llevaba escondida y dispararle en la cabeza o en el corazón. Sin embargo, algo dentro de él lo detuvo, una sensación nauseabunda ante la idea de arrebatar una vida. 

En su lugar, terminó lastimando al atacante de gravedad en las piernas, lo cual fue presenciado por algunos alfas de su manada que acudían a su rescate. Aunque podrían haber esperado que el hijo del líder Hoshino matase a su agresor, el hecho de que no lo hiciera y prefiriera lastimarlo habló bien del omega ante el resto que desconocía su propósito. 

Tatsuki estaba enterado de todo y, aunque el señor Hoshino mostró disposición para obligar a Shin’ichi a que aceptara su papel y obligaciones, él ya había tomado una decisión y no estaba dispuesto a cambiar de idea. 

Igarashi Tatsuki no estaba dispuesto a esperar ni a permitir que Shin’ichi fuera sometido a más pruebas o entrenamientos para endurecerlo. Él quería que Shin’ichi estuviera a su lado, tal y como era, con sus debilidades y fortalezas, con lo que estaba o no preparado para hacer. 

—Qué falte o no de este informe no es de vital importancia. —Se limita a decir y para sus hermanos es evidente que ha dado por concluido el tema. 

—Aquí dice que vendrán tres personas y no solo una. ¿Shin’ichi viene acompañado? —cuestiona Kenji. 

—Si. Trae consigo a un beta como guardaespaldas, es el hijo de la mano derecha de su padre. Y a un humano —dice mientras observa la fotografía de su futura pareja. 

—¿Un humano? ¿Acaso estás loco? —interviene Mamoru. 

—Quizás —responde encogiéndose de hombros—. Shin’ichi lo rescató en su última misión y el chico no tenía a dónde más ir. Hasta donde sé, asesinaron a toda su familia. 

—Parece que conoces de antemano toda la información de tu pequeña pareja —menciona Kenji, con ese tono bromista de siempre. 

Ante ello, Tatsuki solo sonríe suspicaz.

La imagen es del manhwa que más amo actualmente jeje.
"El cazador quiere vivir tranquilamente".

Gente yo amo mucho a Shin'ichi 🥺
Esta vez trataremos de darle mejor trasfondo a los demás personajes que en la versión fanfic. _Kasumi_Akira_ nuevamente gracias por toda tu ayuda bebé.
Gracias por leer.

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