📚𝗅𝗅 36
Capitulo 36// "Carroñeros"
Harry se giró y miró a sus dos amigos, siluetas en la oscuridad. Hermione la apuntaba a la cara con la varita, en vez de dirigirla contra los intrusos. Hubo un estallido, un destello de luz blanca, y Potter se dobló por la cintura, adolorido y cegado. Al llevarse las manos a la cara, notó que ésta se le hinchaba rápidamente, al mismo tiempo que unos pasos pesados lo rodeaban.
—¡Levántate, idiota!
Unas manos lo arrastraron con rudeza por el suelo y, antes de que pudiera defenderse, alguien le registró los bolsillos y le quitó la varita de endrino. Harry se tapaba la adolorida cara con las manos y la notaba irreconocible al tacto: tensa, hinchada y abultada como si hubiera sufrido alguna virulenta reacción alérgica. Los ojos se le habían reducido a dos rendijas por las que apenas lograba ver, cuando la sacaron a empujones de la tienda, lo único que distinguía era las borrosas siluetas de cuatro o cinco personas que arrastraban también a la fuerza a Ron y Hermione.
—¡Suéltela! —gritó Ron. Y de inmediato se oyó el sonido de un puñetazo; Ron gruñó de dolor y Hermione grito:
—¡No!, ¡Déjenlo! ¡Déjenlo!
—A tu novio le va a pasar algo mucho peor si se mete conmigo—le advirtió aquella voz bronca, horriblemente familiar—Vaya muchacha tan deliciosa... Qué maravilla... Me encanta la piel tan suave...
A Harry se le revolvió el estómago. Había reconocido la voz: era la de Fenrir Greyback, el hombre lobo al que permitían llevar la túnica de los mortífagos a cambio de sus feroces servicios.
—¡Registren la tienda!—ordenó otra voz.
Tiraron a Harry al suelo, boca abajo. Potter oyó un ruido sordo y dedujo que Ron había caído a su lado. Se oyeron pasos y golpes; los hombres registraban la tienda, revolviéndolo todo y volcando las sillas.
—Y ahora, veamos a quién hemos pillado —se regodeó Greyback, y le dio la vuelta a Harry. Una varita mágica le iluminó la cara, y Greyback se carcajeó y bromeó—: Voy a necesitar cerveza de mantequilla para tragarme a este... ¿Qué te ha pasado, parece que un troll te paso por encima? —Harry no contestó—. Te he hecho una pregunta —espetó Greyback, y le dio un golpe en el estómago que le hizo doblarse de dolor.
—Algo me pico mientras dormía—murmuro adolorido.
—¿Cómo te llamas? —gruñó el hombre lobo.
—Vernon—contestó Harry
—¿Y tu nombre de pila?
—Dudley. Vernon Dudley.
—Busca en la lista, Scabior —ordenó Greyback, y se movió para examinar a Ron—. ¿Y tú quién eres, pelirrojo?
—Stan Shunpike.
—¡Y un cuerno! —protestó Scabior—Conocemos a Stan; ha hecho algún que otro trabajito para nosotros.
Se oyó otro puñetazo.
—Me llamo Bardy —balbuceó Ron, y Harry dedujo que tenía la boca ensangrentada—. Bardy Weasley.
—Ajá, ¿Un Weasley? —se sorprendió Greyback—. Entonces, aunque no seas un sangre sucia, estás emparentado con traidores a la sangre. Bien, por último, veamos a la preciosa cautiva... —el gusto con que lo dijo hizo que a Harry se le pusieran los pelos de punta.
—Tranquilo, Greyback —le advirtió Scabior mientras los otros reían.
—No te preocupes, todavía no voy a hincarle el diente. Comprobemos si es más ágil que Barny para recordar su nombre. ¿Cómo te llamas, preciosa?
—Penélope Clearwater —contestó Hermione. Lo dijo con miedo pero sonó convincente.
—¿Qué Estatus de Sangre tienes?
—Sangre mestiza.
—Será fácil comprobarlo —opinó Scabior—Pero los tres parecen tener edad de estar todavía en Hogwarts.
—Nos hemos escapado—soltó Ron.
—¿Que se han escapado, pelirrojo? —masculló Scabior— ¿Para qué, para ir de campamento?, Y no se les ocurrió nada mejor que hacer, para reírse un poco, que utilizar el nombre del Señor Tenebroso, ¿no?
—No nos estábamos riendo—se defendió Ron—Fue un accidente.
—¿Un accidente, pelirrojo?—más risas y burlas—¿Sabes a quiénes les gustaba utilizar el nombre del Señor Tenebroso, Weasley?—gruñó Greyback—A los de la Orden del Fénix. ¿Te suena ha algo?
—No.
—Pues bien, como no le muestran el respeto debido al Señor Tenebroso, hemos prohibido pronunciar su nombre, y de esa forma hemos descubierto a algunos miembros de la Orden. Bien, ya veremos. ¡Atenlos!
Alguien levantó a Harry del suelo tirándole del pelo, lo arrastró un corto trecho, la sentó y la ató de espaldas a otras personas. Potter apenas distinguía nada entre los hinchados párpados. Cuando el que los había atado se apartó de ellos, Harry les susurró a los otros prisioneros:
—¿Alguien conserva mi varita?
—No —respondieron Ron y Hermione, uno a cada lado de el.
—Ha sido culpa mía. He pronunciado el nombre. Lo siento...
—¿Has buscado ya sus nombres en la lista, Scabior?
—Sí. Aquí no aparece ninguna Petunia Dudley.
—Interesante —dijo el hombre lobo—Muy interesante.
Se agachó al lado de Harry, que distinguió, a través de las finísimas rendijas que separaban sus hinchados párpados, una cara cubierta de enmarañado pelo gris, con bigotes, afilados dientes marrones y llagas en las comisuras de la boca. Greyback olía igual que en lo alto de la torre donde murió Dumbledore: a mugre, sudor y sangre.
—Así que no te buscan, ¿Eh, Vernon?, ¿O figuras en esa lista con otro nombre?, ¿En qué casa de Hogwarts estabas?
—En Slytherin—contestó Harry sin vacilar.
—Qué curioso. Todos creen que eso es lo que queremos oír—se burló Scabior desde la oscuridad—Pero nadie es capaz de decirnos dónde está la sala común.
—Se halla en las mazmorras y se entra por la pared—dijo Harry—Está llena de cráneos y cosas así, y como queda debajo del lago, la luz tiene un tono verdoso.
Hubo un súbito silencio.
—Vaya, vaya, parece que esta vez hemos capturado a un verdadero Slytherin —dijo Scabior al fin—Bien hecho, Vernon, porque no hay muchos sangre sucia en esa casa. ¿Quién es tu padre?
—Trabaja en el ministerio —mintió Harry Sabía que la historia que se estaba inventando se derrumbaría a la mínima investigación, pero sólo disponía de tiempo hasta que su cara recuperara el aspecto normal, porque entonces acabaría el juego. Así que añadió—: En el Departamento de Accidentes y Catástrofes en el Mundo de la Magia.
—¿Sabes qué, Greyback?—murmuró Scabior—Me parece que es verdad que ahí trabaja un tal Dudley.
Y quizá hubiera triunfado su mentira si no hubieran encontrado la espada de Gryffindor y la foto de El Profeta donde buscaban también a Hermione, reconociéndola. Por lo que, en cuanto vieron que a quien tenían era a Harry Potter, cambiaron de plan.
Lo llevarían ante el Señor Tenebroso.
Maratón 4/4
NO OLVIDEN VOTAR
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