El lugar era bastante oscuro, pero cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo ver a la perfección el lugar en que se encontraba.

Era un lugar un poco espacioso, las paredes y el piso estaban pintadas de un color gris totalmente deprimente. Había manchas por todo el piso y paredes. Manchas de sangre, y el conocía todas las historias del porque esas manchas estaban allí. No había alguna luz cerca que el pudiera ver y descubrir lo que estaba a su alrededor. El sonido de agua goteando se escuchaba por todo el lugar, se encontraba solo o al menos eso pensaba.

Su garganta se encontraba seca y tenía el cuerpo adolorido, tanto que le hacía recordar cuando su madre lo castigaba por haber fallado, o simplemente por gusto y desagrado.

Se sorprendió al comprobar que estaba encadenado de brazos y piernas con unos viejos grilletes a la pared.

—Merlin. Es como volver al pasado—murmuró, mientras hacía una mueca de dolor al quererse acomodar en el frío suelo.

Bajo la mirada, para descubrir de dónde provenía el dolor. Un poco más abajo de sus costillas había una gran contada, no muy profunda pero parecía doler como el infierno, observó la sangre que aún seguía cayendo de la herida, gran parte del suelo se encontraba bañado en sangre recién fresca. Unos cuantos centímetros más alejado noto un bulto el cual reconoció como un viejo auror, de quién provenía la mayor parte de sangre.

Suspiró adolorido, la cabeza comenzaba a dolerle por la perdida de sangre—¡Maldición!, Desearía nunca haber asistido a la boda de Bill y Fleur...

Una voz chillona y burlona resonó en el lugar—: Querido si no ubieras asistido jamás podrías habernos visto por última vez—solto una risa escandalosa—Conseguiremos traer a Potter gracias a ti, pero mientras tanto me divertire contigo un rato en nombre de la tía Walburga.

—Bella no creo que sea necesario...

—¡Cissy cállate!. —grito asiendo sobresaltar a su hermana—¿Sabes?, La verdad aprecio que Potter se haya sacrificado por ti, por qué si ubieras muerto en su lugar jamás abría podido volver hacer esto...

Sirius miró a Narcissa quien se encontraba mirándolo fijamente.

Lo siento.

Eso fue lo que formularon sus labios sin dejar salir sonido alguno, después dio media vuelta y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

—Siempre lo sientes Narcissa...—murmuro aunque sabía que ya no podría oírlo.

Miro fijamente a Bellatrix quien lo veía con una sonrisa siniestra en su rostro. Levanto su varita en su dirección...

Y la tortura comenzo.

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