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📚𝗅𝗅 21

Capitulo 21// "No..."

—James no.

—James si.

—James no. Fin de la discusión.

—Rubia ya hemos hablado sobre esto, yo lo haré.

—Y yo ya te dije que no dejaré que hagas una estúpidez como esa James, ¿Que harás con Harry?, ¿Que pasará con el?, No puedes hacerlo.

—Si puedo y lo haré.

Alice no pudo objetar nada en ese momento pues Tonks había irrumpido en la habitación.

—Los chicos están en peligro, les tendieron una trampa y entran en el departamento de profecías, ¡Nos necesitan!—dijo Tonks mirándolos con preocupación.

Se levantaron de golpe al escuchar aquello. Rápidamente Alice tomo del brazo a James y a Tonks para aparecerce en el ministerio. Más exactamente en el área donde se encontraba el velo de la muerte. Alice podía reconocerlo había estudiado más acerca de el pero sin embargo jamás había podido saber cómo traer a esa persona de regreso sin necesidad de magia oscura, demasiada magia oscura.

Los mortífagos estaban completamente distraídos con la aparición de los miembros de la Orden, que los acribillaban a hechizos desde arriba mientras descendían por las gradas hacia el fondo. Entre cuerpos que corrían y destellos luminosos, Harry vio que Neville se arrastraba por el suelo, así que esquivó otro haz de luz roja y se tiró a tierra para llegar hasta donde estaba su amigo.

—¿Estás bien?—le gritó mientras un hechizo pasaba rozándoles la cabeza.

—Sí —contestó Neville, e intentó incorporarse.

—¿Y Ron?.

—Creo que está bien. Cuando lo he dejado seguía peleando con el cerebro.

En ese momento, un hechizo dio contra el suelo entre ellos dos, produjo una explosión y dejó un agujero justo donde Neville tenía la mano hasta unos segundos antes. Ambos se alejaron de allí arrastrándose; pero entonces un grueso brazo salió de la nada, agarró a Harry por el cuello y tiró de el elevandolo, Harry apenas tocaba el suelo con las puntas de los pies, le costaba respirar.

—¡Dámela!—le gritó una voz al oído—¡Dame la profecía!.

El hombre le apretaba el cuello con tanta fuerza que Harry no podía respirar. Con los ojos llorosos, vio que Sirius y James se batían con dos mortífagos a unos tres metros, Kingsley peleaba contra dos a la vez; Tonks, que todavía no había llegado al pie de las gradas, le lanzaba hechizos a Bellatrix y a la vez protegía a los chicos. Alice continuaba peleando contra tres mortifagos, nadie se había dado cuenta de que Harry estaba muriendo.

Los ojos se le cerraban y su vista se nublaba.

—¡AAAAHHHH!—oyó de pronto.

Alice le había clavado con todas sus fuerzas una daga al mortífago en una de los agujeros de la máscara. El mortifago soltó a Harry de inmediato y soltó un grito de dolor.

—¡Avada Kedavra!

El mortífago callo tendido en el suelo la máscara se le resbaló por la cara. Dolohov tenía tenía un agujero donde se supone debería estar su ojo estaba repleto en sangre.

—¡Gracias!—le dijo Harry a Alice y rápidamente tiró de él hacia ella, pues Sirius, James y los mortífagos pasaban a su lado dando peleando con sus varitas.

Está vez uno de los hermanos Lestrange levanto la varita.

—¡Accio profe...!—exclamó, pero entonces James surgió de improviso, empujando a Lestrange con el hombro y desplazándolo varios metros.

La esfera había vuelto a resbalar hasta las yemas de los dedos de Harry, pero había conseguido sostenerla. En esos momentos, James y Lestrange peleaban; sus varitas brillaban como espadas, y por sus extremos salían despedidas chispas. Lestrange llevó la varita hacia atrás para repetir aquel movimiento cortante que había empleado contra Harry y Hermione, pero entonces Harry se levantó de un brinco y gritó:

—¡Petrificus totalus!

Una vez más, las piernas y los brazos de Lestrange se juntaron y el mortífago cayó hacia atrás desplomándose en el suelo con un fuerte estruendo.

—¡Bien hecho!—gritó James, le hizo agachar la cabeza al ver que un par de hechizos aturdidores volaban hacia ellos—Ahora quiero que salgas de...

Volvieron a agacharse, pues una luz verde había pasado rozando a James. Harry vio que Tonks se precipitaba desde la mitad de las gradas, y su cuerpo golpeó los bancos de piedra mientras Bellatrix volvía al ataque.

—¡Harry sujeta bien la profecía!. ¡Alice llévate a todos de aquí!.—gritó James, y fue al encuentro de Bellatrix.

Alice asintio y tiró a Harry con ella. Entonces un hombre se abalanzó sobre ellos y ambos se tambalearon hacia atrás.

—¡La profecía!, ¡Dame la profecía, Potter! —gruñó la voz de Lucius Malfoy en su oído, y Harry notó la punta de una varita clavándosele entre las costillas.

Alice hizo rodar la esfera que en ese momento la tenía y Harry giró sobre su espalda, la atrapó y se la sujetó con fuerza contra el pecho. Malfoy apuntó con la varita a Harry pero Alice lo apuntó con la suya por encima del hombro y gritó:

—¡Impedimenta!

Malfoy se separó inmediatamente de Harry y éste se levantó, se dio la vuelta y vio que Malfoy chocaba contra la tarima sobre la que James y Bellatrix se batían en duelo. Malfoy volvió a apuntar con la varita a Harry pero antes de que pudiera tomar aliento para atacar, Alice, de un salto, se había colocado entre Lucius y el.

—¡Harry, recoge a todos y salgan de aquí!

—¡Dumbledore!—exclamó entonces Neville, sudoroso, mirando embelesado por encima del hombro de Harry.

—¿Qué?

—¡DUMBLEDORE!

Harry se volvió y dirigió la vista hacia donde miraba su amigo. Justo encima de ellos, enmarcado por el umbral de la Estancia de los Cerebros, estaba Albus Dumbledore, con la varita en alto, pálido y encolerizado. Harry sintió una especie de descarga eléctrica que recorrió cada partícula de su cuerpo. Dumbledore bajó a toda prisa los escalones pasando junto a Neville y Harry que ya no pensaban en salir de allí.

Dumbledore había llegado al pie de las gradas cuando los mortífagos que estaban más cercase percataron de su presencia y avisaron a gritos a los demás. Uno de ellos intentó huir trepando como un mono por los escalones del lado opuesto a donde se encontraban. Sin embargo, el hechizo de Dumbledore lo hizo retroceder con una facilidad asombrosa, como si lo hubiera pescado con una caña invisible.

Sólo había cuatro personas que seguía luchando; al parecer no se habían dado cuenta de que había llegado Dumbledore. Harry vio que James y Sirius esquivaban la luz roja de Bellatrix y se reían de ella. Alice se encontraba al otro extremo contra Malfoy.

—¡Vamos, tú sabes hacerlo mejor! —le gritó Sirius, y su voz resonó por la enorme y tenebrosa habitación. Alice en ese momento lanzó un Desmaius a Malfoy quien salió contra la otra punta de la habitación.

El segundo hechizo le había dado justo en el pecho. Él no había dejado de reír del todo, pero abrió mucho los ojos, sorprendido. Harry soltó a Neville, aunque sin darse cuenta de que lo hacía. Volvió a bajar por las gradas y sacó su varita al tiempo que Alice también volvía hacia la tarima. Dio la impresión de que Sirius tardaba una eternidad en caer: su cuerpo se curvó describiendo un majestuoso círculo, y en su caída hacia atrás, estaba por atravesar el raído velo que colgaba del arco.

—James, no...—murmuro Alice al saber lo que se aproximaba y tanto temía.

En ese momento, el cuerpo de James Potter, decidido empujo a Sirius librándolo del velo, pero cayendo el en su lugar.

Harry vio la expresión de miedo y sorpresa del consumido rostro de su padre, mientras caía por el arco y desaparecía detrás del velo, que se agitó un momento como si lo hubiera golpeado una fuerte ráfaga de viento y luego quedó como al principio. Entonces Harry deseo, que su padre aparecería al otro lado del arco en cuestión de segundos.

Sin embargo, James no apareció.

—¡PAPA!—gritó Harry—¡PAPA!.

Harry había llegado al fondo delrespirando entrecortadamente. James debía estar tras el velo. Harry iría y lo ayudaría a levantarse. Pero cuando llegó al suelo y corrió hacia la tarima, Alice lo rodeó con los brazos y lo detuvo.

—No puedes hacer nada, Harry...—murmuro la rubia con la voz entrecortada—Lo siento...—Harry luchaba por librarse de la rubia pero sin embargo no lo consiguió. Simplemente se derrumbó en los brazos de la rubia mientras lloraba. Alice tenía un nudo en la garganta ella no lloraba pero está vez no dudo en hacerlo.

Harry había perdido a su padre, lo había recuperado y ahora...lo había perdido, pero está vez para siempre.


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