Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. FINALES Y POSIBILIDADES


›DOS AÑOS DESPUÉS
›SAN FRANCISCO

-La vista, las ventanas, la luz, es la casa de mis sueños. -exclamó Rachel, observando la sala de aquella casa con fascinación tomada de la mano de Jason con fuerza. La casa tenía grandes ventanas, llenando el lugar con la preciada luz solar.

La decoración era un poco escasa pero en su mente, Rachel llenaba los espacios vacíos con colores y fotos suyas junto a Jason, imaginando los nuevos recuerdos que podrían crear ahí.

¿El único problema? La casa era asquerosamente costosa.

Jason sonrió, mirando los cuadros que adornaban las paredes y apretó la mano ajena en respuesta.

-Si, por eso la compré.

-¿La compraste? -preguntó escandalizada, mirándolo con preocupación y un poco alegria- Jason acabas de entrar a la Estación de Bomberos ¿Cómo la has comprado?

El castaño se encogió de hombros, mirandola con complicidad.

-Ya la tenía. ¿Recuerdas la vez en tu departamento que te pregunte como sería la casa en la que te gustaría vivir? -la pelimorada asintió, mirandolo con atención y una pequeña sonrisitae n sus labios- Las ventanas, las cortinas, las pinturas, lo anoté todo e hice un diseño. Por supuesto no sabía si tus gustos habían cambiado o quizás hayas cambiado de opinión.

Las manos de Jason se pasearon distraídamente por el abdomen aún plano de Rachel y su sonrisa se hizo un poco más grande.

-Vamos a tener un bebé en nuestras vidas, Rachel. Quería estar seguro que cuando viniera al mundo todo estuviera listo. No quise meterme mucho en el asunto de la decoración, es cosa tuya pero... Si que he hecho algún retoque en alguna de las habitaciones.

Exclamó lo último con entusiasmo, y sin dejar de repartir suaves toques en el abdomen ajeno.

-Eres una hombre tan considerado, eres muy sensible y muy bueno. -habló Rachel, llevando sus manos hasta el rostro de su futuro esposo. En su mano derecha, un anillo de compromiso plateado y con detalles rojos podía verse.

-La bondad la aprendí de tí, brujita.

-Y yo aprendí de tí a ser fuerte y aún así, sentirme amada. -confesó con una sonrisa, sintiendo como las hormonas de embarazada hacían efecto en ella y sus ojos empezaban a picar- Vaya, me emocione. Con tantas cosas tan bonitas me late el corazón muy rápido y a toda velocidad.

Rió risueña, desplazando sus manos detrás de la nuca ajena. Por su parte, Jason frunció el ceño con preocupación.

-Si quieres podemos ir a ver al médico.

Rachel negó, aún con una sonrisa pintando sus labios- Eres tú quien lo hace latir tan rápido.

No podía concebir que una salida a ver casas se volvería tan diferente a lo que pensó, Jason había tenido todo eso listo desde hacía meses y ella ni siquiera lo sospechaba.

-¿Quieres ver la habitación? Vamos.

Jason guió a su prometida entre los pasillos hasta llegar a la esperada habitación, donde al pasar el umbral de la puerta pudo ver como Rachel sonreía enternecia soltando su mano para llevarla inmediatamente a su vientre, pensando en aquel ser que solo tenía dos meses y a penas se notaba bajo la ropa.

El cuarto color azul pastel tenían varios cuadros distribuidos por las paredes, llenas de pequeños dibujos se animales, iguales a los peluches que se dejaban ver arriba de un gabinete de madera. En el centro de la tierna habitación una cuna con sabanas azules y rosas parecía brillar a los ojos de Rachel.

-Es una preciosidad, Jason... Es perfecto.

Rachel se acercó a la cuna seguida de cerca por Jason, mirandola tomar con cuidado un pequeño sonajero dorado entre sus manos.

-Nadie sabe que estas embarazada pero al menos nuestro bebé sabrá que su habitación esta preparada. -le habló con suavidad, acomodando su propio cabello como un tic nervioso.

-La niña ya lo sabe, Jason. Haz pensado en todo, es muy lindo.

Jason alzó una ceja, con una curiosidad genuina en su mirada verdosa.

-¿Por que piensas que será una niña? Podría ser un niño, o acaso es alguno de aquellos sentidos de súper mamá. -bromeó, sosteniendo el sonajero que Rachel le tendía.

-Solo lo sé. -rebatió, dirigiéndose a una de las dos ventanas de la habitación para mirar aquella ciudad que los había juntado sin querer- Digamos que es instinto.

Sintió los brazos de Jason abrazarla por detrás y como éste le deba un pequeño beso en la coronilla.

-Si quieres, podemos mudarnos aquí en cuanto demos la noticia de tú embarazo, mientras tanto iremos trayendo cosas y preparandola en secreto. -otro beso fue dejado en su cabello que ahora llegaba a la mirada de su espalda- Y luego viviremos aquí muy felices...

(...)

Para cualquiera los meses podrían irse como una tortuosa lentitud, pero para Jason los meses parecían irse volando a una velocidad comparable a la de Flash.

Tan impresionante que al mirar la abultada panza de Rachel y lo presiosa que se veía lo hacía enternecer, pensando en lo rápido que pasaba el tiempo y él no podría detenerlo un poco más para apreciarla hasta el fin de sus dias.

La noticia del embarazo de Rachel había sido una sorpresa para muchos, incluidos entre ellos a Dick que entre lágrimas abrazó a Rachel y a Jason deseándoles toda la suerte en la nueva etapa que ambos habian comenzado. Y después de varios consejos por su parte, la pareja pudo sentirse más tranquila.

Después de todo, dos años antes Richard había dado la alegre noticia de su boda con Kory y meses después, sobre el embarazo de ésta. Siendo la bebé una niña llamada Mary que había nacido con los fuertes poderes de su madre, pero también con el cabello azabache de su padre y un poco de su actitud.

Por su parte, Jason luego de haberse mudado a la nueva casa con Rachel al cumplir el tercer mes de embarazo, se había vuelto un poco posesivo con la chica, ayudándola en cada cosa que necesitará y si en algún momento ella no se sentía lo suficiente cómoda con alguien lo echaba de la casa.

Pero aquello solo había durado varias semanas, aunque había comenzado ahora la sobre protección. Nadie lo culpaba y juzgaba por verlo ir detrás de Rachel como un paqueño polluelo para que no se hiciera daño con alguna cosa, al fin y al cabo era un padre primerizo observando como la pequeña vida que había creado junto a la persona que amaba crecía cada día y el sentimiento de que alguien se lo quitara era impensable.

El tiempo paso y cuando los meses fueron avanzando los síntomas a causa de las hormonas le causaban problemas constantes a Rachel. Como cuando Jason se tardaba demasiado en la Estación de Bomberos, su mente traicionera le hacia pensar en que él se había vuelto a ir, o en otros casos que no la quería.

Cosa que Jason al llegar eliminaba de su mente con mimos y besos.

Y después de tanto tiempo de espera, Rachel empezó con el labor de parto un 17 de abril por la noche.

Jason miraba todo con una nerviosismo latente, pelliscando sus manos de vez en cuando mientras miraba con atención la puerta de donde saldría algún médico que le dijera que todo con su prometida y su bebé estaba bien, después de todo no lo habían dejado entrar a la sala. Algo verdaderamente estúpido por que él era el padre del bebé que iba a nacer.

Trató de tranquilizarse, sentándose al lado de Dick que le sonrió diciéndole que todo estaría bien. Que cuando viera a Rachel junto a su bebé todo nerviosismo se iría por el caño. Eran nervios sin fundamento que acabarian cuando los viera, eso era lo que él decia.

Pero Jason solo sentía que algo no estaba bien, un segundo después negó con la cabeza y dejó que aquel pensamiento se fuera a lo más profundo de su mente.

Algunas horas pasaron, y al fin las puertas blancas se abrieron luego de la media noche dándole paso a un hombre de cabello negro junto a una enfermera, la cual cargaba un pequeño bulto arropado con una manta verde pastel. Jason se levantó de inmediato con una sonrisa que podría sorprender a cualquiera que lo mirará, Dick a su lado también se levantó, con Bruce, Alfred y Tim siguiendo sus pasos.

Damián por otra parte solo miraba todo sin moverse de su sitio en el fondo de la sala.

-¿Ustedes son los familiares de Rachel Roth? -preguntó el doctor con un rostro demasiado serio que Jason por estar tan entusiasmado dejó pasar.

-Yo soy su esposo. -le hizo saber el castaño, mirando de manera intercalada el rostro del doctor y la pequeña cosita que la enfermera llevaba en sus brazos- ¿Rachel esta bien? ¿Puedo verla?

El doctor asintió- La señorita Roth esta bien. Ahora se encuentra descansando en una de las habitaciones del hospital.

-Perfecto. -un suspiro salió de los labios de Jason, un peso invisible que había tenido desde que ingreso al lugar por fin se había desvanecido. Ahora que ya sabía sobre Rachel, necesitaba ver a su bebé- ¿Y el bebé esta bien? ¿Puedo cargarlo? Por favor...

La mano del doctor en su hombro detuvieron las acciones de acercarse a la enfermera, y por un momento pudo divisar la mirada entristecida del hombre de bata blanca. Todos en aquella sala empezaron a sentir el ambiente pesado que se estaba creando, y Damián poniéndole atención a la conversación dejó de estar recostado de la pared y miró con sospecha al doctor, maldiciendo en voz baja luego de darse cuanta de algo sumamente importante.

-Carajo.

-Joven, -el doctor tragó saliva, nervioso. Las miradas de los hombres detrás de Jason parecían dagas y aquello solo hacia más difícil decir la noticia- hicimos todo lo que pudimos, pero la niña nació muerta. Lo siento.

Y el peso que antes cargaba en sus hombros regreso con fuerza, logrando que su sonrisa de desvaneciera y un dolor punzante volviera a su cabeza.

-¿De que demonios habla? Eso no puede... ¡Es un mentiroso! ¡Mi bebé no pudo haber nacido muerta! -el dolor y la fuerza se combinaron, obligándolo a tomar al hombre del cuello de su camisa con brusquedad.

-¡Jason!

El primero en acudir al rescate del pobre doctor fue Dick al ser el más cercano, tomando de los brazos a Jason para que soltara al hombre.

-Suelta al doctor, Jason. Por favor. -ordenó Tim al acercarse, colocándose a un lado.

La rabia no lo dejaba, era tanta que solo quería acabar con alguien y el único cerca con que pagar su dolor era el doctor. Su mente aún le repetía aquellas palabras, y no podía entender como todo en esos meses iba tan bien para que en el momento de la verdad las cosas cayeran en picada, aplastando todos los sueños que había hecho con Rachel por más de nueve meses.

-¿P-Por que...? ¿Esta mierda es una maldición acaso? ¡¿Acaso todo lo que quiero muere?! -cuestionó en un grito, alejándose del hombre para llevar sus manos hasta su cabello. Un sollozo salió de su boca- Quiero a mi hija, entregame a mi bebé.

La exigencia llena de desesperación llegó a oídos de la enfermera que se había alejado por miedo, y tembló al ver la mirada verdosa y asesina que Jason le mandaba. El castaño tomó el pequeño bulto verde en sus brazos al ver como la mujer se lo extendía, temblorosa para después retirarse junto al doctor.

El ambiente en la sala se volvió más y más pesado, inclusive hasta melancólico.

Entre tanto, Jason destapó en rostro de su pequeña niña y otro sollozo salió de sus labios. La piel de su bebé estaba morada al igual que su boquita, sus ojos se mantenían cerrados con unas pestañas preciosas, al igual que su bonita nariz de botón y en su cabeza, una mota de cabello castaño lo hizo sonreír con tristeza.

-Mi pequeña Aura.

Con delicadeza acarició la mejilla de la bebé. Olvidando por un momento que todos lo miraban con tristeza y lastima, preguntandose entre ellos ahora que pasaría.

-Tengo que hacer algo, bebé. No puedo decirle lo que esta pasando a tu mamá -susurra, abriendo la pequeña boquita de la niña con sus dedos para luego deslizar la manta verde de pequeño su cuerpo para colocarla sobre su pecho en la misma posición donde los padres le sacan los gases a sus hijos- Tengo que hacer algo...

Y sin que nadie lo pensara, Jason comenzó a darle suaves palmadas en su espalda desnuda mientras caminaba por la sala siendo seguido por los ojos de los demás. Nadie entendía lo que trataba de hacer, en sus mentes solo miraban a un padre primerizo llorando de alguna manera la pérdida de su hija, pero para Jason era una manera de hacer algo para que su hija despertara.

En su cabeza podía ver las posibilidades. Algún doctor seguramente no se había dado cuenta que solo estaba ahogada y solo necesitaba un empujoncito para respirar, también podría haber pasado que solo necesitaba algo de calor... Eran tanta las posibilidades que había en su cabeza que entre su delirio y desesperación solo rogaba por que fuera alguna de ellas.

Además, tenía que ser alguna de ellas por que no podría soportar el llegar a la habitación de Rachel con las manos vacías.

Necesitaba que alguna posibilidad fuera real.

-Jason, ya basta. -escuchó a Bruce decirle, sus ojos lo miraban acuosos y una sonrisa triste estaba dibujada en sus labios- Tienes que dejarla ir, hay que llevarla para que Rachel la vea un momento antes de...

-No.

-Jason...

-No voy a dejarla, Dick. Mi bebé solo necesita algo de ayuda, ella estará bien, así que déjame. -ordenó, sin dejar su acción.

El rostro de Bruce por un momento se puso serio, y colocó una mano en el hombro desocupado del castaño haciendo que este lo mirara a la cara.

-Jay, por favor...

Y aquello fue la gota que lleno el vaso, la manera delicada y resignada en la que lo dijo solo llevó a Jason a la locura.

-¡No, Bruce! ¡No voy a detenerme hasta que ella reaccione! -explotó, mirándolo con ojos fieros y llenos de lágrimas que se desbordaba por sus ojos- ¡No voy a llegar a la habitación de Rachel a decirle que el pequeño ser que llevó por nueve meses en su vientre murió! ¡No puedo decirle a una madre que su hijo ya no está! ¡¿Acaso vas a decírselo tú?! -lo empujó con su mano libre sin dejar de mirarlo- ¡¿Tienes las bolas para hacerlo?!

-Hijo...

Y entonces, el sonido de un pequeño jadeo se escuchó en su oído, seguido de un estruendoso grito lloroso que interrumpió las palabras de Bruce, y que dejó a Jason helado por un minutos entero.

Una sonrisa temblorosa se extendió en sus labios, y dejó ir todas las lágrimas que había guardado. Llorando junto a su hija.

Veinte minutos después, la puerta de una habitación blanca se abrió dejando pasar al castaño con algunas marcas de lágrimas en su rostro y una pequeña cosita envuelta en su manta verde que se movía inquieta, buscando una posición comoda para dormir y algo de comer.

Jason arrulló a Aura con tranquilidad en sus brazos, sentandose en una silla a un lado de la camilla en donde Rachel descansaba cómodamente, abriendo los ojos con pesadez un segundo después al escuchar el ruido que la bebé hacia por algo de comida.

-¿Jason?

-Aquí estoy, Rachel. -besó su frente, haciéndola sonreír- Vine con una visita. Dile "Hola" a mamá, Aura.

Rachel al escuchar aquel nombre abrió los ojos por completo, sintiéndose emocionada de repente y llevando sus manos hasta su vientre que aún permanecía algo abultado, pero sin aquella criaturita que Jason llevaba en brazos y que le pasó con manos temblorosas hasta su pecho en donde lo acunó con los ojos aguados.

-Me haz hecho el padre más feliz del mundo, amor. Lo has hecho muy bien.

Rachel lo miró por un momento con una sonrisa en sus labios. Y Jason a su lado le devolvió la mirada, hasta observar a la bebé que había logrado abrir sus ojos oscuros que con el tiempo se aclararían y revelarían su verdadero color. Por un minuto pensó seriamente las cosas, suponiendo que al final, realmente no hay final. Solo nuevos comienzos.

FIN

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro